PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Deuteronomio          4, 32-34. 39-40

Moisés habló al pueblo diciendo:

«Pregúntale al tiempo pasado, a los días que te han precedido desde que el Señor creó al hombre sobre la tierra, si de un extremo al otro del cielo sucedió alguna vez algo tan admirable o se oyó una cosa semejante.

¿Qué pueblo oyó la voz de Dios que hablaba desde el fuego, como la oíste tú, y pudo sobrevivir? ¿O qué dios intentó venir a tomar para sí una nación de en medio de otra, con milagros, signos y prodigios, combatiendo con mano poderosa y brazo fuerte, y realizando tremendas hazañas, como el Señor, tu Dios, lo hizo por ustedes en Egipto, delante de tus mismos ojos?

Reconoce hoy y medita en tu corazón que el Señor es Dios -allá arriba, en el cielo, y aquí abajo, en la tierra- y no hay otro.

Observa los preceptos y los mandamientos que hoy te prescribo. Así serás feliz, tú y tus hijos después de ti, y vivirás mucho tiempo en la tierra que el Señor, tu Dios, te da para siempre.»

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 32, 4-5. 6 y 9. 18-19. 20 y 22 (R.: 12b)

R.        ¡Feliz el pueblo que el Señor se eligió como herencia!

La palabra del Señor es recta

y él obra siempre con lealtad;

él ama la justicia y el derecho,

y la tierra está llena de su amor.  R.

La palabra del Señor hizo el cielo,

y el aliento de su boca, los ejércitos celestiales;

porque él lo dijo, y el mundo existió,

él dio una orden, y todo subsiste.  R.

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles,

sobre los que esperan en su misericordia,

para librar sus vidas de la muerte

y sustentarlos en el tiempo de indigencia.  R.

Nuestra alma espera en el Señor:

él es nuestra ayuda y nuestro escudo.

Señor, que tu amor descienda sobre nosotros,

conforme a la esperanza que tenemos en ti.  R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Roma    8, 14-17

Hermanos:

Todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios ¡Abba!, es decir, ¡Padre!

El mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, también somos herederos, herederos de Dios y coherederos de Cristo, porque sufrimos con él para ser glorificados con él.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 28, 16-20

Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos todavía dudaron.

Acercándose, Jesús les dijo: «Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • En esta lectura se presenta la conclusión del llamado primer discurso de Moisés, donde recuerda al pueblo de Israel cómo ha sido elegido por Dios entre todos los pueblos con una vocación especial y ha sido protegido en todas sus luchas desde un comienzo, cuando fue sacado de Egipto con brazo poderoso. Israel llega a Dios por el camino de la experiencia.
  • El ámbito de la revelación de Dios es para Israel su propia historia, Dios mismo toma la iniciativa, y se va manifestando en los acontecimientos de la vida, en los hechos, que terminan siendo salvadores. Israel experimenta a Dios como alguien vivo y que interpela; pero sobre todo como amor que salva. Por eso tendrá que volver una y otra vez a hacer memoria, y celebrar la salida de Egipto para que renazca la fe en los momentos difíciles.
  • La memoria de lo que Dios ha hecho es para Israel, el motivo fundante para confiar que un día se cumplan sus promesas El camino que deberá andar para que se realice la esperanza, pasa por el deber de cumplir la Ley. La Ley se funda en lo que Dios ha hecho, y es condición para que se cumpla lo que ha prometido.

***

  • Pablo, ha presentado antes de estos versículos, la lógica de la carne, que lleva a la muerte; y la lógica del Espíritu que lleva a la vida. Los que se dejan llevar por el Espíritu se sienten hijos de Dios.
  • Los hijos de Dios esperan participar en la herencia de Cristo. La experiencia cristiana va mucho más allá de la experiencia de Israel y del cumplimiento de la Ley. Israel avanza en libertad cuando cumple la Ley de Dios; el cristiano cuando se deja conducir por el Espíritu y vive el mandamiento del amor.
  • El Espíritu que habita en nosotros, confirma a nuestro espíritu en la fe. El Espíritu que hemos recibido no es un espíritu de esclavos, sino el Espíritu de Cristo y de los hijos de Dios. El cristiano, por medio del Espíritu, pueda llamar a Dios Abba. Puede hacer suya la plegaria de Jesús. El que vive según el espíritu sabe que en la entrega generosa de un amor sin límites al Padre, y a todos los hermanos, se encuentra la verdadera libertad y la única responsabilidad.
  • No son las obras de la «carne» las que nos salvan, sino la presencia del Espíritu en el hombre, que le orienta hacia una existencia nueva.

***

  • Jesús al comenzar su vida pública dice: “El Señor me ha ungido para llevar las buenas nuevas a los pobres”; dicho en otras palabras: Yo tengo la respuesta a esta pregunta fundamental; les puedo enseñar el camino de la vida, el camino de la felicidad, y no sólo eso: Yo soy ese camino.
  • Jesús envía a sus apóstoles para que hagan discípulos a todas las naciones y los consagren a este Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Si el arte de vivir permanece desconocido, todo el resto no puede funcionar; y este arte no se adquiere por la ciencia, ni tampoco por decreto. Se trasmite, se comunica, se comparte, se entrega. Sólo lo puede hacer quien tiene la vida, Aquél que es la Buena noticia en persona.
  • Dios mismo ha tomado la iniciativa y al mostrarse como Padre, Hijo y Espíritu Santo se ha revelado como amor. Sin la Trinidad y sus implicaciones, la fe no sería la de Cristo, no seríamos cristianos porque nuestro amor no sería el de Cristo.
  • Los enviados no enseñarán una doctrina, crearán un vínculo, una estrecha relación personal y de seguimiento con el Maestro. Desde entonces Evangelizar será: posibilitar esta relación, mostrar este camino y al que es el Camino; enseñar el arte de vivir y llevar al que es la Vida.
  • Dios no es una idea o razonamiento, su amor tampoco. Moisés se dirige al pueblo de Israel haciéndole ver, a través de su historia, con hechos palpables, la presencia de un Dios único y grande que por encima de cualquier otro dios, ha mostrado su poder protegiendo al pueblo que ha elegido. La historia de la Salvación es un itinerario de amor de Dios a los hombres, que se convierte en norma e invitación a imitarlo en el modo de amar a los hermanos; camino único y posible de amor a Dios.
  • Pablo nos ayuda a comprender que somos herederos con Cristo de los bienes de la Resurrección. La Trinidad es comunidad de amor que se comparte. Formar parte de la familia de Dios como sus  hijos no es un hecho intrascendente, sino es principio de nuestra fe.
  • Dios se nos ha revelado en Cristo, como Amor dinámico y derramado hacia los hombres, a los que hizo a su imagen y semejanza. Se hizo uno de nosotros. Así como Cristo ha revelado a los hombres el misterio de Dios, de igual modo, la Iglesia debe transmitir a los hombres ésta vida de Dios. Ésta es su “misión”: “hagan discípulos a todos los pueblos”, y su “fundamento” es la promesa de permanencia de Jesús: “Yo estoy con ustedes todos los días”.
  • La Palabra nos revela en lo que nosotros llamamos Trinidad, que Dios es amor. Cristo nos ha revelado la intimidad divina para que construyamos nuestra vida de creyentes sobre y desde ese patrón. Creer en un Dios que es Amor: diálogo, entrega, comunión y comunidad, felicidad compartida, obediencia y don, nos llevará a sentir la necesidad de parecernos a Él, de imitarlo, de darnos y entregarnos, sin egoísmos personales, a nuestros hermanos los hombres, a todos sin distinción, como el Padre entregó a su Hijo y éste a su muerte en cruz, como expresión de su Amor.
  • La comunidad trinitaria es también el paradigma para nuestra comunidad humana y, sobre todo, para nuestra comunidad eclesial. La causa profunda de desunión entre los hombres y la más lamentable incomprensión entre los cristianos, es haber olvidado el ejemplo de convivencia amorosa de las Personas en la Trinidad. Y la causa más íntima de la lesión de la dignidad humana, de la esclavitud y la opresión, es no haber comprendido que todos somos hijos de Dios.
  • En la medida en que nos sintamos hermanos de Jesús, hijos de un mismo Padre, animados y vivificados por un mismo Espíritu, comprometidos en una única misión evangelizadora y humanizadora, experimentaremos la necesidad de amarnos sincera y realmente en una entrega mutua y servicial. Entonces, y sólo entonces, la Iglesia evangelizará por su sola presencia, siendo para el mundo sacramento de salvación, porque será signo del Dios Uno y Trino, de y a quien imita.

