TIEMPO DTE EL AÑO – CICLO A
DOMINGO VI
A nadie le ordenó ser impío
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Eclesiástico 15, 15-20
Si quieres, puedes observar los mandamientos y cumplir fielmente lo que le agrada.
Él puso ante ti el fuego y el agua: hacia lo que quieras, extenderás tu mano.
Ante los hombres están la vida y la muerte: a cada uno se le dará lo que prefiera.
Porque grande es la sabiduría del Señor, él es fuerte y poderoso, y ve todas las cosas.
Sus ojos están fijos en aquellos que lo temen y él conoce todas las obras del hombre.
A nadie le ordenó ser impío ni dio a nadie autorización para pecar.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 118, 1-2. 4-5. 17-18. 33-34 (R.: 1b)
R. Felices los que siguen la ley del Señor.
Felices los que van por un camino intachable,
los que siguen la ley del Señor.
Felices los que cumplen sus prescripciones
y lo buscan de todo corazón. R.
Tú promulgaste tus mandamientos
para que se cumplieran íntegramente.
¡Ojalá yo me mantenga firme
en la observancia de tus preceptos! R.
Sé bueno con tu servidor,
para que yo viva y pueda cumplir tu palabra.
Abre mis ojos,
para que contemple las maravillas de tu ley. R.
Muéstrame, Señor, el camino de tus preceptos,
y yo los cumpliré a la perfección.
Instrúyeme, para que observe tu ley
y la cumpla de todo corazón. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo
a los cristianos de Corinto 2, 6-10
Hermanos:
Es verdad que anunciamos una sabiduría entre aquellos que son personas espiritualmente maduras, pero no la sabiduría de este mundo ni la que ostentan los dominadores de este mundo, condenados a la destrucción.
Lo que anunciamos es una sabiduría de Dios, misteriosa y secreta, que él preparó para nuestra gloria antes que existiera el mundo; aquella que ninguno de los dominadores de este mundo alcanzó a conocer, porque si la hubieran conocido no habrían crucificado al Señor de la gloria.
Nosotros anunciamos, como dice la Escritura, lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los que lo aman.
Dios nos reveló todo esto por medio del Espíritu, porque el Espíritu lo penetra todo, hasta lo más íntimo de Dios.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 5, 17-37
Jesús dijo a sus discípulos:
No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.
El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.
Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego.
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio. Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.
Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor. Pero yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey. No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos.
Cuando ustedes digan «sí», que sea sí, y cuando digan «no», que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.
Palabra del Señor.
O bien más breve:
Lectura del santo Evangelio según San Mateo
5, 20-22a. 27-28. 33-34a. 37
Jesús dijo a sus discípulos:
Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal.
Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor. Pero yo les digo que no juren de ningún modo.
Cuando ustedes digan «sí», que sea sí, y cuando digan «no», que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- En la disyuntiva entre fuego y agua, entre muerte y vida la primera lectura nos presenta con claridad el criterio respecto a la moral: guardar los mandatos de Dios, cumplir su voluntad. Somos libres y es esa libertad lo que da también valor a nuestra aceptación de la voluntad de Dios. Creemos que el éxito en la vida es haber sabido elegir el camino que Dios nos muestra. Él nos conoce y es más íntimo a nosotros que nosotros mismos.
***
- El mundo en el sentido bíblico, contrario al reino de Dios, no puede comprender el alcance de las normas contenidas en el sermón de la montaña, porque todas esas normas suponen la aceptación del designio de amor de Dios sobre los hombres, designio manifestado a través del mensaje y la vida de Jesús.
***
- El fragmento del sermón de la montaña que acabamos de escuchar nos ha manifestado las exigencias propias de la manera de ser cristiana, es decir, del modo de actuar de los discípulos de Cristo, que tiene que ser superior y distinto al proceder legalista de «los letrados y fariseos».
- Esta nueva manera de cumplir la Ley en su plenitud no se trata de una hermenéutica más perfecta de la letra de la Ley, sino de la interiorización de su espíritu.
- Jesús no ha venido a abolir la ley, sí a llevarla a cabo, a darle ese «plus» que la hace superar como ley y mueve a la aceptación como elección interior.
- La justicia de los escribas y fariseos se limitaba al cumplimiento de los artículos de la ley. La justicia que propone Jesús no depende de eso exclusivamente, sino del hecho de que la plenitud de los tiempos, la realización más plena del hombre se realizan en Cristo. Él es el intérprete definitivo de la ley nueva, al poner de relieve las exigencias profundas de la voluntad de Dios, que él ha venido a cumplir y dar plenitud «hasta la última letra o tilde». Sin quedarse en las minucias, nos enseña que para pertenecer al «reino» hay que vivir en fidelidad y coherencia total con la voluntad de Dios. Cristo establece un nuevo criterio de evaluación moral: la intención personal.
- A través de contraposiciones Jesús expone claramente la diferencia que se da entre la Ley promulgada en el Antiguo Testamento y la nueva Ley que Él ha venido a proclamar en nombre de Dios. La nueva Ley no supone la abolición o supresión de la antigua, sino una superación en la línea de la profundidad. Si la antigua Ley prohibía y castigaba sólo la acción externa, la Ley de Cristo condena la actitud interior. Principio del formulario
- El “plus” de la nueva ley pasa por el corazón que, movido por la fuerza del Espíritu, decide la actitud más verdadera y más radical. Esta es una exigencia superior a la de la ley, el «plus» con el que Cristo la completa y la lleva a la perfección. El verdadero cumplimiento de la Ley de Dios se da cuando está en juego la responsabilidad y la libertad del hombre.
- No basta no matar, es preciso no odiar. No basta no cometer adulterio, es preciso no desear la mujer de otros. No basta lavarse las manos antes de comer, hay que «purificar» el interior del hombre.
- No basta levantar monumentos a los profetas, es necesario no hacerlos matar. No basta rezar sin cesar, se hace imprescindible tener fe en la bondad de Dios. No bastan los sacrificios, no sirve a nadie los actos de culto y la estricta observancia de los preceptos más insignificantes si no se pone en el primer lugar de la propia vida moral la justicia, la misericordia y la fe.
- La ley viene impuesta al hombre desde el exterior. Jesús no se limitó a una espiritualización de la ley, Él apunta a la voluntad, al corazón. Lo «nuevo» que aporta Cristo es un más que no depende solo del cumplimiento sino de la motivación del corazón del que brotan nuestras acciones. El “plus” está en Cristo que no sólo dice: “pero yo les digo” sino que lleva la delantera con su ejemplo amando a los enemigos, soportando el sufrimiento y la persecución, sirviendo como expresión concreta del amor. Se adelanta y se convierte en modelo de la fuerza de la ley, que posee la ley suprema e interior del amor que nos viene como don del Espíritu Santo.
- Las palabras de Jesús invitan al cristiano a algo “más”, un “más” en convivencia entre los hombres. No basta no matar el hermano, es imprescindible respetarlo, tomarlo en serio, no sentirse superior a él. Se puede matar con las palabras, con un juicio duro, con una actitud despectiva. Se puede matar al hermano relegándolo al aislamiento y a la marginación, apagando su entusiasmo y sus proyectos de bien, no permitiéndole expresarse libremente. Los marginados, los ancianos, los débiles mentales, «los excluidos» son asesinados por nuestro cruel desinterés, por nuestro aislamiento, por nuestro dedo levantado… No se puede cumplir con Dios si el hermano es deshonrado, porque Dios vive cada hermano que nos encontramos, especialmente en los más pobres, en los pequeños, en los humildes, en los despreciados.
- Un “plus” en el amor y en la sinceridad. El amor del hombre y la mujer no son simplemente el deseo y búsqueda egoísta de su satisfacción. El amor es querer el bien de amado, es encuentro libre y liberador. Un amor verdadero se arraiga en la totalidad de la persona, se inscribe en la única corriente de amor que es Dios, un amor que dona al hijo: un regalo total, porque Cristo ha dado su vida por nosotros; un amor que «ha prometido estar presente en aquellos que lo aman y en los corazones rectos y sinceros que conservan su palabra».
- Cristo da un “plus” a la ley judía que prohíbe la mentira dándole fuerza a la palabra y haciendo inútil el juramento. Las palabras están hechas para que nos permitan dar a conocer a los demás nuestros pensamientos, sentimientos, valores, nuestra interioridad. Engañar a los demás es no entender el signo de la palabra, convirtiéndola en un medio de la división y la confusión en vez de la claridad y la comunión.
- Jesús nos pide una fe encarnada, una fe que se refleje en las actitudes individuales y colectivas, en las relaciones sociales, una fe que se refleje en el trabajo, en el sentido de la justicia, en el compromiso con los débiles, en el respeto al hombre, en la capacidad de diálogo y de comprensión, en la expulsión de la intolerancia, del insulto, de la agresividad, en la apertura a un amor centrado en Dios, capaz de resistir el desgaste del tiempo y de la desilusión.
- Esta manera de creer es la sabiduría más alta, la sabiduría que no es de este mundo, como nos dice san Pablo. Como cristianos, estamos llamados a compartir y anunciar esta sabiduría del evangelio, en la que todos los hombres somos una sola familia en un solo mundo. Lo demás son pretextos, excusas, formalismos legales, pero inmorales. Una fe arraigada en la vida que sea capaz de iluminar al mundo dándole sentido y llevándolo a experimentar que es posible que el hombre deje de ser enemigo del hombre para convertirse en hermano.
