TIEMPO DE ADVIENTO – CICLO A

DOMINGO I

LUNES I

MARTES I

MIÉRCOLES I

SAN ANDRÉS, APÓSTOL (F)

JUEVES I

VIERNES I

SÁBADO I

TIEMPO DE ADVIENTO – CICLO A

DOMINGO I

¡Estén prevenidos, la salvación está cerca!

PRIMERA LECTURA    

Lectura del libro del profeta Isaías         2, 1-5

Palabra que Isaías, hijo de Amós, recibió en una visión, acerca de Judá y de Jerusalén:

Sucederá al fin de los tiempos que la montaña de la Casa del Señor será afianzada sobre la cumbre de las montañas y se elevará por encima de las colinas. Todas las naciones afluirán hacia ella y acudirán pueblos numerosos, que dirán:

«Vengan, subamos a la montaña del Señor, a la Casa del Dios de Jacob! El nos instruirá en sus caminos y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la Ley, y de Jerusalén, la palabra del Señor.

El será juez entre las naciones y árbitro de pueblos numerosos. Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra. Ven, casa de Jacob, y caminemos a la luz del Señor!

Palabra de Dios.

SALMO    Sal 121, 1-2. 4-5. 6-7. 8.9 (R.: cf. 1)

R.  Vamos con alegría a la Casa del Señor.

Qué alegría cuando me dijeron:

«Vamos a la Casa del Señor»!

Nuestros pies ya están pisando

tus umbrales, Jerusalén. 

Allí suben las tribus,

las tribus del Señor

-según es norma en Israel-

para celebrar el nombre del Señor.

Porque allí está el trono de la justicia,

el trono de la casa de David. 

Auguren la paz a Jerusalén:

«vivan seguros los que te aman!

haya paz en tus muros

y seguridad en tus palacios!» 

Por amor a mis hermanos y amigos,

diré: «La paz esté contigo.»

Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios,

buscaré tu felicidad.  R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Roma     13, 11-14a

Ustedes saben en qué tiempo vivimos y que ya es hora de despertarse, porque la salvación está ahora más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está muy avanzada y se acerca el día. Abandonemos las obras propias de la noche y vistámonos con la armadura de la luz. Como en pleno día, procedamos dignamente: basta de excesos en la comida y en la bebida, basta de lujuria y libertinaje, no más peleas ni envidias. Por el contrario, revístanse del Señor Jesucristo.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo         24, 37-44

En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos:   

Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se

casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada.

Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.

Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • La primera lectura, tomada del profeta Isaías, nos presenta la imagen del monte del Señor, la montaña santa que Dios se eligió en la tierra de Judá, sobre la cual se alza hasta el día de hoy Jerusalén, y se alzaba hasta hace unos 2000 años el templo de los judíos. Isaías vaticina un destino glorioso para Sión, el de convertirse en el centro del mundo y de la historia, de donde fluya sobre el mundo la Palabra y la ley justa y liberadora del Señor. Anuncia además una era de paz universal expresada con las imágenes de las espadas convertidas en arados y las lanzas en podaderas.

***

  • San Pablo nos advierte: «la salvación está más cerca que cuando empezamos a creer», y «el día está encima»: no es la noche la que nos amenaza, sino el día que va a venir y que sería una pena que no lo aprovecháramos en toda su luz. Lo que se anuncia no es amenaza, sino promesa. Es un don que se nos ofrece, por eso es urgente la llamada a despabilarse.

***

  • Este domingo nos recuerda el horizonte último de la historia, que se identifica con la venida del Hijo del Hombre. Ahí se inscribe nuestra vida y se subraya la importancia de lo que está en juego. De aquí la recomendación a velar. El mensaje central del Adviento es que Dios ama a nuestro mundo y ha cumplido sus promesas superando las esperanzas humanas. Jesucristo, con su vida, muerte y resurrección ya ha traído la plenitud de la vida en Dios a los hombres y esto provoca nuestra fidelidad.
  • Este mensaje lleva a dos actitudes: la esperanza y la vigilancia. La esperanza es desear provocando, desear algo tan apasionadamente que me entrego a la realización de eso que espero.
  • Dios en Jesucristo es la raíz de la verdadera esperanza humana. Cuando todo se hunde, Él sigue fiel. La esperanza cristiana es segura: Dios siempre hace posible nuestra vida de amor y de paz. No sabemos qué pasará mañana o con qué mundo se encontrarán nuestros hijos, o cómo encararemos problemas terribles e insolubles. Nosotros creemos que Dios sigue siendo fiel; hoy, mañana y siempre. Dios nos ha prometido el Reino como una tarea, una misión, un quehacer apasionante. La esperanza cristiana es la respuesta a la promesa de Dios.
  • Para que la esperanza se mantenga viva necesitamos estar preparados. La vigilancia es la toma de conciencia, la salida de nosotros mismos, de nuestro egoísmo, para mirar a los demás. La vigilancia no es estar en una espera pasiva pendientes del que va a venir por el horizonte sin atender al que viene y aparece cada día en el centro mismo de nuestro presente. Es estar alerta, despierto y activo en las «obras de la luz».
  • En el horizonte del adviento, que es el anuncio de la segunda venida para consumar el reino de Dios, se hace imprescindible la vigilancia para interpretar las señales y decidir nuestro camino, nuestro compromiso, lo que podemos y tenemos que hacer para facilitar el reinado de Dios, que es justicia y amor y paz para todos. La vigilancia tiene que ser como los ojos de nuestra esperanza.
  • La llamada a la vigilancia significa vivir sin demasiadas seguridades, constatar nuestras debilidades y equivocaciones, arrepentirnos y volver a empezar. Es la manera de estar atentos a la presencia viva, amorosa, exigente de Dios en cada momento de nuestra vida.
  • El cristiano vela no porque tenga miedo a la llegada del «Señor». Sino porque quiere que el Señor, cuando se presente -y siempre será de improviso- lo encuentre comprometido en la construcción de una ciudad terrena más justa, fraterna, habitable.
  • Esta esperanza de lo que parece imposible, del reino de Dios, no anula nuestras legítimas esperanzas, las pequeñas esperanzas de cada día, sino que las convierte en señales que van marcando el camino de nuestro éxodo de la esclavitud hacia el reino de la libertad, hacia la casa del Padre.
  • La venida última tendrá lugar al final de los días. Mientras tanto a nosotros nos interesa especialmente la venida de Dios a la vida ordinaria, a ésa que nos recuerda el Evangelio de hoy al aludir a Noé, a los dos hombres que están en el campo y a las dos mujeres que muelen o al ladrón nocturno. Dios siempre viene como salvación del hombre.
  • Adviento es tiempo de vigilar escuchando la Palabra y caminando a la luz del Señor; leyendo en profundidad los acontecimientos; penetrando en el misterio de la persona y de la historia, bajo la acción del Espíritu que pone en marcha nuestra esperanza, que es la esperanza del mundo. Vigilar es creer; es comprometerse; es sobre todo y siempre, esperar.
  • Adviento: tiempo de esperanza, de salvación. Hora de estar atentos y de mirar al futuro con  la certeza de que el Señor cumple sus promesas y que por eso tiene sentido nuestro  caminar construyendo el reino.

