SEMANA SANTA – CICLO A
DOMINGO DE RAMOS
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 21, 1-11
Cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió a dos discípulos, diciéndoles: «Vayan al pueblo que está enfrente, e inmediatamente encontrarán un asna atada, junto con su cría. Desátenla y tráiganmelos. Y si alguien les dice algo, respondan: «El Señor los necesita y los va a devolver en seguida».»
Esto sucedió para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Digan a la hija de Sión: Mira que tu rey viene hacia ti, humilde y montado sobre un asna, sobre la cría de un animal de carga.
Los discípulos fueron e hicieron lo que Jesús les había mandado; trajeron el asna y su cría, pusieron sus mantos sobre ellos y Jesús se montó. Entonces la mayor parte de la gente comenzó a extender sus mantos sobre el camino, y otros cortaban ramas de los árboles y lo cubrían con ellas. La multitud que iba delante de Jesús y la que lo seguía gritaba:
« ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!»
Cuando entró en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, y preguntaban: « ¿Quién es este?» Y la gente respondía: «Es Jesús, el profeta de Nazaret en Galilea.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Jesús procedía de su tierra de Galilea y se acercaba a Jerusalén para celebrar la fiesta de la Pascua, fiesta que reunía a todos los judíos para recordar las grandes obras que Dios había hecho por su pueblo elegido.
- Con Jesús, muchos se encaminaban también hacia Jerusalén. Gente de muchos lugares y también muchos de Galilea que habían escuchado su predicación sobre el Reino de Dios y lo habían visto acercarse a los pobres y a los débiles, también lo habían visto curar a los enfermos y luchar contra la injusticia y la mentira.
- Jesús hace su entrada en Jerusalén como Mesías en un humilde burrito como había sido profetizado por Zacarías muchos siglos antes. Es aclamado como enviado de Dios con cantos mesiánicos y llenos de alegría porque este pueblo conocía bien las profecías
- Jesús admite el homenaje. Aunque para Él es un llamado a establecer un reino de paz y de reconciliación sus partidarios se imaginan que es el inicio de un reinado temporal como nación poderosa que acabe con el sometimiento de Israel a los romanos.
- Sin embargo las características de esta entrada «triunfal» no tiene nada de triunfalista. Jesús no se presenta como un vencedor al frente de un regimiento, sino como un rey pacífico. Esta entrada representó para Jesús la entrada en su pasión.
- Hoy las palmas anuncian victoria y triunfo: «¡Viva! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el Reino que llega!». Porque hacia la Pascua caminamos, seguros de que después de la cruz explotará el ¡Aleluya! de la resurrección.
- Al conmemorar ritualmente este episodio de la vida de Cristo, nosotros deseamos proclamar que Jesús es nuestro Rey. Pero su realeza no consiste en la posesión de un dominio universal humano sino que ha sido conquistada al precio del sacrificio de su propia vida.
- Participar en esta liturgia hace posible que también nosotros formemos parte de la muchedumbre que lo acompañó aquel día. Nosotros, hoy, también aclamamos a Jesús y queremos que su camino, su estilo, su manera de hacer, sea también la nuestra porque reconocemos, aunque nos cueste, que son los únicos que valen la pena.
- Nosotros, hoy, sabemos que el camino de Jesús acabará con la muerte en la cruz. Sabemos que su libertad, su amor, su entrega a los pobres y a los débiles no serán bien recibidas por los poderes de este mundo y que lo condenarán a una muerte terrible.
- Nosotros, hoy, al iniciar la Semana Santa, decimos con nuestros ramos y nuestras palmas que le agradecemos su amor fiel hasta la muerte, amor del que nacerá vida por siempre, vida para todos, vida capaz de transformarnos a todos.
- Su amor es más fuerte que la muerte, que el mal, que el pecado. Nuestro caminar al lado de Jesús con tantos hermanos en la fe que tienen nuestros mismos gozos y esperanzas, nuestros mismos anhelos e inquietudes a lo largo de esta semana, es el mejor discipulado para nuestra vida de cada día.
- Que estos ramos y palmas que tenemos en las manos sean, hoy y cada día, la señal de nuestra fe, la señal de nuestra alegría de seguir a Jesús, la señal de nuestra convicción profunda de que su camino es el único camino de vida y de salvación para siempre.
- Jesús quiere también entrar hoy triunfante en la vida de los hombres sobre una cabalgadura humilde: quiere que demos testimonio de Él, en la sencillez de nuestro trabajo bien hecho, con nuestra alegría serena y con nuestra sincera preocupación por los demás.
Misa
Lectura del libro del profeta Isaías 50, 4-7
El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento. Cada mañana, él despierta mi oído para que yo escuche como un discípulo.
El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían.
Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24 (R.: 2a)
R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Los que me ven, se burlan de mí,
hacen una mueca y mueven la cabeza, diciendo:
«Confió en el Señor, que él lo libre;
que lo salve, si lo quiere tanto.» R.
Me rodea una jauría de perros,
me asalta una banda de malhechores;
taladran mis manos y mis pies.
Yo puedo contar todos mis huesos. R.
Se reparten entre sí mi ropa
y sortean mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
tú que eres mi fuerza, ven pronto a socorrerme. R.