PARA DISCERNIR
- ¿Qué conversión me pide la palabra de este día?
- ¿Escucho alguna invitación a crecer en libertad y verdad interior?
- ¿Qué oración brota de mi corazón frente a la palabra recibida?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Que venga tu Reino Señor
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
La Ley enraizada en nuestros corazones
En la Ley hay preceptos naturales que nos dan ya la santidad; incluso antes de dar Dios la Ley a Moisés, había hombres que observaban estos preceptos y quedaron justificados por su fe y fueron agradables a Dios. El Señor no abolió estos preceptos sino que los extendió y les dio plenitud. Eso es de lo que nos dan prueba sus palabras: «Se dijo a los antiguos: no cometerás adulterio. Pues yo os digo: el que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior.» Y también: «se dijo: no matarás. Pero yo os digo: todo el que esté peleado con su hermano sin motivo tendrá que comparecer ante el tribunal» (Mt 5,21s)… Y así todo lo que sigue. Todos estos preceptos no implican ni la contradicción ni la abolición de los precedentes, sino su cumplimiento y extensión. Tal como el mismo Señor dice: «Si no sois mejores que los letrados y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos (Mt, 5,20).
¿En qué consiste este ir más allá? Primeramente en creer no sólo en el Padre, sino también en el Hijo manifestado en lo sucesivo, porque él es quien conduce al hombre a la comunión y unión con Dios. Después, en no tan sólo decir, sino en hacer –porque «dicen pero no hacen» (Mt 23,3)- y guardarse, no sólo de cometer actos malos, sino también de desearlos. Con estas enseñanzas, él no contradecía a la Ley, sino que la llevaba a su cumplimiento, a su plenitud y ponía en nosotros la raíz de las prescripciones de la Ley… Prescribir, no sólo de abstenerse de los actos prohibidos por la Ley, sino incluso de su deseo, no es de alguien que contradice y adolece la Ley, sino el hecho de quien la cumple y extiende.
San Ireneo de Lión (hacia 130-hacia 208), obispo, teólogo y mártir – Contra las herejías IV, 13,3
PARA REZAR
Padre Nuestro Misionero
Padre nuestro que estás en el cielo
Creemos ¡oh Dios! que eres nuestro Padre porque nos lo ha revelado Jesús.
Pero hay una multitud de hombres que todavía ignoran el amor de tu corazón paternal y no saben rezarte la oración que tu mismo Hijo nos enseñó.
Santificado sea tu nombre
Padre, en tu nombre está encerrado el mensaje de tu amor y la historia de nuestra salvación. Anunciando a los pueblos tu paternidad, la Iglesia misionera te hace conocer a Ti y a tu enviado Jesucristo.
Venga a nosotros tu Reino
Porque sólo en tu Reino, llegamos a ser hijos tuyos y hermanos entre nosotros.
Tu Reino de paz, de fe y caridad implantan los misioneros en el corazón de la humanidad.
Hágase tu voluntad
Conocerte a Ti, reconocerte en Cristo y amarte en el Espíritu Santo es tu voluntad.
Sálvanos, Padre, para que podamos salvar a nuestros hermanos y se cumpla así el deseo de tu hijo: «que haya un sólo rebaño y un sólo pastor».
Danos hoy nuestro pan de cada día
«No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» y este pan de tu palabra el mundo lo reclama. Envía predicadores de tu Evangelio para saciar a la multitud hambrienta y sedienta de justicia y amor.
Perdona nuestras ofensas
Porque hemos pensado poco en nuestro deber de llevar a los que no te conocen la fe que recibimos gratuitamente. Perdónanos, Señor, porque no comprendemos todavía, la grandeza de la misericordia hacia los más necesitados.
No nos dejes caer en la tentación
En la tentación de escandalizarnos, ni de desconfiar de tu providencia amorosa ante aquellos que o creen, después de dos mil años de la muerte en la cruz de tu Hijo por nosotros.
Líbranos del mal
Del mal de ser insensibles a las necesidades de los que aún no te conocen. De este mal de la indiferencia, líbranos, Señor.
Amén.
LUNES VI
¿Por qué esta generación pide un signo?
Lectura del libro del Génesis 3,23a; 4, 1-15. 25
El hombre se unió a Eva, su mujer, y ella concibió y dio a luz a Caín. Entonces dijo: «He procreado un varón, con la ayuda del Señor.» Más tarde dio a luz a Abel, el hermano de Caín. Abel fue pastor de ovejas y Caín agricultor.
Al cabo de un tiempo, Caín presentó como ofrenda al Señor algunos frutos del suelo, mientras que Abel le ofreció las primicias y lo mejor de su rebaño. El Señor miró con agrado a Abel y su ofrenda, pero no miró a Caín ni su ofrenda. Caín se mostró muy resentido y agachó la cabeza.
El Señor le dijo: « ¿Por qué estás resentido y tienes la cabeza baja? Si obras bien podrás mantenerla erguida; si obras mal, el pecado está agazapado a la puerta y te acecha, pero tú debes dominarlo.»
Caín dijo a su hermano Abel: «Vamos afuera.» Y cuando estuvieron en el campo, se abalanzó sobre su hermano y lo mató. Entonces el Señor preguntó a Caín: « ¿Dónde está tu hermano Abel?»
«No lo sé», respondió Caín. « ¿Acaso yo soy el guardián de mi hermano?»
Pero el Señor le replicó: « ¿Qué has hecho? ¡Escucha! La sangre de tu hermano grita hacia mí desde el suelo. Por eso maldito seas lejos del suelo que abrió sus fauces para recibir la sangre de tu hermano derramada por ti. Cuando lo cultives, no te dará más su fruto, y andarás por la tierra errante y vagabundo.»
Caín respondió al Señor: «Mi castigo es demasiado grande para poder sobrellevarlo. Hoy me arrojas lejos del suelo fértil; yo tendré que ocultarme de tu presencia y andar por la tierra errante y vagabundo, y el primero que me salga al paso me matará.»
«Si es así, le dijo el Señor, el que mate a Caín deberá pagarlo siete veces.» Y el Señor puso una marca a Caín, para que al encontrarse con él, nadie se atreviera a matarlo.
Adán se unió a su mujer, y ella tuvo un hijo, al que puso el nombre de Set, diciendo: «Dios me dio otro descendiente en lugar de Abel, porque Caín lo mató.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 49, 1y 8. 16b-17. 20-21 (R.:14a)
R. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
El Dios de los dioses, el Señor,
habla para convocar a la tierra
desde la salida del sol hasta el ocaso.
No te acuso por tus sacrificios:
¡tus holocaustos están siempre en mi presencia!» R.
« ¿Cómo te atreves a pregonar mis mandamientos
y a mencionar mi alianza con tu boca,
tú, que aborreces toda enseñanza
y te despreocupas de mis palabras? R.
Te sientas a conversar contra tu hermano,
deshonras al hijo de tu propia madre.
Haces esto, ¿y yo me voy a callar?
¿Piensas acaso que soy como tú?
Te acusaré y te argüiré cara a cara.» R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 8, 11-13
En aquel tiempo:
Llegaron los fariseos, que comenzaron a discutir con él; y, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Jesús, suspirando profundamente, dijo: «¿Por qué esta generación pide un signo? Les aseguro que no se le dará ningún signo.»
Y dejándolos, volvió a embarcarse hacia la otra orilla.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Partiendo de un relato primitivo que hablaba del origen de los quenitas, el autor del Génesis nos habla de la violenta conducta humana en los comienzos de la historia. La consecuencia del pecado de Adán y Eva no se hizo esperar: se rompe la armonía de relaciones con Dios y entre los mismos seres humanos. El deterioro de la humanidad se pone de manifiesto.
- La vida agrícola y pastoril representada por Caín y Abel, simbolizan dos tipos diversos de vida humana. Unidos como hermanos pero diferentes en su profesión, en sus manifestaciones cúlticas, en sus actitudes. Caín no acepta que las ofrendas de su hermano al Señor sean más gratas que las suyas y se enfurece contra él.
- El pecado acecha agazapado y se puede apoderar del hombre en cualquier momento. Caín puede dominarlo, pero, al no aceptar al hermano, será el pecado el que se apodere de él; así se comete el primer fratricidio de la historia. El odio, nacido de la envidia, ha ocasionado la ruptura de la hermandad humana. El intento de querer ser como dioses hace que no podamos soportar al que está al lado, aunque éste sea nuestro hermano de sangre.
- Dios pide cuentas, le interesa la justicia entre los hombres. La sangre inocente grita y el Señor no puede dejar de escuchar. Por eso Caín es maldecido y se le impone el destierro; la misma tierra, el suelo que él cultivó, también sufre las consecuencias de la sangre derramada: se lo maldice, se le niega su fuerza maternal. El mundo se convierte así en el espacio de su infructífero y vano vagar. Y, a pesar del fratricidio, Caín sigue con vida; Dios nunca destruye al hombre sino que siempre cuida de él a tal punto que prohíbe terminantemente la venganza.
***
- Los milagros de Jesús no son realizados para asombrar a la pobre gente, sino para mostrarles que la gran noticia es realmente su liberación total. Por eso los milagros se refieren siempre a la liberación del hombre: de la enfermedad, de la muerte, de la opresión.
