22 DE JULIO – SANTA MARÍA MAGDALENA (F)
TIEMPO DTE EL AÑO – CICLO A
DOMINGO XV
Cayeron en tierra buena y dieron fruto
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 55, 10-11
Así habla el Señor:
Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar, para que dé la semilla al sembrador y el pan al que come, así sucede con la palabra que sale de mi boca: ella no vuelve a mí estéril, sino que realiza todo lo que yo quiero y cumple la misión que yo le encomendé.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 64, 10abcd. 10e-11. 12-13. 14 (R.: Lc 8,8)
R. La semilla cayó en tierra fértil y produjo fruto.
Visitas la tierra, la haces fértil
y la colmas de riquezas;
los canales de Dios desbordan de agua,
y así preparas sus trigales. R.
Riegas los surcos de la tierra,
emparejas sus terrones;
la ablandas con aguaceros
y bendices sus brotes. R.
Tú coronas el año con tus bienes,
y a tu paso rebosa la abundancia;
rebosan los pastos del desierto
y las colinas se ciñen de alegría. R.
Las praderas se cubren de rebaños
y los valles se revisten de trigo:
todos ellos aclaman y cantan. R.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma 8, 18-23
Hermanos:
Yo considero que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria futura que se revelará en nosotros. En efecto, toda la creación espera ansiosamente esta revelación de los hijos de Dios. Ella quedó sujeta a la vanidad, no voluntariamente, sino por causa de quien la sometió, pero conservando una esperanza. Porque también la creación será liberada de la esclavitud de la corrupción para participar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
Sabemos que la creación entera, hasta el presente, gime y sufre dolores de parto. Y no sólo ella: también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente anhelando que se realice la redención de nuestro cuerpo.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 1-23
Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas.
Les decía: «El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta. ¡El que tenga oídos, que oiga!»
Los discípulos se acercaron y le dijeron: « ¿Por qué les hablas por medio de parábolas?»
El les respondió: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice:
Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán. Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure.
Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron.
Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador.
Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la semilla al borde del camino. El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría, pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe.
El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto.
Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno.»
Palabra del Señor.
O bien más breve:
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 1-9
Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas.
Les decía: «El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.
¡El que tenga oídos, que oiga!»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- El exilio fue para el pueblo de la Alianza un duro golpe, no sólo desde el punto de vista religioso. Tienen la impresión de que el Señor ya no les es fiel y que sus promesas no se cumplen. En este contexto es subrayada la eficacia de la Palabra. La Palabra llega a los corazones y entra en ellos y así cumple su finalidad de dar vida, comunicar aquello que solamente Dios puede dar: la verdadera vida. La poética figura que presenta Isaías acerca de la lluvia, anticipa de algún modo la idea del Evangelio: el agua cae a la naturaleza y la fecunda, así como la semilla cae en tierra para volverse fecunda. El poder de Dios, por consiguiente, es siempre eterno, aun cuando en ciertos momentos su eficacia parezca comprometida.
***
- La carta de Pablo describe los efectos que se esperan de la acción de Dios en la creación. La “salvación en esperanza” que experimentamos en medio de los sufrimientos del presente, nos llena de alegría en la contemplación de la acción salvadora de Dios.
***
- Jesús está en Cafarnaún y se dirige a la orilla del lago. Mateo sitúa esta escena en el mismo día de los sucesos anteriores. La «casa» de la que sale representa al círculo de sus discípulos. Jesús se ha mostrado amigo de los niños, dispuesto a curar a los enfermos, inclinado a estar con los despreciados por la sociedad de su tiempo, amigo de publicanos y pecadores. La parábola del sembrador, es la primera de siete sobre el reino de Dios que Jesús va a dirigir a esta muchedumbre que atraída por Él, lo sigue para verlo y escucharlo.
- El maestro se sube a una barca y se separa de la orilla. La barca era su cátedra, y la costa del lago un aula. Todos escuchan la palabra serena y esperanzada del Rabbí de Nazaret. Sus palabras tienen sabor a novedad, a valentía y franqueza. Su palabra es viva como una luz que ilumina los más oscuros rincones del corazón. Es la lluvia suave y penetrante de la que había hablado el profeta, que cae del cielo y que no retorna sin haber producido su fruto. A la predicación de Jesús los dirigentes religiosos van respondiendo cada vez con mayor dureza y rechazo.
- Jesús es consecuente con la voluntad del Padre de revelar el Reino de Dios a los sencillos, por eso les habla en parábolas. Desde las parábolas explicará cómo se implanta y se vive este reino. Mostrará la lentitud de su implantación y la dificultad de su maduración.
- La parábola del sembrador nos presenta la salvación como una iniciativa que es siempre del Padre, pero que necesita de nuestra libre colaboración. La Palabra tiene fuerza: posee una potencia total para transformar los corazones; pero no se impone, sino que sólo se propone a nuestra aceptación libre y gratuita.
- En Jesús, Dios nos habla a través de la Palabra hecha carne, que es amor hasta la muerte, el amor de la entrega absoluta. En la palabra y en los gestos de Jesús aparecen actitudes que representan lo mejor que existe en nuestra tierra: fraternidad, dulzura y renuncia a la violencia; servicio, perdón, paz contagiosa, pureza de un corazón, cuidado por la dignidad humana y la justicia, acogida sin condiciones, compasión por todo hombre y para todo dolor, misericordia para toda miseria y pecado, admisión de los impuros en la comunidad, aceptación del otro tal como es.
- La palabra de Dios no actúa automáticamente: es un don que se ofrece y podemos aceptarlo y colaborar en su acción creadora, o cerrarnos y seguir permitiendo que el mundo, siga andando librado a su propia suerte.
- Nuestra vida de discípulos y misioneros consiste en recibir y abrazar la Palabra de Dios; y conscientes de nuestra libertad y limitación, hacer nuestra su fuerza de salvación, abandonándonos, orando, dejándonos guiar y conducir por ella de modo que se transforme en Vida de nuestra vida.
- Toda la potencia del Dios encarnado en Cristo, se ha dejado a la Iglesia para realizar su misma misión. Llevar la buena nueva a todo el mundo para que sea fermento de todas las culturas, para que convierta las conciencias de los hombres, individual y colectivamente. Evangelizar es en primer lugar, llevar los criterios del Evangelio de Cristo a toda la humanidad, para renovarla en sus propios compromisos. Es un testimonio de vida.
- Dios constantemente quiere hablarnos por medio de su Hijo. La Iglesia siente, por eso, que ésta es la hora del discipulado. Nos invita a experimentar de nuevo la fascinación por su Señor y por su Palabra. El seguimiento que se hace por la escucha y la aceptación de la palabra lleva al testimonio, al fruto del sesenta o ciento por uno. Esto es evangelización.
- La Palabra es como la fuente donde vamos a llenar nuestros cántaros para saciar la sed de nuestras familias, de nuestro trabajo, de toda realidad en la que nos movemos. Esto es evangelizar. Esta es la Palabra hecha ministerio, servicio como Jesús que “no ha venido a ser servido, sino a servir y dar la vida en rescate”.
- Como discípulos nuestra palabra es reflejo o eco, de otra palabra y cauce hacia otra palabra.
- Como Iglesia de discípulos misioneros, necesitamos ir a la orilla para escuchar a Jesús que nos habla desde la barca y nos anuncia que el Reino de Dios no es un acto de magia que Dios realiza sino una semilla sembrada en la vida de los hombres y que está llamada a dar fruto. Y que, aunque mucha de esta semilla sembrada se pierda, mucha otra arraiga, germina, crece y se convierte en un árbol fuerte.
- El evangelio no es tan sólo una doctrina, una moral ni norma de buena conducta, ni siquiera una religión entre otras. El evangelio es Buena Noticia, fuerza salvadora de Dios «sembrada» por Jesús en el corazón del mundo, y de la vida de los hombres y regada definitivamente por la sangre que se derramó en la cruz.
- Jesús con esta parábola nos llama a la esperanza. Con toda siembra, nace y se alimenta la esperanza del sembrador, que no sembraría si no tuviera la confianza de saber que va a recoger un fruto. Con las manos colocadas cada día en la tierra, la mirada debe estar puesta, no tanto en los trabajos presentes, llenos de fatiga y sudor, sino en el futuro que promete una cosecha abundante.
- La fuerza transformadora del evangelio está trabajando en el corazón de la humanidad. La sed de justicia, de verdad, de libertad, de amor, la compasión, la tolerancia, el trabajo silencioso de muchos por el bien de todos, y todo gesto gratuito de amor, son un signo de que el Reino llega.
