TIEMPO DE ADVIENTO – CICLO A
DOMINGO IV
Jesús nacerá de María, comprometida con José, hijo de David
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 7, 10-14
El Señor habló a Ajaz en estos términos: «Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas.» Pero Ajaz respondió: «No lo pediré ni tentaré al Señor.»
Isaías dijo: «Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios? Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6 (R.: cf. 7c y 10b)
R. Va a entrar el Señor, el rey de la gloria.
Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella,
el mundo y todos sus habitantes
porque él la fundó sobre los mares,
él la afirmó sobre las corrientes del océano.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor
y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias y puro el corazón;
el que no rinde culto a los ídolos.
El recibirá la bendición del Señor,
la recompensa de Dios, su salvador.
Así son los que buscan al Señor,
los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma 1, 1-7
Carta de Pablo, servidor de Jesucristo, llamado para ser Apóstol, y elegido para anunciar la Buena Noticia de Dios, que él había prometido por medio de sus Profetas en las Sagradas Escrituras, acerca de su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, nacido de la estirpe de David según la carne, y constituido Hijo de Dios con poder según el Espíritu santificador por su resurrección de entre los muertos.
Por él hemos recibido la gracia y la misión apostólica, a fin de conducir a la obediencia de la fe, para gloria de su Nombre, a todos los pueblos paganos, entre los cuales se encuentran también ustedes, que han sido llamados por Jesucristo.
A todos los que están en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos, llegue la gracia y la paz, que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-24
Jesucristo fue engendrado así:
María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros.»
Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- El texto de Isaías se halla contenido dentro de lo que se denomina «libro del Enmanuel». Jerusalén va a ser atacada por el reino del norte, Israel y por Siria. Sus reyes Rasín y Pécaj acampan cerca para sitiar la ciudad. Entonces Dios envía a Isaías para anunciar a Acaz, Rey de Judá, que tenga calma, que no sucederá tal ataque a Jerusalén. Este aviso ofrece un «signo» o prueba que garantiza la palabra dada: el niño que va a nacer, el futuro rey Ezequías; y la Virgen que quedará embarazada es la joven esposa del Rey Acaz, que todavía no ha tenido su primer hijo. El niño por nacer, como legítimo descendiente de la dinastía davídica es señal de esperanza y bendición. Las bendiciones de la tierra adelantaron la gran bendición del Redentor.
***
- En la segunda lectura, Pablo nos quiere demostrar que toda la espera de Israel está centrada en Jesús. Se trata del descendiente de David, en cuanto a lo humano, pero que en Él se ha manifestado el Espíritu omnipotente de Dios constituyéndolo Mesías con pleno poder por su resurrección de la muerte. Pablo afirma, finalmente, que él ha recibido el don y la misión de predicar ese Evangelio entre los paganos, los gentiles idólatras, es decir, todos los seres humanos que en su tiempo no pertenecían al pueblo de Dios.
***
- Este texto evangélico es la respuesta al interrogante sobre el origen de Jesús. María estaba ya desposada con José, pero aún no cohabitaban: les faltaba la ceremonia de la boda. La fidelidad que se debían los desposados era la misma de personas casadas, de modo que la infidelidad se consideraba adulterio.
- José sabe cuál es la situación de María y no alcanza a comprender en qué consiste el misterio que encierra la acción de Dios, que le ha confiado a María y de la que se siente excluido. Como varón justo no quiere interferir en los planes del Señor ni perjudicar a María. Opta por retirarse porque de ese modo quedará como abandonada y no adúltera; y él mismo no se verá en la obligación de denunciarla y ejercer el derecho a ser el primero.
- En este difícil momento interviene «un ángel del Señor» que le aclara lo que está ocurriendo y lo prepara para introducirlo en el misterio, en la vocación que Dios le tiene preparada. El ángel lo llama «hijo de David». El derecho a la realeza le viene a Jesús por la línea del rey David. José no debe temer llevarse a su casa a María, recibirla como su mujer, porque en ella ha tenido lugar un milagro de Dios por la actuación del Espíritu Santo. Es el Espíritu que guía a los profetas y a los santos, pero también es el Espíritu que actúa en el silencio y sin ruido.
- La maternidad de María es obra de Dios. Y José, que encarna al «resto de Israel», es dócil a sus palabras; comprende que la espera ha llegado a su término: se va a cumplir lo anunciado por los profetas; supera la prueba y decide entrar en la oscuridad luminosa del misterio de Dios.
- En la encarnación del Hijo de Dios que se realiza mediante la concepción virginal por obra del Espíritu Santo, José tendrá parte activa y su misión será ser el padre del niño que nacerá de María, su esposa. Como hombre sintió en un primer momento temor ante la obra maravillosa de Dios, que trastorna los cálculos y el modo de pensar humano. Solamente desde una fe honda se puede asimilar el desconcierto que muchas veces provoca la acogida de la voluntad de Dios. El misterio se experimenta, se cree, se comunica, pero no se explica.
- Dios se manifiesta por caminos inéditos. Dios es indomesticable. Permitir la entrada de Dios con todo su misterio en nuestras vidas significa exponernos a sorpresas continuas, renunciar a nuestras seguridades, cambiar nuestra tendencia al cálculo por el don gratuito de la esperanza: “Mis planes no son sus planes, sus caminos no son mis caminos. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los de ustedes, mis planes más altos que los planes de ustedes”. Abrirse a Dios significa dejar nuestras pequeñas y palpables seguridades para sentirnos pobres y sin experiencia a merced del Señor, desencadenarnos de nuestra voluntad personal y de nuestras propias ideas y planes de futuro.
- «El niño que va a nacer será el Emmanuel, es decir Dios con nosotros». La increíble decisión de Dios que escapa a todos los cálculos humanos se revela en tres palabras: Dios-con-nosotros. Una mujer, alguien de los nuestros va a traer al mundo a un niño que es Dios. Los caminos de Dios escapan a toda lógica humana.
- Afirmar que Jesús es el Emmanuel, fue la novedad sorprendente en su momento, y hoy lo es en la misma medida si dejamos que llegue a su más alta expresión. Dios ha optado por el hombre y se ha unido indisolublemente a él. No es sólo un pacto de amistad. Es más que la unión para un proyecto y que una alianza de amor. Es la unidad perfecta. «Dios ya no es ni será nunca sin el hombre». Dios tendrá siempre una vertiente humana, una dimensión humana. Lo humano ya ha entrado en la esfera de Dios. La suerte de los hombres y la de Dios quedarán por siempre unidas.
- Afirmar que Jesús es el Emmanuel, es afirmar con gozo y estupor algo definitivo para los hombres: que no estamos solos, que la potencia de Dios, la fuerza de su Espíritu, están dentro de esta historia concreta que estamos viviendo.
- Dios está en el hombre, no ayuda desde la distancia. «El Señor está contigo» no sólo se puede decir de María, sino también de cada uno de nosotros. El hombre es portador de Dios que, de esta forma, da o recibe amor. Dios está con nosotros en la familia, en el trabajo, en la amistad, en el descanso, en la oración, en el dolor y en el amor. Dios es nuestra más íntima intimidad, y nuestra más necesitada salida de nosotros mismos para ir al encuentro de los otros.
- Paradójicamente mientras Dios viene a la tierra, los hombres nos empeñamos en buscarlo en el cielo. Esta presencia divina en el otro convierte los derechos humanos en derechos de Dios. Amar, respetar y engrandecer al hombre será amar, respetar, engrandecer a Dios, atacarlo será blasfemar. La grandeza de Dios cabe en la pequeñez del hombre y quiere expresarse a través de ella.
