PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Amós     6, 1a. 4-7

¡Ay de los que se sienten seguros en Sión! Acostados en lechos de marfil y apoltronados en sus divanes, comen los corderos del rebaño y los terneros sacados del establo. Improvisan al son del arpa, y como David, inventan instrumentos musicales; beben el vino en grandes copas y se ungen con los mejores aceites, pero no se afligen por la ruina de José.

Por eso, ahora irán al cautiverio al frente de los deportados, y se terminará la orgía de los libertinos.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 145, 7. 8-9a. 9b y 8d y 10 (R.: 1b)

R.        ¡Alaba al Señor, alma mía!

El Señor hace justicia a los oprimidos

y da pan a los hambrientos.

El Señor libera a los cautivos.

El Señor abre los ojos de los ciegos

y endereza a los que están encorvados.

El Señor ama a los justos

y protege a los extranjeros. 

Sustenta al huérfano y a la viuda

y entorpece el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente,

reina tu Dios, Sión,

a lo largo de las generaciones. 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo

a Timoteo      6, 11-16

Hombre Dios, practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia, la bondad. Pelea el buen combate de la fe, conquista la Vida eterna, a la que has sido llamado y en vista de la cual hiciste una magnífica profesión de fe, en presencia de numerosos testigos.

Yo te ordeno delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y delante de Cristo Jesús, que dio buen testimonio ante Poncio Pilato: observa lo que está prescrito, manteniéndote sin mancha e irreprensible hasta la Manifestación de nuestro Señor Jesucristo, Manifestación que hará aparecer a su debido tiempo el bienaventurado y único Soberano, el Rey de los reyes y Señor de los señores, el único que posee la inmortalidad y habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni puede ver. ¡A él sea el honor y el poder para siempre! Amén.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   16, 19-31

Jesús dijo a los fariseos:

«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas.

El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado.

En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces exclamó: «Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan.»

«Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí.»

El rico contestó: «Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento.»

Abraham respondió: «Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen.»

«No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán.»

Pero Abraham respondió: «Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán.»»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • El profeta Amós se alza vigoroso contra la vida de su tiempo. Formula una dura crítica de los ricos y, en general, de la sociedad de su época, una sociedad que se entrega a todos los lujos y a todos los excesos con una increíble sensación de seguridad. El profeta considera desastrosa la situación real de Israel; porque los ricos viven a costa de la sociedad y de los pobres sobre todo. Allí ya no se ven la fe de Israel ni su Ley. El profeta no pretende condenar el aumento de bienestar, sino los abusos y la distancia demasiado grande entre diferentes condiciones de vida, viviendo unos del trabajo de los otros y de su indigencia. La protesta de Amós apunta sobre todo a los que viven en medio del abuso aún profesando externamente la religión de Israel.

***

  • El texto de la carta a Timoteo es una llamada a la lucha por la fe. El hombre piadoso, religioso, sabe que en este mundo, mantener la fe, no es fácil, porque las cosas de Dios y del evangelio no se imponen por sí mismas. Otros dioses, otros poderes, roban el corazón de los hombres y es necesario mantener la perseverancia en una dinámica que nos abre al proyecto futuro de Dios. Este mundo tiene que ir realizándose en la justicia, en la solidaridad, en el amor…hasta que llegue la manifestación de la plenitud de Dios, que nos ha revelado Jesucristo.

***

  • El capítulo social que el domingo pasado planteaba la actitud de los cristianos ante el dinero o las riquezas cierra con la famosa parábola del pobre Lázaro y el rico Epulón. Lucas aprovecha para poner de manifiesto lo que les espera a los que no son capaces de compartir sus riquezas con los pobres.
  • Dos hombres distanciados por un abismo de egoísmo e insolidaridad que, según Jesús, puede hacerse definitivo, por toda la eternidad. En las casas acomodadas, era costumbre el uso de migajas en la comida para limpiarse las manos que luego se tiraban debajo de la mesa. El pobre Lázaro, que significa «Dios ayuda», suspiraba por ellas, pero nadie se las daba. Los perros le lamían las llagas, pero los invitados del rico, también ricos, lo ignoraban.
  • El rico despreocupado «banquetea espléndidamente», ajeno al sufrimiento de un pobre mendigo a quien «nadie daba nada». El pecado del rico no es su riqueza sino disfrutar despreocupadamente de ella sin acercarse a la necesidad del pobre Lázaro.
  • Jesucristo ama a todos sin excepciones, no habla «contra» los ricos, pero con dureza quiere advertirlos acerca del peligro que significa, dejarse aprisionar por el dinero. La convicción profunda de Jesús es que la riqueza en cuanto «apropiación desordenada de bienes», no hace crecer al hombre, sino que lo esclaviza, lo destruye y deshumaniza cuando lo hace indiferente, apático e insolidario ante la necesidad ajena.  
  • El rico no se condena por el hecho de ser rico, sino porque prescinde de Dios y porque se resiste a compartir lo suyo con el pobre que muere de hambre a su propia puerta. Tampoco el pobre se salva por el hecho de serlo, sino cuando está abierto a Dios y espera la salvación de «quien hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos, como canta el salmo de este domingo. La acumulación de riquezas es injusta; pero es más injusta todavía cuando al lado hay personas que ni siquiera tienen las migajas necesarias para comer.
  • Dios no quiere la miseria, ni le gustan los sacrificios que la pobreza impone. Al contrario, quiere que todos sus hijos vivan dignamente y sean felices. La pobreza existe paralelamente a la riqueza. No existen ciudades bonitas si dentro de ellas hay hombres mendigando o muriendo de frío en las calles, no hay familias ideales si algún miembro de ellas está solo y abandonado, no nos sentiremos satisfechos de nosotros mismos si tenemos que pasar de largo para no ver la injusticia del que sufre.
  • El infierno no es otra cosa que la «consagración» de este estado de separación, de lejanía. Separación de Dios y de sus amigos, porque aquí abajo se ha vivido lejos de los otros, separado de los valores verdaderos, aferrado únicamente al tener, apegado al placer egoísta, separado de su vocación más auténtica. Condenación significa «privación».
  • El abismo entre los ricos y los pobres que Lucas quiere poner de manifiesto, puede y debe cambiarse en el presente. El futuro se hace en el presente y quien sabe cambiar su presente, cambia también el futuro.
  • Para que el Reino comience en la tierra, Jesús pone como primera condición, la ruptura con la ambición para abrazar voluntariamente el camino de la solidaridad, saber usar los bienes de este mundo de modo que “a nadie le falte lo que a otros le sobra”. Compartir con los demás lo que tenemos, que no es solamente responsabilidad de los ricos, sino también de los pobres. Todos tenemos algo que compartir. Siempre tenemos al lado personas que tienen menos que nosotros. 
  • La salvación de la humanidad no está en la abundancia de bienes, de tecnología o  de aquellas cosas que no son necesarias para la vida del ser humano. La salvación de la humanidad está en comprender que la dinámica de la acumulación desmedida e inmisericorde de riquezas crea enormes abismos que conducen a toda la humanidad a su  propia autodestrucción. El abismo no se puede minimizar por medio de limosnas, asistencialismo y ayudas ocasionales tranquilizadoras de conciencia.
  • La solidaridad cristiana consiste en un amor fraternal y compasivo que brota de la experiencia del amor del Padre que tanto amó al mundo que dio a su Hijo único para que en Él tengamos vida en abundancia.
  • La solidaridad cristiana es solidaridad con el Señor Jesús, solidaridad que implica la firme adhesión con todo el ser a su misión. De esta fundamental solidaridad con Él, se desprenden las exigencias del compromiso solidario con todos los hombres. Todo esfuerzo solidario nos remite a Jesús, porque lo que hacemos a cualquiera de nuestros hermanos, a Él se lo hacemos.
  • El discípulo no puede negarle el evangelio a los hombres de este tiempo reduciéndolo a algo puramente espiritualista; y un modo privilegiado de anunciarlo es encarnando en nuestra propia vida los gestos y el modo de solidaridad fraternal que nos enseñó el Señor.