- Si bien hay violencia y muerte entre nosotros, también está creciendo en muchos hombres el anhelo de una verdadera paz. El consumismo egoísta en nuestra sociedad se impone con fuerza arrolladora, pero cada vez son más los que descubren el gozo de la solidaridad y del compartir. Aunque la indiferencia parezca haber apagado la fe, son muchos los corazones donde se despierta la búsqueda de Dios y la necesidad de oración.
- Nuestra seguridad es que la siembra de Jesús no terminará en fracaso. El mismo, como semilla hundida en la tierra, ha germinado dando frutos de resurrección y vida para todos los hombres.
PARA DISCERNIR
- ¿A qué palabras presto los oídos de mi corazón?
- ¿Qué Palabra o “palabras” dejo que me digan, me hagan, me creen, me renueven, me guíen?
- ¿Doy tiempo, lugar, espacio en mi vida para la Palabra?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Los he puesto para que den fruto
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…”Los sacramentos sin Evangelio, los sacramentos sin Palabra de Dios, se convierten casi en magia, en una costumbre, en una rutina, en una tradición de familia. Nos bautizamos porque todos son bautizados en la familia. Pero pocos dicen: porque lo quiero hacer cristiano. De allí hermanos, que el sacramento es también un aspecto de la palabra semilla. La gracia de Dios, en esta Eucaristía por ejemplo; no vengan solamente por escuchar un discurso. No estaría nada contento yo, si para eso hablara en la Iglesia. Si yo pronuncio la homilía, sé en conciencia mi deber pastoral, que esta homilía es para llevar un pueblo al altar donde vamos a participar en la fe de la presencia de ese Cristo, que es la palabra que yo predico, preparando esa palabra que habla, que santifica, que redime, que se hace vida del que comulga o del que adora. La Eucaristía de cada domingo, no puede separar la palabra de Dios y la Eucaristía. Después de la homilía nos vamos al altar y en el cuerpo de Cristo, adorarás esa palabra que ya se hace silencio, porque se ha metido muy hondo en el corazón de todos los que han reflexionado la Palabra de Dios y ponen en Cristo toda su esperanza y lo hacen presente en nuestra sociedad.
Si la Iglesia predica y dice: «Esto es Palabra de Dios», ¿estará loca o en nombre de qué principio dice eso? Hermanos, esto es muy interesante, que Uds. sepan que aquel Espíritu que inspiró a Cristo y que lo resucitó de entre los muertos y le está dando vida eterna, el Espíritu de Dios, es el mismo Espíritu que Cristo resucitado en la noche de la Pascua, soplando sobre su Iglesia, se lo dio para decirles: «Recibid el Espíritu Santo». Y que en Pentecostés en forma de un huracán y de lenguas de fuego, tomó posesión de esta Iglesia, que gracias a esa vida de Cristo en el Espíritu Santo, sigue predicando la palabra de Dios.
Qué distinto es predicar aquí, en este momento, que hablar como amigos con cualquiera de Uds. En este instante yo sé que estoy siendo instrumento del Espíritu de Dios en su Iglesia para orientar al pueblo. Y puedo decir como Cristo: El Espíritu del Señor sobre mí, a evangelizar a los pobres me ha enviado. El mismo Espíritu que animó a Cristo y le dio fuerza a aquel cuerpo nacido de la Virgen para que fuera víctima de salvación del mundo, es el mismo Espíritu que a mi garganta, a mi lengua, a mis débiles miembros, les da también fuerza e inspiración. Y a ustedes, pueblo de Dios, ese mismo Espíritu les da capacidad para oír cómo se debe oír la Palabra de Dios”…
Monseñor Romero – Domingo 15 de 1974
PARA REZAR
Señor, estoy seguro
de que tu simiente está en mi interior,
pero he de reconocer
que soy muy superficial.
Me cuesta mucho entrar dentro de mí mismo
en esa buena tierra donde tú germinas en mí.
Como excusa, podría decir que
no tengo tiempo ni de estar conmigo mismo.
Ya sé que es tanto como confesar
que yo no vivo sino que me viven,
que soy como una marioneta.
Y, lo peor es que seguramente es verdad.
Enséñame a buscar en mi vida
no sólo la cantidad,
sino también la calidad,
porque, a pesar de todo,
intuyo que lo mejor eres Tú.
LUNES XV
El que pierda su vida por mí, la encontrará
Lectura del libro del Éxodo 1, 7-14. 22
Asumió el poder en Egipto un nuevo rey, que no había conocido a José. El dijo a su pueblo: «El pueblo de los israelitas es más numeroso y fuerte que nosotros. Es preciso tomar precauciones contra él, para impedir que siga multiplicándose. De lo contrario, en caso de guerra se pondrá de parte de nuestros enemigos, combatirá contra nosotros y se irá del país.»
Entonces los egipcios pusieron a Israel a las órdenes de capataces, para que lo oprimieran con trabajos forzados. Así Israel construyó para el Faraón las ciudades de almacenamiento de Pitón y Ramsés. Pero a medida que aumentaba la opresión, más se multiplicaba y más se expandía. Esto hizo que la presencia de los israelitas se convirtiera en un motivo de inquietud. Por eso, los egipcios redujeron a los israelitas a la condición de esclavos, y les hicieron insoportable la vida, forzándolos a realizar trabajos extenuantes: la preparación de la arcilla, la fabricación de ladrillos y toda clase de tareas agrícolas.
Entonces el Faraón dio esta orden a su pueblo: «Arrojen al Nilo a todos los varones recién nacidos, pero dejen con vida a las niñas.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 123, 1-3. 4-6. 7-8 (R.: 8a)
R. Nuestra ayuda está en el nombre del Señor.
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga Israel-
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando los hombres se alzaron contra nosotros,
nos habrían devorado vivos
cuando ardió su furor contra nosotros. R.
Las aguas nos habrían inundado,
un torrente nos habría sumergido,
nos habrían sumergido las aguas turbulentas.
¡Bendito sea el Señor, que no nos entregó
como presa de sus dientes! R.
Nuestra vida se salvó como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y nosotros escapamos.
Nuestra ayuda está en el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 34-11,1
Jesús dijo a sus apóstoles:
«No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada. Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra; y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa.
El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió.
El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, tendrá la recompensa de un justo.
Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa.»
Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí, para enseñar y predicar en las ciudades de la región.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Comenzamos hoy la lectura del Libro del Éxodo, uno de los libros del Antiguo Testamento. Nos describe, la hazaña de la salvación del pueblo de Israel, arrancado de la esclavitud de Egipto.
- Dios se revela aquí como el «Dios de los pobres», Dios oye el grito de los pobres. Es un canto al Dios que salva; este pueblo, una vez liberado, estará al servicio del Señor.
- La lectura de hoy, nos presenta la situación de los hebreos en Egipto, bajo «un nuevo rey».
- El faraón de Egipto, sospechando de aquel pueblo que crecía y se multiplicaba en su tierra, pensó que tal vez un día, esos hombres podrían levantarse contra el verdadero pueblo egipcio, o incluso aliarse con sus enemigos.
- Tomó medidas contra ellos: decretó que se impusiera a los hebreos trabajos forzosos extremadamente duros, amargándoles la vida, con el propósito de agotar sus fuerzas. Israel es reducido a cruel servidumbre, capataces brutales, vida insoportable; pero cuánto más los oprimían, más se multiplicaban.
- Viendo que este sistema no funcionaba, el faraón pensó en la aniquilación de Israel, eliminando los hijos varones que nacieran.
***
- En el centro del proceso de formación y preparación misionera de los discípulos, Jesús establece criterios profundos y duros de digerir.
- Como trasfondo de este evangelio de Mateo, está la primitiva comunidad, que vive tiempos difíciles a causa de la persecución y el martirio. En ese contexto se trata de encontrar un sentido al sufrimiento y a la contradicción.
- Por eso la afirmación de Jesús aparece fuerte, contundente y desconcertante. Es el Mesías de paz y afirma que ha venido a traer la espada. Esto produce desconcierto en sus oyentes más próximos, porque también pide ocupar el primer lugar en la escala del amor.
- Si Jesús fue causa de profundas contradicciones, también lo serán sus seguidores. La persecución y el martirio serán consecuencia de la coherencia y fidelidad en el seguimiento del maestro. El evangelio vivido prioritariamente, siempre es motivo de rechazo y conflicto porque entra a cuestionar el estilo de vida y eso, desde luego, incomoda.
