[…] Como ellos, también nosotros necesitamos la luz de Dios, que nos hace ver las cosas de otra manera; nos atrae, nos despierta, reaviva el deseo y la fuerza de rezar, de mirar dentro de nosotros y dedicar tiempo a los demás. […] Papa Francisco – 13 de marzo de 2022
TIEMPO DTE EL AÑO – CICLO C
6 DE AGOSTO – LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR (F)
TIEMPO DTE EL AÑO – CICLO C
DOMINGO XVIII
Ser rico a los ojos de Dios
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Eclesiastés 1, 2; 2, 21-23
¡Vanidad, pura vanidad!, dice Cohélet. ¡Vanidad, pura vanidad! ¡Nada más que vanidad!
Porque un hombre que ha trabajado con sabiduría, con ciencia y eficacia, tiene que dejar su parte a otro que no hizo ningún esfuerzo. También esto es vanidad y una grave desgracia.
¿Qué le reporta al hombre todo su esfuerzo y todo lo que busca afanosamente bajo el sol? Porque todos sus días son penosos, y su ocupación, un sufrimiento; ni siquiera de noche descansa su corazón. También esto es vanidad.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17 (R.: 1)
R. Señor, tú has sido nuestro refugio a lo largo de las generaciones.
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo,
con sólo decirles: «Vuelvan, seres humanos.»
Porque mil años son ante tus ojos
como el día de ayer, que ya pasó,
como una vigilia de la noche.
Tú los arrebatas, y son como un sueño,
como la hierba que brota de mañana:
por la mañana brota y florece,
y por la tarde se seca y se marchita.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que nuestro corazón alcance la sabiduría.
¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo…?
Ten compasión de tus servidores.
Sácianos en seguida con tu amor,
y cantaremos felices toda nuestra vida.
Que descienda hasta nosotros la bondad del Señor;
que el Señor, nuestro Dios,
haga prosperar la obra de nuestras manos.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Colosas 3, 1-5. 9-11
Hermanos:
Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra. Porque ustedes están muertos, y su vida está desde ahora oculta con Cristo en Dios. Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, entonces ustedes también aparecerán con él, llenos de gloria.
Por lo tanto, hagan morir en sus miembros todo lo que es terrenal: la lujuria, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y también la avaricia, que es una forma de idolatría. Tampoco se engañen los unos a los otros.
Porque ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras y se revistieron del hombre nuevo, aquel que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose constantemente según la imagen de su Creador. Por eso, ya no hay pagano ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro ni extranjero, esclavo ni hombre libre, sino sólo Cristo, que es todo y está en todos.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 13-21
Uno de la multitud le dijo: «Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia.»
Jesús le respondió: «Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?» Después les dijo: «Cuídense de toda avaricia, porque aun en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas.»
Les dijo entonces una parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: «¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha.» Después pensó: «Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida.»
Pero Dios le dijo: «Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?»
Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- La primera lectura de este domingo comienza con la célebre reflexión, tantas veces repetida: «Vanidad sin sentido, todo es vanidad» ¿Qué saca el hombre de todo su trabajo y de los afanes con que trabaja bajo el sol?». Se pueden tener muchas cosas y estar vacío por dentro. La riqueza no nos lo da todo en la vida, ni es lo principal. La muerte lo relativiza todo. Es «sabio» el que conoce los límites de lo humano, y ve las cosas en su justo valor, transitorio, relativo.
***
- San Pablo, como auténtico intérprete de los sentimientos de Jesús, nos da en la segunda lectura la explicación de lo que Jesús quiere de nosotros: «ya que han resucitado con Cristo, aspiren a los bienes de arriba, no a los de la tierra… revístanse de la nueva condición, que se va renovando a imagen de su Creador.»
***
- En el Evangelio, Jesús utiliza un lenguaje parecido al del antiguo sabio de Israel, al condenar la voluntad explícita de querer solamente almacenar para uno mismo, olvidándose de lo fundamental: la urgencia y necesidad de ser rico ante Dios. El ideal del hombre no debe ser la posesión y acumulación de los bienes de la tierra. «Pues aunque esté satisfecho con cosas, su vida no depende de sus bienes». Hay un hecho muy importante, el hombre al morir no puede llevarse ninguno de sus bienes materiales. El egoísmo de acumular y llenar bien los propios graneros nos puede dejar vacíos ante Dios.
- Entre los discípulos había muchos que seguían a Jesús pero todavía sin comprender. Alguien de entre la multitud llama a Jesús para que le solucione un problema. Su interés es simplemente resolver sus preocupaciones individuales. Jesús con sinceridad y sin vueltas lo hace caer en la cuenta de que su petición está fuera de lugar. No ha venido como mediador para solucionar conflictos familiares o sociales.
- Sin embargo, esta situación es una buena ocasión para instruir a los discípulos acerca del valor de la vida y el valor de las riquezas. La vida es mucho más que una interminable acumulación de dinero, propiedades, conocimientos y placeres. La búsqueda incesante de seguridades en aquello que es pasajero sólo lleva al hombre a vivir en un estado de sobresalto y de angustia existencial.
- El esfuerzo y sacrificio que se necesita para alcanzar lo que la sociedad nos propone como ideales de vida, habitualmente no guarda proporción a la satisfacción que produce o al tiempo que ésta dura. La dinámica de vivir tras las riquezas, el poder, el placer y el prestigio termina por convertir la vida de los hombres y las sociedades en una interminable preocupación que nunca se remedia.
- Para la Palabra de Dios; el bienestar no es una aspiración malsana o desechable, mientras no se realice sacrificando otros valores superiores: libertad, disponibilidad, apertura, verdad, confianza ante Dios de quien sólo podemos esperar la salvación, responsabilidad social, trabajo por la justicia, solidaridad especialmente con los más pobres.
- Debemos asumir con sinceridad el hecho de que nuestro corazón se crea muchos ídolos y el dinero es quizá, el primero. La sed de poseer sin límites no es exclusiva de una época ni de un sistema social, sino que descansa en el mismo hombre, cualquiera que sea el sector social al que pertenezca.
- “Como en todos los campos de la actividad humana, la globalización debe regirse también por la ética, poniendo todo al servicio de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios” (Benedicto XVI – Discurso inaugural de Aparecida)
- Jesús no pretende en la parábola ponernos solamente frente a la disyuntiva: “bienes sí; bienes no”. Nos enfrenta al sentido de la propia vida. Se trata de dar cuenta de la orientación fundamental y del sentido que le dimos a nuestra propia vida. Detrás de qué anduvimos corriendo. Jesús llama necio al que corrió en sentido equivocado y construyó su vida sobre sí mismo y sus “cosas”, ciego por el espejismo de sus aparentes seguridades y, por lo mismo, sin espacio para Dios y con temor a arriesgar lo que tenía por sus hermanos.
- Jesús nos invita a vivir en la verdad de nosotros mismos y no en el espejismo de las “cosas” y sus aparentes seguridades, y nos invita a “ser ricos ante Dios”, poniéndolo primero para ser liberados de la idolatría de las “cosas”. Una liberación que pasa por el compartir, pero compartir no lo que nos sobra, sino “esas cosas” que consideramos “necesarias”.
- De nuestra fe en Cristo brota también la solidaridad como actitud permanente de encuentro, hermandad y servicio, que ha de manifestarse en opciones y gestos visibles, principalmente en la defensa de la vida y de los derechos de los más vulnerables y excluidos, y en el permanente acompañamiento en sus esfuerzos por ser sujetos de cambio y transformación de su situación. El servicio de caridad de la Iglesia entre los pobres “es un ámbito que caracteriza de manera decisiva la vida cristiana, el estilo eclesial y la programación pastoral”. (Aparecida 406, 407.408)
PARA DISCERNIR
- ¿Dónde están mis seguridades?
