Principio del primer libro de Samuel        1, 1-8

Había un hombre de Ramataim, un sufita de la montaña de Efraím, que se llamaba Elcaná, hijo de Ierojám, hijo de Eliú, hijo de Toju, hijo de Suf, efraimita. El tenía dos mujeres: una se llamaba Ana y la otra Peniná. Peniná tenía hijos, pero Ana no tenía ninguno.

Este hombre subía cada año desde su ciudad, para adorar y ofrecer sacrificios al Señor en Silo. Allí eran sacerdotes del Señor, Jofni y Pinjás, los dos hijos de Elí.

El día en que Elcaná ofrecía su sacrificio, daba a su esposa Peniná, y a todos sus hijos e hijas, porciones de la víctima. Pero a Ana le daba una porción especial, porque la amaba, aunque el Señor la había hecho estéril. Su rival la afligía constantemente para humillarla, porque el Señor la había hecho estéril.

Así sucedía año tras año: cada vez que ella subía a la Casa del Señor, la otra la afligía de la misma manera. Entonces Ana se ponía a llorar y no quería comer. Pero Elcaná, su marido, le dijo: «Ana, ¿por qué lloras y no quieres comer? ¿Por qué estás triste? ¿No valgo yo para ti más que diez hijos?»

Palabra de Dios.

SALMO             Sal 115,12-14. 17-19

R. Te ofreceré Señor, un sacrificio de alabanza.

¿Con qué pagaré al Señor

todo el bien que me hizo?

Alzaré la copa de la salvación

e invocaré el Nombre del Señor. R.


Cumpliré mis votos al Señor,

en presencia de todo su pueblo.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,

e invocaré el Nombre del Señor. R.

Cumpliré mis votos al Señor,

en presencia de todo su pueblo,

en los atrios de la Casa del Señor,

en medio de ti, Jerusalén. R.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos                           1, 14-20

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía:

«Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: conviértanse y crean en el Evangelio.»

Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.

Jesús les dijo:

«Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres.»

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con Él.


Palabra de Dios.

PARA REFLEXIONAR

  • La página de hoy inicia el ciclo de Samuel, un personaje que vivió unos mil años antes de Cristo, y que iba a tener mucha influencia en la historia del pueblo judío como el último de los jueces que Dios puso al frente de su pueblo y como instaurador de la monarquía.
  • La escena es muy propia de la vida familiar. La madre de Samuel: Ana, una de las dos mujeres de Elcaná, es estéril y vive dolorosamente esta frustración. Su angustia es acentuada por Peniná, su rival, quien la fustiga con sus continuos desprecios.
  • Otro eje de la historia será el templo de Siló que marca la transición histórica de las presencias divinas entre la tienda del desierto y el templo de Salomón que guardará el arca de la alianza.
  • En una de las peregrinaciones al templo, Ana llora desconsolada su infortunio, a pesar del afecto de su marido.
  • Elí, el sacerdote del templo, recrimina a aquella mujer porque la cree ebria. Pero cuando la pobre Ana le ruega humildemente que no la confunda y abre su corazón afligido, Elí la bendice.
  • En esa situación de extrema pobreza humana y espiritual, Ana descubrirá la maravilla del amor de Dios para con ella. Dios es capaz de sacar vida de la esterilidad; y para realizar sus planes de salvación, tiene particular gusto, a lo largo de la historia, en elegir a personas que humanamente parecen poca cosa.
  • De ese modo se puede reconocer mejor que es Dios quien salva, y no las cualidades y las iniciativas humanas. Para Dios nada hay imposible; quien confíe en Él jamás será defraudado.

***

  • En las próximas semanas del tiempo ordinario escucharemos el Evangelio de Marcos que se considera como el evangelio más antiguo, del que dependen en buena parte los otros dos sinópticos. Marcos se podría decir que es el iniciador del género literario llamado «evangelio»: que no es una historia, ni una novela, sino una «buena noticia».
  • De manera sencilla, concreta y popular, irán pasando ante nuestros ojos, los hechos y palabras de Jesús poniendo más relieve en sus acciones. Le interesa presentar la persona de Jesús, con su historia atractiva, sus reacciones, sus miradas, sus sentimientos. Marcos quiere presentarnos desde el principio «el evangelio de Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios».
  • Hoy nos presenta a Jesús comenzando su ministerio y predicando por toda Galilea la «Buena Noticia», el «Evangelio»: el tiempo había llegado a su madurez, las promesas del A.T. se empiezan a cumplir, el «reino de Dios» está cerca, es inminente. Su predicación llamaba urgentemente a la conversión y a la fe en la Buena Noticia que tiene que cambiar nuestra actitud ante la vida.
  • Ya desde el principio, Jesús llama a algunos discípulos a seguirlo: serán los testigos de su palabra y de sus milagros y serán los enviados a proclamar su mensaje, que gracias a su fidelidad ha llegado hasta nosotros. Comienza llamando dos parejas de hermanos. Yendo de paso junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, que echaban redes de mano en el mar, porque eran pescadores.
  • El mar de Galilea es fronte­ra y, al mismo tiempo, conexión con el mundo pagano. Ante la perspec­tiva del reinado de Dios, Jesús invita a colaborar con Él en primer lugar, a gente de los círculos cercanos del pueblo de Israel, que tienen como ideal, la restauración y la unidad de Israel.
  • Los llamados por Jesús están representados por dos parejas de her­manos. Todos están llamados por igual al reinado de Dios que se anuncia. No hay privilegios.
  • Los primeros discípulos de Jesús no pertenecían a la clase sacerdotal que controlaba el templo, ni al grupo de los fariseos o letrados, ni a los saduceos, que conforma­ban la aristocracia terrateniente. Provenían de Galilea, una región mal vista por la ortodoxia judía, llena de gente descreída y propensa a revoluciones en contra del «orden establecido».
  • La invitación a seguirlo recuerda la llamada de Elías a Eliseo y alude aquí a la comunicación del Espíritu de Jesús a sus seguidores. La expresión “pescadores de hombres” insinúa una misión universal, no limitada al pueblo judío. Ante la invitación de Jesús, Simón y Andrés abandonan su forma de vida anterior: la esperanza de un cam­bio suscita en ellos una respuesta positiva.
  • Lo importante de este texto es que Jesús es el que llama y los que son llamados lo siguen inmediatamente, iniciando en torno suyo el grupo de discípulos. No es un maestro que enseña sentado en su cátedra. Es un maestro que camina por delante. Sus discípulos no son tanto los que aprenden cosas de Él, sino los que lo siguen, los que caminan con Él.
  • A lo largo de todo el año, somos invitados a escuchar a Jesús, nuestro Maestro y Mediador, que nos anuncia que el reino de Dios está en medio de nosotros, hace falta descubrirlo y abrazarlo, convirtiéndonos a Él, creyéndole y proclamándolo.
  • También nosotros somos llamados por Jesús a ser discípulos y a seguirlo en su camino, entrando en la escuela del Evangelizador verdadero.
  • Somos invitados a «convertirnos», o sea, a ir aceptando en nuestras vidas la mentalidad de Jesús. Convertirse significa cambiar, abandonar un camino y seguir el de Jesús. 
  • “Dios nos ha hablado por su Hijo”; nuestra respuesta se realiza siguiéndolo y anunciando la Buena Noticia que recibimos: siendo discípulos y misioneros.

PARA DISCERNIR

  • ¿Cambió nuestro estilo de vida por el encuentro con Jesús?
  • ¿No se tendría que notar que hemos encontrado al Maestro auténtico?
  • ¿Nos sentimos discípulos y misioneros?

REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA

Crean en el Evangelio

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios»

…”El hombre contemporáneo camina hoy hacia el desarrollo pleno de su personalidad y hacia el descubrimiento y afirmación crecientes de sus derechos. Como a la Iglesia se ha confiado la manifestación del misterio de Dios, que es el fin último del hombre, la Iglesia descubre con ello al hombre el sentido de la propia existencia, es decir, la verdad más profunda acerca del ser humano.