PARA DISCERNIR

  • ¿Dónde tengo puesta mi esperanza?
  • ¿Somos conscientes de la fuerza del mensaje de Jesús?
  • ¿Estamos despiertos o nos encontramos dormidos?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Ven señor Jesús

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Vigilancia esperanzada
«En medio de la oscuridad no puedes distinguir al amigo del enemigo. No distinguimos de noche los metales preciosos de las meras piedras. Del mismo modo, el avaro y el licencioso no distinguen la verdad y el valor de la virtud.

«Así como el que camina de noche va muerto de miedo, de igual modo los pecadores andan continuamente atormentados por el miedo de perder sus bienes y por el remordimiento de su conciencia.

«Ea, pues, dejemos una vida tan penosa. Ya sabéis que después de tantas calamidades viene la muerte… Creen los pecadores ser ricos, y no lo son. Creen vivir entre delicias, y no gozan de ellas… Nosotros vivamos sobrios y vigilantes, como quiere Cristo. “Andemos decentemente y como de día” (Rom 13,13).

Abramos las puertas para que aquella Luz nos ilumine con sus rayos y gocemos siempre de la benignidad de nuestro Señor Jesucristo»

San Juan Crisóstomo  – Comentario al Evang. Juan, hom. 5.

PARA REZAR

Estar despiertos significa

acompañar a Jesús de Nazaret en su duro camino

hacia Jerusalén, hacia la cruz.
Estar despiertos, estar despabilados

es no dor­mirse en los laureles cuando nos dicen

y se empeñan en hacer­nos creer que todo va bien.

Estar despiertos equivale a no poner límite al amor;

a no dejar que nos distraigan de nuestro objetivo como cristianos,

a estar siempre atentos para descubrir y luchar

contra lo que impide la fraternidad

y apoyar con todas nuestras fuerzas lo que la favorece.

Estar despiertos es jugarse el tiempo

por todo lo que pueda contribuir a la felicidad de los hombres,

especialmente de aquellos que viven más lejos de la alegría.

Estar despiertos, estar despabilados,

es moverse, mante­nerse ocupados en realizar el bien común,

aunque, por mover­nos, no salgamos en la foto.

Estar despiertos es ponerse a trabajar sin descanso

para que el viejo ideal de Isaías,

englobado dentro de la propuesta de Jesús,

se vaya haciendo realidad… 


LUNES I

Señor no soy digno

Lectura del libro del profeta Isaías           4, 2-6

Aquel día, el germen del Señor será la hermosura y la gloria de los sobrevivientes de Israel, y el fruto del país será su orgullo y su ornato. Entonces, el resto de Sión, los sobrevivientes de Jerusalén, serán llamados santos: todos ellos estarán inscritos para la vida, en Jerusalén.

Cuando el Señor lave la suciedad de las hijas de Sión y limpie a Jerusalén de la sangre derramada en ella, con el soplo abrasador del juicio, él creará sobre toda la extensión del monte, Sión y en su asamblea, una nube de humo durante el día, y la claridad de un fuego llameante durante la noche. Porque la gloria del Señor, en lo más alto de todo, será un reparo y una choza, para dar sombra contra el calor durante el día, y servir de abrigo y refugio contra la tempestad y la lluvia.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 121, 1-2. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: cf. 1)

R.        Vamos con alegría a la Casa del Señor.

Qué alegría cuando me dijeron:

«¡Vamos a la Casa del Señor»!

Nuestros pies ya están pisando

tus umbrales, Jerusalén.  R.

Allí suben las tribus,

las tribus del Señor

-según es norma en Israel-

para celebrar el nombre del Señor.

Porque allí está el trono de la justicia,

el trono de la casa de David.  R.

Auguren la paz a Jerusalén:

¡haya paz en tus muros

y seguridad en tus palacios!»  R.

Por amor a mis hermanos y amigos,

diré: «La paz esté contigo.»

Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios,

buscaré tu felicidad.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   8, 5-11

Al entrar en Cafarnaún, se le acercó un centurión, rogándole: «Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente.» Jesús le dijo: «Yo mismo iré a curarlo.»

Pero el centurión respondió: «Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: «Ve», él va, y a otro: «Ven», él viene; y cuando digo a mi sirviente: «Tienes que hacer esto», él lo hace.»

Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: «Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe. Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Isaías es consciente que no todos en Israel han sido fieles a Dios, por eso dedica estas líneas al «resto», al pequeño grupo de fieles que no se ha desviado de las leyes de Yahvé.
  • Isaías denuncia los pecados del pueblo, y de un modo especial de la dirigencia que lleva a la nación a la ruina, y lo llevará al destierro a Babilonia. Así como cayó Samaria, también caerá Judá.
  • La desgracia es interpretada como intervención de Dios, una intervención justa desde la concepción de la Alianza.
  • El Mesías será la gloria de los supervivientes de Israel y es presentado como «un fruto de la tierra», no es un «algo extraño» caído del cielo; es más bien el fruto de una lenta y larga germinación. Todo un pueblo lo ha preparado y esperado. La gloria del futuro rey sólo se revelará al pequeño grupo de los que habrán escapado del desastre, al pequeño resto de los supervivientes.
  • Luego habla de la presencia protectora de Dios sobre el monte Sión, prefiguración de la alegría eterna de los elegidos. 

***

  • El Evangelio nos cuenta la curación del criado de un centurión, un pagano, oficial del ejército romano que ocupaba y oprimía el territorio de Israel,  una persona que no pertenecía a la comunidad judía; lo que nos hace pensar en este sueño de Dios: “que todo hombre se salve”. Sueño que exige una respuesta radical desde la fe.
  • El hombre que se dirige a Jesús es alguien que pertenecía a la estructura de poder y de dominio; pero que muestra unas cualidades humanas admirables y especialmente una fe que merece el elogio de Jesús. El Señor viene para invitar a todos los seres humanos, de cualquier clase y condición, a asumir el camino de salvación que es la realización en el hoy y el aquí de su Reinado.
  • Cada milagro que Jesús hace es un signo eficaz de que Dios está irrumpiendo en el mundo. El Mesías que  invocamos es el de los pobres y de la paz; Mesías para el hombre que ha experimentado como este centurión romano la precariedad del orgullo y de la suficiencia. La única exigencia para vivir la salvación que trae es la fe; la respuesta llena de esperanza y entusiasmo para recibir la oferta salvadora de Jesús.
  • El adviento es un tiempo de fe, de adhesión incondicional a la palabra viva de Jesús, de humilde expectativa de su venida a nosotros, sabiendo que para nada somos dignos de su visita.
  • Un tiempo de oración intensa y confiada como la del centurión, pidiendo a Cristo que venga a curar la enfermedad que nos impide ponernos a servir a los hermanos.