- Por el contrario, los fariseos insisten mucho sobre los aspectos triunfalistas del futuro Mesías. Desde aquí se comprende la pretensión de los fariseos al reclamar un signo del cielo. Exigen que Dios dé directamente una prueba de la mesianidad de Jesús. Como representantes de la religión, deben pronunciarse, y quieren apoyar su opinión en hechos irrefutables.
- Jesús se encuentra entre la indignación y el estupor. No habrá más signo que su propia vida. Este es el gesto que manifiesta que Dios actúa: la vida del Nazareno. No se dará otro signo que la obediencia del Hijo, una vida vivida absolutamente bajo la inspiración del Espíritu. Su vida habla por sí misma y es la más válida demostración. Estos son los signos de los tiempos: un hombre que ama hasta el extremo, que habla de perdón y lo realiza en gestos hasta el punto de dar su vida; un hombre que de cara al creador en su oración lo llama «Abba- papito».
- El signo de salvación que Dios da es la vida entregada de su Hijo Predilecto, que llega hasta las últimas consecuencias del amor. Signo para nosotros debe ser la comunidad reunida, la palabra proclamada, el pan y el vino de la Eucaristía, la gracia del perdón, la entrega de muchos por los más pobres y necesitados. Signo para el pueblo será hoy nuestra vida de hombres serenos y esperanzados ante las dificultades, nuestra constancia en buscar el bien a costa muchas veces de renuncias, nuestra fidelidad a la llamada recibida desde la vida vivida en clave misionera, nuestra apertura y capacidad de comprensión ante los errores y pecados de los otros.
- Siempre ha existido y existirá la tentación «farisaica» de buscar y ofrecer señales asombrosas, que hagan callar a los adversarios. Esta tentación llega casi siempre en momentos críticos de decadencia de la fe: no teniendo que ofrecer a los otros testimonios vivos y reales, se intenta seguir presentes a través de fenómenos sobrenaturales, muy lejos del espíritu de los milagros de Jesús, y muy cerca de los resultados que buscan los medios de comunicación y la propaganda.
- Jesús, el Hijo de Dios, se manifiesta de manera discreta en medio de nuestra vida y ha elegido precisamente lo débil para confundir a los poderosos. La fe en Jesús, en Dios, no se compra, no se condiciona, no se somete a juicios humanos de convalidación. Es don, y los dones se piden y reciben sencillamente como gracia.
PARA DISCERNIR
- ¿Ando buscando signos para hacer crecer mi fe?
- ¿Qué signos pido?
- ¿Qué signos doy?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Quiero descubrirte y manifestarte Señor
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
¿Por qué esta generación reclama un signo?
… “Padre Santo, Dios todopoderoso…, cuando yo elevo la débil luz de mis ojos, ¿puedo dudar de que eso es tu cielo? Cuando contemplo el curso de las estrellas, su retorno en el ciclo anual, cuando veo las Pléyades, la Osa menor y la Estrella de la mañana y considero que cada una brilla en el lugar que tú le has asignado, comprendo, oh Dios, que tú estás allí, en estos astros que yo no comprendo. Cuando veo «las soberbias olas del mar» (sl 92,4), no comprendo el origen de esta agua, ni tampoco comprendo quien es que pone en movimiento su flujo y reflujo regular y, sin embargo, creo que hay una causa –ciertamente para mí impenetrable- en estas realidades que yo ignoro, y también allí percibo tu presencia.
Si vuelvo mi espíritu hacia la tierra que, por el dinamismo de unas fuerzas escondidas, descompone todas las semillas que antes ha acogido en su seno, las hace germinar lentamente y las multiplica, después las hace crecer, no encuentro allí nada que pueda comprender con mi inteligencia; pero esta misma ignorancia me ayuda a discernirte, a ti, puesto que, si soy incapaz de comprender la naturaleza que ha sido puesta a mi servicio, sin embargo te encuentro a través de este mismo hecho de que ella está allí, para mi uso.
Si me vuelvo hacia ti, la experiencia me dice que yo no me conozco a mi mismo, y te admiro tanto más por el hecho de ser yo un desconocido para mí mismo. En efecto, aunque yo no los puedo comprender, sí tengo experiencia de los movimientos de mi espíritu que juzga sus operaciones, su vida, y esta experiencia te la debo sólo a ti, a ti que me has hecho participar de esta naturaleza sensible que me da un gran gozo, aunque su origen se encuentra más allá de lo que alcanza mi inteligencia. No me conozco a mi mismo, pero te encuentro en mí y, encontrándote, te adoro”…
San Hilario (hacia 315-367), obispo de Poitiers y doctor de la Iglesia – La Trinidad, libro 12, 52-53
PARA REZAR
Tu eres el Hijo de Dios que te hiciste hermano y amigo nuestro.
Gracias, Jesús porque me quieres.
Tu viniste a enseñarnos el camino del cielo
Tu viniste a salvarnos del pecado y de la muerte.
Tú viniste a decirnos que Dios es un Padre que nos ama.
Tú viniste a enseñarnos a construir un mundo mas digno del hombre.
Tu viniste a animarnos y hadarnos fuerza para ser mejores.’
Tú viniste a consolarnos en nuestras tristezas y a traer alegría a
nuestra vida.
Tú viniste a enseñarnos como amarnos y perdonarnos unos a otros.
Padre Dios, Tu nos amaste tanto que nos enviaste a Jesús, tu propio
Hijo, para salvarnos; ayúdanos a escuchar y cumplir siempre lo que El
nos dice.
Te lo pedimos por el mismo Cristo Jesús.
Amén.
MARTES VI
Cuídense de la mala levadura
Lectura del libro del Génesis 6, 5-8; 7, 1-5. 10
Cuando el Señor vio qué grande era la maldad del hombre en la tierra y cómo todos los designios que forjaba su mente tendían constantemente al mal, se arrepintió de haber hecho al hombre sobre la tierra, y sintió pesar en su corazón. Por eso el Señor dijo: «Voy a eliminar de la superficie del suelo a los hombres que he creado -y junto con ellos a las bestias, los reptiles y los pájaros del cielo- porque me arrepiento de haberlos hecho.» Pero Noé fue agradable a los ojos del Señor.
Entonces el Señor dijo a Noé: «Entra en el arca, junto con toda tu familia, porque he visto que eres el único verdaderamente justo en medio de esta generación. Lleva siete parejas de todas las especies de animales puros y una pareja de los impuros, los machos con sus hembras -también siete parejas de todas las clases de pájaros- para perpetuar sus especies sobre la tierra. Porque dentro de siete días haré llover durante cuarenta días y cuarenta noches, y eliminaré de la superficie de la tierra a todos los seres que hice.» Y Noé cumplió la orden que Dios le dio.
A los siete días, las aguas del Diluvio cayeron sobre la tierra.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 28, 1a y 2. 3ac-4. 3b y 9c-10 (R.:11b)
R. El Señor bendice a su pueblo con la paz.
¡Aclamen al Señor, hijos de Dios!
¡Aclamen la gloria del nombre del Señor,
adórenlo al manifestarse su santidad! R.
¡La voz del Señor sobre las aguas!
El Señor está sobre las aguas torrenciales.
¡La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es majestuosa! R.
El Dios de la gloria hace oír su trueno.
En su Templo, todos dicen: «¡Gloria!»
El Señor tiene su trono sobre las aguas celestiales,
el Señor se sienta en su trono de Rey eterno. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 8, 13-21
Los discípulos se habían olvidado de llevar pan y no tenían más que un pan en la barca. Jesús les hacía esta recomendación: «Estén atentos, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.» Ellos discutían entre sí, porque no habían traído pan.
Jesús se dio cuenta y les dijo: «¿A qué viene esa discusión porque no tienen pan? ¿Todavía no comprenden ni entienden? Ustedes tienen la mente enceguecida. Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen. ¿No recuerdan cuántas canastas llenas de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas?»
Ellos le respondieron: «Doce.»
«Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil personas, ¿cuántas canastas llenas de trozos recogieron?»
Ellos le respondieron: «Siete.»
Entonces Jesús les dijo: «¿Todavía no comprenden?»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- En todos los pueblos de la tierra, desde las culturas más primitivas a las más altas, se conocen relatos del diluvio. El relato del Génesis pertenece a una leyenda popular muy extendida en el Oriente Medio, originada tal vez por alguna gran inundación en Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates.
- El escritor bíblico dibuja con trazos claros y decididos la situación de la humanidad: «… la maldad del hombre crecía sobre la tierra, y que todo su modo de pensar era siempre perverso…». La realidad del pecado se va haciendo cada vez más ancha y funesta; la negativa con que los hombres se enfrentaban a Dios era cada vez más profunda e insistente. Este pecado que primeramente se había manifestado sólo en la persona de Caín, devora ya a toda la humanidad.
- La figura de Dios aparece con rasgos humanos inauditos. Dios no es el que lo sabe todo, y se ha visto sorprendido por el modo de obrar de los hombres, hasta el punto de sentir la desilusión y el desaliento ante su creación. Este arrepentimiento de Dios quiere dar a entender su gran interés por los hombres.
- El diluvio pone de relieve la contingencia de todo lo creado y la fuerza devastadora de los pecados de los hombres. El diluvio, es un juicio contra el pecado y la maldad, que progresivamente había llevado a la humanidad a un deterioro extremo. Dios se reserva la familia de Noé, para empezar de nuevo la aventura de la historia. Una vez más aparece la gratuidad sorprendente de Dios que va eligiendo a los que Él quiere. Dios purifica y castiga, pero también anuncia la salvación.
