Lectura de Libro del profeta Ezequiel

34,11-12.15-17

Porque así habla el Señor: ¡Aquí estoy yo! Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él. Como el pastor se ocupa de su rebaño cuando está en medio de sus ovejas dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las libraré de todos los lugares donde se habían dispersado, en un día de nubes y tinieblas.

Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las llevaré a descansar -oráculo del Señor-. Buscaré a la oveja perdida, haré volver a la descarriada, vendaré a la herida y curaré a la enferma, pero exterminaré a la que está gorda y robusta. Yo las apacentaré con justicia.

En cuanto a ustedes, ovejas de mi rebaño, así habla el Señor: Yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carneros y chivos.

Palabra de Dios

SALMO    Sal           23(22), 1-2.2-3.5.6.

R: El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta:

en verdes praderas me hace recostar. R.

Me conduce hacia fuentes tranquilas

y repara mis fuerzas;

me guía por el sendero justo,

por el honor de su nombre. R.

Preparas una mesa ante mí,

enfrente de mis enemigos;

me unges la cabeza con perfume,

y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan

todos los días de mi vida,

y habitaré en la casa del Señor

por años sin término. R.

Lectura de la I Carta del apóstol San Pablo

a los Corintios      15,20-26.28

Hermanos:

Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos. Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección.

En efecto, así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo, cada uno según el orden que le corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a él en el momento de su Venida.

En seguida vendrá el fin, cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo Principado, Dominio y Poder. Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus pies. El último enemigo que será vencido es la muerte,

Y cuando el universo entero le sea sometido, el mismo Hijo se someterá también a aquel que le sometió todas las cosas, a fin de que Dios sea todo en todos.

Palabra de Dios

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 25, 31-46

Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.

Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.

Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver’.

Los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?’.

Y el Rey les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo’.

Luego dirá a los de su izquierda: ‘Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron’.

Estos, a su vez, le preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?’.

Y él les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo’.

Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna».

Palabra del Señor

PARA REFLEXIONAR

  • El texto encuentra su situación histórica en la diáspora y en el exilio de Israel en Babilonia. Experimentan el fracaso de la monarquía y la incapacidad de los dirigentes, fue la causa principal del exilio y la dispersión de los hijos de la alianza. La imagen del pastor es frecuente en el antiguo Oriente para expresar las relaciones entre el rey y los vasallos.
  • En la lectura de hoy se denuncian las injusticias o las culpas de los malos pastores por no haber sido auténticamente conductores de su pueblo, sino buscarse a sí mismos, su propio provecho en lugar de buscar el bien y el bienestar de las ovejas, del pueblo; y llevarlas hacia las verdaderas praderas. Pero Yavé, no desistirá de su plan de salvación.
  • Justamente, es en el fracaso de los hombres donde brillará con más fuerza la fidelidad de Dios, como último recurso para salvar a su pueblo, va a intervenir en persona. El mismo será el pastor que saldrá en busca de las ovejas descarriadas y dispersas por todas las naciones, para reunirlas y devolverlas a su tierra.

***

  • El señorío de Cristo glorioso no se reduce a unos cuantos hombres ni a un sector de la realidad. Pablo ve en la Resurrección de Cristo la victoria sobre el pecado que domina a los hombres desde Adán en adelante. La victoria de Cristo se va completando en cada hombre y en cada generación hasta llegar al final. Cristo resucitado comunica su Vida a quien libremente se entrega a Él, Vida que supera todas las oscuridades de pecado y muerte.
  • El proceso histórico puesto en marcha por Cristo se manifestará un día en toda su fuerza y dimensión. Ese día se revelará al fin, con toda claridad, que Dios había sido desde siempre la razón de ser del hombre.

***

  • Estamos ante la última enseñanza de Jesús según el evangelio de Mateo. Su lenguaje es sobre todo profético, aunque lo realiza a través de una parábola. Las últimas palabras del Maestro nos describen la venida del Hijo del Hombre en gloria y poder para el juicio; cuando se haya sentado en el trono y se disponga a juzgar.
  • Lo significativo del texto radica en esa presencia de los paganos en el acontecimiento final, algo absolutamente impensable en la mentalidad de los judíos contemporáneos de Jesús.
  • Para Mateo, tal como lo ha ido desarrollando a lo largo de su obra, la inclusión en el Reino de Dios, no puede ir ligada exclusivamente al conocimiento de Dios o al cumplimiento de su ley. Lo que hace del pagano un miembro del Reino de Dios, es su vida humanitaria comprometida con el que sufre. Esto determina la calidad de su persona, y de tal modo que, puede ser considerada dentro de los «justos», título hasta ahora reservado exclusivamente a los miembros del Pueblo de Dios y ligado al cumplimiento de la ley. La identificación del rey con los necesitados constituye desde el Éxodo, uno de los rasgos característicos del Dios bíblico.
  • A través de este texto, Jesús hace ver a sus discípulos que en el futuro Reino de Dios, pueden también tener cabida aquellos que oficialmente o legalmente no son miembros del Pueblo de Dios.
  • La profecía de Ezequiel que anuncia que el mismo Dios se va a preocupar de su pueblo: como pastor, guía, médico, juez, liberador, reunificador, se ha cumplido perfectamente en Cristo Jesús en quien Dios se nos ha acercado definitivamente.
  • Jesús como Pastor no domina, sino apacienta, no se enseñorea, sino que busca y cuida a sus ovejas; cura a las enfermas y venda a las heridas; libera de todas las esclavitudes e ilumina todas las oscuridades; es un Pastor, que a nadie pone a su servicio, sino que a todos sirve para que todos vivamos sometidos por amor a nuestro Padre común.
  • Los contemporáneos de Jesús identificaban al Pueblo de Dios con el Reino de Dios. Jesús proclama la mayor amplitud del Reino sobre el Pueblo, con una consecuencia, sorprendente: al Reino de Dios no se accede por la sola vía religiosa. Frente a una concepción restrictiva del Reino de Dios, Jesús presenta una concepción universal que lo convierte en un texto capital para la humanidad. Cualquier hombre puede llegar a Dios, siempre que su vida tenga la calidad de la solidaridad.
  • El juicio será según las obras, no según lo que decimos creer y confesar. Son las obras las que distinguen y juzgan a los hombres, no las palabras ni el tipo o cantidad de plegarias. Distinciones de raza, de dinero o cultura, no valen nada y no permanecerá ni colocarán a los hombres a la izquierda o a la derecha del Señor. La realización concreta del mandamiento del amor o su incumplimiento anticipa ya en el mundo el juicio final.
  • El que ama a Cristo en los pobres y sufrientes, solidarizándose con su causa se introduce en el reino de Dios. Los cristianos no tenemos la exclusiva del reino de Dios, ni la exclusiva del servicio a Dios. El reino de Dios se extiende más allá de nuestras fronteras: se encuentra dondequiera que haya hombres capaces de amar y de servir a los hermanos. Lo que uno ha hecho a otro, lo ha hecho a Jesús y a Dios. Ya no tiene importancia si lo sabía o no, si quería o no servir en él a Jesús y a Dios. Al fin se manifiesta que todo servicio al amor fue servicio al Padre.
  • Para un discípulo, la pertenencia a la Iglesia como modo de vivir el Reino, no puede dejar de expresarse en un compromiso de servicio a la humanidad.
  • La encarnación del hijo de Dios ha sido tan profunda en la naturaleza humana que donde haya un hombre que reclama nuestra atención, allí está presente el Dios hecho hombre, Jesucristo, el Salvador.
  • Ser discípulo de Cristo es amar con el amor efectivo que consiste en servir, consolar, acompañar, compartir, dar lo que sea preciso, a cada hombre concreto con quien tropezamos, con la certeza de que en cada hombre, tropezamos con Cristo.
  • Este es el camino que nos enseñó y vivió nuestro Rey, Nuestro Señor Jesucristo. Un camino posible para todos, pero exigente para todos. Así, la fiesta de hoy no es la exaltación de un «catolicismo triunfante», sino más bien al contrario: es la exaltación del reinado del amor servidor sobre todas las cosas.

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué imagen de Cristo Rey tengo formada en mi corazón?
  • ¿Reconozco el reinado de Cristo diverso al reinado humano?
  • ¿Acepto un reinado que se da desde la entrega y la cruz? ¿Apuesto con mi vida a un reino que no es de este mundo?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Que venga tu Reino Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Venid vosotros, los benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo»

…”«Habiendo realizado la purificación de los pecados, Cristo está sentado a la derecha de su Majestad en las alturas» (Hb 1,3)…Es, pues, para servirnos que vino desde su Padre hasta el mundo. Y para colmo: no se manifestó tan sólo en el momento en que vino a la tierra revestido de la debilidad humana presentándose en forma de esclavo y escondida su calidad de señor, sino que más tarde se manifestará en todo su esplendor, el día en que vendrá con todo su poder y aparecerá con toda la gloria de su Padre.  Refiriéndose a su reino, se dice: «Se ceñirá, hará sentar a sus siervos a la mesa y los irá sirviendo» (Lc 12,37). ¡Éste es aquel por quien reinan los soberanos y gobiernan los príncipes!