- En el Emmanuel: Dios no está en Jesús para él o para otorgarle ciertos privilegios, sino para-nosotros. Jesús es la manifestación de que el Reino de Dios llega para todos los hombres, y que en todos los hombres Dios se manifiesta como liberación y salvación. Si Dios está con nosotros, ¿qué se puede temer? Como rezaba Pablo: « ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, ¿la muerte o la vida?…»
- Con Él nace una nueva raza de hombres, en la que los vínculos de la sangre tienen poca importancia, termina el dominio de una raza sobre otra, de una cultura o pueblo sobre los demás. A partir de Jesús, todos adquirimos la ciudadanía humana como primera y esencial, cuyo único origen es Dios.
- Nuestras esperanzas no son meras ilusiones. Parten de un hombre -Jesús de Nazaret-, que nació y vivió en Palestina, que murió y resucitó y que llegó a la plenitud humana; que hizo realidad en su vida esas aspiraciones de plenitud y eternidad que llevamos todos los hombres en lo más profundo de nuestro corazón. Jesús, su Persona, es el punto de referencia de nuestra fe, de nuestro quehacer, del camino que hemos de recorrer si queremos vivir como cristianos y hombres verdaderos.
- Estamos terminando el Adviento. Ha sido una preparación para celebrar la presencia salvadora de Dios entre los hombres, realización plena y gozosa de nuestra esperanza. Hoy se nos invita a abrir la mente y el corazón a antiguas perspectivas, pero siempre vigentes y aún no realizadas plenamente, aquellas a las que ya apuntaba el profeta Isaías unos 700 años antes del nacimiento de Cristo: abrir los ojos para descubrir al Emmanuel en aquello que parece insignificante, y creer más en el Dios-con-nosotros que en el poder de cualquiera de los dominadores de cualquier tiempo.
- Dios-con-nosotros, el gran misterio del amor y la vida que se realizó en Jesús y quiere realizarse en nosotros y en el mundo. Necesitamos abrir el corazón para dejarnos sorprender y descolocar por un Dios que nos lleva a su Vida desde la debilidad y fragilidad de la vida. Desde que Dios es Dios con nosotros lo nuevo es lo de siempre, lo sorprendente es aquello a lo que nos hemos acostumbrado, lo necesario es lo que no valoramos. Amar a los demás, perdonar, dialogar, recomenzar una relación débil, ser generoso, comprender, no rehusar el luchar por la justicia, trabajar por la paz, movilizarse por los necesitados es la Vida Nueva en Dios, que Jesús llevó a la plenitud y nos llama a vivir hoy a nosotros.
PARA DISCERNIR
- ¿Estoy abierto a los imprevistos de Dios?
- ¿Pretendo calcular todo?
- ¿Me dejo sorprender cuando la Palabra cuestiona mi corazón?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Ayúdame a decir “sí”
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
¿En qué me afecta a mí que Cristo haya nacido de María?»
Una frase de Orígenes, retomada por san Agustín, san Bernardo, Lutero y otros, dice: «¿Qué me aprovecha a mí que Cristo haya nacido una vez de María en Belén, si no nace también por fe en mi alma?». La maternidad divina de María se realiza en dos planos: en un plano físico y en un plano espiritual. María es la Madre de Dios no sólo porque le ha llevado físicamente en el seno, sino también porque le ha concebido antes en el corazón, con la fe. No podemos, naturalmente, imitar a María en el primer sentido, engendrando de nuevo a Cristo, pero podemos imitarla en el segundo sentido, que es el de la fe. Jesús mismo comenzó esta aplicación a la Iglesia del título de «Madre de Cristo», cuando declaró: «Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen» (Lc 8, 21; cf. Mc 3, 31 s; Mt 12, 49).
En la tradición, esta verdad ha conocido dos niveles de aplicación complementarios entre ellos, uno de tipo pastoral y el otro de tipo espiritual. En un caso, se ve realizada esta maternidad de la Iglesia en su conjunto en cuanto «sacramento universal de salvación»; en el otro, se realiza en cada persona o alma que cree.
Un escritor de la Edad Media, el Beato Isaac del monasterio de Stella, hizo una especie de síntesis de todos estos motivos. En una homilía famosa que leímos en la Liturgia de las Horas del pasado sábado, escribe: «María y la Iglesia son una madre y varias madres; una virgen y muchas vírgenes. Ambas son madres y ambas vírgenes… por todo ello, en las Escrituras divinamente inspiradas, se entiende con razón como dicho en singular de la virgen madre María lo que en términos universales se dice de la virgen madre Iglesia, y se entiende como dicho de la virgen madre Iglesia en general lo que en especial se dice de la virgen madre María… también se considera con razón a cada alma fiel como esposa del Verbo de Dios, madre de Cristo, hija y hermana, virgen y madre fecunda» (Discurso 51).
E l Concilio Vaticano II se pone en la primera perspectiva cuando escribe: «La Iglesia… se convierte también en madre, ya que con la predicación y el bautismo genera en una vida nueva e inmortal a sus hijos, concebidos por obra del Espíritu santo y nacidos de Dios» (Lumen gentium 64).
Nos concentramos en la aplicación personal a cada alma: «Toda alma que cree, escribe san Ambrosio, concibe y engendra al Verbo de Dios… Si según la carne una sola es la Madre de Cristo, según la fe, todas las almas engendran a Cristo cuando acogen la Palabra de Dios» (Exposición del Evangelio según san Lucas, II, 26). Le hace eco otro padre de oriente: «Cristo nace siempre místicamente en el alma, tomando carne de aquellos que se salvan y haciendo del alma que lo engendra una madre virgen» (Máximo Confesor, Comentario al Padrenuestro).
Cómo uno se convierte concretamente en madre de Jesús, nos lo indica él mismo en el Evangelio: escuchando la Palabra y poniéndola en práctica(cf. Lc 8,21; Mc 3, 31 s.; Mt 12,49). Reconsideremos, para comprenderlo, cómo se convirtió María en madre: concibiendo a Jesús y pariéndolo. En la Escritura vemos subrayados estos dos momentos: « La Virgen concebirá y dará a luz un hijo», se lee en Isaías, y «Concebirás y darás a luz a un Hijo», dice el ángel a María.
…San Francisco de Asís tiene una palabra que resume, en positivo, en qué consiste la verdadera maternidad de Cristo: «Somos madres de Cristo – dice – cuando lo llevamos en el corazón y en el cuerpo por medio del amor divino y de la pura y sincera conciencia; lo engendramos a través de las obras santas, que deben resplandecer ante los demás como ejemplo… Oh, qué santo y querido, agradable, humilde, pacífico, dulce, amable y deseable sobre toda otra cosa, tener un hermano y un hijo semejante, nuestro Señor Jesucristo» (Carta a los fiel es, 1). Nosotros -quiere decir el santo- concebimos a Cristo cuando lo amamos con sincero corazón y con conciencia recta, y lo damos a luz cuando realizamos obras santas que lo manifiestan al mundo.
Tercera predicación de Adviento del Predicador del Papa aBenedicto XVI y a la Curia Romana. P. Raniero Cantalamessa
PARA REZAR
Viene el Rey de la Gloria,
pero viene desarmado,
viene para hacernos reyes,
viene para hacerse esclavo.
Viene el Señor de los cielos,
pero no busca palacios,
escoge para nacer
un pobre y estrecho establo.
Baja el Todopoderoso,
de su poder despojado,
para salvar a los hombres,
bajando, siempre bajando.
Llega Dios empobrecido,
sin tesoros ni regalos,
porque quiere enriquecernos
con el Regalo más Santo.
