TIEMPO DE CUARESMA – CICLO A
DOMINGO I
No tentarás al Señor tu Dios
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Génesis 2, 7-9; 3, 1-7
El Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente.
El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado. Y el Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, que eran atrayentes para la vista y apetitosos para comer; hizo brotar el árbol de la vida en medio del jardín y el árbol del conocimiento del bien y del mal.
La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que el Señor Dios había hecho, y dijo a la mujer: « ¿Así que Dios les ordenó que no comieran de ningún árbol del jardín?»
La mujer le respondió: «Podemos comer los frutos de todos los árboles del jardín. Pero respecto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: «No coman de él ni lo toquen, porque de lo contrario quedarán sujetos a la muerte.»»
La serpiente dijo a la mujer: «No, no morirán. Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal.»
Cuando la mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir discernimiento, tomó de su fruto y comió; luego se lo dio a su marido, que estaba con ella, y él también comió. Entonces se abrieron los ojos de los dos y descubrieron que estaban desnudos. Por eso se hicieron unos taparrabos, entretejiendo hojas de higuera.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 50, 3-4. 5-6a. 12-13. 14 y 17 (R.: cf. 3a)
R. Ten piedad, Señor, porque hemos pecado.
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado! R.
Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante mí.
Contra ti, contra ti solo pequé
e hice lo que es malo a tus ojos. R.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
que tu espíritu generoso me sostenga.
Abre mis labios, Señor,
y mi boca proclamará tu alabanza. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma 5, 12-19
Por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron.
En efecto, el pecado ya estaba en el mundo, antes de la Ley, pero cuando no hay Ley, el pecado no se tiene en cuenta. Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso en aquellos que no habían pecado, cometiendo una trasgresión semejante a la de Adán, que es figura del que debía venir.
Pero no hay proporción entre el don y la falta. Porque si la falta de uno solo provocó la muerte de todos, la gracia de Dios y el don conferido por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, fueron derramados mucho más abundantemente sobre todos. Tampoco se puede comparar ese don con las consecuencias del pecado cometido por un solo hombre, ya que el juicio de condenación vino por una sola falta, mientras que el don de la gracia lleva a la justificación después de muchas faltas.
En efecto, si por la falta de uno solo reinó la muerte, con mucha más razón, vivirán y reinarán por medio de un solo hombre, Jesucristo, aquellos que han recibido abundantemente la gracia y el don de la justicia.
Por consiguiente, así como la falta de uno solo causó la condenación de todos, también el acto de justicia de uno solo producirá para todos los hombres la justificación que conduce a la Vida. Y de la misma manera que por la desobediencia de un solo hombre, todos se convirtieron en pecadores, también por la obediencia de uno solo, todos se convertirán en justos.
Palabra de Dios.
O bien más breve:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma 5, 12. 17-19
Hermanos:
Por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron.
En efecto, si por la falta de uno solo reinó la muerte, con mucha más razón, vivirán y reinarán por medio de un solo hombre, Jesucristo, aquellos que han recibido abundantemente la gracia y el don de la justicia.
Por consiguiente, así como la falta de uno solo causó la condenación de todos, también el acto de justicia de uno solo producirá para todos los hombres la justificación que conduce a la Vida. Y de la misma manera que por la desobediencia de un solo hombre, todos se convirtieron en pecadores, también por la obediencia de uno solo, todos se convertirán en justos.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 4, 1-11
Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre. Y el tentador, acercándose, le dijo: «Si tú eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes.»
Jesús le respondió: «Está escrito: El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.»
Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo, diciéndole: «Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Dios dará órdenes a sus ángeles, y ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra.»
Jesús le respondió: «También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios.»
El demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor, y le dijo: «Te daré todo esto, si te postras para adorarme.»
Jesús le respondió: «Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto.»
Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Cada una de las situaciones planteadas en este poema de la creación del ser humano está pensada y recogida con un afán de cimentar la fe en el poder y la misericordia de Dios. Su ternura superará todas las ambiciones humanas.
- En la segunda lectura, san Pablo constata la triste experiencia y la desgraciada herencia que los primeros padres nos dejaron. Desde que existimos tenemos la tendencia a rebelarnos, a independizarnos, a alejarnos de Dios y sus caminos. La obediencia de Uno, que no es un hombre cualquiera, sino el que representa ante Dios a la totalidad de la humanidad: su resistencia a la tentación, su perfecta obediencia tiene tal fuerza que gracias a ella «todos serán constituidos justos».
- En el Evangelio, es Jesús quien desenmascara invitaciones a practicar el mal que nos apartan de Dios y de los hermanos y que permiten que el mal se instale en la vida y en la humanidad.
***
- Jesús es llevado al desierto por el Espíritu de Dios para ser puesto a prueba. Es Hijo de Dios aquel que se muestra dispuesto a vivir como tal; aunque tenga como consecuencia el enfrentamiento con el mal y con todo lo que trate de impedirlo.
- El desierto en la tradición bíblica es un término «ambivalente». Es el lugar de encuentro con Dios, de la intimidad con Él, del diálogo contemplativo. En el desierto Yahvé llama a su pueblo para hacerlo escuchar su palabra y para establecer con Él una alianza. Pero el desierto es también una tierra inhóspita, árida, dura, donde todo habla de muerte. Dominio de los demonios. Lugar en donde es necesario afrontar el combate con el adversario.
- El demonio invita a Jesús a manejar a Dios en beneficio propio, a no reconocer y adorar a Dios. Las tentaciones de Jesús son las tentaciones de cualquier hombre normal.
- La respuesta de Jesús es clara: No podemos contentarnos con alimentarnos sólo de las cosas de la tierra. Si así lo hacemos corremos el riesgo de tener siempre hambre insaciable. No estamos hechos para poner a Dios a prueba. Lo que importa es vivir en comunión con Dios. Como un hijo en confianza absoluta. Cuando nos medimos con Dios lo único que hacemos es tomar distancia. No estamos hechos para adorar a nadie que no sea Dios. Cuando no reconocemos lo absoluto de Dios ponemos en juego nuestra identidad.
- En la búsqueda del triunfo Jesús ha optado por la victoria del servidor humilde y misericordioso. No hará nunca un milagro en favor suyo, para defenderse o para ganar gloria o adquirir nuevos discípulos. Ha decidido salvarnos, no desde el poder y la gloria, sino desde el servicio y el amor, desde la cruz.
- Jesús dedicó su vida entera a anunciar la Buena Noticia de Dios y a ofrecer el amor de Dios a todos, y sobre todo a los pobres. No buscó el éxito fácil y el aplauso de la gente. Tampoco quiso imponer por la fuerza su mensaje. Jesús eligió este camino, y no el que Satanás le proponía. Como hombre nuevo no vive de los viejos instintos del orgullo, el consumo, el placer y la violencia. Esos instintos tenían que ser desarraigados y crucificados. El presenta un nuevo modelo de triunfo, la del hombre libre, servicial y entregado, el hombre de fe, el hombre para los demás.