***
- Jesús va sacando enseñanzas de las cosas de la vida, aunque sus oyentes esta vez, como tantas otras, no acaban de entenderle. Al subir en la barca, los discípulos se habían olvidado de llevarse pan; por casualidad les quedaba un pequeño pedazo. Jesús los invita a “cuidarse de la levadura de los fariseos y de Herodes”. Los discípulos no entienden; a lo sumo creen que se trata de un reto por no haber llevado el alimento necesario. Sin embargo, el significado de aquellas palabras era más profundo.
- La palabra «levadura» posee un significado particular. La fiesta de la pascua implicaba, entre otras cosas, el rito de comer panes no fermentados. La levadura era considerada como signo y causa de corrupción. La pascua era la fiesta de la novedad, de la renuncia a lo viejo, de la búsqueda de un Dios que se revela en lo nuevo. Pero en la literatura de ese momento, la metáfora de la levadura, se aplicaba frecuentemente no a cualquier «corrupción» moral, sino muy concretamente al orgullo, a la soberbia, a la hipocresía.
- Jesús quiere poner a los discípulos en guardia contra el orgullo y la soberbia de los fariseos, que pensaban en un Mesías triunfal, en un jefe, que con prodigios grandiosos someta al mundo. Para Jesús no se trata de alcanzar el poder, sino de servir a la humanidad necesitada.
- Jesús, evoca el recuerdo de los dos relatos de multiplicación de los panes, para que los discípulos puedan entender que lo opuesto a la levadura de los fariseos y los herodianos, es el repartir o compartir el pan con los necesitados. Este es el único milagro que se debe realizar en este mundo, mientras se va proclamando la gran noticia del reino de Dios. El hecho de compartir el pan no empobrece, sino que, todo lo contrario, enriquece; sólo así se recoge la riqueza del Reino de Dios.
- Tenemos que pedir la gracia de poder discernir entre las levaduras que encontramos en nuestro mundo. Si la levadura no es buena, el pan resultante ya no será fuente de vida, sino fuente de enfermedad y muerte.
- Existen muchas cosas buenas en nuestro mundo, pero también hay muchas cosas que, fruto del pecado del hombre, son causa de injusticia, de opresión, de odios, de muerte. En nosotros, con la ayuda del Espíritu, está el elegir todo aquello que nos ayude a crecer, a vivir, a ser solidarios, a amar y a rechazar todo aquello que, aún con hermosas y prometedoras apariencias es portador de muerte, de injusticia e infelicidad.
PARA DISCERNIR
- ¿Cuáles son nuestras expectativas frente al Reino de Dios?
- ¿Qué levaduras hacen crecer nuestra vida?
- ¿Experimento la riqueza del compartir?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Quiero ser buena levadura Señor
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
..”«El buen Dios, que nos ama tanto, ya tiene bastante pena con estar obligado a dejarnos cumplir nuestro tiempo de prueba en la tierra, sin que vengamos constantemente a decirle que estamos mal en ella; no tenemos que adoptar el aspecto de que nos damos cuenta de ello» (CSG, 58).
Este pasaje de santa Teresa, cuando lo comparamos con la idea generalmente difundida, tiene un carácter singular. Se ha empleado tanto el vocabulario del sufrimiento en la teología occidental que parece que Dios, sin complacerse propiamente en el sufrimiento del hombre, lo desea en sí mismo. Recordemos, por ejemplo, a Pascal diciendo que la enfermedad es el estado natural del cristiano, que debe asombrarse de estar sano: ¡qué horrible proposición!
Ahora bien, el pasaje de santa Teresa que acabamos de citar implica una sensibilidad nueva en relación con el sufrimiento. No se trata de que santa Teresa quiera una vida sembrada de facilidades: es sabido que siempre tomó en la religión su dimensión de austeridad y de esfuerzo, que siempre tuvo una devoción particular al rostro crucificado del Señor, hasta el punto de llevar su nombre. En efecto, se llama Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz. Se puede decir que su corta vida fue una sucesión de pruebas, la más dolorosa de las cuales fue la parálisis de su padre, antes de que llegara su consunción. Pero no atribuye a este sufrimiento un valor de salvación en cuanto es sufrimiento, como a menudo hacen los cristianos, y, sobre todo, como los adversarios del cristianismo les reprochan.
El sufrimiento, para Teresa, es un medio en vistas a un fin. Eso supone unirse a la idea profunda de la epístola a los Filipenses y de la epístola a los Hebreos: el sufrimiento de Cristo es una consecuencia de su obediencia al Padre. No le fue impuesto a causa de ningún valor del sufrimiento en sí mismo. Ahora bien, tras la caída, el sufrimiento (por el que podemos brindar a Dios una adhesión desinteresada y redimir el mal uso de la libertad), el sufrimiento, decía, es un medio corto de acercarnos a nuestro fin. Dios, que lo ve y lo quiere, lo ve y lo quiere a la manera de un remedio o de una operación de cirugía. Y este medio violento es tan pasajero, y sobre todo es tan ínfimo, cuando lo comparamos con lo que obtiene, que es de otro orden: eterno, dichoso, inmutable. Por eso, se comprende que la hermana de Teresa haya condensado su pensamiento sobre el mal en esta imagen atrevida y virgiliana: Dios sufre por nuestro sufrimiento, El nos lo envía volviendo la cabeza.
Desde esta perspectiva, el Dios de los cristianos no es un Dios «vengador», sino un Amor eterno, educador, prudente y sabio, que, lejos de multiplicar las penas, se las ingenia para abreviarlas, suspenderlas y reducirlas, en la medida en que ello es divinamente posible, para satisfacer su justicia, que, por lo demás, es idéntica a la gloria que desea para las almas.
Estamos lejos de la idea del valle de lágrimas. Tampoco se trata de la lluvia de rosas que el lector superficial de santa Teresa se imagina que la santa quería que cayera continuamente sobre sus amigos. Estamos más allá de ambas imágenes, comprendemos el sufrimiento en su finalidad profunda: lo trasladamos a su medida divina.
Volvemos a encontrar aquí, bajo una forma muy sencilla, la enseñanza de san Pedro y san Pablo cuando decían, sin haberse puesto de acuerdo y partiendo de puntos de vista bastante diferentes, que los sufrimientos de este tiempo no tienen ninguna comparación con el peso eterno de la gloria, o que estamos tristes durante un breve lapso de tiempo por diversas pruebas, puesto que es necesario.
Y podríamos decir que ése es también, en san Lucas, el pensamiento de Jesús resucitado, cuando conversa con los discípulos por el camino de Emaús: Jesús no hace alusión a la rapidez de la cruz, pero los tres compañeros sabían que la cosa había sido rápida, puesto que el jueves precedente ya no se hablaba de ella. Y Jesús recuerda la ley de toda carne y de todo espíritu: « ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» (Lc 24,26).
Cuando se piensa en la objeción del racionalismo, del humanismo y del comunismo contra la doctrina cristiana como enemiga de la felicidad, se puede calibrar qué oportuna es esta dirección de la mística teresiana.
El sufrimiento no es obra de Dios, del Dios bueno, del Padre de quien viene todo bien; es obra del pecado, fruto de la desgracia original: pero la adorable misericordia divina transforma ese fruto amargo en un remedio «ennoblecedor». Goza ya de nosotros. « ¡Oh, cuánto bien hace este pensamiento a mi alma -escribe Teresa-, comprendo entonces por qué El nos deja sufrir!»”…
J. Guitton, El genio de Teresa de Lisieux, Edicep, Valencia 1996, pp. 33-35.
PARA REZAR
Oración de Abandono
Cuán difícil es alabarte en medio de la prueba Señor,
pero hoy lo quiero hacer.
Cuán difícil es abandonarme a tu Santa Voluntad,
pero hoy lo quiero hacer.
Cuán difícil es confiar me medio las malas noticias,
pero hoy lo quiero hacer.
Por eso en medio de toda la prueba,
gracias Señor por las cosas que permites.
Hoy me abandono por completo en tus manos
al enfrentarme a cosas tan grandes para mí,
pero tan pequeñas para tí.
Y hoy, hoy confío en que tengo un Padre Celestial
para quien las malas noticias que yo recibo
son la forma de mostrar su poder y su amor.
Por eso aunque no pueda entender, te alabo.
Aunque me sea difícil, me abandono.
Y aunque las malas noticias caigan de todas partes,
hoy confío en ti, Señor.
De esta forma seré testigo de tu poder,
tu amor, tu grandeza y de cómo enseñas estas cosas
a los mansos y humildes,
para confundir a los poderosos y fuertes de este mundo.
Amén.
Piera Ferrari
MIÉRCOLES VI
El ciego quedó curado y veía todo con claridad
Lectura del libro del Génesis 7, 6-7; 8, 6-13. 20-22
Al cabo de cuarenta días, Noé abrió la ventana que había hecho en el arca, y soltó un cuervo, el cual revoloteó, yendo y viniendo hasta que la tierra estuvo seca.