- Tomar la cruz para seguirlo, en una opción que rechaza el mal en todas sus formas, y expresa el amor en gestos sencillos y concretos, dirigidos a los más pequeños, nos hace experimentar la dignidad de los hijos de Dios.
- Todo esto es imposible con el sólo deseo o esfuerzo, es fruto en nuestra vida, de un amor que nos amó primero; hasta dar la vida.
- El que nos invita a cargar la cruz y seguirlo; ha cargado primero, por amor a nosotros, la cruz siguiendo obedientemente la voluntad del Padre.
PARA DISCERNIR
- ¿Acepto las implicancias del seguimiento de Cristo?
- ¿Qué lugar ocupa en mi escala de valores mi amor por Él?
- ¿Cargo con confianza la cruz?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
El que pierda su vida por Jesús, la conservará
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…”El Carmelo era mi aspiración desde hacía casi doce años. Al recibir el bautismo el día de Año Nuevo de 1932, no dudaba de que este fuera una preparación para mi ingreso en la orden. Pero después, algunos meses más tarde, al encontrarme por vez primera frente a mi querida madre después del bautismo, entendí que ella no habría estado en condiciones, por ahora, de soportar este segundo golpe: no habría muerto de dolor, no, pero su alma habría quedado literalmente inundada de tal amargura que no me sentía capaz de cargar con semejante responsabilidad […].
El último día que pasé en casa era el 12 de octubre. Mi madre y yo nos quedamos solas en la habitación, mientras mis hermanas se ocupaban de lavar los platos y poner todo en orden. Escondió el rostro entre sus manos y empezó a llorar. Me puse detrás de su silla y fui apretando contra mi seno su cabeza de plata. Nos quedamos así mucho tiempo, hasta que conseguí persuadirla de que se fuera a la cama; la llevé y le ayudé a desvestirse… por primera vez en toda mi vida […].
A las cinco y media salí como siempre de casa para escuchar la santa misa en la iglesia de San Miguel. Después nos reunimos para el desayuno; Erna llegó hacia las siete. Mi madre intentaba tomar algo, pero pronto alejó la taza y empezó a llorar como la noche anterior. Me acerqué de nuevo a ella y me abracé a ella hasta el momento de marcharme. Entonces le hice una señal a Erna para que ocupara mi puesto. Tras ponerme el abrigo y el sombrero en la pieza de al lado… llegó el momento del adiós. Mi madre me abrazó y me besó con mucho afecto […].
Finalmente, el tren se puso en marcha. Ahora se había hecho realidad lo que apenas me hubiera atrevido a esperar. No se trataba, a buen seguro, de una alegría exuberante que pudiera apoderarse de mí… ¡lo que había pasado era demasiado triste! Pero mi alma se encontraba en una paz perfecta: en el puerto de la voluntad de Dios”…
Edith Stein
PARA REZAR
No te inquietes por las dificultades de la vida,
por sus altibajos, por sus decepciones,
por su porvenir más o menos sombrío.
Quiere lo que Dios quiere.
Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades
el sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo,
acepta los designios de su providencia.
Poco importa que te consideres un frustrado
si Dios te considera plenamente realizado;
a su gusto.
Piérdete confiado ciegamente en ese Dios
que te quiere para sí.
Y que llegará hasta ti, aunque jamás le veas.
Piensa que estás en sus manos,
tanto más fuertemente cogido,
cuanto más decaído y triste te encuentres.
Vive feliz. Te lo suplico.
Vive en paz. Que nada te altere.
Que nada sea capaz de quitarte tu paz.
Ni la fatiga psíquica. Ni tus fallos morales.
Haz que brote, y conserva siempre sobre tu rostro
una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor
continuamente te dirige.
Y en el fondo de tu alma coloca, antes que nada,
como fuente de energía y criterio de verdad,
todo aquello que te llene de la paz de Dios.
Recuerda:
cuanto te reprima e inquiete es falso.
Te lo aseguro en nombre de las leyes de la vida
y de las promesas de Dios.
Por eso, cuando te sientas
apesadumbrado, triste,
ADORA Y CONFÍA…
Padre Teilhard de Chardin
MARTES XV
Tiro y Sidón, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes
Lectura del libro del Éxodo 2, 1-15a
Un hombre de la familia de Leví se casó con la hija de un levita. La mujer concibió y dio a luz un hijo; y viendo que era muy hermoso, lo mantuvo escondido durante tres meses. Cuando ya no pudo ocultarlo más tiempo, tomó una cesta de papiro y la impermeabilizó con betún y pez. Después puso en ella al niño y la dejó entre los juncos, a orillas del Nilo. Pero la hermana del niño se quedó a una cierta distancia, para ver qué le sucedería.
La hija del Faraón bajó al Nilo para bañarse, mientras sus doncellas se paseaban por la ribera. Al ver la cesta en medio de los juncos, mandó a su esclava que fuera a recogerla. La abrió, y vio al niño que estaba llorando; y llena de compasión, exclamó: «Seguramente es un niño de los hebreos.»
Entonces la hermana del niño dijo a la hija del Faraón: « ¿Quieres que vaya a buscarte entre las hebreas una nodriza para que te lo críe?»
«Sí», le respondió la hija del Faraón. La jovencita fue a llamar a la madre del niño, y la hija del Faraón le dijo: «Llévate a este niño y críamelo; yo te lo voy a retribuir.»
La mujer lo tomó consigo y lo crió; y cuando el niño creció, lo entregó a la hija del Faraón, que lo trató como a un hijo y le puso el nombre de Moisés, diciendo: «Sí, yo lo saqué de las aguas.»
Siendo ya un hombre, Moisés salió en cierta ocasión a visitar a sus hermanos, y observó los penosos trabajos a que estaban sometidos. También vio que un egipcio maltrataba a un hebreo, a uno de sus hermanos. Entonces dirigió una mirada a su alrededor, y como no divisó a nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena.
Al día siguiente regresó y encontró a dos hebreos que se estaban pelando. « ¿Por qué golpeas a tu compañero?», preguntó al agresor. Pero este le respondió: « ¿Quién te ha constituido jefe o árbitro nuestro? ¿Acaso piensas matarme como mataste al egipcio?»
Moisés sintió temor y pensó: «Por lo visto, el asunto ha trascendido.» En efecto, el Faraón se enteró de lo sucedido, y buscó a Moisés para matarlo. Pero este huyó del Faraón, y llegó al país de Madián.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 68, 3. 14. 30-31. 33-34 (R.: cf. 33)
R. Busquen al Señor, humildes, y vivirán.
Estoy hundido en el fango del Abismo
y no puedo hacer pie;
he caído en las aguas profundas,
y me arrastra la corriente. R.
Pero mi oración sube hasta ti, Señor,
en el momento favorable:
respóndeme, Dios mío, por tu gran amor,
sálvame, por tu fidelidad. R.
Yo soy un pobre desdichado, Dios mío,
que tu ayuda me proteja:
así alabaré con cantos el nombre de Dios,
y proclamaré su grandeza dando gracias. R.
Que lo vean los humildes y se alegren,
que vivan los que buscan al Señor:
porque el Señor escucha a los pobres
y no desprecia a sus cautivos. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 20-24
Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros, porque no se habían convertido. « ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes. Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad aún existiría. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, la tierra de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Frente a la poderosa fuerza del faraón se alza una fuerza surgida de la nada: un niño nacido de una tribu que no tiene ningún derecho a vivir. Será la sencilla acción de tres mujeres, de la que Dios se servirá para que sus planes sigan adelante: la madre y la hermana de Moisés, y la hija del mismo Faraón. Moisés vivirá gracias precisamente a los que lo habían condenado.
- Una cesta en el río y un niño llorando dentro de ella, conmueve el corazón de la egipcia. Los caminos de Dios son sorprendentes. La hija del Faraón y no otra persona, es la que los encuentra. Paradojas de la vida: la hija del faraón adopta y educa al que va a ser el liberador del pueblo oprimido por su padre.
- Así sabe Dios darle la vuelta a las situaciones. En esto tan cotidiano y simplón, con apariencia de cuento, se funda la invitación a la esperanza: Dios salva, Dios es poderoso, Dios está claramente al lado de los débiles, al lado del pueblo que sufre.
- El nombre Moisés: “el sacado”, “el salvado de las aguas”; él será luego el que libere a su pueblo de la esclavitud, ayudándole a atravesar el Mar Rojo y el desierto.