- Su vida fue vivir anunciando el amor a Dios y el amor a los demás, y mantener este amor como único objetivo realmente importante que determina el modo vivir y de obrar. Este amor implica luchar contra todo aquello que esté en contra del proyecto de un mundo transformado en reino de Dios.
- La Iglesia también en la realización de su misión, sufre grandes tentaciones que no provienen siempre de sus «enemigos»; sino de su propio interior. Se deja atrapar por la tentación, cuando abandona el desierto de la soledad contemplativa, del sacrificio y de la aceptación de la persecución y se instala cómodamente en la fértil llanura de la comodidad, traduciendo el Reino de Dios en soluciones inmediatas, utilitarias, tangibles.
- La Cuaresma es una invitación a vivir de la misma manera que Jesús vivía. Invitación a tener como objetivos de nuestra vida el amor a Dios y el amor a los demás; y una invitación a combatir todo aquello que, en nosotros mismos y en nuestro mundo, impide este amor.
- Todos nos encontramos con la tentación del materialismo, del egoísmo, de la soberbia, de la superficialidad, del afán de poder. En definitiva, la gran tentación del diablo es siempre aquella que puso al primer hombre en el paraíso: «serás como Dios». Y no hay manera de ser como Dios que no pase por imitar lo que ha hecho Jesús de Nazaret, conquistar la vida por un camino de lucha y de fidelidad a la Palabra, arrodillarse delante de los hermanos para lavar los pies de los discípulos. Esa es la única manera de llegar a ser como Dios. La conversión cuaresmal implica comprender y aceptar esto.
PARA DISCERNIR
- ¿Reconozco las tentaciones que me acechan?
- ¿Cuáles son las tentaciones más grandes a las que me siento sometido?
- ¿Dónde busco soluciones para los momentos de dificultad o prueba?
REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA
Danos fuerza por tu Palabra
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…La tentación más grave es la de la desesperación; es la que nos hace dudar de poder ser todavía perdonados y amados por el Padre. Ahí nos quiere llevar la astucia del diablo: a la desesperación.
Si desconfiamos de Dios, nosotros mismos nos separamos de él. Es tremenda esta tentación. La tentación de la desconfianza está en el origen de la trágica caída de los primeros padres y aparece a lo largo de todas las etapas de la historia de salvación. La encontramos desde el primer libro de la Biblia (Gn 3), donde la serpiente tentadora induce a Adán y Eva a desconfiar de Dios, hasta el Apocalipsis (cc. 3 y 12), donde el dragón se encona contra la Iglesia, dispuesto a devorar a los santos, los hijos engendrados en la gracia. La envidia empuja continuamente al maligno, aunque ya vencido por Cristo, a la tentativa desesperada de hacer caer a los hijos de Dios. Por eso el cristiano debe estar siempre alerta, dispuesto al combate que tiene que mantener con la armadura que Dios le procura (cf. Ef. 6,12-18).
La Iglesia está sometida a la tentación lo mismo que todo cristiano; pero si perseveramos en la fe y en la oración, el Señor nos promete el auxilio para que no sucumbamos a la tentación (cf. Ap 3,10-12). La tentación es necesaria porque, después de la primera caída, todos deben someterse a la prueba. Nuestro corazón adolece de inconstancia y necesita robustecerse mediante una terapia intensiva y estimulante: la tentación libera nuevas y prodigiosas energías espirituales. El amor, en la prueba, se purifica y fortalece.
El Señor nos promete su ayuda: no seremos tentados por encima de nuestras Fuerzas; el apóstol nos dice: «Dios es fiel, no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas; al contrario, junto con la prueba os proporcionará fuerzas suficientes para superarla» (1 Cor 10,13). El ancla de salvación es la cruz, ala que debemos estar fuertemente abrazados. Cristo padeció por nosotros la tentación y ha vencido.
A. M. Cánopi, Meditación sobre el Padrenuestro, Milán 1999, 114-116, passim.
PARA REZAR
Señor
No nos dejes caer en la tentación,
no nos permitas entrar en ella.
No nos dejes tomar el camino errado.
No nos dejes caer en la tentación,
porque nuestra vida está luchando
entre bien y el mal, la gracia y el pecado.
No nos dejes caer en la tentación,
te pedimos Dios sabiduría y fuerza para resistirla.
No nos dejes caer en la tentación,
te pedimos sabiduría, para tener un juicio cierto
y distinguir entre la “prueba buena”,
necesaria para crecer,
y la “tentación mala”,
que conduce al error y al pecado.
No nos dejes caer en la tentación,
te pedimos sabiduría para desenmascarar
la mentira de la tentación mala
que se presenta con apariencia de bien,
deseable, buena para dar vida,
mientras que su fruto es la muerte.
No nos dejes caer en la tentación,
te pedimos fuerza porque el pecado
implica una decisión del corazón
y nadie puede servir a dos señores.
No nos dejes caer en la tentación,
te pedimos Padre fuerza para dejarnos
conducir por el Espíritu Santo.
No nos dejes caer en la tentación,
te pedimos Padre que no permitas
que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas.
LUNES I
Lo que hacen con el más pequeño conmigo lo hacen
Lectura del libro del Levítico 19, 1-2. 11-18
El Señor dijo a Moisés:
Habla en estos términos a toda la comunidad de Israel:
Ustedes serán santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo. Ustedes no robarán, no mentirán ni se engañarán unos a otros. No jurarán en falso por mi Nombre, porque profanarían el nombre de su Dios. Yo soy el Señor.
No oprimirás a tu prójimo ni lo despojarás; y no retendrás hasta la mañana siguiente el salario del jornalero. No insultarás a un sordo ni pondrás un obstáculo delante de un ciego, sino que temerás a tu Dios. Yo soy el Señor.
No cometerás ninguna injusticia en los juicios. No favorecerás arbitrariamente al pobre ni te mostrarás complaciente con el rico: juzgarás a tu prójimo con justicia. No difamarás a tus compatriotas, ni pondrás en peligro la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor.
No odiarás a tu hermano en tu corazón: deberás reprenderlo convenientemente, para no cargar con un pecado a causa de él.
No serás vengativo con tus compatriotas ni les guardarás rencor. Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Yo soy el Señor.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 18, 8. 9. 10. 15 (R.: cf. Jn 6, 63c)
R. Tus palabras, Señor, son Espíritu y Vida.
La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple. R.
Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos. R.
La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos. R.
¡Ojalá sean de tu agrado
las palabras de mi boca,
y lleguen hasta ti mis pensamientos,
Señor, mi Roca y mi redentor! R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 25, 31-46
Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: «Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver.»
Los justos le responderán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?»
Y el Rey les responderá: «Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo.»
Luego dirá a los de su izquierda: «Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron.»
Estos, a su vez, le preguntarán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?»
Y él les responderá: «Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo.»
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- La fórmula «Yo, el Señor su Dios, soy Santo», se repite constantemente en el contexto de los capítulos 17 al 26 del Levítico que constituyen la llamada «Ley de santidad».
- Esto no se obtiene con la construcción de un santuario y con la sola práctica del culto, sino con el cumplimiento de los preceptos que hacen a la relación entre los hombres. La santidad implica separación, pero no de un lugar o de un espacio sino por la calidad de nuestras obras.