Es de esta manera que ejercerá su realeza verdadera y sin mancha…; es de esta manera que hace seguir a los que ha sometido a su poder: más amable que un amigo, más imparcial que un príncipe, más tierno que un padre, más íntimo que los miembros, más indispensable que el corazón. No se impone a través del temor, no domina por un salario. Sólo en él encuentra la fuerza de su poder, sólo a través de sí mismo se une a sus súbditos. Porque reinar a través del temor o en vistas a un salario, no es gobernar con autoridad, sino por la esperanza de un sueldo o por amenaza…

Es preciso que Cristo reine en el sentido estricto de la palabra; toda otra autoridad es indigna de él. Ha sabido llegar a ella por un medio extraordinario… para llegar a ser el verdadero Señor, abraza la condición de esclavo y se hace el servidor de los esclavos, hasta la cruz y la muerte; es así como arrebata el alma de los esclavos y se apodera directamente de su voluntad. Sabiendo que éste es el secreto de su realeza, Pablo escribe: «Se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo» (Flp 2, 8-9)… Por la primera creación, Cristo es Señor de la naturaleza; por la nueva creación, se ha convertido en señor de nuestra voluntad… Por eso dice: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra» (Mt 28,18)”…

San Nicolás Cabasilas (hacia 1320-1363), teólogo laico griego – La vida en Cristo, IV, 93-97, 102

PARA REZAR

Construir el Reino es,

hacer la Verdad;

porque la más auténtica Verdad

de nuestro mundo es que está llamado

a ser algo muy distinto

de lo que en realidad es;

la más auténtica realidad

de nuestro mundo es que está llamado

a estar construido sobre la solidaridad,

sobre el afecto, la mutua confianza,

la búsqueda del bien común;

la ausencia de todo egoísmo,

de todo tipo de lucha,

de toda forma de injusticia o insolidaridad;

la más auténtica realidad de nuestro mundo

es que está llamado a pervivir,

a transformarse entrando en una vida nueva

y sin término, a reconocer plenamente

que Dios está ahí y que es el Padre común

de todos los hombres

y el autor de toda la creación.

Principio de la profecía de Daniel 1, 1-6. 8-20

El tercer año del reinado de Joaquím, rey de Judá, llegó a Jerusalén Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la sitió. El Señor entregó en sus manos a Joaquím, rey de Judá, y una parte de los objetos de la Casa de Dios. Nabucodonosor los llevó al país de Senaar, y depositó los objetos en el tesoro de su dios.

El rey ordenó a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que seleccionara entre los israelitas de estirpe real o de familia noble, algunos jóvenes sin ningún defecto físico, de buena presencia, versados en toda clase de sabiduría, dotados de conocimiento, inteligentes y aptos para servir en el palacio del rey, a fin de que se los instruyera en la literatura y en la lengua de los caldeos. El rey les asignó para cada día una porción de sus propios manjares y del vino que él bebía. Ellos debían ser educados durante tres años, y al cabo de esos años se pondrían al servicio del rey. Entre ellos se encontraban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, que eran judíos.

Daniel estaba decidido a no contaminarse con los manjares del rey y con el vino que él bebía, y rogó al jefe de los eunucos que no lo obligara a contaminarse. Dios hizo que él se ganara el afecto y la simpatía del jefe de los eunucos. Pero este dijo a Daniel: «Yo temo a mi señor el rey, que les ha asignado la comida y la bebida; si él llega a ver el rostro de ustedes más demacrado que el de los jóvenes de su misma edad, ustedes harían peligrar mi cabeza delante del rey.»

Daniel dijo al guardia a quien el jefe de los eunucos había confiado el cuidado de Daniel, Ananías, Misael y Azarías: «Por favor, pon a prueba a tus servidores durante diez días; que nos den legumbres para comer y agua para beber; compara luego nuestros rostros con el de los jóvenes que comen los manjares del rey, y actúa con tus servidores conforme a lo que veas.» El aceptó la propuesta, y los puso a prueba durante diez días. Al cabo de esos días, se vio que ellos tenían mejor semblante y estaban más rozagantes que todos los jóvenes que comían los manjares del rey. Desde entonces, el guardia les retiró los manjares y el vino que debían tomar, y les dio legumbres.

Dios concedió a estos cuatro jóvenes ciencia e inteligencia en todo lo referente a la literatura y la sabiduría, y Daniel podía entender visiones y sueños de toda índole. Al cabo de los días que el rey había fijado para que le fueran presentados los jóvenes, el jefe de los eunucos los llevó ante Nabucodonosor. El rey conversó con ellos, y entre todos no se encontró ningún otro como Daniel, Ananías, Misael y Azarías. Ellos permanecieron al servicio del rey, y en todo lo que el rey les preguntó sobre cuestiones de sabiduría y discernimiento, los encontró diez veces superiores a todos los magos y adivinos que había en todo su reino.

Palabra de Dios.

SALMO          Dn. 3, 52. 53. 54. 55. 56

Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres.

Bendito sea tu santo y glorioso Nombre.

R.        Alabado y exaltado eternamente.

Bendito seas en el Templo de tu santa gloria.

R.        Aclamado y glorificado eternamente por encima de todo.

Bendito seas en el trono de tu reino.

R.        Aclamado por encima de todo y exaltado eternamente.

Bendito seas tú, que sondeas los abismos

   y te sientas sobre los querubines.

R.        Alabado y exaltado eternamente por encima de todo.

Bendito seas en el firmamento del cielo.

R.        Aclamado y glorificado eternamente.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   21, 1-4

Levantado los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo. Vio también a una viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre, y dijo: «Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que nadie. Porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • En la última semana del «año litúrgico», la Iglesia nos propone unos textos «escatológicos», es decir, que evocan el «fin de los tiempos» Esta semana leeremos algunas páginas del Libro de Daniel que vivía alrededor de los años 170 antes de Jesucristo. Daniel no es el autor del libro, sino su protagonista. El autor cuenta una historia edificante que se sitúa ficticiamente en el momento heroico de la cautividad en Babilonia. 
  • El Libro de Daniel se escribió para animar a los «resistentes» que vivían en Palestina, cuando estaba «ocupada» y «administrada» por el rey Antíoco Epifanes que trataba de imponer las costumbres griegas, a guardar la integridad de su fe. Es una época de mártires. El mismo nombre de Daniel, Dios es mi juez,  quiere indicar que, en cada momento de la historia, en el fondo está Dios como el gran protagonista que lleva el mundo adonde quiere y que los hombres únicamente son sus instrumentos.
  • Su mensaje central invita a vivir y servir al mundo en que vivimos sin perder nuestra identidad. Esto queda claro en la negación que hacen unos jóvenes al ser invitados a desobedecer a Dios queriéndolos obligar a comer carnes impuras. Pero estos muchachos judíos de Babilonia se abstienen y, con ello, su cuerpo y su espíritu alcanzan mayor esplendor. Daniel manifiesta que el orden de la fe es superior al orden del poder. El relato resalta cómo Dios lo bendice con el éxito si bien Daniel es el primero en admitir que no siempre Dios traducirá su bendición en éxito mundano.
  • La lección es clara para los judíos que estaban luchando por resistir a la tentación helenizante y se los anima a que sigan teniendo esperanza y sean fieles a la Alianza, en medio de esa persecución, como lo fueron Daniel y sus compañeros en circunstancias parecidas o peores.
  • La fidelidad a Dios no es negociable.