- El capítulo se completa con dos escenas, que nos presentan gestos proféticos del futuro dirigente del pueblo: Moisés, ya hombre, sale de su instalación en la corte faraónica, y descubre la opresión a que están sometidos sus hermanos hebreos; toma partido en favor del oprimido comprometiendo su futuro; sin embargo los suyos no entienden ni aceptan el gesto de Moisés.
- El futuro liberador del pueblo tendrá que sufrir, a lo largo de su vida, las incomprensiones de sus liberados. Moisés, el protegido del faraón, el hombre comprometido en la liberación de sus hermanos, huye de Egipto, rompe con el pasado y vuelve al marco de vida de sus antepasados a la experiencia del desierto.
- Ahí se terminará de fraguar el hombre libre y fiel, capaz de conducir a un puñado de esclavos, hasta el libre servicio de Yahvé.
***
- Lo que decía ayer Jesús que no había venido a traer paz, sino espadas y división, se ve claramente en la página siguiente del evangelio.
- Los prodigios de Jesús son signos que anuncian la llegada del Reino. La respuesta del ser humano debe ser la conversión y la fe. Jesús una vez más se muestra pródigo en signos de verdad y amor, pero los beneficiarios de los mismos; aceptan lo que les interesa humanamente, pero se desentienden de los compromisos que esto significa. Por eso la voz de Jesús adquiere tonos proféticos y escatológicos de denuncia y condena.
- Estas tres ciudades: Corozaín, Betsaida y Cafarnaún, estaban situadas a orillas del lago de Galilea y fueron testigos privilegiadas de las grandes obras del Mesías; han oído la proclamación a los pobres del Reino de los cielos y su llamado a la conversión; han visto con sus ojos las señales de los tiempos mesiánicos; han recibido la visita de los apóstoles. Pero no se han convertido. Tenían motivos más que suficientes para haber creído, sin embargo se resisten.
- Estas ciudades son sedes de escuelas rabínicas y centros de cultura religiosa. La invectiva a las ciudades mira, sobre todo, a los círculos intelectuales. Jesús se lamenta de ellas. Las compara con Tiro y Sidón con fama de impías, o con paganas como Sodoma por la corrupción de sus costumbres, y asegura que esas ciudades «malditas», seguramente se habrían convertido ante sus signos y prodigios.
- A pesar de que sus hechos acreditan la cercanía del reinado de Dios, esas ciudades no han cesado de practicar la injusticia. Estas ciudades han encarnado una estructura de poder prepotente, presumiendo y envaneciéndose de su sabiduría, que les impide reconocer a Jesús como la verdadera sabiduría a través de sus obras.
- Cuanto más ha recibido uno, más tiene que dar. Nosotros somos verdaderamente ricos en gracias de Dios, por la formación, la fe, los sacramentos, la comunidad cristiana.
- En todo momento nuestros actos son una elección «por o contra» Dios. No siempre pensamos en ello.
- Podemos creernos convertidos de una vez para siempre, y Dios deja de ser novedad en nuestra vida. Nos acostumbramos a vivir con un poco de fe y algunas obras buenas que nos tranquilizan, pero sin la fe desafiante que nos llama cada día al cambio.
- Nos conformarnos con un poco de fe y con una salvación privatizada a nuestra medida, que impide la fe valiente que nos hace volver sobre nuestras vidas, confrontarnos con el evangelio de Jesús y dar pasos en nuestro camino cotidiano de conversión. La autosuficiencia conformista es veneno para el corazón.
- Asistir todos los días a la Iglesia, o tener muchos gestos de piedad no son garantía de pertenencia al Reino. Vivir la experiencia del Reino de Dios, es una novedad que requiere de conversión permanente.
PARA DISCERNIR
- ¿Me siento convertido?
- ¿Experimento la novedad que me trae el evangelio?
- ¿Mi fe, hace camino con mi vida?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Señor, creo en ti
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…”Aunque sin saberlo, todos los hombres sirven a los planes de Dios. Las obras de Dios empiezan en la humildad, en lo escondido, y en estas circunstancias no sabemos nunca que es lo que puede servir al Señor: tal vez sus enemigos son sus mejores colaboradores, tal vez colaboren en sus planes más de lo que lo hacen sus amigos. También hoy sigue siendo así: ¡qué misterio se desarrolla a través de la historia! Es Dios quien conduce los acontecimientos; todos ellos responden al designio divino, y los hombres sirven todos a este designio: lo quieran o no, todos entran en este plan.
¿Quién nos dará ojos para saber descubrir, en los acontecimientos más humildes, el comienzo de las obras más grandes?
No son la grandeza y el poder el instrumento de las obras divinas, sino precisamente la humildad, la pobreza, la debilidad, la impotencia. Hoy como ayer, y siempre. Sólo en la medida en que los hombres se mantengan en la humildad y en lo escondido, en la pobreza y en la impotencia, servirán al Señor.
Moisés, instrumento de Dios, es un pobre niño. Pero salvará a Israel contra el poder del faraón, y lo salvará precisamente a través del mismo faraón. El mundo, el enemigo de Dios, se ensañará contra un poder opuesto al suyo, no se ensañará contra la debilidad, contra la impotencia. La hija del faraón salva la vida del pequeño Moisés. El faraón se pone duro contra Israel porque éste se muestra recalcitrante a sus órdenes; sin embargo, contra este niño pequeño que nada hubiera podido oponerle si le hubiera matado, el faraón se encuentra sin poder, y es él mismo quien lo salva […]. No son el poder, la grandeza, la riqueza, los que deben dar miedo a los enemigos de Dios, sino la humildad de los pobres, de los que aún confían en Dios…
D. Barsolti, edición española: Espiritualidad del Éxodo, Ediciones Sígueme, Salamanca 1968.
PARA REZAR
Oración de la Interioridad
¡Tarde te amé belleza tan antigua y tan nueva, tarde te amé!
El caso es que tú estabas dentro de mí y yo fuera.
Y fuera te andaba buscando y, como un engendro
de frialdad, me abalanzaba sobre la belleza de tus
criaturas.
Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.
Pero me tenían prisionero lejos de ti aquellas cosas
que, si no existieran en ti, serian algo inexistente.
Me llamaste, me gritaste, y desfondaste mi sordera.
Relampagueaste, resplandeciste,
y tu resplandor disipó mi ceguera.
Exhalaste tus perfumes,
respiré hondo, y suspiro por ti.
Te he paladeado, y me muero de hambre y de sed.
Me has tocado, y ardo en deseo de tu paz.
Confesiones 10, 27, 38
MIÉRCOLES XV
Te alabo Padre por haberte revelado a los sencillos
Lectura del libro del Éxodo 3, 1-6. 9-12
Moisés, que apacentaba las ovejas de su suegro Jetró, el sacerdote de Madián, llevó una vez el rebaño más allá del desierto y llegó a la montaña de Dios, al Horeb. Allí se le apareció el Ángel del Señor en una llama de fuego, que salía de en medio de la zarza.
Al ver que la zarza ardía sin consumirse, Moisés pensó: «Voy a observar este grandioso espectáculo. ¿Por qué será que la zarza no se consume?»
Cuando el Señor vio que él se apartaba del camino para mirar, lo llamó desde la zarza, diciendo: « ¡Moisés, Moisés!» «Aquí estoy», respondió él. Entonces Dios le dijo: «No te acerques hasta aquí. Quítate las sandalias, porque el suelo que estás pisando es una tierra santa.» Luego siguió diciendo: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.»
Moisés se cubrió el rostro porque tuvo miedo de ver a Dios.
Entonces Dios le dijo: «El clamor de los israelitas ha llegado hasta mí y he visto cómo son oprimidos por los egipcios. Ahora ve, yo te envío al Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas.»
Pero Moisés dijo a Dios: « ¿Quién soy yo para presentarme ante el Faraón y hacer salir de Egipto a los israelitas?»
«Yo estaré contigo, le dijo Dios, y esta es la señal de que soy yo el que te envía: después que hagas salir de Egipto al pueblo, ustedes darán culto a Dios en esta montaña.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 102, 1-2. 3-4. 6-7 (R.: 8a)
R. El Señor es bondadoso y compasivo.
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios. R.
El perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura. R.