Después soltó una paloma, para ver si las aguas ya habían bajado. Pero la paloma no pudo encontrar un lugar donde apoyarse, y regresó al arca porque el agua aún cubría toda la tierra. Noé extendió su mano, la tomó y la introdujo con él en el arca. Luego esperó siete días más, y volvió a soltar la paloma fuera del arca. Esta regresó al atardecer, trayendo en su pico una rama verde de olivo. Así supo Noé que las aguas habían terminado de bajar. Esperó otros siete días y la soltó nuevamente. Pero esta vez la paloma no volvió.
La tierra comenzó a secarse en el año seiscientos uno de la vida de Noé, el primer día del mes. Noé retiró el techo del arca, y vio que la tierra se estaba secando.
Luego Noé levantó un altar al Señor, y tomando animales puros y pájaros puros de todas clases, ofreció holocaustos sobre el altar. Cuando el Señor aspiró el aroma agradable, se dijo a sí mismo: «Nunca más volveré a maldecir el suelo por causa del hombre, porque los designios del corazón humano son malos desde su juventud; ni tampoco volveré a castigar a todos los seres vivientes, como acabo de hacerlo. De ahora en adelante, mientras dure la tierra, no cesarán la siembra y la cosecha, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 115, 12-13. 14-15. 18-19 (R.: 17a)
R. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
¿Con qué pagaré al Señor
todo el bien que me hizo?
Alzaré la copa de la salvación
e invocaré el nombre del Señor. R.
Cumpliré mis votos al Señor,
en presencia de todo su pueblo.
¡Qué penosa es para el Señor
la muerte de sus amigos! R.
Cumpliré mis votos al Señor,
en presencia de todo su pueblo,
en los atrios de la Casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 8, 22-26
Cuando llegaron a Betsaida, le trajeron a un ciego y le rogaban que lo tocara. El tomó al ciego de la mano y lo condujo a las afueras del pueblo. Después de ponerle saliva en los ojos e imponerle las manos, Jesús le preguntó: «¿Ves algo?» El ciego, que comenzaba a ver, le respondió: «Veo hombres, como si fueran árboles que caminan.»
Jesús le puso nuevamente las manos sobre los ojos, y el hombre recuperó la vista. Así quedó curado y veía todo con claridad. Jesús lo mandó a su casa, diciéndole: «Ni siquiera entres en el pueblo.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Después del pecado de Adán y Eva, Dios promete la salvación. Después del asesinato de Abel, Dios da otro hijo a Eva y deja la puerta abierta a la esperanza. Después del diluvio, sella un pacto de bendición para los hombres. Así es de magnánimo el corazón de Dios que sigue creyendo en el hombre.
- Noé junto con su familia y todos los que estaban en el arca, flotando sobre las aguas, sobreviven al juicio de Dios y supera la catástrofe. El arca oculta la bendición de Dios y garantiza la pervivencia de la humanidad. El arca de Noé es un símbolo de la misericordia de Dios, que en justicia condena el pecado y purifica a la humanidad, pero siempre aparece dispuesto a empezar de nuevo, dando confianza a sus creaturas. El aspecto de Dios como juez, no anula el de salvador y fuente de vida.
- La humanidad que sale del arca es una humanidad nueva; la salvación realizada equivale a una nueva creación, a una resurrección. La vida comienza de nuevo. Para los salvados la vida comienza de nuevo, como recién estrenada, como recién salida de la mano de Dios. Todo vuelve a ser bueno. El arca se ha convertido en el paraíso donde reinaba la paz, la armonía, la amistad con Dios.
- Al sacrificio de acción de gracias que ofrece la familia de Noé sobre un altar le sigue la promesa de Dios, llena de comprensión hacia la debilidad del hombre: «No volveré a maldecir a la tierra a causa del hombre, porque el corazón humano piensa mal desde la juventud».
***
- Jesús y sus discípulos llegaron a Betsaida. Le llevaron un ciego y Jesús tomándolo de la mano, lo sacó fuera de la aldea. Lo conduce de la mano: gesto humano, muy sencillo. Lo lleva «fuera de la aldea», no para esconder su milagro, sino para no crear falsas expectativas. Este es el «secreto mesiánico». Cristo no será realmente comprendido sino después de la cruz, y la resurrección.
- Poniéndole saliva sobre los ojos, luego le impuso las manos. Como en el caso del sordomudo de la Decápolis, Jesús usa gestos que a primera vista parecen mágicos. Pero en realidad, Jesús usa el lenguaje de los sentidos, que únicamente podría comprender el pobre ciego.
- La curación se realiza en dos tiempos: en un primer momento, el ciego ve un poco confusamente y confunde los hombres con los árboles; en un segundo momento la curación es ya completa. El milagro se acomoda al curso normal de la recuperación natural. Esta curación «por etapas» es una expresión simbólica del proceso de los discípulos. El ciego no logra ver con total claridad desde el instante en que ocurre el milagro.
- Así como llegar a ver físicamente, es para el ciego una gracia que Jesús le concede voluntaria y misericordiosamente; así también el llegar a conocer a Jesús como «el Hijo del Hombre Crucificado y Resucitado», es gracia que viene del Padre. Los discípulos de Jesús, sólo lentamente, y con su ayuda, irán madurando y viendo con ojos nuevos el sentido de su Reino.
- La conversión no es algo que sucede de manera instantánea y para siempre. La conversión es un proceso que se inicia cuando uno se encuentra con Jesús, y que va progresando en la medida que permanecemos en Él.
- Esta curación de Jesús nos muestra muy bien este proceso. Cuando estamos lejos de Jesús, somos como el ciego: no somos capaces de ver la realidad tal cual es, sino como nos la cuentan los demás y por eso con mucha frecuencia nos tropezamos. En el primer encuentro con Jesús empezamos a ver, pero no con claridad y esto hace que las cosas se vean no como son realmente. Ya vemos, pero no con claridad. Finalmente llega el momento en que se ve todo con claridad y el mundo se nos presenta con toda la belleza con la que Dios lo creó, descubrimos sus huellas y llamadas en la vida cotidiana. Podemos encaminarnos en un proyecto de vida desde lo que somos y desde lo que Jesús nos invita a vivir.
- Esta nueva luz también nos hace capaces de reconocer la maldad del pecado que destruye nuestra vida y entorpece la realización del Reino. Nuestro camino en la fe y el de los demás, es gradual. A Jesús se llega paso a paso, lograrlo también requiere de nuestra colaboración. Nuestro crecimiento en la fe no se da por cálculos humanos sino por nuestra capacidad de abrimos a la acción de Dios. No podemos pretender resultados instantáneos. No tenemos que perder la paciencia ni con nosotros mismos, ni con aquellos a los que estamos intentando ayudar en su maduración humana o en su camino de fe. Cristo tuvo paciencia con todos. Al ciego le impuso las manos dos veces antes de que viera bien.
- Las intervenciones de Dios en nuestra vida siguen su pedagogía: pacientes, perseverantes, escalonadas, colmadas con una sabiduría que nosotros no conocemos ni siempre comprendemos. Debemos permanecer firmes en nuestro seguimiento de Cristo, hasta poder contemplar a los demás como Dios los contempla, y hasta saberlos amar como Dios los ama.
PARA DISCERNIR
- ¿Cómo fue nuestro proceso de fe?
- ¿Reconocemos las intervenciones de la gracia de Dios?
- ¿Tenemos paciencia nosotros con aquellos a los que queremos ayudar a ver?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Gracias Señor por dejarme contemplar tu bondad
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…”Con frecuencia, tenemos miedo de subrayar en exceso la bondad y la misericordia de Dios. Nos apresuramos de inmediato a recordar también su justicia, su severidad, como si tuviéramos miedo de que, si ponemos demasiado el acento en el amor de Dios, no sintiera el hombre la premura de una vida diferente, nueva, más recta, más decididamente moral. El Evangelio nos enseña, sin embargo, que el hombre cambia su vida, su mentalidad, se convierte al bien, no porque se le grite, se le reprenda, se le castigue, sino porque se descubre amado a pesar de ser un pecador. Se produce un momento de intenso amor cuando la persona ve en un instante todo su pecado, cuando el hombre se percibe a sí mismo como pecador, pero dentro del abrazo de alguien que le ama y le colma de entusiasmo […].
Dios, a través del sacrificio de su Hijo, recapitula en sí a la humanidad, amando al hombre herido. Es el amor loco de Dios el que se consuma ante los ojos del hombre; más aún, en las manos del hombre pecador, en la intimidad de su corazón, allí donde le hace hombre nuevo, le restituye realmente la posibilidad de vivir la novedad (cf. Col 3,10). La persona, tocada de una manera tan viva e inmediata por el amor, consigue dejar la mentalidad del hombre viejo, consigue pensar como hombre nuevo, entrar en la creatividad de una inteligencia amorosa, libre. Es encontrarse en el abrazo que quema en el pecador la testarudez y su anclarse detrás de sus propias fijaciones (cf. Ef 4,22-24)”…
M. I. Rupnik, edición española: Le abrazó y le besó, PPC, Madrid 1999.
PARA REZAR
Señor, sácanos de nuestro mundillo,
llevándonos de tu mano.
Úngenos con tu saliva de paciencia,
de esperanza,
de consuelo.
Imponnos las manos.
Nos fiamos de ti.
Empezaremos a distinguir
con una vista borrosa.
Ten paciencia con nosotros
y no apartes tu mano,
hasta que veamos con claridad.
Luis Ángel de las Heras, c.m.f.