Yo anunciaré tu Nombre a mis hermanos,
te alabaré en medio de la asamblea:
«Alábenlo, los que temen al Señor;
glorifíquenlo, descendientes de Jacob;
témanlo, descendientes de Israel.» R.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Filipos 2, 6-11
Jesucristo, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz.
Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: «Jesucristo es el Señor.»
Palabra de Dios
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 27, 1-2. 11-54
C. Jesús compareció ante el gobernador, y este le preguntó:
S. « ¿Tú eres el rey de los judíos?»
C. El respondió:
X «Tú lo dices.»
C. Al ser acusado por los sumos sacerdotes y los ancianos, no respondió nada. Pilato le dijo:
S. « ¿No oyes todo lo que declaran contra ti?»
C. Jesús no respondió a ninguna de sus preguntas, y esto dejó muy admirado al gobernador. En cada Fiesta, el gobernador acostumbraba a poner en libertad a un preso, a elección del pueblo. Había entonces uno famoso, llamado Barrabás. Pilato preguntó al pueblo que estaba reunido:
S. « ¿A quién quieren que ponga en libertad, a Barrabás o a Jesús, llamado el Mesías?»
C. El sabía bien que lo habían entregado por envidia. Mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir:
S. «No te mezcles en el asunto de ese justo, porque hoy, por su causa, tuve un sueño que me hizo sufrir mucho.»
C. Mientras tanto, los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la multitud que pidiera la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. Tomando de nuevo la palabra, el gobernador les preguntó:
S. « ¿A cuál de los dos quieren que ponga en libertad?»
C. Ellos respondieron:
S. «A Barrabás.»
C. Pilato continuó:
S. « ¿Y qué haré con Jesús, llamado el Mesías?»
C. Todos respondieron:
S. « ¡Que sea crucificado!»
C. El insistió:
S. « ¿Qué mal ha hecho?»
C. Pero ellos gritaban cada vez más fuerte:
S. « ¡Que sea crucificado!»
C. Al ver que no se llegaba a nada, sino que aumentaba el tumulto, Pilato hizo traer agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo:
S. «Yo soy inocente de esta sangre. Es asunto de ustedes.»
C. Y todo el pueblo respondió:
S. «Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos.»
C. Entonces, Pilato puso en libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado.
Salud, rey de los judíos
C. Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron a toda la guardia alrededor de él.
Entonces lo desvistieron y le pusieron un manto rojo.
Luego tejieron una corona de espinas y la colocaron sobre su cabeza,
pusieron una caña en su mano derecha y, doblando la rodilla delante de él,
se burlaban, diciendo:
S. «Salud, rey de los judíos.»
C. Y escupiéndolo, le quitaron la caña y con ella le golpeaban la cabeza. Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron de
nuevo sus vestiduras y lo llevaron a crucificar.
Fueron crucificados con él dos ladrones
C. Al salir, se encontraron con un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo obligaron a llevar la cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota, que significa «lugar del Cráneo», le dieron de beber vino con hiel. El lo probó, pero no quiso tomarlo. Después de crucificarlo, los soldados sortearon sus vestiduras y se las repartieron; y sentándose allí, se quedaron para custodiarlo. Colocaron sobre su cabeza una inscripción con el motivo de su condena: «Este es Jesús, el rey de los judíos.» Al mismo tiempo, fueron crucificados con él dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
Si eres Hijo de Dios, baja de la cruz
C. Los que pasaban, lo insultaban y, moviendo la cabeza, decían:
S. «Tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!»
C. De la misma manera, los sumos sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos, se burlaban, diciendo:
S. « ¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo! Es rey de Israel: que baje ahora de la cruz y creeremos en él. Ha confiado en Dios; que él lo libre ahora si lo ama, ya que él dijo: «Yo soy Hijo de Dios».»
C. También lo insultaban los ladrones crucificados con él.
Elí, Elí, ¿lemá sabactani?
C. Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, las tinieblas cubrieron toda la región. Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó en alta voz:
X «Elí, Elí, lemá sabactani.»
C. Que significa:
X «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»
C. Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron:
S. «Está llamando a Elías.» En seguida, uno de ellos corrió a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña, le dio de beber. Pero los otros le decían:
S. «Espera, veamos si Elías viene a salvarlo.»
C. Entonces Jesús, clamando otra vez con voz potente, entregó su espíritu.
Aquí todos se arrodillan, y se hace una breve pausa.
C. Inmediatamente, el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo, la tierra tembló, las rocas se partieron y las tumbas se abrieron. Muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron y, saliendo de las tumbas después que Jesús resucitó, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a mucha gente. El centurión y los hombres que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y todo lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron:
S. « ¡Verdaderamente, este era Hijo de Dios!»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Ramos y Pasión, gozo y tristeza, vida y muerte son el contraste en nuestro andar de cada día. La fiesta de hoy tiene palabras y sentimientos encontrados: ramos de alabanza y de aclamación junto a la muerte en el Gólgota.
- Aparentemente, la cruz es signo de fracaso, es el hundimiento de Jesús en el reino de la muerte. Pero para el creyente, su muerte es la señal luminosa de vida, de entrega, de victoria.
- Las lecturas de hoy nos centran en el gran modelo del camino pascual, Cristo Jesús, solidario con sus hermanos, se entrega hasta la muerte y alcanza Nueva Vida para Él y toda la comunidad creyente.