El Señor hace obras de justicia
y otorga el derecho a los oprimidos;
él mostró sus caminos a Moisés
y sus proezas al pueblo de Israel. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 25-27
Jesús dijo:
«Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Han pasado varios años desde la huida de Moisés. Se ha instalado en tierras de Madián. Viviendo la vida de los nómadas, tiene experiencia de las tradiciones de sus antepasados, Abraham, Isaac, Jacob. Se ha casado allí con la hija del sacerdote Jetró. Ha tenido familia. Ha madurado en su carácter. Es un retorno a las fuentes. Esta experiencia le será muy útil cuando tenga que volver a atravesar ese desierto del Sinaí, unos años después.
- Es pastor de oficio y está cuidando los rebaños de su suegro. Y allí, el ángel del Señor se le apareció en forma de llama de fuego que salía de una zarza llamándolo: «¡Moisés! ¡Moisés!, «Aquí estoy», es la primera respuesta, pero, luego, se da cuenta de lo que Dios le está pidiendo y presenta sus objeciones. Ha huido de la justicia de Egipto, y tiene que volver allí a pedir al faraón que deje salir a los suyos. La respuesta de Dios es consoladora: «Yo estoy contigo».
- Dios lo llama por su nombre. Le va a revelar su proyecto de liberación y le confía la misión de realizarlo. Es el Dios de los patriarcas. El Dios de la promesa. El Dios que ve cómo sufre su pueblo y no lo puede soportar y decide intervenir, enviándolo. Dios lleva siempre a cabo sus planes por medio de intermediarios humanos, hombres y mujeres. Dios necesita de los hombres. Llama a las personas a su servicio.
- La visión de la zarza ardiente representa un momento decisivo en la vida de Moisés y de su pueblo: Dios lo llama para llevar a cabo la ansiada liberación. Dios siempre saca bien del mal y, a través de las vicisitudes de la historia, purifica a su pueblo y lo ayuda a recapacitar y a madurar.
***
- Jesús había dirigido su condena a tres ciudades que eran sede de escuelas rabínicas y centros de cultura religiosa. Esto las hacía orgullosas de su sabiduría y autosuficientes. Esta vanidad, les impedía descubrir el obrar de Dios manifestado en Jesús.
- Por una parte, dolorido, y por otra, lleno de gozo Jesús bendice al Padre, Señor de cielo y tierra, porque son los humildes y sencillos los que saben entender los signos de la cercanía de Dios, su proyecto, los secretos de su corazón, su modo de actuar.
- Con mucha frecuencia, presenta la Biblia la convicción de que a Dios, no lo descubren los sabios y los poderosos, porque están demasiado llenos de sí mismos. Sino los débiles, los que tienen un corazón sin demasiadas complicaciones.
- El hecho de que Dios «oculta» ese saber, no se debe a su designio, sino al obstáculo humano; se atribuye a Dios lo que es culpa del hombre. De hecho, la realidad de Jesús está patente a todos, viene para ser conocido de todos. Los sabios y entendidos, son con su actitud obcecada e irresponsable, incapaces de reconocer y aceptar el paso de Dios en la historia.
- Los pequeños de que habla Jesús, son los que se saben necesitados, pobres, limitados, y por esa razón, abren sus manos poniendo de manifiesto simplemente que están vacías.
- Jesús reconoce que su tarea evangelizadora le ha sido encomendada por su Padre, y que se conoce al Padre por el Hijo.
- Entre «estas cosas», que no entienden los sabios está, sobre todo, quién es Jesús y quién es el Padre.
- La frase de Jesús «mi Padre me lo ha entregado todo», está en relación con la designación «Dios entre nosotros». Jesús es la presencia de Dios en la tierra. De esta manera, nos encontramos con una síntesis de la autorrevelación de Jesús. Jesús descubre la gozosa apertura a nuevos horizontes que se abre a la humanidad, por la participación íntima en los secretos del Padre.
- La revelación divina, no se encuentra en el orden de la cantidad de conocimientos que somos capaces de acumular a lo largo de nuestra vida. Ella sólo es fecunda, si somos capaces de participar del modo de actuar de Jesús, en un amor limpio y desinteresado, que no cuida de los propios intereses, sino que pone por encima de todo los intereses del Padre.
- Sólo siendo pequeños, sintiéndonos necesitados de Dios, recibiremos la revelación del misterio divino, seremos capaces de descubrir las huellas y la presencia de Dios en todo lo que existe y en todo lo que acontece.
- No la mucha ciencia nos consigue la fe, sí el mucho amor nos hace capaces de acercarnos íntimamente al corazón de Dios y descubrir su voluntad.
- Que sea nuestra vida en el amor, más que nuestras palabras, las que manifiesten nuestra sabiduría.
PARA DISCERNIR
- ¿A qué sabiduría aspiro en mi vida?
- ¿Qué cosas admiro de los demás?
- ¿Qué testimonios merecen mi confianza?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…La venida de Dios es repentina, imprevista. Moisés no fue conscientemente a la búsqueda de Yahvé: fue Yahvé el que se presentó de una manera imprevisible a él. Este dato de la revelación ha sido subrayado de una manera repetida tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Israel había comprendido que el contacto con el Dios vivo no es algo que el hombre pueda obtener mediante técnicas de contemplación. La revelación es siempre efecto de la intervención soberanamente libre de Dios. Es siempre Dios quien comienza el diálogo con el hombre.
En el caso de Moisés, el encuentro tiene lugar en el momento en que Dios le llama por su nombre. Ex 3,4. Cuando Dios llama, lo que se le pide al hombre, en primer lugar, es prontitud y disponibilidad para acoger la Palabra de Dios. La respuesta de Moisés en esta circunstancia es concisa, una sola palabra hebrea, “hinnent” que implica la misma respuesta franca e inmediata: «¡Aquí! estoy! ¡A tu servicio!».
Existe, no obstante, una inequívoca ambivalencia en la reacción de Moisés ante la presencia de Dios. Si la experiencia de lo sagrado atrae al hombre con su fascinación misteriosa, le colma al mismo tiempo de temor y temblor, puesto que la experiencia de lo sagrado es para él, simultáneamente, experiencia de su propia naturaleza profana y de su indignidad. Entonces toma el hombre conciencia de que ni el hecho de quitarse las sandalias ni las purificaciones rituales, pueden prepararle de una manera adecuada para entrar en la presencia del Dios vivo.
Así le sucede a Moisés: su primera reacción frente a la zarza ardiente fue de audaz y profano curiosidad, mas ahora se cubre el rostro y tiene miedo de mirar para no vislumbrar al Dios absolutamente santo. Moisés no intenta huir ni esconderse, pero se cubre el rostro para no ver a Dios. Israel, en efecto, estaba
convencido de que Dios era demasiado santo para ser visto por el hombre, como Dios mismo dirá de inmediato a Moisés: «No podrás ver mi cara, porque quien la ve no sigue vivo».Ex 33,20.
U. Plastaras, El Dios del Éxodo, Casale Monf. 1976, pp. 53ss.
PARA REZAR
Gracias por la vida,
por mi vida,
por tus inspiraciones.
Gracias Señor porque me llamas,
porque me pides
que colabore contigo;
que sea tu instrumento
como papel en blanco,
donde Tú puedas ir escribiendo,
como barro en manos del alfarero
que va tomando forma,
como hombre que sabe escuchar
y está pronto a responder.
JUEVES XV
Vengan a mí los que están afligidos y agobiados
Lectura del libro del Éxodo 3, 13-20
Moisés, después de oír la voz del Señor que le hablaba desde la zarza, dijo a Dios: «Si me presento ante los israelitas y les digo que el Dios de sus padres me envió a ellos, me preguntarán cual es su nombre. Y entonces, ¿qué les responderé?»
Dios dijo a Moisés: «Yo soy el que soy.» Luego añadió: «Tú hablarás así a los israelitas: «Yo soy» me envió a ustedes.» Y continuó diciendo a Moisés: «Tú hablarás así a los israelitas: El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, es el que me envía. Este es mi nombre para siempre, y así será invocado en todos los tiempos futuros. Ve a reunir a los ancianos de Israel y diles: El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se me apareció y me dijo: «Yo los he visitado y he visto cómo los maltrataban los egipcios. Por eso decidí librarlos de la opresión que sufren en Egipto, para llevarlos al país de los cananeos, los hititas, los amorreos, los perizitas, los jivitas y los jebuseos, a una tierra que mana leche y miel.»
Ellos te escucharán, y tú irás a presentarte ante el rey de Egipto, junto con los ancianos de Israel. Entonces le dirás: «El Señor, el Dios de los hebreos, vino a nuestro encuentro. Y ahora tenemos que realizar una marcha de tres días por el desierto, para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios.»