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué tipo de vínculo mantengo con Dios?
  • ¿Cuál es mi experiencia frente al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo?
  • ¿Experimento la presencia de un Dios amor que me abraza y contiene y envía?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…” ¡Oh Dios mío, trinidad adorable, ayúdame a olvidarme por entero para establecerme en ti!

¡Oh mi Cristo amado, crucificado por amor! Siento mi impotencia y te pido que me revistas de ti mismo, que identifiques mi alma con todos lo movimientos de tu alma; que me sustituyas, para que mi vida no sea más que una irradiación de tu propia vida. Ven a mí como adorador, como reparador y como salvador…

¡Oh fuego consumidor, Espíritu de amor! Ven a mí, para que se haga en mi alma una como encarnación del Verbo; que yo sea para él una humanidad sobreañadida en la que él renueve todo su misterio.

Y tú, ¡oh Padre!, inclínate sobre tu criatura; no veas en ella más que a tu amado en el que has puesto todas tus complacencias.

¡Oh mis tres, mi todo, mi dicha, soledad infinita, inmensidad en que me pierdo! Me entrego a vos como una presa; sepultaos en mi para que yo me sepulte en vos, en espera de ir a contemplar en vuestra luz el abismo de vuestras grandezas”…

Sor Isabel de la Trinidad

…“En Cristo se nos ha abierto la hondura de la vida escondida de Dios. Su naturaleza, palabra y obra tan llenas de la realidad de lo sagrado. Pero de ella brotan figuras vivas: el Padre, en su omnipotencia y bondad; el Hijo, en su verdad y amor redentor, y entre ellos, el desprendido, el creador, el Espíritu.

Es un misterio que supera todo sentido; y hay gran peligro de escandalizarse de él. Pero yo no quiero un Dios que se ajuste a las medidas de mi pensamiento y esté formado a mi imagen. Quiero el auténtico, aunque sé que desborda mi intelectual capacidad. Por eso, ¡oh Dios vivo!, creo en tu misterio, y Cristo, que no puede mentir, es su fiador.

Cuando anhelo la intimidad de la compañía, tengo que ir a los demás hombres; y por más honda que sea la ligazón y más hondo que sea el amor, seguimos, sin embargo, separados. Pero tú encuentras tu propio «tú» en ti mismo. En tu misma hondura desarrollas el diálogo eterno. En tu misma riqueza tiene lugar el perpetuo regalo y recepción del amor.

Creo, ¡oh Dios!, en tu vida una y trina. Por ti creo en ella, pues ese misterio cobija tu verdad. En cuanto se abandona, tu imagen se desvanece en el mundo. Pero también, ¡oh Dios!, creo en ella por nosotros, porque la paz de tu eterna vida tiene que llegar a ser nuestra patria. Nosotros somos tus hijos, ¡oh Padre!; tus hermanos y hermanas, Hijo de Dios, Jesucristo, y tú, Espíritu Santo, eres nuestro amigo y maestro”…

Romano Guardini

PARA REZAR

Oh Dios-Trinidad, «la mejor comunidad»,

misterio eterno, insondable,

del que apenas podemos intuir una lejana aproximación.

Aviva en nosotros tu misma Vida,

la que creaste y depositaste en cada una de tus criaturas,

para que nos sintamos convocados a acrecentar la Vida,

arrollados por esa corriente original y eterna

de vida en comunión que tú mismo eres:

Trinidad santa, Padre, Hijo y Espíritu Santo,

por los siglos de los siglos. Amén.

Señor, Dios, que eres nuestro Padre,

nuestro Hermano Jesucristo y el Espíritu

que nos consuela y nos fortalece;

ayúdanos a vivir en auténtica y sincera comunidad,

y que lo que celebramos en la liturgia

lo expresamos en toda nuestra vida,

que traduzcamos nuestra fe en obras de justicia y amor,

que no busquemos sólo en tener una fe correcta sino,

sobre todo, una vida correcta, que sea siempre

y en todo conforme a tu voluntad

de que todos seamos hermanos.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro        1, 3-9

Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, nos hizo renacer, por la resurrección de Jesucristo, a una esperanza viva, a una herencia incorruptible, incontaminada e imperecedera, que ustedes tienen reservada en el cielo. Porque gracias a la fe, el poder de Dios los conserva para la salvación dispuesta a ser revelada en el momento final.

Por eso, ustedes se regocijan a pesar de las diversas pruebas que deben sufrir momentáneamente: así, la fe de ustedes, una vez puesta a prueba, será mucho más valiosa que el oro perecedero purificado por el fuego, y se convertirá en motivo de alabanza, de gloria y de honor el día de la Revelación de Jesucristo. Porque ustedes lo aman sin haberlo visto, y creyendo en él sin verlo todavía, se alegran con un gozo indecible y lleno de gloria, seguros de alcanzar el término de esa fe, que es la salvación.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 110, 1-2. 5-6. 9 y 10c (R.: 5b)

R.        El Señor se acuerda eternamente de su alianza.

Doy gracias al Señor de todo corazón,

en la reunión y en la asamblea de los justos.

Grandes son las obras del Señor:

los que las aman desean comprenderlas.  R.

Proveyó de alimento a sus fieles

y se acuerda eternamente de su alianza.

Manifestó a su pueblo el poder de sus obras,

dándole la herencia de las naciones.  R.

El envió la redención a su pueblo,

promulgó su alianza para siempre:

su Nombre es santo y temible.

¡El Señor es digno de alabanza eternamente!  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 17-27

Cuando Jesús se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?»

Jesús le dijo: « ¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre.»

El hombre le respondió: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud.»

Jesús lo miró con amor y le dijo: «Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme.» El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes.

Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: « ¡qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!» Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: «Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios.»

Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros:

«Entonces, ¿quién podrá salvarse?»

Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: «Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Empezamos hoy la lectura continua de la primera epístola de san Pedro escrita hacia el año 64.
  • La primera parte de la carta es un himno de acción de gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo.
  • En un tiempo marcado por la de persecución el texto quiere animar a los cristianos, recordándoles que el Bautismo es la fuente de su identidad cristiana y su pertenencia a la iglesia, por medio de él hemos nacido de nuevo.  La causa de ese «nuevo nacimiento», es la Resurrección de Jesús.
  • En esto se sustenta la fidelidad a Cristo, a pesar de las pruebas y los sufrimientos. La vida no siempre es gozosa, sin embargo el cristiano es un «hombre feliz», incluso en las pruebas porque la fuente de la alegría es la fe. Hasta las mismas pruebas no destruyen la alegría porque maduran el camino de la fe.
  • Dios ha sido quien ha tomado la iniciativa. Resucitando a Jesús de entre los muertos y ofreciéndonos después el bautismo como inicio de una nueva vida. Somos herederos de Dios y nuestra garantía está en el cielo y se llama Cristo Jesús, a quien seguimos como cristianos.
  • Estar bautizado es mantenerse en un vínculo de amor y de fe con Jesús mientras esperamos verlo un día definitivamente.

***

  • Jesús se encuentra con un hombre que quiere “heredar la vida eterna”. Parece sincero y con buena intención, pero quizás demasiado seguro de su bondad. El hombre es un buen israelita, cumplidor de los mandamientos, observante de la ley, íntegro, conforme a los principios y valores de la tradición judía. Todo lo que estaba mandado lo ha cumplido desde pequeño.
  • La mirada de afecto de Jesús impresionó a sus discípulos. El Señor no anda con vueltas y le propone al joven algo radical. Para Jesús la observancia de la ley resulta insuficiente, porque Él viene a ofrecer algo superior a toda ley, una vida que desborda todos los valores imaginables. Jesús mira con amor al hombre que ha buscado en sus palabras un sentido más pleno para la vida y lo invita a realizar juntos el camino del Reino. Pero para hacerlo tiene que vender todo lo que tiene y darlo a los pobres. 
  • El hombre que tenía muchos bienes no se atreve a dar el paso y se retira. El camino del Reino exige la pobreza. Cuando estamos llenos de cosas somos lentos para avanzar y lo que poseemos se transforma en un obstáculo que nos traba.
  • Jesús nos pide la entrega absoluta para que podamos recibirlo todo. Jesús respeta con delicadeza la libertad de cada persona, pero no acumular riquezas se convierte en una exigencia para los que acepten el mensaje del Reino y quieran seguirlo.
  • Algunos, lo siguen sin dudar, dejándolo todo como los apóstoles, pero muchos se echan atrás como este hombre; que es como un símbolo del pueblo elegido de Dios que, llegado el momento, no quiso aceptar el mensaje del Mesías.
  • La lección que saca Jesús es muy dura: los ricos, los que están demasiado apegados a sus bienes, se hacen incapaces de recibir el Reino: «Más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja…».
  • Ante la afirmación de Jesús, el evangelista destaca la «sorpresa» de los discípulos. Era idea corriente entre los judíos que la riqueza era signo de la bendición de Dios: aquí, en cambio, Jesús da un giro radical a esta concepción. Lo absoluto de la exigencia del seguimiento, y la crítica a las riquezas desconcierta a los discípulos a tal punto que con angustia le  preguntan: «¿Quién puede salvarse?». Jesús responde con una cita del Génesis donde recuerda a Abraham la omnipotencia de Dios para cumplir sus promesas. Ahora también Dios sigue siendo omnipotente para transformar a los hombres y hacerlos capaces de renunciar a sus bienes para compartirlos, siguiendo a Jesús y su Evangelio.
  • A todos nos cuesta renunciar a lo que nos da seguridad: las riquezas, las ideas, los afectos, la familia o los proyectos. Nuestro tesoro está, donde está nuestro corazón. El desprendimiento es signo de la entrega de la propia vida y para compartir con los desposeídos de la tierra la vida y los bienes. Porque la felicidad no consiste en dejarlo todo, sino en hacerse libre de todo para entregarse a Cristo y al trabajo por el reino.
  • Con Dios es posible el amor, la solidaridad, la generosidad, el desinterés y la confianza en la providencia. Aceptar el Evangelio del  Reino de Dios, es vivir un tipo de vida en el que los bienes no son el valor absoluto. Y esto sólo es posible en la medida en que Dios es valor radical que nos lleva al encuentro y descubrimiento del hermano por quien vale la pena renunciar al acumular, para vivir el compartir.