Bien sabe la Iglesia que sólo Dios, al que ella sirve, responde a las aspiraciones más profundas del corazón humano, el cual nunca se sacia plenamente con solos los alimentos terrenos. Sabe también que el hombre, atraído  sin cesar por el Espíritu de Dios, nunca jamás será del todo indiferente ante el problema religioso, como los prueban no sólo la experiencia de los siglos pasados, sino también múltiples testimonios de nuestra época.

Siempre deseará el hombre saber, al menos confusamente, el sentido de su vida, de su acción y de su muerte. La presencia misma de la Iglesia le recuerda al hombre tales problemas; pero es sólo Dios, quien creó al hombre a su imagen y lo redimió del pecado, el que puede dar respuesta cabal a estas preguntas, y ello por medio de la Revelación en su Hijo, que se hizo hombre. El que sigue a Cristo, Hombre perfecto, se perfecciona cada vez más en su propia dignidad de hombre.

El Verbo de Dios, por quien todo fue hecho, se encarnó para que, Hombre perfecto, salvara a todos y recapitulara todas las cosas. El Señor es el fin de la historia humana, punto de convergencia hacia el cual tienden los deseos de la historia y de la civilización, centro de la humanidad, gozo del corazón humano y plenitud total de sus aspiraciones”…

Concilio Vaticano II – Constitución dogmática sobre la Iglesia en el mundo de hoy «Gaudium et spes», § 41, 45

PARA REZAR

Dispuestos a ser enviados

Señor Jesucristo, que enviaste a los tuyos

a anunciar por el mundo el inmenso amor

que Dios nos tiene,

danos a nosotros fuerzas y capacidad

para seguir los caminos de tantos cristianos

que te han anunciado en todo el mundo,

y han hecho de este espacio de vida

un lugar más humano y más fraterno.

Que anunciemos y practiquemos la fraternidad,

la justicia, la libertad y la solidaridad.

Y, si quieres enviarnos

a anunciar tu mensaje en el mundo

de una forma especial,

con un compromiso de por vida,

danos con tu llamada

los talentos necesarios para seguirla

con fidelidad y juventud,

con alegría y entusiasmo,

seguro de que Tú vas con nosotros.

Gracias, Jesús, por hacernos de los tuyos

y darnos un corazón capaz de ser más grande

que nuestras fronteras de raza y sociedad. Amén.

Lectura del primer libro de Samuel          1,10-20

Ana, con el alma llena de amargura, oró al Señor y lloró desconsoladamente.

Luego hizo este voto: «Señor de los ejércitos, si miras la miseria de tu servidora y te acuerdas de mí, si no te olvidas de tu servidora y le das un hijo varón, yo lo entregaré al Señor para toda su vida, y la navaja no pasará por su cabeza.»

Mientras ella prolongaba su oración delante del Señor, Elí miraba atentamente su boca. Ana oraba en silencio; sólo se movían sus labios, pero no se oía su voz.

Elí pensó que estaba ebria, y le dijo: « ¿Hasta cuándo te va a durar la borrachera? ¡Ve a que se te pase el efecto del vino!»

Ana respondió: «No, mi señor; yo soy una mujer que sufre mucho. No he bebido vino ni nada que pueda embriagar; sólo me estaba desahogando delante del Señor. No tomes a tu servidora por una mujer cualquiera; si he estado hablando hasta ahora, ha sido por el exceso de mi congoja y mi dolor.»

«Vete en paz, le respondió Elí, y que el Dios de Israel te conceda lo que tanto le has pedido.»

Ana le dijo entonces: « ¡Que tu servidora pueda gozar siempre de tu favor!» Luego la mujer se fue por su camino, comió algo y cambió de semblante.

A la mañana siguiente, se levantaron bien temprano y se postraron delante del Señor; luego regresaron a su casa en Ramá. Elcaná se unió a su esposa Ana, y el Señor se acordó de ella. Ana concibió, y a su debido tiempo dio a luz un hijo, al que puso el nombre de Samuel, diciendo: «Se lo he pedido al Señor.»

Palabra de Dios.


SALMO             Sal 1 Sam. 2,1. 4-8

R. Mi corazón se regocija en el Señor.

Mi corazón se regocija en el Señor,

tengo la frente erguida gracias a mi Dios.

Mi boca se ríe de mis enemigos,

porque tu salvación me ha llenado de alegría. R.

El arco de los valientes se ha quebrado,

y los vacilantes se ciñen de vigor;

los satisfechos se contratan por un pedazo de pan,

y los hambrientos dejan de fatigarse;

la mujer estéril da a luz siete veces,

y la madre de muchos hijos se marchita. R.

El Señor da la muerte y la vida,

hunde en el Abismo y levanta de él.

El Señor da la pobreza y la riqueza,

humilla y también enaltece. R.

El levanta del polvo al desvalido

y alza al pobre de la miseria,

para hacerlos sentar con los príncipes

y darles en herencia un trono de gloria. R.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos                           1, 21-28

En aquel tiempo, se hallaba Jesús en Cafarnaúm y el sábado fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.

Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: “¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”.

Jesús le ordenó: “¡Cállate y sal de él!” El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen”. Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • El pasaje de hoy describe las circunstancias de la concepción de Samuel. Dios siempre está dispuesto a escuchar la oración sencilla y humilde de sus siervos. Ana, la esposa estéril de Elcaná, va a ser madre. La concepción de Samuel se realizará después de un proceso de purificación espiritual atravesado por el dolor. Esto permitirá a Ana y Elcaná descubrir la acción de Dios en la vida que va a nacer.
  • Ana transforma dolor e impotencia en oración, y su plegaria se hará en sumisión a Dios, por eso decide que si le es concedido un hijo, no le pertenecerá, lo consagrará a Dios porque a Él le pertenece. Después de la plegaria y junto a la oración constante, la vida de Ana sigue su curso.
  • Dios mismo ha tomado la iniciativa como lo ha hecho tantas veces en la historia. Nace Samuel, el hijo que parecía imposible y ha sido por don gratuito de Dios. “Dio a luz un niño, a quien llamó «Samuel», porque dijo «se lo he pedido al Señor».
  • Este acontecimiento humano, Ana, lo ha descifrado en su profundidad de fe. Y lo «dice» al mundo, lo reconoce «delante de todos», al dar a ese hijo que afirma su reconocimiento y acción de gracias.
  • Este hijo va a ser providencial para la historia de Israel. Dios se sirve de padres estériles o de circunstancias impensadas para llevar a cabo sus planes de salvación.
  • Estas circunstancias precisan la posición de un profeta en el designio de Dios. Todo viene de Dios, todo es gracia.

***

  • De este hombre, en el evangelio de hoy, todos se asombran de lo que decía y hacía. Reúne a sus primeros discípulos y comienza a predicar. Lo hace a partir de la plataforma religiosa de Israel: las celebraciones de los sábados en las sinagogas. Su fama crece en Galilea. Es que no sólo predica, sino que actúa. Enseña y cura. Libera a los posesos de los espíritus malignos y enseña como ninguno ha enseñado, con autoridad. Hasta los espíritus del mal tienen que reconocer que es el Santo de Dios, el Mesías.
  • Jesús apoya su enseñanza en los hechos, da una nueva dimensión a la Ley y a la tradición, valora a las personas frente al templo, la sinagoga y la ley que eran las instituciones dominantes de su tiempo. Por eso, su mensaje sencillo pero vital, cala hondo en el pueblo sencillo y choca tanto en las estructuras y en sus dirigentes.
  • Su autoridad estaba al servicio del ser humano, para que pueda reconocer su propia dignidad, su lugar en la vida y en la historia. Este episodio del hombre poseído por un espíritu impuro, además de demostrar la autoridad de Jesús sobre las fuerzas espirituales del mal, muestra cómo Jesús vuelve a integrar al que era excluido y rechazado en el seno de la comunidad.
  • También ahora su existencia de Resucitado, sale al paso de los que seguimos siendo débiles, pecadores y esclavos, en la novedad de su palabra y en la potencia de su gracia; al igual que cuando iba por los caminos de Galilea atendiendo a los enfermos y a los posesos. Nos quiere liberar para que en la solidaridad compasiva y eficaz con nuestros hermanos también débiles, los pecadores y excluidos experimenten la obra de Cristo en ellos.
  • En este camino, su palabra poderosa y eficaz, no sólo nos instruye sino que nos sana y nos libera. Modela nuestro corazón al modo del alfarero a imagen de su propio corazón.