- La primera lectura está tomada del tercer canto del Siervo de Yahvé del libro de Isaías. Oímos al siervo que escucha la palabra desde la mañana abriendo el oído y sin rebelarse. Escuchar la palabra significa también aceptar los acontecimientos por más duros que sean. Le golpean la espalda, las mejillas y se deja mesar la barba. No oculta su rostro a insultos ni salivazos. Vemos en estos versos la historia misma de la Pasión de Jesús. Pero El Señor viene en ayuda del siervo obediente que no queda avergonzado.
- En el himno de la segunda lectura Pablo presenta cómo Cristo ha bajado, en su solidaridad con nosotros, hasta la renuncia total y la humillación de la cruz, pero ha sido elevado por el Padre hasta la gloria. Estamos en el corazón mismo de la fe cristiana. Y Pablo trae este himno para animarnos a que nuestros sentimientos sean los mismos que los de Cristo Jesús.
- En el Evangelio escuchamos el relato de la pasión de Jesús que es la cumbre del mensaje de este domingo. Jesús ha seguido el camino de la Cruz que lleva a la resurrección. Un camino solidario, arquetipo de todo el dolor de la humanidad, y también del estilo con que Dios salva.
- El evangelista describe con detalles los padecimientos de Jesús: desde sus temores durante la última cena, y su angustiosa oración en Getsemaní, hasta su último grito al expirar en la cruz. Sin embargo, esta pasión de Cristo es la epifanía de la pasión de Dios por los hombres. En Jesús, en su vida, en sus palabras, en sus milagros, pero sobre todo en su entrega y muerte, se hace evidente para los cristianos todo el misterio insondable del amor de Dios por todos los hombres. El Hijo del Hombre «por nosotros, y por nuestra salvación fue crucificado, muerto y sepultado».
- En la Iglesia continúa la pasión de Cristo, porque la comunidad cristiana es el lugar de la lucha contra el mal. La Iglesia debe recoger todos los sufrimientos de los hombres y batallando ferozmente contra los egoísmos y las faltas de amor debe convertirse en lugar de encuentro, perdón, reconciliación y crecimiento. Ningún dolor humano debe ser extraño a la Iglesia. La pasión de Cristo continúa hoy en todos los hombres que sufren cualquier clase de dolor físico, moral o espiritual. En los millones de hombres y mujeres que injusta e inocentemente son reducidos a la miseria, a la muerte de hambre, a la muerte violenta impuesta desde ideas o intereses inconfesables, en cada muerto de hambre o por la droga, en cada muerto en soledad y abandono, siguen andando en carne viva los pasos de la pasión de Jesús.
- Por eso, el único signo creíble de los discípulos de Cristo de lucha contra el pecado es la «compasión» efectiva con todo el dolor de la humanidad.
- Cristo ha asumido la vida del hombre en su totalidad, con dolor y muerte incluidos. Nuestra contemplación de Cristo en la cruz será auténtica si nos hace verdaderamente más humanos: cargando los dolores de los hombres, luchando solidariamente para disminuir el sufrimiento de los demás y viviendo esperanzadamente nuestra vida de cada día.
PARA DISCERNIR
- ¿Me cuesta descubrir la presencia de Dios en el dolor y el sufrimiento?
- ¿Alejo de mí todo lo que suene a dificultad o sacrificio?
- ¿Qué cosas buenas o necesarias he dejado de lado por miedo al sufrimiento?
- ¿He claudicado en la búsqueda de la verdad y del bien por miedo al dolor?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DIA
Se humillaba y no abría la boca
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…Cuando no aceptamos verdaderamente a Jesús como Hijo de Dios para justificar nuestras opciones equivocadas, renegamos de él. Y lo renegamos por no compartir su suerte, por no participar en su muerte. Siempre que no sabemos negarnos a nosotros mismos, renegamos de Jesús. Siempre que queremos salvarnos de la cruz, le miramos de lejos, y en la práctica decimos —aunque no sea de palabra- que no lo conocemos.
¿Acaso no nos sucede esto con frecuencia? Si por consiguiente tantas veces renegamos de Jesús, otras tantas deberíamos saber llorar amargamente y asumir el arrepentimiento y la conversión como compromiso de vida: éste es ciertamente el único camino hacia la santidad. La santidad no es fruto de virtud, sino un don de misericordia para quien se abre para acogerla, para quien se arrepiente de todo corazón, consciente de ser pecador. Es una gracia que el Señor nos haga ver nuestro pecado para llevarnos al arrepentimiento. Nos da la posibilidad de arrepentirnos: así es su misericordia…
(A. M. Cánopi. Pasión de Jesús según Mateo y «Vía Crucis», Casale Monf. 1994, 23s).
PARA REZAR
Tu voluntad
Dentro de mí siento muchas veces
la rebeldía de quien no se conforma.
Tu voluntad trae momentos de intensa
alegría, pero tiene también el peso
de muchas cruces.
Por eso no soy coherente con tu sí.
No me gusta cargar con el peso,
ni escuchar un no como respuesta,
aun cuando “no” venga de ti.
Aún no aprendí a sonreír
en los momentos de dolor y a mantener
la serenidad a la hora de la presión.
Termino pidiendo que hagas lo que yo quiero,
de la manera que lo quiero,
y en el tiempo que yo quiero.
La mía es aún una voluntad caprichosa y rebelde.
Aún no entendí que tienes un plan para mí.