- ¿Detrás de qué voy corriendo en la vida?
- ¿Cuál es mi aspiración más grande?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Dame Señor buscar la verdadera riqueza
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
“La globalización es un fenómeno complejo que posee diversas dimensiones (económicas, políticas, culturales, comunicacionales, etc). Para una justa valoración de ella, es necesaria una comprensión analítica y diferenciada que permita detectar tanto sus aspectos positivos como negativos. Lamentablemente, la cara más extendida y exitosa de la globalización es su dimensión económica, que se sobrepone y condiciona las otras dimensiones de la vida humana. En la globalización la dinámica del mercado absolutiza con facilidad la eficacia y la productividad como valores reguladores de todas las relaciones humanas. Este peculiar carácter hace de la globalización un proceso promotor de inequidades e injusticias múltiples. La globalización tal y como está configurada actualmente, no es capaz de interpretar y reaccionar en función de valores objetivos que se encuentran más allá del mercado y que constituyen lo más importante de la vida humana: la verdad, la justicia, el amor, y muy especialmente, la dignidad y los derechos de todos, aún de aquellos que viven al margen del propio mercado.
Conducida por una tendencia que privilegia el lucro y estimula la competencia, la globalización sigue una dinámica de concentración de poder y de riquezas en manos de pocos, no sólo de los recursos físicos y monetarios, sino sobre todo de la información y de los recursos humanos, lo que produce la exclusión de todos aquellos no suficientemente capacitados e informados, aumentando las desigualdades que marcan tristemente nuestro continente y que mantiene en la pobreza a una multitud de personas. La pobreza hoy tiene acceso a nuevas tecnologías, por eso es necesario que los empresarios asuman su responsabilidad de crear más fuentes de trabajo y de invertir en las regiones más pobres para contribuir al desarrollo.
Aparecida 60-61
PARA REZAR
Que seamos, Señor, manos unidas
en oración y en el don.
Unidas a tus Manos en las del Padre,
unidas a las alas fecundas del Espíritu,
unidas a las manos de los pobres.
Manos del Evangelio,
sembradoras de Vida,
lámparas de Esperanza,
vuelos de Paz.
Unidas a tus Manos solidarias,
partiendo el Pan de todos.
Unidas a tus Manos traspasadas
en las cruces del mundo.
Unidas a tus Manos ya gloriosas de Pascua.
Manos abiertas, sin fronteras,
hasta donde haya manos.
Capaces de estrechar el Mundo entero,
siendo fieles al Reino.
Tensas en la pasión por la Justicia,
tiernas en el Amor.
Manos que dan lo que reciben,
en la gratuidad multiplicada,
siempre más manos,
siempre más unidas.
Por Pedro Casaldáliga
LUNES XVIII
Alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición y dio los panes a los discípulos
Lectura del libro de los Números 11, 4b-15
Los israelitas dijeron: « ¡Si al menos tuviéramos carne para comer! ¡Cómo recordamos los pescados que comíamos gratis en Egipto, y los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos! ¡Ahora nuestras gargantas están resecas! ¡Estamos privados de todo, y nuestros ojos no ven nada más que el maná!»
El maná se parecía a la semilla de cilantro y su color era semejante al del bedelio. El pueblo tenía que ir a buscarlo; una vez recogido, lo trituraban con piedras de moler o lo machacaban en un mortero, lo cocían en una olla, y lo preparaban en forma de galletas. Su sabor era como el de un pastel apetitoso. De noche, cuando el rocío caía sobre el campamento, también caía el maná.
Moisés oyó llorar al pueblo, que se había agrupado por familias, cada uno a la entrada de su carpa. El Señor se llenó de una gran indignación, pero Moisés, vivamente contrariado, le dijo: « ¿Por qué tratas tan duramente a tu servidor? ¿Por qué no has tenido compasión de mí, y me has cargado con el peso de todo este pueblo? ¿Acaso he sido yo el que concibió a todo este pueblo, o el que lo dio a luz, para que me digas: «Llévalo en tu regazo, como la nodriza lleva a un niño de pecho, hasta la tierra que juraste dar a sus padres?» ¿De dónde voy a sacar carne para dar de comer a todos los que están llorando a mi lado y me dicen: «Danos carne para comer»? Yo solo no puedo soportar el peso de todo este pueblo: mis fuerzas no dan para tanto. Si me vas a seguir tratando de ese modo, mátame de una vez. Así me veré libre de mis males.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 80, 12-13. 14-15. 16-17 (R.: 2a)
R. Canten con júbilo al Señor, nuestra fuerza.
Mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no me quiso obedecer:
por eso los entregué a su obstinación,
para que se dejaran llevar por sus caprichos. R.
¡Ojalá mi pueblo me escuchara,
e Israel siguiera mis caminos!
Yo sometería a sus adversarios en un instante,
y volvería mi mano contra sus opresores. R.
Los enemigos del Señor tendrían que adularlo,
y ese sería su destino para siempre;
yo alimentaría a mi pueblo con lo mejor del trigo
y lo saciaría con miel silvestre. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 14, 13-21
Al enterarse de la muerte de Juan el Bautista, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos.
Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos.»
Pero Jesús les dijo: «No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos.»
Ellos respondieron: «Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados.»
«Tráiganmelos aquí», les dijo.
Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud.
Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- El libro de los Números trata de nuevo el tema de la marcha por el desierto.
- En el pasaje de hoy, el autor toma una antiquísima tradición sobre el maná y sobre la llegada de una bandada de codornices provocada por la súplica de Moisés. Como telón de fondo, está la murmuración incesante del pueblo.
- Durante su paso por el desierto, el pueblo elegido se vio frecuentemente beneficiado por la presencia inesperada de algún medio de subsistencia, a pesar que podía sobrevivir normalmente gracias a lo que le brindaban los animales que llevaban. Pero, seguramente, fue durante los períodos de sequía que el pueblo descubrió un alimento inesperado.
- Son frecuentes, en el desierto del Sinaí, las bandadas de pájaros que agotados por la lucha contra el viento, caen sin fuerzas en el suelo. Asimismo, abundan los árboles que en los meses de junio y julio producen una forma comestible, muy abundante por la mañana, y que constituye el alimento principal, cuando no el único, de los frecuentadores del desierto.
- Desde el momento en que el pueblo advirtió la utilidad de este jugo de árboles, al que llamó maná, la tradición lo elevó a la categoría de milagroso, verdadera alimentación sobrenatural, resultado de la plegaria de Moisés y signo de la providencial elección de Dios.
- Posteriormente, se opondrá este sustento venido de Dios, a los alimentos terrestres; y habrá un especial hincapié en las murmuraciones del pueblo, que, víctima del hambre, añoraba la alimentación recibida en Egipto y se mostraba incapaz de esperar de Dios su subsistencia.
***
- Al enterarse Jesús de la muerte de Juan Bautista, huye en una barca a un lugar solitario y tranquilo. Pero la gente lo supo y lo siguió por tierra, de modo que al desembarcar, vio una gran muchedumbre, sintió compasión y curó a los enfermos. Caída la tarde, los discípulos al ver a la gente hambrienta, se acercaron a pedirle a Jesús que despida a la multitud, para que vayan a las aldeas a comprar comida. La reacción de los discípulos funciona de acuerdo a la lógica humana: mandarlos a comprar lo necesario. Jesús los desafía a que les den de comer ellos mismos. Mientras los discípulos utilizan la lógica humana; Jesús, aplica la lógica del Reino y los invita a compartir.