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué relación hay entre nuestras palabras y nuestros hechos?
  • ¿Nos contentamos sólo con anunciar la Buena Noticia, o en verdad nuestras palabras van acompañadas por los hechos?
  • ¿De qué clase de demonios contribuimos a que se liberen los que conviven con nosotros?

REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA

Tú eres el Santo de Dios

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

¡Silencio! ¡Sal de este hombre!»

…”Jesús increpó al demonio diciendo: ‘¡Cállate y sal de este hombre!’» La Verdad no tiene ninguna necesidad del testimonio del Mentiroso… «No tengo ninguna necesidad del reconocimiento de aquel que consagro al desgarramiento. ¡Cállate! Que mi gloria estalle en tu silencio. No quiero que sea tu voz la que me elogie, sino tus tormentos; porque tu desgarramiento es mi triunfo… ¡Cállate y sal de este hombre!». Es como si dijera: «Sal de mi casa, ¿qué haces tú bajo mi techo? Soy yo quien quiere entrar: entonces, cállate y sal de este hombre, del hombre, este ser dotado de razón. Deja esta morada preparada a mi intención. El Señor desea su casa: sal de este hombre»…

Ved hasta qué punto es preciosa el alma del hombre. Esto va dirigido a los que piensan que nuestra alma y la de los animales son idénticas y que estamos dotados de un mismo espíritu. En otro pasaje, el demonio es expulsado de un solo hombre y es enviado a dos mil cerdos (Mt 8,32); el espíritu precioso se opone al espíritu vil, uno es salvado, el otro se pierde. «Sal de este hombre, vete a los cerdos, vete donde quieras, vete a los abismos. Sal de este hombre, es decir de lo que es mío en propiedad; no dejaré que poseas al hombre porque sería injurioso para mí si te instalarás en él en lugar de hacerlo yo. He asumido un cuerpo humano, habito en el hombre: esta carne que tú posees es parte de mi carne. Sal de este hombre.”…

San Jerónimo (347-420), presbítero, traductor de la Biblia, doctor de la Iglesia – Comentario sobre el evangelio de Marcos, 2; PLS 2, 125s

PARA REZAR

Dueño de mi barca, no del mar y su horizonte

Conozco mi pequeña barca.
Reposo la mano sobre el borde,
pulido por los remos y la brisa,
y sobre la esquina astillada
en mi último viaje.

Sé hacia dónde se pone el sol
y hacia dónde remo.

Sé que amanecen días limpios
como una mirada transparente,
y noches que sacuden las olas como látigos.

Sé asentar en mi cuerpo
la sabiduría del navegante
amasada con cansancio y esperanza.

Pero no soy señor del mar
con sus tempestades y sus calmas,
ni soy dueño del horizonte
con su dolor y su distancia.

Yo navego.
Detrás, el mar va cerrando
el surco que dejo sobre el agua,
y borra toda huella de mi paso.
Pero va sembrándose mi vida
en tu misterio azul.
Y en ti ya se abrazaron
el horizonte y el camino,
la cercanía y la distancia.

Lectura del primer libro de Samuel          3,  3b-10. 19

Samuel estaba acostado en el Templo del Señor, donde se encontraba el Arca de Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió: «Aquí estoy». Samuel fue corriendo adonde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy, porque me has llamado». Pero Elí le dijo: «Yo no te llamé; vuelve a acostarte». Y él se fue a acostar.

El Señor llamó a Samuel una vez más. Él se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy, porque me has llamado». Elí le respondió: «Yo no te llamé, hijo mío; vuelve a acostarte». Samuel aún no conocía al Señor, y la palabra del Señor todavía no le había sido revelada. El Señor llamó a Samuel por tercera vez. Él se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy, porque me has llamado». Entonces Elí comprendió que era el Señor el que llamaba al joven, y dijo a Samuel: «Ve a acostarte, y si alguien te llama, tú dirás: Habla, Señor, porque tu servidor escucha». Y Samuel fue a acostarse en su sitio.

Entonces vino el Señor, se detuvo, y llamó como las otras veces: «¡Samuel, Samuel!» Él respondió: «Habla, porque tu servidor escucha».

Samuel creció; el Señor estaba con él, y no dejó que cayera por tierra ninguna de sus palabras.

Palabra de Dios.

SALMO             Sal 39, 2.5.7-10

R.        ¡Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad!

Esperé confiadamente en el Señor:

El se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor.

¡Feliz el que pone en el Señor toda su confianza,

y no se vuelve hacia los rebeldes

que se extravían tras la mentira! R.

Tú no quisiste víctima ni oblación;

pero me diste un oído atento;

no pediste holocaustos ni sacrificios,

entonces dije:”Aquí estoy”. R.

“En el libro de la Ley está escrito

lo que tengo que hacer:

yo amo, Dios mío, tu voluntad,

y tu ley está en mi corazón”. R.

Proclamé gozosamente tu justicia en la gran asamblea;

no, no mantuve cerrados mis labios,

Tú lo sabes, Señor. R. 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 29-39

Jesús salió de la sinagoga, y fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato. El se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos.

Al atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados, y la ciudad entera se reunió delante de la puerta. Jesús curó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a estos no los dejaba hablar, porque sabían quién era él.

Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando. Simón salió a buscarlo con sus compañeros, y cuando lo encontraron, le dijeron: «Todos te andan buscando.»

El les respondió: «Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido.» Y fue predicando en las sinagogas de toda la Galilea y expulsando demonios.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • El nacimiento extraordinario de Samuel y su dedicación a Yahvé en el santuario de Silo lo predestinaban a la misión profética que ahora comienza. El niño Samuel vive en el templo, ha sido consagrado a Dios por su madre, y en su corazón de niño se ha entregado. Pero Dios interviene y lo llama por su nombre. Dios toma la iniciativa y Samuel le tendrá que responder.
  • Dios lo llamó «tres veces». La escucha de Dios no es fácil, ni absolutamente evidente. Las tres llamadas son un signo del tiempo de maduración en la escucha.
  • Samuel fue corriendo hacia el sumo sacerdote para contarle. Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al niño y supo guiar al joven discípulo y asesorarlo bien, sugiriéndole la mejor actitud de un creyente: «Habla, Señor, que tu siervo escucha».
  • A partir de ese momento, el hijo de la plegaria de Ana, ya no es solamente la ofrenda de una madre, ni la ofrenda de sí mismo; ahora es una «respuesta». El niño que había sido ofrecido al servicio de Dios, se convierte en un joven llamado para una misión, que responde y que crece en el Templo de Silo hasta llegar a ser el hombre de Dios, el juez y profeta respetado, que guía a su pueblo en su proceso de maduración y consolidación social y religiosa.
  • El Señor estaba con él, y todo Israel reconoció la autoridad de Samuel como profeta del Señor. Dios lo llama para que inicie la etapa profética. Dios le dirá lo que tenga que hacer o lo que tenga que comunicar a su Pueblo.
  • Samuel será a la vez el último de los jueces y el primero de los profetas. La llamada de Dios, la vocación es siempre para una misión, un servicio a los hombres. El profeta es llamado a realizar una tarea en medio del pueblo de Dios. El profeta es «Servidor de Dios», y «servidor de los hombres». Dios sigue llamando. Tenemos que saber escuchar esa voz y ayudar a que sea oída por otros.