***

  • Para la fiesta de Pascua acudían a Jerusalén unos 300 a 400 mil peregrinos. El Templo era para los judíos un motivo de orgullo y su grandeza dependía en gran medida de las donaciones que ellos depositaban en el arca del Tesoro.
  • Pero el Templo no era sólo un lugar de culto, en él se concentraba todo el poder económico, político, militar y religioso. Si bien el espacio preponderante era el dedicado al culto, allí también estaba el sanedrín, el arca del tesoro y la guardia.
  • En tiempo de la dominación romana, el templo era símbolo de la identidad del pueblo de la alianza y de la resistencia a la infiltración cultural y religiosa por parte de los romanos. Por eso, los que donaban grandes sumas de dinero al Templo, eran valorados por razones religiosas y también por razones políticas. En esta situación los pobres, los huérfanos, las viudas y los extranjeros era una multitud no tenida en cuenta y frecuentemente despreciada.
  • El episodio que narra este pasaje concluye la serie de discusiones que Jesús mantiene con las sectas judías. Está directamente unido a la maldición de los escribas que roban a las viudas.
  • La exaltación de los pobres que aparece frecuentemente en los discursos de Jesús, le sirve para anunciar la inminencia del Reino y la transformación que acarreará la nueva vida según Dios, en las estructuras humanas.
  • Jesús observa que mientras los más ricos, echaban grandes donaciones en el arca del templo una viuda pobre echó lo poco que tenía. Ella sólo posee lo que ha dado. Lo que dio era todo lo que tenía.
  • La viuda era por su condición de mujer, pobre y marginada, sin embargo al depositar su ofrenda con un inmenso esfuerzo, daba todo lo que le era necesario para vivir. Se entregaba totalmente a Dios con modestia y humildad. Los ricos y poderosos ofrecían lo que tenían de sobra fruto de sus negocios; ofrenda que venía muchas veces manchada por el hambre y la indigencia de peones y esclavos, sometidos para poder alcanzar esa riqueza.
  • Jesús pensando en la nueva comunidad, aprovecha la actitud de la viuda para enseñar que a Dios no le podemos ofrecer lo que nos sobra, aquello de lo que podemos prescindir. La ofrenda es verdadera, cuando damos desde nuestra pobreza, lo que somos y tenemos. Dios no recibe cosas; cuando le entregamos algo material, le estamos entregando ante todo nuestra vida. Y se la entregamos generosamente porque sabemos que Él hará con ella lo mejor para nosotros y para nuestra comunidad.
  • Jesús no se aferró a su dignidad de Hijo Único de Dios; despojándose de todo se humilló y bajó hasta nuestra miseria para enriquecernos; elevándonos así, a la dignidad de hijos en el Hijo de Dios. No nos dio de lo que le sobraba, sino que lo dio todo amándonos hasta el extremo, viviendo Él mismo, las palabras que había pronunciado: Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
  • El Señor nos pide que por el bien de nuestros hermanos lo demos todo, porque toda nuestra vida, por la entrega generosa en la comunión, en el servicio y en el amor con Cristo, se ha de convertir en causa de salvación para todos.

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué damos nosotros: lo que nos sobra o lo que necesitamos?
  • ¿Damos con sencillez o con ostentación, gratuitamente o pasando factura?
  • ¿Ponemos nuestras cualidades y talentos a disposición de la comunidad, de la familia, de la sociedad, o los guardamos mezquinamente?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Quiero ser generoso Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir»

…” Acordémonos de esta viuda que, preocupada por los pobres, se olvida de ella misma hasta el punto de dar todo lo que le quedaba para vivir, pensando sólo en la vida futura, tal como lo atestigua el mismo Señor. Los demás habían dado de lo que les sobraba, pero ella, quizás más pobre que muchos pobres –puesto que toda su fortuna quedaba reducida a dos monedas- en su corazón era más rica que todos los ricos. Sólo dirigía su mirada hacia las riquezas de la recompensa eterna; deseosa de los tesoros celestiales, renunció a todo lo que poseía como a bienes que proceden de la tierra y a la tierra regresan (Gn 3,19). Dio lo que tenía para alcanzar lo que no veía. Dio bienes perecederos para adquirir bienes inmortales. Esta pobre mujer no se olvidó de los bienes previstos y dispuestos por el Señor para obtener la recompensa futura. Por eso el Señor, tampoco se olvidó de ella, y el juez de este mundo pronunció por adelantado su sentencia: elogia a aquella que coronará en el día del juicio”…

San Paulino de Nola (355-431), obispo – Carta 34, 2-4: PL 61, 345-346

PARA REZAR

UNA ORACION DE GENEROSIDAD

Querido Señor, enséñame a ser generoso,

enséñame a servirte como Tú mereces

a dar y no contar el costo,

a luchar y no prestar atención a la herida,

a trabajar duro y no buscar el descanso,

a trabajar y no buscar la recompensa,

excepto el saber que hago tu voluntad.

San Ignacio de Loyola

Lectura de la profecía de Daniel    2, 31-45

«Tú, rey, estabas mirando, y viste una gran estatua. Esa estatua, enorme y de un brillo extraordinario, se alzaba delante de ti, y su aspecto era impresionante.

Su cabeza era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus caderas, de bronce; sus piernas, de hierro, y sus pies, parte de hierro y parte de arcilla.

Tú estabas mirando, y de pronto se desprendió una piedra, sin que interviniera ninguna mano: ella golpeó la estatua sobre sus pies de hierro y de arcilla, y los pulverizó.

Entonces fueron pulverizados al mismo tiempo el hierro, la arcilla, el bronce, la plata y el oro; fueron como la paja en la era durante el verano: el viento se los llevó y no quedó ningún rastro. En cuanto a la piedra que había golpeado la estatua, se convirtió en una gran montaña, y llenó toda la tierra.

Este fue el sueño; ahora diremos su interpretación en presencia del rey.

Tú, rey, eres el rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha conferido la realeza, el poder, la fuerza y la gloria; él ha puesto en tus manos a los hombres, los animales del campo y las aves del cielo, cualquiera sea el lugar donde habitan, y te ha hecho dominar sobre todos ellos: por eso la cabeza de oro eres tú.

Después de ti surgirá otro reino inferior a ti, y luego aparecerá un tercer reino, que será de bronce y dominará sobre toda la tierra.

Y un cuarto reino será duro como el hierro: así como el hierro tritura y pulveriza todo -como el hierro que destroza- él los triturará y destrozará a todos ellos.

También has visto los pies y los dedos, en parte de arcilla de alfarero y en parte de hierro, porque ese será un reino dividido: habrá en él algo de la solidez del hierro, conforme a lo que has visto del hierro mezclado con la masa de arcilla; pero como los dedos de los pies son en parte de hierro y en parte de arcilla, una parte del reino será fuerte, y una parte frágil.

Tú has visto el hierro mezclado con la masa de arcilla, porque ellos se mezclarán entre sí por lazos matrimoniales, pero no llegarán a adherirse mutuamente, como el hierro no se mezcla con la arcilla.

Y en los días de estos reyes, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruido y cuya realeza no pasará a otro pueblo: él pulverizará y aniquilará a todos esos reinos, y él mismo subsistirá para siempre, porque tú has visto que una piedra se desprendía de la montaña, sin la intervención de ninguna mano, y ella pulverizó el hierro, el bronce, la arcilla, la plata y el oro.

El Dios grande hace conocer al rey lo que va a suceder en adelante. El sueño es cierto y su interpretación digna de fe.»

Palabra de Dios.

SALMO          Dn 3, 57. 58. 59. 60. 61

Todas las obras del Señor, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Ángeles del Señor, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Cielos, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Todas las aguas que están sobre los cielos, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Todos los ejércitos celestiales, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   21, 5-9

Como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.»

Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?»

Jesús respondió: «Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: «Soy yo», y también: «El tiempo está cerca.» No los sigan. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin.»

Después les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en cielo.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Las circunstancias que acompañan a los judíos en los tiempos del libro de Daniel no son gratas: están dominados y además, por una potencia enemiga de Dios. Por eso el autor tiene que alentarlos con la esperanza.
  • La idea principal de este capítulo es revelar el sentido de la historia dirigida por Dios y su fin último: la constitución de su reino sobre la tierra.
  • La interpretación del sueño de Nabucodonosor alude, con los diversos metales a los diversos reinos que se han ido sucediendo, para el tiempo en que se escribe este libro. Nabucodonosor tuvo un sueño que sólo Daniel, entre todos los sabios, conoce porque Dios se lo ha revelado.
  • La estatua vista por Nabucodonosor representa los reinos de la tierra que se sucedieron destruyéndose mutuamente. Son cuatro en total, cifra simbólica que la Biblia utiliza frecuentemente para designar las fuerzas terrestres.
  • Esta lucha por el poder entre las potencias terrestres provoca una incesante decadencia: el oro degenera en plata, después en bronce, después en hierro y en tierra cocida, hasta el punto de que basta una piedra pequeña para demoler a la estatua. Una historia dirigida exclusivamente por el hombre lo conduce inevitablemente a la decadencia.
  • Esa piedra arrojada contra la estatua de los imperios humanos sin la intervención de mano alguna, es dirigida por el mismo Dios. Un suceso que a los ojos de los hombres parecía carecer de importancia, derriba todos los fundamentos humanos.
  • La piedra se convierte, a su vez, en una gran montaña que «llena toda la tierra», a la manera de “la gloria de”. El Dios del cielo hará surgir un «reino» que jamás será destruido. Se anuncia la llegada de un reino procedente del cielo, el del Mesías.
  • Muchos imperios e ideologías han ido cayendo, y siguen cayendo, porque tienen los pies de barro. Esto nos advierte de la tentación de poner demasiado entusiasmo en ninguna institución ni en ningún ídolo.