Un Dios humilde,
Dios niño, un Dios pobre y rechazado,
que el árbol de Adán no salva,
hemos de subir a otro árbol.
¿Subir al monte de Dios?
Ya no será necesario.
Es Dios quien baja a nosotros.
Es Dios de misericordia,
del amor más entregado,
déjate amar, abrazar,
y extiende tú los abrazos.
Mira a José y a María,
que son templos consagrados,
nazca en ti también el niño y serás divinizado.
19 DE DICIEMBRE
No temas tu súplica ha sido escuchada
Lectura del libro de los Jueces 13, 2-7. 24-25a
Había un hombre de Sorá, del clan de los danitas, que se llamaba Manóaj. Su mujer era estéril y no tenía hijos.
El Ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: «Tú eres estéril y no has tenido hijos, pero vas a concebir y a dar a luz un hijo. Ahora, deja de beber vino o cualquier bebida fermentada, y no comas nada impuro. Porque concebirás y darás a luz un hijo. La navaja nunca pasará por su cabeza, porque el niño estará consagrado a Dios desde el seno materno. El comenzará a salvar a Israel del poder de los filisteos.»
La mujer fue a decir a su marido: «Un hombre de Dios ha venido a verme. Su aspecto era tan imponente, que parecía un ángel de Dios. Yo no le pregunté de dónde era, ni él me dio a conocer su nombre. Pero me dijo: «Concebirás y darás a luz un hijo. En adelante, no bebas vino ni bebida fermentada, ni comas nada impuro, porque el niño estará consagrado a Dios desde el seno de su madre hasta el día de su muerte.»»
La mujer dio a luz un hijo y lo llamó Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo. Y el espíritu del Señor comenzó a actuar sobre él.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 70, 3-4a. 5-6ab. 16-17 (R.: cf. 8ab)
R. Mi boca proclama tu alabanza y anuncia tu gloria.
Sé para mí una roca protectora, Señor,
Tú que decidiste venir siempre en mi ayuda,
porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.
Líbrame, Dios mío, de las manos del impío. R.
Porque tú, Señor, eres mi esperanza
y mi seguridad desde mi juventud.
En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;
desde el seno materno fuiste mi protector. R.
Vendré a celebrar las proezas del Señor,
evocaré tu justicia, que es sólo tuya.
Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud,
y hasta hoy he narrado tus maravillas. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 5-25
En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase sacerdotal de Abías. Su mujer, llamada Isabel, era descendiente de Aarón. Ambos eran justos a los ojos de Dios y seguían en forma irreprochable todos los mandamientos y preceptos del Señor. Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril; y los dos eran de edad avanzada.
Un día en que su clase estaba de turno y Zacarías ejercía la función sacerdotal delante de Dios, le tocó en suerte, según la costumbre litúrgica, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la asamblea del pueblo permanecía afuera, en oración, mientras se ofrecía el incienso.
Entonces se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo. Pero el Ángel le dijo: «No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan. El será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento, porque será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni bebida alcohólica; estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre, y hará que muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios. Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto.»
Pero Zacarías dijo al Ángel: « ¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de edad avanzada.»
El Ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia. Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo.»
Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías, extrañado de que permaneciera tanto tiempo en el Santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y todos comprendieron que había tenido alguna visión en el Santuario. El se expresaba por señas, porque se había quedado mudo.
Al cumplirse el tiempo de su servicio en el Templo, regresó a su casa. Poco después, su esposa Isabel concibió un hijo y permaneció oculta durante cinco meses. Ella pensaba: «Esto es lo que el Señor ha hecho por mí, cuando decidió librarme de lo que me avergonzaba ante los hombres.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Muerto Josué, la situación de las tribus israelitas en la tierra prometida no fue siempre tranquila. Los filisteos acosaban mucho a las tribus del sur. Dios quiso suscitar a un hombre para que defienda a su pueblo frente a los filisteos. El ángel de Dios se aparece a la mujer de Manoaj, que era estéril, anunciándole un hijo. Este tendrá un don especial de Dios y tendrá que ser consagrado por el nazareato, llevar una vida de consagración que implicaba ciertas privaciones.
- Dios escoge a una mujer estéril para ser madre del que será defensor de su pueblo. De este modo quiere mostrar su bondad y omnipotencia llevando a cabo su plan salvador a través de lo humanamente inservible.
- El anuncio del nacimiento de Sansón tiene muchos puntos en común con otras anunciaciones del Antiguo y Nuevo Testamento, con la de Isaac, con la de Samuel, con la de Juan Bautista y hasta con la de Jesús. Todos son hijos «dados por Dios». En todas aparecen dos aspectos sobresalientes: el nacimiento del muchacho se debe a una decisión divina ya que su madre era estéril y que el muchacho que nacerá, consagrado a Dios, tendrá una misión importante dentro del pueblo escogido.
***
- En el evangelio tenemos otra anunciación que se debe a la fuerza exclusiva de Dios: la de Juan el Bautista. También: Isabel, la madre, era estéril, y los dos, también Zacarías, el padre, eran de edad avanzada. La vocación de Juan Bautista «que será grande a los ojos del Señor», no surge por generación espontánea; está preparada en el corazón y la vida de sus padres, que «eran justos a los ojos de Dios».
- La esterilidad en ambos relatos, es como un signo de ausencia de bendición; permiten demostrar como Dios interviene maravillosamente en la historia.
- La historia es el lugar desde el cual Dios actúa y salva, pero desde los pobres, desde lo que aparentemente o realmente se muestra como estéril, como incapaz de nada grande, como impotente de cualquier acción y decisión. Y es desde allí, justamente desde lo que no es, desde donde Dios actúa, crea, y salva.
- Hoy también quiere salvarnos, pero necesita de nuestra humilde confianza y disponibilidad. No es bueno fiarnos de nuestras propias fuerzas; ni de las físicas como las de Sansón, ni de las intelectuales o espirituales. Cuando Sansón se independizó de Dios, perdió su fuerza; sin embargo, el Bautista nunca se creyó el Salvador, sino sólo la voz que anuncia su cercanía.
- Dios puede hacer brotar la salvación de un tronco seco o, de un matrimonio estéril o, de una persona sin cultura. Cuando se asoma algún brote de nueva vida inesperada o no calculada, siempre aparece la incredulidad. La novedad suele casi siempre tener opositores. A veces se hace en nombre de la experiencia, pero en el fondo, es en nombre de una tremenda soberbia, según la cual sólo lo que nace de mí y puedo manejar, es bueno y no lo que nace de los demás.
- Cuando Dios se compadece, sólo la fe puede descubrirlo y animarse a la acción de gracias, a la alabanza y al anuncio; mientras que la incredulidad, nos reduce al silencio en el cual todo pierde su nombre y valor.
- Como Dios se fijó en aquella buena mujer israelita estéril y en aquel buen matrimonio de ancianos, y sus hijos fueron decisivos para la historia de Israel; así pone su mirada en nosotros y nos llama a ser sus colaboradores en la gracia salvadora, que en esta Navidad, quiere derramar sobre todos los hombres.
- Descubramos aquello que ya creíamos seco, sin vida, y pidamos confiadamente que por la gracia del Señor que viene, se transformen en camino de salvación.
PARA DISCERNIR
- ¿Hay cosas de mi vida en las que creo que ya se ha dicho la última palabra?
- ¿Creo posible para Dios lo humanamente imposible para mí?