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué Mesías espero?
  • ¿Dónde se apoyan mis esperanzas?
  • ¿Quiero soñar junto con Dios?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Creo en Ti, Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

“Cuando el Hijo vino a los suyos, éstos no le recibieron. El «patriotismo» del  pueblo elegido debería consistir en la fe en Dios y su Palabra, y, por lo tanto, en su nueva Palabra. Pero el Verbo encarnado no encontró esa fe. Aquel pueblo había regulado, desde hacía mucho, su propia relación con Dios, pensando que no había que cambiar nada. Le parecía que su alianza con Dios era una razón para no dejarle acercarse más, y que su obediencia de antaño le dispensaba ahora de escucharle más de cerca lo que Dios quería decirle.

El Hijo no encontró ya fe en el pueblo que creía en el Padre, porque era ya demasiado «creyente». Sin embargo, encontró esta fe en un centurión de los ejércitos paganos que ocupaban el país. El que todo lo sabe desde siempre se admiró. Durante toda su vida esta admiración permaneció en el corazón del Hijo del hombre y también la conmoción respecto a muchos que parecen estar fuera y están dentro, y otros que, nacidos ciudadanos del Reino, serán arrojados a las tinieblas exteriores. Y es que la fe sin condiciones con frecuencia brota más fácilmente del corazón de los «no creyentes» que del corazón de aquellos creyentes ortodoxos de toda la vida, y el cielo encuentra la penitencia sincera más en los pecadores que en los que piensan que no necesitan penitencia.”

K. Rahner, La fe que la tierra ama, Friburgo 51971

PARA REZAR

Señor, yo te bendigo

Señor, yo te bendigo, porque me diste

un corazón sensible y un espíritu triste,

porque me estás haciendo amar el bien y la belleza

y siento que tu mano se posa en mi cabeza.

Señor, yo te bendigo porque en mis horas

angustiadas y algunas veces doloridas,

en oraciones florecerán mis heridas

y en ternura la soledad de mis auroras.

Porque es tan bello sentir el alma llena

de una enorme piedad por cada pena,

y olvidarse un instante de sí mismo,

y dar a los demás lo que nos queda,

de esperanza, de amor y de optimismo.

Eloy Rodríguez Castañeda

MARTES I

Felices los ojos que ven lo que ustedes ven

Lectura del libro del profeta Isaías           11, 1-10

En aquel día, saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces. Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor -y lo inspirará el temor del Señor- .

El no juzgará según las apariencias ni decidirá por lo que oiga decir: juzgará con justicia a los débiles y decidirá con rectitud para los pobres del país; herirá al violento con la vara de su boca y con el soplo de sus labios hará morir al malvado. La justicia ceñirá su cintura y la fidelidad ceñirá sus caderas.

El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá; la vaca y la osa vivirán en compañía, sus crías se recostarán juntas, y el león comerá paja lo mismo que el buey.

El niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en la cueva de la víbora, meterá la mano el niño apenas destetado. No se hará daño ni estragos en toda mi Montaña santa, porque el conocimiento del Señor llenará la tierra como las aguas cubren el mar.

Aquel día, la raíz de Jesé se erigirá como emblema para los pueblos: las naciones la buscarán y la gloria será su morada.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 71, 1-2. 7-8. 12-13. 17 (R.: cf. 7)

R.        Que en sus días florezca la justicia y abunde la paz eternamente.

Concede, Señor, tu justicia al rey

y tu rectitud al descendiente de reyes,

para que gobierne a tu pueblo con justicia

y a tus pobres con rectitud.  R.

Que en sus días florezca la justicia

y abunde la paz, mientras dure la luna;

que domine de un mar hasta el otro,

y desde el Río hasta los confines de la tierra.  R.

Porque él librará al pobre que suplica

y al humilde que está desamparado.

Tendrá compasión del débil y del pobre,

y salvará la vida de los indigentes.  R.

Que perdure su nombre para siempre

y su linaje permanezca como el sol;

Que él sea la bendición de todos los pueblos

y todas las naciones lo proclamen feliz.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   10, 21-24

En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo:

«Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.» Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos:

« ¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • La paz es uno de los bienes más grandes, constantemente implorados en el Antiguo Testamento. La verdadera paz llegará a la tierra recién con la venida del Mesías. Isaías, un profeta de la corte y amante de la dinastía davídica, esperaba al rey Mesías del linaje de David. Y esperaba que el reinado de este descendiente sea en verdad un reinado de fidelidad a la Ley de Dios.
  • La imagen del tronco y del renuevo le sirve a Isaías, para anunciar que, a pesar de que el pueblo de Israel parece un tronco seco y sin futuro, Dios le va a infundir vida y de él va a brotar un retoño que traerá a todos la salvación.
  • Jesé era el padre del rey David. Por tanto el «tronco de Jesé» hace referencia a la familia y descendencia de David, que será la que va a alegrarse de este nuevo brote. La «raíz de Jesé» se erguirá como enseña y bandera para todos los pueblos.
  • Esta página del profeta fue siempre interpretada como un anuncio de los planes salvadores de Dios para los tiempos mesiánicos aunque la profecía no se dispara hacia un «más allá» celestial. El profeta espera que en verdad un rey reine de esta manera.
  • Y el modo de reinar y de impartir la justicia ha de ser a favor de los pobres.
  • El Espíritu de Dios reposará sobre el Mesías y lo colmará de sus dones. Por eso su juicio será siempre justo, doblegará a los violentos y en su tiempo reinará la paz.
  • La salvación que Jesús viene a traer recuperará el orden querido por Dios en la creación, en donde ni los animales, ni los hombres se causarán daño entre sí. Esa paz será garantizada por la experiencia de Dios y por la justicia con los pobres.