JUEVES VI
El hijo del hombre debe sufrir mucho
Lectura del libro del Génesis 9, 1-13
Entonces Dios bendijo a Noé y a sus hijos, diciéndoles:
«Sean fecundos, multiplíquense y llenen la tierra. Ante ustedes sentirán temor todos los animales de la tierra y todos los pájaros del cielo, todo lo que se mueve por el suelo, y todos los peces del mar: ellos han sido puestos en manos de ustedes. Todo lo que se mueve y tiene vida les servirá de alimento; yo les doy todo eso como antes les di los vegetales.
Sólo se abstendrán de comer la carne con su vida, es decir, con su sangre. Y yo pediré cuenta de la sangre de cada uno de ustedes: pediré cuenta de ella a todos los animales, y también pediré cuenta al hombre de la vida de su prójimo. Otro hombre derramará la sangre de aquel que derrame sangre humana, porque el hombre ha sido creado a imagen de Dios.
Ustedes, por su parte, sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y domínenla.»
Y Dios siguió diciendo a Noé y a sus hijos:
«Además, yo establezco mi alianza con ustedes, con sus descendientes, y con todos los seres vivientes que están con ustedes: con los pájaros, el ganado y las fieras salvajes; con todos los animales que salieron del arca, en una palabra, con todos los seres vivientes que hay en la tierra. Yo estableceré mi alianza con ustedes: los mortales ya no volverán a ser exterminados por las aguas del Diluvio, ni habrá otro Diluvio para devastar la tierra.»
Dios añadió: «Este será el signo de la alianza que establezco con ustedes, y con todos los seres vivientes que los acompañan, para todos los tiempos futuros: yo pongo mi arco en las nubes, como un signo de mi alianza con la tierra.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 101, 16-18. 19-21. 29 y 22-23 (R.: 20b)
R. El Señor miró a la tierra desde el cielo.
Las naciones temerán tu Nombre, Señor,
y los reyes de la tierra se rendirán ante tu gloria:
cuando el Señor reedifique a Sión
y aparezca glorioso en medio de ella;
cuando acepte la oración del desvalido
y no desprecie su plegaria. R.
Quede esto escrito para el tiempo futuro
y un pueblo renovado alabe al Señor:
porque él se inclinó desde su alto Santuario
y miró a la tierra desde el cielo,
para escuchar el lamento de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R.
Los hijos de tus servidores tendrán una morada
y su descendencia estará segura ante ti,
para proclamar en Sión el nombre del Señor
y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan los pueblos y los reinos,
y sirvan todos juntos al Señor. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 8, 27-33
Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: « ¿Quién dice la gente que soy yo?».
Ellos le respondieron: «Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas.»
«Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?»
Pedro respondió: «Tú eres el Mesías.» Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él.
Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad.
Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo.
Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: « ¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Termina la historia del diluvio con la alianza que Dios sella con Noé y su familia, y con el reinicio de una nueva humanidad. El juicio de Dios ha sido justo, pero salvador y misericordioso.
- Dios bendice a Noé y a su descendencia es pues una bendición «universal», destinada a todos los hombres, sin excepción alguna: la vida es el primer don de Dios. Esta nueva bendición sucede al pecado de la humanidad: por lo tanto, más allá del pecado, Dios conserva su amor por sus criaturas.
- Entre las cláusulas de la alianza hay detalles que se refieren a la comida, pero sobre todo, Dios exige una cosa importante: el respeto a los hermanos, porque cada uno de ellos es imagen de Dios. Después del asesinato de Abel, que representaba toda la maldad del corazón humano, Dios, para su nueva humanidad, quiere un corazón nuevo, que respete no sólo la vida sino también el honor y el bienestar del hermano. Faltar al hermano va a ser desde ahora faltarle al mismo Dios.
- Para los semitas, los fenómenos meteorológicos eran signos de Dios: todo lo que pasaba «en el cielo», pertenecía precisamente a ese dominio divino sobre el cual el hombre no tiene poder alguno. Dios propone aquí, como señal de este pacto con Noé, el arco iris.
- Dios empieza de nuevo, ilusionadamente, ahora con la familia de Noé, después de la purificación general del diluvio. No tenemos a Dios en contra. Siempre a favor. A pesar de todo el mal que hemos hecho, nos sigue amando y concediendo un voto de confianza.
***
- Iba Jesús con sus discípulos a las aldeas de Cesarea de Filipo. Marchan hacia países paganos, lejos de las muchedumbres de Galilea. Aparece aquí un Jesús muy cercano a los suyos que sabe lo que quiere hacer: someter a prueba la fe de sus discípulos.
- En su conversación se interesa en saber lo que piensa la gente de Él. Las respuestas que le dan no lo dejan satisfecho, porque lo consideran simplemente un gran hombre, un portavoz de Dios de la talla de Juan Bautista, Elías, un profeta. Todavía el pueblo no tiene perspectiva para entender quién es Él verdaderamente.
- Cuando la pregunta se dirige directamente a ellos, Pedro, después de largas vacilaciones en nombre de los Doce, «reconoce» a Jesús por lo que Él es. El título que Pedro otorga a Jesús se trata pues del reconocimiento de la identidad profunda de Jesús: Jesús no es solamente «uno de los profetas», por los cuales Dios conducía la historia a su término; Él es el término, el fin mismo, «es aquel que los profetas anunciaban», el Mesías, el Ungido, el “Cristo”. Así, el grupo de los Doce va mucho más allá de las respuestas corrientes de la gente.
- Pero Jesús, siente que debe aclararles que ser Mesías, no significa tener una condición especial que deba mantenerlo al margen de la humanidad con todo lo que ello representa. Jesús anuncia un Mesías que va a morir. Sus discípulos le quieren evitar todos los sufrimientos, porque lo quieren convertir en un Mesías triunfante, y alejado de todos los riesgos que trae la encarnación
- La reacción de Pedro lo coloca en oposición al proyecto de Jesús. Cegado por una mentalidad triunfalista y de éxito no puede asumir la propuesta de Jesús. Sí el Mesías que los discípulos esperan es un Mesías humano, un Mesías político, un liberador de aquí abajo; Jesús les muestra que esto es una tentación satánica.
- El discípulo no sólo acepta al maestro sino que opta por su modo de vivir. Ser discípulo de Jesús es proyectar la existencia en términos de entrega, no de posesión: «El que quiera asegurar su vida la perderá; en cambio, el que pierda su vida por mí y por el Evangelio se salvará». Jesús afirma que la vida entera, material y espiritual, se posee únicamente en la entrega de sí mismo. Jesús no nos pide que renunciemos a esta vida, para que tengamos otra, sino que exige que cambiemos el proyecto de esta vida por un proyecto de la misma en la línea del amor.
- Para que esto sea posible, Cristo tiene que ser el Señor de nuestra vida en lo que nosotros llamamos nuestra vida. En lo cotidiano, trabajo, escuela, en el hogar. El que lo acepta como Cristo, acepta también la Cruz que Él aceptó y los sufrimientos de los que nos habla. Nuestra Cruz es la de la vida diaria, la de vivir nuestros deberes y opciones con amor evangélico aceptando el sufrimiento y dándonos sin esperar recibir algo a cambio.
- Si en verdad queremos reinar junto con Cristo, hagamos también nosotros nuestro, su camino; entonces realmente Jesús significará no sólo mucho, sino todo en nuestra vida.
PARA DISCERNIR
- ¿Qué imagen tengo de Jesús?
- ¿Me siento llamado a ser su discípulo?
- ¿Acepto su camino como el mío?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Que te reconozca Señor, verdadero Dios y verdadero hombre.
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…”En mi vida resultó determinante un concepto que hace años se clarificó en mí incitado por Romano Guardini: el cristianismo no es, en primer lugar, una doctrina, sino una Persona, Jesús, el Cristo. En él está comprendido y de él brota todo lo que es cristiano; en efecto, a Dios, al Padre, le complació «hacer habitar en él toda plenitud» (Col 1,19), y sólo «de su plenitud hemos recibido todos nosotros gracia por gracia» (Jn 1,16).
El nombre «Jesús» indica su humanidad, el título «Cristo», entendido al pie de la letra, indica, en cambio, su unción, en concreto su sacerdocio, su realeza y su divinidad. En él se cumplen las máximas expectativas de todos los tiempos y de todos los pueblos representados por los judíos y los paganos. El hombre de Nazaret nos plantea una pregunta: ¿por qué motivo es él capaz de ser el más humano de todos los hombres? ¿Qué clase de hombre es éste…? (Mt 8,27). En Cesarea de Filipo reconoce y profundiza Pedro en la identidad del Maestro: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo». El Señor, confirmando lo que Pedro había dicho, declara dichoso a su apóstol por su particular don de gracia (Mt 16,16ss).
Llegando a Jesús como Mesías, como el prometido liberador de los hombres, como Hijo de Dios hecho hombre, llegamos a su más profundo misterio, del que depende todo el cristianismo. Sólo quien choca con esta realidad encuentra verdaderamente a Cristo y puede ser llamado cristiano en el verdadero sentido de la palabra; sin embargo, esto sólo se vuelve posible por la gracia de Dios”…
J. B. Lotz, Conquistándole. Encuentro con Cristo, Roma 1983, pp. 7ss y 39-41.
PARA REZAR
Quiero seguirte, Señor
A pesar de las incomprensiones de los demás.
A pesar de mis momentos débiles.
A pesar de las horas de cansancio.
Quiero ser dichoso con los que te siguen
con corazón sencillo.