- El camino a la santidad pasa por el hombre, el hermano, el prójimo.
- Una de las cosas más importantes de este código de preceptos fundamentales de relación humana es su exigencia no sólo de obras, sino hasta de actitudes y sentimientos hacia el otro; de ellos son hijas las obras que llegan a su máxima expresión en la consigna final: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». El hombre no está nunca tan cerca de la santidad de Dios como cuando ama a su prójimo.
***
- Jesús reafirma este programa, este criterio de vida, y lo propone a todos. La santidad a la que nos invita Jesucristo es fruto del amor a Dios, que se traduce y manifiesta en el amor sincero al prójimo. Es en esta respuesta de amor, en donde hacemos verdad y santidad lo que hemos conocido y aceptado por la fe.
- Si la lectura del Levítico nos ponía la medida de amar a los demás como nos amamos a nosotros mismos, el Evangelio nos lleva a dar un paso más grande: lo que hacemos o dejamos de hacer con los que nos rodean es lo que hacemos o dejamos de hacer con el mismo Jesús que se identifica con las personas que encontramos en nuestro camino.
- Si la primera lectura urgía a no cometer injusticias o a no hacer mal al prójimo, el Evangelio va más allá: no se trata de no dañar, sino de hacer el bien.
- La parábola plantea no tanto la vida del «más allá», sino el camino que en el «más acá» debemos seguir para llevar a plenitud nuestra vida. La presencia del Reino mismo es la que juzga: la paz juzgará a la guerra, la justicia a la injusticia, la verdad a la mentira, la vida a la muerte. Nuestra actitud frente a los pobres, es nuestra misma actitud frente a Dios por la que seremos juzgados.
- El camino para acceder a la santidad pasa necesariamente por la participación en el proyecto de humanización que Dios nos propone y que consiste en la entrega de la propia vida en favor de los hermanos, especialmente de los que más lo necesitan. El camino se inicia en el hoy entrando en comunión con Cristo en el empobrecido, hambriento, sediento, enfermo, encarcelado, inmigrante atendiéndolo cada vez que sea necesario y evitando toda injusticia.
- La Cuaresma que simplemente se nos puede presentar como camino de penitencia, como un camino de dolor, como un camino negativo, realmente es todo lo contrario. Es un camino positivo de crecimiento. Un camino que no se limita a una actitud que sólo trata de evitar el mal, sino muy por el contrario, una actitud que se compromete desde el amor, en la construcción de una historia de vida desde el amor que se ha derramado en nuestro corazones y nos une en comunión de vida y misión con el único Santo.
- Nuevamente, la Iglesia nos invita a mirar hacia el final, pero no para olvidar el presente. Mirar el futuro, pero con los pies en la tierra, y con el corazón en los hermanos.
PARA DISCERNIR
- ¿Cómo buscamos a Cristo?
- ¿Cuánto somos capaces de abrir los ojos para ver a Cristo?
- ¿Hasta qué punto nos atrevemos a ir descubriéndolo en todo lo que nos pasa?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Si no amamos a los hermanos que vemos, no podemos amar a Dios a quien no vemos
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…Los que se acercan al pobre lo hacen movidos por un deseo de generosidad, para ayudarle y socorrerle; se consideran salvadores con frecuencia se ponen sobre un pedestal. Pero tocando al pobre, llegándose a él, estableciendo una relación de amor y confianza con él, es como se revela el misterio. Ellos descubren el sacramento del pobre y logran llegar al misterio de la compasión. El pobre parece romper la barrera del poder, de la riqueza, de la capacidad y del orgullo; quitan la cáscara con que se rodea el corazón humano para protegerse. El pobre revela a Jesucristo. Hace que el que ha venido para «ayudarle» descubra su propia pobreza y vulnerabilidad; le hace descubrir también su capacidad de amar, la potencia de amor de su corazón. El pobre tiene un poder misterioso; en su debilidad, es capaz de tocar los corazones endurecidos y de sacar a la luz las fuentes de agua viva ocultas en su interior. Es la manita del niño de la que no se tiene miedo pero que se desliza entre los barrotes de nuestra prisión de egoísmo. Y logra abrir la cerradura. El pobre libera. Y Dios se oculta en el niño. Los pobres evangelizan. Por eso son los tesoros de la Iglesia.
J. Vanier, Comunidad, lugar de perdón y de fiesta, Madrid 31981, 1 15s.
PARA REZAR
Los que sufren
La noche es siempre
más opaca para los que sufren.
Todos los hombres son hermanos nuestros,
y no podemos olvidarlos tanto que
hasta ni siquiera padezcamos por ellos.
Te pedimos, Señor, por los hombres frustrados,
que viven en cárceles y asilos.
Danos comprensión hacia ellos;
su estado no indica que sean peores que nosotros.
También ellos poseen este regalo
de ser personas y poder amar.
También te pedimos por los pobres,
a los que tú llamaste felices.
Dales la verdadera fortaleza y esperanza
a los que, como Tú, no tienen casa, no tienen pan.
Que trabajemos para cambiar este mundo injusto,
que no refleja tu bondad.
Te pedimos por los que han equivocado el camino,
y buscan la felicidad en el placer
y en el absurdo;
llámalos con la voz del desengaño,
pero líbralos de la desesperación.
También te pedimos por los náufragos
de la vida.
Por las muchachas que han hecho
de la venta de su cuerpo una profesión.
Recupera, Señor, estas tus imágenes dolientes,
y redímelas con un amor verdadero.
Y a nosotros, Señor, haznos agradecidos por lo que nos has dado, para que lo convirtamos en amor.
MARTES I
Pedir para ser escuchados
Lectura del libro del profeta Isaías 55, 10-11
Así habla el Señor:
Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar, para que dé la semilla al sembrador y el pan al que come, así sucede con la palabra que sale de mi boca: ella no vuelve a mí estéril, sino que realiza todo lo que yo quiero y cumple la misión que yo le encomendé.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 33, 4-5. 6-7. 16-17. 18-19 (R.: 18b)
R. El Señor libra a los justos de todas sus angustias.
Glorifiquen conmigo al Señor,
alabemos su Nombre todos juntos.
Busqué al Señor: él me respondió
y me libró de todos mis temores. R.
Miren hacia él y quedarán resplandecientes,
y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor:
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.
Los ojos del Señor miran al justo
y sus oídos escuchan su clamor;
pero el Señor rechaza a los que hacen el mal
para borrar su recuerdo de la tierra. R.
Cuando ellos claman, el Señor los escucha
y los libra de todas sus angustias.
El Señor está cerca del que sufre
y salva a los que están abatidos. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 7-15
Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.
Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido. No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.
Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Isaías, profeta del consuelo tiene la profunda seguridad de que el Señor está presente en los sufrimientos de su pueblo y que un día les ha de devolver su alegría y su patria. Esta convicción arranca de la palabra del Señor, dada y mantenida de generación en generación.