***

  • Jesús como conocedor de los sufrimientos humanos aparece hoy en el Evangelio de Marcos tocando el sufrimiento. Y así lo descubrimos en esta escena que nos presenta, el programa de una jornada entera de Jesús.
  • Al salir de la sinagoga va a casa de Pedro y cura a su suegra: la toma de la mano y la levanta. Cristo va comunicando su victoria contra el mal y la muerte, curando enfermos y liberando a los poseídos por el demonio.
  • Los milagros no son sólo una preocupación de Jesús para lograr una curación física en las personas. Son un gesto destinado a mostrar el querer de Dios sobre sus hijos y a crear conciencia de la responsabilidad frente al hermano que sufre. Jesús, con su actitud, quiere generar la nueva actitud que se debe asumir frente al sufrimiento, el dolor, la exclusión, la opresión y la muerte.
  • Jesús, busca que los hombres se reconozcan con su dignidad de hijos de Dios, quiere que se reconozcan como personas y descubran que no es el cumplimiento ciego de la ley lo que libera al ser humano, si este cumplimiento no se realiza en libertad, amor y responsabilidad, que permitan una vida más digna y más humana.
  • El episodio de la curación de la suegra de Pedro al salir de la sinagoga, es elocuente en este sentido: Jesús la cura y ella se pone a servir; se trata de una curación y liberación para el servicio, de una curación para el amor.
  • Luego atiende y cura a otros muchos enfermos y endemoniados; pero tiene tiempo también para estar a solas y ponerse a rezar, para estar en comunión con su Padre, antes de continuar predicando por otros pueblos. No se queda con el éxito fácil porque ha venido a evangelizar a todos.
  • Su triunfo sobre el mal que ve a su alrededor, no puede encerrarse en los límites estrechos de una ciudad, sino que debe manifestarse también a «los pueblos vecinos». La salida de Jesús de Cafarnaún puede ser una clave para entender su misión y la nuestra; y la agenda de Jesús debe ser una agenda para la Iglesia, para nuestra comunidad, para cada uno de nosotros.
  • La comunidad de los discípulos de Jesús está invitada también, a ser capaz de realizar una salida que, como la de Jesús, se coloque en la lucha contra el mal, y vaya allí donde hay necesidad de su presencia.
  • La realidad de los males que nos cercan, y a los que debemos dar una respuesta no pueden hacernos olvidar la característica universal de nuestra misión.
  • Estar al servicio del Evangelio, nos lleva a estar al servicio de nuestro prójimo. No podemos conformarnos con servir a los “nuestros”. Cuando creemos tener éxito por las obras que realizamos, o el bien que hacemos, no podemos quedar satisfechos y buscar la aprobación y el aplauso de los demás.
  • Antes de enviarnos, el Señor nos llama para que estemos con Él. La fuerza salvadora de nuestra acción no proviene de nuestro conocimiento o sagacidad, sino de Dios mismo, que continúa hablando y salvando a la humanidad por medio de su Iglesia.
  • Es necesario entrar en intimidad con el Señor en el desierto de nuestro propio corazón, para que encontrándonos cara a cara con nuestro Dios y Padre, descubramos el modo de realizar su voluntad de amor. Nuestra experiencia personal de Dios, nos permitirá ser realmente testigos del Evangelio de salvación que nos ha confiado.
  • No podemos conformarnos con la confesión de nuestra misma fe sólo en el interior de los templos, de la comunidad, o en la intimidad de la vida privada. Dios ha enviado a su Iglesia como puente para continuar realizando su obra de salvación a favor de toda la humanidad.
  • La Iglesia ha nacido para manifestar el amor de Dios a todos los hombres sin excepción. No nos conformemos, ni nos ilusionemos falsamente trabajando con quienes ya vienen; pensado que con eso basta, creyendo que así está todo cumplido. Dios quiere que su salvación alcance a todos los hombres y  llegue hasta el último rincón de la tierra.

PARA DISCERNIR

  • ¿Nos acercamos a los que sufren compartiendo sus sentimientos?
  • ¿Nuestro testimonio de fe se limita a los más cercanos?
  • ¿Me siento comprometido en la salvación de todos los hombres?

REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA

Aquí estoy Señor, envíame

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Jesús se levantó de madrugada, y se marchó al descampado»

…” Nada ayuda tanto a que el alma se vuelva tan pura y gozosa, ni nada la ilumina y la aleja tanto de los malos pensamientos como estar en vela. Por esta razón todos nuestros padres han perseverado en este trabajo de las vigilias y han adoptado como regla, a lo largo de su vida ascética, permanecer vigilantes por la noche. Especialmente lo han hecho porque habían oído de nuestro Salvador una invitación constante y en distintos lugares por su Palabra viviente: «Estad siempre despiertos y pedid en toda ocasión» (Lc 21,36); «Velad y orad para no caer en tentación» (Mt 26,41); y también: «Orad sin cesar» (1Tes 5,17).

Y no se contentó con decírnoslo con sólo sus palabras. Nos dio también ejemplo con su persona poniendo la práctica de la oración por encima de toda otra cosa. Es por esto que constantemente se iba a un lugar solitario para orar, y eso no de manera arbitraria, sino escogiendo el tiempo de la noche y en lugar desierto, a fin de que también nosotros, evitando las multitudes y el tumulto, seamos capaces de orar en soledad.

Por esta razón nuestros padres han recibido, en lo que se refiere a la oración, esta alta enseñanza  como si viniera del mismo Cristo. Escogieron velar en oración según la orden del apóstol Pablo a fin de poder, ante todo, permanecer sin ninguna interrupción junto a Dios a través de la oración continua… Ninguna cosa que venga desde fuera no les afecta ni altera la pureza de su intelecto, lo cual impediría que estas vigilias les llenaran de gozo y fueran la luz del alma”…

San Isaac, el Sirio (siglo VII) monje en Nínive, cerca de Mosul en el actual Irak

Sermones ascéticos.

PARA REZAR

Hoy, Señor, me presento ante ti
con todo lo que soy y lo que tengo.
Acudo a ti como persona sedienta, necesitada…
porque sé que en ti encontraré respuesta.
Siento que no puedo vivir con la duda todo el tiempo
y que se acerca el momento de tomar una decisión.

Deseo ponerme ante tí con un corazón abierto como el de María,
con los ojos fijos en tí esperando que me dirijas tu Palabra.
Deseo ponerme ante ti como Abraham,
con el corazón lleno de tu esperanza,
poniendo mi vida en tus manos.
Deseo ponerme ante tí como Samuel,
con los oídos y el corazón dispuestos a escuchar tu voluntad.

Aquí me tienes, Señor,
con un deseo profundo de conocer tus designios.
Quisiera tener la seguridad
de saber lo que me pides en este momento;
quisiera que me hablases claramente, como a Samuel.
Muchas veces vivo en la eterna duda.
Vivo entre dos fuerzas opuestas que me provocan indecisión
y en medio de todo no acabo de ver claro.

Sácame, Señor, de esta confusión en que vivo.
Quiero saber con certeza el camino que tengo que seguir.
Quiero entrar dentro de mí mismo
y encontrar la fuerza suficiente
para darte una respuesta sin excusas, sin pretextos.
Quiero perder tantos miedos
que me impiden ver claro
el proyecto de vida que puedas tener sobre mí.

¿Qué quieres de mí, Señor? ¡Respóndeme!
¿Quieres que sea un discípulo tuyo
para anunciarte en medio de este mundo?
Señor, ¿qué esperas de mí? ¿Por qué yo y no otro?
¿Cómo tener la seguridad de que es este mi camino y no otro?

En medio de este enjambre de dudas
quiero que sepas, Señor, que haré lo que me pidas.
Si me quieres para anunciar tu Reino, cuenta conmigo, Señor.
Si necesitas mi colaboración
para llevar a todas las personas con las que me encuentre hacia ti,
cuenta conmigo, Señor.

Si me llamas a ser testigo tuyo de una forma más radical
como consagrado en medio de los hombres,
cuenta conmigo, Señor.
Y si estás con deseos de dirigir tu Palabra a mis oídos y a mi corazón,
habla, Señor, que tu siervo escucha.

Lectura del primer libro de Samuel          4, 1b-11

Los filisteos se reunieron para combatir contra Israel. Israel les salió al encuentro para el combate, y acamparon en Eben Ezer, mientras los filisteos acampaban en Afec. Los filisteos se alinearon en orden de batalla frente a Israel, y se entabló un duro combate. Israel cayó derrotado delante de los filisteos, y unos cuatro mil hombres fueron muertos en el frente de batalla, en campo abierto.

Cuando el pueblo regresó al campamento, los ancianos de Israel dijeron: « ¿Por qué el Señor nos ha derrotado hoy delante de los filisteos? Vayamos a buscar a Silo el Arca de la Alianza del Señor: que ella esté presente en medio de nosotros y nos salve de la mano de nuestros enemigos.»