- Les pide que actúen aunque tengan nada más que cinco panes y dos peces. Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos a su vez los dieron a la gente.
- Jesús exhorta a dar de lo que necesitan. Esa entrega generosa produce resultados abundantes. La multitud empieza a compartir lo que tiene, en vez de guardarlo para sí misma. Así la solidaridad se contagia y todos reciben lo necesario. Al final queda un excedente que puede beneficiar a todo el pueblo.
- Lo que los discípulos han visto en el reparto de los panes, no es una acción extraordinaria exclusiva de Jesús, es el efecto de la entrega personal, que pasará a ser la norma de vida para el discípulo. Jesús no está solamente satisfaciendo una necesidad, sino celebrando el reino que viene a los débiles y afligidos.
- El relato es un programa para la comunidad de los seguidores de Jesús. Es la lección de solidaridad para con los que pasan hambre, con los que buscan, con los que andan errantes por el desierto. La consigna de Jesús es: denles de comer.
- Hay un doble pan porque el hambre también es doble: de lo humano y de lo trascendente. Y la fracción del pan debe ser tanto partir el Pan eucarístico, como compartir el pan material con el hambriento.
- La vida de Jesús invita a la Iglesia a abrirse a la multitud. La comunidad de discípulos tiene que ser solidaria con la muchedumbre enferma, hambrienta y desorientada. Los sentimientos de compasión, misericordia y justicia que Jesús experimentaba ante el pueblo abandonado, deben estar presentes en el espíritu que anima toda y cada una de las acciones de la iglesia.
PARA DISCERNIR
- ¿Cómo vivo la misericordia?
- ¿Qué puedo hacer para saciar el hambre de los hermanos?
- ¿Confío en la providencia del Señor?
- ¿Qué significa “confiarse a la Providencia”?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Habla, Señor: anunciaré tu Palabra
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…”El camino de la experiencia gradual de Dios fue también, para la Iglesia de los orígenes, el camino de una libertad cada vez mayor. Para mí, la vía de la mística es el auténtico camino hacia la libertad.
Por el camino místico nos tropezamos, en primer lugar, con nuestra verdad personal. Y sólo la verdad nos hará libres. Descubrimos aquí los modelos de vida de los que somos prisioneros, nuestros modos de ver ilusorios que distorsionan la realidad y a causa de los cuales nos hacemos mal. Cuanto más nos acercamos a Dios, con mayor claridad reconocemos nuestra verdad. Cuanto más unidos estamos a Dios, más libres nos volvemos.
Todos anhelamos la libertad, pero la verdadera libertad no consiste en la liberación con respecto a una soberanía externa a nosotros mismos, sino que consiste en la libertad interior, en la libertad respecto al dominio del mundo, en la libertad respecto al poder de los otros hombres y mujeres, y respecto a la libertad de las constricciones interiores y exteriores.
Debe quedar claro que la libertad constituye un aspecto esencial del mensaje cristiano y que todo camino espiritual auténtico conduce al final a la libertad interior. Y esto es así porque la experiencia de Dios y la experiencia de la libertad están intrínsecamente conectadas”…
Anselm Grün – edición española: Portarse bien con uno mismo, Sígueme, Salamanca
PARA REZAR
Te comparto mi esperanza
Te comparto mi esperanza de esperar cada momento
con la misma fuerza y ganas de la primera mañana.
Ofrecer siempre las manos abiertas y no cerradas,
saber entregar amor a través de la mirada.
Aprender a dar la vida, compartir la espera larga,
al lado de los que sufren hacer la fe solidaria.
Soñar con las utopías, vivir para realizarlas,
luchando por los ideales, y la justicia sumarla.
Saber caminar con otros en lucha comunitaria, para que
todos los hombres vivan una vida más humana.
Vivir para los demás, como nos mostró Jesús,
hasta entregarnos su vida en lo alto de una cruz.
Vivir mirando las cosas con la mirada de Dios,
para hacer un mundo nuevo de Justicia, Paz y Amor.
No creas que será fácil caminar este camino pero
las crisis ayudan a ir descubriendo el sentido.
La verdad que hay en las cosas es un tesoro escondido,
quien equivoca la senda, tal vez su vida ha perdido.
El Evangelio te muestra como no errar el camino,
de veras, vale la pena a Jesucristo seguirlo.
Te comparto mi esperanza de empezar cada momento
con la misma fuerza y ganas de la primera mañana.
Marcelo A. Murúa
¿Por qué dudaste?
Lectura del libro de los Números 12, 1-13
Miriam y Aarón se pusieron a murmurar contra Moisés a causa de la mujer cusita con la que este se había casado. Moisés, en efecto, se había casado con una mujer de Cus. « ¿Acaso el Señor ha hablado únicamente por medio de Moisés?, decían. ¿No habló también por medio de nosotros?» Y el Señor oyó todo esto.
Ahora bien, Moisés era un hombre muy humilde, más humilde que cualquier otro hombre sobre la tierra.
De pronto, el Señor dijo a Moisés, a Aarón y a Miriam: «Vayan los tres a la Carpa del Encuentro.»
Cuando salieron los tres, el Señor descendió en la columna de nube y se detuvo a la entrada de la Carpa. Luego llamó a Aarón y a Miriam. Los dos se adelantaron, y el Señor les dijo: «Escuchen bien mis palabras: Cuando aparece entre ustedes un profeta, yo me revelo a él en una visión, le hablo en un sueño. No sucede así con mi servidor Moisés: él es el hombre de confianza en toda mi casa. Yo hablo con él cara a cara, claramente, no con enigmas, y el contempla la figura del Señor.
¿Por qué entonces ustedes se han atrevido a hablar contra mi servidor Moisés?»
Y lleno de indignación contra ellos, el Señor se alejó.
Apenas la nube se retiró de encima de la Carpa, Miriam se cubrió de lepra, quedando blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia ella y vio que estaba leprosa, dijo a Moisés: «Por favor, señor, no hagas pesar sobre nosotros el pecado que hemos cometido por necedad. No permitas que ella sea como el aborto, que al salir del seno materno ya tiene consumida la mitad de su carne.»
Moisés invocó al Señor, diciendo: « ¡Te ruego, Dios, que la cures!»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 50, 3-4. 5-6a. 6b-7. 12-13 (R.: cf. 3a)
R. Ten piedad, Señor, porque hemos pecado.
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado! R.
Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante mí.
Contra ti, contra ti solo pequé
e hice lo que es malo a tus ojos. R.
Por eso, será justa tu sentencia
y tu juicio será irreprochable;
yo soy culpable desde que nací;
pecador me concibió mi madre. R.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 14, 22-36
Después que se sació la multitud, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo.
La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. «Es un fantasma», dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.
Pero Jesús les dijo: «Tranquilícense, soy yo; no teman.»
Entonces Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua.»
«Ven», le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: «Señor, sálvame.» En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?»
En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: «Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios.»
Al llegar a la otra orilla, fueron a Genesaret. Cuando la gente del lugar lo reconoció, difundió la noticia por los alrededores, y le llevaban a todos los enfermos, rogándole que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron curados.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Moisés es criticado por su propia familia, por su hermano Aarón y su hermana Miriam. Se le reprocha el haberse casado con una mujer etíope, pero en definitiva envidian su papel preponderante y su intimidad con Dios.
- La segunda queja será la desigualdad aparente en el reparto dispar de los dones y talentos. María era profetisa, Aarón había recibido el del sacerdocio. Dios había hablado también con ellos. Pero esta realidad no les daba ningún derecho a exigir igualdad de dones. En el fondo se trata de un intento de manipular a Dios, y de convertir el ministerio en un título de honor y poder.