- El profeta conoce bien la eficacia callada y profunda del agua y de la nieve: empapar, fecundar, hacer germinar, dar semilla y pan. La palabra de Dios, del mismo modo que la lluvia y la nieve hace su obra «empapándonos», es decir: colmándonos interiormente, penetrándonos, llegando hasta lo más profundo de nuestro ser, llenando nuestros vacíos e iluminando nuestras oscuridades.
- Cuando abrimos nuestro corazón a la Palabra que Dios ha pronunciado sobre nosotros, ella nos fecunda y hace dar fruto.
***
- Jesús nos recuerda hoy una dimensión esencial de toda vida que quiere vivir en profundidad: la oración.
- El Evangelio nos habla de nuestra plegaria, de su verdadero contenido, de cómo debemos comportarnos y de la interioridad auténtica. Se trata de la actitud que el hombre ha de adoptar en sus relaciones con Dios.
- En el Evangelio nos muestra que el hombre puede convertirse en terreno fértil para la palabra de Dios cuando sumerge su vida en la oración y desde ella en el misterio de Dios.
- Jesús, además de recomendarnos la oración nos enseña una manera de realizarla: el «Padrenuestro». La oración es ponerse ante Dios en relación de hijos. Nos enseña a usar la palabra «Abba» que es la palabra más familiar de la lengua hebrea. Esta palabra es la que los niños usan al echarse en brazos de su padre: algo así como «¡papito querido!»
- El Padrenuestro se contrapone a las largas plegarias de los paganos, que basaban su eficacia en las palabras que pronunciaba el hombre. La oración cristiana, en cambio, recibe su eficacia del Padre, ya que es una respuesta amorosa que acepta la voluntad salvadora de Dios sobre uno mismo y sobre la historia.
- El Padrenuestro nos educa a una visión auténtica de nuestra vida porque se fija ante todo en Dios y su reino: Padre… santificado sea tu nombre… hágase tu voluntad… venga tu Reino. Luego pide para nosotros: el pan de cada día… el perdón de las ofensas… que no caigamos en la tentación… que nos libre de mal.
- La verdadera oración es modelar el corazón para la realización de la voluntad de Dios, y trabajar con todas nuestras fuerzas para que esa voluntad se realice en los hermanos. Y esa voluntad consiste en que Él sea Padre y que nosotros vivamos entre como verdaderos hermanos.
PARA DISCERNIR
- ¿A dónde apunta mi oración?
- ¿Quiero descubrir en mi oración la voluntad de Dios o quiero que Dios haga mi voluntad?
- ¿Mi corazón clama a Dios en todo tiempo o sólo en el momento de la necesidad?
- ¿Mi oración busca el encuentro o es solamente interesada?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
¡Abba, Padre! Que se haga como quieres Tú
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…»Líbranos del mal…» El mundo yace en el mal, y mal no es sólo el caos, ausencia de ser: manifiesta una inteligencia perversa que, a fuerza de honores sistemáticamente absurdos, quiere hacernos dudar de Dios y su bondad. En realidad, se trata no de la simple «privación del bien», sino del Maligno, del Malvado; no la materia, ni el cuerpo, sino la más sublime inteligencia encerrada en su propia luz… Es necesario afirmar que Dios no ha creado el mal, y menos aún lo permite. «El rostro de Dios gotea sangre en la sombra», decía León Bloy. Dios siente el mal en su propio rostro, como Jesús recibió las bofetadas teniendo los ojos vendados. El grito de Job no deja de clamar, y Raquel sigue llorando sus hijos. Pero la respuesta a Job está ahí: es la cruz. Es Dios crucificado sobre todo el mal del mundo, pero capaz de hacer estallar en las tinieblas una inmensa fuerza de resurrección. Pascua es la transfiguración en el abismo.
Y «líbranos del mal» a nosotros, que nos avergonzamos de ser cristianos o, por el contrario, hacemos del cristianismo, de nuestra confesión, un estandarte de superioridad y de desprecio. Y «líbranos del mal» a nosotros, que hablamos de la deificación y con frecuencia somos poco humanos. Y «líbranos del mal» a nosotros, que nos apresuramos a hablar de amor y ni siquiera sabemos respetarnos mutuamente. Y «líbrame del mal» a mí, hombre de angustia y tormento, tan a menudo dividido, tan poco seguro de existir, hombre que se atreve a hablar –junto a la Iglesia: es mi única excusa del Reino y de su gozo.
O. Clément, El Padre Nuestro, Rezar el Padre Nuestro, Magnano 1988, 116-119, passim.
PARA REZAR
Padre
Padre, me pongo en tus manos
hacé de mí lo que quieras,
sea lo que sea, te doy las gracias.
estoy dispuesto a todo
lo acepto todo
con tal que tu voluntad
se cumpla en mí
y en todas tus criaturas.
no deseo nada más
te confío mi alma
te la doy con todo el amor
de que soy capaz.
Porque te amo y necesito darme
ponerme en tus manos con una infinita confianza
porque sos mi Padre.
MIÉRCOLES I
Volvamos al Señor de todo corazón
Lectura de la profecía de Jonás 3, 1-10
La palabra del Señor fue dirigida por segunda vez a Jonás, en estos términos: «Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y anúnciale el mensaje que yo te indicaré.»
Jonás partió para Nínive, conforme a la palabra del Señor. Nínive era una ciudad enormemente grande: se necesitaban tres días para recorrerla. Jonás comenzó a internarse en la ciudad y caminó durante todo un día, proclamando: «Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida.»
Los ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño. Cuando la noticia llegó al rey de Nínive, este se levantó de su trono, se quitó su vestidura real, se vistió con ropa de penitencia y se sentó sobre ceniza. Además, mandó proclamar en Nínive el siguiente anuncio:
«Por decreto del rey y de sus funcionarios, ningún hombre ni animal, ni el ganado mayor ni el menor, deberán probar bocado: no pasten ni beban agua;
vístanse con ropa de penitencia hombres y animales; clamen a Dios con todas sus fuerzas y conviértase cada uno de su mala conducta y de la violencia que hay en sus manos. Tal vez Dios se vuelva atrás y se arrepienta, y aplaque el ardor de su ira, de manera que no perezcamos.»
Al ver todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta, Dios se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 50, 3-4. 12-13. 18-19 (R.: 19b)
R. Tú, Señor, no desprecias el corazón contrito y humillado.
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado! R.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu. R.
Los sacrificios no te satisfacen;
si ofrezco un holocausto, no lo aceptas:
mi sacrificio es un espíritu contrito,
tú no desprecias el corazón contrito y humillado. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 29-32
Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: «Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación.
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Nínive era una ciudad pagana considerada corrupta, impía y pecadora. Jonás teme el fracaso en su misión. Dios elige a Jonás como mediador para invitar a la conversión a los ninivitas. Jonás no es precisamente un modelo de creyente ni de profeta. Va a predicar a Nínive porque se ve obligado, porque había querido escaparse de su misión.
- Dios le envía una tempestad pavorosa que hace peligrar su vida y la de todos los tripulantes de la barca en la que viaja. El capitán y los marineros paganos creen ver un castigo de Dios en la tormenta. Para calmar a Dios lo arrojan al mar. Recogido en el vientre de un mítico pez, Jonás ora y misteriosamente es arrojado en tierra. Allí vuelve a recibir la misión de ir a Nínive a predicar y convertirlos; y ahora obedece.