***

  • Comenzamos hoy la lectura del último discurso de Jesús, que ahora es de carácter escatológico. Lucas concluye la predicación de Jesús en el Templo de Jerusalén, donde ha realizado gestos y enseñanzas ante todo el pueblo.
  • Este largo discurso apocalíptico en el círculo de sus discípulos está presente también en Marcos, Mateo y Lucas. Esto hace creíble que Jesús realmente lo realizó, aunque las diferencias sean notables.
  • En tiempos de Jesús, el Templo era recién edificado; incluso no terminado del todo. Se comenzó su construcción diecinueve años antes de Jesucristo: era considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo. Algunos discípulos de Jesús comentaban la belleza del Templo por la calidad de las piedras y de las donaciones de los fieles.
  • Tenemos que superar las imágenes, para captar el sentido universal de sus palabras, válidas para todos los tiempos. Jesús comienza aludiendo a la destrucción del templo que, en la tradición profética, se presenta siempre como consecuencia de la ruptura de la alianza por parte del pueblo. Las palabras que pronuncia Jesús apuntan a mostrar la fragilidad y la caducidad de las más grandes y hermosas obras humanas. Este Templo será destruido unos años más tarde, en el 70 d. C., por Tito. Lucas no se refiere al final del mundo sino a la destrucción del templo de Jerusalén.
  • Luego viene un mensaje de alerta sobre los signos que acompañarán el final. La aparición de falsos “Mesías”. La fecha precisa del tiempo final son claramente signos engañosos frente a los que Jesús es claro: el fin no vendrá inmediatamente. De esta forma el evangelista pretendía corregir la fiebre mesiánica que dominaba en algunos sectores de las iglesias de su tiempo.
  • Jesús amplía el horizonte mezquino y cerrado de los discípu­los, anunciándoles que, desgraciadamente, guerras, terremotos, hambre y señales asombrosas las habrá siempre. El final es un acontecimiento de gracia, un triunfo del Dios de la Vida sobre todas las fuerzas de muerte.
  • Hoy vivimos una agitación parecida. Estamos inundados de visiones catastróficas que nos anuncian un futuro oscuro y terrible para todos los seres vivientes. Pero lo importante no es la fecha en que el mundo sucumbirá; lo importante es preguntarnos ¿cuál es la finalidad del mundo y de la humanidad?, ¿cuál es nuestra esperanza?, ¿qué futuro podemos y debemos construir?, ¿qué quiere Dios de nosotros aquí y ahora?
  • Las visiones apocalípticas se pueden convertir en la pesadilla suicida, o en una renovada oportunidad de suscitar el Reino en medio de la humanidad; ocasión especial para plantear una visión del futuro desde una verdadera valoración del ser humano y de la vida en todas sus dimensiones.
  • Los verdaderos signos son aquellos que nos ayudan a despertarnos, a tomar conciencia de la gracia del Señor que ya está entre nosotros y nos disponen a recibirla con alegría y confianza.
  • Para Jesús el tiempo presente y el futuro se abren como esperanza: es el tiempo definitivo de la salvación. Por eso es necesario tomarse en serio el momento presente e interpretarlo como una señal de Dios que nos llama a hacer de este mundo de muerte, un mundo de vida. Para Jesús, el cambio es posible aquí y ahora.
  • La invitación a mantenernos vigilantes es verdadera sabiduría. Cada día es volver a empezar la historia. Cada día es tiempo de salvación, si estamos atentos a la cercanía y a la venida de Dios a nuestras vidas.

PARA DISCERNIR

  • ¿Reflexiono sobre la gran fragilidad de todas las cosas?
  • ¿Soy consciente de mi fragilidad?
  • ¿Qué actitud tomo al descubrir la brevedad de la belleza, de la vida?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Dame alegrarme con tu visita Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

« ¿No sabéis que sois el templo de Dios?» (1C 3,16)

…” «Jesús dijo a los judíos: ‘Destruid este templo y en tres días lo levantaré’. Pero él hablaba del templo de su cuerpo» (Jn 2, 21)… Algunos piensan que no es posible aplicar al cuerpo de Cristo todo lo que se ha dicho del Templo; piensan que su cuerpo ha sido llamado ‘templo’ porque, de igual manera que el primer Templo estaba habitado por la gloria de Dios, así también el ‘Primer nacido de entre todas las criaturas’ es la imagen de la gloria de Dios (Col 1,15) y que por eso es justo que a su Cuerpo, a la Iglesia, se le llame templo de Dios, porque contiene la imagen de la divinidad… Nosotros hemos aprendido de Pedro que la Iglesia es el cuerpo y la casa de Dios, construida con piedras vivas, una casa espiritual para un sacerdocio santo (1P 2,5).

Así podemos ver en Salomón, el hijo de David que construyó el Templo, una prefiguración de Cristo: es después de la guerra, cuando reinaba una gran paz, que Salomón hizo construir, en la Jerusalén terrestre, un templo a la gloria de Dios… En efecto, cuando todos los enemigos de Cristo serán «colocados bajo sus pies y el último enemigo, la muerte, será vencido» (1C 15, 25-26) entonces la paz será perfecta, cuando Cristo será «Salomón», cuyo nombre significa «pacífico», en él se cumplirá esta profecía: «Con los que odian la paz, yo era pacífico» (Sl 119, 6-7). Entonces, cada una de las piedras vivas, según lo merecido en la vida presente, será una piedra del templo: uno, apóstol o profeta, puesto en los fundamentos, sostendrá las piedras colocadas encima; otro, viniendo detrás de los que son fundamentos, llevado él mismo por los apóstoles, llevará con él a otros más débiles; otro será un piedra totalmente interior, allí donde se encuentra el arca con los querubines y el propiciatorio (1R 6,19); otro, la piedra del vestíbulo (v. 3), y otro, fuera del vestíbulo de los sacerdotes y los levitas, será la piedra del altar donde se hacen las ofrendas de las cosechas… El desarrollo de la construcción, con la organización de los ministerios, será confiada a los ángeles de Dios, sus fuerzas santas prefiguradas por los jefes de trabajo de Salomón… Todo eso se cumplirá cuando la paz sea perfecta, cuando una gran paz reinará”…

 Orígenes (hacia 185-253), presbítero y teólogo – Comentario al Evangelio de Juan, 10,39; PG 14, 369s

PARA REZAR

Tengo pues la certeza de que Dios existe, que creó todo lo que vive y
lo que no, que nos creó a todos los seres humanos, que tuvo un motivo
para crearnos, y que más allá de la visión, imagen que tengamos de Él
o el Nombre que le queramos poner, o el carácter o justicia que
deseamos que Él posea e imparta, Él tiene una visión de nosotros, Él
sabe lo que hacemos.

No somos almas solitarias supeditadas a nuestra propia voluntad para
construirnos un futuro incierto, un destino. Además creo que en la
libertad que Él nos dio. Tengo la certeza de que Él quiso acercarse a
nosotros mediante Jesús, para que pudiésemos entender esto del amor
entre las personas. Tengo la certeza de que Dios se preocupa por el
destino de este mundo, que su Espíritu vuela vigilante.

Pero creo que para Él toda nuestra vida es un suspiro, un destello.

Tengo la certeza de que nadie puede encerrar a Dios en su limitado
conocimiento. Tengo la certeza de que Dios nos quiere plenos, y
que nos dio recursos para lograrlo aún a pesar de la maldad
humana, (Él nos creó, Él nos conoce), sino sería un cínico, un
torturador que nos puso aquí para sufrir.

Yo quiero una vida plena, quiero el amor sincero, el abrazo del
hermano, y el de los familiares, y el de los amigos. Quiero compartir
el amor que Dios me ha permitido tener. Pero no quiero reprimir mis
buenos deseos, mis dudas, mis ganas…

Con estas certezas vivo…

María Verónica Benavente

Lectura de la profecía de Daniel    5, 1-6. 13-14. 16-17. 23-28

El rey Baltasar ofreció un gran banquete a mil de sus dignatarios, y bebió vino en la presencia de esos mil. Estimulado por el vino, Baltasar mandó traer los vasos de oro y plata que Nabucodonosor, su padre, había sacado del Templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y sus dignatarios, sus mujeres y sus concubinas. Entonces trajeron los vasos de oro que habían sido sacados del Templo, de la Casa de Dios en Jerusalén, y bebieron en ellos el rey y sus dignatarios, sus mujeres y sus concubinas. Mientras bebían vino, glorificaban a los dioses de oro y plata, de bronce, hierro, madera y piedra.

De pronto, aparecieron unos dedos de mano humana, que escribían sobre el estuco del muro del palacio real, frente al candelabro, y el rey veía el extremo de esa mano que escribía.

Entonces el rey cambió de color y sus pensamientos lo llenaron de espanto; se le aflojaron todos los miembros y se entrechocaban sus rodillas.

Daniel fue introducido en la presencia del rey, y este, tomando la palabra, le dijo: « ¿Así que tú eres Daniel, uno de los deportados judíos que el rey, mi padre, hizo venir de Judá? Yo he oído decir que en ti reside el espíritu de los dioses, y que se han hallado en ti clarividencia, perspicacia y una sabiduría superior.

Yo he oído de ti que puedes dar interpretaciones y resolver problemas. Si tú ahora puedes leer la inscripción y me haces conocer su interpretación, te vestirás de púrpura, llevarás un collar de oro en tu cuello y ocuparás el tercer puesto en el reino.»

Daniel tomó la palabra y dijo en presencia del rey: «Puedes guardar para ti tus dones y dar a otros tus regalos; de todas maneras, yo leeré al rey la inscripción y le haré conocer su interpretación.