- La voluntad de Dios no es arbitraria: el carisma no se otorga para lucimiento personal, sino en orden a la edificación y buena marcha de la comunidad.
***
- Después de la multiplicación de los panes, Jesús obligó a los discípulos a que se embarcaran y que se adelantaran a la otra orilla, mientras El despedía a la gente. Estos, maravillados por el milagro, querían arrastrar a Jesús a la aventura política intentando proclamarlo rey.
- Jesús conocía a sus discípulos, que compartían esa misma perspectiva de mesianismo temporal. Por eso los obligó a alejarse de allí. Después de despedir a la multitud, Jesús ora por ellos, para que no cedan a la tentación de un Mesías de poder.
- Al anochecer, seguía allí solo. Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, maltratada por las olas, porque llevaba viento contrario. De madrugada, se les acercó Jesús caminando por el lago. Los discípulos se asustaron mucho creyendo que era un fantasma, pero Jesús los invita a no tener miedo y no se presenta; dice sencillamente: «Soy yo».
- Pedro, con cierta presunción, desafía en cierto modo a Jesús. Le pide que lo mande ir hacia Él sobre el agua. Cree en el poder «milagroso» de Jesús, quiere andar sobre el agua, participar de la misma condición divina de Jesús. Éste lo acepta y lo invita. Sin embargo, Pedro ante el viento, siente miedo; esperaba la condición divina sin obstáculos, de manera automática y milagrosa. Se ha olvidado que el discípulo vive en medio de la oposición y persecución del mundo.
- La presencia de Jesús hizo que amainara el viento. La reacción del grupo de apóstoles está llena de admiración: «realmente eres Hijo de Dios».
- Jesús compaginaba su intenso y generoso trabajo misionero con los momentos de soledad y oración. En el diálogo con su Padre es donde encontraba, también Él, la fuerza para su entrega a los demás.
- Para que nuestra actividad no sea sólo humanamente buena y hasta generosa, sino que sea realizada desde las motivaciones de Dios, necesitamos ese contacto permanente con el Padre.
- Sin Jesús en la barca todo parece hundirse. Si lo dejamos subir, el viento calma. En los momentos de tempestad, deben resonar las palabras de Jesús: «Ánimo, soy yo, no tengan miedo». Y confiar en Él.
PARA DISCERNIR
- ¿Cuáles son mis puntos de apoyo en mi vida de fe?
- ¿Me abandono sin miedo a la voluntad de Dios?
- ¿Soy capaz de hacer una opción segura por el reino?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Señor sálvame
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Mándame ir hacia ti andando sobe el agua
Cuando Pedro, lleno de audacia, anda sobre el mar, sus pasos tiemblan, pero su afecto se refuerza…; sus pies se hunden, pero él se coge a la mano de Cristo. La fe le sostiene cuando percibe que las olas se abren; turbado por la tempestad, se asegura en su amor por el Salvador. Pedro camina sobre el mar movido más por su afecto que por sus pies…
No mira donde pondrá sus pies; no ve más que el rastro de los pasos de aquel que ama. Desde la barca, donde estaba seguro, ha visto a su Maestro y, guiado por su amor, se pone en el mar. Ya no ve el mar, ve tan sólo a Jesús.
Pero desde que, asustado por la fuerza del viento, aturdido por la tempestad, el temor comienza a velar su fe…, el agua se oculta bajo sus pies. La fe se debilita, y también el agua. Entonces grita: «¡Señor, sálvame!». Inmediatamente Jesús extiende la mano, lo agarra y le dice: «Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado? ¿Tan poca fe tienes que no has podido llegar hasta mí? ¿Por qué no has tenido suficiente fe para llegar hasta el final apoyándote en ella? Debes saber que, desde ahora, sólo esta fe te sostendrá por encima de las olas». Así pues, hermanos, Pedro duda un instante, va a perecer, pero se salva invocando al Señor… Ahora bien, este mundo es un mar en el que el demonio levanta las olas y donde las tentaciones hacen que se multipliquen los naufragios; tan sólo podemos salvarnos gritando al Señor, y él extenderá la mano para agarrarnos. Invoquémosle, pues, sin cesar.
San Agustín (354-430) – obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia – Sermón que se le atribuye, Apéndice nº 192; PL 39, 2100
PARA REZAR
Creemos que Dios es Espíritu y los que le adoran, deben hacerlo de verdad conforme al Espíritu.
Creemos que Dios es luz, y si vivimos en la luz, que es Dios, hay unión entre nosotros.
Creemos que Dios es amor, y todo el que ama es hijo de Dios y conoce a Dios.
Creemos que Jesucristo es el Hijo de Dios, y que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo.
Creemos que Él es la Resurrección y la Vida, y el que cree en El, aunque muera, vivirá.
Creemos que somos hijos de Dios, y que Él nos ha dado su Espíritu.
Creemos que si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para que nos perdone y nos limpie de toda maldad.
Creemos que el mundo pasa, con todos sus malos deseos, más el que hace la voluntad de Dios vive para siempre, Amén.
Equipo De Selah
6 DE AGOSTO – LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR (F)
Este es mi Hijo muy amado, escúchenlo
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Daniel 7, 9-10. 13-14
Yo estuve mirando hasta que fueron colocados unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura era blanca como la nieve y los cabellos de su cabeza como la lana pura; su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente. Un río de fuego brotaba y corría delante de él. Miles de millares lo servían, y centenares de miles estaban de pie en su presencia. El tribunal se sentó y fueron abiertos unos libros
Yo estaba mirando, en las visiones nocturnas, y vi que venía sobre las nubes del cielo como un Hijo de hombre; él avanzó hacia el Anciano y lo hicieron acercar hasta él. Y le fue dado el dominio, la gloria y el reino, y lo sirvieron todos los pueblos, naciones y lenguas. Su dominio es un dominio eterno que no pasará, y su reino no será destruido.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 96, 1-2. 5-6. 9 (R.: Cf. 1a y 9a)
R. El Señor reina, altísimo por encima de toda la tierra.
¡El Señor reina! Alégrese la tierra,
regocíjense las islas incontables.
Nubes y Tinieblas lo rodean,
la Justicia y el Derecho son la base de su trono. R.
Las montañas se derriten como cera
delante del Señor, que es el dueño de toda la tierra.
Los cielos proclaman su justicia
y todos los pueblos contemplan su gloria. R.
Porque tú, Señor, eres el Altísimo:
estás por encima de toda la tierra,
mucho más alto que todos los dioses. R.
o bien:
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro 1, 16-19
Queridos hermanos:
No les hicimos conocer el poder y la Venida de nuestro Señor Jesucristo basados en fábulas ingeniosamente inventadas, sino como testigos oculares de su grandeza.
En efecto, él recibió de Dios Padre el honor y la gloria, cuando la Gloria llena de majestad le dirigió esta palabra: «Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección.» Nosotros oímos esta voz que venía del cielo, mientras estábamos con él en la montaña santa.
Así hemos visto confirmada la palabra de los profetas, y ustedes hacen bien en prestar atención a ella, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro hasta que despunte el día y aparezca el lucero de la mañana en sus corazones.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 28b-36
Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante. Y dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecían revestidos de gloria y hablaban de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, pero permanecieron despiertos, y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él.
Mientras estos se alejaban, Pedro dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
Él no sabía lo que decía. Mientras hablaba, una nube los cubrió con su sombra y al entrar en ella, los discípulos se llenaron de temor. Desde la nube se oyó entonces una voz que decía: «Este es mi Hijo, el Elegido, escúchenlo.» Y cuando se oyó la voz, Jesús estaba solo.