- En Nínive, con su palabra, logra el arrepentimiento de toda la población y Dios perdona al pueblo pecador.
***
- El pueblo de Israel del tiempo de Jesús, mantenía la idea de que el Dios de la Alianza haría una intervención espectacular y contundente en su historia y que esta manifestación les traería la libertad soñada. Por eso necesitan milagros para tener fe y convertirse. Cristo penetra en el corazón del problema cuando proclama que la fe se apoya sobre la confianza puesta en la persona del enviado.
- Jesús, el Mesías verdadero, el enviado del Padre, es la única señal que debe comprender todo hombre que desee descubrir el misterio del Amor del Padre.
- La vida sencilla de Jesús que obra en medio de los sufrientes, y su muerte a mano de los poderosos, son la señal que debe ser asimilada por los cristianos. En la persona de Jesús se hace presente el Dios que fracasa para el mundo. Jesús invierte los valores mesiánicos de ese momento.
- Jesús que comparte la suerte de los empobrecidos de la historia y vive la impotencia que viven los sencillos, es el que se hace signo de un Dios que se compadece y siente misericordia por su pueblo.
- Desde su palabra eficaz, desde sus gestos sencillos y cercanos, hasta en los milagros del reino se hace patente en Jesús, el corazón misericordioso del Padre que quiere que todos los hombres se salven. Esta es la señal y no otra. Nada que deslumbre, enceguezca y obligue.
- Jesús quiere enseñarle al pueblo a tener una mirada de fe y descubrir el gran milagro de la misericordia de Dios. Por eso la única señal que recibirá será la de Jonás. Así como este profeta fue un signo para los ninivitas de la misericordia que Dios tiene a todos sin distinción; el mensaje y la misma vida de Jesús, son la única señal que Dios Padre brinda a la humanidad. En Jesús, la misericordia de Dios se ha volcado hacia los hombres y busca ser abrazada por todos.
- La salvación no se realizará a través de una intervención portentosa de Dios, sino en lo ordinario en la vida. Dios no salva violentando la historia, sino asumiendo la historia y las realidades humanas, por más bajas y limitadas que sean.
- El Señor nuevamente en esta Cuaresma dirige su Palabra, invitándonos a una sincera conversión que nos permita experimentar su salvación. El Señor, rico en misericordia para con nosotros, quiere que seamos signo de su misericordia con todos los hombres.
- Como Iglesia discípula de su Señor, podremos ser un signo de la presencia del Reino, en la medida que aceptemos vivir con la sabiduría misericordiosa de Dios, que sale a nuestro encuentro para darnos vida, y vida en abundancia.
PARA DISCERNIR
- ¿Qué vida me quiere dar Jesús?
- ¿Cuál es la penitencia que reclama mi corazón?
- ¿Qué ayuno necesita mi vida para que crezca en libertad?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
El Reino de Dios está cerca. Convirtámonos y vivamos el Evangelio
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…Creer en Jesús es escuchar su Palabra, que nos revela su amor infinito por nosotros pecadores. Ser creyentes significa estar seguros de que el amor existe y que tiene el rostro de la misericordia. Creer en Jesús quiere decir adherirse a su amor absolutamente gratuito con los pobres como nosotros. Seguir a Jesús es entregarse totalmente a su misericordia y confiar únicamente en su misericordia. Amar a Jesús es sencillo. Para lograrlo debemos ante todo creer que Él nos ama de verdad, tal como somos, hoy. En este acto de fe es posible que rebose la alabanza de nuestro corazón y descansar en este amor infinito. La alabanza, la acción de gracias y la adoración abren nuestro corazón al don que Dios nos concede de su amor misericordioso.
El amor divino no se queda inactivo si encuentra en nosotros su espacio y su libertad. Pero para acoger la misericordia de Dios debemos tener misericordia con nuestros hermanos. Por la dulzura de su corazón compasivo, Jesús nos da un corazón misericordioso. Nada más concreto, nada más práctico que el verdadero amor. Vivir del amor de Jesús es ponernos al servicio de nuestros hermanos más cercanos y nos hace mansos y humildes. Nada hay tan exigente como seguir a Jesús por este camino del amor, pues es el camino de la cruz. Pero no se trata de una carga demasiado pesada; basta con que no nos empeñemos en llevarla solos y con dejar que Jesús la lleve con nosotros. Para descubrir por lo menos un poco la misericordia infinita, único secreto del corazón de Jesús, hay un lugar preferido donde morar: delante de la cruz de Jesús, a sus pies.
J.-P. van Schoote, El sacramento de la penitencia, en J.-P. van Schoote y J.-C. Sagne, Miseria e misericordia, Magnano 1992, 46s.
PARA REZAR
Es hermoso ayunar para ti, Dios, vida nuestra
y dejar que el hambre profundice en nosotros
el deseo de un mayor amor.
Queremos seguir a Jesús en el desierto
y de nuestro despojo de cada día
renacerá un hombre nuevo,
fruto de la gracia y de la pobreza.
Bendito seas por la mesa del pan partido,
por el pan de los reconciliados
que se entregan sin miedo,
confiados en tus manos.
Bendito este día en que nos llamas
a descubrir la ternura de tu amor
a pesar de los senderos de cruz
por los que vamos caminando.
JUEVES I
Pidan y se les dará
Lectura del libro de Ester 4, 12. 14-16. 23-25
La reina Ester, presa de una angustia mortal, también buscó refugio en el Señor. Luego oró al Señor, Dios de Israel, diciendo:
¡Señor mío, nuestro Rey, tú eres el Único! Ven a socorrerme, porque estoy sola, no tengo otra ayuda fuera de ti y estoy expuesta al peligro. Yo aprendí desde mi infancia, en mi familia paterna, que tú, Señor, elegiste a Israel entre todos los pueblos, y a nuestros padres entre todos sus antepasados, para que fueran tu herencia eternamente. ¡Y tú has hecho por ellos lo que habías prometido!
¡Acuérdate, Señor, y manifiéstate en el momento de nuestra aflicción! Y a mí, dame valor, Rey de los dioses y Señor de todos los que tienen autoridad. Coloca en mis labios palabras armoniosas cuando me encuentre delante del león, y cámbiale el corazón para que deteste al que nos combate y acabe con él y con sus partidarios.
¡Líbranos de ellos con tu mano y ven a socorrerme, porque estoy sola, y no tengo a nadie fuera de ti, Señor! Tú, que lo conoces todo.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 137, 1-2a. 2bc-3. 7c-8 (R.: 3a)
R. Me respondiste cada vez que te invoqué, Señor.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
te cantaré en presencia de los ángeles.
Me postraré ante tu santo Templo. R.
Daré gracias a tu Nombre
por tu amor y tu fidelidad,
porque tu promesa ha superado tu renombre.
Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma. R.
Tu derecha me salva.
El Señor lo hará todo por mí.