Con los pobres que sienten necesidad de Ti.
Con los que sufren en su caminar por la vida.
Con los que trabajan por implantar la justicia.
Con los de corazón puro.
Con los que llevan consigo la paz y la transmiten
Quiero seguirte Señor…
VIERNES VI
El que pierda su vida por el Evangelio, la salvará
Lectura del libro del Génesis 11, 1-9
Todo el mundo hablaba una misma lengua y empleaba las mismas palabras. Y cuando los hombres emigraron desde Oriente, encontraron una llanura en la región de Senaar y se establecieron allí. Entonces se dijeron unos a otros: « ¡Vamos! Fabriquemos ladrillos y pongámoslos a cocer al fuego.» Y usaron ladrillos en lugar de piedra, y el asfalto les sirvió de mezcla.
Después dijeron: «Edifiquemos una ciudad, y también una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo, para perpetuar nuestro nombre y no dispersarnos por toda la tierra.»
Pero el Señor bajó a ver la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo, y dijo: «Si esta es la primera obra que realizan, nada de lo que se propongan hacer les resultará imposible, mientras formen un solo pueblo y todos hablen la misma lengua. Bajemos entonces, y una vez allí, confundamos su lengua, para que ya no se entiendan unos a otros.»
Así el Señor los dispersó de aquel lugar, diseminándolos por toda la tierra, y ellos dejaron de construir la ciudad. Por eso se llamó Babel: allí, en efecto, el Señor confundió la lengua de los hombres y los dispersó por toda la tierra.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 32, 10-11. 12-13. 14-15 (R.: cf. 12)
R. ¡Feliz el pueblo cuyo Dios es el Señor!
El Señor frustra el designio de las naciones
y deshace los planes de los pueblos,
pero el designio del Señor permanece para siempre,
y sus planes, a lo largo de las generaciones. R.
¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se eligió como herencia!
El Señor observa desde el cielo
y contempla a todos los hombres. R.
El mira desde su trono
a todos los habitantes de la tierra;
modela el corazón de cada uno
y conoce a fondo todas sus acciones. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 8, 34-9, 1
Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará.
¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida?
¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con sus santos ángeles.»
Y les decía: «Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de haber visto que el Reino de Dios ha llegado con poder.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Siempre ha despertado curiosidad el fenómeno de que en el mundo se hablen lenguas tan numerosas. Hoy se explica de una manera científica, describiendo un proceso de diferenciación que tiene sus causas conocidas y que ha durado siglos. Pero las tradiciones populares que recoge el Génesis, expresan el origen de esa diversidad desde una perspectiva religiosa, con un fuerte contenido dramático que además de resultar simpático, presenta una intención muy realista.
- Siempre es el pecado el que, según la Biblia, trastorna los equilibrios y las armonías: Adán y Eva, Caín y Abel, corrupción y diluvio. «Hablar otra lengua» significa simbólicamente no entenderse, quedar bloqueado en la relación con los demás. El pecado más común, entonces y ahora, es el orgullo y el egoísmo. Es este pecado el que hace imposible la comunicación y nos aísla a unos de otros, a un pueblo de otro pueblo. El orgulloso se separa él mismo de los demás.
- Aquí se quiere sacar una lección: Dios, que «bajó a ver la ciudad» que construían los hombres, decidió confundirles y lo consiguió haciendo que hubiera diversidad de idiomas. «Babel» significa «confusión».
***
- Seguir a Cristo comporta consecuencias. Ser discípulos de Jesús es una opción radical. Seguir a Jesús es profundamente gozoso y es el ideal más noble que podemos abrazar. Pero es exigente, implica seguirlo como Mesías que va a la cruz para salvar a la humanidad.
- Después de la reprensión que Jesús tuvo que dirigir a Pedro, porque no entendía el programa mesiánico de la solidaridad total, hasta el dolor y la muerte, hoy anuncia Jesús con claridad, para que nadie se sienta engañado, que el que quiera seguirlo tiene que negarse a sí mismo y tomar la cruz. Debe estar dispuesto a “perder su vida” y no tiene que avergonzarse de Él ante este mundo.
- Creer en Él es algo más que saber cosas o responder a las preguntas del catecismo o de la teología. Es seguir a Jesús existencialmente realizando el Reino sin la promesa de éxitos o seguridades. Su Reino exigirá un estilo de vida con renuncias, con cruz.
- Seguirlo conlleva no buscar el prestigio social o las riquezas, o el propio gusto, sino la solidaridad con la humanidad para salvarla. Esto, que lleva a Jesús a la cruz, es lo que tendrán que programar para su vida los que lo sigan de verdad.
- “Negarse a uno mismo… cargar con su cruz… perder la vida”. No es el dolor por el dolor o la renuncia por masoquismo: sino por amor, por coherencia, por solidaridad con Él y entrega a los hombres que queremos ayudar a salvar.
- Cargar la cruz no es buscar lo más difícil, o la realización de las tareas cotidianas que estamos obligados a cumplir. La cruz que Jesús nos propone, es la cruz del que quiere vivir el Reino de verdad, de amor, de justicia, el reino de la auténtica libertad en medio de las contradicciones del mundo y del propio corazón. Es la cruz de la impotencia ante el dolor de lo que no podemos cambiar, la cruz de compartir la suerte con los desheredados de esta historia humana, sin perder la esperanza.
- Tomar la cruz indica no tanto la imitación, como el asumir el proyecto de Jesús, en medio del mundo, en la realidad que vive cada uno. El verdadero discípulo de Jesús no es aquel que se conforma con escuchar sus palabras y contemplar sus milagros, sino el que va tras sus huellas.
- Seguirlo es encaminarnos no hacia el calvario, sino hacia la Gloria, que tiene como paso obligatorio el calvario, que significa nuestro amor fiel a la voluntad del Padre, y nuestra entrega fiel y amorosa en favor de los demás. Dios sólo reconocerá como suyo, el amor que se entrega y que no se oculta ante los miedos y cobardías, o que se oscurece por el egoísmo.
- Para esto debemos dejar que Dios nos abra los ojos, para que podamos caminar a la luz de Aquel, que nos devolvió la vista, para encaminar nuestros pasos hacia la salvación eterna mediante la cruz diaria, llevada amorosamente.
PARA DISCERNIR
- ¿Hemos tomado partido por Jesús ante el acoso del mundo o las tentaciones de nuestro ambiente?
- ¿Nos avergonzamos de Jesús y dejamos de dar testimonio de su evangelio?
- ¿Le ponemos condiciones a nuestro seguimiento?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Quiero ganar la Vida
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…”La presuntuosa autosuficiencia que constituye la clave del episodio de la torre de Babel es desde siempre la tentación más insidiosa, pero en la cultura contemporánea se ha vuelto todavía más densa y temible. La consecuencia de todo esto es el carácter fragmentario: el hombre, en su cultura actual, se ha fragmentado, roto, atomizado y dividido de una manera tremenda, porque no resiste a la fatiga y a la responsabilidad de ser el centro de todo.
[Nos hace falta] el coraje de no dejarse hipnotizar por el barullo cultural que, en virtud de la actual configuración de la sociedad, de los medios de comunicación social, de las modas, de los poderes, de las mediaciones del poder, no puede ser detenido tan fácilmente. Se trata del coraje de rehacernos, también en medio de esta confusión, unos puntos fundamentales de referencia, no para recortarnos una cultura cerrada, sino para tener y proyectar unos puntos de referencia fundamentales que ayuden a los otros a asumirlos. Se trata de una clara operación de orientación cultural, religiosa, espiritual, que no sea sólo intelectualista, sino que forme parte de la vida misma y que nos permita a nosotros tener unos puntos de referencia, ayudar a los otros a tenerlos y enlazar poco a poco, cada vez más, a todos aquellos que los reconocen para la constitución de una unidad viviente, cuyo signo fundamental es la eucaristía”…
C. M. Martini, Pueblo mío esclavo en Egipto, Milán pp. 32ss y 35ss.
PARA REZAR
Oración para arriesgar la vida
Señor, quisiera ser de los que arriesgan la vida,
de los que dan su vida.
¿Para qué sirve la vida si no es para darla?
Pero yo soy un burgués,
un producto de la época del confort.
Yo busco una cosa: la seguridad.
Señor, tú naciste pobre
y has muerto como un malhechor,
arráncame de mi egoísmo y de mi comodidad.
Que, marcado con tu cruz,
no tenga miedo a la vida dura,
a los trabajos en los que se arriesga la vida.
Haz que esté dispuesto
para la gran aventura a la que me llamas.
Tengo que comprometerme.
Tengo que jugarme la vida, Señor, por tu amor.
Los demás bien pueden ser prudentes.
Tú dijiste que hay que ser loco.
Los demás creen en el orden.
Tú me has dicho que crea en el amor.
Los demás piensan que hay que conservar.
Tú me has dicho que hay que dar.
Los demás se instalan.
Tú me has dicho que hay que caminar
y estar preparado a la alegría y al sufrimiento,
al fracaso y al éxito.
A no poner la confianza en mí, sino en Ti.
A ser cristiano sin preocuparme de las consecuencias.
Y, finalmente, a arriesgar mi vida contando con tu amor.
SÁBADO VI
Es mi Hijo amado, escúchenlo
Lectura de la carta a los Hebreos 11, 1-7
Hermanos:
Ahora bien, la fe es la garantía de los bienes que se esperan, la plena certeza de las realidades que no se ven. Por ella nuestros antepasados fueron considerados dignos de aprobación.