PARA DISCERNIR

  • ¿Nuestro corazón está en el Dios del Reino y en la búsqueda del Reino de Dios?
  • ¿Estamos dispuestos a renunciar a estas falsas seguridades?
  • ¿Esperamos que Dios nos cambie el corazón, puesto que para Él nada hay imposible?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Para Dios todo es posible

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Entonces ¿quién puede salvarse?»

Jesús, contestando a la pregunta que le había hecho un hombre rico, reveló como se puede llegar a la vida eterna. Pero es la idea de tener que abandonar sus riquezas lo que hizo que este hombre se quedara triste y se marchara. Entonces Jesús dijo: «Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios». A su vez, Pedro, que se había despojado de todo renunciando a su oficio y a su barca, que no poseía ni tan solo un anzuelo, se acerca a Jesús y le pregunta: «Entonces ¿quién puede salvarse?»

Fíjate al mismo tiempo en la reserva y en el celo de este discípulo. No ha dicho: «Mandas lo imposible, este mandamiento es demasiado difícil, esta ley es demasiado exigente». Tampoco se queda callado. Sino que, sin faltar al respeto y mostrando cuán atento estaba hacia los demás, dijo: «Entonces ¿quién puede salvarse?» Es porque incluso antes ya de ser pastor tenía alma de éste; ya antes de estar investido de autoridad…, se preocupaba del mundo entero.  Un hombre rico, probablemente habría preguntado lo mismo pero por interés, preocupado por su situación personal y sin pensar en los otros. Pero Pedro, que era pobre, no puede ser sospechoso de haber hecho esta pregunta por semejantes motivos. Ello es señal de que se preocupaba por la salvación de los demás, y que deseaba aprender de su Maestro tal como se debe.

De aquí la respuesta alentadora de Cristo: «Es imposible para los hombres, no para Dios».

Lo cual quiere decir: «No penséis que yo os abandono. Yo mismo os asistiré en las cuestiones importantes, y haré que sea fácil y sencillo lo que es difícil»…

San Juan Crisóstomo (hacia 345-407), 

Homilía sobre el deudor de diez mil talentos, 3; PG 51, 21

PARA REZAR

«Quiero seguirte» 

Quiero seguirte, Señor, en medio de este mundo;

quiero seguirte en medio de tantas dificultades,

en medio de una sociedad que pasa cada vez más de ti;

en medio de tanta gente que, sin saberlo,

está hambrienta y necesitada

de algo que la llene de verdad. 

Quiero seguirte, Señor,

porque sé que me necesitas para crear un mundo

en donde reine cada vez más la justicia, el amor y la paz;

un mundo donde todos

se puedan llamar algún día hermanos de verdad;

un mundo donde todos te reconozcan y se acerquen de nuevo a ti;

un mundo donde la única ley sea amarnos como tú nos amaste. 

Hoy, Señor, quiero renovar mi opción por ti.

Quiero decirte que sigues siendo importante en mi vida,

que te necesito.

Quiero decirte que sin ti estaría perdido y desorientado

porque tú eres luz para mis ojos y calor para mi alma. 

Sé, Señor, que tenerte en el centro de mi vida no es fácil,

que las dificultades afloraran sin yo buscarlas.

Algunas veces serán los que me rodean

que me invitarán a dejarte;

otras será mi pereza, mi comodidad, mi orgullo, mi «yo». 

A pesar de todo, quiero lanzarme en el vacío,

quiero apostar por ti.

Porque sé que sólo quien apuesta en esta vida

es capaz de ganar algo;

porque sé que seguirte es hacer un ejercicio de confianza total

y yo estoy dispuesto a realizarlo,

porque tú no me vas a defraudar.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro        1, 10-16

Hermanos:

Esta salvación ha sido el objeto de la búsqueda y la investigación de los profetas que vaticinaron sobre la gracia destinada a ustedes. Ellos trataban de descubrir el tiempo y las circunstancias señaladas por el Espíritu de Cristo, que estaba presente en ellos, y anunciaba anticipadamente los sufrimientos reservados a Cristo y la gloria que les seguiría. A ellos les fue revelado que estaban al servicio de un mensaje destinado no a sí mismos, sino a ustedes. Y ahora ustedes han recibido el anuncio de ese mensaje por obra de quienes, bajo la acción del Espíritu Santo enviado desde el cielo, les transmitieron la Buena Noticia que los ángeles ansían contemplar.

Por lo tanto, manténganse con el espíritu alerta, vivan sobriamente y pongan toda su esperanza en la gracia que recibirán cuando se manifieste Jesucristo.

Como hijos obedientes, no procedan de acuerdo con los malos deseos que tenían antes, mientras vivían en la ignorancia. Así como aquel que los llamó es santo, también ustedes sean santos en toda su conducta, de acuerdo con lo que está escrito: Sean santos, porque yo soy santo.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 97, 1. 2-3b. 3c-4 (R.: cf. 2a)

R.        El Señor manifestó su victoria.

Canten al Señor un canto nuevo,

porque el hizo maravillas:

su mano derecha y su santo brazo

le obtuvieron la victoria.  R.

El Señor manifestó su victoria,

reveló su justicia a los ojos de las naciones:

se acordó de su amor y su fidelidad

en favor del pueblo de Israel.  R.

Los confines de la tierra han contemplado

el triunfo de nuestro Dios.

Aclame al Señor toda la tierra,

prorrumpan en cantos jubilosos.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 28-31

Pedro le dijo a Jesús: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»

Jesús respondió: «Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna.

Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Hoy Pedro sigue hablando de la herencia y la esperanza que nos concede Dios en su misericordia y siguiendo la costumbre de los primeros apóstoles, afirma la continuidad absoluta del Antiguo y del Nuevo Testamento.
  • El mismo Espíritu es el inspirador de los «profetas» antiguos que predecían la gracia que nos estaba destinada y el de los «predicadores actuales del evangelio, que anuncian la buena noticia, de que en la muerte y resurrección de  Cristo Jesús se cumple todo lo anunciado antes. Cuando miramos el futuro lo hacemos con esperanza porque caminamos hacia la «revelación de Jesucristo».
  • Por este motivo el autor de la carta quiere que los cristianos no se amolden a los deseos de antes, sino que vivan en santidad. Pedro repite lo que había oído decir a Jesús: sean perfectos como el Padre celestial es perfecto. Los discípulos somos hombres de memoria y profecía, vivimos entre el ayer y el mañana, esto nos lleva a vivir el presente alertas y siempre atentos al Espíritu, disponibles, despiertos y vigilantes.