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué actitud tengo ante los necesitados?
  • ¿Hasta dónde llega mi compromiso solidario?
  • ¿Mi fe: llega a tocar mi bolsillo?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Que no cierre mi corazón

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

En qué ponemos nuestra confianza última

Los ricos quedan descalificados, no porque necesariamente hayan sido injustos, ni  porque hayan robado, ni por el mero hecho de ser ricos. Sino porque están tan llenos de  sus riquezas, o sea, de sí mismos, que no piensan en Dios ni en los demás. 

Se les llama necios porque no han sabido poner su confianza en algo sólido, sino en lo  más efímero de la vida que, a la hora de la verdad, no les servirá de nada. El rico lo parecía  tener todo, pero llega a la presencia de Dios, a la hora de su muerte, con las manos vacías.  Pobre de solemnidad en lo que más contaba. 

No hace falta que llevemos una vida disoluta ni banqueteemos a diario, despilfarrando  nuestros bienes, para sentirnos interpelados por la palabra de Amós o de Cristo. Podemos  tener, cada uno en su nivel, los mismos defectos: ¿estamos apegados a las cosas  materiales, embotados por lo secundario, y descuidando lo principal? ¿Nos extraña que  Jesús dijera que es tan difícil que se salve un rico lleno de sus cosas como que un camello  pase por el ojo de una aguja? 

Nuestros pecados de omisión 

Se les achaca, además, a estos ricos su falta de solidaridad. No se han querido dar  cuenta de que otros, a su lado, están padeciendo necesidad, y hacen uso totalmente  egoísta de sus bienes. Esto no sólo pasa en las relaciones entre naciones ricas y pobres,  con sus insoportables y crecientes diferencias. También sucede entre familias, entre  comunidades eclesiales y entre personas concretas, que pueden tener una lastimosa  ignorancia de la finalidad de los bienes de este mundo y de la necesidad que otros padecen  muy cerca de nosotros. 

Es una llamada a saber usar los bienes de este mundo. A compartir con los demás lo que  tenemos. Lo cual deben hacer no sólo los ricos, sino también los pobres. Todos tenemos  algo que compartir. Siempre tenemos al lado personas que tienen menos que nosotros.  También cuentan, a la hora de la evaluación de nuestra vida, los «pecados de omisión».  Seremos juzgados por lo que hemos hecho: «tuve hambre y me disteis de comer», y también  por lo que hemos dejado de hacer: «estuve enfermo y no me visitasteis». 

J. Aldazábal

PARA REZAR

Afectos desordenados

Soy un manojo de deseos:

unas veces dinamizados

y otras veces esclavizados.

Tengo un corazón movilizado:

que unas veces orientado

y otras veces desorientado.

Tengo una memoria viva:

unas veces imborrable,

y otras veces alterable.

Tengo un entendimiento espabilado:

unas veces clarividente

y otras veces obcecado.

Tengo una voluntad determinada:

unas veces diligente

y otras veces negligente.

Tengo unos sentidos despiertos:

unas veces atentos

y otras veces despistados.

Jesús, sé Tú mi Señor:

Ordena mis afectos

tan vivos y desordenados.

Moviliza mi corazón,

dinamiza mis deseos,

aviva mi memoria,

espabila mi entendimiento,

determina mi voluntad

y despierta mis sentidos.

Hazme ser “señor de mí mismo”,

no quiero ser víctima callada

de mis caprichos caprichosos,

ni mártir de mi ego tan herido.

Deseo ser tu discípulo, tu seguidor,

tu apóstol y tu fiel amigo.

Dame pues, por tu bondad,

una determinada determinación

de no parar hasta llegar,

venga lo que viniere,

suceda lo que sucediere,

trabájese lo que trabajare,

murmurare quien murmurase;

en riqueza o en pobreza,

en salud o enfermedad,

en consolación o desolación,

siquiera llegue a mi destino

o siquiera muera en el camino…

pero siempre contigo.

Amén.

Por Genaro Ávila-Valencia, sj

Lectura de la profecía de Daniel    7, 9-10. 13-14

Yo estuve mirando hasta que fueron colocados unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura era blanca como la nieve y los cabellos de su cabeza como la lana pura; su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente. Un río de fuego brotaba y corría delante de él. Miles de millares lo servían, y centenares de miles estaban de pie en su presencia. El tribunal se sentó y fueron abiertos unos libros.

Yo estaba mirando, en las visiones nocturnas, y vi que venía sobre las nubes del cielo como un Hijo de hombre; él avanzó hacia el Anciano y lo hicieron acercar hasta él. Y le fue dado el dominio, la gloria y el reino, y lo sirvieron todos los pueblos, naciones y lenguas. Su dominio es un dominio eterno que no pasará, y su reino no será destruido.

Palabra de Dios.

O bien:

Lectura del libro del Apocalipsis   12, 7-12a

Se libró una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron contra el Dragón, y este contraatacó con sus ángeles, pero fueron vencidos y expulsados del cielo.

Y así fue precipitado el enorme Dragón, la antigua Serpiente, llamada Diablo o Satanás, y el seductor del mundo entero fue arrojado sobre la tierra con todos sus ángeles.

Y escuché una voz potente que resonó en el cielo: «Ya llegó la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías, porque ha sido precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba delante de nuestro Dios.

Ellos mismos lo han vencido, gracias a la sangre del Cordero y al testimonio que dieron de él, porque despreciaron su vida hasta la muerte. ¡Que se alegren entonces el cielo y sus habitantes!»

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 137, 1-2a. 2b-3. 4-5 (R: 1c)

R.        Te cantaré en presencia de los ángeles, Señor.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón,

te cantaré en presencia de los ángeles.

Me postraré ante tu santo Templo.  R.

Daré gracias a tu Nombre

por tu amor y tu fidelidad,

porque tu promesa ha superado tu renombre.

Me respondiste cada vez que te invoqué

y aumentaste la fuerza de mi alma.  R.

Que los reyes de la tierra te bendigan

al oír las palabras de tu boca,

y canten los designios del Señor,

porque la gloria del Señor es grande.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan     1, 47-51

Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: «Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez.»

« ¿De dónde me conoces?», le preguntó Natanael.

Jesús le respondió: «Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera.»

Natanael le respondió: «Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»

Jesús continuó: «Porque te dije: «Te vi debajo de la higuera», crees. Verás cosas más grandes todavía.»