Ya sé que el rey de Egipto no los dejará partir, si no es obligado por la fuerza. Pero yo extenderé mi mano y castigaré a Egipto, realizando ante ellos toda clase de prodigios. Así él los dejará partir.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 104, 1 y 5. 8-9. 24-25. 26-27 (R.: 8a)
R. El Señor se acuerda eternamente de su alianza.
¡Den gracias al Señor, invoquen su Nombre,
hagan conocer entre los pueblos sus proezas;
recuerden las maravillas que él obró,
sus portentos y los juicios de su boca! R.
El se acuerda eternamente de su alianza,
de la palabra que dio por mil generaciones,
del pacto que selló con Abraham,
del juramento que hizo a Isaac. R.
El Señor hizo a su pueblo muy fecundo,
más fuerte que sus mismos opresores;
cambió el corazón de los egipcios,
para que sintieran odio por su pueblo
y trataran con perfidia a sus servidores. R.
Luego envió a Moisés, su servidor,
y a Aarón, que era su elegido;
por su intermedio realizó prodigios,
hizo portentos en la tierra de Cam. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 28-30
Jesús tomó la palabra y dijo:
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- En Egipto en medio de toda clase de dioses era fácil que los hebreos hubiesen adoptado, en parte, la idolatría ambiental. Dios se revela como el único verdadero y se une así a la gran tradición de los patriarcas, quizá algo olvidada. El nombre para los hebreos indica, «el ser» profundo.
- Dios no es una realidad imprecisa, impersonal, una cosa vaga. Tiene un «nombre», es alguien vivo. «Yahvé» se revela a Moisés diciendo: “Yo soy el que soy”, reúne a los ancianos de Israel y diles que he decido sacarlos de la opresión egipcia. «Yo soy», «soy el que estoy ahí para», «soy el que estoy cerca». Es el Dios de los patriarcas, el Dios de la promesa, el que ha decidido estar siempre ayudando a su pueblo, en el pasado y en el futuro. Por eso ahora se dispone a su liberación. El nombre de Dios se nos revela, no en los libros, sino en la historia. Dios es el «ser que posee su existencia en sí mismo», la roca sólida, el único que existe verdaderamente. Y este Nombre es una garantía. «¡Aquél que ha enviado a Moisés, es la Roca!»
- El Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob, el Dios «fiel», que cumple sus promesas; ha visto lo que les han hecho en Egipto, donde se los oprime y ha decidido llevarlos al país de los cananeos, país que mana leche y miel.
- Dios, es un Dios comprometido en la historia, un Dios que interviene para «crear», «salvar», «reunir». El pueblo de Israel debe saber, y nosotros también, que Dios está siempre, en los días de prosperidad y en días de infortunio, y ese Dios quiere nuestra liberación.
***
- El pueblo estaba agobiado por la infinita carga de las prescripciones religiosas. La confusión que les producía, su falta de conocimiento de la implicancia de los preceptos de la Escritura, sumado al analfabetismo y a la falta de formación, hacían de la Palabra revelada por Dios en el Antiguo Testamento, una carga insoportable. Los doctores de la ley imponían obligaciones difíciles de cumplir, que eran como esos «yugos» duros y mal trabajados, que los labradores ponen sobre el cuello de las bestias y que lastiman su piel.
- Jesús continúa mostrando su preocupación por los que ocupan el primer lugar en su corazón: los pequeños, los humildes, los pobres, los que sufren, los hambrientos, los enfermos, los desgraciados; todos los que están rendidos y agobiados. Por eso les dice que se acerquen, que vayan hacia Él que los aliviará.
- Jesús ofrece darles respiro, una pausa para que la carga sea más “llevadera”. Presenta la imagen del pobre hombre que lleva una carga abrumadora, y que se detiene para depositar junto a Él su carga, para tomarla luego de nuevo, y continuar su marcha. Es la imagen de todo aquel que lleva un peso tan grande que necesita descansar unos momentos antes de reemprender su camino.
- Esto es lo que Jesús quiere hacer por nosotros, aliviarnos, confortarnos, hacernos más ligeros, libres y seguros. Jesús invita a cargar con su yugo que es suave y su carga ligera. Invita a ser sus discípulos; aprender de Él, que es manso y humilde para encontrar alivio. El «yugo» de Jesús no es una carga que aplaste y lastime.
- El yugo que propone Jesús, se resume en un incondicional amor al prójimo, fruto de la experiencia de Dios como Padre. Para esto es necesario aprender de Él siendo su discípulo. Siguiendo a Jesús, la alianza y la ley del Señor; la Torah y los mandamientos de la voluntad de Dios, ya no son un yugo opresor y duro, sino que generan la gozosa paz prometida a los que aman y por eso crecen en libertad.
- El yugo que carga el discípulo, ya no es un sistema legal para cumplir, sino seguir a Jesús, el Hijo, que revela la voluntad de Dios; y la realiza plena y definitivamente en el servicio, el amor y la alegría.
- Esto no significa que no sea un estilo de vida exigente. Su programa incluye renuncias, cargar con la cruz. Pero para eso nos promete su ayuda. Asumimos la propuesta del reino, cargamos con la cruz pero en su compañía, Él está con nosotros y nos ayuda a superar nuestras luchas y dificultades. Sabe de las caídas y debilidades de sus discípulos, pero se muestra siempre cercano, comprensivo, dispuesto a ayudar y perdonar. No nos quiere seguidores con el temor de los esclavos, sino con el amor y la alegría de los hijos que se saben amados.
- Aprender de su mansedumbre y humildad de corazón, significa saberse pobre y saber comprender a los pobres, a los humildes, a los descarriados. Jesús padece con nosotros asumiendo en todo nuestra vida, porque es el enviado de Dios, el Mediador, que viene a salvar a los hombres. Jesús llama a sí, a todos los que necesitamos de salvación; a los que gemimos bajo la carga de la vida.
- Los discípulos hallaremos la paz y el alivio, no porque Jesús no sea exigente, sino porque Jesús nos da la alegría de sentirnos salvados y amados por El; y esta relación personal hace que el yugo sea suave y la carga, ligera.
PARA DISCERNIR
- ¿Dónde ubico la valoración de mi vida?
- ¿Me siento decepcionado de mí mismo?
- ¿Cuál es la meta de la carrera de la vida en la que me encuentro?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Tu yugo es suave y tu carga liviana
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
«Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré»
…”El Señor ama a los hombres, pero permite que sean probados. De esta manera pueden reconocer su impotencia y humillarse y, gracias a su humildad, recibir el Santo Espíritu. Y con el Santo Espíritu todo va bien, todo se llena de gozo… El humilde estará contento con todo lo que le pueda suceder, porque el Señor es su riqueza y su gozo; todos los hombres quedarán sorprendidos de la belleza de su alma.
Tú dices: «Mi vida está llena de sufrimientos». Pero yo te contestaré, o mejor dicho, será el mismo Señor el que te dirá: «Se humilde y verás como tus pruebas se cambian en descanso», hasta el punto que te sorprenderás de ti mismo y te dirás: « ¿Por qué en otro tiempo estaba yo tan atormentado y afligido?» Ahora eres feliz porque has llegado a ser humilde y has recibido la gracia divina; ahora, incluso cuando te encontraras solo con tu pobreza, el gozo no te abandonará porque tienes en tu alma la paz que nos prometió el Señor cuando dijo: «Mi paz os doy» (Jn 14,27). Es de esta manera que el Señor da su paz a todas las almas humildes”…
San Silvano (1866-1938), monje ortodoxo – Escritos
PARA REZAR
La fuerza de la Vida
Creo en un Dios impotente,
débil y debilitado;
creo en un Dios que no puede;
que no triunfa. Derrotado.
Creo en un Dios ¡tan vecino!
que se vuelve un Dios-humano;
que su vida entre nosotros,
es muerte que le entregamos.
Creo en un Dios sin poder,
hecho hombre y torturado;
y por coronas, ¡espinas!
y por respuesta, ¡insultado!
Creo en un Dios impotente,
un Dios de brazos atados;
un Dios distinto a los hombres,
poderosos, soberanos…
Creo en un Dios
que no sabe negar lo que ha declarado;
creo en un Dios impotente,
¡impotente de enamorado!
Creo en un Dios novedoso,
de novedad siempre a mano;
que genera a cada instante
lo que el amor va dictando.
Creo en un Dios generoso,
del amor crucificado;
creo en un Dios también pobre,
que tiene a los pobres al lado.