***

  • Jesús ha pedido al rico que quería heredar el reino que lo venda todo y lo siga. Sin animarse a dar ese paso se aleja triste. Pedro aprovecha la ocasión  para recordar que ellos lo han dejado todo y lo han seguido. Pedro y los discípulos todavía tienen una idea política del mesianismo de Jesús. No han descubierto todavía lo que les ofrece Jesús y buscan puestos de honor, recompensas humanas, soluciones cuasi mágicas.
  • Jesús y su Espíritu los irán ayudando a madurar en su fe, hasta que después de la Pascua puedan entregarse gratuita y generosamente al servicio de Cristo Jesús y de la comunidad, hasta la entrega de sus propias vidas.
  • La respuesta de Jesús es misteriosa y alentadora: «Recibirá en este tiempo cien veces más y en el futuro, la vida eterna».
  • No se trata de matemática. La respuesta habla de una situación de absoluta novedad. Jesús armará en torno a sí una nueva comunidad unida por lazos más fuertes que los de la sangre. Dejamos un hermano para buscar cien.
  • Al céntuplo que se recibirá de todo Jesús agrega: “con persecuciones”. En ningún momento Jesús asegura el éxito, felicidad humana y aplausos de los hombres. La promesa de la vida eterna viene después. A la Pascua salvadora se llega por el vía crucis del Viernes Santo. El amor muchas veces supone sacrificio. Requiere esfuerzo y lucha; pero vale la pena. Habrá felicidad, pero será la de aquel que descubre que hay “más alegría en dar que en recibir”. La felicidad será del que se sacrifica por los demás.
  • La pobreza por el Evangelio no se queda en una simple renuncia a los bienes materiales, ni mucho menos en un asistencialismo consistente en darle a los bienes, un fin social. El modo viejo de vivir marcado por el egoísmo y la seguridad que da la acumulación de bienes, tiene que dar paso a la donación, que lleva compartir los bienes de la tierra en solidaridad y comunión.
  • Jesús termina remarcando que no se puede pertenecer a la nueva comunidad del Reino con criterios de protagonismo o superioridad basados en el poder y el prestigio que dan las riquezas.
  • En el reino todos tendrán que adoptar la actitud de Jesús, la de hacerse “último de todos y servidor de todos”. En el Reino no valen las posiciones que crean diferencias. Lo que caracteriza al reino es la gratuidad en la cual no hay precio, pero sí hay valor. ¿Acaso, pregunta una madre cuánto le van a pagar por su trabajo? ¿Pone un amigo precio a la sinceridad? ¿Pasó factura Jesús por su entrega en la cruz? Lo que verdaderamente tiene valor es lo que se gesta desde el amor hecho de justicia, compasión misericordia y servicio.

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué sentido doy a mis renuncias?
  • ¿Tengo yo una actitud meramente negativa?
  • ¿Hago opciones o elecciones que sobrepasan todo precio humano?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Recibiremos cien veces más

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Ya en este tiempo, cien veces más»

«Sembrad en justicia, dice el Señor, y recogeréis la esperanza de la vida». No habla del último día cuando todo se nos dará realmente y ya no en esperanza; habla del presente. Cierto, nuestro gozo será grande, nuestra alegría infinita, cuando comenzará la verdadera vida. Pero ya la esperanza de un gozo tan grande no se puede dar sin gran gozo. «Que la esperanza os tenga alegres» dice el apóstol Pablo (Rm 12,12). Y David no dice que estará gozoso, sino que ya lo ha estado el día en que ha esperado poder entrar en la casa del Señor (Sl 121,1). Todavía no poseía la vida, pero ya había cosechado la esperanza de la vida. Y al mismo tiempo experimentaba  la verdad de la Escritura que dice que no sólo la recompensa sino «la esperanza de los justos está llena de gozo» (Pr 10,28). Este gozo se produce en el alma de aquel que ha sembrado para la justicia, por la convicción que tiene de que sus pecados le son perdonados…

…Cualquiera de entre vosotros, después de los principios amargos de la conversión, tiene la felicidad de verse aliviado por la esperanza de los bienes que espera… ya desde ahora ha recogido el fruto de sus lágrimas. Ha visto a Dios y ha escuchado de él: «Dadle el fruto de sus obras» (Pr 31,31). ¿Cómo es posible que el que ha «gustado y visto cuán bueno es el Señor» (Sl 33,9) no haya visto a Dios? El Señor Jesús aparece dulce a aquel que recibe de él no sólo la remisión de sus faltas, sino también el don de la santidad y, más aún, la promesa de la vida eterna. Dichoso el que ha hecho ya tan buena cosecha… El profeta dice en verdad: «Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares» (Sl 125,5)… Ningún provecho ni honor terrestre no nos parecerá estar por encima de nuestra esperanza y de este gozo de esperar, desde ahora enraizado profundamente en nuestros corazones: «La esperanza no engaña, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado» (Rm 5,5)…

San Bernardo. Sermón 37 sobre el Cántico de los Cánticos

PARA REZAR

Jesús:

La certeza de tu identidad te ha liberado

para servir a Dios de maneras que no puedo imaginar.

Me siento muy limitado por mis temores y mis ansiedades,

y sin embargo me atrae la libertad que veo en Ti,

la libertad para servir a Dios.

Jesús, ayúdame a descubrir

dónde es que Dios quiere que yo sirva.

Veo muchas cosas negativas e injustas

en el mundo, en mi país, en mi ciudad,

y hasta en mi familia. Pero tengo miedo.

¿Cómo puedo cambiar ciertas cosas?

¿Cómo puedo aprender a confrontar?

Y más importante aún, ¿qué es lo que Dios quiere que yo haga?

Mi querido amigo Jesús, cuando Te veo,

quedo enamorado de Tu fuerza y de

la libertad con que sirves a Dios.

Eso me atrae fuertemente.

Quiero aprender a servir a Dios sin la carga de mis temores.

Pareces estar muy consciente de Tu identidad

y de cómo Dios Te ha llamado a servir.

Quiero tener el valor suficiente para confrontar

las estructuras y las autoridades que veo actuando mal.

Pero, Jesús, tengo miedo.

La confrontación me trae recuerdos de viejos temores

que necesitan ser sanados, y necesito sentir Tu amor

y Tu libertad para servir con todo el corazón.

Nunca he sido una persona luchadora, sino alguien que rehuye a los conflictos.

Pero cuando estoy contigo esta semana,

veo que las constantes confrontaciones

con las autoridades parecen darte una paz más profunda

y mayor firmeza.

Siento que estás cada vez más consciente

de Quien eres y de la misión que Dios Te ha encomendado.

Jesús, eso es lo que quiero. Quiero poder levantar la cabeza

y, como Tú, poder mirar la gente a los ojos cuando las desafío.

Quiero tener el valor de hablar por quienes necesitan ayuda.

Quiero tener el valor de estar contigo a todo momento,

trabajar como Tú, por la justicia y para llevar la buena nueva a los pobres.

Gracias por compartir Tu vida conmigo.

Siento que se van estrechando los lazos que me unen a Ti

a medida que Te voy conociendo cada día más.

Gracias por invitarme a acompañarte en esta travesía.

Dame el valor que necesito para caminar como Tú.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro        1, 18-25

Hermanos:

Ustedes saben que fueron rescatados de la vana conducta heredada de sus padres, no con bienes corruptibles, como el oro y la plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha y sin defecto, predestinado antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos para bien de ustedes. Por él, ustedes creen en Dios, que lo ha resucitado y lo ha glorificado, de manera que la fe y la esperanza de ustedes estén puestas en Dios.

Por su obediencia a la verdad, ustedes se han purificado para amarse sinceramente como hermanos. Ámense constantemente los unos a los otros con un corazón puro, como quienes han sido engendrados de nuevo, no por un germen corruptible, sino incorruptible: la Palabra de Dios, viva y eterna.

Porque toda carne es como hierba y toda su gloria como flor del campo: la hierba se seca y su flor se marchita, pero la Palabra del Señor permanece para siempre. Esta es la Palabra que les ha sido anunciada, la Buena Noticia.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20

R.        ¡Glorifica al Señor, Jerusalén!

¡Glorifica al Señor, Jerusalén,

alaba a tu Dios, Sión!

El reforzó los cerrojos de tus puertas

y bendijo a tus hijos dentro de ti.  R.

El asegura la paz en tus fronteras

y te sacia con lo mejor del trigo.

Envía su mensaje a la tierra,

su palabra corre velozmente.  R.

Revela su palabra a Jacob,

sus preceptos y mandatos a Israel:

a ningún otro pueblo trató así

ni le dio a conocer sus mandamientos.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 32-45

Mientras iban de camino para subir a Jerusalén, Jesús se adelantaba a sus discípulos; ellos estaban asombrados y los que lo seguían tenían miedo. Entonces reunió nuevamente a los Doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder:

«Ahora subimos a Jerusalén; allí el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos: ellos se burlarán de él, lo escupirán, lo azotarán y lo matarán. Y tres días después, resucitará.»

Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: «Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir.»

El les respondió: «¿Qué quieren que haga por ustedes?»

Ellos le dijeron: «Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria.»

Jesús le dijo: «No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?»

«Podemos», le respondieron.

Entonces Jesús agregó: «Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados.»

Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos. Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Pedro recuerda a los recién bautizados la suerte que tienen de creer en Cristo Jesús, han sido rescatados de la antigua vida y han vuelto a nacer de Dios. Ser rescatados significa que Cristo ha pagado el precio de nuestra  liberación con su propia sangre.
  • Para Pedro, santificar nuestras almas obedeciendo a la verdad para amarnos sinceramente como hermanos, es el contenido, de esta «vida nueva» que nos da el bautismo. Germen incorruptible, vivo y permanente.
  • Hemos sido “engendrados de nuevo”  no de un padre mortal, sino de Dios mismo, de su Palabra viva y permanente que queda sembrada en nosotros. La Palabra de Dios es firme: si construimos sobre ella, edificamos para siempre. La Palabra viva de Dios que escuchamos y acogemos, nos quiere regenerar día tras día, infundiéndonos su fuerza transformadora.
  • Todos hemos nacido del mismo Dios, hemos recibido los mismos dones, por eso debemos considerarnos hermanos e hijos del mismo Padre. Si todos somos hermanos podemos amarnos unos a otros con corazón puro. Dios espera de nosotros la perfección del amor. Es aquello a lo que Dios nos ha destinado, aquello para lo cual hemos sido creados. Amar es corresponder.
  • Estar bautizado es en el fondo «estar dispuesto a obedecer a Dios» a «hacer su voluntad por amor», a «adoptar su proyecto sobre el mundo» a «ser un verdadero hijo para con Dios».

***

  • Camino de Jerusalén, ya cerca de la ciudad, Jesús «va delante» consciente de su destino. Su muerte no es un accidente fortuito en su vida. Él sube voluntariamente a Jerusalén, el lugar del cumplimiento de las promesas mesiánicas. En Jerusalén se manifestará plenamente el poder de Dios en la absoluta debilidad. El final es la resurrección y en ese camino anuncia por tercera vez su pasión. Al anuncio de la pasión sucederá la incomprensión, para dar paso a la enseñanza.
  • Con este trasfondo, la petición de «Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo» pretende tergiversar el contenido del mensaje del Reino. Quieren  sentarse a la derecha y a la izquierda, buscan lugares de poder. Jesús plantea la entrega de la propia vida, y ellos pretenden el poder de los primeros puestos. La petición viene muy bien presentada bajo forma de fidelidad, de adhesión y amistad, sentimientos que seguramente tendrían estos dos apóstoles, pero mezclados con su ambición personal, sus deseos de honores y poder. Esta es la postura de la mayoría de los apóstoles que comparten todavía los sueños mesiánicos de su pueblo y por eso buscan los primeros sitios, ascender. Jesús es el triunfador victorioso que arreglará todas las cosas por su poder, con un «soplo de sus labios».
  • Jesús tratará de hacerles comprender que el camino para alcanzar la gloria es el suyo. Para esto usará los símbolos del cáliz como imagen de la renuncia y el sacrificio, y el bautismo como imagen de la purificación por la muerte y el comienzo a una nueva existencia.
  • Los “hijos del trueno” pidieron un trono de poder y Jesús les ofrece llevar adelante la causa del reino hasta la entrega de la propia vida.
  • Los otros diez se llenan de indignación, no porque creyeran que la petición hubiera sido inconveniente, sino porque esos dos se les habían adelantado. Jesús aprovecha para anunciarles la verdad evangélica de la autoridad y el servicio. Jesús con su respuesta pone una vez más la entrega de la propia vida como base de todo seguimiento. Se pone a sí mismo como el modelo porque «El Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por todos».
  • Para Jesús, el camino de la cruz no es ante todo «sufrir» sino «servir». Y es la regla de la nueva comunidad de los discípulos. El mismo Jesús con su vida, y en el acto supremo de entregarla libremente a la muerte, introduce esta novedad de la autoridad como servicio. Servicio que es expresión de la libertad que da el auténtico amor. Es libre quien sirve a Dios y a los hermanos, como Cristo, por amor.
  • Los cristianos no podemos entender la autoridad como la de “los jefes de los pueblos”, porque esos, según la dura descripción de Jesús «los tiranizan y los oprimen».
  • Los discípulos tenemos que entender toda autoridad como servicio y entrega por los demás: «el que quiera ser primero, sea esclavo de todos», exige muchas veces renuncia, esfuerzo, sacrificio. Como tiene que sacrificarse, el deportista para ganar, el labrador para cosechar, el estudiante para aprobar, los padres para sacar la familia adelante.
  • Si bien el mundo de hoy nos invita a huir del dolor y el sufrimiento, los que queremos seguir al Señor necesitamos aceptar su evangelio con la cruz y la «subida» a Jerusalén, y no sólo en sus aspectos más accesibles.
  • La propuesta de la cruz no se basa en la cruz misma asumida con una actitud masoquista, sino en la construcción de un mundo nuevo, que inevitablemente supone la cruz del trabajo, de la lucha, de la incomprensión y de la persecución. Buscar los últimos lugares para ser servidor de todos, sólo tiene sentido desde la perspectiva y el ejemplo de Jesús que dando su vida, abrió paso a una nueva realidad de vida entre los hombres.

PARA DISCERNIR

  • ¿Aceptamos el evangelio de Jesús con todo incluido?
  • ¿Seguimos el ejemplo de Jesús que dio su vida?
  • ¿Cómo entendemos la autoridad?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…”El hombre fue creado para servir a su Creador. ¿Hay algo más justo, en efecto, que servir al que os ha puesto en el mundo, sin quien no podéis existir? ¿Y hay algo más dichoso que servirle, puesto que servirle es reinar? Pero el hombre dijo a su Creador: «Yo no te serviré» (Jr 2,20). «Pues yo, dice el Creador al hombre, sí te serviré. Siéntate, te serviré, te lavaré los pies»…

Sí, oh Cristo «servidor bueno y fiel» (Mt 25,21), verdaderamente tú has servido, has servido con toda la fe y con toda la verdad, con toda la paciencia y toda la constancia. Sin tibieza, te has lanzado como un gigante a correr por el camino de la obediencia (Sl 18,6); sin fingir, nos has dado además, después de tantas fatigas, tu propia vida; sin murmurar, flagelado e inocente, no has abierto la boca (Is 53,9). Está escrito y es verdad: «El servidor que conoce la voluntad de su amo y no la cumple recibirá cantidad de azotes» (Lc 12,47). Pero este servidor nuestro, os pregunto ¿cuáles son los actos que no ha llevado a cabo? ¿Qué es lo que ha omitido de lo que debía hacer? «Todo lo ha hecho bien» gritaban los que observaban su conducta; «ha hecho oír a los sordos y hablar a los mudos» (Mc 7,37). Ha llevado a cabo toda clase de acciones dignas de recompensa, entonces ¿por qué ha sufrido tanta indignidad? Presentó su espalda a los latigazos, recibió una sorprendente cantidad de atroces golpes, su sangre chorreó por todas partes. Fue interrogado en medio de oprobios y tormentos, como si fuera un esclavo o un malhechor a quien se interroga para hacerle decir la verdad sobre un crimen. ¡Oh detestable orgullo del hombre que desdeña servir, y que no podía ser humillado por ningún otro ejemplo que el de un tal servidor de su Dios!…

Sí, mi Señor, has pasado muchas penas para servirme; sería justo y equitativo que de ahora en adelante  puedas descansar, y que tu servidor, a su vez, se ponga a servirte; su momento ha llegado… Has vencido, Señor, a este tu servidor rebelde; extiendo mis manos para recibir tus ataduras, inclino mi cabeza para recibir tu yugo. Permíteme servirte. Aunque soy un servidor inútil si tu gracia no me acompaña y no trabaja siempre a mi lado (Sab 9,10), recíbeme como tu servidor para siempre”…

Beato Guerrico de Igny (1080-1157), abad cisterciense
Primer sermón para el domingo de Ramos

PARA REZAR

Ven a nuestras comunidades,
Espíritu de Jesús!
Enséñanos a vivir unidos,
ayúdanos a zanjar diferencias,
revélanos el mejor camino
para ser fieles al Padre.
Descubre nuestros errores,
nuestras falencias,
nuestros orgullos y pecados,
conviértenos.
Haz que vivamos para servir,
sin ansías de poder,
sin «transas» con el poder.
Enséñanos a andar junto al pueblo,
arrimando nuestra levadura,
que es tu vida,
tus opciones, tus preferencias.
Enséñanos a aprender de otros
que dan su vida
para que las cosas cambien
y haya más justicia en este mundo.

Espíritu de Jesús,
Espíritu Santo de Dios,
fuerza de vida nueva,
aliéntanos,
danos esperanza,
construye
un corazón nuevo en cada uno
para que hagamos juntos
la gran fraternidad
soñada, vivida, ofrecida
por la entrega de Jesús
y confirmada por el Padre
en la Resurrección.