*** 

  • Jesús se estremece de júbilo en el Espíritu por lo que ha sido revelado a los pobres y sencillos. Y lo hace utilizando una fórmula de bendición que es familiar a los judíos. A lo largo del día los judíos piadosos eran invitados a dar gracias a Dios por todo diciéndole: » Bendito Tú eres por…» Este es un tipo de plegaria que Jesús hacía a menudo.
  • En este momento su acción de gracias surge de la contemplación del trabajo que el Padre está haciendo en el corazón de los hombres. En una sociedad, hija del poder y de la sabiduría de los grandes, no era normal que los sencillos, los ignorantes, los sin poder, los que experimentaban todo tipo de pobreza, tuvieran una participación activa. Los fuertes y poderosos les quitaban todo protagonismo, los anulaban y los convertían en vasallos pasivos. Era peligroso que los pobres y sencillos tuvieran iniciativa o participación en las decisiones, porque eso se traduciría, tarde o temprano, en conciencia crítica, en autonomía, en rebelión, en búsqueda de justicia.
  • Por eso, cuando Jesús ve actuar a los que hasta ese momento habían sido dejados de lado, su corazón rompe en alegría incontenible. Si a partir de la aceptación de la Palabra de vida, el miedo de los excluidos se transforma en valentía, la exclusión en inclusión, la marginación en participación activa, hay esperanzas de un mundo nuevo.
  • Jesús en su modo de anunciar el Reino abrió un camino nuevo para el conocimiento de Dios. Ya no será por los caminos de la ciencia o de la sabiduría humana,  sino por los caminos de la sencillez y la humildad que podremos abrirnos al don de Dios y alegrarnos de su salvación. El conocimiento de Dios pasará por una práctica de la justicia, según el Evangelio, que lleva a una existencia más solidaria, fraterna, de entrega, comunicación, comunión con otros, y  destronamiento de toda clase de egoísmos que dominen al hombre y la creación.
  • Esta nueva sabiduría, los prudentes, los sabios, los autoritarios, los autosuficientes no la necesitan. En cambio, para los pobres, una palabra de consuelo, una mano tendida, son más valorados que muchos tratados de paz. Saben descubrir lo aparentemente invisible, porque están habituados a vivir de lo esencial. Éste será el camino de Jesús y el nuestro. Su misión pasará por el aparente fracaso y sólo algunos pocos serán fieles.
  • Esta nueva sabiduría que viene de un corazón pobre, acepta que la acción de Dios está mediada por la vida e historia de una persona concreta que es Jesús, el que venía de Galilea y murió en Jerusalén. «Nadie sabe quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo».
  • Conocimiento del Padre por la familiaridad y el amor. La verdadera felicidad del discípulo será participar en esta familiaridad que lo hace vivir con gozo y certeza la presencia de la salvación. Y esta es la esperanza. Para vivirla se necesita pequeñez y pobreza. Dejar que el espíritu se pose en nosotros para ser contados entre aquellos que son dichosos por ver lo que ven. Comienza así el tiempo tan esperado de la paz verdadera.
  • Celebrar el Adviento no es otra cosa que dejarnos modelar interiormente por la presencia del Espíritu, crear espacio en nuestra vida para que podamos recibir sus dones de sabiduría, de discernimiento y fortaleza… todos ellos necesarios para descubrir los senderos por donde El quiere que camine nuestra Iglesia en este tiempo.

PARA DISCERNIR

  • ¿Siento que Jesús alaba a Dios por mi fe?
  • ¿Conozco a Dios por el amor?
  • ¿Experimento la felicidad de la fe?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Hazme sencillo, alegre, y agradecido Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…”No nos lamentemos demasiado fácilmente de la falta de tiempo para leer y no la hagamos responsable de un estado espiritual imputable con frecuencia a nuestra falta de decisión (la decisión de llevar las cosas a la práctica). Volvamos asiduamente al evangelio, a cualquier libro sólido, y tratemos de asimilarlo para vivirlo. No dejemos que se vaya agrandando la fisura entre verdad buscada y meditada y el llevar a la práctica sus exigencias. Es preciso exponer nuestra vida a la luz del Espíritu de Jesús, esforzándonos por practicar el sermón de la montaña, el discurso de la última Cena, el Vía Crucis, las parábolas de la oración y de la fe, y sobre todo el mandamiento del amor: ahí encontraremos la verdadera ciencia de Cristo, la que poseían los apóstoles.

Cualquier momento del día se nos brinda como algo único e irrepetible; por eso, los que no se han abandonado suficientemente al Espíritu y dependen de modo muy rígido de un ideal moral especulativo, no llegan a la santidad perfecta, viva, en consonancia con las exigencias de la vida. Su santidad es artificial, rígida, careciendo del impulso y espontaneidad del amor; son incapaces de un acto de locura en la pobreza, en el amor al prójimo; no viven el Evangelio del Salvador (…). La lectura de una biografía o de los escritos de los santos, con frecuencia es más eficaz para una auténtica vida espiritual que la lectura de libros doctrinales. Velad constantemente por mantener un gran equilibrio en vuestra vida, para conservarla siempre en la sencillez del momento presente y para llevar a la práctica el Evangelio”…

R. Voillaume, Come foro, Turín s.f.

PARA REZAR

Derrama

Ven Señor Jesús, renuevo de Jesé,

derrama en nosotros el espíritu que nos guíe

para buscar la sabiduría que nos ayude a vivir bien

y lograr la felicidad que no pasa.

Ven Señor Jesús y derrama sobre nosotros tu espíritu

para que podamos comprender nuestra historia

como plan de Dios Padre.

Ven Señor Jesús y derrama el espíritu de consejo y valentía

para poder decidir la vida en cada acontecimiento.

Ven Señor Jesús y derrama en nosotros el espíritu de conocimiento

para sentirte cercano y conocer los secretos de tu corazón.

Ven Señor Jesús y derrama sobre nosotros el espíritu de temor del Señor

para que el centro de nuestros pensamientos,

deseos y proyectos sea la voluntad del Padre.

Ven Señor Jesús y derrama sobre nosotros el espíritu

con el que revelas el rostro del Padre a los pequeños y a  los pobres

y que sintamos el gozo de haber sido elegidos para ser de los tuyos.

MIÉRCOLES I

SAN ANDRÉS, APÓSTOL (F)

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron

Lectura de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Roma    10, 9-18

Hermanos:

Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado. Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación. Así lo afirma la Escritura: El que cree en él, no quedará confundido.

Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan. Ya que todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.

Pero, ¿cómo invocarlo sin creer en él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de él? ¿Y cómo oír hablar de él, si nadie lo predica? ¿Y quiénes predicarán, si no se los envía? Como dice la Escritura: ¡Qué hermosos son los pasos de los que anuncian buenas noticias!

Pero no todos aceptan la Buena Noticia. Así lo dice Isaías: Señor, ¿quién creyó en nuestra predicación? La fe, por lo tanto, nace de la predicación y la predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo.

Yo me pregunto: ¿Acaso no la han oído? Sí, por supuesto: Por toda la tierra se extiende su voz y sus palabras llegan hasta los confines del mundo.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 18, 2-3. 4-5 (R.: 5a)

R.        Resuena su eco por toda la tierra.

El cielo proclama la gloria de Dios

y el firmamento anuncia la obra de sus manos;

un día transmite al otro este mensaje

y las noches se van dando la noticia.  R.

Sin hablar, sin pronunciar palabras,

sin que se escuche su voz,

resuena su eco por toda la tierra

y su lenguaje, hasta los confines del mundo.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   4, 18-22

Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres.»

Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.

Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca de Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.

Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Celebramos hoy la fiesta de Andrés apóstol. Humilde pescador de Galilea, deja sus redes para ser pescador de hombres. Es también el discípulo de Juan Bautista, que apenas descubre a Jesús y después de un breve diálogo, se va con Él y se queda todo el día. Este encuentro es tan importante para él, que se acuerda hasta de la hora: «eran más o menos las 4 de la tarde». Andrés llama a su hermano Simón Pedro y confiesa a Jesús como Mesías.
  • En el cuarto evangelio, encontramos una nueva noticia de Andrés; en el capítulo 12 aparece con Felipe haciendo de “mediador” entre Jesús y unos griegos que querían hablar con Él. De aquí podemos concluir que Andrés era un judío helenista, es decir, que hablaba el griego, cosa muy frecuente entre los habitantes de Galilea, particularmente entre los de las ciudades costeras del lago. El mismo Juan nos cuenta que Andrés era de Betsaida, pero probablemente se había trasladado a Cafarnaún con su hermano Simón “llamado Pedro”.
  • Teniendo en cuenta que era un helenista, entendemos el papel que desempeñó en la tarea evangelizadora entre los gentiles y paganos de habla griega; aunque la tradición cristiana no nos ofrece datos sobre la actividad del apóstol.
  • Hoy nos encontramos con la narración de su vocación al discipulado a la luz de Mateo. Igual que para Marcos, el llamado de los cuatro primeros discípulos, entre ellos Andrés, está precedida de la actividad evangelizadora de Jesús. No aparece ningún tipo de signo por parte de Jesús antes de comenzar a formar su grupo de seguidores. Jesús por una parte comienza con el anuncio y la realización del reino, y por la otra, comienza  el proceso de discipulado de sus seguidores.
  • Una vez conformado el grupo de quienes serán testigos; el evangelio comienza a contarnos la actividad de Jesús tanto en palabras como en obras. En la cotidianidad de la vida, junto al maestro, el discípulo va aprendiendo  y al mismo  tiempo  se va configurando con el maestro, para ser testigo y continuador de su obra.
  • La llamada de Andrés, y de sus compañeros, se inscribe en el orden de dar vida a la humanidad y renovar la creación. Compartiendo el proyecto misionero de Jesús desde el camino del discipulado encuentran su lugar, su vocación y la fuerza para llevarla a cabo. Gracias a los discípulos, el Reino se hace presente en la vida de los hombres y se lleva a plenitud la misión profética de Jesús. El futuro de Dios se anticipa y se hace presente en medio de la existencia humana y a través de hombres como nosotros.

PARA DISCERNIR

  • ¿Descubro el llamado del Señor a anunciar su reino?
  • ¿Cuáles son las redes que tengo que dejar?
  • ¿Experimento la necesidad de estar con el Señor compartiendo su vida?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Te sigo Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

San Andrés sigue a Cristo hasta en su muerte

Una tradición… narra la muerte de Andrés en Patras, donde sufre el suplicio de la crucifixión. Pero en este momento supremo, de manera análoga a su hermano Pedro, pide ser puesto en una cruz diferente a la de Jesús. En su caso se trata de una cruz en forma decusada, es decir con el palo transversal inclinado, que por eso se la nombra «cruz de san Andrés».

Según una vieja narración, parece que el apóstol habría dicho en esta ocasión: «Salve, oh cruz, inaugurada con el cuerpo de Cristo y llegada a ser ornamento de sus miembros, como si se tratara de piedras preciosas. Antes que el Señor subiera a ti, inspirabas un temor terrestre. Ahora, por el contrario, dotada de un amor celeste, eres recibida como un don. Los creyentes saben, respecto a ti, qué gozo posees, qué regalos tienes preparados. También yo, seguro y lleno de gozo, vengo a ti para que, tú también, me recibas exultante como a aquel que de ti fue suspendido… Oh cruz bienaventurada, que has sido revestida con la majestad y belleza de los miembros del Señor… Tómame y llévame lejos de los hombres y devuélveme a mi Maestro para que, por mediación tuya, me reciba el que me rescató. Salve, oh cruz, sí, en verdad, salve!»

Como se ve hay aquí una espiritualidad cristiana muy profunda que ve en la cruz, no precisamente un instrumento de tortura sino más bien el medio incomparable de una plena asimilación al Redentor, al grano de trigo caído en tierra (Jn 12,24). De ahí debemos aprender una lección muy importante: nuestras cruces tienen valor si son consideradas y acogidas como una parte de la cruz de Cristo, si son un reflejo de su luz. Es solamente por esta cruz que nuestros sufrimientos quedan ennoblecidos y adquieren su verdadero sentido.

Comentario del Evangelio por  el Papa Benedicto XVI – Audiencia general del 14/06/06

PARA REZAR

Oración del misionero

Señor, cuando nos mandas a sembrar,

rebosan nuestras manos de riquezas;

tu palabra nos llena de alegría

cuando la echamos a tierra abierta.

Señor, cuando nos mandas a sembrar,

sentimos en el alma la pobreza:

lanzamos la semilla que nos diste

y esperamos inciertos la cosecha.

Y nos parece que es perder el tiempo,

este sembrar en insegura espera.

Y nos parece que es muy poco el grano

para la inmensidad de nuestras tierras.

Y nos aplasta la desproporción

de tu mandato frente a nuestras fuerzas,

pero la fe, nos hace comprender,

que estás a nuestro lado en la tarea.

Y avanzamos sembrando por la noche

y por la niebla matinal. Profetas

pobres, pero confiados en que Tú

nos usas como humildes herramientas.

Gloria a ti, Padre Bueno, que nos diste

a tu Verbo, semilla verdadera,

y por la gracia de tu Santo Espíritu

la siembras con nosotros en la Iglesia.

Hno. Fermín Gainza

JUEVES I

Edificar sobre Cristo

Lectura del libro del profeta Isaías           26, 1-6

Aquel día, se entonará este canto en el país de Judá:

Tenemos una ciudad fuerte, el Señor le ha puesto como salvaguardia muros y antemuros. Abran las puertas, para que entre una nación justa, que se mantiene fiel. Su carácter es firme, y tú la conservas en paz, porque ella confía en ti.

Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una Roca eterna. El doblegó a los que habitaban en la altura, en la ciudad inaccesible; la humilló hasta la tierra, le hizo tocar el polvo. Ella es pisoteada por los pies del pobre, por las pisadas de los débiles.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 117, 1 y 8-9. 19-21. 25-27a (R.: 26a)

R.        ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!

¡Den gracias al Señor, porque es bueno,

porque es eterno su amor!

Es mejor refugiarse en el Señor

que fiarse de los hombres;

es mejor refugiarse en el Señor

que fiarse de los poderosos.  R.

«Abran las puertas de la justicia

y entraré para dar gracias al Señor.»

«Esta es la puerta del Señor:

sólo los justos entran por ella.»

Yo te doy gracias porque me escuchaste

y fuiste mi salvación.  R.

Sálvanos, Señor, asegúranos la prosperidad.

¡Bendito el que viene en nombre del Señor!

Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor:

el Señor es Dios, y él nos ilumina.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   7, 21. 24-27

Jesús dijo a sus discípulos:

«No son los que me dicen: «Señor, Señor», los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.

Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.

Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • En Palestina y en todo el cercano oriente las rocas, que en realidad son alturas rocosas, tienen un gran valor: sirven como defensa, refugio del sol o de la lluvia, lugar de vigilancia para detectar los posibles enemigos. Una ciudad nunca se construye en un valle, pues caería fácilmente en manos de los enemigos.
  • Tener una ciudad fuerte, asentada sobre roca, inexpugnable para el enemigo, era una de las condiciones más importantes para sentirse seguros. Sus murallas, torres, y sus puertas bien custodiadas, eran garantía de paz y de victoria. Jerusalén era considerada inexpugnable porque estaba admirablemente situada sobre un espolón rocoso, lugar muy estratégico para la defensa.
  • Esta imagen le sirve al profeta para anunciar que la verdadera seguridad de una ciudad no procede de sus medios humanos de defensa, sino de su apoyo en Dios. Dios es la roca verdadera.