El pueblo envió unos hombres a Silo, y trajeron de allí el Arca de la Alianza del Señor de los ejércitos, que tiene su trono sobre los querubines. Jofní y Pinjás, los dos hijos de Elí, acompañaban el Arca.

Cuando el Arca de la Alianza del Señor llegó al campamento, todos los israelitas lanzaron una gran ovación y tembló la tierra.

Los filisteos oyeron el estruendo de la ovación y dijeron: « ¿Qué significa esa estruendosa ovación en el campamento de los hebreos?» Al saber que el Arca del Señor había llegado al campamento, los filisteos sintieron temor, porque decían: «Un dios ha llegado al campamento.» Y exclamaron: « ¡Ay de nosotros, porque nada de esto había sucedido antes! ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de este dios poderoso? Este es el dios que castigó a los egipcios con toda clase de plagas en el desierto. ¡Tengan valor y sean hombres, filisteos, para no ser esclavizados por los hebreos, como ellos lo fueron por ustedes! ¡Sean hombres y luchen!»

Los filisteos libraron batalla. Israel fue derrotado y cada uno huyó a sus campamentos. La derrota fue muy grande, y cayeron entre los israelitas treinta mil hombres de a pie. El Arca del Señor fue capturada, y murieron Jofní y Pinjás, los dos hijos de Elí.

Palabra de Dios.

SALMO                      Sal 43,10-11.14-15.24-25

¡Líbranos, Señor, por tu misericordia!

Ahora, Señor nos rechazaste y humillaste:

Dejaste de salir con nuestro ejército,

Nos hiciste retroceder ante el enemigo

Y nuestros adversarios nos saquearon. R.

Nos expusiste a la burla de nuestros vecinos,

A la risa y al escarnio de los que nos rodean;

Hiciste proverbial nuestra desgracia

Y los pueblos nos hacen gestos de sarcasmo.R.

¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes?

¡Levántate, no nos rechaces para siempre!

¿Por qué ocultas tu rostro

y te olvidas de nuestra desgracia y opresión? R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 40-45

Se acercó a Jesús un leproso para pedirle ayuda y, cayendo de rodillas, le dijo: «Si quieres, puedes purificarme.» Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Lo quiero, queda purificado.» En seguida la lepra desapareció y quedó purificado.

Jesús lo despidió, advirtiéndole severamente: «No le digas nada a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio.»

Sin embargo, apenas se fue, empezó a proclamarlo a todo el mundo, divulgando lo sucedido, de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que debía quedarse afuera, en lugares desiertos. Y acudían a él de todas partes.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • La presencia de Dios se concretizaba en el seno del pueblo, en el arca y pasará después a la ciudad santa y a su templo, después al corazón del justo y del servidor de Dios.
  • En la lectura de hoy, aparece el desastre anunciado primero por un hombre de Dios y después por Samuel  y que se cumple en la batalla de Afeq hacia el 1050 antes de Cristo.
  • Los filisteos se reunieron para combatir a Israel. Se libró una gran batalla e Israel fue vencido por los filisteos y cerca de cuatro mil hombres murieron. El Arca de Dios fue capturada y murieron los dos hijos de Elí. Esta batalla debió ser una auténtica catástrofe nacional para el pueblo de Israel.
  • De repente los israelitas se acuerdan del «Arca» de Dios que debía de estar muy olvidada. El Arca era un cofrecito que contenía las palabras principales de la Alianza y que estaba cubierto con una tapa de oro y las imágenes de unos querubines. Ella era para los israelitas, sobre todo durante su período nómada por el desierto, uno de los símbolos de la presencia de Dios entre ellos.
  • El sentimiento de fracaso que vivió el pueblo por este desastre fue muy grande, porque habían puesto su confianza en esta Arca. Por otro lado el libro de Samuel interpreta la derrota como castigo de Dios por los pecados de los hijos de Elí.
  • Si el Señor está con nosotros, entonces sí somos invencibles. Pero no tenemos que absolutizar esa presencia sólo en unas cosas o unos objetos o unos actos. Dios no es un amuleto de buena suerte. Dios es nuestro Padre, amoroso y misericordioso y nuestra Alianza con Él no es sólo para recibir sus beneficios, sino para que seamos fieles a su proyecto salvador.

***

  • En el evangelio de Marcos se van sucediendo, en este primer capítulo los diversos episodios de curaciones y milagros de Jesús. La lepra era la peor enfermedad de su tiempo y nadie podía tocar ni acercarse a los leprosos. Al leproso se le consideraba impuro y se le aislaba de la comunidad. Lo que el enfermo pide a Jesús no es solamente una curación física, sino ser aceptado entre los suyos, ser nuevamente parte de la comunidad. Jesús «sintiendo compasión, extendió la mano» y lo curó.
  • Después le hace la recomendación de no divulgar lo sucedido. Jesús no tiene una actitud de falsa modestia, ni pretende pasar de incógnito. No quiere que la gente lo reconozca como el Mesías a partir de acontecimientos maravillosos como los milagros, a riesgo de no descubrir lo profundo del nuevo mensaje y las exigencias que lleva descubrirse hermanos e hijos de un mismo Padre. No quiere que su mesianismo se quede atrapado en las redes del espectáculo.
  • Al tocar Jesús al leproso también se convirtió en «impuro», según la ley. Sin embargo, no es la impureza la que de ahora en adelante dominará, sino la pureza. Jesús no queda impuro al tocar al leproso, sino que es éste, el que queda puro.
  • El leproso no puede contener su alegría y proclama quién lo ha curado, a pesar de la expresa prohibición de Jesús. Los signos de curación que Jesús hace van extendiendo su fama.
  • El leproso del evangelio de hoy nos presenta una realidad muy cercana a nosotros: la pobreza de nuestra condición humana. La experimentamos y nos la topamos a diario: no sólo en las enfermedades, sino también en nuestro carácter que dificulta nuestra relación con los demás; la inconstancia cotidiana, la debilidad de nuestra voluntad, el egoísmo, la sensualidad, la soberbia … Sin embargo, el caso del leproso nos muestra otra realidad que sobrepasa la frontera de nuestras limitaciones humanas: Cristo. El, hoy, para cada uno de nosotros sigue siendo el liberador total. Él nos quiere comunicar su salud pascual, la plenitud de su vida; vida en abundancia. Sólo necesita que igual que el leproso, nos reconozcamos necesitados, nos acerquemos a Él, le pidamos, confiando en su compasión, bondad y poder.
  • También Marcos nos recuerda que están los «leprosos» de nuestra sociedad  a los que por distintas razones marginamos, segregamos, no queremos ni verlos, está prohibido tocarlos, hablarles, los dejamos solos con su enfermedad. El ejemplo de Jesús es claro: «Él manifestó su amor para con los pobres y los enfermos, para con los pequeños y los pecadores. El nunca permaneció indiferente ante el sufrimiento humano». Signo de que su salvación nos ha tocado  y ha sanado  es: «que nos preocupamos de compartir en la caridad las angustias y las tristezas, las alegrías y las esperanzas de los hombres, y así les mostramos el camino de la salvación».

PARA DISCERNIR

  • ¿Me reconozco necesitado de purificación?
  • ¿Me acerco a pedirla con humildad?
  • ¿Margino y segrego a los que no son como yo?

REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA

Purifícame Señor y quedaré limpio

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

San Francisco cura de sus miedos a un leproso

…”Un día, cuando el joven Francisco montaba a caballo cerca de Asís, se le acercó un leproso. Normalmente Francisco sentía horror hacia los leprosos, y por eso tuvo que hacerse violencia; bajó del caballo y le dio una moneda de plata besándole al mismo tiempo la mano. Después de recibir del leproso un beso de paz, volvió a montar al caballo y siguió su camino. A partir de este momento fue superándose cada vez más hasta llegar a una completa victoria sobre sí mismo por la gracia de Dios.