Los discípulos callaron y durante todo ese tiempo no dijeron a nadie lo que habían visto.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- La Transfiguración de Jesús nos muestra la vida a la que estamos llamados: el destino final de la existencia humana es ser transfigurados por la vida de Dios.
- El hombre es invitado por la fe a superarse día a día hasta descubrir el significado total de la existencia humana. Cada uno debe hacer su propia búsqueda y su propia ascensión. A pesar de la oscuridad del camino, el cristiano es sostenido y guiado por su confianza plena de que “el amor de Dios se ha manifestado en Jesucristo”. Jesús transfigurado, imagen del hombre nuevo, es nuestra única garantía.
- Nuestro camino de fe será permitir que el tejido de gracia y pecado que es nuestra vida, sea penetrado cada vez más por la gracia divina; que en esa mezcla de luces y sombras que hay en cada uno, resplandezca cada vez más la luz divina.
- Cualquier dimensión de nuestra vida o de nuestro mundo que no exponemos a la luz de Jesucristo, termina por perder su verdadero sentido y finalidad.
- Seguir buscándolo en medio de la oscuridad, es la tarea que le permite a la Iglesia, ser la humilde servidora de Dios y de los hombres luchando por el reino más allá de los pobres y facilistas esquemas humanos, dejándose día a día transfigurar por la Palabra de gracia.
- Para poder vivir este proyecto, la respuesta viene de la voz que escucharon los discípulos que nos invita a seguir escuchando a Jesús.
- Seguir a Jesús significa tomar la propia cruz. «Él que se había revestido con nuestra miserable túnica de piel, hoy se ha puesto el vestido divino, y la luz le ha envuelto como un manto». Atanasio, el Sinaita.
PARA DISCERNIR
- ¿Descubrimos en el evangelio el «camino» que Jesús nos ofrece?
- ¿Cuál es nuestra esperanza?
- ¿Es nuestra oración un encuentro con Dios?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Quiero escucharte Señor y obedecerte
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Homilía sobre la Transfiguración del Señor, 16-18; PG 96, 572
…” «Una nube luminosa les cubrió con su sombra» y los discípulos fueron presa de un gran temor viendo a Jesús el Salvador, en la nube, con Moisés y Elías. Antiguamente, es verdad, cuando Moisés vio a Dios entró en la nube divina (Ex 24,18), dando a entender así que la Ley era una sombra. Escucha lo que dice san Pablo: «La Ley presenta sólo un vislumbre de los bienes futuros y no la imagen auténtica de la realidad» (Hb 10,1).
En aquel tiempo, Israel «no podía fijar la vista en el rostro de Moisés por el resplandor de su rostro’» (2C 3,7). «Pero nosotros todos, que llevamos la cara descubierta, reflejamos la gloria del Señor y nos vamos transformando en su imagen con resplandor creciente; así es como actúa el Señor, que es Espíritu» (v. 18). Por esto la nube que cubrió a los discípulos con su sombra no era una nube llena de tinieblas sino de luz. En efecto, «el misterio escondido desde siglos y generaciones, ahora ha sido revelado» (Col 1,26) y se ha manifestado la gloria perpetua y eterna. Por eso, Moisés y Elías, a un lado y otro del Salvador, personificaban a la Ley y los Profetas. El que en verdad anunciaban, tanto la Ley como los Profetas, es Jesús, el dispensador de vida.
Moisés representa también a la asamblea de los santos que desde antiguo se durmieron (Dt 34,5) y Elías, la de los vivientes (2R 2,11), porque el Señor transfigurado es Señor de vivos y de muertos. Y Moisés, por fin entró en la Tierra prometida porque es Jesús quien conduce hasta ella. En otro tiempo Moisés había visto sólo de lejos la herencia prometida (Dt 34,4); hoy la ve claramente”…
San Juan Damasceno (hacia 675-749), monje, teólogo, doctor de la Iglesia
Homilía sobre la Transfiguración del Señor, 16-18; PG 96, 572
PARA REZAR
Me resucitas…
Me resucitas,
cuando se cuela tu amor en mis heridas o vacíos.
Cuando tu alegría acalla mis «Y si…»
Cuando tu compasión me atraviesa y llega a quienes llamo «enemigos».
Cuando la duda se vuelve oración en lugar de ansiedad.
Cuando tu Palabra se vuelve medicina en lugar de páginas.
Cuando una simple comida compartida se vuelve estar contigo.
Cuando mis miedos se vuelven posibilidad en lugar de tumba.
Cuando tu presencia se siente compañía y abrazo y no juicio final.
Cuando me perdono por cosas que creía irremediables.
Cuando la vida se vuelve aventura y no cruz.
Cuando en lo diario, sin planearlo, sin esfuerzo, puedo encontrarte y decir:
«¡Eres tú!»
Por Sandra Real
Esto lo revela mi Padre que está en el cielo
Lectura del libro de los Números 20, 1-13
Toda la comunidad de los israelitas llegó al desierto de Cin, y el pueblo se estableció en Cades. Allí murió y fue enterrada Miriam.
Como la comunidad no tenía agua, se produjo un amotinamiento contra Moisés y Aarón. El pueblo promovió una querella contra Moisés diciendo: «¡Ojalá hubiéramos muerto cuando murieron nuestros hermanos delante del Señor! ¿Por qué trajeron a este desierto a la asamblea del Señor, para que muriéramos aquí, nosotros y nuestro ganado? ¿Por qué nos hicieron salir de Egipto, para traernos a este lugar miserable, donde no hay sembrados, ni higueras, ni viñas, ni granados, y donde ni siquiera hay agua para beber?»
Moisés y Aarón, apartándose de la asamblea, fueron a la entrada de la Carpa del Encuentro y cayeron con el rostro en tierra. Entonces se les apareció la gloria del Señor, y el Señor dijo a Moisés: «Toma el bastón y convoca a la comunidad, junto con tu hermano Aarón. Después, a la vista de todos, manden a la roca que dé sus aguas. Así harás brotar para ellos agua de la roca y darás de beber a la comunidad y a su ganado.»
Moisés tomó el bastón que estaba delante del Señor, como él se lo había mandado. Luego Moisés y Aarón reunieron a la asamblea frente a la roca, y Moisés les dijo: «¡Escuchen, rebeldes! ¿Podemos hacer que brote agua de esta roca para ustedes?» Y alzando su mano, golpeó la roca dos veces con el bastón. El agua brotó abundantemente, y bebieron la comunidad y el ganado.
Pero el Señor dijo a Moisés y a Aarón: «Por no haber confiado lo bastante en mí para que yo manifestara mi santidad ante los israelitas, les aseguro que no llevarán a este pueblo hasta la tierra que les he dado.»
Estas son las aguas de Meribá -que significa «Querella»- donde los israelitas promovieron una querella contra el Señor y con las que él manifestó su santidad.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 94, 1-2. 6-7. 8-9 (R.: 7d-8a)
R. Ojalá hoy escuchen la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.»
¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor,
aclamemos a la Roca que nos salva!
¡Lleguemos hasta él dándole gracias,
aclamemos con música al Señor! R.
¡Entren, inclinémonos para adorarlo!
¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó!
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros, el pueblo que él apacienta,
las ovejas conducidas por su mano. R.
Ojalá hoy escuchen la voz del Señor:
No endurezcan su corazón como en Meribá,
como en el día de Masá, en el desierto,
cuando sus padres me tentaron y provocaron,
aunque habían visto mis obras. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-23
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?»
Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas.»
«Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?» Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.» Y yo te digo: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.»
Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
Desde aquel día, Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: «Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá.»
Pero él, dándose vuelta, dijo a Pedro: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Hoy nos es propuesto el célebre episodio de las aguas de Meribá: el término «Meribá» quiere decir «contestación». Todo el pueblo se estableció en Cadés. El desierto resulta realmente incómodo, y cuando no falta una cosa falta otra. Hoy es el agua para las personas y para el ganado lo que lleva a un nuevo brote de rebelión y protesta.
- Entonces se amotinaron contra Moisés y Aarón quejándose por haber salido de Egipto para ir a ese lugar siniestro. Un lugar donde no hay sembrados, ni higueras, ni viñas, ni granados, ni siquiera agua para beber.
- Dios oirá una vez más esta oración. Dejando la asamblea, Moisés y Aarón se fueron a la entrada de la Tienda de reunión y cayeron rostro en tierra; como un reflejo, en los momentos de dificultad, con esta oración, imploran por el pueblo que les ha sido confiado.
- Es Dios el que responde diciendo a Moisés que hará brotar para ellos agua de la peña para que puedan beber la comunidad y sus ganados.
- Estas son las «Aguas de Meribá», donde protestaron los hijos de Israel contra el Señor y con las que Él manifestó su santidad. Dios, una vez más, se ha mostrado benigno con su pueblo.
***
- La página de Mateo contiene una alabanza de Jesús a Pedro, constituyéndolo como autoridad en su Iglesia y, a la vez, una reprimenda muy dura al mismo Pedro, porque no entiende las cosas de Dios.
- La gente asimila a Jesús a personajes conocidos del Antiguo Testamento. O bien es una reencarnación de Juan Bautista o Elías, cuyo retorno estaba anunciado. Ven en Jesús una continuidad con el pasado, un enviado de Dios como los del Antiguo Testamento. No captan su condición única ni su originalidad. No descubren la novedad del Mesías ni comprenden, por tanto, su figura.
- Por eso pregunta a los discípulos, que lo han acompañado en su actividad y han recibido su enseñanza, quién piensan que es él. La doble pregunta de Jesús hace que aparezca con claridad la diferencia entre la opinión de la gente y la de los discípulos.
- Pedro, en nombre de sus compañeros, reconoce que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios. Estos dos títulos resumen la fe de la Iglesia de Mateo. No es suficiente decir que Jesús es el Mesías esperado por Israel; hay que añadir, que es el Hijo de Dios.
- La alabanza brota de los labios de Jesús y declara dichoso a Simón por el don recibido. Es el Padre de Jesús quien revela a los hombres la verdadera identidad de éste. Es el Padre quien revela el Hijo a la gente sencilla y el Hijo quien revela al Padre.
- Pedro, en cuanto es quien da testimonio de la verdadera identidad de Jesús, es la roca sobre la cual Jesús va a construir la nueva comunidad de salvación.
La fórmula con la que Pedro profesa la fe en Jesús describe perfectamente su ser y su misión. Apoyada en ese cimiento, la comunidad de Jesús podrá resistir todos los embates de las fuerzas enemigas, representadas por los perseguidores. La imagen de las “llaves del reino” es un llamado a cuidar de la casa del amo de acuerdo con los deseos de éste, pero también con responsabilidad y libertad de discernimiento personal. - Los miembros de la comunidad pueden admitir en ella y así dar a los hombres que buscan salvación, la oportunidad de encontrarla; pueden también excluir a aquellos que la rechazan. Sus decisiones están refrendadas por Dios mismo.
- Pero enseguida aparecen otras palabras en labios de Jesús. Esta vez muy duras. Cuando anuncia su muerte y resurrección, Pedro cree hacerle un favor no permitiendo que eso suceda pero Jesús llamándolo Satanás le pedirá que se aparte de su vista. Antes Jesús alaba a Pedro porque habla según Dios. Ahora lo reprende porque habla como los hombres. Así como lo ha llamado «roca y piedra» de construcción, ahora, es piedra de escándalo para el mismo Jesús.
- La fe de Pedro no es madura: no ha captado que el mesianismo que él espera no coincide con el que anuncia Jesús, que inevitablemente incluye su muerte en la cruz.
- En todos nosotros puede coexistir una fe muy fuerte, un amor entrañable hacia Cristo y, a la vez, la debilidad y la superficialidad en el modo de entenderlo y seguirlo.
- Nos cuesta aceptar que sus discípulos debamos recorrer su mismo camino. Nos identificamos más con el monte de la transfiguración, que con el monte de la cruz.
- Más tarde, las lecciones de la vida y la gracia del resucitado llevarán a Pedro a aceptar valientemente cárceles, azotes, y, sobre todo el martirio de la cruz.
PARA DISCERNIR
- ¿Cómo vivimos nuestro cristianismo?
- ¿Qué lugar le damos al sufrimiento y al dolor?
- ¿Descubro en la cruz las huellas que Jesús me marca?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Quiero escuchar tu voz Señor
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
“Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16,18)
Hermanos, cuando se trata de cumplir con mi deber de obispo, descubro que soy débil y cobarde, cargado con la fragilidad de mi propia condición, cuando, en realidad, deseo actuar con generosidad y valentía. Con todo, mi fuerza viene de la intercesión del Sacerdote supremo y eterno, semejante a nosotros pero igual al Padre, que se ha abajado en su divinidad al nivel de la humanidad y ha elevado la humanidad al nivel de Dios. Encuentro un gozo santo y justo en las disposiciones que él ha tomado. En efecto, si bien ha delegado en numerosos pastores el cuidado de su rebaño, no ha abandonado el pastoreo de sus amadas ovejas. Gracias a esta vigilancia fundamental y eterna, he recibido yo a mi vez la protección y el apoyo del apóstol Pedro que no abandona su función tampoco. Este fundamento sólido sobre el que se construye todo el edificio de la Iglesia, no dejará que se derrumbe la fábrica del edifico que descansa sobre él.
No desfallecerá nunca la firmeza de la fe por la que el primer apóstol fue alabado por el Señor. Del mismo modo que todo lo que Pedro confesó acerca de Cristo permanecerá, permanecerá también lo que Cristo prometió a Pedro… La disposición querida por la verdad de Dios permanece. San Pedro persevera en la firmeza que ha recibido; no ha abandonado el gobierno de la Iglesia a él confiada. Así, hermanos míos, lo que Pedro obtuvo por su profesión de fe, inspirado por Dios Padre, es la firmeza de una roca que ningún poder podrá jamás hacer perecer. En la Iglesia entera, Pedro dice cada día: “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo”. (Mt 16,16)
San León I el Magno (c.400-461), papa 440-461, doctor de la Iglesia – Sermón para el aniversario de su ordenación episcopal
PARA REZAR
Para mí la vida es Cristo
Jesús mío: ayúdame a esparcir tu fragancia
donde quiera que vaya;
inunda mi alma con tu espíritu y tu vida;
penetra todo mi ser y toma de él posesión
de tal manera que mi vida no sea en adelante
sino una irradiación de la tuya.
Quédate en mi corazón en una unión tan íntima
que las almas que tengan contacto con la mía
puedan sentir en mí tu presencia;
y que al mirarme olviden que yo existo
y no piensen sino en Ti.
Quédate conmigo. Así podré convertirme en luz para los otros.
Esa luz, oh Jesús, vendrá toda de Ti;
ni uno solo de sus rayos será mío.
Te serviré apenas de instrumento
para que Tú ilumines a las almas a través de mí.
Déjame alabarte en la forma que te es más agradable:
llevando mi lámpara encendida
para disipar las sombras
en el camino de otras almas.