Creo en un Dios que no puede,
¡es el amor quien lo ha atado!
Creo en un Dios sin poder;
pobre… ¡Resucitado!
Anónimo
VIERNES XV
El Hijo del Hombre es dueño del sábado
Lectura del libro del Éxodo 11, 10-12, 14
Moisés y Aarón realizaron todos estos prodigios delante del Faraón; pero el Señor le había endurecido el corazón, y él no dejó partir de su país a los israelitas.
Luego el Señor dijo a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto: Este mes será para ustedes el mes inicial, el primero de los meses del año. Digan a toda la comunidad de Israel: El diez de este mes, consíganse cada uno un animal del ganado menor, uno para cada familia. Si la familia es demasiado reducida para consumir un animal entero, se unirá con la del vecino que viva más cerca de su casa. En la elección del animal tengan en cuenta, además del número de comensales, lo que cada uno come habitualmente.
Elijan un animal sin ningún defecto, macho y de un año; podrá ser cordero o cabrito. Deberán guardarlo hasta el catorce de este mes, y a la hora del crepúsculo, lo inmolará toda la asamblea de la comunidad de Israel. Después tomarán un poco de su sangre, y marcarán con ella los dos postes y el dintel de la puerta de las casas donde lo coman. Y esa misma noche comerán la carne asada al fuego, con panes sin levadura y verduras amargas. No la comerán cruda ni hervida, sino asada al fuego; comerán también la cabeza, las patas y las entrañas. No dejarán nada para la mañana siguiente, y lo que sobre, lo quemarán al amanecer. Deberán comerlo así: ceñidos con un cinturón, calzados con sandalias y con el bastón en la mano. Y lo comerán rápidamente: es la Pascua del Señor.
Esa noche yo pasaré por el país de Egipto para exterminar a todos sus primogénitos, tanto hombres como animales, y daré un justo escarmiento a los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre les servirá de señal para indicar las casas donde ustedes estén. Al verla, yo pasaré de largo, y así ustedes se librarán del golpe del Exterminador, cuando yo castigue al país de Egipto.
Este será para ustedes un día memorable y deberán solemnizarlo con una fiesta en honor del Señor. Lo celebrarán a lo largo de las generaciones como una institución perpetua.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 115, 12-13. 15-16. 17-18 (R.: 13)
R. Alzaré la copa de la salvación e invocaré el nombre del Señor.
¿Con qué pagaré al Señor
todo el bien que me hizo?
Alzaré la copa de la salvación
e invocaré el nombre del Señor. R.
¡Qué penosa es para el Señor
la muerte de sus amigos!
Yo, Señor, soy tu servidor,
tu servidor, lo mismo que mi madre:
por eso rompiste mis cadenas. R.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
e invocaré el nombre del Señor.
Cumpliré mis votos al Señor,
en presencia de todo su pueblo. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 12, 1-8
Jesús atravesaba unos sembrados y era un día sábado. Como sus discípulos sintieron hambre, comenzaron a arrancar y a comer las espigas.
Al ver esto, los fariseos le dijeron: «Mira que tus discípulos hacen lo que no está permitido en sábado.»
Pero él les respondió: «¿No han leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la ofrenda, que no les estaba permitido comer ni a él ni a sus compañeros, sino solamente a los sacerdotes?
¿Y no han leído también en la Ley, que los sacerdotes, en el Templo, violan el descanso del sábado, sin incurrir en falta?
Ahora bien, yo les digo que aquí hay alguien más grande que el Templo. Si hubieran comprendido lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios, no condenarían a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es dueño del sábado.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Hoy se nos describe la cena pascual, tal como la celebran cada año los judíos, haciendo memoria de aquel momento en el que Moisés, con la ayuda de Dios, los condujo en la salida de Egipto. Así empieza el éxodo.
- La cena de despedida está descrita con los ritos usuales: la reunión familiar, el sacrificio del cordero con cuya sangre marcan las puertas, la cena a toda prisa con panes ácimos, sin acabar de fermentar.
- «Pascua» significa «paso. Fue Dios el que «pasó de largo» ante las puertas de los judíos, señaladas con sangre. E Israel el que «pasó» de la esclavitud a la libertad, sobre todo a través de las aguas del Mar Rojo hacia la nueva tierra.
- Esta celebración, repetida cada año, será para Israel «un día memorable y lo celebrarán como fiesta en honor del Señor para siempre». Es la gran prueba de amor de Dios, que salva a su pueblo.
***
- Continuando las controversias anteriores, Jesús enfrenta la actitud autoritaria y déspota de los fariseos. Estos lo cuestionan por la acción que cometen los discípulos «arrancando espigas en sábado». El sábado es el día de descanso dedicado al Señor, y no se puede realizar ninguna actividad física. Arrancar espigas era equivalente a cosechar, trabajo no permitido durante el descanso obligatorio.
- Jesús corrige la meticulosidad de los rabinos, que hacía insoportable la ley del descanso sabático evocando un episodio de David y sus hombres, que comieron el pan de la ofrenda del templo. También les recuerda que los sacerdotes pueden violar la ley del sábado en el templo, sin incurrir en ninguna falta.
- En los dos pasajes bíblicos que cita, el remedio de una necesidad, fue más importante que la rigidez de la norma. Coloca la misericordia por encima de los sacrificios cultuales. Jesús se ubica como mayor que el templo y que los sacerdotes, y se declara Señor del sábado, Señor de la ley y de las instituciones religiosas.
- Fácilmente tendemos a convertir las normas y las instituciones sociales o religiosas, o las costumbres, en absolutos, aún a costa de las personas; sin embargo, el mandamiento por excelencia es el amor a Dios y a las personas, con todas sus consecuencias; y la persona humana, es el verdadero templo, el auténtico sagrario, el legítimo altar, y la práctica de la misericordia el culto grato a Dios.
- El verdadero culto a Dios no está en los ritos externos sino en el tener un corazón como el de Él. Cuando esto no es claro se puede caer en posturas condenatorias, que si bien son coherentes con la norma escrita, pueden no coincidir con la prioridad de Dios, que es la vida plena del hombre. Jesús nos enseña que ni el tiempo, ni los lugares, ni las cosas, se pueden colocar por encima de la vida; ellos existen en función de servir y de mejorar la vida y no para disminuirla y oprimirla.
- Ningún motivo excusa de ayudar a los hermanos. La caridad verdadera respeta las exigencias de la justicia, evitando el capricho o la arbitrariedad, pero debe impedir que el rigorismo mate el espíritu de la ley de Dios, que es una invitación continua a amar, a darse a los demás. Dios, rico en misericordia, nos invita a una vida de misericordia.
PARA DISCERNIR
- ¿Qué lugar ocupa la ley en mi vida de fe?
- ¿Qué es lo que rige mis actos de piedad y mi vínculo con los hermanos?
- ¿Cuál es la prioridad en mi práctica religiosa?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Señor, quieres misericordia y no sacrificios
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…El paso de Jesús de este mundo al Padre abarca, en una unidad estrechísima, pasión y resurrección: a través de su pasión es como llegó Jesús a la gloria de la resurrección. Pasión y paso van unidos entre sí; la Pascua cristiana es un “transitus per passionem”: un paso a través de la pasión. Pero hay una síntesis más importante: la que se da entre la Pascua de Dios y la pascua del hombre. ¿Cómo se lleva a cabo esa síntesis en la nueva definición de la Pascua?
En Jesús, los dos protagonistas de la Pascua -Dios y el hombre- dejan de aparecer como alternativos o yuxtapuestos y se convierten en uno solo, porque, en Cristo, la humanidad y la divinidad son una misma persona. El autor y el destinatario de la salvación se han encontrado; la gracia y la libertad se han besado. Ha nacido la «nueva y eterna alianza»; eterna, porque ahora nadie podrá separar ya a los dos contrayentes, convertidos, en Cristo, en una sola persona.
Con todo, queda una duda por disipar: entonces ¿es sólo Jesús quien lleva a cabo la Pascua? ¿Es sólo Él quien pasa de este mundo al Padre? ¿Y nosotros?
El de Jesús no es un paso solitario, sino un paso colectivo, de toda la humanidad, al Padre. En Pascua nació la Iglesia, cuerpo místico de Cristo, como espiga crecida en la tumba de Cristo.