Dios del sí, y del no: enséñame a decir sí.
Amén.
LUNES SANTO
El no levantará la voz
Lectura del libro del profeta Isaías 42, 1-7
Así habla el Señor:
Este es mi Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. Yo he puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las naciones. El no gritará, no levantará la voz ni la hará resonar por las calles. No romperá la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente. Expondrá el derecho con fidelidad; no desfallecerá ni se desalentará hasta implantar el derecho en la tierra, y las costas lejanas esperarán su Ley.
Así habla Dios, el Señor, el que creó el cielo y lo desplegó, el que extendió la tierra y lo que ella produce, el que da el aliento al pueblo que la habita y el espíritu a los que caminan por ella.
Yo, el Señor, te llamé en la justicia, te sostuve de la mano, te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, la luz de las naciones, para abrir los ojos de los ciegos, para hacer salir de la prisión a los cautivos y de la cárcel a los que habitan en las tinieblas.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 26, 1. 2. 3. 13-14 (R.: 1a)
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida,
¿ante quién temblaré? R.
Cuando se alzaron contra mí los malvados
para devorar mi carne,
fueron ellos, mis adversarios y enemigos,
los que tropezaron y cayeron. R.
Aunque acampe contra mí un ejército,
mi corazón no temerá;
aunque estalle una guerra contra mí,
no perderé la confianza. R.
Yo creo que contemplaré la bondad del Señor
en la tierra de los vivientes.
Espera en el Señor y sé fuerte;
ten valor y espera en el Señor. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan 12, 1-11
Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde estaba Lázaro, al que había resucitado. Allí le prepararon una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los comensales.
María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume.
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo: « ¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?» Dijo esto, no porque se interesaba por los pobres, sino porque era ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común, robaba lo que se ponía en ella.
Jesús le respondió: «Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el día de mi sepultura. A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre.»
Entre tanto, una gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba allí, y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado. Entonces los sumos sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos se apartaban de ellos y creían en Jesús, a causa de él.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Entramos en la Semana Santa, seis días antes de la Pascua en la cena en Betania. Comienza la cuenta regresiva para la muerte de Jesús. Estamos con Jesús en el lugar “donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos”, conecta lo que acababa de suceder –la experiencia de fe en la resurrección- con la Pasión de Jesús que está por comenzar.
- Vamos a hacer un camino desde el amor y la adoración, dejándonos llevar por la imagen de María. Ella tomando la iniciativa, le rinde el homenaje de su cariño: lo unge con perfume de nardo puro, importado, y en abundante cantidad. Su costo de “trescientos denarios”, era el equivalente de trescientos jornales para quien trabaja en el campo. El amor agradecido de María, es un amor que se desborda completamente.
- Pero también descubrimos que en este camino, no todo es amor. En el mismo lugar, está Judas Iscariote, que reacciona negativamente frente al gesto desbordante de generosidad de María de Betania. El reproche que hace refleja su incapacidad de ver más allá. Sus motivaciones ocultas e inconfesadas están signadas por sus propios intereses.
- Jesús le dará la correcta interpretación al gesto de María: “Para el día de mi sepultura”. Este es el gesto de fe, de alguien que ha centrado todo en la persona de Jesús y ha entrado en el misterio de su Cruz.
- Con la frase “a los pobres los tendrán siempre con ustedes”, Jesús reafirmará que el gesto de María y la aceptación por su parte no es una negativa para el servicio a los pobres, sino precisamente lo contrario. Por la muerte de Jesús, desde los corazones redimidos por Él se expresará el amor a los hermanos. La Cruz de Jesús purifica y encamina todo amor. Judas va a contramano de esta propuesta.
- Finalmente, entran en escena los sumos sacerdotes, quienes también reaccionan negativamente frente a Jesús, porque muchos judíos se les iban y creían en Jesús.
- Judas, es incapaz de abrirse al amor. Los sumos sacerdotes son incapaces de creer, aún frente a la evidencia. Es así como en torno a Jesús, surge el conflicto entre los que aman y buscan la vida, y los que solamente piensan en tramar acusaciones, trampas y muerte.
- Frente a la fuerza de la amistad, se revelan también los secretos motivos ocultos de la mezquindad, la superficialidad y la maldad que también habitan en el corazón del hombre.
- Este es el pecado: no querer dejarse interpelar, ni llamar, ni transformar por el lenguaje del amor de Jesús.
PARA DISCERNIR
- ¿Calculo mi entrega al Señor?
- ¿En qué le mezquino mi entrega?
- ¿Dónde no lo dejo llegar?
- ¿Con cuál de los dos discípulos me identifico más? ¿Por qué?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DIA
Hagan del amor la norma de su vida, a imitación de Cristo
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…El ungüento que María extiende es el símbolo de la comunión nupcial con Jesús manifestado por la comunidad cristiana. Celebramos la llamada de nuestras comunidades cristianas, representadas por María de Betania, a la comunión total con Jesús, dador de vida. Es Él quien transforma lo que debería haber sido un banquete fúnebre en memoria de Lázaro en un banquete gozoso. Es Él quien cambia el hedor insoportable de un muerto «de cuatro días» en el perfume que inunda la casa de alegría. Es Él quien contesta a todos los Judas de la tierra, que consideran un despilfarro el ungüento precioso de la intimidad con Dios y oponen los pobres al Señor. Es Él quien rechaza la «práctica» de los que prefieren la eficiencia del dinero a cualquier éxtasis de amor y reducen maliciosamente a un valor monetario lo que no tiene precio. Es a Él, en resumidas cuentas, a quien debemos buscar en la oración del abandono, en la experiencia contemplativa y en nuestro modo de vivir.