Y agregó: «Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • La vida no es solamente aquello que podemos ver y tocar. Hay una dimensión trascendente, oculta e invisible de la historia. La revelación es Dios que sale de su ocultamiento y se manifiesta. Esta revelación es el fundamento de nuestra fe y de nuestra esperanza. Los ángeles son los que nos recuerdan y los que nos hacen visible esa dimensión trascendente. El mundo de los ángeles no es otro mundo, sino la dimensión trascendente de nuestra historia.
  • En el evangelio de Juan se nos dice que los cielos están abiertos y los ángeles suben y bajan sobre Jesús. Este texto nos recuerda el episodio del sueño de Jacob, quien dormido sobre una piedra durante su viaje a la tierra de su familia, ve a los ángeles que “bajan y suben” por una misteriosa escalera que une el cielo y la tierra, mientras Dios mismo está de pie junto a él y le comunica su mensaje. Esto nos habla de  la relación entre la comunicación divina y la presencia activa de los ángeles. Creer en los ángeles es creer en la presencia trascendente de Dios en la historia.
  • Detrás de cada persona y de cada suceso salvador hay siempre un ángel, es decir, hay siempre una realidad divina trascendente. Lo contrario es el misterio de la iniquidad, que se halla detrás de las personas y estructuras que deshumanizan al hombre y lo alejan de la verdad de Dios para su vida. La lucha de los ángeles contra los demonios es la representación simbólica de la lucha trascendente entre el bien y el mal.
  • La Biblia es muy cuidadosa en presentar a Dios actuando en forma directa en la historia, ahí es donde aparecen los ángeles; es Dios mismo que por ellos actúa. Así, Gabriel, Miguel y Rafael, aparecen en la Biblia presentes en las vicisitudes terrenas, y llevando a los hombres  al encuentro con el poder de Dios, mediante su presencia y sus mismas acciones que cambian decisivamente la vida. El nombre, “arcángeles”, es decir, príncipes de los ángeles, manifiesta que son enviados para las más grandes misiones.
  • El arcángel Miguel, cuyo nombre significa «quién como Dios», aparece en el Apocalipsis en una guerra frontal con Satanás, el cual es derrotado y arrojado a la tierra. Miguel aquí representa a los mártires, que han derrotado a Satanás, gracias a la sangre del Cordero y al testimonio que dieron. Gabriel y Rafael, son otras representaciones históricas de Dios. Gabriel significa «fuerza de Dios» y Rafael «medicina de Dios».


PARA DISCERNIR

  • ¿Nos hemos quedado con una imagen infantil o supersticiosa de la acción de los ángeles?
  • ¿Descubrimos la dimensión trascendente de la historia o nuestra fe está atada a las realidades que podemos comprobar?
  • ¿Tratamos de descubrir la dimensión trascendente de los acontecimientos?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Te doy gracias Señor, por tu amor y tu fidelidad

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Bendecid al Señor, ejércitos suyos, servidores que cumplís sus deseos»

…”Que hay ángeles lo atestan muchas páginas de la Escritura… Pero hay que saber que el nombre de «ángel» designa la función, no el ser del que lo lleva; su oficio de mensajeros. Los que transmiten mensajes de menor importancia se llaman ángeles, los que anuncian cosas de gran trascendencia se llaman arcángeles. Por esto, a la Virgen María no le fue enviado un ángel cualquiera, sino el arcángel Gabriel, ya que un mensaje de tal trascendencia  requería que fuese transmitido por un ángel de la máxima categoría…

Por esto, cuando se trata de alguna misión que requiere un poder especial, es enviado Miguel, dando a entender por su actuación y por su nombre que significa: « ¿Quién como Dios?» que nadie puede hacer lo que sólo Dios puede hacer. De ahí que el antiguo enemigo, que por su soberbia pretendió igualarse a Dios, diciendo: «Escalaré los cielos, por encima de los astros divinos levantaré mi trono, me igualaré al Altísimo» (Is 14,13) en Apocalipsis nos es mostrado luchando contra el arcángel Miguel y que al final de los tiempos será desposeído de su poder y destinado al extremo suplicio: «Se trabó una batalla: Miguel y sus ángeles lucharán contra el Dragón, Y también el Dragón combatía con sus ángeles, pero no prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar para ellos.»(Ap 12,7-8).

A la Virgen María le fue enviado Gabriel, cuyo nombre significa «Fortaleza de Dios», porque venía a anunciar a aquel que, a pesar de su apariencia humilde, había de reducir a los Principados y Potestades. Era, pues, natural que aquel que es la fortaleza de Dios anunciara la venida del que es «el Señor de los ejércitos y héroe en las batallas» (Sl 23,8). En cuanto a Rafael, su nombre significa «Medicina de Dios». Este nombre le viene del hecho de haber curado a Tobías, cuando, tocándole los ojos con sus manos, lo libró de las tinieblas de la ceguera. Si, pues, ha sido enviado a curar, con razón es llamado «Medicina de Dios»”…

San Gregorio Magno (hacia 540-604), papa y doctor de la Iglesia – Homilías sobre el Evangelio, 34, 8-9

PARA REZAR

A SAN MIGUEL ARCÁNGEL – PARA PEDIR LA PROTECCIÓN DEL CIELO

Glorioso San Miguel Arcángel, custodio y defensor de las almas, cuida a  la Iglesia. Humildemente te rogamos, te dignes librar de todo mal a los que a ti recurrimos con confianza; que tu favor nos ampare, tu fortaleza nos defienda y que, mediante tu incomparable protección adelantemos cada vez más en el servicio del Señor; que tu virtud nos esfuerce todos los días de nuestra vida, especialmente en el trance de la muerte, para que, defendidos por tu poder, cuando salgamos de este mundo seamos presentados por tí, libres de toda culpa, ante el Dios de toda misericordia.

Amén.

A SAN GABRIEL

Dios Señor nuestro, imploramos tu clemencia para que habiendo conocido tu Encarnación por el anuncio del arcángel San Gabriel, con el auxilio suyo consigamos también sus beneficios. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

A SAN RAFAEL

Arcángel San Rafael, que dijiste: «Bendigan a Dios todos los días y proclamen sus beneficios. Practiquen el bien y no tropiecen en el mal. Buena es la oración con ayuno, y hacer limosna mejor que atesorar oro», te suplico me acompañes en todos mis caminos y me alcances gracias para seguir tus consejos.

Lectura de la profecía de Zacarías            8, 20-23

Así habla el Señor de los ejércitos:

Vendrán asimismo pueblos y habitantes de muchas ciudades. Los habitantes de una ciudad irán a otra, diciendo: «Vamos a apaciguar el rostro del Señor y a buscar al Señor de los ejércitos; yo también quiero ir.»

Pueblos numerosos y naciones poderosas vendrán a Jerusalén a buscar al Señor de los ejércitos y a apaciguar el rostro del Señor.

Así habla el Señor de los ejércitos:

En aquellos días, diez hombres de todas las lenguas que hablan las naciones, tomarán a un judío por el borde de sus vestiduras y le dirán: «Queremos ir con ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes.»

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 86, 1-3. 4-5. 6-7 (R.: Zac 8, 23)

R.        Dios está con nosotros.

¡Esta es la Ciudad que fundó el Señor

sobre las santas Montañas!

El ama las puertas de Sión

más que a todas las moradas de Jacob.

Cosas admirables se dicen de ti, Ciudad de Dios.  R.

«Contaré a Egipto y a Babilonia

entre aquellos que me conocen;

filisteos, tirios y etíopes han nacido en ella.»

Así se hablará de Sión:

«Este, y también aquél,

han nacido en ella,

y el Altísimo en persona la ha fundado.»  R.

Al registrar a los pueblos, el Señor escribirá:

«Este ha nacido en ella.»