Te has exaltado contra el Señor del cielo: han traído a tu presencia los vasos de su Casa, y han bebido vino en ellos, tú y tus dignatarios, tus mujeres y tus concubinas; has glorificado a los dioses de plata y oro, de bronce, hierro, madera y piedra, que no ven, ni oyen, ni entienden, pero no has celebrado al Dios que tiene en su mano tu aliento y a quien pertenecen todos tus caminos. Por eso ha sido enviada esta mano de parte de él, y ha sido trazada esta inscripción.

Esta es la inscripción que ha sido trazada: Mené, Tequel, Parsín. Y esta es la interpretación de las palabras: Mené: Dios ha contado los días de tu reinado y les ha puesto fin; Tequel: tú has sido pesado en la balanza y hallado falto de peso; Parsín: tu reino ha sido dividido y entregado a los medos y a los persas.»

Palabra de Dios.

SALMO          Dn 3, 62. 63. 64. 65. 66. 67

Sol y luna, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Astros del cielo, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Lluvias y rocíos, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Todos los vientos, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Fuego y calor, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Frío y heladas, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   21, 10-19

«Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida:

Se levantará nación contra nación y reino contra reino.  Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.

Los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.

Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.

Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • A modo de parábola, el episodio del banquete del rey Baltasar, que no hay que considerar necesariamente como histórico, le sirve al autor del libro de Daniel, para seguir reflexionando sobre el sentido de la historia humana.
  • Los adivinos oficiales se han mostrado incapaces de leer y descifrar la inscripción misteriosa escrita en las paredes del salón de banquetes del palacio, Daniel lo logra sin ninguna dificultad. Cómo ha profanado los vasos sagrados del templo de Jerusalén, Baltasar será asesinado y su reino repartido entre los medos y los persas.
  • Baltasar es un hombre ficticio. Daniel se refiere a Antíoco Epífanes, que había saqueado y profanado el templo de Jerusalén en el 167 a.C. La orgía de la corte real, y además con los vasos sagrados fruto del saqueo en el templo de Jerusalén, no puede acabar bien.
  • Daniel valientemente interpreta las visiones y anuncia lo que significan las letras que aparecen en la pared. A ese gran rey que se creía muy importante Dios lo encuentra falto de peso y su reino, “dividido”, será entregado a nuevos conquistadores.
  • Los excesos se pagan tarde o temprano. La rebeldía contra el Señor y la adoración a dioses de oro y plata se encuentran ante el juicio de Dios.
  • Cuando nos olvidamos de Dios, no nos pueden ir bien las cosas en nuestra vida. Si no rectificamos los desórdenes de nuestra conducta, para ser fieles, seremos presa de nuestras mismas miserias.

***

  • Después de hablar de los signos engañosos que acompañarán el final, el evangelio de hoy se refiere a los verdaderos signos. El principal es la persecución por «predicar el evangelio». Jesús mismo protegerá a su comunidad si se mantiene firme y fiel dando testimonio.
  • La persecución «por causa de Jesús» es un signo evangélico ya anunciado en las Bienaventuranzas: “Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos ustedes cuando los insulten y los persigan y los calumnien de cualquier modo por mi causa”.
  • Cuando Lucas escribía su evangelio, la comunidad cristiana ya tenía mucha experiencia de persecuciones, cárceles y martirios, por parte de los enemigos de fuera; y  dificultades, divisiones y traiciones desde dentro.
  • La situación de los cristianos en el mundo antiguo fue dificultosa y precaria desde el comienzo. Sufrieron la persecución de los judíos que los veían como un peligro para la religión oficial y luego fueron perseguidos por el estado romano, que los veía como la misma encarnación del mal y un peligro para el imperio.
  • La persecución no fue una contingencia producida por odios personales. Esta situación se produjo por la actitud de los cristianos que se caracterizaron por poner en duda todo el sistema de valores religiosos y políticos vigentes en el mundo antiguo. Este modo de ver y sentir la vida, los llevó a inevitables enfrentamientos con los defensores del sistema cultual, político, financiero que era considerado de carácter sagrado.
  • A lo largo de dos mil años, la Iglesia por otros motivos y en lugares diversos, ha seguido teniendo la misma experiencia de calumnia, odio, persecución y muerte. Mártires de todos los tiempos, también del nuestro, estimulan con el ejemplo de su vida y de su muerte. Mártires de sangre y mártires silenciosos de la vida diaria, que viven según los criterios del evangelio de Jesús con admirable coherencia y constancia.
  • Cuando la predicación del Evangelio no molesta a nadie es porque se ha amoldado a los criterios del mundo y ha perdido su fuerza. Quiénes siguen a Cristo decididamente deben optar por Él, sin hacer concesiones. Por eso el mensaje de vida del evangelio, paradójicamente, genera rechazo, persecución y muerte. Los testigos son excluidos, traicionados, difamados, encarcelados, expulsados, torturados, asesinados. Muchos se preguntaron si vale la pena un futuro de este tipo.
  • El poder que amenaza no es eterno, y su derrota está en lo que aparenta ser su victoria: nuevamente la paradoja. La muerte, para el evangelio, es Vida y Triunfo. Porque las estructuras del mal son derrotadas en cada mártir que generan. Porque la luz de estos testigos se hace más fuerte en su pueblo que cuando vivían. Su mensaje, por  su muerte, se hace creíble y esperanzador. Los que aparentemente se creen vencedores con la persecución y la muerte, son vencidos porque no pueden cortar ni acabar con la vida y el testimonio que dejan estos testigos, en la vida de su pueblo.
  • Jesús no nos ha engañado: nunca prometió que en esta vida seremos aplaudidos y que nos resultará fácil el camino. Lo que sí nos asegura es que salvaremos la vida por la fidelidad, y que Él dará testimonio ante el Padre de los que hayan dado testimonio de Él ante los hombres.
  • Por eso sigue siendo válido seguir a Cristo. Porque la Vida siempre triunfa sobre la muerte, porque no hay nada por encima del poder de Dios. Ser cristiano cuando las cosas andan bien no es problema. Lo difícil es perseverar en los momentos de dificultad. El cristianismo, es un estilo de vida que, necesariamente, si es fiel al Evangelio va a encontrarse muchas veces en contraposición con los valores, pensamientos y actitudes del mundo, y ésta es la causa de los problemas.
  • Ser firmes en la fe en un mundo de injusticia, de violencia, de mentira, de deshonestidad, corrupción etc., no es sencillo y es la causa del rechazo o de la persecución por parte de aquellos a los que el estilo de vida del cristiano coherente incomoda. Necesitamos ser valientes y mostrar al mundo la buena noticia del reino como verdaderos discípulos de Jesús. Él ha prometido ayudarnos y estar con nosotros hasta el final. Su palabra no pasa ni cambia: permanece para siempre.

PARA DISCERNIR

  • ¿Me arriesgo por causa de la Buena Noticia?
  • ¿Soy capaz de aceptar el rechazo por manifestar mi fe?
  • ¿Hago concesiones con tal de no ser cuestionado?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Toda mi vida quiero serte fiel

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Todos os odiarán por causa de mi nombre, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá»

…”Jesús prometió siempre la paz a sus discípulos, tanto antes de su muerte como después de su resurrección, siempre la paz (Jn 14,27; Lc 24,36). Los discípulos jamás alcanzaron la paz exterior, pero vivieron la paz en la lucha y el amor en el sufrimiento; y en la muerte encontraron la vida. Encontraron también un gozoso triunfo cuando, antes de la muerte, se les interrogaba, juzgaba y condenaba. Fueron verdaderos testimonios.

Sí, hay muchos hombres que viven llenos de dulzura en su cuerpo y en su alma hasta el punto de estar penetrados de ella hasta el meollo y hasta las venas, pero cuando seguidamente viene el sufrimiento, las tinieblas, el abandono interior y exterior, no saben qué hacer. Se paran, simplemente, y de ahí nada sacan. Cuando llegan los terribles huracanes, el abandono interior, la tentación exterior del mundo, de la carne y del Enemigo, el que sabrá pasar a través de todo ello encontrará la paz profunda que nadie le podrá quitar. Pero el que no coge este camino se queda atrás y jamás saboreará la paz verdadera. Así se ve cuales son los verdaderos testimonios de Cristo”…

Juan Taulero (hacia 1300-1361), dominico en Estrasburgo – Sermón 21, para la Ascensión

PARA REZAR

Oración del testigo

Es hora de ser tus testigos, Señor del alba.
Es hora de construir juntos la Civilización del amor.
Es hora de salir a las plazas y ciudades como hermanos.
Es hora de hacer del mundo un arco iris de unidad y de color.

Es hora de anunciar la vida desde la vida hecha fiesta.
Es hora de gritar al mundo de los hombres tu salvación.
Es hora de gritar como voceros del alba a hombres y mujeres,
que el Crucificado ha resucitado, y el mundo sabe a redención.