Por la fe, comprendemos que la Palabra de Dios formó el mundo, de manera que lo visible proviene de lo invisible.
Por la fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio superior al de Caín, y por eso fue reconocido como justo, y así lo atestiguó el mismo Dios al aceptar sus dones. Y por esa misma fe, él continúa hablando, aún después de su muerte.
Por la fe, Henoc fue llevado al cielo sin pasar por la muerte. Nadie pudo encontrarlo porque Dios se lo llevó, y de él atestigua la Escritura que antes de ser llevado fue agradable a Dios. Ahora bien, sin la fe es imposible agradar a Dios, porque aquel que se acerca a Dios debe creer que él existe y es el justo remunerador de los que lo buscan.
Por la fe, Noé, al ser advertido por Dios acerca de lo que aún no se veía, animado de santo temor, construyó un arca para salvar a su familia. Así, por esa misma fe, condenó al mundo y heredó la justicia que viene de la fe.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 144, 2-3. 4. 6. 10-11 (R.: 1b)
R. Bendeciré tu nombre eternamente, Señor.
Día tras día te bendeciré,
y alabaré tu Nombre sin cesar.
¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza:
su grandeza es insondable! R.
Cada generación celebra tus acciones
y le anuncia a las otras tus portentos:
Ellas publican sus tremendos prodigios
y narran tus grandes proezas. R.
Que todas tus obras te den gracias, Señor,
y tus fieles te bendigan;
que anuncien la gloria de tu reino
y proclamen tu poder. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 9, 2-13
Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Pedro dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor.
Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: «Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo.» De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos.
Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría «resucitar de entre los muertos.»
Y le hicieron esta pregunta: «¿Por qué dicen los escribas que antes debe venir Elías?»
Jesús les respondió: «Sí, Elías debe venir antes para restablecer el orden en todo. Pero, ¿no dice la Escritura que el Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser despreciado? Les aseguro que Elías ya ha venido e hicieron con él lo que quisieron, como estaba escrito.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Terminamos nuestra lectura de los primeros once capítulos del Génesis, con una página de la carta a los hebreos que es un elogio de nuestros antepasados remotos y que comienza con una definición de lo que es tener fe: «La fe es seguridad de lo que se espera y prueba de lo que no se ve».
- El autor presenta los hombres ejemplares del Antiguo Testamento que desfilan en este capítulo, como los grandes modelos de la fe; para que los cristianos sigan sus huellas y permanezcan perseverantes en el ejercicio de su vida de creyentes. Estos hombres, como todos los demás que vivieron en el antes de Cristo, no llegaron a ver claro, ni a experimentar la venida del Salvador prometido por Dios. Pero desde esa oscuridad supieron creer en Dios y creer a Dios.
- A la luz de la vida y la muerte de Jesucristo, Hebreos penetra en el interior de aquellas vidas generosas y encuentra los elementos constitutivos de su fe, y la presenta como una viva y personal experiencia del Dios vivo. Es como «ver al Invisible», es tener una mirada nueva que penetra el misterio de Dios que ama.
- Fe es el conocimiento vivo, personal, de realidades invisibles, del Dios vivo que Jesucristo revela, comunión capaz de transformar una vida. Al mismo tiempo comporta la constante tendencia a la comunión definitiva con Dios, saliendo de toda seguridad humana.
***
- En el Evangelio, Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago y a Juan y los conduce solos a un monte alto y apartado. Los tres son los que habían asistido a la «resurrección» de la hija de Jairo y serán también los tres que asistirán a la agonía de Jesús.
- Allí se transfiguró ante ellos. Sus vestidos se volvieron resplandecientes, y se les aparecieron Elías y Moisés, hablando con Jesús. Los discípulos no logran asimilar el mensaje de derrota y de muerte que su Maestro les anunció; por eso reciben el mensaje: que detrás de la derrota y de la muerte, está su triunfo. El Padre asegura que la vida y la obra de Jesús, no terminan con la muerte, que la transfiguración, es decir la Resurrección, será lo definitivo para Él, que los ha animado a ellos en la vocación del Reino.
- Era necesario hacer ver a los discípulos la luz que se esconde detrás de la muerte, cuando ésta es abrazada con amor. Había que subir a la montaña para que el Gólgota entrara en la historia de los hombres acompañado por el Tabor.
- La presencia de Moisés y de Elías, representantes de la Ley y de los profetas, pone de manifiesto que, para Marcos, en Jesús se da cumplimiento total a la ley y a la profecía. Así como Moisés, fue el que liberó al pueblo de la esclavitud del poder del Faraón, y como Elías, fue liberador del pueblo del poder despótico de Babilonia, Jesús es el definitivo liberador de todo hombre y mujer que hacen suya la causa del reino, se deja conducir por Él para vivir la plena libertad de los hijos de Dios.
- Pedro quiere hacer durar esa dicha, proponiéndole a Jesús que construyan tres carpas. Cree que ya está, que es definitivo. Pero no lo es, será necesario descender de nuevo a la llanura y a las dificultades de la vida: será necesario reemprender el camino hacia la cruz, en la noche, siguiendo a Jesús.
- Para confirmar esto, el relato se interrumpe por la aparición de una nube con una voz que interpreta la transfiguración de Jesús y da respuesta a la reacción de Pedro. La nube es signo de la presencia de Dios, como aparece en el libro del Éxodo. La nube cubrirá ahora con su sombra a Jesús y sus compañeros. Dios habla desde la nube a los discípulos, proclamando a Jesús como su Hijo amado e invitando a escucharlo.
- En Cristo tiene lugar la plenitud de la Revelación. En su palabra y en su vida se contiene todo lo que Dios ha querido decir a la humanidad y a cada hombre. En Jesús encontramos todo lo que debemos saber acerca de nuestra propia existencia, en Él entendemos el sentido de nuestro vivir diario.
- Dios, por medio de su Hijo hecho uno de nosotros, nos ha llamado para que colaboremos en la construcción de su Reino en el mundo, que llegará a su plenitud, al final de los tiempos, cuando Cristo entregue el Reino a su Padre. Entonces disfrutaremos de ese Reino, en cuya construcción tuvimos la gracia de colaborar mediante el seguimiento de Cristo.
- En nuestra vida de discípulos, la Transfiguración se puede vivir en el día a día, en la medida que rechazamos la búsqueda de intereses propios por encima de los de los demás, y aprendemos a servir empolvándonos las sandalias, para llegar hasta aquellos que necesitan que el amor de Dios los salve y que nuestra caridad los ayude a vivir con la dignidad de los hijos de Dios. Escuchar a Jesús, seguir el camino de la cruz, optar por vivir una fe más encarnada y solidaria; produce una nueva forma de vivir la realidad, renueva nuestra esperanza y nos abre a una manera distinta de pensar, de sentir; y el obrar de Dios por dentro: nos transfigura.
- “Auténtico discípulo es el que sabe escuchar al maestro, aun cuando sus palabras suenen a cruz y sufrimiento”.
PARA DISCERNIR
- ¿Escuchamos de veras a Jesús como a la Palabra viviente de Dios?
- ¿Le prestamos nuestra atención y nuestra obediencia?
- ¿Comulgamos con Cristo Palabra antes de acudir a comulgar con Cristo Pan?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Te sigo Señor en la fe
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
..”Todos los evangelios son una exhortación a creer. La gran pregunta que hace Jesús a través de los evangelios es ésta: « ¿Creéis? ¿Crees?». El Credo con el que la Iglesia responde a esta pregunta es una realidad epocal, extraordinaria. Es la única respuesta adecuada […] Es él, el unigénito del Padre, quien está ahora frente a los hombres y dice: «Rendíos, reconoced que yo soy Dios» (Sal 46,11). No les ruega, no mendiga ni la fe ni reconocimientos, como tantos pseudo profetas y fundadores de religiones vacías. La suya es una palabra plena de divina autoridad. No dice: «Creedme, os lo ruego, escuchadme», sino que dice: «Sabed que yo soy Dios». Lo queráis o no, lo creáis o no, yo soy Dios […].
Abramos el escriño de nuestro corazón y ofrezcamos a Jesús nuestra fe como don. «Corde creditur»: con el corazón se cree, el corazón está hecho para creer. Si nos parece que está vacío, pidamos al Padre que lo llene de fe. «Nadie puede venir a mí -dice Jesús– si no le atrae el Padre» (Jn 6,44). «¿No te sientes atraído aún? Ora para ser atraído» (san Agustín) L…]. La mejor fe es la que se obtiene de la oración, más que del estudio”…
R. Cantalamessa, edición española: Jesucristo, el Santo de Dios, Ediciones San Pablo, Madrid 1991.
PARA REZAR
En verdad es justo y necesario
es nuestro deber y salvación,
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Porque Cristo, nuestro Señor,
reveló su gloria ante los testigos que él escogió;
y revistió con máximo esplendor su cuerpo,
en todo semejante al nuestro,
para quitar del corazón de sus discípulos
el escándalo de la cruz y anunciar que toda la Iglesia,
su cuerpo, habría de participar de la gloria
que tan admirablemente resplandecía en Cristo,
su cabeza.
Por eso, con los ángeles que te cantan en el cielo,
nosotros te alabamos en la tierra diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo…
Liturgia