Y todos cantarán, mientras danzan:

«Todas mis fuentes de vida están en ti.»  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   9, 51-56

Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén.

Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: «Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?» Pero él se dio vuelta y los reprendió. Y se fueron a otro pueblo.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Inmersos entre paganos, durante su largo destierro, los judíos más fervorosos adquirieron conciencia de que su fe iba destinada a todos los hombres. Y expresaban esta convicción anunciando que todos los pueblos irían un día, en peregrinación, a Jerusalén.
  • El universalismo forma parte del alma de Israel: “Pueblos numerosos y naciones poderosas vendrán a Jerusalén a implorar al Señor del universo y a buscar su rostro”.
  • No se trata pues de una unidad política, ni de la capital de un imperio terrestre; esa reunión de la humanidad está suscitada por la fe, es únicamente religiosa.
  • El profeta Zacarías, con dos oráculos, no sólo anuncia el bienestar del pueblo en su vuelta a Sión, sino que afirma el carácter universal de la salvación que Dios tiene programada.
  • En torno al Dios de los judíos y su Mesías se reunirán todas las naciones como un sólo pueblo que alabe su Nombre. Todos se enterarán de que la Palabra salvadora, la Verdad plena, está en Jerusalén, y correrán a «consultar» al Dios verdadero.

***

  • Jesús quiere ir hasta el fin. Sabe cuál es su camino y se dispone con generosidad a seguirlo a pesar de que lo lleva a la cruz. Esta marcha hacia Jerusalén, ciudad de su Pascua, es una partida sin retorno.
  • Envía mensajeros delante suyo que entraron en Samaría para prepararle alojamiento; pero allí se negaron a recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. Los judíos fieles siempre consideraron cismáticos a los Samaritanos cuando éstos construyeron un templo en la cumbre del monte Garetzim. Despreciados por los judíos, se tomaban su revancha, ocasionando toda clase de molestias a los peregrinos que atravesaban su país para subir a Jerusalén.
  • Jesús no evita pasar por esa tierra en la que un racismo y un desprecio recíproco hacía estragos. Era necesario, por tanto, que los mensajeros preparasen convenientemente el ambiente en Samaria, a fin de que éstos recibieran bien dispuestos a Jesús.
  • Ante el rechazo de los samaritanos, los discípulos Santiago y Juan le propusieron el castigo que Elías en el libro de los Reyes infligió a sus adversarios. El espíritu de poder está siempre ahí, en el corazón de los hombres.  Esos pobres discípulos creían ser los intérpretes de Dios, y disponer del fuego divino para juzgar a esos Samaritanos.  
  • Jesús fiel a su misma palabra no quiere arrancar la cizaña porque se haya mezclado con el trigo. El juicio vendrá más tarde. Increpa a los discípulos como si estuviesen endemoniados, y de hecho, están «poseídos» por una ideología que les impide actuar como personas sensatas: están repletos de odio, de intolerancia religiosa y de exaltación nacionalista.
  • Con energía Jesús les pide que se comporten de acuerdo al proyecto que Él mismo les ha enseñado. Las rivalidades históricas de sus pueblos no se remedian generando más odio y muerte. Jesús no vino a destruir sino a redimir.  Se marcharán a otra aldea sin impaciencias, sin ánimo justiciero, sin dejarse hundir por un fracaso. El desafío es seguir evangelizando, y no condenando: «porque el Hijo del Hombre ha venido a salvar».
  • La reacción de Jesús con sus discípulos es un llamado para que los cristianos depongamos el odio, el resentimiento y la venganza, y construyamos espacios de diálogo y concertación que permitan construir la paz entre los pueblos.
  • Somos mensajeros de la Vida y del Amor que proceden de Dios, y no de la muerte ni del egoísmo que oscurecen la mente de los hombres, quitan la paz y destruyen la posibilidad del amor fraterno.

PARA DISCERNIR

  • ¿Somos conscientes de dónde venimos y a dónde vamos, en nuestra vida?
  • ¿Qué actitud tomo ante mis propios pecados, mis propios fracasos, ante los rechazos de los demás?
  • ¿Qué hacemos cuando algo nos sale mal, cuando experimentamos el rechazo por parte de alguien?
  • ¿Cómo reaccionamos cuando alguien no nos hace caso o nos lleva la contra?

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

¡Practiquen la ternura!

[Nuestro Señor:] Otra virtud que les he recomendado con Mis palabras y muy frecuentemente con Mis ejemplos, es la ternura. Es por ustedes, por su bien, que tantas veces lo he predicado… Practiquen esta ternura en sus pensamientos, alejando, rechazando como de inspiración del diablo los pensamientos de amargura, de dureza, rigidez, violencia, cólera, rencor, antipatía, juicio severo acerca de los que no tienen a cargo. Reciban y alimenten los pensamientos mansos, tiernos, los pensamientos de simpatía, bondad, reconocimiento…

Mis hijos amados, conmuévanse viendo el amor que deben a todos los hombres, sus hermanos. Vean el reconocimiento que deben a todos los que les hacen bien en la comunión de santos, por la gloria que Me dan, a Mí, su Amado. En todos los hombres, ustedes tienen amigos bondadosos y poderosos, porque comparten con ellos a los buenos ángeles.

Sean dulces, tiernos, plenos de paz en sus pensamientos. También en sus palabras…Si están obligados a tener palabras severas, que se deje ver como a través de un velo transparente, una eterna ternura. Que se perciba que la severidad es sólo pasajera y que ella se evanescerá en cuanto no se requiera, dando lugar a la ternura.

San Carlos de Foucauld (1858-1916) – ermitaño y misionero en el Sahara – Ocho días en Efrén

PARA REZAR

Te adoramos, Dios omnipotente, Hijo y Espíritu Santo, Padre:

Envíanos el Espíritu Santo que Jesús nos ha prometido,

Él nos guiará hacia la unidad,

Él es el que nos da el carisma,

que hace las diferencias en la Iglesia,

y también Él nos da la unidad.

Envíanos el Espíritu Santo.

Que nos enseñe todo lo que Jesús nos ha enseñado,

que nos dé la memoria de todo lo que Jesús ha dicho.

Jesús, Señor, Tú has pedido para todos nosotros la gracia de la unidad,

Señor, esta Iglesia que es tuya, no es nuestra,

la historia nos ha dividido…

Jesús, ayúdanos a ir por el camino de la unidad o

por el camino de esta unidad reconciliada,

Señor, Tú siempre has hecho todo lo que has prometido,

danos la unidad de todos los cristianos,

Amén.

Papa Francisco 3 de julio de 2015

Lectura del libro de Nehemías       2, 1-8

En el mes de Nisán, el vigésimo año del reinado de Artajerjes, siendo yo el encargado del vino, lo tomé y se lo ofrecí al rey. Como nunca había estado triste en su presencia, el rey me preguntó: « ¿Por qué tienes esa cara tan triste? Tú no estás enfermo. Seguramente hay algo que te aflige.»

Yo experimenté una gran turbación, y dije al rey: « ¡Viva el rey para siempre! ¿Cómo no voy a estar con la cara triste, si la ciudad donde están las tumbas de mis padres se encuentra en ruinas y sus puertas han sido consumidas por el fuego?»

El rey me dijo: « ¿Qué es lo que quieres?»

Yo me encomendé al Dios del cielo, y le respondí: «Si es del agrado del rey y tú estás contento con tu servidor, envíame a Judá, a la ciudad donde están las tumbas de mis padres, para que yo la reconstruya.»