***

  • En el evangelio de hoy encontramos una cierta continuidad con el fragmento de Isaías. En los dos pasajes, la roca, aparece como símbolo de seguridad.
  • Jesús, con la parábola del hombre sabio, que edifica su casa sobre roca firme y el necio que la edifica sobre arena movedizas, contrapone a los que han escuchado sus palabras y han hecho de éstas el verdadero fundamento para construir su vida; y por eso pueden sostenerse a pesar de los ataques, de las persecuciones y las dificultades; y aquellos cuyas vidas se han derrumbado, porque se han contentado sólo con oír la Palabra y decir ¡Señor, Señor! 
  • Nuestra vida de fe se va construyendo, en torno a la esperanza cierta, de llegar a nuestra plenitud en Cristo Jesús y entrar en el Reino de Dios. Por eso no basta con tener a Jesús en la boca, ni basta con cumplir lo mandado. Tomar en serio el camino de la fe, que nos convierte en verdaderos discípulos, implica buscar al Señor, para que descubriendo su voluntad en su Palabra y en su ejemplo, podamos vivir como hijos del Reino.
  • La experiencia de construir el reino viviendo el mensaje de las bienaventuranzas, es la roca firme donde los discípulos de Jesús, tenemos que edificar nuestra vida como personas y como cristianos. El Señor se acerca a nosotros, no sólo para que nos alegremos con Él, sino para que vivamos en una auténtica amistad y compromiso, de tal forma que toda nuestra vida se edifique en Él; y podamos ser en el mundo, un verdadero reflejo del amor que Dios nos ha manifestado por medio de su Hijo.
  • La imagen de la roca en este día de Adviento nos interpela, para que en la construcción de nuestro proyecto de vida o de comunidad, no nos fiemos sólo de nuestras propias fuerzas y capacidades, o en la firmeza de algunas instituciones, o en estructuras o doctrinas, sino en Dios, que en su Palabra escuchada y aceptada como criterio de vida, es el único fundamento que no falla y da solidez a lo que intentamos construir.

PARA DISCERNIR

  • ¿Cómo estamos construyendo el edificio de nuestra vida?
  • ¿Construimos para algunos años, o construimos para siempre?
  • ¿Construimos desde la fachada, o desde las bases?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Se mi roca firme, Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Vendrá a nosotros la Palabra de Dios

…“Sabemos de una triple venida del Señor. Además de la primera y de la última, hay una venida intermedia. Aquellas son visibles, pero ésta no. En la primera, el Señor se manifestó en la tierra y convivió con los hombres, cuando, como atestigua él mismo, lo vieron y lo odiaron. En la última, todos verán la salvación de Dios y mirarán al que traspasaron. La intermedia, en cambio, es oculta, y en ella sólo los elegidos ven al Señor en lo más íntimo de sí mismos, y así sus almas se salvan. De manera que, en la primera venida, el Señor vino en carne y debilidad; en esta segunda, en espíritu y poder; y, en la última, en gloria y majestad.

Esta venida intermedia es como una senda por la que se pasa de la primera a la última: en la primera, Cristo fue nuestra redención; en la última, aparecerá como nuestra vida; en ésta, es nuestro descanso y nuestro consuelo.

Y para que nadie piense que es pura invención lo que estamos diciendo de esta venida intermedia, oídle a él mismo: El que me ama —nos dice— guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él. He leído en otra parte: El que teme a Dios obrará el bien; pero pienso que se dice algo más del que ama, porque éste guardará su palabra. ¿Y dónde va a guardarla? En el corazón, sin duda alguna, como dice el profeta: En mi corazón escondo tus consignas, así no pecaré contra ti.

Así es cómo has de cumplir la palabra de Dios, porque son dichosos los que la cumplen. Es como si la palabra de Dios tuviera que pasar a las entrañas de tu alma, a tus afectos y a tu conducta. Haz del bien tu comida, y tu alma disfrutará con este alimento sustancioso. Y no te olvides de comer tu pan, no sea que tu corazón se vuelva árido: por el contrario, que tu alma rebose completamente satisfecha.

Si es así como guardas la palabra de Dios, no cabe duda que ella te guardará a ti. El Hijo vendrá a ti en compañía del Padre, vendrá el gran Profeta, que renovará Jerusalén, el que lo hace todo nuevo. Tal será la eficacia de esta venida, que nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del hombre celestial. Y así como el viejo Adán se difundió por toda la humanidad y ocupó al hombre entero, así es ahora preciso que Cristo lo posea todo, porque él lo creó todo, lo redimió todo, y lo glorificará todo”…

San Bernardo, abad – Sermón 5 en el Adviento del Señor.

PARA REZAR

Ven Señor

Ven Señor Jesús y ayúdame

a construir mi vida en tus palabras,

roca que no vacila.

Ven Señor Jesús y perdona mi obstinación

en poner mis cimientos lejos de Ti.

Ven Señor Jesús y dame la valentía

 para ser y no aparentar.

Ven Señor Jesús y construye en mí

desde tu amor una nueva casa,

espacio de tu misericordia

y remanso para el dolor de mis hermanos.

VIERNES I

¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!

Lectura del libro del profeta Isaías           29, 17-24

Así habla el Señor:

¿No falta poco, muy poco tiempo, para que Líbano se vuelva un vergel y el vergel parezca un bosque?

Aquel día, los sordos oirán las palabras del libro, y verán los ojos de los ciegos, libres de tinieblas y oscuridad. Los humildes de alegrarán más y más en el Señor y los más indigentes se regocijarán en el Santo de Israel. Porque se acabarán los tiranos, desaparecerá el insolente, y serán extirpados los que acechan para hacer el mal, los que con una palabra hacen condenar a un hombre, los que tienden trampas al que actúa en un juicio, y porque sí no más perjudican al justo.

Por eso, así habla el Señor, el Dios de la casa de Jacob, el que rescató a Abraham:

En adelante, Jacob no se avergonzará ni se pondrá pálido su rostro. Porque, al ver lo que hago en medio de él, proclamarán que mi Nombre es santo, proclamarán santo al Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel. Los espíritus extraviados llegarán a entender y los recalcitrantes aceptarán la enseñanza.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 26, 1. 4. 13-14 (R.: 1a)

R.        El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación,

¿a quién temeré?

El Señor es el baluarte de mi vida,

¿ante quién temblaré?  R.

Una sola cosa he pedido al Señor,

y esto es lo que quiero:

vivir en la Casa del Señor

todos los días de mi vida,

para gozar de la dulzura del Señor

y contemplar su Templo.  R.

Yo creo que contemplaré la bondad del Señor

en la tierra de los vivientes.

Espera en el Señor y sé fuerte;

ten valor y espera en el Señor.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   9, 27-31

Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: «Ten piedad de         nosotros, Hijo de David.»

Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron, y él les preguntó:

« ¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?»