Que el Señor nos libre del error de Judas, que, insensible al perfume de nardo, sólo escucha el tintinear de las monedas, y en vez de percibir el resplandor del aceite, se deja seducir por el brillo del dinero. ¿Cuál es este perfume de ungüento con el que debemos llenar la casa, y cuál es este buen olor de Cristo que debemos difundir por el mundo? El perfume que debe llenar la casa es la comunión. Naturalmente, como el que compró María de Betania, el ungüento de la comunión tiene un precio muy elevado. Y debemos pagarlo sin rebajas, con mucha oración, ya que no se trata de un producto comercial de venta en nuestras perfumerías, ni es fruto de nuestros esfuerzos titánicos. Es un don de Dios que debemos implorar sin cansarnos. Pero lo obtendremos, estoy seguro, y su perfume llenará toda nuestra Iglesia…
Bello, Lenguaje de comunión, Terlizzi 1991, 69-75, passim.
PARA REZAR
Salmo de los dos caminos.
Aquí estoy, Señor Jesús;
mis pasos buscan tus huellas.
La vida y la muerte están ante mí;
el bien y el mal se cruzan en mi corazón
que sin descanso busca, pide y llama.
Quiero dar frutos de paz y bien,
y dejar que las semillas
que has sembrado en mí se abran.
No dejes jamás, Señor,
que se marchiten mis hojas verdes,
ni que el viento las arranque,
una a una, de sus ramas.
Quiero seguir el camino del hombre nuevo,
del hombre que dice sí a la vida
y con tesón la guarda.
Señor Jesús,
contigo se hace el camino suave y ligero,
al llevar entre tú y yo
esta pesada carga.
Quiero ser buen discípulo tuyo,
y aprender de ti, Maestro,
a ser libre como el viento,
en Espíritu, que guía y salva.
MARTES SANTO
Serás la luz de las naciones
Lectura del libro del profeta Isaías 49, 1-6
¡Escúchenme, costas lejanas, presten atención, pueblos remotos! El Señor me llamó desde el seno materno, desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre. El hizo de mi boca una espada afilada, me ocultó a la sombra de su mano; hizo de mí una flecha punzante, me escondió en su aljaba. El me dijo: «Tú eres mi Servidor, Israel, por ti yo me glorificaré.» Pero yo dije: «En vano me fatigué, para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza.» Sin embargo, mi derecho está junto al Señor y mi retribución, junto a mi Dios. Y ahora, ha hablado el Señor, el que me formó desde el seno materno para que yo sea su Servidor, para hacer que Jacob vuelva a él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza. El dice: «Es demasiado poco que seas mi Servidor para restaurar a las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 70, 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15 y 17 (R.: cf. 15)
R. Mi boca anunciará tu salvación, Señor.
Yo me refugio en ti, Señor,
¡que nunca tenga que avergonzarme!
Por tu justicia, líbrame y rescátame,
inclina tu oído hacia mí, y sálvame. R.
Sé para mí una roca protectora,
tú que decidiste venir siempre en mi ayuda,
porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.
¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío! R.
Porque tú, Señor, eres mi esperanza
y mi seguridad desde mi juventud.
En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;
desde el seno materno fuiste mi protector. R.
Mi boca anunciará incesantemente
tus actos de justicia y salvación,
aunque ni siquiera soy capaz de enumerarlos.
Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud,
y hasta hoy he narrado tus maravillas. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan 13, 21-33. 36-38
Jesús, estando en la mesa con sus discípulos, se estremeció y manifestó claramente: «Les aseguro que uno de ustedes me entregará.»
Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería.
Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús. Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: «Pregúntale a quién se refiere.» El se reclinó sobre Jesús y le preguntó: «Señor, ¿quién es?»
Jesús le respondió: «Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato.»
Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: «Realiza pronto lo que tienes que hacer.»
Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto. Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: «Compra lo que hace falta para la fiesta», o bien que le mandaba dar algo a los pobres. Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche.
Después que Judas salió, Jesús dijo: «Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto. Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: «A donde yo voy, ustedes no pueden venir».»
Simón Pedro le dijo: «Señor, ¿a dónde vas?»
Jesús le respondió: «Adonde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás.»
Pedro le preguntó: « ¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti.»
Jesús le respondió: « ¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- El Siervo, en el segundo «canto» de Isaías es llamado por Dios desde el seno de su madre con una elección gratuita para que cumpla su proyecto de salvación.
- Dos comparaciones describen al Siervo: será como una espada, porque tendrá una palabra eficaz, y será como una flecha que el arquero guarda en su envoltorio, para lanzarla en el momento oportuno. La misión que Dios le encomienda es, reunir a Israel y ser luz de las naciones para que la salvación de Dios llegue hasta el confín de la tierra.
- En este segundo canto aparece ya la contradicción. El Siervo, no tendrá éxitos fáciles y sufrirá momentos de desánimo. Lo salvará la confianza en Dios. Jesús es el verdadero Siervo, luz para las naciones, el que con su muerte va a reunir a los dispersos, el que va a restaurar y salvar a todos.