El rey, que tenía a la reina sentada a su lado, me dijo: « ¿Cuánto tiempo durará tu viaje y cuándo estarás de regreso?» Al rey le pareció bien autorizar mi partida, y yo le fijé un plazo. Luego dije al rey: «Si el rey lo considera conveniente, se me podrían dar cartas para los gobernadores del otro lado del Eufrates, a fin de que me faciliten el viaje a Judá. También podrían darme una carta para Asaf, el supervisor de los parques del rey, a fin de que me provea de madera para armar las puertas de la ciudadela del Templo, para las murallas de la ciudad y para la casa donde voy a vivir.»

El rey me concedió todo eso, porque la mano bondadosa de mi Dios estaba sobre mí.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 136, 1-2. 3. 4-5. 6 (R.: 6a)

R.        Que la lengua se me pegue al paladar si no me acordara de ti.

Junto a los ríos de Babilonia,

nos sentábamos a llorar,

acordándonos de Sión.

En los sauces de las orillas

teníamos colgadas nuestras cítaras.  R.

Allí nuestros carceleros

nos pedían cantos,

y nuestros opresores, alegría:

« ¡Canten para nosotros un canto de Sión!»  R.

¿Cómo podíamos cantar un canto del Señor

en tierra extranjera?

Si me olvidara de ti, Jerusalén,

que se paralice mi mano derecha.  R.

Que la lengua se me pegue al paladar

si no me acordara de ti,

si no pusiera a Jerusalén

por encima de todas mis alegrías.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   9, 57-62

Mientras Jesús y sus discípulos iban caminando, alguien le dijo a Jesús: «¡Te seguiré adonde vayas!»

Jesús le respondió: «Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.»

Y dijo a otro: «Sígueme.» El respondió: «Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre.» Pero Jesús le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios.»

Otro le dijo: «Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos.» Jesús le respondió: «El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • La corte del poderoso rey de Persia tiene todavía esclavos extranjeros. Nehemías, judío de la diáspora, como encargado de la bodega real goza de la confianza del rey persa. Han llegado a sus oídos noticias de que en Jerusalén las cosas van mal.
  • Como judío de corazón vive intensamente el drama de sus hermanos, obligados a abandonar la restauración de la ciudad y del templo. La muralla de Jerusalén está llena de brechas, y sus puertas incendiadas.
  • Siendo tan sólo un esclavo, Dios lo va a buscar a su trabajo habitual para que sea el gran animador de la reconstrucción de Jerusalén.
  • Una ciudad no se reconstruye de un solo golpe. El compromiso de Nehemías supondrá un enorme y largo esfuerzo. Realista y práctico, Nehemías es también un hombre de oración que intercede, suplica, confiesa en el marco de la alianza entre Dios y su pueblo. Ora por la desgracia de sus hermanos, en las negociaciones con el rey, y por el pecado de su pueblo.
  • Su oración lleva consigo implicaciones personales y colectivas, en la línea de una auténtica oración litúrgica. Nehemías y el pueblo se identifican. Dios le concede lo que ha pedido, de tal forma que puede marchar hacia Jerusalén y disponer de todo el material para llevar a cabo la obra de reconstruir la ciudad. Nehemías, laico, y Esdras, sacerdote, trabajarán juntos en la gran obra.

***

  • Jesús en el camino hacia Jerusalén, donde va al encuentro con su destino, establece criterios para aquellos que quieren ser sus discípulos. Con mucha claridad muestra lo que significa renunciar a sí mismo, tomar la cruz y seguirlo.
  • En territorio samaritano se presentan a Jesús tres candidatos al discipulado y a la misión. El primer y el tercer candidato se presentan espontáneamente a Jesús mientras que el segundo es llamado directamente. El evangelio nos coloca frente a tres actitudes. Las respuestas que encontramos no debemos tomarlas al pie de la letra, sino como una manera expresiva de acentuar la radicalidad del seguimiento que pide Jesús, y su urgencia, porque hay mucho trabajo y no nos podemos entretener en cosas secundarias.
  • La existencia de Jesús se tipifica en forma de camino, por lo tanto la de sus discípulos tendrá que aparecer como seguimiento. Frente a aquéllos que quieran seguirlo, poniéndole condiciones, Jesús exige renuncia e incondicionalidad confiada en las manos del Padre.
  • Seguir a Jesús exige el «en seguida» y el «totalmente». El Reino de Jesús no es una mezcla entre el sí y el no; por eso lo recibe el que se arriesga.
  • Jesús convoca a todos los hombres, invitándonos a construir el Reino. Esto implica: abandono del pasado para dar paso a la novedad del evangelio, pasión por el presente vivido en la entrega y la generosidad, mirada puesta en el futuro, sostenidos por la esperanza en un Dios que no defrauda.

PARA DISCERNIR

  • ¿Acepto las condiciones de Jesús para seguirlo?
  • ¿Cuáles son mis excusas?
  • ¿Siento pasión por el reino?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Te seguiré adonde vayas

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Escribe la Santa:

…”Un domingo, contemplando una imagen de Nuestro Señor en la Cruz, quedé profundamente impresionada al ver la sangre que caía de una de sus manos divinas. Experimenté una pena inmensa al pensar que aquella sangre caía al suelo sin que nadie se cuidara de recogerla; y resolví mantenerme constantemente en espíritu al pie de la cruz para recibir el divino rocío que goteaba, comprendiendo que luego tendría que derramarlo sobre las almas. “El grito de Jesús en la cruz: “¡Tengo sed!”, resonaba continuamente en mi corazón. Aquellas palabras encendían en mí un ardor muy vivo y desconocido. Deseaba dar de beber a mí Amado. Yo misma me sentía devorada por la sed de almas. No eran todavía las almas de los sacerdotes las que me atraían, sino la de los grandes pecadores. Me abrasaba el deseo de librarlas del fuego eterno”…

De Santa Teresita del Niño Jesús

PARA REZAR

Ansias de vivir

No sé qué hacer, Señor,

con estas ansias de vida,

que me van devorando 

cada día!

Si pretendo frenarlas,

ya no vivo.

Si las dejo correr,

¿dónde me llevan?

Tú eres la vida.

Yo sólo un hilo de tu fuente.

Manar, correr, verterme…

Sin mirar dónde, 

cómo y a quiénes,

derramarme.

Y a los pies de mi hermano,

de cualquiera,

estrellar mi alabrastro

y dejar que la casa

se empape toda del perfume

barato, que te traigo.

¿Eso es vivir?

Pues eso ansío

El morir a mi muerte,

el no acabarme

con algo tuyo, por dar, entre mis dedos.

Y, cuando haya partido,

continuaré, manando de tu fuente,

lo aprendido:

Muero, siempre que vivo;

Vivo, siempre que muero.

Ignacio Iglesias, sj

Lectura del  Libro del Éxodo                           23,20-23a

Yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he preparado.

Respétalo y escucha su voz. No te rebeles contra él, porque no les perdonará las transgresiones, ya que mi Nombre está en él.

Si tú escuchas realmente su voz y haces todo lo que te diga, seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversarios.

Entonces mi ángel irá delante de ti y te introducirá en el país de los amorreos, los hititas, los perizitas, los cananeos, los jivitas y los jebuseos, y los exterminará.

Palabra de Dios

SALMO        Sal 91(90) ,1-2.3-4.5-6.10-11.