- ¿Me abandono con confianza en las manos de Dios providente?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Que se haga en mí Señor tu voluntad
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
San José, modelo de escucha
…”El silencio de san José es un silencio impregnado de la contemplación del misterio de Dios, en una actitud de disponibilidad total a las voluntades divinas. En otras palabras, el silencio de san José no manifiesta un vacío interior, sino por el contrario, una plenitud de fe que lleva en su corazón, y guía cada uno de sus pensamientos y cada una de sus acciones. Un silencio gracias al cual José, al unísono con María, conserva la Palabra de Dios, conocida a través de las Santas Escrituras, confrontándolas permanentemente con los acontecimientos de la vida de Jesús; un silencio entretejido de oración continua, de bendición del Señor, de adoración de su voluntad y de confianza absoluta en su providencia.
¡Dejémonos «contaminar» por el silencio de san José! Tenemos necesidad de ello en un mundo a menudo tan ruidoso que no favorece en absoluto el recogimiento y la escucha de la voz de Dios. En este tiempo de preparación a la Navidad, cultivemos el recogimiento interior, para acoger y conservar a Jesús en nuestra vida”…
Benedicto XVI
PARA REZAR
Ven Señor Jesús
Ven Señor Jesús,
regalanos tu palabra
y ayudanos a comprender como nuestra vida
es un proyecto de tu amor.
Ven Señor Jesús,
reanima nuestro corazón cansado y decepcionado
para renazca,
a un renovado deseo de amor por todos los hombres.
Ven Señor Jesús,
para que la fe nos dé una mirada nueva
y podamos contar tus maravillas,
que transforman nuestras debilidades y pobrezas,
en caminos ciertos de salvación.
20 DE DICIEMBRE
No hay nada imposible para Dios
Lectura del libro del profeta Isaías 7, 10-14
Una vez más, el Señor habló a Ajaz en estos términos: «Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas.» Pero Ajaz respondió: «No lo pediré ni tentaré al Señor.»
Isaías dijo: «Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios? Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6 (R.: cf. 7c y 10b)
R. Va a entrar el Señor, el Rey de la gloria.
Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella,
el mundo y todos sus habitantes,
porque Él la fundó sobre los mares,
él la afirmó sobre las corrientes del océano. R.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor
y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias y puro el corazón;
el que no rinde culto a los ídolos. R.
El recibirá la bendición del Señor,
la recompensa de Dios, su salvador.
Así son los que buscan al Señor,
los que buscan tu rostro, Dios de Jacob. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38
En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: « ¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin.»
María dijo al Ángel: « ¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?»
El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios.»
María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho.»
Y el Ángel se alejó.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- El rey Acaz, cercado por el rey de Damasco y el rey de Samaria, está a punto de ofrecer en sacrificio a su propio hijo. Isaías va a verlo y le pide que no tema: si guarda su “fe” en Dios, su descendencia está asegurada. Dios mismo se propone intervenir: un «hijo» le es anunciado, un nuevo heredero del trono de David. Ese hijo prometido por Dios será Ezequías, el rey piadoso que reinará en Jerusalén. Detrás de ese contexto histórico se presenta la profecía del Mesías. La importancia de este oráculo, el nombre que se le dará al niño: “Dios-con-nosotros”… el modo como llama a su madre, la “virgen” remiten un signo que sólo puede provenir de Dios.
***
- Hoy, desde el evangelio de Lucas, interpretamos el pasaje del profeta con la convicción de que la virgen es María de Nazaret, y su hijo el Mesías, Cristo Jesús. Así se lo anuncia el ángel Gabriel, en este diálogo que además de ser la experiencia religiosa más trascendental en la vida de la Santísima Virgen, es el símbolo del diálogo de Dios con la humanidad. Dios pronuncia su “sí” esperanzado, y la humanidad, representada en María, responde con su “sí” confiado. Del encuentro de esta esperanza con la confianza, de estas dos afirmaciones brota, por obra del Espíritu, Jesús el Salvador, el verdadero Dios-con-nosotros.
- El sí de María no fue una respuesta pasiva o romántica, sino, muy por el contrario fue una experiencia audaz que se apoyó en la fidelidad de Dios. La mujer, en ese tiempo no tenía acceso a la Palabra escrita de la ley, o de los Profetas, por su sí, María lleva ahora en su vientre, a la misma Palabra de Dios hecha carne. La mujer, que no podía conversar con otro hombre que no fuera su marido, ahora por María, es capaz de entrar en diálogo personal con Dios. La mujer, que vivía dependiente de las decisiones de su familia, ahora opta por quedar embarazada milagrosamente desafiando las costumbres y la condenación social.
- Por eso María se nos presenta como el modelo más acabado de todos los que a lo largo de los siglos, habían dicho “sí” a Dios, en la historia del pueblo de la Alianza, y sobre todo, de los que a partir de ella, han creído en Cristo Jesús y lo han seguido.
- El sí de María, se ha continuado a lo largo de los siglos en la comunidad de Jesús, y así, se ha ido encarnando continuamente, la salvación de Dios en cada momento de la historia, con la presencia siempre viva del Mesías Resucitado, que nos comunica por su Espíritu, la vida de Dios.
- Nuestra fe es también un “sí” a Dios, un “hágase en mí según tu palabra”. Cada uno de nosotros, hoy, escucha el mismo anuncio del ángel y es invitado a contestar que sí, a recibir a Dios en la propia vida. Dios está dispuesto a que en cada uno de nosotros se encarne de nuevo su amor salvador. Él es Dios-con-nosotros que abre nuestra existencia a la esperanza, porque además, quiere ser Dios-en-nosotros. Dios en Jesús se nos da Él mismo, Él mismo es la respuesta a todo lo que podamos desear, nos está invitando a la comunión de vida con Él y nos hace hijos suyos.
- Ella dijo “Sí” y engendró físicamente al Hijo de Dios, al que ya había concebido desde la fe. Ese Dios que un día creció en el seno de María, también puede crecer hoy en nuestras vidas, si por la fe creemos, y si en la esperanza damos sentido a todo lo que hacemos y vivimos.
PARA DISCERNIR
- ¿Qué “si” necesito dar para que el Señor se encarne en mi vida y mi ambiente?
- ¿Cuál es mi experiencia de encuentro con la palabra?
- ¿En dónde descubro que el Señor me llama a hacerlo presente?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Quiero decir que “sí” como vos María
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
«Hágase en mí según tu palabra»
…”Hágase en mí por el Verbo según tu palabra. Hágase carne de mi carne según tu palabra, el Verbo que ya existía desde el principio en Dios.
No sea una palabra proferida, porque pasa; sino concebida, para que permanezca. Revestida, pero no de aire, sino de carne. Hágase en mí tu palabra, no sólo por que pueda escucharla con los oídos, sino tocarla con mis manos, contemplarla con los ojos y llevarla a cuestas.
No se haga en mí la palabra escrita y muda, sino encarnada y viva. No trazada con caracteres sin voz sobre pergaminos resecos, sino impresa vivamente en forma humana en mis castas entrañas; no por los rasgos de una pluma, sino por obra del Espíritu Santo.
En múltiples ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Nos dicen las Escrituras que unos escucharon la Palabra, otros la proclamaron y otros la cumplieron, pero yo te pido que se haga en mi vientre según tu Palabra. No quiero una palabra que predique o que declame. Quiero una Palabra que se dé silenciosamente. Hágase que se encame personalmente y descienda a mí corporalmente. Hágase universalmente para todo el mundo y en particular hágase para mí según tu palabra”…
San Bernardo de Claraval. En alabanza de la Virgen Madre.
PARA REZAR
Ven Señor Jesús
Ven Señor Jesús,
dame silencio,
capacidad de escucha y apertura de corazón,
para que tu palabra resuene en mí.