Déjame predicar tu nombre sin palabras…
Con mi ejemplo, con mi fuerza de atracción
con la sobrenatural influencia de mis obras,
con la fuerza evidente del amor
que mi corazón siente por Ti.
Por John Henry Newmann
El que guarda su vida la pierde
Lectura del libro del Deuteronomio 4, 32-40
Moisés habló al pueblo diciendo:
Pregúntale al tiempo pasado, a los días que te han precedido desde que el Señor creó al hombre sobre la tierra, si de un extremo al otro del cielo sucedió alguna vez algo tan admirable o se oyó una cosa semejante.
¿Qué pueblo oyó la voz de Dios que hablaba desde el fuego, como la oíste tú, y pudo sobrevivir? ¿O qué dios intentó venir a tomar para si una nación de en medio de otra, con milagros, signos y prodigios, combatiendo con mano poderosa y brazo fuerte, y realizando tremendas hazañas, como el Señor, tu Dios, lo hizo por ustedes en Egipto, delante de tus mismos ojos?
A ti se te hicieron ver todas estas cosas, para que sepas que el Señor es Dios, y que no hay otro dios fuera de él. Él te hizo oír su voz desde el cielo para instruirte; en la tierra te mostró su gran fuego, y desde ese fuego tú escuchaste sus palabras. Por amor a tus padres, y porque eligió a la descendencia que nacería de ellos, el Señor te hizo salir de Egipto con su presencia y su gran poder; desposeyó a naciones más numerosas y fuertes que tú; te introdujo en sus territorios y te los dio como herencia, hasta el día de hoy.
Reconoce hoy y medita en tu corazón que el Señor es Dios -allá arriba, en el cielo y aquí abajo, en la tierra- y no hay otro.
Observa los preceptos y los mandamientos que hoy te prescribo. Así serás feliz, tú y tus hijos después de ti, y vivirás mucho tiempo en la tierra que el Señor, tu Dios, te da para siempre.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 76, 12-13. 14-15. 16 y 21 (R.: 12a)
R. Recuerdo las proezas del Señor.
Yo recuerdo las proezas del Señor,
sí, recuerdo sus prodigios de otro tiempo;
evoco todas sus acciones,
medito en todas sus hazañas. R.
Tus caminos son santos, Señor.
¿Hay otro dios grande como nuestro Dios?
Tú eres el Dios que hace maravillas,
y revelaste tu poder entre las naciones. R.
Con tu brazo redimiste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
Tú guiaste a tu pueblo como a un rebaño,
por medio de Moisés y de Aarón. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 16, 24-28
Entonces Jesús dijo a sus discípulos:
«El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras. Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- El Deuteronomio es el último de los cinco libros de la Ley. En el año 622 antes de Jesucristo fue hallado en el Templo. Todo el Deuteronomio insiste en esta verdad: que las relaciones de Dios con nosotros y nuestras relaciones con Él están regidas por el amor.
- Este título significa «segunda ley», pues contiene la despedida de Moisés, con la memoria que hace de los cuarenta años de travesía por el desierto, y las normas que quiere recordar a su pueblo.
- Al principio de la marcha por el desierto, en el Sinaí, les entregó la primera ley, la Alianza. Pasado el tiempo y a punto de entrar en Canaán, Moisés, antes de morir interpela frontalmente a su pueblo, despertando su memoria histórica, dejándoles como testamento la recomendación de que no abandonen, y cumplan aquella Alianza.
- La prédica que hace Moisés se basa en lo que Dios ha hecho por su pueblo, para concluir pidiendo un estilo de vida de acuerdo con la alianza que han hecho: «tú has oído la voz de Dios… amó a tus padres y eligió a su descendencia, Él en persona te sacó de Egipto… el Señor es el único Dios».
***
- Jesús comienza a poner en evidencia la difícil situación que les espera al llegar a Jerusalén y va revelando a sus discípulos el sentido del camino recorrido y del camino por recorrer. Las pretensiones mesiánicas de los discípulos, especialmente de Pedro, se podían convertir en un verdadero tropiezo para la misión. Jesús presenta claramente las exigencias del discípulo para evitar que quienes lo sigan se engañen.
- Jesús avisa a sus seguidores que, al igual que Él mismo, en su camino hacia la Pascua, a todos ellos les tocará «negarse a sí mismos», «cargar con la cruz», «seguirlo», «perder la vida». Aceptar seguirlo, irse con Él, indica el acto de adhesión inicial que podrá continuar con el seguimiento. Las condiciones que Jesús les presenta, muestran una identificación con su destino.
- Las condiciones son dos: «negarse a sí mismo» y «cargar con la cruz». La primera: « Negarse a sí mismo », es una renuncia radical y primera a las propias ambiciones. El discípulo no puede anteponer sus intereses a la urgencia de realizar el Reino. Las seguridades humanas y los beneficios personales no son compatibles con el seguimiento de Jesús.
- Es llevar a la práctica de forma concreta la primera bienaventuranza, «elegir ser pobre». Los que «ganan el mundo», empeñan la propia vida en una cantidad muy grande de trabajos y preocupaciones con la ilusión de que les traerán la felicidad en esta vida y en la otra. La realidad, sin embargo, es otra. Los que ganan este mundo pierden su propia vida.
- El camino del Maestro es el camino del discípulo. Desde el momento en que el discípulo decide seguir a Jesús se abre completamente a la novedad de Dios y, a la vez, acepta el conflicto que lo enfrentará con los criterios de este mundo.
- En el camino del seguimiento: «cargar con la propia cruz» significa aceptar ser perseguido y aún condenado a muerte, vivir sin concesiones la última bienaventuranza: «ser perseguidos a causa de la fidelidad al reino». Vivir estas dos bienaventuranzas constituyen la esencia del camino del discípulo; son la “regla de oro” que ningún discípulo puede dejar de aceptar.
- La vida no está hecha para ser guardada, sino para ser entregada. Amar de verdad, implica ser capaz de renunciar, de morir a uno mismo en beneficio de aquel a quien se ama. La renuncia no tiene su fin en sí misma; es la condición de una «vida» en plenitud. La «cruz» de Jesús es el signo del amor más grande que haya podido abrazar a un corazón.
PARA DISCERNIR
- ¿Soy capaz de sacrificarme por los demás?
- ¿Vivo la cruz como un castigo o como una opción?
- ¿Experimento la cruz como fuente de gracia y bendición?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Envía Señor a tu mensajero de paz
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
«Me hice perdidiza, y fui ganada»
…Tal es el que anda enamorado de Dios, que no pretende ganancia ni premio, sino sólo perderlo todo y a sí mismo en su voluntad por Dios, y ésa tiene por su ganancia; y así lo es, según dice san Pablo (Fl. 1, 21) diciendo: Mi morir por Cristo es mi ganancia, espiritualmente a todas las cosas y a sí mismo. Y por eso dice el alma: fui ganada, porque el que así no se sabe perder, no se gana, antes se pierde, según dice Nuestro Señor en el Evangelio (Mt. 16, 25), diciendo: El que quisiere ganar para sí su alma, ése la perderá: y el que la perdiere para consigo por mí, ése la ganará.
Y si queremos entender el dicho verso más espiritualmente y más al propósito que aquí se trata, es de saber, que cuando un alma en el camino espiritual ha llegado a tanto que se ha perdido a todos los caminos y vías naturales de proceder en el trato con Dios, que ya no le busca por consideraciones ni formas ni sentimientos ni otros modos algunos de criaturas ni sentido, sino que pasó sobre todo eso y sobre todo modo suyo y manera, tratando y gozando a Dios en fe y amor, entonces se dice haberse de veras ganado a Dios, porque de veras se ha perdido a todo lo que no es Dios ya lo que es en sí…
San Juan de la Cruz (1542-1591), carmelita descalzo, doctor de la Iglesia
Cántico espiritual, 20
PARA REZAR
Me rindo a darte gracias
Hoy me rindo a darte las gracias.