***
- En el contexto de esas palabras del profeta, se entiende el relato del Evangelio de hoy. Jesús anuncia a los discípulos que uno de ellos lo traicionará. Pero esa traición no será ocasión de muerte sino de vida. La traición será el momento de la glorificación de Jesús.
- La intimidad, la traición instantánea y la traición diferida, se dan cita en esta cena que anticipa el final. Judas lo traicionará deliberadamente, participa del alimento del Maestro, pero no comparte su vida, no resiste la fuerza de su mirada. Por eso «sale inmediatamente». No sabe y no puede responder al amor que recibe.
- Pedro también lo traicionará; no ha entendido que quien no se deja amar tampoco puede amar. No comprende el sentido de la muerte de Jesús. Seguir a Jesús no consiste en dar la vida por Él, sino en darla con Él. También sus otros seguidores traicionarán su confianza huyendo al verlo detenido y clavado en la cruz.
- Sin embargo, Jesús traicionado permanece fiel. Abandonado por todos no pierde su confianza en el Padre: «ahora es glorificado el Hijo del Hombre… pronto lo glorificará Dios».
- Jesús entre contradicciones muestra que cuando una obra está marcada con la justicia del Padre, éste se encargará de no dejarla morir pese a las amenazas. Es la fe en su Padre lo que lleva a Jesús más allá de la traición y la derrota.
- En la iglesia de Jesús, hay que acostumbrarse a vivir con la posibilidad de la traición a Jesús y al evangelio. Pero sobre todo, no nos extrañemos de que la traición esté rondando nuestra propia casa. La traición puede generarse en cada uno de nosotros cuando llegamos a olvidar, lo que motivó cada momento de la vida de Jesús, y lo que lo llevó a la muerte: el amor a todos los hombres.
- A nuestra medida, todos llevamos un Judas dentro. Aquél que, suponiendo que está cerca, en realidad está lejos… o muy lejos de Jesús y de su Evangelio. El que, básicamente, traiciona su amistad, su confianza, su misión. El que se vende al mejor postor porque sólo lo busca por interés.
- También a nuestra medida, todos llevamos un Pedro dentro. El de las palabras bonitas, pero todavía superficiales. El que se justifica por pertenecer a un grupo, iglesia, parroquia, congregación, movimiento, grupo, pero en el fondo no vive el amor por todos los hombres.
- Tan cerca y tan lejos, Judas, Pedro y los demás discípulos que lo abandonan; cada uno según su forma representan esa parte de nosotros que aún necesita convertirse. “Era de noche” dice el Evangelio. Y lo sigue siendo cuando vivimos ahí, porque estamos hechos para cosas mayores.
- Quien quiera seguir a Jesús, se tendrá que identificar con el amor, pero no un amor de manifestaciones externas que se agotan, sino un amor como principio e identidad de vida, un amor que no se agota y que significa entrega, comprensión.
- La clave la da “el discípulo que Jesús amaba”, reclina la cabeza sobre el pecho de Jesús. Es un signo del conocimiento íntimo y profundo, del amor y la entrega, de la necesidad y la confianza. Ante la posibilidad de nuestra fragilidad se nos invita a vivir cerca del corazón de Jesús. Este debe ser también nuestro hogar. Llega la “hora” de Dios, dejémonos empapar de su eterna ternura y veamos toda la realidad, las personas, los acontecimientos, con los ojos y el corazón del siervo, que da su vida por todos y cada uno de los hombres.
PARA DISCERNIR
- ¿Hasta dónde doy mi vida por el Señor?
- ¿Pretendo méritos personales que justifiquen mi amistad y el amor de Jesús?
- ¿Qué significa su pasión?
- ¿Me dejo salvar por Jesús?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DIA
Dios entregó a su propio Hijo por todos nosotros
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…La miseria del hombre consiste en haber traicionado a Dios. Ninguna injusticia humana será de verdad reparada hasta que no se repare esta injusticia con Dios. Nos acusamos unos a otros, y todos somos culpables. Y los más culpables somos nosotros, los cristianos mediocres. Siempre deberemos hacer esta confesión, siempre seremos indignos de Cristo. Pero no es el momento de procesar al hombre cuando Dios agoniza en nuestros corazones.
Ciertamente, hay necesidades materiales que debemos satisfacer hoy, pues hay miserias corporales que no pueden demorarse ni una hora más. Mi intención no es tanto la de atenuar el sentimiento de su urgencia cuanto demostrar que su existencia proviene de nuestro abandono de Dios y que su curación se derivará infaliblemente de nuestro retorno a Dios. Lo que resulta tan grave en la hora presente —y a la vez tan grande— es que todos los problemas conllevan, de manera muy acuciante, una resonancia mística, comprometen el Reino de Dios y nos imponen el deber inexorable de ayudar a Dios crucificado, condenado por nuestro egoísmo y prisionero de su Amor; compadeciendo su dolor antes de enternecernos por el nuestro, esforzándonos por aliviar la herida que hace derramar sangre a su corazón.
Ahora es el tiempo de salir a su encuentro en el camino doloroso al que las culpas humanas le arrastran martirizando su rostro en el alma pecadora. Es necesario que nuestro corazón se convierta en sacramento del suyo y que ninguno de nuestros hermanos pueda lamentarse de no haber encontrado en nosotros su ternura. Entonces disminuirán el dolor y la sombra que proyecta sobre el rostro del Amor…
M. Zundel, El Evangelio interior, Padua 1991, 54-56.
PARA REZAR
“No me tienes que dar porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero, te quisiera”.