Tu amor es eterno, Señor,
¡no abandones la obra de tus manos! R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 7, 7-12
Jesús dijo a sus discípulos:
«Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- La primera lectura nos presenta la dramática situación que vive el pueblo judío. Están dispersos, son una minoría en medio de pueblos paganos que los despreciaban y perseguían. En esa situación Ester va a hacer su plegaria. Su oración parte de su vida. Antes de presentarse ante el rey asirio para interceder por su pueblo, entra en su corazón y muy sencillamente expone su caso a Dios.
- Comienza confesando la soberanía absoluta y única del Dios de Israel. Para Ester, Dios es el único que los puede salvar. Todo lo que ella consiga o decida el rey, está subordinado a la voluntad del Señor.
- Recurre al Señor recordándole su misericordia: Él fue quien eligió a Israel como heredad. La fidelidad del Señor a su palabra queda bien demostrada en el pasado.
- Ester, termina pidiendo que la libre del pecado que la amenaza, y ponga en sus labios las palabras precisas para cambiar la decisión del rey y librar a su pueblo de la muerte. La plegaria pronunciada por Ester es una preciosa oración de confianza y humildad nacida en una circunstancia conflictiva. Y su oración fue escuchada.
***
- El evangelio de hoy sigue repitiendo que Dios es profundamente bueno, que desea «dar» cosas buenas a sus hijos. La plegaria del hombre a su Padre del cielo se apoya en la bondad y la voluntad amorosa de Dios. Podemos estar seguros de ser escuchados, siempre que aquello que pidamos esté en la línea del plan salvador de Dios.
- La oración es una necesidad para el hombre creyente. Jesús dice: pidan, busquen, llamen. Para ser escuchada la oración debe hacerse desde la situación de honda necesidad. Quien pide y no siente necesidad de lo que pide, no puede ser escuchado. Quien busca, y no siente la urgencia de encontrar aquello que busca, nunca encontrará nada. Es preciso que la oración brote de un corazón sinceramente necesitado.
- Para creer que Dios es Padre y nos ama como a hijos, que Jesucristo murió por nosotros para salvarnos por pura generosidad; y para empezar a vivir de acuerdo con esto, se necesita la oración.
- Cuando uno ora por esto, esta plegaria está ya atendida. Jesús nos asegura que si le pedimos al Padre un corazón nuevo, nos lo dará. No hay que temer pedirle al Padre que nos dé el don de la misericordia, o la capacidad de perdonar y amar a quien en algún momento parezca ser nuestro enemigo. Pedirle esto a Dios Padre es pedirle la capacidad de hacer posible la justicia que su Hijo vino a anunciarnos.
- Frente a la imposibilidad de llegar a amar sin esperar compensación, o entregar la vida sin pedir nada a cambio, o perdonar setenta veces siete, tenemos un Padre que se define por la misericordia y que la da al hijo que se la pida.
- Orar es pedir, buscar, llamar a la puerta sin cansarse nunca y hasta tal punto que la oración se convierte en un estado y no sólo en una práctica ocasional. Orar es un modo de ser delante de Dios.
PARA DISCERNIR
- ¿Mi oración es la del interesado o la del enamorado?
- ¿Tengo plena confianza que Dios quiere mi bien a pesar que no pueda ver sus caminos con claridad?
- ¿Soy constante o me desanimo con facilidad?
- ¿Mi oración es un modo de ser ante Dios o solamente un requerimiento a su poder?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Si afligidos invocamos al Señor, Él nos escucha
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…Antes de saber cómo hay que orar, importa mucho más saber cómo «no cansarse nunca», no desanimarse nunca, ni deponer las armas ante el silencio aparente de Dios: «Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer» (Lc 18,1).
Que la intrepidez se adueñe de ti como de la viuda ante el juez. Vete a encontrar a Dios en plena noche, llama a la puerta, grita, suplica e intercede. Y si la puerta parece cerrada, vuelve a la carga, pide, pide hasta romperle los oídos. Será sensible a tu llamada desmesurada, pues ésta grita tu confianza total en Él.
Déjate llevar por la fuerza de tu angustia y el asalto de tu impetuosidad. En algunos momentos, el Espíritu Santo formulará Él mismo las peticiones en lo más íntimo de tu corazón con gemidos inefables. ¿Has oído gemir a un enfermo presa de un intenso sufrimiento? Nadie puede permanecer insensible a esta queja, a menos que tenga un corazón de piedra. En la oración, Dios espera que pongas esta nota de violencia, de vehemencia y de súplica para volcarse sobre ti, y escuchará tu petición. En el fondo, no haces más que dar alcance al amor infinito comprimido en su corazón, que espera tu oración para desencadenarse en respuesta de ternura y misericordia. Si supieses lo atento que está Dios al menor de tus clamores, no dejarías de suplicarle por tus hermanos y por ti. El se levantaría entonces y colmaría tu espera mucho más allá de tu oración. Se puede esperar todo de una persona que ora sin cansarse y que ama a sus hermanos con la ternura misma de Dios…
J. Lafrance, Ora a tu Padre, Madrid 1981, 173-174.
PARA REZAR
La alegría de esperar
¡Feliz de ti
si tienes un corazón paciente!
¡Feliz de ti si sabes campear el temporal
de este tiempo difícil,
con la esperanza puesta en el futuro,
cuyos cimientos construyes cada día.
Feliz de ti si no te desalientas,
impaciente como un niño,
queriéndolo todo ya y sin esfuerzo.
Feliz de ti si sabes caminar esperanzado
este tramo del camino de tu juventud
que te lleva por el camino de una vida madura.
Feliz de ti
sino te dejas engañar por el deslumbre
de las falsas promesas de éxitos fáciles,
y si caminas paciente en el esfuerzo
para conquistar las metas que te propones,
Feliz de ti si no te desalientas ante tus inconstancias
y asumes la difícil tarea de educar tu voluntad,
para hacerte dueño de tí mismo
y responsable de tu propia historia.
Feliz de ti si, leyendo el Evangelio,
alcanzas la alegría de vivir de acuerdo a su mensaje,
descubriendo en Jesús que la VERDAD
no es una frase o una moda,
sino la respuesta seria y profunda sobre el sentido de la vida.
VIERNES I
Dios quiere que el pecador se convierta y viva
Lectura de la profecía de Ezequiel 18, 21-28
Así habla el Señor Dios:
Si el malvado se convierte de todos los pecados que ha cometido, observa todos mis preceptos y practica el derecho y la justicia, seguramente vivirá, y no morirá. Ninguna de las ofensas que haya cometido le será recordada: a causa de la justicia que ha practicado, vivirá. ¿Acaso deseo yo la muerte del pecador -oráculo del Señor- y no que se convierta de su mala conducta y viva?
Pero si el justo se aparta de su justicia y comete el mal, imitando todas las abominaciones que comete el malvado, ¿acaso vivirá? Ninguna de las obras justas que haya hecho será recordada: a causa de la infidelidad y del pecado que ha cometido, morirá.
Ustedes dirán: «El proceder del Señor no es correcto.» Escucha, casa de Israel: ¿Acaso no es el proceder de ustedes, y no el mío, el que no es correcto?