Es hora de vivir en la luz y abrir caminos sin fronteras.
Es hora de darse la mano y hacer un coro grande al sol.
Es hora de decir a los miedosos; no teman, tengan ánimo,
que el mundo, el corazón del mundo, vive en Resurrección.

Es hora de juntarnos como amigos en un solo pueblo.
Es hora de marchar unidos sembrando la paz y el amor.
Es hora de llamar al hombre hermano, hermano mío.
Es hora de vivir en armonía, en lazos de hermandad y comunión.

Que así sea.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Roma    10, 9-18

Hermanos:

Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado. Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación. Así lo afirma la Escritura: El que cree en él, no quedará confundido.

Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan. Ya que todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.

Pero, ¿cómo invocarlo sin creer en él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de él? ¿Y cómo oír hablar de él, si nadie lo predica? ¿Y quiénes predicarán, si no se los envía? Como dice la Escritura: ¡Qué hermosos son los pasos de los que anuncian buenas noticias!

Pero no todos aceptan la Buena Noticia. Así lo dice Isaías: Señor, ¿quién creyó en nuestra predicación? La fe, por lo tanto, nace de la predicación y la predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo.

Yo me pregunto: ¿Acaso no la han oído? Sí, por supuesto: Por toda la tierra se extiende su voz y sus palabras llegan hasta los confines del mundo.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 18, 2-3. 4-5 (R.: 5a)

R.        Resuena su eco por toda la tierra.

El cielo proclama la gloria de Dios

y el firmamento anuncia la obra de sus manos;

un día transmite al otro este mensaje

y las noches se van dando la noticia.  R.

Sin hablar, sin pronunciar palabras,

sin que se escuche su voz,

resuena su eco por toda la tierra

y su lenguaje, hasta los confines del mundo.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   4, 18-22

Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres.»

Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.

Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca de Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.

Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Celebramos hoy la fiesta de Andrés apóstol. Humilde pescador de Galilea, deja sus redes para ser pescador de hombres. Es también el discípulo de Juan Bautista, que apenas descubre a Jesús y después de un breve diálogo, se va con Él y se queda todo el día. Este encuentro es tan importante para él, que se acuerda hasta de la hora: «eran más o menos las 4 de la tarde». Andrés llama a su hermano Simón Pedro y confiesa a Jesús como Mesías. Forma con Pedro, Santiago y Juan el núcleo de los doce Apóstoles, a los únicos que Jesús revela su visión apocalíptica de la historia. También tenemos noticias de Andrés en Marcos, quien lo ubica cuarto en la lista de los que Jesús eligió.
  • En el mismo cuarto evangelio, encontramos una nueva noticia de Andrés; en el capítulo 12 aparece con Felipe haciendo de “mediador” entre Jesús y unos griegos que querían hablar con Él. De aquí podemos concluir que Andrés era un judío helenista, es decir, que hablaba el griego, cosa muy frecuente entre los habitantes de Galilea, particularmente entre los de las ciudades costeras del lago. El mismo Juan nos cuenta que Andrés era de Betsaida, pero probablemente se había trasladado a Cafarnaún con su hermano Simón “llamado Pedro”.
  • Teniendo en cuenta que era un helenista, entendemos el papel que desempeñó en la tarea evangelizadora entre los gentiles y paganos de habla griega; aunque la tradición cristiana no nos ofrece datos sobre la actividad del apóstol.
  • Hoy nos encontramos con la narración de su vocación al discipulado a la luz de Mateo. Igual que para Marcos, el llamado de los cuatro primeros discípulos, entre ellos Andrés, está precedida de la actividad evangelizadora de Jesús. No aparece ningún tipo de signo por parte de Jesús antes de comenzar a formar su grupo de seguidores. Jesús por una parte comienza con el anuncio y la realización del reino, y por la otra, comienza el proceso de discipulado de sus seguidores.
  • Una vez conformado el grupo de quienes serán testigos; el evangelio comienza a contarnos la actividad de Jesús tanto en palabras como en obras. En la cotidianidad de la vida, junto al maestro, el discípulo va aprendiendo  y al mismo  tiempo  se va configurando con el maestro, para ser testigo y continuador de su obra.
  • La llamada de Andrés, y de sus compañeros, se inscribe en el orden de dar vida a la humanidad y renovar la creación. Compartiendo el proyecto misionero de Jesús desde el camino del discipulado encuentran su lugar, su vocación y la fuerza para llevarla a cabo. Gracias a los discípulos, el Reino se hace presente en la vida de los hombres y se lleva a plenitud la misión profética de Jesús. El futuro de Dios se anticipa y se hace presente en medio de la existencia humana y a través de hombres como nosotros.

PARA DISCERNIR

  • ¿Descubro el llamado del Señor a anunciar su reino?
  • ¿Cuáles son las redes que tengo que dejar?
  • ¿Experimento la necesidad de estar con el Señor compartiendo su vida?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Te sigo Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

San Andrés sigue a Cristo hasta en su muerte

Una tradición… narra la muerte de Andrés en Patras, donde sufre el suplicio de la crucifixión. Pero en este momento supremo, de manera análoga a su hermano Pedro, pide ser puesto en una cruz diferente a la de Jesús. En su caso se trata de una cruz en forma decusada, es decir con el palo transversal inclinado, que por eso se la nombra «cruz de san Andrés».

Según una vieja narración, parece que el apóstol habría dicho en esta ocasión: «Salve, oh cruz, inaugurada con el cuerpo de Cristo y llegada a ser ornamento de sus miembros, como si se tratara de piedras preciosas. Antes que el Señor subiera a ti, inspirabas un temor terrestre. Ahora, por el contrario, dotada de un amor celeste, eres recibida como un don. Los creyentes saben, respecto a ti, qué gozo posees, qué regalos tienes preparados. También yo, seguro y lleno de gozo, vengo a ti para que, tú también, me recibas exultante como a aquel que de ti fue suspendido… Oh cruz bienaventurada, que has sido revestida con la majestad y belleza de los miembros del Señor… Tómame y llévame lejos de los hombres y devuélveme a mi Maestro para que, por mediación tuya, me reciba el que me rescató. Salve, oh cruz, sí, en verdad, salve!»

Como se ve hay aquí una espiritualidad cristiana muy profunda que ve en la cruz, no precisamente un instrumento de tortura sino más bien el medio incomparable de una plena asimilación al Redentor, al grano de trigo caído en tierra (Jn 12,24). De ahí debemos aprender una lección muy importante: nuestras cruces tienen valor si son consideradas y acogidas como una parte de la cruz de Cristo, si son un reflejo de su luz. Es solamente por esta cruz que nuestros sufrimientos quedan ennoblecidos y adquieren su verdadero sentido.

Comentario del Evangelio por  el Papa Benedicto XVI – Audiencia general del 14/06/06

PARA REZAR

Oración del misionero

Señor, cuando nos mandas a sembrar,

rebosan nuestras manos de riquezas;

tu palabra nos llena de alegría

cuando la echamos a tierra abierta.

Señor, cuando nos mandas a sembrar,

sentimos en el alma la pobreza:

lanzamos la semilla que nos diste

y esperamos inciertos la cosecha.

Y nos parece que es perder el tiempo,

este sembrar en insegura espera.

Y nos parece que es muy poco el grano

para la inmensidad de nuestras tierras.

Y nos aplasta la desproporción

de tu mandato frente a nuestras fuerzas,

pero la fe, nos hace comprender,

que estás a nuestro lado en la tarea.

Y avanzamos sembrando por la noche

y por la niebla matinal. Profetas

pobres, pero confiados en que Tú

nos usas como humildes herramientas.

Gloria a ti, Padre Bueno, que nos diste

a tu Verbo, semilla verdadera,

y por la gracia de tu Santo Espíritu

la siembras con nosotros en la Iglesia.

Hno. Fermín Gainza

Lectura de la profecía de Daniel    7, 2-14

Yo miraba en mis visiones nocturnas, y vi los cuatro vientos del cielo que agitaban el gran mar. Y cuatro animales enormes, diferentes entre sí, emergieron del mar. El primero era como un león y tenía alas de águila. Yo estuve mirando hasta que fueron arrancadas sus alas; él fue levantado de la tierra y puesto de pie sobre dos patas como un hombre, y le fue dado un corazón de hombre. Luego vi otro animal, el segundo, semejante a un oso; él estaba medio erguido y tenía tres costillas en su boca, entre sus dientes. Y le hablaban así: « ¡Levántate, devora carne en abundancia!»

Después de esto, yo estaba mirando y vi otro animal como un leopardo; tenía cuatro alas de pájaro sobre el dorso y también cuatro cabezas, y le fue dado el dominio. Después de esto, yo estaba mirando en las visiones nocturnas y vi un cuarto animal, terrible, espantoso y extremadamente fuerte; tenía enormes dientes de hierro, comía, trituraba y el resto lo pisoteaba con las patas. Era diferente de todos los animales que lo habían precedido, y tenía diez cuernos. Yo observaba los cuernos, y vi otro cuerno, pequeño, que se elevaba entre ellos. Tres de los cuernos anteriores fueron arrancados delante de él, y sobre este cuerno había unos ojos como de hombre y una boca que hablaba con insolencia.