Gracias por mostrarme que nuestro todo eres Tú.
Tú sosteniéndonos en el sufrimiento
y llamándonos constantemente
a la reconciliación.
Tú sencillo y cotidiano
y no por ello menos entregado.
Siempre Tú,
hasta los rincones más oscuros de mi propio engaño.
Gracias por entrar a avivar las brasas,
aun cuando estoy a puerta cerrada.
Por Fran Delgado, sj
Nada es imposible para el que cree
Lectura del libro del Deuteronomio 6, 4-13
Moisés habló al pueblo diciendo:
Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
Graba en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. Incúlcalas a tus hijos, y háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas de viaje, al acostarte y al levantarte. Átalas a tu mano como un signo, y que estén como una marca sobre tu frente. Escríbelas en las puertas de tu casa y en sus postes.
Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra que él te dará, porque así lo juró a tus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob en ciudades grandes y prósperas que tú no levantaste; en casas colmadas de toda clase de bienes, que tú no acumulaste; en pozos que tú no cavaste; en viñedos y olivares que tú no plantaste y cuando comas hasta saciarte, ten cuidado de no olvidar al Señor que te hizo salir de Egipto, de un lugar de esclavitud.
Teme al Señor, tu Dios, sírvelo y jura por su Nombre.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 17, 2-3a. 3b-4. 47 y 51ab (R.: 2)
R. Yo te amo, Señor, mi fuerza.
Yo te amo, Señor, mi fuerza,
Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador. R.
Eres mi Dios, el peñasco en que me refugio,
mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoqué al Señor, que es digno de alabanza
y quedé a salvo de mis enemigos. R.
¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca!
¡Glorificado sea el Dios de mi salvación.
El concede grandes victorias a su rey
y trata con fidelidad a su Ungido. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 17, 14-20
Cuando se reunieron con la multitud se acercó a Jesús un hombre y, cayendo de rodillas, le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo, que es epiléptico y está muy mal: frecuentemente cae en el fuego y también en el agua. Yo lo llevé a tus discípulos, pero no lo pudieron curar.»
Jesús respondió: «¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo aquí.» Jesús increpó al demonio, y este salió del niño, que desde aquel momento, quedó curado.
Los discípulos se acercaron entonces a Jesús y le preguntaron en privado: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?»
«Porque ustedes tienen poca fe, les dijo. Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: «Trasládate de aquí a allá», y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Nos encontramos hoy con el «Shemá Israel», «Escucha Israel», que es todavía hoy el comienzo de la oración cotidiana de los judíos fieles. Lo que Israel proclama directamente en esta fórmula, es que no reconoce divinidad ni deidad fuera de su Dios. Es núcleo de la piedad personal y litúrgica que se ha mantenido a lo largo de su historia.
- Esa actitud de amor ante el Dios único no admite componendas ni vacilaciones. Hay que grabar en la memoria tanto el «Dios es solamente uno» como el «amarás», llevarlo en la lengua, repetirlo, anunciarlo en todo momento a los hijos, escribirlo en el propio cuerpo y en los lugares visibles de la casa.
- Esta respuesta de amor incluye la obligación de servirlo y cumplir sus preceptos; pero excluye el temor de esclavo: la alianza con Dios capacita al pueblo para servirlo y amarlo. Este precepto del “único Dios”, llega hasta lo más profundo del creyente: «se lo ama con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas…».
- Es para toda la vida, se da en el momento presente y se despliega hacia el futuro, porque deberán inculcarla a los hijos y de ese modo se formará una cadena viva que hará presente en cada generación las maravillas del pasado.
- En tiempos de Jesús, el shemá es el compendio de la piedad judía: «Este es el mandamiento principal y el primero» (Mt. 22,37s). Jesús lo reafirma y lo amplía al prójimo: si entramos en alianza con Dios sentiremos que todos los hombres son hermanos nuestros.
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- Al bajar del monte, después de la escena de la transfiguración, Jesús se encuentra con un grupo de sus apóstoles que no han sido capaces de curar a un epiléptico.
- El padre del enfermo ha clamado por la curación de su hijo que tiene epilepsia y con los ataques se lastima. Se lo ha traído a los discípulos y no han podido curarlo.
- Mateo, atribuye dicha imposibilidad de los discípulos de curar, a su incredulidad, porque no tienen ni un mínimo de fe, del tamaño de un grano de mostaza. Todavía en sus corazones late la creencia de que el mesianismo que trae Jesús, es temporal y político. No han entrado en la dinámica del reino. La intención de Jesús no es llamar la atención de los discípulos sobre la debilidad de su fe, sino de remitirlos al poder incomparable de Dios, lejano a toda fuerza y poder humano.
- Cuando Jesús se encontraba con una fe verdadera, le atribuía los milagros que realizaba: “tu fe te ha salvado”, así como cuando no encontraba fe “estaba admirado de la incredulidad y no pudo hacer muchos milagros ahí”.
- Tener fe es trabajar no buscándonos a nosotros mismos, sino a Dios, motivados por Él, apoyados en su gracia. La fe lejos de ser una resignación pasiva, nos urge a la acción, de ese modo obra en mí y en el mundo lo inesperado del bien que creo, lo nuevo del amor que transforma.
PARA DISCERNIR
- ¿La presencia del mal me paraliza?
- ¿Cómo ilumina la fe el misterio del mal en mi vida y en la vida del mundo?
- ¿Me resigno con facilidad a que las cosas sean?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Señor aumenta mi fe
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Tengo fe, pero dudo, ayúdame (Mc 9,24)
…«Señor, aumenta mi fe» (Lc 17,5). Meditemos las palabras de Cristo y digámonos: si no permitiéramos que nuestra fe se entibiara e incluso se enfriara, que perdiera su fuerza mariposeando nuestros pensamientos sobre cosas fútiles, dejaríamos de conceder importancia a las cosas de este mundo y recogeríamos nuestra fe en un rinconcito de nuestra alma.
Como el grano de mostaza la sembraríamos en el jardín de nuestro corazón, después de haber arrancado de él todas las malas hierbas, y el grano crecería. Con una firme confianza en la palabra de Dios quitaríamos de nosotros una montaña de aflicciones, mientras que, si nuestra fe es vacilante, no desplazará ni tan sólo una topinera. Para acabar esta conversación os diré que, puesto que toda confortación espiritual supone una base de fe, y que sólo Dios la puede dar, no debemos dejar nunca de pedírsela…
Santo Tomás Moro (1478-1535), hombre de estado inglés, mártir – Diálogo del consuelo con la tribulación
PARA REZAR
El Dios de la fe
En medio de la sombra y de la herida
me preguntan si creo en Ti. Y digo:
que tengo todo, cuando estoy contigo,
el sol, la luz, la paz, el bien, la vida.
Sin Ti, el sol es luz descolorida.
Sin Ti, la paz es un cruel castigo.
Sin Ti, no hay bien ni corazón amigo.
Sin Ti, la vida es muerte repetida.
Contigo el sol es luz enamorada
y contigo la paz es paz florida.
Contigo el bien es casa reposada
y contigo la vida es sangre ardida.
Pues si me faltas Tú, no tengo nada:
ni sol, ni luz, ni paz, ni bien, ni vida.
Por José Luis Martín Descalzo