Unos días más tarde, habiéndose provisto de muchas monedas, se dirigió al hospicio de los leprosos y, habiéndolos reunido a todos, dio a cada una limosna besándole la mano al mismo tiempo. Al regresar, fue exactamente así: lo que antes se le hacía amargo –es decir, ver y tocar a los leprosos- se le había convertido en dulzura. Ver a los leprosos, tal como él mismo lo había dicho,  le era hasta tal punto penoso que no tan sólo rechazaba verlos sino que ni tan sólo podía acercarse a su habitación; si alguna vez los veía o pasaba cerca de la leprosería… giraba su rostro y se tapaba la nariz. Pero la gracia de Dios hizo que los leprosos le fueran hasta tal punto familiares que, como dice él mismo en su Testamento, vivía entre ellos y les servía humildemente. La visita a los leprosos le había transformado”…

Narración de tres compañeros de san Francisco de Asís (hacia 1244) § 11

PARA REZAR

Tu mano apretada

No pida yo nunca estar libre de peligros,
sino denuedo para afrontarlos.
No quiera yo que se apaguen mis dolores,
sino que sepa dominarlos mi corazón.
No busque yo amigos
por el campo de batalla de la vida
sino más fuerza en mí.
No anhele yo,
con afán temeroso, ser salvado
sino esperanza de conquistar,
paciente, mi libertad.
¡No sea yo tan cobarde, Señor,
que quiera tu misericordia en mi triunfo,
sino tu mano apretada en mi fracaso!

 Tagore

Lectura del primer libro de Samuel          8, 4-7. 10-22a

Se reunieron todos los ancianos de Israel y acudieron a Samuel en Ramá. «Tú ya eres viejo, le dijeron, y tus hijos no siguen tus pasos. Ahora danos un rey para que nos gobierne, como lo tienen todas las naciones.»

A Samuel le disgustó que le dijeran: «Danos un rey para que nos gobierne», y oró al Señor.

El Señor dijo a Samuel: «Escucha al pueblo en todo lo que ellos digan, porque no es a ti a quien rechazan: me rechazan a mí, para que no reine más sobre ellos.»

Samuel comunicó todas las palabras del Señor al pueblo que le pedía un rey, diciendo: «Este será el derecho del rey que reinará sobre ustedes. El tomará a los hijos de ustedes, los destinará a sus carros de guerra y a su caballería, y ellos correrán delante de su carro. Los empleará como jefes de mil y de cincuenta hombres, y les hará cultivar sus campos, recoger sus cosechas, y fabricar sus armas de guerra y los arneses de sus carros. Tomará a las hijas de ustedes como perfumistas, cocineras y panaderas. Les quitará a ustedes los mejores campos, viñedos y olivares, para dárselos a sus servidores. Exigirá el diezmo de los sembrados y las viñas, para entregarlo a sus eunucos y a sus servidores.

Les quitará sus mejores esclavos, sus bueyes y sus asnos, para emplearlos en sus propios trabajos. Exigirá el diezmo de los rebaños, y ustedes mismos serán sus esclavos. Entonces, ustedes clamarán a causa del rey que se han elegido, pero aquel día el Señor no les responderá.»

El pueblo se negó a escuchar la voz de Samuel, e insistió: « ¡No! Habrá un rey sobre nosotros, y así seremos como todas las naciones. Nuestro rey nos juzgará, saldrá al frente de nosotros y combatirá en nuestros combates.»

Samuel escuchó todas las palabras del pueblo y las repitió en presencia del Señor.

El Señor dijo a Samuel: «Escúchalos y dales un rey.»

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 88,16-19

R.        ¡Cantaré eternamente tu misericordia Señor!

¡Feliz el pueblo que sabe aclamarte!

Ellos caminarán a la luz de tu rostro,

Se alegrarán sin cesar en tu Nombre,

Serán exaltados a causa de tu justicia. R.

Porque Tú eres su gloria y su fuerza;

Con tu favor, acrecientas nuestro poder.

Sí, el Señor se nuestro escudo,

El Santo de Israel es realmente nuestro rey. R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 2, 1-12

Unos días después, Jesús volvió a Cafarnaún y se difundió la noticia de que estaba en la casa. Se reunió tanta gente, que no había más lugar ni siguiera delante de la puerta, y él les anunciaba la Palabra.

Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres. Y como no podían acercarlo a él, a causa de la multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un agujero descolgaron la camilla con el paralítico. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados.»

Unos escribas que estaban sentados allí pensaban en su interior: « ¿Qué está diciendo este hombre? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?»

Jesús, advirtiendo en seguida que pensaban así, les dijo: « ¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: «Tus pecados te son perdonados», o «Levántate, toma tu camilla y camina»? Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.»

El se levantó en seguida, tomó su camilla y salió a la vista de todos. La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios, diciendo: «Nunca hemos visto nada igual.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • La escena de hoy es un momento crucial en la historia de Israel. Desde que entraron en la Tierra prometida, hasta aquí, cada tribu posee su propia organización. Ocasionalmente, al sentir la amenaza de los pueblos vecinos, bajo la conducción de un «Juez» una tribu se une a otra para la defensa común.
  • Pero, con el tiempo desean estar armados como los pueblos vecinos tanto política como militarmente. Después de unos doscientos años bajo la guía de los Jueces, se reunieron todos los ancianos de Israel y fueron a ver a Samuel y le piden un rey para que los juzgue y gobierne, como a las otras naciones.
  • A pesar que el pedido de un rey disgustó a Samuel, invocó al Señor. El Señor dijo a Samuel: «Haz caso a todo lo que el pueblo te dice, porque no te han rechazado a ti, me han rechazado a mí, porque no quieren que reine sobre ellos».
  • El profeta Samuel no está de acuerdo e invocó al Señor. Y he ahí que Dios está de acuerdo con el profeta y, a la vez, con el pueblo: «haz lo que te pide».
  • A pesar de todo, la monarquía de Israel no debe ser como la de «los demás pueblos», en las ciudades cananeas: unos reyes déspotas que además pretenden divinizarse. Dios quiere para su pueblo una convivencia fraterna y unos gobernantes al servicio de sus hermanos.
  • Estar al frente de un pueblo como gobernante es convertirse en servidor de todos para procurar el bien de todos.

***

  • Marcos va a contarnos a partir de hoy, cinco escenas de controversia de Jesús con los fariseos, agrupadas con una intención catequética. La fama de Jesús se ha extendido por toda la región alrededor del lago de Galilea; al regresar a Cafarnaún, mucha gente va a verlo y Él habla a la multitud.
  • Después de un leproso, viene un paralítico en busca de Jesús dependiendo completamente de las personas que lo cargan en su camilla. Jesús está rodeado de tanta gente, hasta el punto de no poder verlo ni acercársele; por eso se las ingenian para abrir un boquete en el techo y descolgar al impedido en su camilla. Jesús no lo sana  de la parálisis de entrada, sino que le perdona al paralítico sus pecados, causando escándalo entre los doctores de la ley y los escribas presentes. Para ellos, solamente Dios puede perdonar, y sólo lo hace a través de sus intermediarios: los sacerdotes y la estructura organizada para purificar al pecador. Según ellos Jesús no sólo blasfema, sino que usurpa atribuciones.
  • Según la manera de pensar del momento, la enfermedad era considerada consecuencia del pecado. Jesús cura a aquella persona integralmente: lo cura de su pecado y de su enfermedad. Y ambas curaciones son parte de su ministerio.
  • Jesús propone una renovación del hombre desde su interior, que todos puedan reconocerse como hijos de Dios, miembros de una comunidad de hermanos. Por eso, aunque lo prioritario para el paralítico y para quienes lo llevaron era la curación física, Jesús primero lo perdona de sus pecados.
  • Esta curación, sirvió de prueba para mostrar que Jesús tenía poder para perdonar pecados y para la curación física, relativizándola, y dando prioridad al cambio.
  • Para Jesús, no va por un lado la liberación material y por otra la espiritual: lo que hay que liberar es la persona en su totalidad. La liberación del mal físico tal como la enfermedad, el hambre, el sufrimiento y toda forma de muerte, es liberación del ser humano, es presencia del Reino, es salvación. Hay una unidad entre la liberación y la salvación. Cuando sanamos el cuerpo, cuando saciamos el hambre, cuando eliminamos la ignorancia, cuando liberamos, salvamos.
  • Nosotros, en muchas ocasiones, solemos separar lo corporal de lo espiritual; a Dios, de nuestra vida de todos los días. La sanación que brota del encuentro con Dios es algo total, algo que implica todas las realidades de nuestra vida. Sólo así podemos entender que Jesús curara y perdonara pecados, que en sus labios y en su vida fueran una misma cosa.
  • También a nosotros Cristo nos quiere curar de todos nuestros males, sobre todo del pecado, que está en la raíz de todo mal. La palabra de Jesús quiere llegar más hondo que nuestro pecado. No sólo en el momento final de la vida, sino en el instante en que, por la fuerza de esa palabra nos animamos a levantarnos, tomamos nuestra camilla y comenzamos a andar ante la mirada de todos. El tomar la camilla es un signo que nos permite descubrir que “la salud que Cristo nos da” es un don, que tenemos que cuidar constantemente, porque la posibilidad de volver a enfermarnos está al acecho.
  • A través de la acción evangelizadora, la Iglesia se hace continuadora de la acción de Cristo en la historia, llevando a todos la salvación. Aún con los medios más creativos e inverosímiles busca no sólo la curación o la ayuda en las necesidades materiales, sino la experiencia de la vida nueva que nos viene de Él. Sólo basta dejarse conducir por el Espíritu Santo, el cual nos ayudará a descubrir los caminos necesarios para construir y realizar el reino.
  • La gente no sólo queda admirada, sino que, al percibir la nueva vida que Jesús comunica, acepta este mensaje y se dirige adonde está Jesús para seguir escuchando su enseñanza.
  • Por eso, hagamos de la Evangelización una Evangelización integral, que busque el bien y la salvación del hombre completo, para que todos puedan disfrutar de una vida digna, pero para que también sean capaces de llegar a glorificar a Dios no sólo con sus palabras, sino con su vida misma. 