“¡Ay!, ¿quién podrá sanarme?
Acaba de entregarte ya de vero;
No quieras enviarme
De hoy, ya más mensajero,
que no saben decirme lo que quiero.
Y todos cuantos vagan
de ti me van mil gracias refiriendo
y todos más me llagan,
y déjanme muriendo,
un no sé qué,
que quedan balbuciendo”.
MIÉRCOLES SANTO
El Hijo del hombre será entregado
Lectura del libro del profeta Isaías 50, 4-9a
El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento. Cada mañana, él despierta mi oído para que yo escuche como un discípulo. El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás.
Ofrecí mi espalda a los que golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían.
Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado.
Está cerca el que me hace justicia: ¿quién me va a procesar? ¡Comparezcamos todos juntos! ¿Quién será mi adversario en el juicio? ¡Que se acerque hasta mí!
Sí, el Señor viene en mi ayuda: ¿quién me va a condenar?
Palabra de Dios.
SALMO Sal 68, 8-10. 21-22. 31 y 33-34 (R.: 14c y b)
R. En el momento favorable, respóndeme, Dios mío, por tu gran amor.
Por ti he soportado afrentas
y la vergüenza cubrió mi rostro;
me convertí en un extraño para mis hermanos,
fui un extranjero para los hijos de mi madre:
porque el celo de tu Casa me devora,
y caen sobre mí los ultrajes de los que te agravian. R.
La vergüenza me destroza el corazón,
y no tengo remedio.
Espero compasión y no la encuentro,
en vano busco un consuelo:
pusieron veneno en mi comida,
y cuando tuve sed me dieron vinagre. R.
Así alabaré con cantos el nombre de Dios,
y proclamaré su grandeza dando gracias;
que lo vean los humildes y se alegren,
que vivan los que buscan al Señor:
porque el Señor escucha a los pobres
y no desprecia a sus cautivos. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 26, 14-25
Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos
sacerdotes y les dijo: « ¿Cuánto me darán si se lo entrego?» Y resolvieron darle treinta monedas de plata. Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo.
El primer día de los Acimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: « ¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?»
El respondió: «Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: «El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos».»
Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.
Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: «Les aseguro que uno de ustedes me entregará.»
Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: « ¿Seré yo, Señor?»
El respondió: «El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!»
Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: « ¿Seré yo, Maestro?»
«Tú lo has dicho», le respondió Jesús.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Hoy, miércoles santo, leemos el tercer canto del Siervo. Sigue la descripción de la misión del Siervo, pero con una carga cada vez más fuerte de oposición y contradicciones. La misión que le encomienda Dios es: saber decir una palabra de aliento al abatido. Pero antes de hablar, antes de usar esa lengua de iniciado, Dios le despierta el oído para que escuche.
- También aquí triunfa la confianza en la ayuda de Dios, y con un diálogo muy vivo muestra su decisión de seguir adelante.
***
- La comunidad cristiana vio a Jesús descrito en esos cantos del Siervo. Su entrega hasta la muerte no es inútil: así cumple la misión que Dios le ha encomendado, al solidarizarse con toda la humanidad y su pecado.
- En el evangelio, leemos la traición de Judas según Mateo. Precisamente cuando Jesús quiere celebrar la Pascua de despedida con los suyos, como signo entrañable de amistad y comunión, uno de ellos ya ha concertado la traición por treinta monedas, que es el precio de un esclavo.
- Sin dejar de pensar en lo que se acerca, Jesús ha previsto esta comida de Pascua con sus discípulos, porque su tiempo está próximo. No es una comida improvisada al azar: será una «comida pascual» evocando toda la tradición judía. El pan sin levadura, evocaba la salida rápida de Egipto, en la que no hubo tiempo de dejar fermentar la masa: comida festiva cantando una liberación.
- En medio de este gesto religioso de profunda amistad, Jesús toma la iniciativa, y anuncia la presencia de las sombras de la traición. Esto provoca en los discípulos tristeza e inseguridad. La entrega y donación absolutamente gratuita de Dios y de su Hijo, se pagan con una entrega traicionera, con una venta por un precio absurdo que desvaloriza el don. Es la codicia la que se presenta como el motor capaz de querer frustrar el querer del Dios de la vida. Lo traicionará aquel que coma de su mismo plato.
- Jesús hace un gesto «de comunión»: para un hebreo, tender a alguien el plato, es hacer un gesto simbólico de amistad. De parte de Jesús, permanece su ofrecimiento de amistad. Jesús coloca a Judas ante su responsabilidad. Es Judas el que se condena al rechazar el cariño de su amigo. Jesús estaba habituado a «comer con los pecadores», y esta tarde, no ha rechazado a un pecador… es Judas quien lo ha rechazado.
- Él, como el resto de los apóstoles, esperaba de Jesús la instauración del Reino de Dios, en este mundo; y soñaba, al igual que los hijos del Zebedeo, ocupar un puesto de prestigio. Creía que se trataba de un reino como los de este mundo y lo seguirá buscando a su manera. El demonio tienta a querer cosas buenas, pero por el camino inadecuado. Pecado es procurar conseguir cosas buenas por camino equivocado.