Ven Señor Jesús,
que tu palabra,
se haga carne de mi carne,
razón en mis pensamientos,
color de mis sentimientos.
Ven Señor Jesús,
para que se haga en mí tu Palabra
y pueda escucharla con los oídos del alma,
tocarla con mis manos en el dolor de los demás,
contemplarla con los ojos del asombro,
y vivirla con fidelidad cotidiana.
21 DE DICIEMBRE
Salvará al pueblo de todos sus pecados
Lectura del Cantar de los Cantares 2, 8-14
¡La voz de mi amado! Ahí viene, saltando por las montañas, brincando por las colinas. Mi amado es como una gacela, como un ciervo joven.
Ahí está: se detiene detrás de nuestro muro; mira por la ventana, espía por el enrejado.
Habla mi amado, y me dice: « ¡Levántate, amada mía, y ven, hermosa mía! Porque ya pasó el invierno, cesaron y se fueron las lluvias. Aparecieron las flores sobre la tierra, llegó el tiempo de las canciones, y se oye en nuestra tierra el arrullo de la tórtola. La higuera dio sus primeros frutos y las viñas en flor exhalan su perfume. ¡Levántate, amada mía, y ven, hermosa mía! Paloma mía, que anidas en las grietas de las rocas, en lugares escarpados, muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz; porque tu voz es suave y es hermoso tu semblante.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 32, 2-3. 11-12. 20-21 (R.: 1a y 3a)
R. Aclamen, justos, al Señor, entonen para él un canto nuevo.
Alaben al Señor con la cítara,
toquen en su honor el arpa de diez cuerdas;
entonen para él un canto nuevo,
toquen con arte, profiriendo aclamaciones. R.
El designio del Señor permanece para siempre,
y sus planes, a lo largo de las generaciones.
¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se eligió como herencia! R.
Nuestra alma espera en el Señor:
él es nuestra ayuda y nuestro escudo.
Nuestro corazón se regocija en él:
nosotros confiamos en su santo Nombre. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-45
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.
Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:
«¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- El Cantar de los Cantares es un «Cántico de amor». En todo tiempo ha sido interpretado como la encarnación más alta del amor de Dios; ese amor hecho hombre se llama Jesucristo. Dios viene a nosotros como el amado que va al encuentro de su “amada”.
- Para llegar a entender a Dios como amor es de vital importancia abrirnos a nuestra capacidad de amar. Cuando somos capaces de afirmar el amor humano, se hace posible descubrir en él la manera cómo se revela un Dios que es amor.
***
- Todas las lecturas de este día rebosan de alegría. Alegría que ante todo llena el corazón de Dios: “él se goza y se alegra con júbilo como en día de fiesta”. Alegría de los novios al poder verse después de la separación del invierno. Alegría de las dos mujeres, María e Isabel, que experimentan la venida del Dios salvador. Dos mujeres que son un símbolo del encuentro del Antiguo y del Nuevo Testamento; el tiempo de la espera y la plenitud de la venida.
- Desde el seno de María la promesa de la alegría para el pueblo oprimido comienza a cumplirse. Aquello que todos esperaban para los días de fiesta ya es realidad. Isabel y María, dos mujeres sencillas del pueblo han sido agraciadas por Dios con una inesperada maternidad por estar totalmente disponibles a su voluntad.
- La alegría se desencadena y desborda cuando María saluda a su prima, porque esta alegría viene de Aquel que entra en el mundo para hacer que se disipe toda tristeza. María, inspirada por el Espíritu, canta; Isabel se goza. Juan Bautista expresa su alegría antes de nacer, porque la alegría nace de la promesa. La promesa siempre engendra la esperanza, nos hace mirar hacia delante, más lejos.
- La mujer estéril está en su sexto mes y la virgen siente cómo la vida de Dios crece en su seno. Todo el pueblo, representado por Isabel y su hijo por nacer, reconocen que el final de la ardua y muchas veces penosa espera ha llegado; en medio de ellos está la salvación. Estos pobres de Yahvé saben reconocer en la joven virgen, esposa del carpintero, que Dios al fin ha llegado a su pueblo.
- Pero Lucas dice algo más: no es simplemente un encuentro familiar. La madre del Señor se presenta con su hijo para atender a la mujer anciana en un parto que presumiblemente no será fácil. María, la servidora del Señor, es ahora la servidora de otra mujer. María no es alguien que se vanagloria de la elección. Al contrario se experimenta a sí misma servidora del pueblo que tiene que dar a luz la novedad de la vida nueva. Quien deja que el Señor entre en sus entrañas no puede no ser un servidor a sus hermanos.
- María sigue hoy presente en el pueblo creyente, en los que confían que se cumplirán por fin las promesas de Dios, los anhelos de libertad y justicia. María servidora de los hombres es también modelo eminente de la Iglesia misionera, en la que todos tenemos un lugar y una responsabilidad.
- Nuestra tarea será la misma: acoger a Jesucristo para dar a Jesucristo, y con Él y por Él, brindar esa alegría que está sobre toda alegría y ese amor que está sobre todo amor. El Señor también nos ha ungido con su Espíritu para que hagamos llegar la Buena Nueva de la Salvación a los pobres, a los enfermos, a los cautivos, a los más pequeños, a los más desprotegidos. Somos realmente portadores de Cristo cuando aquellos a quienes les anunciamos el Nombre del Señor se llenan de alegría por haber recuperado su dignidad de hijos de Dios.
- En el tiempo en el que estamos viviendo, en medio de un mundo estéril, de un pueblo aparentemente seco, nos toca a nosotros abrirnos a la acción fecunda del espíritu, y cantar llenos de gozo la acción de gracias a un Dios que renueva su promesa y, desde aquella Navidad camina con nosotros.
PARA DISCERNIR
- ¿Cuáles son los motivos de nuestra alegría?
- ¿Experimento el gozo de la cercanía del Señor?
- ¿Me hace servidor el saberme amado por Dios?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Mi corazón se alegra en Dios mi Salvador
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
María, la mujer de fe, esperanza y amor
Los santos son verdaderos portadores de luz en la historia, porque son hombres y mujeres de fe, esperanza y amor. Entre los santos destaca por su excelencia, María, la Madre del Señor y espejo de toda santidad. En el evangelio de Lucas, la encontramos comprometida con un servicio de caridad hacia su prima Elisabet, junto a la cual se queda «alrededor de tres meses» (1,56), para asistirla en la fase final de su embarazo. «Proclama mi alma la grandeza del Señor», dice ella en esta ocasión: «Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador» (1,46).
Con ello expresa todo el programa de su vida: no se pone en el centro, sino que deja que Dios, a quien ha encontrado tanto en la oración como en el servicio al prójimo, ocupe este lugar –tan sólo entonces el mundo es bueno. María es grande precisamente porque ella misma no quiere hacerse grande, sino que quiere engrandecer a Dios (Lc 1, 38.48). Sabe que contribuye a la salvación del mundo, no llevando la obra a su cumplimiento sino tan sólo poniéndose a la disposición de las iniciativas de Dios. María es una mujer de esperanza: únicamente porque cree en las promesas de Dios y espera la salvación de Israel; el ángel puede venir donde ella está y llamarla al servicio del cumplimiento decisivo de estas promesas. Es una mujer de fe: «Dichosa tú que has creído», le dice Elisabet.
– Encíclica «Deus caritas est», § 41
PARA REZAR
Ven Señor Jesús
Ven Señor Jesús, para que al sentirte cercano
aprenda amarte y te amen mis pensamientos,
te amen mis deseos, te amen mis entrañas.