Tú que vives al amparo del Altísimo

y resides a la sombra del Todopoderoso,

di al Señor: «Mi refugio y mi baluarte,

mi Dios, en quien confío». R:

El te librará de la red del cazador

y de la peste perniciosa;

te cubrirá con sus plumas,

y hallarás un refugio bajo sus alas. R:

No temerás los terrores de la noche,

ni la flecha que vuela de día,

ni la peste que acecha en las tinieblas,

ni la plaga que devasta a pleno sol.  R:

No te alcanzará ningún mal,

ninguna plaga se acercará a tu carpa,

porque él te encomendó a sus ángeles

para que te cuiden en todos tus caminos.

O de la feria:

Nehemías 8, 1-4a.5-6.7b-12

S.R. 18, 8-11

El Evangelio es obligatorio de esta memoria

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   18, 1-5. 10

En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: «¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?».

Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: «Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos.

Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos.

El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo.

Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Jesús, quiso dejar bien clara la doctrina, y lo hace de manera desconcertante. «Llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: cuídense de menospreciar a uno de estos pequeños; porque sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos».
  • Los niños no contaban en aquella sociedad y estaban desposeídos de toda clase de derechos; eran con frecuencia despreciados por la gente y no tenidos en cuenta para la toma de decisiones dentro de la casa. La palabra griega con la que se dice niño, denomina con frecuencia a un niño en cuánto que ejerce de sirviente y ayuda en las tareas familiares. A esta clase de niños, se refiere el evangelio de hoy, cuando Jesús propone a uno de ellos como modelo a imitar. El mayor en el Reino de Dios es el niño y el que se hace como niño, porque representa en forma única el despojo de todo poder.
  • Los ángeles custodios nos revelan la presencia trascendente de Dios en cada persona, especialmente en los más pobres. Cuando Jesús invita a sus discípulos a cambiar, lo hace poniendo como modelos a “estos niños”, los servidores.
  • Dios, como Padre Providente, siempre vela por nosotros y se ha hecho cercano a nosotros por medio de Jesús, su Hijo hecho Hombre. Él siempre manifestó su amor para con los pobres y los enfermos, para con los pequeños y los pecadores; Él nunca permaneció indiferente ante el sufrimiento humano. Su amor preferencial para aquellos que son considerados como los niños, desprotegidos de todo y necesitados de todo, nos recuerda cuál debe ser también el camino preferencial en el amor de la Iglesia.
  • Hay muchos que necesitan quien vele por ellos y por sus intereses. Dios nos ha enviado a ellos para que les manifestemos de un modo real, efectivo, el amor misericordioso del Señor que nos ha concedido y que quiere que llegue a todos por medio de su Iglesia. Esta presencia de Dios en los más pobres, que son los más grandes en el Reino, es lo que da a los pobres esa trascendencia que hace que sus ángeles en los cielos vean continuamente el rostro de Dios.
  • Los niños son delante de Dios, los más importantes de los hombres; lo que a ellos ocurre tiene inmediata resonancia ante el Padre del cielo.
  • Como discípulos que viven unidos a Cristo, debemos preocuparnos de cuidar de nuestros hermanos necesitados, como Dios ha velado por nosotros. Quien sirve más, ese es el más grande. La grandeza consiste en servir.

PARA DISCERNIR

  • ¿Somos conscientes de lo que nos define como discípulos?
  • ¿Valoro a los más pequeños y desposeídos?
  • ¿Experimento la fe como una vocación de servicio?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Dame un corazón de niño

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Voy a enviarte un ángel  por delante para que te cuide en el camino y te lleve al lugar que he preparado»

 …”A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en todos tus caminos» (Sl 90,11) ¡Qué respeto debe suscitar en ti esta palabra, qué fervor debe hacer nacer en ti, y qué confianza te debe inspirar! El respeto a causa de su presencia, el fervor a causa de su benevolencia, la confianza a causa de su vigilancia… Ellos están aquí, a tu lado, y no solamente contigo sino para ti. Están presentes para protegerte, para socorrerte. ¿Cómo pagarás al Señor todo el bien que te ha hecho? (Sl 115, 3) Es a él solo a quien se debe rendir honor por esta ayuda; es él quien ha dado estas órdenes. «Todo don perfecto» (St 1,17) no puede venir más que de él. Pero no podemos dejar de agradecer, respecto a los ángeles, su gran caridad con la que obedecen y la gran necesidad que tenemos de su ayuda.

Seamos, pues, respetuosos y agradecidos  por la vigilancia que nos ofrecen; amémoslos agradecidos y honrémoslos tanto como podamos, pues tanto les debemos… En Dios amemos a sus ángeles, sabiendo que un día ellos serán coherederos con nosotros y que ya desde ahora el Padre dispone y ordena que nos hagan de guías y educadores. Porque ya «desde ahora somos hijos de Dios» aunque esto no aparezca ahora con claridad (1Jn 3,2), puesto que somos hijos todavía sometidos a intendentes y educadores, y de momento, en nada diferimos de los siervos.

Sin embargo, por pequeños que seamos y por largo y peligroso que sea el camino que nos falta recorrer, ¿qué podemos temer con tan buena guardia?… Los ángeles son fieles, son prudentes, son poderosos; ¿qué podemos temer? Tan sólo sigámosles, estemos unidos a ellos, y permaneceremos bajo la protección del Dios del cielo”… 

San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia – 12avo sermón sobre el salmo 90

PARA REZAR

Himno de Laudes al Santo Ángel de la Guarda

Ángel santo de la guarda,

compañero de mi vida,

tú que nunca me abandonas,

ni de noche ni de día.

Aunque espíritu invisible,

sé que te hallas a mi lado,

escuchas mis oraciones

y cuenta todos mis pasos.

En las sombras de la noche,

me defiendes del demonio,

tendiendo sobre mi pecho

tus alas de nácar y oro.

Ángel de Dios,

que yo escuche tu mensaje y que lo siga,

que vaya siempre contigo hacia Dios,

que me lo envía.

Testigo de lo invisible,

presencia del cielo amiga,

gracias por tu fiel custodia,

gracias por tu compañía.

En presencia de los Ángeles,

suba al cielo nuestro canto:

gloria al Padre, gloria al Hijo,

gloria al Espíritu Santo. Amén.

Lectura del libro del profeta Baruc           1, 15-22

Al Señor, nuestro Dios, pertenece la justicia; a nosotros, en cambio, la vergüenza reflejada en el rostro, como sucede en el día de hoy: vergüenza para los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén, para nuestros reyes y nuestros jefes, para nuestros sacerdotes, nuestros profetas y nuestros padres. Porque hemos pecado contra el Señor, le hemos sido infieles y no hemos escuchado la voz del Señor, nuestro Dios, que nos mandaba seguir los preceptos que él puso delante de nosotros.

Desde el día en que el Señor hizo salir a nuestros padres del país de Egipto, hasta el día de hoy, hemos sido infieles al Señor, nuestro Dios, y no nos hemos preocupado por escuchar su voz. Por eso han caído sobre nosotros tantas calamidades, así como también la maldición que el Señor profirió por medio de Moisés, su servidor, el día en que hizo salir a nuestros padres del país de Egipto, para darnos una tierra que mana leche y miel. Esto es lo que nos sucede en el día de hoy.