Ven a nosotros,
para que aprendamos
a ser comunidad,
para que cambiemos de vida,
para que sigamos a Jesús,
¡Ven, Espíritu, Ven!

Amén

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro        2, 2-5. 9-12

Queridos hermanos:

Como niños recién nacidos, deseen la leche pura de la Palabra, que los hará crecer para la salvación, ya que han gustado qué bueno es el Señor.

Al acercarse a él, la piedra viva, rechazada por los hombres pero elegida y preciosa a los ojos de Dios, también ustedes, a manera de piedras vivas, son edificados como una casa espiritual, para ejercer un sacerdocio santo y ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo.

Ustedes, en cambio, son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz: ustedes, que antes no eran un pueblo, ahora son el Pueblo de Dios; ustedes que antes no habían obtenido misericordia, ahora la han alcanzado.

Queridos míos, yo los exhorto, como a gente de paso y extranjeros: no cedan a los deseos carnales que combaten contra el alma. Observen una buena conducta en medio de los paganos y así, los mismos que ahora los calumnian como a malhechores, al ver sus buenas obras, tendrán que glorificar a Dios el día de su visita.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 99,1b – 5

R.        Aclame al Señor toda la tierra.

Aclame al Señor toda la tierra,

sirvan al Señor con alegría,

lleguen hasta él con cantos jubilosos.  R.

Reconozcan que el Señor es Dios:

él nos hizo y a él pertenecemos;

somos su pueblo y ovejas de su rebaño.  R.

Entren por sus puertas dando gracias,

entren en sus atrios con himnos de alabanza,

alaben al Señor y bendigan su Nombre.  R.

¡Qué bueno es el Señor!

Su misericordia permanece para siempre,

y su fidelidad por todas las generaciones.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 46-52

Cuando Jesús salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo Bartimeo, un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: « ¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!» Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: « ¡Hijo de David, ten piedad de mí!»

Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo.» Entonces llamaron al ciego y le dijeron: « ¡Animo, levántate! El te llama.» Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él.

Jesús le preguntó: « ¿Qué quieres que haga por ti?»

El le respondió: «Maestro, que yo pueda ver.»

Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Pedro pone de manifiesto el espíritu que animaba a los cristianos de los primeros siglos que los llenaba de entusiasmo y los convertían en vencedores del mundo. Todos los discípulos sabían que participaban del sacerdocio real de Cristo. Esto los llevaba a tener una conciencia profunda del lugar protagónico que tenían en los sagrados misterios.
  • No eran simplemente pasivos espectadores, su papel era activo y eficaz. Esto se apoya en la experiencia de que su vínculo con Dios no puede limitarse al momento del culto, sino que toda la vida, transformada por el Señor, de quien el discípulo es miembro, es una constante prolongación del sacrificio de Cristo, y  por lo tanto, es un vivir ya en cierto modo con el Glorificado. Somos ciudadanos del cielo, a pesar de andar todavía en los caminos de esta tierra lejos de Dios, pero cada vez más cerca de la patria.
  • La posibilidad de que esta carta esté escrita para los recién bautizados nos hace comprender las imágenes claves de la leche, de la piedra y del pueblo sacerdotal. Los recién bautizados desean y necesitan la cercanía de la Palabra de Dios del mismo modo que un niño recién nacido necesita alimentarse de la leche materna.
  • El cristiano forma parte de la Iglesia como piedra viva, siendo Cristo la piedra angular y están llamados como pueblo sacerdotal a ser mediadores entre Dios y los hombres anunciando su buena noticia con una vida tal, que nos haga ser signos creíbles de su amor.

***

  • Ayer estábamos «en el camino» de Jerusalén. Hoy estamos a algunos kilómetros cerca: en Jericó. Desde allí hay todavía 20 kms. de marcha cuesta arriba. El camino de Jericó a Jerusalén es una larga «subida» por un camino muy brusco. Jericó está situada a 200 metros bajo el nivel del mar y Jerusalén está a 800 metros sobre el nivel del mar.
  • Un mendigo ciego, hijo de Timeo estaba sentado junto al camino sin más porvenir que seguir prisionero para siempre de sus tinieblas. Es un pobre, no puede trabajar, inmóvil, dependiente de los que lo rodeaban. Pasa los días sentado al borde del camino, tendiendo la mano a los que pasan.
  • Ese día oyendo que pasaba Jesús de Nazaret, una esperanza desconocida lo levanta de su miseria: se pone a gritar sencillamente y sin pretensión. Usa el título más popular para hablar del Mesías: «Hijo de David». El Mesías era esperado por el pueblo como el que debía restablecer la realeza en Israel. Como Jesús «sube a Jerusalén», los que están a su alrededor piensan que va allí para comenzar a reinar con poder. Es lo que la muchedumbre dirá el día de Ramos: «¡Hosana! bendito sea el reino que llega, el reino de nuestro padre, David».
  • La gente primero reacciona perdiendo la paciencia con el pobre que grita. Bartimeo sólo pide un poco de compasión, pide poder ver, en contraste con los discípulos que en el pasaje anterior se disputan el primer lugar. Los que acompañan a Jesús lo quieren callar creyendo que Jesús se debe ocupar sólo de las cosas de Dios, olvidando que es precisamente en los pobres como Bartimeo donde se manifiesta el amor de Dios.
  • Jesús lo atiende y manda que se lo traigan. La multitud «levanta» al enfermo y lo conduce a la presencia de Aquel, en quien se cumple el oráculo de Isaías. El ciego suelta su manto, que era, sin duda, todo lo que poseía; rompe con su pasado y da un salto hacia la luz.
  • El ciego es imagen del verdadero discípulo que se despoja del manto que hasta entonces lo cegaba; deja hacer a Jesús y, desde ese momento, puede seguirlo ya por el camino que conduce a Jerusalén. La ceguera de este hombre es en el evangelio de Marcos el símbolo de una ceguera espiritual e intelectual más grave. Este episodio se sitúa en medio de escenas en que aparece la incredulidad de los judíos y la torpeza de los apóstoles.
  • La curación se convierte en signo para que los discípulos comprendan que es necesario tener una nueva mirada a fin de comprender lo que significa entregar la propia vida por los demás.
  • Todo el Evangelio nos hace saber que este camino de los ciegos y los cojos es el camino que lleva a Jerusalén: es la subida con el Hijo de Dios, es el paso por la cruz y entregada en manos del Padre. Y para cada uno de nosotros este camino toma una dirección más propia y precisa.
  • La historia de Bartimeo es nuestra propia historia, pues también nosotros estamos ciegos para muchas cosas, y Jesús está pasando junto a nuestra vida. Todos somos ciegos de nacimiento, pero no todos somos tinieblas. Cuando queremos ver y reconocemos la ceguera ya comenzamos a ver algo.
  • A menudo tenemos deformaciones de nuestro modo de ver las cosas y los demás. Tenemos una imagen falseada, y superficial. Y esta deformación nos lleva a ser injustos, duros, cerrados, a juzgar por las apariencias, a confundir nuestro punto de vista con la verdad, nuestros intereses con el Bien y nuestro mundo con el mundo. La verdadera imagen del hombre y del mundo se nos han revelado a través de Jesús de Nazaret, la luz que ha venido a este mundo. Su luz nos da esta mirada nueva que nos muestran al hombre, al mundo y a Dios en su verdad más plena.
  • El paso de Jesús por nuestra vida se hace luz  que nos cura de la ceguera, nos libera de todas las visiones deformadas. Es la Luz verdadera que ilumina a todo hombre que sea capaz de aceptarla. La luz de Jesús es empezar un camino y un estilo de vida nuevos. Vivir en  la luz significa: vivir y luchar por la bondad, por la justicia, por la verdad, que son los frutos de la luz. Vivir en nuestras vidas todos estos valores nuevos que nuestros ojos alcanzan y sacarnos de encima las obras estériles de las tinieblas. Esa es la tarea de fe, de conversión, y de renovación que estamos llamados a vivir.
  • Si de verdad nos dejamos iluminar por la luz de Jesús, si caminamos en su luz, seremos sus discípulos. Esta es nuestra grandeza y nuestra responsabilidad. Estamos llamados, siguiendo el ejemplo de Jesús a reflejar en el mundo su luz. Jesús quiere que vivamos sin miedo, siendo testigos de la luz frente a toda la oscuridad que hay en nosotros mismos y a nuestro alrededor.