Yo estuve mirando hasta que fueron colocados unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura era blanca como la nieve y los cabellos de su cabeza como la lana pura; su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente. Un río de fuego brotaba y corría delante de él. Miles de millares lo servían, y centenares de miles estaban de pie en su presencia. El tribunal se sentó y fueron abiertos unos libros.

Yo miraba a causa de las insolencias que decía el cuerno: estuve mirando hasta que el animal fue muerto, y su cuerpo destrozado y entregado al ardor del fuego. También a los otros animales les fue retirado el dominio, pero se les permitió seguir viviendo por un momento y un tiempo.

Yo estaba mirando, en las visiones nocturnas, y vi que venía sobre las nubes del cielo como un Hijo de hombre; él avanzó hacia el Anciano y lo hicieron acercar hasta él. Y le fue dado el dominio, la gloria y el reino, y lo sirvieron todos los pueblos, naciones y lenguas. Su dominio es un dominio eterno que no pasará, y su reino no será destruido.

Palabra de Dios.

SALMO          Dn 3, 75. 76. 77. 78. 80. 81

Montañas y colinas, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Todo lo que brota sobre la tierra, bendiga al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Manantiales, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Mares y ríos, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Cetáceos y todo lo que se mueve en las aguas, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Todas las aves del cielo, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Todas las fieras y animales, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   21, 29-33

Jesús hizo a sus discípulos esta comparación:

«Miren lo que sucede con la higuera o con cualquier otro árbol. Cuando comienza a echar brotes, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el Reino de Dios está cerca.

Les aseguro que no pasará esta generación hasta que se cumpla todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Por la deslumbrante riqueza de las imágenes, por la fuerza profética y por la profundidad teológica de los temas el capítulo VII de Daniel, que meditamos hoy y mañana sábado, es el más importante de toda la apocalíptica bíblica. Ahora es Daniel quien tiene una «visión nocturna», llena de simbolismos extraños.  
  • El mar, en la Escritura es símbolo del abismo, del caos, de la maldad. De él surgen cuatro bestias que detentarán el poder en el mundo. Estos cuatro animales describen los cuatro imperios sucesivos: el babilónico, el de los medos, el de los persas y el griego, de Alejandro y sus sucesores seléucidas, con sus «diez cuernos», tantos como reyes de aquella dinastía. Pero de esas bestias no puede esperarse ni la salvación ni la paz. Lo único que hacen es destruir, pisotear, triturar a las naciones. Pero a una bestia, que además de hacer todos esos males profiere blasfemias, se ordena matarla, descuartizarla y echarla al fuego. También aquí se detiene más el vidente en el reinado último, el de Antíoco, su contemporáneo, al que describe como más cruel y feroz que nadie.  
  • Pero lo importante es la visión del trono de Dios, los miles y miles de seres que le aclaman y, finalmente, la aparición de «una especie de hombre que viene entre las nubes del cielo: a él se le dio poder, honor y reino. Su reino no acabará».  Todo poder viene de Dios, de lo alto, no de lo bajo, de la maldad. Y ha sido puesto por Dios para regir al pueblo y no para destruir a los suyos. Todo reino es pasajero; sólo «Una especie de hombre», «uno con la apariencia de hombre». «un hijo de hombre», que no viene del abismo sino entre las nubes del cielo, Aquel que procede de Dios y ha puesto su morada entre nosotros, posee un Reino que jamás será destruido, pues no actuará sino bajo la guía del Espíritu del mismo Dios.
  • Jesús, el Mesías, es el que sabe interpretar la historia, el que recibe el reino perpetuo y aparecerá al final como Juez supremo de la humanidad.  
  • La lectura de Daniel es una invitación a tener una mirada profética hacia el futuro, al final de los tiempos, con el reinado universal y definitivo de Cristo, el Triunfador de la muerte. 

***

  • El pueblo se congrega en torno a Jesús para escucharlo.  En el pasaje que hoy quiere mostrarles de qué modo se debe leer la realidad. Usando una metáfora fácilmente comprensible para su audiencia campesina muestra que del mismo modo que un árbol anuncia sus frutos por medio de las flores y los retoños, de la misma manera, la realidad muestra signos de lo que vendrá. Se trata de descubrir en el presente los signos de los acontecimientos que están por venir.  
  • Jesús inauguró ya hace dos mil años el Reino de Dios. Cayó Jerusalén. Luego cayó Roma. Más tarde otros muchos imperios e ideologías. La comunidad de discípulos de Jesús, generación tras generación, intenta transmitir al mundo sus valores, evangelizarlo, para que el árbol dé frutos y la salvación alcance a todos. El reino de Dios todavía está madurando, y no ha alcanzado su plenitud. El reino de Dios se  trata de una realidad que no irrumpe abruptamente sino que se va abriendo paso como la savia que hace brotar hojas nuevas en los árboles después de los fríos del invierno.
  • La comparación que Jesús propone advierte al pueblo sobre los peligros que lleva el asegurarse únicamente en las garantías que ofrece un gran templo, la provisión económica, las conveniencias políticas y la solidez de unas grandes murallas. Estas seguridades los volverán ciegos ante los signos del Reino que Dios suscitaba en medio de ellos.  
  • La realización plena del Reino de Dios, puede ser desde ahora adelantada cada vez que vivimos algo de ese Reino, en el hoy de nuestra historia. Lo que se nos exige es estar atentos a los signos de los tiempos, donde se hace visible esa cercanía del Reino de Dios en una actitud de discernimiento permanente.
  • Nuestra vida se mueve entre una historia y un proyecto. La invitación del Señor es a aprender de las lecciones del pasado, con deseo de superación. Pero, sobre todo, a vivir intensamente el presente, el único instante que tenemos en nuestras manos para construir. No podemos estancarnos por nostalgia del pasado, ni por miedo a lo que puede llegar en el porvenir. El mejor camino para afrontar el futuro es viviendo intensamente el momento presente. La vida eterna se construye hoy.
  • Es necesario comprender el mundo en que vivimos, sus esperanzas, sus aspiraciones. En el fondo, no debemos esperar encontrar la fecha de cumplimientos de profecías viejas o premoniciones cabalísticas: es la cercanía o lejanía del Reino lo que nosotros podemos y debemos discernir de entre los signos de los tiempos.
  • Vivimos muchas veces bajo el peso de las pruebas y de las incomprensiones, del dolor y del mismo pecado; sin embargo Jesús nos invita a levantarnos, a alzar la cabeza.  
  • Lo que aparentemente puede aparecer como destrucción y dolor, para los creyentes, por el contrario, se nos presenta como el comienzo de una nueva posibilidad que Dios está ofreciendo. Permanezcamos vigilantes porque cada momento de nuestra vida puede ser un paso de Dios, un tiempo de gracia y de encuentro con el Dios que nos salva.

PARA DISCERNIR

  • ¿Me detengo a leer los signos de la realidad?
  • ¿Soy capaz de mirar el futuro a partir de lo que sucede hoy?
  • ¿Dejo madurar las experiencias para que sean fermento del futuro?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Tu palabra Señor es luz para mis pasos

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«El verano está cerca»

«Señor, dame a conocer mi fin y cuál es la medida de mis años, para que comprenda lo caduco que soy» (Sl 38,5). Si me hicieras conocer mi fin, dice el salmista, si me hicieras conocer cuál es el número de mis días, por ahí mismo podré saber lo que me falta. Y es posible que a través de estas palabras quiera también indicar eso: todo oficio tiene una finalidad. Por ejemplo, la finalidad de una empresa constructora es construir una casa; la finalidad de un astillero es construir un buque capaz de enfrentarse con las olas del mar y soportar los azotes de los vientos; y la finalidad de cada oficio es llegar a una cosa parecida a la que el mismo oficio parece inventado. Quizás es así que nuestra vida y la del mundo entero tiene una cierta finalidad con la cual hacemos todo lo que se hace en nuestra vida, o por la cual el mismo mundo ha sido creado o subsiste. El apóstol Pablo se acuerda de esta finalidad cuando dice: «Seguidamente vendrá el fin, cuando entregue el Reino a Dios Padre» (1Co 15,24). Ciertamente que hay que apresurarse hacia este fin puesto que es el precio mismo de la obra por la cual somos creados por Dios.

De la misma manera que nuestro organismo corporal, pequeño y reducido al nacer, es, sin embargo estimulado y tiende al término de su grandeza creciendo en edad, y también así como nuestra alma se expresa primero a través de un lenguaje balbuciente y más claro después para, en fin, llegar a una perfecta y correcta manera de expresión, también es cierto que toda nuestra vida comienza en el presente de esta manera: primero como balbuciente entre los hombres sobre la tierra, pero se acaba y llega a su cumbre en los cielos cerca de Dios.