Nosotros no hemos escuchado la voz del Señor, nuestro Dios, conforme a todas las palabras de los profetas que él nos envió. Cada uno se dejó llevar por los caprichos de su corazón perverso, sirviendo a otros dioses y haciendo el mal a los ojos del Señor, nuestro Dios.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 78, 1-2. 3-5. 8. 9 (R.: 9b)

R.        Líbranos, Señor, a causa de tu Nombre.

Señor, los paganos invadieron tu herencia,

profanaron tu santo Templo,

hicieron de Jerusalén un montón de ruinas;

dieron los cadáveres de tus servidores

como pasto a las aves del cielo,

y la carne de tus amigos, a las fieras de la tierra.  R.

Derramaron su sangre como agua

alrededor de Jerusalén,

y nadie les daba sepultura.

Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,

la irrisión y la burla de los que nos rodean.

¿Hasta cuándo, Señor? ¿Estarás enojado para siempre?

¿Arderán tus celos como un fuego?  R.

No recuerdes para nuestro mal

las culpas de otros tiempos;

compadécete pronto de nosotros,

porque estamos totalmente abatidos.  R.

Ayúdanos, Dios salvador nuestro,

por el honor de tu Nombre;

líbranos y perdona nuestros pecados,

a causa de tu Nombre.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   10, 13-16

¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza. Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.

Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno.

El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Este Baruc es probablemente el secretario y hombre de confianza del profeta Jeremías. Lo encontramos en Babilonia, a la muerte de Jeremías, hacia el 580 antes de Cristo.
  • Los textos que leemos hoy contienen una larga oración litúrgica. Es una oración emocionada, humilde, en la que reconocen que son culpables de lo que les está pasando, porque todos han sido infieles a Dios, empezando por los políticos y sacerdotes.
  • El principal pecado, del que todos son responsables, reside en haber despreciado la palabra de Dios: «Desde el día en que el Señor sacó a nuestros padres de Egipto hasta hoy no hemos hecho caso al Señor, nuestro Dios. Se recuerda constantemente el beneficio del éxodo, que contrasta con la dureza de corazón del pueblo.
  • Dios es siempre fiel a su amor por nosotros. Jamás dejará de amarnos, por muchas ofensas y rebeldías que hayamos hecho en contra suya, pues en medio de nuestras infidelidades, Él permanece fiel, ya que no puede desdecirse a sí mismo.
  • Como respuesta a esta fidelidad  y amor no sólo hemos de reconocer nuestras faltas, sino que necesitamos arrepentirnos y pedir perdón, lo que nos llevará a reiniciar un nuevo camino de lealtad en la presencia del Señor.

***

  • Jesús y los suyos tenían ya experiencia de fracaso en su trabajo evangelizador. Acababan de dejar Galilea, de donde conservaban algunos recuerdos amargos. En su paso por Samaria no los habían querido hospedar y en Jerusalén les esperaban cosas aún peores.
  • El Evangelio de hoy narra las tres lamentaciones de Jesús contra tres ciudades galileas: Betsaida, Corozaín y Cafarnaún. La decepción es mayor por Cafarnaún, ciudad que Jesús había hecho centro de su predicación. Ha constatado con dolor que en los lugares donde se podía esperar una buena aceptación de su mensaje es donde encuentra más obstinación y dureza de corazón. Por el contrario, en las ciudades de Tiro y de Sidón,  donde no esperaba nada ha encontrado mejor disposición para aceptar el mensaje.
  • Jesús culmina su lamento poniendo de manifiesto la íntima relación entre él y su Padre que lo ha enviado y anuncia que, al final, habrá un juicio duro para los que no han sabido acoger al enviado de Dios.
  • Las palabras finales de este Evangelio son una llamada a la conversión y traen esperanza. Escuchemos la voz de Jesús para que el amor supere progresivamente el egoísmo arraigado en nuestra vida y en nuestras estructuras. La conversión es un trabajo siempre inacabado y es el camino por el cual Dios nos recreará y recreará su Iglesia.

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué frutos de conversión da en mí el anuncio del evangelio?
  • ¿Me acostumbré a la Palabra de Jesús?
  • ¿Vivo en espíritu de conversión constante?

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«El que os escucha a vosotros a mí me escucha; el que os rechaza a vosotros a mí me rechaza »

Nuestro tiempo es dramático y al mismo tiempo fascinador. Mientras por un lado los hombres dan la impresión de ir detrás de la prosperidad material y de sumergirse cada vez más en el materialismo consumista, por otro, manifiestan la angustiosa búsqueda de sentido, la necesidad de interioridad, el deseo de aprender nuevas formas y modos de concentración y de oración. No sólo en las culturas impregnadas de religiosidad, sino también en las sociedades secularizadas, se busca la dimensión espiritual de la vida como antídoto a la deshumanización… La Iglesia tiene un inmenso patrimonio espiritual para ofrecer a la humanidad: en Cristo, que se proclama «el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14,6).

La Iglesia debe de ser fiel a Cristo; ella es su cuerpo y recibe la misión de hacerle presente. Es necesario que “siga el mismo camino que Cristo, el camino de la pobreza, de la obediencia, del servicio y de la inmolación de sí hasta la muerte, de la cual salió victorioso por su resurrección” (Vaticano II, AG 59). Así pues, la Iglesia debe hacer todo lo posible para realizar su misión en el mundo y llegar a todos los pueblos; tiene también el derecho, concedido por Dios, de llevar a cabo la realización de su plan. La libertad religiosa, a veces todavía limitada o restringida, es la condición y la garantía de todas las libertades que fundamentan el bien común de las personas y de los pueblos. Es de desear que se conceda a todos y en todo lugar la verdadera libertad religiosa… Se trata de un derecho inalienable de toda persona humana.

Por otra parte, la Iglesia se dirige al hombre en el respeto total hacia su libertad; la misión no restringe la libertad sino que la favorece. La Iglesia propone; no impone jamás; respeta a las personas y a las culturas, y se detiene ante el altar de la conciencia. A los que, bajo diversos pretextos, se oponen a su actividad misionera, la Iglesia les repite: “¡Abrid las puertas a Cristo!”   

San Juan Pablo II – Papa  – Encíclica “Redemptoris missio”, § 38-39

PARA REZAR

Acaríciame

Vengo a Ti para que me acaricies
antes de comenzar el día.
Que tus ojos se posen
un momento sobre mis ojos.
Que acuda a mi trabajo sabiendo
que me acompañas, Amigo mío.
¡Pon tu música en mí
mientras atravieso el desierto del ruido!
Que el destello de tu Amor
bese las cumbres de mis pensamientos
y se detenga en el valle de la vida,
donde madura la cosecha.

Rabindranath Tagore

Lectura del libro del profeta Baruc           4, 5-12. 27-29

¡Ánimo, pueblo mío, memorial viviente de Israel! Ustedes fueron vendidos a las naciones, pero no para ser aniquilados; es por haber excitado la ira de Dios, que fueron entregados a sus enemigos. Ustedes irritaron a su Creador, ofreciendo sacrificios a los demonios y no a Dios; olvidaron al Dios, eterno, el que los sustenta, y entristecieron a Jerusalén, la que los crió.

Porque ella, al ver que la ira del Señor se desencadenaba contra ustedes, exclamó: «Escuchen, ciudades vecinas de Sión: Dios me ha enviado un gran dolor. Yo he visto el cautiverio que el Eterno infligió a mis hijos y a mis hijas. Yo los había criado gozosamente y los dejé partir con lágrimas y dolor. Que nadie se alegre al verme viuda y abandonada por muchos. Estoy desolada por los pecados de mis hijos, porque se desviaron de la Ley de Dios.