PARA DISCERNIR

  • ¿Hasta dónde llega nuestra fe?
  • ¿Nos conformamos con ilustrar la mente de los demás?
  • ¿Nos limitamos a trabajar por una liberación humana?

REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA

Ánimo, levántate y camina

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Hijo, tus pecados quedan perdonados»

«Creo en el perdón de los pecados»: el Símbolo de los apóstoles vincula la fe en el perdón de los pecados a la fe en el Espíritu Santo, pero también a la fe en la Iglesia y en la comunión de los santos. Al dar el Espíritu Santo a los apóstoles, Cristo resucitado les confirió su propio poder divino de perdonar los pecados: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos» (Jn 20,22-23).

«Un solo bautismo para el perdón de los pecados»: Nuestro Señor vinculó el perdón de los pecados a la fe y al bautismo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará» (Mc 16,15-16). El bautismo es el primero y principal sacramento del perdón de los pecados porque nos une a Cristo muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación, a fin de que «vivamos también una vida nueva» (Rm 4,25; 6,4). «En el momento en que hacemos nuestra primera profesión de fe, al recibir el santo bautismo que nos purifica, es tan pleno y tan completo el perdón que recibimos, que no nos queda absolutamente nada para borrar, sea de la falta original, sea de las faltas cometidas por nuestra propia voluntad, ni ninguna pena que sufrir para expiarlas… Sin embargo, la gracia del bautismo no libra a la persona de todas las debilidades de la naturaleza. Al contrario, todavía nosotros tenemos que combatir los movimientos de la concupiscencia que no cesan de llevarnos al mal.»

«En este combate contra la inclinación al mal ¿quién será lo suficientemente valiente y vigilante para evitar toda herida del pecado?… Era necesario, pues, que la Iglesia fuese capaz de perdonar los pecados a todos los penitentes, incluso si hubieran pecado hasta en el último momento de su vida.» Por medio del sacramento de la penitencia, el bautizado puede reconciliarse con Dios y con la Iglesia…

No hay ninguna falta por grave que sea que la Iglesia no pueda perdonar. «No hay nadie, tan perverso y tan culpable, que no deba esperar con confianza su perdón siempre que su arrepentimiento sea sincero.» Cristo, que ha muerto por todos los hombres, quiere que en su Iglesia, estén siempre abiertas las puertas del perdón a cualquiera que vuelva del pecado.

Catecismo de la Iglesia católica – 976-982

PARA REZAR

Y sólo ahí,

una vez que has tocado un poquito de suelo,

entonces te das cuenta de que es en ese lugar,

en ese espacio de la fragilidad,

del dolor y de la duda; en ese rincón

en el que te sientes desprotegido y vulnerable,

donde habita tu Dios de la cruz,

del camino, de la pobreza.

Y sólo ahí descubres que Dios siempre está sobre aviso,

que a veces te quita el dolor y te pone la cena,

aunque en ocasiones tengas que dar la vida, una y mil veces.

Sólo ahí descubres que al caer estás siendo abrazado,

y que en todo lo que ves se asoma

la imagen de una creación buena;

y que por debajo de todos los ruidos

hay una canción de amor de Dios por el mundo;

y que en muchos roces hay una caricia que despierta la esperanza…

Lectura del primer libro de Samuel          9, 1-6.10. 17-19; 10, 1a

Había un hombre de Benjamín llamado Quis, hijo de Abiel, hijo de Seror, hijo de Becorat, hijo de Afiaj, hijo de un benjaminita. El hombre estaba en muy buena posición, y tenía un hijo llamado Saúl, que era joven y apuesto. No había entre los israelitas otro más apuesto que él; de los hombros para arriba, sobresalía por encima de todos los demás.

Una vez, se le extraviaron las asnas a Quis, el padre de Saúl. Quis dijo entonces a su hijo Saúl: «Lleva contigo a uno de los servidores y ve a buscar las asnas». Ellos recorrieron la montaña de Efraím y atravesaron la región de Salisá, sin encontrar nada. Cruzaron por la región de Saalém, pero no estaban allí. Recorrieron el territorio de Benjamín, y tampoco las hallaron.

Cuando llegaron a la región de Suf, Saúl dijo al servidor que lo acompañaba: «Volvámonos, no sea que mi padre ya no piense más en las asnas y esté inquieto por nosotros». Pero el servidor le respondió:«En esta ciudad hay un hombre de Dios. Es un hombre muy respetado: todo lo que él dice, sucede infaliblemente. Vamos allá; a lo mejor, él nos indica el camino que debemos tomar». Saúl dijo a su Servidor: «Está bien, vamos». Y se fueron a la ciudad donde estaba el hombre de Dios.

Cuando Samuel divisó a Saúl, el Señor le advirtió: «Este es el hombre de quien te dije que regirá a mi pueblo.»

Saúl se acercó a Samuel en medio de la puerta de la ciudad, y le dijo: «Por favor, indícame dónde está la casa del vidente.»

«El vidente soy yo, respondió Samuel a Saúl; sube delante de mí al lugar alto. Hoy ustedes comerán conmigo. Mañana temprano te dejaré partir y responderé a todo lo que te preocupa».

Samuel tomó el frasco de aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl. Luego lo besó y dijo: «¡El Señor te ha ungido como jefe de su herencia!

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 20, 2-7

¡El Rey se regocija por tu fuerza, Señor!

Señor, el rey se regocija por tu fuerza,

¡y cuánto se alegra por tu victoria!

Tú has colmado los deseos de su corazón,

No le has negado lo que pedían sus labios. R.

Porque te anticipas a bendecidlo con el éxito

Y pones en su cabeza una corona de oro puro.

Te pidió  larga vida y se la diste:

Días que se prolongan para siempre. R.

Su gloria se acrecentó por tu triunfo,

Tú lo revistes de esplendor y majestad;

Le concedes incesantes bendiciones,

Lo colmas de alegría en tu presencia. R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 2,13-17

Jesús salió nuevamente a la orilla del mar; toda la gente acudía allí, y él les enseñaba. Al pasar vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Él se levantó y lo siguió.

Mientras Jesús estaba comiendo en su casa, muchos publicanos y pecadores se sentaron a comer con él y sus discípulos; porque eran muchos los que lo seguían. Los escribas del grupo de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a los discípulos: « ¿Por qué come con publicanos y pecadores?»