Ellos le respondieron: «Sí, Señor.»

Jesús les tocó los ojos, diciendo: «Que suceda como ustedes han creído.»

Y se les abrieron sus ojos.

Entonces Jesús los conminó: « ¡Cuidado! Que nadie lo sepa.»

Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR 

  • El pueblo de Israel, sometido al imperio de turno sabe que en su tierra fue ciego y fue sordo. Sabe que en cierta forma él mismo es responsable del mal que ahora padece. Pero el profeta no hace tanto énfasis en el castigo, sino en el anuncio esperanzador de un tiempo nuevo: “los que sufren volverán a alegrarse en el Señor, los pobres gozarán con el Dios Santo de Israel”.
  • El profeta Isaías había presentado en el texto anterior al que escuchamos, un oráculo contra los que quieren edificar su vida sin tener en cuenta a Yahvé. Pero, a pesar de esto, no todo está perdido. El profeta vislumbra como cercana la salvación total. Esta salvación está ya presente en el corazón de los que esperan aunque no aparezca en el orden externo.
  • Cuando los profetas en medio de la cultura palestina, hablan de vergeles y de bosques, lo hacen desde un contexto en el que lo normal es la sequedad, el calor, la infertilidad; situaciones, que el pueblo judío por sí mismo no podía solucionar. Por eso, cuando el Profeta Isaías dice que el Líbano está a punto de convertirse en un vergel, y el vergel en un bosque, expresa la presencia de Dios, el Día del Señor. Y esto se completa con la imagen de los sordos que oyen, los ciegos que ven, los oprimidos que se alegran y los pobres que se gozan en el Dios de Israel.
  • El cambio de situación que vaticina el profeta incluye además el castigo de quienes han oprimido y maltratado al pueblo: desaparecerán los agresores, los descreídos, los injustos con el pobre y el inocente.
  • En el texto de la liturgia de hoy aparece la esperanza de la acción reparadora de Dios, que comprende toda la creación: el desierto será un vergel, y el vergel será un bosque frondoso; pero sobre todo, el nuevo orden toca al hombre de manera definitiva: el tirano desaparecerá, reinará la paz, la justicia y la salud.
  • Cuando triunfe el Mesías, cuando llegue su Reino y todo sea transformado y el mundo redimido, no podrá existir el mal en ningún sentido. Tanto el mal cósmico como el humano habrán desaparecido. Todos escucharán y todos verán porque todos vivirán pendientes de la palabra de Yahvé y de su voluntad salvadora.

***

  • Dos ciegos siguen a Jesús pidiéndole que los cure. Lo llaman llenos de fe y de esperanza. La petición de estos dos hombres incluye una confesión de fe; al llamar a Jesús “hijo de David”, lo reconocen como el descendiente de David que tenía que venir, portador del cumplimiento de las promesas mesiánicas.
  • La enfermedad quebranta, por eso los milagros de curación física tienen una fuerza particular: no sólo se trata del bien de la salud sino que devuelven la «firmeza» al decaído y derrumbado. El Dios que se muestra capaz de vencer  la enfermedad es el Dios que se revela capaz de devolver vigor y firmeza a la obra que Él mismo ha creado.
  • El evangelista muestra que Jesús no los curó inmediatamente, que esperó llegar a la casa a la que se dirigía y que además los interrogó sobre su fe. La fe y no sólo el simple contacto de la mano de Jesús es lo que cura a los ciegos. “¿Crees que puedo hacer eso por ti?”. La fe que es confianza incondicional de que el bien vence al mal, de que Dios es más grande que cualquier mal o enfermedad.
  • Todo esto quiere decir que se hacen realidad las palabras de Isaías escuchadas por boca del profeta. La transformación anunciada toma cuerpo en el Mesías que da la vista a los ciegos. La vida marcada por el pecado propio o el de los otros  lleva a una visión desenfocada de nosotros mismos, de los otros y de la realidad toda. La Buena Noticia abre los ojos para ver la  ceguera en la que estamos y la necesidad que tenemos de ser curados y salvados.
  • Hace falta reconocerse necesitado, abrir el corazón, para ver cómo la pobreza es capacidad para ser enriquecidos, la ceguera posibilidad de una nueva luz. Jesucristo abre los ojos a los ciegos. Es el final de la esclavitud y el comienzo de la liberación. Jesucristo devuelve a cada hombre la dignidad. Basta que un hombre lo acepte y alce la cabeza, para que lo que esclaviza  quede derrotado perdiendo su fuerza para degradarlo.
  • Jesucristo explica y entrega al mundo en cada curación, en cada milagro, que Él hace nuevas todas las cosas. Basta un pequeño gesto de amor para que el egoísmo y la maldad sean vencidos.
  • Igual que los ciegos que rápidamente divulgan la noticia por toda la comarca, el seguidor de Jesús, tocado por la misericordia y el amor del Señor no puede callar la proclamación de las maravillas que realiza Dios entre sus hijos. Este tiempo de adviento puede ser una gran oportunidad para nosotros como personas y como comunidades para examinar si nuestro camino de fe sigue estos pasos.

PARA DISCERNIR

  • ¿Dónde están puestas mis esperanzas?
  • ¿Pido a Dios desde mi pobreza?
  • ¿Encuentro en Jesús el cumplimiento de mis anhelos más profundos?

PARA REZAR

Ven Señor Jesús

Ven Señor Jesús, luz que viene de lo alto

y no permitas que las tinieblas tomen nuestro corazón.

Ven Señor Jesús, luz que no se apaga

y abre con la gracia de tu Espíritu nuestros ojos.

Ven Señor Jesús, luz venida a nuestro mundo

y sana nuestras cegueras y oscuridades.

Ven Señor Jesús, luz resplandeciente

y renueva nuestra mirada para tener tus mismos ojos

y reconocer la obra de Dios.

SÁBADO I

Se compadeció de nuestras debilidades

Lectura del libro del profeta Isaías           30, 19-21. 23-36

Así habla el Señor:

Sí, pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén, ya no tendrás que llorar: él se apiadará de ti al oír tu clamor; apenas te escuche, te responderá.

Cuando el Señor les haya dado el pan de la angustia y el agua de la aflicción, aquel que te instruye no se ocultará más, sino que verás a tu maestro con tus propios ojos. Tus oídos escucharán detrás de ti una palabra: «Este es el camino, síganlo, aunque se hayan desviado a la derecha o a la izquierda.»

El Señor te dará lluvia para la semilla que siembres en el suelo, y el pan que produzca el terreno será rico y sustancioso.

Aquel día, tu ganado pacerá en extensas praderas. Los bueyes y los asnos que trabajen el suelo comerán forraje bien sazonado, aventado con el bieldo y la horquilla.

En todo monte elevado y en toda colina alta, habrá arroyos y corrientes de agua, el día de la gran masacre, cuando se derrumben las torres. Entonces, la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol será siete veces más intensa -como la luz de siete días- el día en que el Señor vende la herida de su pueblo y sane las llagas de los golpes que le infligió.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 146, 1-2. 3-4. 5-6

R.        Felices los que esperan en el Señor.

¡Qué bueno es cantar a nuestro Dios,

qué agradable y merecida es su alabanza!