Ven Señor Jesús, para que intuya tu amor
y sea capaz de responderte con un amor limitado
pero abierto a recibirte y a dejarse amar cada día más.
Ven Señor Jesús, para que pueda agradecer la ternura tu presencia,
tu silencio respetuoso en mis límites,
la suavidad y delicadeza de tu perdón.
Ven Señor Jesús, para que pueda bendecirte,
alabarte y gozarme de tu presencia.
22 DE DICIEMBRE
Dios miró con bondad mi pequeñez
Lectura del primer libro de Samuel 1, 19b.20.24-28
Cuando el niño dejó de mamar, lo subió con ella, llevando además un novillo de tres años, una medida de harina y un odre de vino, y lo condujo a la Casa del Señor en Silo. El niño era aún muy pequeño. Y después de inmolar el novillo, se lo llevaron a Elí.
Ella dijo: «Perdón, señor mío; ¡por tu vida, señor!, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti, para orar al Señor. Era este niño lo que yo suplicaba al Señor, y él me concedió lo que le pedía. Ahora yo, a mi vez, se lo cedo a él: para toda su vida queda cedido al Señor.»
Después se postraron delante del Señor.
Palabra de Dios.
SALMO 1 Sam 2, 1. 4-5. 6-7. 8abcd (R.: cf. 1a)
R. Mi corazón se regocija en el Señor, mi salvador.
Mi corazón se regocija en el Señor,
tengo la frente erguida gracias a mi Dios.
Mi boca se ríe de mis enemigos,
porque tu salvación me ha llenado de alegría. R.
El arco de los valientes se ha quebrado,
y los vacilantes se ciñen de vigor;
los satisfechos se contratan por un pedazo de pan,
y los hambrientos dejan de fatigarse;
la mujer estéril da a luz siete veces,
y la madre de muchos hijos se marchita. R.
El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el Abismo y levanta de él.
El Señor da la pobreza y la riqueza,
humilla y también enaltece. R.
El levanta del polvo al desvalido
y alza al pobre de la miseria,
para hacerlos sentar con los príncipes
y darles en herencia un trono de gloria. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 46-55
María dijo entonces:
«Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre.»
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Dios no olvida. Tiene buena memoria. Es fiel. Mantiene su palabra y cumple sus promesas. Ana, la esposa de Elcaná, avergonzada por su esterilidad, había pedido insistentemente en su oración poder superar esta afrenta. Vuelve al templo a dar gracias a Dios por haber sido escuchada, y consagró a Dios a su hijo, el pequeño Samuel que será importante en la historia de Israel. Su cántico contiene exactamente los mismos temas que el “Magnificat” de María que se lee en este día.
- La maternidad excepcional de esa mujer, hasta ahora, estéril, anuncia también por adelantado las dos maternidades excepcionales de Isabel y de María.
- También María, en casa de Isabel, después de escuchar las alabanzas de su prima, prorrumpe en un cántico agradecido por lo que Dios ha hecho en ella, y sobre todo por lo que sigue haciendo por Israel, con el que está plenamente solidarizada.
***
- El cántico de María tiende un puente entre el Antiguo Testamento como tiempo de la espera, y el Nuevo Testamento como el tiempo de la realización. María aparece aquí como la voz que proclama el cambio ya empezado con la venida del Salvador.
- En el Magnificat de María resuena el clamor de los humillados y oprimidos de todos los tiempos, de los sometidos y desheredados de la tierra, pero al mismo tiempo se hace eco del cambio profundo que va a producirse en las entrañas de la historia: Dios ha intervenido ya personalmente y ha apostado a favor de los pobres. Los «anawim», los pobres son los preferidos por Dios.
- La «pobreza» es una disposición esencial del corazón para el encuentro con la salvación que Dios viene a ofrecer. Una copa llena no puede llenarse. Hay que estar vacío de sí mismo para recibir a Dios. El hombre satisfecho, el que todo lo alcanza, no tiene nada que esperar.
- En boca de María, aparece la gran liberación que Dios ha llevado a cabo en Israel y que se propone extender a toda la humanidad. María proclama la grandeza de Dios por el cambio personal que ha experimentado, y se alegra porque se ha fijado en la situación humillante de su pueblo, y ha venido a salvarlo. Lo alaba porque “dispersa a los soberbios, derriba del trono a los poderosos, enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos”.
- Las santas mujeres, protagonistas de este día, se hacen nuestras maestras en la oración esperanzada. Ellas dan gracias: por el pan, por los hijos, por la intervención de Dios a favor de los pobres y humildes, por una vida más justa, por el cumplimiento de las promesas, por la posibilidad de mirar el futuro con esperanza y en actitud confiada, por la salvación total, la dignidad, el alma, los sueños, las necesidades más vitales e inmediatas, pero también las más escondidas; no por eso menos importantes; como encontrar el sentido de la vida en el amor dado y compartido teniendo la seguridad de que el amor no muere nunca.
- Jesús, con su clara opción preferencial por los pobres y humildes, por los oprimidos y marginados, es la concreción pastoral de lo que dice el Magnificat.
- La oración de María tiene que ser oración de la comunidad de Jesús, que no deja de sorprenderse por la actuación de Dios en la historia, que anhela la transformación de nuestro mundo, que dos mil años después del nacimiento de Jesús, ha sido realizada muy parcialmente. Necesitamos tomarnos en serio el evangelio y empeñarnos en anunciarlo y realizarlo. Toda una tarea, porque la salvación de Dios comienza a realizarse aquí en la tierra.
- En la cercanía de la Navidad, Dios nos invita a pronunciar nuestro propio canto. Un canto que se amasa y madura en el silencio contemplativo de nuestra historia, que se hace luminosa junto a la palabra que nos revela, como a María, el sentido profundo de nuestra vida y misión.
PARA DISCERNIR
- ¿Cuáles son los motivos más grandes por los cuales puedo dar gracias a Dios?
- ¿En qué circunstancias me sentí socorrido por Dios?
- ¿Dónde descubro que Dios hace historia de salvación con su pueblo?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Te alabo Señor
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
«María dio gracias al Señor»
…”El Magnificat de María –retrato, por decirlo de alguna manera, de su alma- está enteramente bordado con hilos de la Escritura Sagrada, con hilos sacados de la Palabra de Dios. Con ello queda demostrado que en la Palabra de Dios, María se encuentra verdaderamente en su casa, entra y sale de ella con gran naturalidad. Habla y piensa por medio de la Palabra de Dios; la Palabra de Dios es su palabra, y su palabra nace de la Palabra de Dios. Además, así manifiesta que sus pensamientos son el diapasón de los pensamientos de Dios, que su voluntad consiste en querer con Dios. Estando profundamente penetrada por la Palabra de Dios, puede llegar a ser la madre de la Palabra encarnada.
María es, en fin, una mujer que ama. ¿Cómo podría ser de otra manera? Como creyente que, en la fe piensa con el pensar de Dios y quiere con la voluntad de Dios, sólo puede ser una mujer que ama. Lo percibimos a través de sus gestos silenciosos, los que se narran en los relatos de los evangelios de la infancia. Lo vemos a través de la delicadeza con la que, en Caná, se da cuenta de las necesidades en las que se encuentran los esposos y las presenta a Jesús. Lo vemos en la humildad con que acepta estar abandonada durante el periodo de la vida pública de Jesús, sabiendo que su hijo deber fundar una nueva familia y que la hora de su madre llegará tan sólo en el momento de la cruz… En Pentecostés serán los discípulos los que ser reunirán a su alrededor esperando el Espíritu Santo (Hch 1,14)”…
Encíclica «Deus caritas est», § 41
PARA REZAR
Ven Señor Jesús
Ven Señor Jesús, para que pueda con humildad
cantar las maravillas del Señor,
por lo que día a día hace por nosotros.