- No era más interesado o pecador que el resto de los Doce, todos acabaron abandonando a Jesús o negándolo. Ninguno de ellos había experimentado todavía la conversión que provoca el amor.
- Un discípulo sin la fuerza y la pasión del amor, sin la fidelidad del vínculo y sin la claridad que exige asumir el proyecto de Jesús, será una mina de traiciones, desilusiones y amarguras.
- El proyecto de Jesús está sometido a la libertad de nuestras opciones. Dios no puede ni quiere tocar nuestra libertad y acepta la posibilidad de nuestro rechazo.
- La libertad siempre se ilumina y cobra verdad desde el amor. Junto a la libertad de traicionar aparece la libertad de entregarse, de darse, que sólo se da en la perspectiva del amor.
- Junto a la libertad humana, también se nos muestra la libertad de Dios: su omnipotencia, que es amor que se entrega desde su propio Hijo para que no seamos determinados para siempre por el pecado. Valorar este amor gratuito, conocerlo en profundidad y confiarnos en él hacen crecer en nuestra vida, un amor que supere la tentación de la traición y que sea capaz de levantarse arrepentido y confiado aun cuando se haya defraudado el amor de Aquel que nos amó hasta el fin.
- Cada Eucaristía, es también una comida en la que Jesús nos ofrece la comunión con El. Cada misa es un gesto de Jesús hacia los pecadores que somos nosotros, siempre que no nos excluyamos nosotros al rechazar su amor.
PARA DISCERNIR
- ¿Cómo se sigue repitiendo hoy la traición de Judas?
- ¿Cómo me preparo para comenzar mañana la celebración de la Pascua?
- ¿Qué me falta hacer?
- ¿Qué me invita a revisar este texto en mi relación con Jesús?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DIA
Sí, el Señor viene en mi ayuda: ¿quién me va a condenar?
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…Judas aparece como el protagonista de la liturgia de los tres primeros días de la Semana Santa: el Evangelio siempre habla de él. Y Judas está presente también en el cenáculo.
La presencia de Judas en medio de los doce, en torno a la mesa de Jesús, es, indudablemente, el hecho más inquietante entre los hechos, todos inquietantes, que se condensan en vísperas de la pasión del Señor. Es la presencia del enemigo entre los amigos, del que golpea en el momento y lugar en que se precisa la confianza, porque nadie puede ya defenderse con ninguno.
Jesús no ignora esta presencia, no la pasa por alto; pero, a la vez, no descubre a Judas, no le acusa, no discute con él, no trata de defenderse. No calla a propósito de dicha presencia, para hacerse también presente a él hasta el final. Los doce, sin embargo, tratan de descubrir quién es el que de ellos miente: y en esta tentativa sucumben y caen en la antigua ley de la sospecha recíproca generalizada, de la acusación, de la división. De aquí nace siempre la crisis de la relación fraterna y de comunión: del temor de ser traicionados, del temor de que otro se aproveche, de la pretensión imposible de poner a prueba y verificar las intenciones del otro. No existe otra manera de vencer al traidor que entregarse en sus manos y poner en manos de Dios la propia causa. Pensemos en cuántas desavenencias, cuántas ofensas, cuántas prepotencias, se esconden en nuestra vida por la sospecha. Para sentarse en torno a la mesa de Jesús es preciso fiarse uno de otro sin pensar en el precio que puede costar esta confianza…
G. Angelini, Los amó hasta el fin, Milán 1981, 40s.
PARA REZAR
Desde lo profundo de la incomprensión,
clamamos a ti, oh Dios.
Con la mirada puesta en las secuelas del odio y la intolerancia,
buscamos tu rostro, Señor.
Desde el dolor por las vidas inocentes que cada día son aniquiladas
por la violencia y la injusticia en sus diversas formas,
venimos a ti, nuestro Señor.
Y esperamos que tu misericordia sea con tus hijos y con tus hijas,
especialmente allí donde los mercaderes de la muerte
han sembrado hoy su cotidiana semilla de horror.
Clamamos por las víctimas de los terrorismos,
los más evidentes y los más sutiles,
que desconocen el valor de la vida que Tú nos regalaste.
Rogamos por aquellas personas cuyo horizonte se ha ensombrecido
como consecuencia de estos actos violentos,
que te desconocen como creador y sustentador de la vida.
Oramos para que la paz y la justicia se abracen y se besen de una vez,
poniendo fin a tanta barbarie y a tanto dolor sin sentido.
Desde lo profundo de nuestra incomprensión
sólo podemos esperar en ti, oh Dios,
confiando y creyendo que, finalmente,
la vida podrá más que la muerte,
el amor más que el odio,
la paz más que la violencia,
la comprensión más que la intolerancia…
Conmovidos por el absurdo,
seguimos esperando que amanezca
el tiempo de la justicia,
el tiempo de la compasión,
el tiempo del encuentro,
el tiempo de la armonía,
el tiempo de la fraternidad,
tu tiempo,
el tiempo del Reino.
Desde lo profundo del alma,
desde un corazón desgarrado,
sólo podemos pedirte, oh Dios,
«Sea tu paz,
bendita y hermanada a la justicia,
que abrace al mundo entero: ten compasión.
Que tu poder,
sustente el testimonio de tu pueblo,
tu Reino venga hoy: Kyrie eleison.»
Gerardo Obermann