PARA DISCERNIR

  • ¿Desde qué luz percibimos la realidad?
  • ¿Nos dejamos iluminar por la luz de Jesús?
  • ¿Aceptamos la luz de Jesús para empezar un camino y un estilo de vida distintos?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Sigamos  haciendo el bien

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…”Como nuestra vida «natural», también nuestro nacimiento a la Vida de Dios yace en una profundidad oscura; en el misterio del bautismo, de la gracia. En el seno de Dios. Y sentimos que este vivir adquiere relieve en la conciencia sólo de vez en cuando. Anotamos su llamada, su aviso y sus leyes. Tenemos el presentimiento de sus posibilidades eternas. Y debemos creer que este existir es real, más real aún que lo natural, lo terreno.

En nuestra persona debemos ver también la Vida de Dios y, como educadores, tener una viva solicitud por ella. La primera cuestión en la que el educador ayuda, en efecto, al educando es en la de adquirir la firme convicción de tener un destino y una posibilidad de afirmación. Así ocurre también respecto a la existencia divina en nosotros. Esa existencia está engendrada por Dios dentro de nuestra vida, y nosotros creemos que este Dios la ayudará y la conducirá a la plena libertad. Creemos que Dios nos hará encontrar las cosas que ayudan a la vida divina en nosotros; creemos que Dios alejará aquello que la perjudica y nos protegerá de la tentación. A todo ello está ligada también la firme convicción, procedente de la fe, de que el mundo no es para nada un autómata rígidamente programado, sino que está en las manos de Dios; de que el misterio de la acción del Dios vivo penetra el mundo en todo instante.

Es justo que todo esto haya sido colocado como último sello en nuestra común reflexión. Toda educación natural posee un sentido positivo. Ahora bien, lo que es único y original es el hecho de que tenga lugar en nosotros un nacimiento, un nacimiento engendrado por Dios: hay en nosotros una realidad a la que debemos prestar atención, en la que creemos y por la que debemos orar a Dios para que la guíe hasta su realización cabal. El Padrenuestro es la magna oración con la que mendigamos la Vida de Dios”…

R. Guardini, Persona y Iibertad.

PARA REZAR

El ciego Bartimeo
sabía que ahí estabas…

¡Pero no podía verte!
y te imploraba, y gritaba…

… hasta que Tú, al fin, lo sanaste,
y vio la luz y el amor,
y la vida… y el color…

… y te alababa… y te amaba… y saltaba… y cantaba…

Yo, Señor, también sé que estás aquí,
muy cerquita de mí
en la viña de mi vida…

… ¡pero mis ojos no te palpan!
Y este vivir estando muerto,
ni las perlas de mis lágrimas arranca.

¡Abre mis ojos, Señor!
Yo quiero verte,
yo quiero ser tu fuente sonriente…

¡Toca, Jesús, mi vida!
Yo quiero sentirte,
ser cogollo de tu dicha…
Yo quiero servirte…

¡Poda en mi viña las parras!
Que sólo den ramas dulces,
¡No más uvas amargas!

Yo quiero alabarte,
yo quiero amarte.

Lectura de la profecía de Sofonías           3, 14-18

¡Grita de alegría, hija de Sión! ¡Aclama, Israel! ¡Alégrate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén! El Señor ha retirado las sentencias que pesaban sobre ti y ha expulsado a tus enemigos. El Rey de Israel, el Señor, está en medio de ti: ya no temerás ningún mal.

Aquel día, se dirá a Jerusalén: ¡No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos!

El Señor, tu Dios, está en medio de ti, es un guerrero victorioso! El exulta de alegría a causa de ti, te renueva con su amor y lanza por ti gritos de alegría, como en los días de fiesta.

Yo aparté de ti la desgracia, para que no cargues más con el oprobio.

Palabra de Dios.

O bien:

Lectura de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Roma    12, 9-16b

Hermanos:

Amen con sinceridad. Tengan horror al mal y pasión por el bien. Ámense cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos. Con solicitud incansable y fervor de espíritu, sirvan al Señor. Alégrense en la esperanza, sean pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración. Consideren como propias las necesidades de los santos y practiquen generosamente la hospitalidad.

Bendigan a los que los persiguen, bendigan y no maldigan nunca. Alégrense con los que están alegres, y lloren con los que lloran. Vivan en armonía unos con otros, no quieran sobresalir, pónganse a la altura de los más humildes.

Palabra de Dios.

SALMO          Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6 (R.: 6b)

R.        ¡Es grande en medio de ti el Santo de Israel!

Este es el Dios de mi salvación:

yo tengo confianza y no temo,

porque el Señor es mi fuerza y mi protección;

él fue mi salvación.

Ustedes sacarán agua con alegría

de las fuentes de la salvación.  R.

Den gracias al Señor, invoquen su Nombre,

anuncien entre los pueblos sus proezas,

proclamen qué sublime es su Nombre.  R.

Canten al Señor porque ha hecho algo grandioso:

¡que sea conocido en toda la tierra!

¡Aclama y grita de alegría, habitante de Sión,

porque es grande en medio de ti

el Santo de Israel!  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   1, 39-56

María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:

«¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.»

María dijo entonces:

«Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre.»

María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • No sabemos si Sofonías, cuando habla de la Hija de Sión, piensa en el pueblo elegido o en una persona individual que lo simboliza; posiblemente se le superponen ambas imágenes. Lo importante para él es la expresión que muestra que Yahvé está en medio de su pueblo. Y, cuando Yahvé se acerca a los suyos, aparta el temor y aparece la fiesta, la alegría y el gozo.
  • Lucas contempla a María desde los antiguos símbolos judíos: la Hija de Sión, el arca de la Alianza, el santuario cerrado; todo lo que puede significar la presencia cercana del Dios entrañable. María, como el Arca de la Alianza, sube a la montaña de Judá llevando consigo al Dios del gozo.
  • Lucas subraya su prontitud para el servicio. La indicación de que Isabel, su prima, de edad ya avanzada, va a necesitar ayuda basta para provocar el movimiento de la Virgen María. No permanece pasiva, encerrada en su mundo de jovencita embarazada que necesita atención y cuidados.
  • No se regodea en su privilegio y alegría. María sale de su mundo, de sí misma y tomando el camino que atravesaba los montes de Samaría acude con rapidez a Ain Karem donde residían Isabel y Zacarías para ayudar a su parienta.
  • Así como el ángel «entró» en su casa y la «saludó» con el “Ave María”, María «entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel». Se confunden en un abrazo la que va a ser Madre de Dios con la que será madre del Precursor.
  • Dos mujeres habitadas por el Espíritu Santo comparten la obra de Dios en un impulso de ternura. El encuentro de las dos madres sirve de telón de fondo para el encuentro de los dos niños que lleva cada una en su seno. El hijo de María, verdadero “Hijo del Altísimo” concebido gracias a la potencia del Espíritu, es la fuente del gozo que experimenta Isabel al oír el saludo de María y la causa por la cual el otro niño, Juan, salta de alegría en el vientre de su madre.
  • Isabel proclama a María, Bienaventurada porque ha creído. Ella es la primera de los pobres de Yahvé que, en medio de su misma pobreza ha recibido la gracia de Dios y ha respondido con fe y con el corazón abierto a los planes de Dios. María es de Dios. Por eso es grande y dichosa: ha recibido el don de Dios, ha creído, y puede presentarse como portadora de Dios entre los seres humanos.
  • María es mujer de nuestra historia, abierta a Dios y a los seres humanos. Ha vivido siempre en actitud de gratuidad y de donación. Se reconoce amada de Dios que es su Señor, y canta agradecida. Mujer solidaria que cree en el Dios solidario.
  • El Dios de María, el Dios Santo y Todopoderoso es solidario y está a favor
    de los humildes, de los humillados, de los pobres. María se reconoce inmersa en la historia de pobreza y sufrimiento de los seres humanos, descubriendo, al mismo tiempo, la fuerza creadora de Dios que transforma, por medio de Jesús, las viejas condiciones de la historia. María alaba al Señor por esa misteriosa forma en que actúa y proclama no sólo lo que Dios ha hecho en su vida, sino que alza su voz para cantar la acción de Dios en la humanidad.
  • María cree y canta a un Dios solidario y, por eso, liberador del mal que pesa sobre la vida del hombre bajo diversas formas. La solidaridad lleva a Dios a hacerse hombre en Jesús de Nazaret.  Esa solidaridad liberadora del Dios de la vida, lleva a Jesús a la pasión y a la cruz. María,  Mujer solidaria estará al lado de su hijo que muere en la cruz.
  • Hoy es preciso mirar a María, verla en el Evangelio como ella se presenta y no como nosotros nos la imaginamos. Es necesario mirar a María para contemplar el papel esencial que ella tiene en el misterio de Cristo y en el misterio de la Iglesia. En ella, como imagen de la Iglesia, se nos muestra el cuño con el que cada cristiano y la Iglesia entera debe ser modelada.
  • …“La Iglesia contempla a María como purísima imagen de lo que ella misma, toda entera, ansía y espera ser”… (SC 103; MC 22). En la escuela de la Madre de Dios, la Iglesia aprende el estilo de vida de la gratuidad, del amor que se adelanta a las necesidades del otro y le trasmite no sólo la vida, sino el gozo y el sentido de la vida: …»La Virgen fue en su vida ejemplo de aquel amor maternal con que es necesario que estén animados todos aquellos que, en la misión apostólica de la Iglesia, cooperan a la regeneración de los hombres»… (LG 65).
  • En el acontecimiento de la Visitación, María ayuda a la Iglesia a tomar conciencia de su vocación misionera. …“En efecto, con su visita a Isabel, María realiza el preludio de la misión de Jesús y, colaborando ya desde el comienzo de su maternidad en la obra redentora del Hijo, se transforma en el modelo de quienes en la Iglesia se ponen en camino para llevar la luz y la alegría de Cristo a los hombres de todos los lugares y de todos los tiempos…” San Juan Pablo II