Ven Señor Jesús, para que pueda sentirme feliz
en medio de tu pueblo,
deseoso de tu presencia, y contagiar a todos este gozo
que nace de sentir la misericordia de Dios.
Ven Señor Jesús, para hacer proezas con tu brazo,
derramando tu amor y tu misericordia a los humildes
y a todos los que te buscan con sincero corazón.
Ven Señor Jesús, a cambiar el corazón de los poderosos
para que no nieguen de tu pan a los hambrientos
y todos se colmen con tus bienes.
23 DE DICIEMBRE
La mano del Señor estaba con él
Lectura de la profecía de Malaquías 3, 1-4. 23-24
Yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino delante de mí. Y en seguida entrará en su Templo el Señor que ustedes buscan; y el Ángel de la alianza que ustedes desean ya viene, dice el Señor de los ejércitos.
¿Quién podrá soportar el Día de su venida? ¿Quién permanecerá de pie cuando aparezca? Porque él es como el fuego del fundidor y como la lejía de los lavanderos. El se sentará para fundir y purificar: purificará a los hijos de Leví y los depurará como al oro y la plata; y ellos serán para el Señor los que presentan la ofrenda conforme a la justicia. La ofrenda de Judá y de Jerusalén será agradable al Señor, como en los tiempos pasados, como en los primeros años.
Yo les voy a enviar a Elías, el profeta, antes que llegue el Día del Señor, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia sus hijos y el corazón de los hijos hacia sus padres, para que yo no venga a castigar el país con el exterminio total.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 24, 4-5ab. 8-9. 10 y 14
R. Tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegar la liberación.
Muéstrame, Señor, tus caminos,
enséñame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador. R.
El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a los pobres. R.
Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad,
para los que observan los preceptos de su alianza.
El Señor da su amistad a los que lo temen
y les hace conocer su alianza. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 57-66
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.
A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: «No, debe llamarse Juan.»
Ellos le decían: «No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre.»
Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Este pidió una pizarra y escribió: «Su nombre es Juan.»
Todos quedaron admirados. Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: « ¿Qué llegará a ser este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- El profeta Malaquías, en el siglo V antes de Cristo, en un tiempo de restauración política, se queja de los abusos que hay en el pueblo y en sus autoridades. El culto del templo es muy deficiente, por desidia de los sacerdotes. Dios anuncia algo nuevo y sobre todo, el envío de un mensajero que preparará el camino del mismo Señor. El mensajero de la Alianza significa que el Señor del universo, acompañará a todo el pueblo que está esperando su voz y su presencia.
- Para que esto sea posible, es necesario liberar al pueblo de los pecados: sobre todo de la violencia y la opresión que se había instalado en el corazón de la nación. Su venida será gracia y juicio a la vez, será fuego de fundidor, que purifica quemando, para que la ofrenda del Templo pueda ser presentada dignamente ante el Señor.
***
- Los judíos habían interpretado a este mensajero anunciado por Malaquías como el profeta Elías, que vendría al final de los tiempos. Pero Jesús lo identificó con Juan Bautista. La propuesta del profeta no es escuchada. Dios ha decidido que ha llegado ya la plenitud de los tiempos y empieza a actuar. La profecía de Malaquías se cumple en Juan Bautista quién será el más grande de los nacidos de mujer. El Hijo de Dios, viene a celebrar una Nueva Alianza. Esta no será exclusividad de un pueblo, sino patrimonio de la humanidad.
- Zacarías, un viejo y honrado sacerdote, no ha creído en los signos de Dios y pierde la capacidad de hablar; la falta de fe le quita la palabra. A Isabel, se le cumple el tiempo y da a luz un hijo; y es a ella a quien la gente felicita, por la gran misericordia que Dios ha tenido, al concederle un hijo en su vejez.
- Ocho días más tarde, se circuncida al niño y se le va a poner un nombre. La imposición del nombre es privilegio del padre; pero es Isabel la que decide ponerle a su hijo un nombre que lo desconecta de la tradición familiar. Todos esperan que se llame como su padre, para perpetuar su nombre y quedar inscrito en el linaje sacerdotal. Sin embargo, su padre dice que se llamará Juan. Las palabras nuevas, recibidas en el silencio del Santuario, se han grabado en su corazón con más fuerza que la tradición de sus antepasados.
- Zacarías recobra el habla y asiente a la decisión de su esposa y dice que el nombre de su hijo es Juan. Juan significa: Dios se compadece. Llevará el nombre que le mostrará al pueblo el corazón de Dios. Su nombre invita a una nueva mirada sobre Dios.
- Juan será el precursor de la gracia que invita a la vigilancia, a no vivir dormidos, aletargados sino a poner la mirada en el futuro de Dios, y con el oído dispuesto a escuchar y vivir la palabra de Dios.
- La figura de Juan nos invita también a nosotros a la conversión, a volvernos hacia ese Señor que viene a salvarnos, y a dejarnos salvar por Él. Se hace necesario callar para escuchar la voz de Dios en nuestro propio interior y dejarla producir fruto abundante. Un silencio que no es mudez. La experiencia de la Palabra de Dios en nosotros, nos tiene que hacer capaces de nombrar a nuestros hermanos y a todas las cosas, con el nombre que Dios les ha dado. De este modo, nuestras palabras serán el lenguaje de las actitudes llenas de amor, de respeto, de preocupación por el bien de todos los que esperan el cumplimiento de la esperanza, que Dios ha puesto en el corazón del mundo.
PARA DISCERNIR
- ¿Soy capaz de hacer silencio para dejar que Dios hable?
- ¿Me cierro a la voz de Dios cuando escapa mis cálculos?
- ¿Oriento mi vida de fe de acuerdo a lo que puedo manejar y controlar?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Habla Señor que tu siervo escucha
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
«Se le soltó la boca y la lengua empezó a hablar bendiciendo a Dios»
…” A propósito de Juan Bautista leemos en Lucas: «Será grande a los ojos del Señor, y convertirá mucho israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor con el espíritu y el poder de Elías, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto» (1,15-17). ¿Por qué, pues, ha preparado un pueblo, y delante qué Señor él ha sido grande? Sin ninguna duda que delante de Aquel que ha dicho que Juan era «más que un profeta» y que «no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista» (MT 11,9.11). Porque él preparaba un pueblo anunciando por adelantado a sus compañeros de servidumbre la venida del Señor, y predicándoles la penitencia a fin de que, cuando el Señor se hiciera presente, todos se encontraran en estado de recibir su perdón y poder regresar a Aquel para quien se habían hecho extraños por sus pecados…
Sí, «en su misericordia» Dios «nos ha visitado, Sol que viene de lo alto; y ha brillado para los que estaban sentados en tinieblas y en sombras de muerte, y ha dirigido nuestros pasos por el camino de la paz» (Lc 1,78-79). Es en estos términos que Zacarías, liberado ya del mutismo en que había caído a causa de su incredulidad, y lleno de un Espíritu nuevo, bendecía a Dios de una nueva manera. Porque en adelante todo era nuevo, por el hecho de que el Verbo, por un proceso nuevo venía a cumplir el primer designio de su venida en la carne para que el hombre, que se había alejado de Dios, fuera por él reintegrado en la amistad con Dios .Y es por ello que este hombre aprendía a honorar a Dios de una manera nueva”…
San Ireneo de Lyón (hacia 130-hacia 280), obispo, teólogo y mártir – Contra las herejías III, 10,1
PARA REZAR
Ven Señor Jesús
Ven Señor Jesús, enciende nuestro corazón
con la audacia necesaria
para lanzarnos en el camino fe
teniéndote como única certeza y apoyo
Ven Señor Jesús, quema nuestras inseguridades
para que nos animemos a nombrar
la vida y la historia desde tu palabra renovadora.