¡Ánimo, hijos, clamen a Dios, porque Aquel que los castigó se acordará de ustedes! Ya que el único pensamiento de ustedes ha sido apartarse de Dios, una vez convertidos, búsquenlo con un empeño diez veces mayor. Porque el que atrajo sobre ustedes estos males les traerá, junto con su salvación, la eterna alegría.»

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 68, 33-35. 36-37 (R.: 34a)

R.        El Señor escucha a los pobres.

Que lo vean los humildes y se alegren,

que vivan los que buscan al Señor:

porque el Señor escucha a los pobres

y no desprecia a sus cautivos.  R.

Que lo alaben el cielo, la tierra y el mar,

y todos los seres que se mueven en ellos.  R.

El Señor salvará a Sión

y volverá a edificar las ciudades de Judá:

el linaje de sus servidores la tendrá como herencia,

y los que aman su nombre morarán en ella.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   10, 17-24

Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre.»

Él les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo.»

En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»

Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: « ¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Sigue el profeta Baruc, esta vez animando al pueblo a volver decididamente a Dios.
  • El mismo profeta que hizo que las comunidades judías dispersas en el paganismo, fueran conscientes de su participación en el pecado del mundo; repite la idea de que las desgracias que los están abrumando las tienen bien merecidas, porque se entregaron a sus enemigos «olvidándose del Señor que los había criado».
  • Ahora, también abre la esperanza de su pueblo, le da ánimo porque el Dios que los castigó se acordará de ellos, y les mandará «el gozo eterno de la salvación». Pero es necesario convertirse a Él, volver a buscarlo con un redoblado empeño. El destierro ayudó al pueblo israelita a madurar en su fe.
  • Dios los llama afectuosamente «pueblo mío», haciéndole la promesa de un retorno definitivo.
  • Desde hermosas comparaciones nos habla de Dios: un padre a quien los hijos hacen sufrir, una madre abandonada por sus hijos. Un Dios que sufre más que nosotros por nuestros pecados.
  • Él es nuestro Dios y Padre, y no enemigo a la puerta de nuestra casa. Un Dios compasivo, misericordioso y siempre fiel para con nosotros.

***

  • Los que habían sido enviados vuelven de la misión y se toman un tiempo para contarle al Maestro lo que han vivido. Este encuentro es el punto de partida para nuevas lecciones de Jesús para los misioneros. Los setenta y dos regresan alegres por el éxito de su trabajo: la victoria sobre el mal lograda por la invocación del nombre de Jesús. Experimentan la grandeza del ser discípulos de Jesús, que les ha dado poder sobre todo “poder enemigo”.
  • Pero Jesús no se queda en la acción, sino que los invita a levantar sus miradas hacia lo alto y alaba a Dios Padre, por la obra realizada por sus discípulos. Jesús se goza en la acción de gracias porque la revelación de Dios, ha llegado a los pequeños y han tenido acceso al corazón de un Padre que se desvela por sus hijos más pequeños y los ama a través de las acciones de su Hijo. Sin embargo la verdadera victoria, no es sólo la obra que han realizado por la salvación de otros sino la misma salvación de ellos.
  • Como Iglesia evangelizadora no podemos olvidar que evangelizamos y nos evangelizamos, que siempre somos discípulos, que lo que anunciamos debe ir en coherencia con lo que vivimos, que lo que proclamamos es lo que nos esforzamos en creer, que lo que damos es la expresión de lo que llevamos dentro.
  • La Iglesia es dichosa por la obra que se le encomienda pero sobre todo porque la Palabra de gracia sigue resonando en su interior y la invita a renovarse constantemente.
  • Hoy más que nunca, nuestro testimonio de vida es condición esencial para la eficacia de la misión. Debemos hacernos responsables del Evangelio que proclamamos.
  • Es necesario que nuestro esfuerzo evangelizador brote de una verdadera santidad de vida y que el anuncio, animado con la oración y el amor a la Eucaristía, vaya santificándonos.  El mundo exige y espera de nosotros: sencillez de vida, espíritu de oración, caridad para con todos y especialmente con los pequeños y los pobres, humildad, generosidad y alegre renuncia. Sólo es creíble para el mundo de hoy un Evangelio encarnado.

PARA DISCERNIR

  • ¿Experimento mi vida como misión?
  • ¿Me alegro de que la buena noticia llegue a los hombres?
  • ¿Dónde está mi felicidad como evangelizador?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Te alabo Padre

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«En aquel momento, Jesús se llenó de alegría»

…”Por su misma esencia, el gozo cristiano es la participación espiritual en el gozo insondable, conjuntamente divino y humano, que está en el corazón de Jesucristo glorificado…Contemplémosle a lo largo de su vida terrestre; en su humanidad hizo experiencia de nuestros gozos. Jesús, manifiestamente ha conocido, apreciado, celebrado toda una gama de gozos humanos, de estos gozos simples y cotidianos, al alcance de todos. La profundidad de su vida interior no ha debilitado lo concreto de su mirada, ni su sensibilidad. Admira los pájaros y los lirios del campo. De buenas a primeras une en su mirar, la mirada de Dios sobre la creación al amanecer de la historia. Gustosamente exalta el gozo del sembrador y del segador, el del hombre que encuentra un tesoro escondido, el del pastor que recupera su oveja o el de la mujer que encuentra la moneda perdida, el gozo de los invitados a la fiesta, el gozo de las bodas. El del padre que acoge a su hijo el regresar de una vida de pródigo y el de la mujer que acaba de dar a luz a un hijo.

Estos gozos  humanos tienen para Jesús tanta consistencia que para él son signos de los gozos espirituales del Reino de Dios: gozo de los hombres que entran en este Reino, que vuelven a él o trabajan en él, gozo del Padre que los acoge. Por su parte, Jesús mismo manifiesta su satisfacción y su ternura cuando encuentra a unos niños que desean acercársele, a un hombre rico, fiel y preocupado de hacer todo de su parte, amigos que le abren la puerta de su casa como Marta, María, Lázaro. Su dicha se encuentra sobre todo al ver acogida la  Palabra, liberados los posesos, convertirse a una mujer pecadora o un publicano como Zaqueo, una viuda que coge de su propia indigencia para dar. Exulta igualmente de gozo cuando constata que la revelación del Reino, que permanece escondida a los sabios y entendidos, se da a los más pequeños. Sí, puesto que Cristo vivió nuestra condición humana y fue «probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado» (Heb 4,15) acogió y experimentó los gozos afectivos y espirituales como un don de Dios. Y no cesó en su empeño hasta que no hubo «anunciado a los pobres la Buena Noticia, y a los afligidos el gozo» (cfr. Lc 4,10)”…

San Pablo VI, papa de 1963-1978 – Exhortación apostólica sobre el gozo cristiano «Gaudete in Domino»

PARA REZAR

¡Exulta!

Si tienes mil razones para vivir,

si has dejado de sentirte solo,

si te despiertas con ganas de cantar,

si todo te habla

–desde las piedras del camino

a las estrellas del cielo,

desde las luciérnagas que se arrastran

a los peces, señores del mar–,

si oyes los vientos

y escuchas el silencio,

¡exulta!

El amor camina contigo,

es tu compañero,

es tu hermano…

Dom Hélder Câmara