En consecuencia, todos hemos pasado ya, con Cristo, al Padre y «nuestra vida está escondida ya con Cristo en Dios» cf. Col 3,3; sin embargo, todos debemos pasar aún. Hemos pasado “in spe e in sacramento”, en esperanza y por el bautismo, pero debemos pasar en la realidad de la vida cotidiana, imitando su vida y, sobre todo, su amor…
R. Cantalamessa, El misterio pascual, Milán 1985, pp. 19-21.
PARA REZAR
De todas maneras
Las personas son irrazonables, ilógicas y centradas en sí mismas,
AMALAS DE TODAS MANERAS.
Si haces el bien, te acusarán de tener motivos egoístas,
HAZ EL BIEN DE TODAS MANERAS.
Si tienes éxito ganarás falsos y verdaderos enemigos,
TEN EXITO DE TODAS MANERAS.
El bien que hagas se olvidará mañana,
HAZ EL BIEN DE TODAS MANERAS.
La honestidad y la franqueza te hacen vulnerable,
SE HONESTO Y FRANCO DE TODAS MANERAS.
Lo que te tomó años en construir puede ser destruido en una noche,
CONSTRUYE DE TODAS MANERAS.
La gente de verdad necesita ayuda pero te podrían atacar si lo haces,
AYUDALES DE TODAS MANERAS.
Dale al mundo lo mejor que tienes y te patearán en los dientes,
DALE AL MUNDO LO MEJOR QUE TIENES DE TODAS MANERAS.
-De un letrero en la pared de Shishu Vahaban, la casa para niños en Calcuta.
SÁBADO XV
22 DE JULIO – SANTA MARÍA MAGDALENA (F)
¡He visto al Señor!
Lectura del Cantar de los Cantares 3, 1-4a
Así habla la esposa:
En mi lecho, durante la noche, busqué al amado de mi alma. ¡Lo busqué y no lo encontré! Me levantaré y recorreré la ciudad; por las calles y las plazas, buscaré al amado de mi alma. ¡Lo busqué y no lo encontré!
Me encontraron los centinelas que hacen la ronda por la ciudad: «¿Han visto al amado de mi alma?» Apenas los había pasado, encontré al amado de mi alma.
Palabra de Dios.
O bien:
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto 5, 14-17
Hermanos:
El amor de Cristo nos apremia, al considerar que si uno solo murió por todos, entonces todos han muerto. Y él murió por todos, a fin de que los que viven no vivan más para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
Por eso nosotros, de ahora en adelante, ya no conocemos a nadie con criterios puramente humanos; y si conocimos a Cristo de esa manera, ya no lo conocemos más así.
El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9 (R.: 2b)
R. Mi alma tiene sed de ti, Señor, Dios mío.
Señor, tú eres mi Dios,
yo te busco ardientemente;
mi alma tiene sed de ti,
por ti suspira mi carne
como tierra sedienta, reseca y sin agua. R.
Sí, yo te contemplé en el Santuario
para ver tu poder y tu gloria.
Porque tu amor vale más que la vida,
mis labios te alabarán. R.
Así te bendeciré mientras viva
y alzaré mis manos en tu Nombre.
Mi alma quedará saciada
como con un manjar delicioso,
y mi boca te alabará
con júbilo en los labios. R.
Veo que has sido mi ayuda
y soy feliz a la sombra de tus alas.
Mi alma está unida a ti,
tu mano me sostiene, R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Juan 20, 1-3. 11-18
El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?»
María respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.»
Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.
Jesús le preguntó: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?»
Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo.»
Jesús le dijo: «¡María!»
Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: «¡Raboní!», es decir «¡Maestro!»
Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: «Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes».»
María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- María de Magdala fue la primera testigo de la resurrección del Señor. Va al sepulcro muy temprano, siente dolor y tristeza y por eso llora. Corrió hacia el sepulcro para terminar los ritos de la sepultura; pero sobre todo quería reencontrarse con lo que estaba aparentemente perdido. Buscaba, aferrada al recuerdo que la mantiene, sentir la presencia de Aquel a quien había amado. La piedra había dicho la última palabra sellando la puerta del sepulcro, y ahora la encuentra corrida. Se estremece al oír aquella voz familiar y tan querida, y su corazón, responde con palabras que la razón se niega todavía a pronunciar.
- El Espíritu revela el único lugar donde Dios habita para siempre, y donde Dios ha elegido tener su morada: el corazón que ama. Ahí se busca a Dios y ahí se le encuentra.
- María Magdalena nos enseña que el amor es el único camino de la fe. La inolvidable aparición de esa mañana nueva, no atiende más que a esta llamada, y la fe está toda ella en esta respuesta.
- María se siente transformada por la presencia del Resucitado. Del dolor y del llanto pasa a la alegría. La resurrección debe ser una experiencia que nos transforme, nos haga sentir personas, nos convoque y nos envíe a llevar esta buena noticia de vida a todas partes.
- Confesar que Él es Señor y Dios, es entrar en comunión con Él, y dejar que la Vida, asuma nuestras muertes, nuestras pequeñas muertes de cada día y la muerte última y definitiva. Muertes que por Él, llevan en sí la semilla de una vida sin fin.
PARA DISCERNIR
- ¿Cómo es mi experiencia de encuentro con el Resucitado?
- ¿Experimento que me llama por mi nombre a una vida nueva?
- ¿Siento el impulso de anunciar su presencia en medio nuestro?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Encontré al amor de mi alma
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Ardía en deseos de Cristo, a quien pensaba que se lo habían llevado
…María Magdalena, cuando llegó al sepulcro y no encontró allí el cuerpo del Señor, creyó que alguien se lo había llevado, y así lo comunicó a los discípulos. Ellos fueron también al sepulcro, miraron dentro y creyeron que era tal como aquella mujer les había dicho. Y dice el evangelio acerca de ellos: Los discípulos se volvieron a su casa. Y añade a continuación: Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando.
Lo que hay que considerar en estos hechos es la intensidad del amor que ardía en el corazón de aquella mujer, que no se apartaba del sepulcro, aunque los discípulos se habían marchado de allí. Buscaba al que no había hallado, lo buscaba llorando y, encendida en el fuego de su amor, ardía en deseos de aquel a quien pensaba que se lo habían llevado. Por esto, ella fue la única en verlo entonces, porque se había quedado buscándolo, pues lo que da fuerza a las buenas obras es la perseverancia en ellas, tal como afirma la voz de aquel que es la Verdad en persona: El que persevere hasta el final se salvará.
Primero lo buscó, sin encontrarlo; perseveró luego en la búsqueda, y así fue como lo encontró; con la dilación, iba aumentando su deseo, y este deseo aumentado le valió hallar lo que buscaba. Los santos deseos, en efecto, aumentan con la dilación. Si la dilación los enfría, es porque no son o no eran verdaderos deseos. Todo aquel que ha sido capaz de llegar a la verdad es porque ha sentido la fuerza de este amor. Por esto dice David: Mi alma tiene sed de Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? Idénticos sentimientos expresa la Iglesia cuando dice, en el Cantar de los cantares: Estoy enferma de amor; y también: Mi alma se derrite.
Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas? Se le pregunta la causa de su dolor con la finalidad de aumentar su deseo, ya que, al recordarle a quién busca, se enciende con más fuerza el fuego de su amor.
Jesús le dice: « ¡María!» Después de haberla llamado con el nombre genérico de «mujer», sin haber sido reconocido, la llama ahora por su nombre propio. Es como si le dijera:
«Reconoce a aquel que te reconoce a ti. Yo te conozco, no de un modo genérico, como a los demás, sino en especial».
María, al sentirse llamada por su nombre, reconoce al que lo ha pronunciado, y, al momento, lo llama: «Rabboni», es decir: «Maestro», ya que el mismo a quien ella buscaba exteriormente era el que interiormente la instruía para que lo buscase.
San Gregorio Magno, Homilía 25 sobre los evangelios (1-2.4-5: PL 76, 1189-1193)
PARA REZAR
Liturgia de las horas
Estaba al alba María,
llamándole con sus lágrimas.
Vino la gloria del Padre
y amaneció el primer día.
Envuelto en la blanca túnica
de su propia luz divina,
la sábana de la muerte
dejada en tumba vacía,
Jesús, alzado, reinaba;
pero ella no lo veía.
Estaba al alba María,
la fiel esposa que aguarda.
Mueva el Espíritu al aura
en el jardín de la vida.
Las flores huelan la Pascua
de la carne sin mancilla,
y quede quieta la esposa
sin preguntas ni fatiga.
¡Ya está delante el esposo,
venido de la colina!
Estaba al alba María,
porque era la enamorada.
Amén.