Ven Señor Jesús, recrea nuestras certezas
para que no nos acostumbremos a lo que ya está
sino que nos arriesguemos a abrirnos a lo que está por venir
y allí pongamos nuestros esfuerzos y luchas.
24 DE DICIEMBRE
Nos visitará el Sol que nace de lo alto
Lectura del Segundo Libro
del Profeta Samuel 7,1-5.8b-12.14a.16
Cuando el rey David se estableció en su palacio, y el Señor le dio la paz con todos los enemigos que le rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: «Mira, yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda.» Natán respondió al rey: «Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo.»
Pero aquella noche recibió Natán la siguiente palabra del Señor: «Ve y dile a mi siervo David: «Esto dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? Yo te saqué de los ariscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra.
Daré un puesto a Israel, mi pueblo: lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que los malvados lo aflijan como antes, cuando nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel. Te pondré en paz con todos tus enemigos, y, además, el Señor te comunica que te dará una dinastía. Y cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre.»»
Palabra de Dios
SALMO Sal 88, 2-5. 27.29
R: Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.» R.
Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
«Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades.» R.
Él me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora.»
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 67-79
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo:
«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.»
Palabra del Señor
PARA REFLEXIONAR
- El rey David, una vez consolidada la situación militar y política del pueblo, lleno de buena intención religiosa, quiere construir un Templo para el Arca de la Alianza, o sea, una casa para Dios, dando por finalizada la etapa de la inestabilidad y de las peregrinaciones.
- Natán le anuncia de parte de Dios que no será él, David, quien regale una casa a Dios, sino Dios quien le asegura a David una casa y una descendencia duradera, que en primer término es su hijo Salomón, pero que se entendió siempre como un anuncio del rey mesiánico futuro.
- Dios, que le ha ayudado hasta ahora en sus empresas, le seguirá ayudando a él y a sus sucesores. La palabra «casa» juega así con su doble sentido de edificio material y de dinastía familiar. Son los planes de Dios, y no los nuestros, los que van conduciendo la marcha de la historia.
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- Ayer el cántico del Magnificat, en boca de María, resumía la historia de salvación conducida por Dios. Hoy es el cántico del Benedictus, que probablemente era también de la comunidad, pero que Lucas pone en labios de Zacarías, el que nos ayuda a comprender el sentido que tiene la venida del Mesías.
- Dios ha transformado la aparente pérdida del habla del anciano sacerdote en silencio interior. Durante nueve meses ha rumiado la palabra y en ese silencio esta germina y se desarrolla. Ha podido leer el acontecimiento a la luz de las Escrituras. Por eso, una vez que ha nacido el niño puede dar voz a la palabra de todo un pueblo que esperaba.
- Zacarías bendice al Señor, Dios de Israel, reconoce que la historia ha llegado a su punto culminante. Ha llegado el tiempo de la visita de Dios. La idea de visita de Dios, para la Biblia, tiene dos significados. Se trata de una visita de salvación, para los pobres, oprimidos, perseguidos, los fieles a Dios, y a la vez una visita de condenación, para los corruptos, los que atentaron contra sus hijos. Zacarías se alegra de esa visita, porque por fin se establecerá la justicia en la tierra. Ya cada uno ocupará el lugar que verdaderamente le corresponde.
- Este niño será profeta; preparará el camino del Señor, guiará a su pueblo en la luz que viene de lo alto. Fue concebido por la bondad misericordiosa de nuestro Dios para llevar la paz a los que andan en las sombras de la muerte.
- El canto de bendición de Zacarías traza el camino de la nueva alianza: celebrar nuestra salvación delante de Dios sin temor, poder adorar, poder acercarnos y ofrecernos a Él completamente, caminar por el camino de la paz y de la luz.
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Todos verán la salvación de Dios
…”Habiendo cantado el profeta la liberación de Israel y el perdón de los pecados de Jerusalén; habiendo solicitado para ella el consuelo —un consuelo ya próximo y como quien dice, pisando los talones a lo ya dicho—, añadió: viene nuestro salvador. Le precede como precursor enviado por Dios el Bautista, que en el desierto de Judá grita y dice: Preparad el camino del Señor, allanad los senderos de nuestro Dios.
Habiéndoselo revelado el Espíritu, también el bienaventurado Zacarías, el padre de Juan, profetizó diciendo: Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor, a preparar sus caminos. De él dijo el mismo Salvador a los judíos: Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz. Pues el sol de justicia y la luz verdadera es Cristo.
La sagrada Escritura compara al Bautista con una lámpara. Pues si contemplas la luz divina e inefable, si te fijas en aquel inmenso y misterioso esplendor, con razón la medida de la mente humana puede ser comparada a una lamparita, aunque esté colmada de luz y sabiduría. Qué signifique: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos, lo explica cuando dice: Elévense los valles, desciendan los montes y colinas: que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale.
Pues hay vías públicas y senderos casi impracticables, escarpados e inaccesibles, que obligan unas veces a subir montes y colinas y otras a bajar de ellos, ora te ponen al borde de precipicios, ora te hacen escalar altísimas montañas. Pero si estos lugares señeros y abruptos se abajan y se rellenan las cavidades profundas, entonces sí, entonces lo torcido se endereza totalmente, los campos se allanan y los caminos, antes escarpados y tortuosos, se hacen transitables. Esto es, pero a nivel espiritual, lo que hace el poder de nuestro salvador. Mas una vez que se hizo hombre y carne —como dice la Escritura—, en la carne destruyó el pecado, y abatió a los soberanos, autoridades y poderes que dominan este mundo. A nosotros nos igualó el camino, un camino aptísimo para correr por las sendas de la piedad, un camino sin cuestas arriba ni bajadas, sin baches ni altibajos, sino realmente liso y llano.
Se ha enderezado todo lo torcido. Y no sólo eso, sino que se revelará la gloria del Señor, y todos verán la salvación de Dios. Ha hablado la boca del Señor. Pues Cristo era y es el Verbo unigénito de Dios, en cuanto que existía como Dios y nació de Dios Padre de modo misterioso, y en su divina majestad está por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Él es el Señor de la gloria y hemos contemplado su gloria que antes no conocíamos, cuando hecho hombre como nosotros según el designio divino, se declaró igual a Dios Padre en el poder, en el obrar y en la gloria: sostiene el universo con su palabra poderosa, obra milagros con facilidad, impera a los elementos, resucita muertos y realiza sin esfuerzo otras maravillas.
Así pues, se ha revelado la gloria del Señor y todos han contemplado la salvación de Dios, a saber, del Padre, que nos envió desde el cielo al Hijo como salvador”…
San Cirilo de Alejandría, Comentario sobre el libro del profeta Isaías (Lib. 3, t 4: PG 70, 802-803)
PARA REZAR
¡Maranatha! ¡Ven, Señor, Jesús!
Yo soy la Raíz y el Hijo de David,
la Estrella radiante de la mañana.
El Espíritu y la Esposa dicen: «¡Ven, Señor!»
Quien lo oiga, diga: «¡Ven, Señor!»
Quien tenga sed, que venga; quien lo desee,
que tome el don del agua de la vida.
Sí, yo vengo pronto.
¡Amén! ¡Ven, Señor, Jesús!