Jesús, que había oído, les dijo: «No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • La mayoría de los pueblos de la antigüedad consideraban al rey como un dios. Para Israel será un instrumento de Yahvé, único Dios verdadero. Conforme al pedido de los ancianos y del pueblo, Israel tendrá un «Rey». Samuel se pliega a las decisiones de los hombres.
  • Pero, a la vez que concede a los hombres el sistema político que reclaman, dejándoles la responsabilidad, Dios se encargará de demostrarles que Él es el único rey; previniéndoles de poner una confianza demasiado absoluta en un rey humano. Saúl, no llegará a fundar una dinastía; no tendrá ningún hijo para sucederle.
  • Aparece una vez más, el tema, tan reiterado en la Biblia: la libertad de Dios, manifestada en su predilección por los pequeños.
  • Saúl se asombra de haber sido elegido rey, ya que pertenecía a la menor de todas las familias de la tribu de Benjamín, que había sido casi exterminada. El joven Saúl no aspiraba a una dignidad tan alta. 
  • Samuel unge a Saúl como rey. La unción era el símbolo religioso para transmitir a una persona la ayuda y la fuerza de Dios. Como el aceite penetra en los poros de la piel, así Dios penetra para dar su fortaleza y su Espíritu, a los que ha elegido para una misión.
  • Este joven parecía dotado de cualidades: era de buen aspecto, alto y parecía lo que el pueblo podía necesitar, sobre todo en la lucha contra los filisteos; pero no fue precisamente un gran rey, aparece lleno de complejos, celos, iras y depresiones.
  • Dios sigue llamando en las circunstancias familiares y sociales de cada época y se sirve de pequeños acontecimientos, o de palabras que parecen intrascendentes. Todo depende de cómo sepamos responder y si alguien nos ayuda y nos guía en el reconocimiento de la voz de Dios, y en la maduración de nuestras posibilidades.

***

  • Roma había organizado sistemáticamente la recaudación de impuestos y tarifas. Un procedimiento ordinario era poner a un recaudador con un grupo de soldados, a la entrada de las ciudades, para cobrar las tarifas de las mercancías que entraban o salían de la ciudad.
  • Jesús salió de nuevo a orillas del mar y les enseñaba. Esta vez, al pasar, Jesús vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado en la oficina de la Aduana y le dijo: «Sígueme». El quinto discípulo a quien Jesús llama es un «cobrador de impuestos, un aduanero, un encargado de recaudación pública de Cafarnaúm.
  • Este hombre se levantó y lo siguió. Con estos dos verbos queda expresada la ruptura de Leví a su habitual estilo de vida, con su pasado de injusticia para seguir a Jesús. Al atardecer Jesús se sienta a la mesa en casa de Mateo y muchos publicanos y pecadores estaban recostados con «El y sus discípulos». El hecho de que en la comunidad estén juntos los discípulos judíos, gente sin religión, recaudadores, descreídos, pecadores conside­rados impuros y que están religiosamente discriminados, provoca la protesta de los maestros de la Ley, que pretenden mostrar a los discípulos lo impropio de la conducta de su Maestro.
  • Los escribas del partido de los fariseos se escandalizan porque Jesús no sólo se atrevía a perdonar pecados; sino que ahora llama a publicanos y además come con ellos. El «grupo de los fariseos» dedicados al conocimiento de la ley y de la tradición, para promover su estricto cumplimiento, insistían en la gravedad de frecuentar a ciertas personas para no comprometer su pureza legal.
  • Jesús no se deja llevar por las clasificaciones corrientes que en su época originaban la marginación de tantos hombres; y ante la reacción de los fariseos, encerrados en su autosuficiencia y convencidos de ser los perfectos, su palabra es clara y firme: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos porque no he venido a llamar a los «justos», sino a los «pecadores».
  • La casa de Mateo se convierte en figura de la nueva comunidad del Reino, compuesta de dos grupos: el de los discípulos, al que pertenecen los primeros llamados, que procedían del judaísmo, y el grupo de los otros seguidores, muy numero­sos, que no proceden de Israel. El centro de la nueva comunidad es Jesús; su espíritu es la unión, amistad y alegría propias de un banquete.
  • Para el discípulo, en esta lección, queda retratado el amor misericordioso de Dios, manifestado en Cristo Jesús. Llamando a “pecadores”, a los débiles y los enfermos, Jesús revela al Dios gratuito de aquellos que no lo pueden comprar.
  • Cristo nos ha venido a salvar a nosotros y no nos acepta porque somos perfectos, sino que nos recibe y nos llama a pesar de nuestras debilidades y de la fama que podamos tener. Siempre está latente la tentación de tener los ojos muy abiertos a los defectos de los demás y cerrados a los nuestros. Ubicarnos como jueces y criticar. Vivir la Buena Nueva del reino significa, como Jesús, saber comprender, tolerar, dar un voto de confianza, aceptar a las personas como son y no como quisiéramos que fueran, para ayudarlos a dar pasos adelante, transformando sus vidas. Nos llama: no por nuestros méritos sino por su gran misericordia; y esto no tiene precio porque es de infinito valor.

PARA DISCERNIR

  • ¿Miramos a los demás con nuevos ojos, después de ver y escuchar a Jesús sentado a la mesa con los pecadores y los publicanos?
  • ¿Estamos dispuestos a estrechar la mano de los más extraños, los más lejanos, los despreciados y segregados de nuestra sociedad?
  • ¿Cuál es mi actitud frente a los pecadores? ¿Me repito a mí mismo la palabra de Jesús?

REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA

Me llamas Señor y te sigo

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos»

…”Dice el apóstol Pablo: «Despojaos del hombre viejo con sus obras, y revestíos del hombre nuevo» (Col 3, 9-10)… Ésta ha sido la obra que Cristo llevó a cabo llamando a Leví; le ha devuelto su verdadero rostro y ha hecho de él un hombre nuevo. Es también por este título de hombre nuevo que el antiguo publicano ofrece a Cristo un banquete, porque Cristo se complace en él y merece tener su parte de felicidad estando con Cristo… Desde aquel momento le siguió feliz, alegre, desbordante de gozo.

«Ya no me comporto como un publicano, decía; ya no soy el viejo Leví; me he despojado de Leví revistiéndome de Cristo. Huyó de mi vida primera; sólo quiero seguirte a ti, Señor Jesús, que curas mis heridas. ¿Quién me separará del amor de Dios que hay en ti? ¿la tribulación? ¿la angustia? ¿el hambre? (Rm 8,35). Estoy unido a ti por la fe como si fuera con clavos, me has sujetado con las buenas trabas del amor. Todos tus mandatos serán como un cauterio que llevaré aplicado sobre mi herida; el remedio muerde, pero quita la infección de la úlcera. Corta, Señor, con tu espada poderosa la podredumbre de mis pecados; ven pronto a cortar las pasiones escondidas, secretas, variadas. Purifica cualquier infección con el baño nuevo.

«Escuchadme, hombres pegados a la tierra, los que tenéis el pensamiento embotado por vuestros pecados. También yo, Leví, estaba herido por pasiones semejantes. Pero he encontrado a un médico que habita en el cielo y que derrama sus remedios sobre la tierra. Sólo él puede curar mis heridas porque él no tiene esas heridas; sólo él puede quitar al corazón su dolor y al alma su languidez, porque conoce todo lo que está escondido”… 

San Ambrosio (hacia 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia – Comentario a Lucas, 5, 23.27

PARA REZAR

Señor, el día empieza.
Como siempre, postrados a tus pies,
la luz del día queremos esperar.
Eres la fuerza
que tenemos los débiles, nosotros.

Padre nuestro
que en los cielos estás,
haz a los hombres iguales;
que ninguno se avergüence de los demás;
que todos al que gime den consuelo;
que todos al que sufre del hambre la tortura,
le regalen en rica mesa de manteles blancos
con blanco pan y generoso vino;
que no luchen jamás;
que nunca emerjan
entre las áureas mieses de la historia,
sangrientas amapolas, las batallas.

Luz, Señor,
que ilumine las campiñas y las ciudades;
que a los hombres todos,
en sus destellos mágicos,
envuelva luz inmortal;
Señor, luz de los cielos,
fuente del amor y causa de la vida.

Liturgia de las Horas

Por Mari