Cuando el justo se aparta de su justicia, comete el mal y muere, muere por el mal que ha cometido. Y cuando el malvado se aparta del mal que ha cometido, para practicar el derecho y la justicia, él mismo preserva su vida. El ha abierto los ojos y se ha convertido de todas las ofensas que había cometido: por eso, seguramente vivirá, y no morirá.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 129, 1-2. 3-4. 5-6ab. 6c-8 (R.: 3)
R. Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá subsistir?
Desde lo más profundo te invoco, Señor.
Señor, oye mi voz!
Estén tus oídos atentos
al clamor de mi plegaria. R.
Si tienes en cuenta las culpas, Señor,
¿quién podrá subsistir?
Pero en ti se encuentra el perdón,
para que seas temido. R.
Mi alma espera en el Señor,
y yo confío en su palabra.
Mi alma espera al Señor,
más que el centinela la aurora. R.
Como el centinela espera la aurora,
espere Israel al Señor,
porque en él se encuentra la misericordia
y la redención en abundancia:
él redimirá a Israel
de todos sus pecados. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 20-26
Jesús dijo a sus discípulos:
«Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego.
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- En los años del destierro que siguieron a la caída de Jerusalén, la Alianza se había roto, el templo estaba destruido, la ciudad santa fue arrasada, no había culto que les permitiera celebrar la reconciliación. Víctimas del pasado y sin esperanzas de futuro, el amargo presente era la consecuencia forzosa de muchos siglos de historia de infidelidades y pecados.
- Aparece la tentación de vivir como vivían los de su alrededor. Así, poco a poco, iba desapareciendo la fe en el Dios Salvador, ahogado por el materialismo de una nación poderosa y rica en comodidades, cultos y festejos.
- Entonces surge el profeta Ezequiel que exhorta con claridad y contundencia a que cada uno se sitúe responsablemente ante Dios. Ni las generaciones anteriores, ni el pasado personal cuenta en la relación del hombre con Dios. El profeta quiere también arrancar la convicción de que por pertenecer a un pueblo oficialmente «elegido» ya están salvados. Lo que importa es la conducta personal y actual, junto con la conversión incesante.
***
- Jesús, no ha venido a modificar la antigua ley, sino a darle un sentido más profundo, más pleno. Los escribas y fariseos, como todo el judaísmo de su época, acentuaban mucho el imperativo “sean santos como Dios es santo”. Ellos concebían la santidad como “separación” de un modo casi literal.
- Cuanto más separados de todo pecado y pecador, más santo se era. Para los fariseos el cumplimiento escrupulosísimo de los detalles ínfimos de la Ley bastaba para alcanzar esa santidad. Mateo pone el acento en la “perfección” que habla de una “justicia mayor”. La perfección de la nueva alianza consiste en ir más allá del cumplimiento y superarlo.
- Jesús quiere que las antiguas leyes de los israelitas tales como no matar, no robar, no mentir, entre otras sean suplidas por otras más exigentes que las incluyan y superen en su contenido. Las leyes promulgadas por Moisés eran principios mínimos de convivencia que había que seguir perfeccionando. Jesús quiere llegar hasta el amor perfecto, que trata de vivir el principio de la paternidad universal de Dios, por el que todos somos hermanos sin distinción de ningún tipo. Jesús lleva la Ley al interior del hombre. No es ya una ley de lo observable, y por tanto de las apariencias, sino de la sinceridad, de la intención, de la verdad del corazón.
- Para Jesús el mandamiento de «no matar” sólo queda superado en el momento en que se piensa en un amor tal, que lleve a amar y a perdonar sin medida. Lo que está mandado no es «no matar», sino «amar». No haciendo nada malo se puede cumplir con el mandamiento de no matar, pero no se cumple con el de amar. Pecado no es sólo lo malo que hacemos sino lo mucho de bueno que dejamos de hacer. Hay pecados que se cometen precisamente «no haciendo». Jesús entiende la fidelidad de modo intensivo y extensivo, en calidad y totalidad.
- Hay que recomponer la unidad rota por alguna ofensa, y eso tiene prioridad sobre todo acto de culto. Es inútil acercarse a Dios si existe división. Todos, aun los adversarios o enemigos, deben ver en la vida de la comunidad de los discípulos un testimonio de pueblo que busca vivir la voluntad de Dios en plenitud, hasta en sus mínimos detalles y máximas consecuencias.
PARA DISCERNIR
- En este tiempo de cuaresma ¿Cómo veo mis relaciones cotidianas?
- ¿Me dejo llevar por mi temperamento?
- ¿Soy despreciativo? ¿Soy duro en mis palabras?
REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA
Vayamos a reconciliarnos con nuestros hermanos
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…El perdón no debe ser ocasional, algo excepcional, sino que debe integrarse sólidamente en la existencia y ser la expresión habitual de las disposiciones de unos hacia otros. Deberás empezar por dominar la reacción de tu corazón ante la ofensa recibida -tu rencor, tu obstinación en tener razón- y deberás sentirte verdaderamente libre. Pero el perdón da el paso decisivo al renunciar al castigo del otro. Con ello abandona el principio de equivalencia, en el cual se contrapone el dolor al dolor, el perjuicio al perjuicio, la expiación a la falta, para entrar en el de la libertad interior. Aquí también se restablece un orden, no con pasos y medidas rígidas, sino con una victoria creadora. El corazón se ensancha […].
Jesucristo relaciona el perdón de los hombres con el de Dios. Este es el primero en perdonar, y el hombre no es más que su creador. Por tanto, el perdón humano surge del perdón divino del Padre. El que perdona se asemeja al Padre. Actuando así, persuades al otro para que comprenda su error; creando con él la armonía del perdón, «habrás ganado a tu hermano». Entonces vuelve a florecer la fraternidad. El que así piensa aprecia al prójimo. Le duele saber que su hermano está en falta, como a Dios le duele el pecado, porque aleja de Él al hombre. Y de la misma manera que Dios desea redimir al hombre caído, así el hombre instruido por Jesucristo sólo anhela que la persona que le ha ofendido reconozca su falta y vuelva así a la comunidad de la vida santa.
Jesucristo es el modelo de esta actitud. Él es el perdón viviente. El no sólo ha perdonado la culpa, sino que ha restaurado la verdadera «justicia». Ha destruido cuanto de lo más terrible se había acumulado, cargado sobre sus espaldas la deuda que había de pesar sobre el pecador […]. Vivimos de la obra redentora de Jesucristo, pero no podemos disfrutar de la redención sin contribuir a ella…
R. Guardini, El Señor 1, Madrid 31958, 531-540, passim.
PARA REZAR
La alegría de un corazón puro
¡Feliz de ti!
Si tienes un corazón limpio,
libre de maldades y malicias,
libre de dobleces y falsedades,
libre de orgullo y autosuficiencia,
libre de odios y rencores.
Feliz de ti
si tienes un corazón limpio,
libre de cegueras y caprichos,
de egoísmos y resentimientos,
abierto a la verdad y el amor,
para buscarlos apasionadamente
a lo largo del camino de la vida.
Feliz de ti
si tienes un corazón limpio,
que te permita ver a Dios
en el rostro de tus hermanos.