El Señor reconstruye a Jerusalén

y congrega a los dispersos de Israel.  R.

Sana a los que están afligidos

y les venda las heridas.

El cuenta el número de las estrellas

y llama a cada una por su nombre.  R.

Nuestro Señor es grande y poderoso,

su inteligencia no tiene medida.

El Señor eleva a los oprimidos

y humilla a los malvados hasta el polvo.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 35-10, 1. 5a. 6-8

Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos:

«La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.»

Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia.

A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones:

«Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Las palabras esperanzadoras de Isaías han de leerse en el contexto dramático que viven los habitantes de Jerusalén viendo acercarse a su puerta la amenaza asiria. Los ejércitos de la época arrasan las ciudades y matan a todos los habitantes, a excepción de los más fuertes que son deportados.
  • El profeta enseña al pueblo que tiene que creer y confiar en el Señor simplemente porque éste es bueno y llama hacia él: creer en Dios significa experimentar que es fiel. Después de tantas infidelidades de Israel a la alianza, el profeta les recuerda que, la confianza firme en el amor misericordioso de Dios y el encuentro constante con su amor, que lo perdona y asume su fracaso constantemente, son la única esperanza y la única certeza en las que se puede abandonar el creyente; toda la iniciativa viene de Él. El hombre solamente puede recoger el don de su amor.
  • Isaías evoca una felicidad paradisíaca, un futuro reino mesiánico del que todo mal habrá desaparecido. El anuncio de esperanza que se apoya en la fidelidad de Dios que no defrauda, se cumple en Cristo Jesús.

***

  • El Dios que sana corazones destrozados, el Cristo que se apiada de los que sufren, es quien hoy nos invita a nosotros a tener y a repartir esperanza en una humanidad que sigue hambrienta, desorientada, desilusionada. La llamada del Adviento, el anuncio de la venida de Jesús a nuestra historia, viene dirigida a nosotros. Viene a enjugar nuestras lágrimas y a vendar nuestras heridas con ternura.
  • Jesús no sólo muestra compasión, sino que es la compasión de Dios que se ha hecho presente en el mundo y en la historia. Su actitud humana revela a los hombres el corazón de Dios volcado hacia los hombres, un corazón que por la gracia estamos invitados a reproducir. Un corazón invitado a  dejarse hablar por la realidad, un corazón que sabe compartir y hacer propias las angustias y esperanzas de los hombres para dar creativamente respuestas.
  • El trabajo del discípulo queda perfectamente delineado por el mismo Jesús: proclamar el reino, y al mismo tiempo hacerlo manifiesto a través de las obras: curar enfermos, resucitar muertos, purificar leprosos y expulsar demonios. Realizar esto y no otra cosa, es la misión del discípulo.
  • El pedido al Padre, que envíe operarios a la mies, es la oración que ya ha sido escuchada en el don de la venida de Jesucristo. Porque el Padre ha respondido y ha enviado a su mismo Hijo, los discípulos pueden ofrecerse confiadamente a sí mismos en el anuncio del evangelio.
  • Nosotros somos parte de ese pueblo pobre, hambriento y necesitado. Pero a la vez el don de Jesucristo, también nos posibilita a dar desde nuestra pobreza, animarnos a conducir desde nuestro ser conducidos, consolar desde el consuelo con el que el Señor nos consuela.

PARA DISCERNIR

  • ¿Experimento la compasión de Jesús por todos los hombres como propia?
  • ¿Me siento sanado y consolado por el Buen pastor?
  • ¿Me siento impulsado en este Adviento a pastorear con Jesús a su pueblo?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Quiero ser anuncio bueno para mis hermanos

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Dios nos ha hablado en Cristo

…”La principal causa por la cual en la ley antigua eran lícitas las preguntas que se hacían a Dios, y convenía que los profetas y sacerdotes quisiesen visiones y revelaciones de Dios, era porque entonces no estaba aún fundada la fe ni establecida la ley evangélica; y así, era menester que preguntasen a Dios y que él hablase, ahora por palabras, ahora por visiones y revelaciones, ahora en figuras y semejanzas, ahora en otras muchas maneras de significaciones. Porque todo lo que respondía y hablaba y obraba y revelaba eran misterios de nuestra fe y cosas tocantes a ella o enderezadas a ella. Pero ya que está fundada la fe en Cristo y manifiesta la ley evangélica en esta era de gracia, no hay para qué preguntarle de aquella manera, ni para qué él hable ya ni responda como entonces.

Porque en darnos, como nos dio, a su Hijo -que es una Palabra suya, que no tiene otra-, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra, y no tiene más que hablar.

Y éste es el sentido de aquella autoridad, con que san Pablo quiere inducir a los hebreos a que se aparten de aquellos modos primeros y tratos con Dios de la ley de Moisés, y pongan los ojos en Cristo solamente, diciendo: Lo que antiguamente habló Dios en los profetas a nuestros padres de muchos modos y maneras, ahora a la postre, en estos días, nos lo ha hablado en el Hijo, todo de una vez.

En lo cual da a entender el Apóstol, que Dios ha quedado ya como mudo, y no tiene más que hablar, porque lo que hablaba antes en partes a los profetas ya lo ha hablado en él todo, dándonos el todo, que es su Hijo.

Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios o querer alguna visión o revelación; no sólo haría una necedad, sino haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra cosa o novedad. Porque le podría responder Dios de esta manera: «Si te tengo ya hablado todas las cosas en mi Palabra, que es mi Hijo, y no tengo otra cosa que te pueda revelar o responder que sea más que eso, pon los ojos sólo en él; porque en él te lo tengo puesto todo y dicho y revelado, y hallarás en él aún más de lo que pides y deseas.

Porque desde el día que bajé con mi espíritu sobre él en el monte Tabor, diciendo: Éste es mi amado Hijo en que me he complacido; a él oíd, ya alcé yo la mano de todas esas maneras de enseñanzas y respuestas, y se la di a él; oídle a él, porque yo no tengo más fe que revelar, más cosas que manifestar. Que si antes hablaba, era prometiéndoos a Cristo; y si me preguntaban, eran las preguntas encaminadas a la petición y esperanza de Cristo, en que habían de hallar todo bien, como ahora lo da a entender toda la doctrina de los evangelistas y apóstoles.»”…

San Juan de la Cruz, Subida al monte Carmelo – (Libro 2, cap. 22,)

PARA REZAR

Ven Señor Jesús

Ven Señor Jesús para que podamos

sintonizar con tu compasión y hacernos

compasión para nuestros hermanos.

Ven Señor Jesús para que miremos

con tus ojos la mies ya madura  y trabajemos

para que no se pierda por descuido.

Ven Señor Jesús para que sintamos

la seguridad de ser escuchados e

n nuestras plegarias por todos los hombres.

Ven Señor Jesús para que en comunión

de amor con tu palabra seamos fieles

testigos de tu amor en medio del mundo.

Por Mari