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué me dice la imagen de María en la Visitación?
  • ¿Reconozco en la servicialidad un gesto evangelizador?
  • ¿Sé proclamar lo que Dios obra en mi vida y en la historia?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Mi alma canta la grandeza del Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…“La conciencia cristiana «percibe a María como la figura de la Iglesia…, su sacramento…, el espejo en el que se refleja toda la Iglesia. Ella la lleva ya y la contiene toda entera en su persona. María es el inicio, el germen y la forma perfecta de la Iglesia; en ella se encuentra todo lo que el Espíritu derramará sobre la Iglesia. En María se celebra la promesa y la anticipación del triunfo de la Iglesia. De este modo, María «no eclipsa la gloria de todos los santos como el sol, al levantarse la aurora, hace desaparecer las estrellas«, como se lamentaba santa Teresa de Lisieux de las presentaciones de la Virgen. Al contrario, la Virgen María «supera y adorna» a todos los miembros de la Iglesia”…

San Buenaventura, Meditación sobre la Iglesia

PARA REZAR

Virgen María, que movida por la caridad,

no dudaste en abandonar tu tierra

y ponerte en marcha hacia la casa de tu prima Isabel,

dame un corazón desprendido

para que no tema abandonar mis propias seguridades

y lanzarme al encuentro de aquellos que me necesitan.

Tú, que a pesar de estar embarazada,

te pusiste al servicio de tu anciana pariente

que necesitaba de tu ayuda,

enséñame a hacer de mi vida un servicio constante a los demás.

Que sepa llevar a los demás a Jesucristo,

así como tú lo llevaste en tu vientre,

y lo hiciste presente en la casa de Isabel.

Yo también quiero, Madre, ser misionero como tú,

y hacer presente a Jesucristo en todo lugar donde vaya,

donde la voluntad del Padre del Cielo quiera llevarme.

Lectura de la carta del apóstol San Judas 17.20b.25

En cuanto a ustedes, queridos míos, acuérdense de lo que predijeron los Apóstoles de nuestro Señor Jesucristo. Pero ustedes, queridos míos, edifíquense a sí mismos sobre el fundamento de su fe santísima, orando en el Espíritu Santo.

Manténganse en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la Vida eterna. Traten de convencer a los que tienen dudas,

y sálvenlos librándolos del fuego. En cuanto a los demás, tengan piedad de ellos, pero con cuidado, aborreciendo hasta la túnica contaminada por su cuerpo. A aquel que puede preservarlos de toda caída y hacerlos comparecer sin mancha y con alegría en la presencia de su gloria, al único Dios que es nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea la gloria, el honor, la fuerza y el poder, desde antes de todos los tiempos, ahora y para siempre. Amén.

Palabra de Dios

SALMO          Sal 63,2.3-4.5-6.

R: Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

Señor, tú eres mi Dios,

yo te busco ardientemente;

mi alma tiene sed de ti,

por ti suspira mi carne como tierra sedienta, reseca y sin agua. R:

Sí, yo te contemplé en el Santuario

para ver tu poder y tu gloria.

Porque tu amor vale más que la vida,

mis labios te alabarán. R:

Así te bendeciré mientras viva

y alzaré mis manos en tu Nombre.

Mi alma quedará saciada como con un manjar delicioso,

y mi boca te alabará con júbilo en los labios. R:

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 11, 27-33

Y llegaron de nuevo a Jerusalén. Mientras Jesús caminaba por el Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a él y le dijeron: «¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo?».

Jesús les respondió: «Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas. Díganme: el bautismo de Juan, ¿venía del cielo o de los hombres?».

Ellos se hacían este razonamiento: «Si contestamos: ‘Del cielo’, él nos dirá: ‘¿Por qué no creyeron en él?’. ¿Diremos entonces: «De los hombres’?». Pero como temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan había sido realmente un profeta, respondieron a Jesús: «No sabemos». Y él les respondió: «Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas».

Palabra del Señor

PARA REFLEXIONAR

  • Hoy leemos uno de los escritos más breves del NT: la carta de san Judas.
  • No sabemos con seguridad quién es su autor. Tal vez sea Judas, el hermano de Santiago y por tanto primo de Jesús, el que sucedió a Santiago como responsable de la comunidad de Jerusalén. Lo que sí es seguro es que pertenece al tiempo inmediatamente después de los apóstoles.
  • La breve carta va dirigida, contra los gnósticos, que se metían a maestros en la comunidad, proclamando un espiritualismo que se demostraba falso, entre otras cosas por el libertinaje moral a que iba unido.
  • El autor anima a los cristianos a mantenerse fieles en su fe, vigilantes, ejerciendo el discernimiento.

***

  • Ante el gesto profético de Jesús expulsando a los mercaderes y cambistas del Templo, las autoridades, envían una delegación a pedirle cuentas.
  • A Jesús le hacen una pregunta. Cuando Él ve que no hay fe, o que hay doblez en la pregunta, considera inútil dar argumentos. A veces se calla, a veces contesta planteando a su vez preguntas. Jesús también sabe ser astuto y desenmascarar las intenciones capciosas.
  • La pregunta de los jefes no era sincera. Es inútil razonar con estas personas. Jesús no les va a dar el gusto de afirmar una cosa que no van a aceptar.
  • Desde ahora se van a precipitar las cosas, con fuertes controversias que desembocarán en el proceso y la ejecución de Jesús.
  • Hay que saber discernir personal y comunitariamente, si los movimientos o las voces nuevas vienen o no del Espíritu. No deberían ser los intereses personales, el orgullo o la pereza lo que motive nuestra decisión.

PARA DISCERNIR

  • ¿Practicamos el discernimiento personal y comunitario?
  • ¿A qué actitudes nuevas me invita la liturgia de hoy?
  • ¿Qué implica esta palabra en el discipulado?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Tu gracia vale más que la vida

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«¿Con qué autoridad haces esto?»

Es del Padre este Hijo que se le parece. Viene de él, este Hijo que se le puede comparar, porque le es semejante. Es su igual este Hijo que hace las mismas obras que él (Jn 5,36)… Sí, el Hijo hace las mismas obras del Padre; por eso nos pide creer que él es el Hijo de Dios. No se otorga un título que no le es debido; no es sobre sus propias obras que apoya su reivindicación. ¡No! Él da testimonio que no es sobre sus propias obras, sino sobre las de su Padre. Con ello da testimonio de que el esplendor de sus acciones le viene de su nacimiento divino. Pues ¿cómo los hombres hubieran podido reconocer en él al Hijo de Dios, en el misterio de este cuerpo que había asumido, en este hombre nacido de María? Es, precisamente, para que penetrara en su corazón la fe en él, que el Señor hacía todas sus obras: «Si hago las obras de mi Padre, aunque no me creáis a mí, creed a las obras» (Jn 10,38).

Si la condición humilde de su cuerpo parece ser un obstáculo para creer en su palabra, nos pide de creer, al menos, por sus obras. En efecto ¿por qué el misterio de su nacimiento humano nos iba a ser un obstáculo para percibir su nacimiento divino?… «Aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí y yo en el Padre»…

Esta es la naturaleza que posee por su nacimiento; este es el misterio de una fe que nos asegura la salvación: no dividir a los que son una unidad, no privar al Hijo de su naturaleza, y proclamar la verdad del Dios Viviente nacido del Dios Viviente… «Igual que el Padre que me ha enviado, vive, igualmente yo vivo por el Padre» (Jn 6,57). «Igual que el Padre tiene la vida en él, igualmente ha dado al Hijo el poder de tener la vida en sí mismo» (Jn 5,26).

San Hilario (hacia 315-367), obispo de Poitiers y doctor de la Iglesia – Sobre la Trinidad, VII, 26-27