SÁBADO I
Sean perfectos como el Padre que está en el cielo
Lectura del libro del Deuteronomio 26, 16-19
Moisés habló al pueblo diciendo:
«Hoy el Señor, tu Dios, te ordena practicar estos preceptos y estas leyes. Obsérvalas y practícalas con todo tu corazón y con toda tu alma.
Hoy tú le has hecho declarar al Señor que él será tu Dios, y que tú, por tu parte, seguirás sus caminos, observarás sus preceptos, sus mandamientos y sus leyes, y escucharás su voz.
Y el Señor hoy te ha hecho declarar que tu serás el pueblo de su propiedad exclusiva, como él te lo ha prometido, y que tú observarás todos sus mandamientos; que te hará superior -en estima, en renombre y en gloria- a todas las naciones que hizo; y que serás un pueblo consagrado al Señor, como él te lo ha prometido.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 118, 1-2. 4-5. 7-8 (R.: cf. 1)
R. Felices los que siguen la ley del Señor.
Felices los que van, por un camino intachable,
los que siguen la ley del Señor.
Felices los que cumplen sus prescripciones
y lo buscan de todo corazón. R.
Tú promulgaste tus mandamientos
para que se cumplieran íntegramente.
¡Ojalá yo me mantenga firme
en la observancia de tus preceptos! R.
Te alabaré con un corazón recto,
cuando aprenda tus justas decisiones.
Quiero cumplir fielmente tus preceptos:
no me abandones del todo. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 43-48
Jesús dijo a sus discípulos:
«Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- El Deuteronomio, en este pasaje recuerda el contenido de la alianza y subraya su carácter espiritual. La alianza es una realidad siempre actual. El Deuteronomio ha insistido fuertemente sobre este valor. El pasado no sirve más que para definir mejor el presente y las maravillas pasadas no cesan de renovarse en la actualidad.
- A cada uno le corresponde, por tanto, optar entre el amor que viene de Dios y la tentación del olvido. La vida feliz y la gloria son la recompensa prometida por Dios a quienes lo obedecen y sirven.
- Lo que vincula a Israel con Dios no es una decisión unilateral de Dios, sino una alianza, como un contrato bilateral. La ley no es el enunciado de preceptos impuestos al hombre, sino que pone de manifiesto más bien una actitud religiosa: «Yo seré tu Dios y tú serás mi pueblo».
- La gracia y la misericordia de Dios se realizan en la humanidad de forma histórica y concreta. Dios quiere manifestar su amor por los hombres, amando y siendo fiel a un pueblo.
***
- Jesús en el Evangelio, continúa analizando la ley antigua y todos los mandamientos que hasta entonces han sido norma de vida para el pueblo evaluándolos desde el solo principio del amor fraterno y universal.
- Jesús apunta al amor hacia nuestros enemigos. Es natural amar a las personas que nos aman, que se parecen a nosotros, con las que ya se está espontáneamente de acuerdo. Jesús pide un paso más; pide que ensanchemos nuestro corazón más allá del círculo de nuestros amigos, de nuestros parientes.
- Un amor universal, sin fronteras como el amor mismo del Padre. El modelo a seguir es Dios mismo. Dios ama a todos los hombres porque es padre de todos. Ama a los que no lo aman. Derrama sus dones sobre todos. «Ser hijo de Dios» significa parecerse a Él en el modo de obrar.
- Ser discípulo significa comprometerse con todo el ser con el proyecto de Dios, con los designios de Dios, con sus maneras de ver y de actuar.
- Lo que define al discípulo de Jesús es el perdón y el amor a los enemigos. La caridad fraterna adquiere su verdadera fisonomía desde la misericordia, que consiste en la imitación de su amor misericordioso.
- Ser perfectos no es lo mismo que ser perfeccionistas o impecables. Ser perfectos en el sentido que propone Jesús es ser capaces de llevar hasta el final, hasta las últimas consecuencias el amor que Dios ha depositado en nuestro corazón amando sin ninguna medida, sin ningún límite.
- Somos amados y perdonados por Dios gratuitamente. Él nos envía para que hagamos nosotros lo mismo con los demás. Esta nueva actitud de vida, esta conversión del corazón no es obra del hombre, sino que es la obra de Dios, por eso Jesús invita a la oración de unos por otros para que se complete y perfeccione la obra salvadora en nosotros.
PARA DISCERNIR
- Mi visión del mundo, ¿es también la visión de Dios?
- Mi compromiso en el mundo ¿se corresponde con los designios de Dios?
- ¿Soy de corazón ancho? ¿amo a todos, o hago selección según mi gusto o interés?
- ¿Podemos decir que somos hijos de ese Padre que está en el cielo y que ama a todos?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Seamos misericordiosos, como nuestro Padre es misericordioso
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…Seas bendito, oh eterno Dios. Que cesen toda venganza, la incitación al castigo o a la recompensa. Los delitos han superado toda medida, todo entendimiento. Ya hay demasiados mártires. No peses sus sufrimientos en la balanza de tu justicia, Señor, y no dejes que estos carniceros se ceben con nosotros. Que se venguen de otro modo. Da a los verdugos, a los delatores, a los traidores y a todos los hombres malvados el valor, la fuerza espiritual de los otros, su humildad, su dignidad, su continua lucha interior y su esperanza invencible, la sonrisa capaz de borrar las lágrimas, su amor, sus corazones destrozados pero firmes y confiados ante la muerte, sí, hasta el momento de la más extrema debilidad […].
Que todo esto se deposite ante ti, Señor, para el perdón de los pecados como rescate para que triunfe la justicia; que se lleve cuenta del bien y no del mal. Que permanezcamos en el recuerdo de nuestros enemigos no como sus víctimas, ni como una pesadilla, ni como espectros que siguen sus pasos, sino como apoyo en su lucha por destruir el furor de sus pasiones criminales. No les pediremos nada más. Y cuando todo esto acabe, concédenos vivir como hombres entre los hombres y que la paz reine sobre nuestra pobre tierra. Paz para los hombres de buena voluntad y para todos los demás.
Oración anónima, escrita en yiddish, encontrada en Auschwitz-Birkenau, cit. en B. Ducruet, Con la paz en el corazón, Milán 1998, 42s.
PARA REZAR
Señor:
Sólo Tú puedes soportar ofensas, indiferencia,
ingratitud, abandono y permanecer inalterable.
Dame Señor un corazón como el tuyo disponible para todos
por igual, sin egoísmos para que pueda servir a los demás
y no fallarles, para que mi amor sea siempre sincero,
constante, grande y perfecto como el Tuyo.
Bendice a los que me aman y a los que Tú sabes que no.
Reconozco que soy quien levanto barreras de prevención
y miedo, indiferencias y rechazos, disgustos y reclamos.
Permíteme dar un testimonio vivo de amor que no sea sólo apariencia.
Te pido que pongas en mi corazón sentimientos más puros y sinceros.
Necesito generosidad, renuncia, comprensión y confianza.
Tú me amas Señor, no por lo que soy sino a pesar de lo que soy.
¡¡¡ ENSÉÑAME A AMAR!!!