Por este motivo el profeta desea conocer la finalidad por la cual ha sido hecho para que, mirando el fin, examinando sus días y considerando su  perfección, ve todo lo que le falta en relación con este fin hacia el cual tiende… Es como si los que salieron de Egipto hubieran dicho: «Hazme conocer, Señor, mi fin» que es una tierra buena y una tierra santa, «y el número de mis días» por los que ando «para que conozca lo caduco que soy», y cuánto me falta hasta llegar a la tierra santa que me tienes prometida.

Comentario del Evangelio por Orígenes (hacia 185-253), presbítero y teólogo – 1ª homilía sobre el salmo 38

PARA REZAR

Confesamos, Señor,
que nos hemos preocupado,
por las muchas demandas que
esta vida tiene.


Que nos hemos afanado
por buscar la comodidad
que la sociedad ofrece,
que nos enredamos en
competencias desleales,
anulando la vida de otros y otras
sin importarnos su dolor.
Que el activismo nos ha aturdido
de tal manera que
hemos perdido la bendición de tu presencia.

Ayúdanos a ver que
“sólo una cosa es necesaria”
y esa es tu Presencia,
que nos consuela, inspira y
compromete a trabajar por tu reino.
fortalece nuestra decisión
de caminar contigo,
y la seguridad de que nada ni nadie
nos apartará de tu lado.

Amén

Lectura de la profecía de Daniel    7, 15-27

Yo, Daniel, quedé profundamente turbado en mi espíritu, y las visiones de mi imaginación me llenaron de espanto. Me acerqué a uno de los que estaban de pie y le pregunté la verdad acerca de todo aquello.

El me habló y me hizo conocer la interpretación de las cosas. «Esos cuatro animales enormes son cuatro reyes que se alzarán de la tierra; y los Santos del Altísimo recibirán la realeza, y la poseerán para siempre, por los siglos de los siglos.»

Entonces quise saber la verdad acerca del cuarto animal, que era diferente de todos los demás, extremadamente terrible, y que tenía dientes de hierro y garras de bronce: el que devoraba, trituraba y pisoteaba el resto con las patas; y también acerca de los diez cuernos de su cabeza, y del otro cuerno que se había elevado y ante el cual habían caído tres; es decir, el cuerno que tenía ojos y una boca que hablaba con insolencia, y que parecía más grande que los otros. Yo miraba, y este cuerno hacía la guerra a los Santos del Altísimo y prevalecía sobre ellos, hasta que vino el Anciano, se hizo justicia a los Santos del Altísimo y llegó el momento en que los Santos entraron en posesión de la realeza.

El habló así: «En lo que respecta al cuarto animal, habrá sobre la tierra un cuarto reino, diferente de todos los reinos: él devorará toda la tierra, la pisoteará y la triturará. En cuanto a los diez cuernos, de este reino surgirán diez reyes, y otro surgirá después de ellos: será diferente de los anteriores y abatirá a tres reyes. Hablará contra el Altísimo y maltratará a los Santos del Altísimo. Tratará de cambiar los tiempos festivos y la Ley, y los Santos serán puestos en sus manos por un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo.

Pero luego se sentará el tribunal, y a ese rey se le quitará el dominio, para que sea destruido y aniquilado definitivamente. Y la realeza, el dominio y la grandeza de todos los reinos bajo el cielo serán entregados al pueblo de los Santos del Altísimo. Su reino es un reino eterno, y todos los imperios lo servirán y le obedecerán.»

Palabra de Dios.

SALMO          Dn 3, 82. 83. 84. 85. 86. 87

Todos los hombres, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Israel, bendice al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Servidores del Señor, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Espíritus y almas de los justos, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

Santos y humildes de corazón, bendigan al Señor.

R.        ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente!

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   21, 34-36

Jesús dijo a sus discípulos:

«Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.

Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Continúa la visión que empezamos a leer ayer de la gigantesca lucha entre las fuerzas del Bien y las fuerzas del Mal que terminará con el triunfo de los Santos sobre las bestias malhechoras. Se trata sobre todo de una interpretación «religiosa» de toda la historia humana.
  • El libro está escrito para que lo lean los que sufren la persecución de Antíoco, en tiempos de los Macabeos. 
  • A Daniel le preocupa saber el sentido de las cuatro bestias, sobre todo la cuarta, la última, la más terrible, que parece que lucha contra los santos y los derrota.
  • El autor quiere infundir esperanza, para que nadie crea que Antíoco, símbolo de la paganización de las costumbres, que ha querido «aniquilar a los santos y cambiar el calendario y la ley», va a tener la última palabra.
  • Lo importante es que Dios sale victorioso en la lucha contra el mal. Y los que han sido fieles, reciben la corona de la gloria. Se trata del anuncio del «Mesías», todos los exégetas afirman unánimemente este punto.
  • El plan de Dios consiste en que un «Pueblo de Santos» recibirá la realeza conferida al «Hijo del Hombre».
  • La historia es una historia accidentada y tumultuosa, y la santidad es un «combate». Los «triunfos de Dios» no son muy aparentes y a menudo quedan escondidos bajo el triunfo monstruoso de las fuerzas del mal. Las épocas de «mártires» lo saben bien. La época de los Macabeos, la época de Daniel, lo sabían.
  • Son palabras de ánimo, también para los cristianos que estamos intentando seguir los caminos de Dios en medio de las tentaciones, que nos vienen de fuera y de dentro. Incorporados a Cristo Jesús, el Vencedor del mal.

***

  • En el evangelio de hoy, ya no se trata de la cercanía del Reino de Dios, cuyos signos vamos descubriendo a lo largo de la historia, sino de la llegada del Día del Hijo del Hombre. Lucas pone en boca de Jesús un conjunto de advertencias que tratan de contrarrestar todo aquello que puede amenazar la integridad de la comunidad. Jesús pide andar con cuidado. Es un llamado hacia una actitud consciente y responsable. Es necesario impedir  que se nos nuble la mente con el vicio, la bebida y las preocupaciones de la vida y estar despiertos en actitud de oración para tener fuerzas en todo momento. El cristiano necesita estar libre y despierto ante la realidad, necesita tener una actitud orante que le permita discernir la realidad y descubrir los signos de los tiempos.
  • La actitud del cristiano está orientada a permitir la acción de Dios en el mundo mediante la encarnación de los valores que Cristo instauró como ley del Reino. Estar de pie, ante Cristo, es estar atentos y reconociendo el paso de Dios en medio de las infinitas tareas que nos encomienda la vida y aquello que no es de Dios. No debe importarnos si la venida gloriosa de Jesús está próxima o no: para cada uno está siempre cerca, si miramos con ojos de fe, los pequeños o grandes hechos de la vida.
  • Nuestra memoria del gran acontecimiento de la vida y la Pascua de Jesús, la venida gloriosa del Señor y la plenitud de su Reino, son un compromiso con el presente, que nos anima a vivir con intensidad la gran tarea de evangelización y liberación.
  • El día de la Parusía ciertamente es el último día, el día escatológico, el Día del Hijo del Hombre. Pero ese día, desde ya, marca toda la historia de todos los tiempos. Toda la historia está orientada hacia ese día y toda la historia debe estar preparada para vivir ese día. No sabemos si ese día será mañana o en mil años. No lo sabemos y no tiene sentido tratar de saberlo. Nada más insensato el querer adivinar ese día.
  • Lo que nos exige Jesús no es calcular fechas, sino el estar preparados siempre. Las actitudes que nos pide Jesús para ese Día, son actitudes para todos los días. Esta realidad nos urge a una opción. Dónde situarnos en este mundo, de qué lado y con quién. Lo importante es vivir de una determinada manera acorde a lo que esperamos. Además la Parusía de Jesús se vive en cada instante: en la comunidad, en el encuentro con el pobre, en la construcción del Reino de Dios.

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué cosas me animan a construir el reino?
  • ¿Tengo conciencia de la precariedad de la vida?
  • ¿Descubro la llegada de Dios en los acontecimientos de la vida diaria?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Dame un corazón atento y vigilante Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Orar siempre, manteneos de pie ante el Hijo del hombre

…” «Haced esto en memoria mía. Todas las veces que comáis de este pan y bebáis de este cáliz, anunciáis mi muerte, proclamáis mi resurrección». Hacemos memoria, pues, Señor de los sufrimientos de Cristo que nos dan la salvación, de su cruz que nos da la vida, de su estancia en el sepulcro durante tres días, de su resurrección de entre los muertos, de su ascensión al cielo, de su presencia a tu derecha, oh Padre, y de su segunda venida, gloriosa y temible, ofreciéndote lo que te pertenece de todas estas cosas que son tuyas.

En todo y por todo, te cantamos, te bendecimos, te damos gracias, Señor, y te rogamos, Dios nuestro. Por eso, Señor santísimo, nosotros que hemos sido considerados dignos de servir a tu altar santísimo, no por nuestro méritos, porque nada bueno hemos hecho sobre la tierra, sino a causa de tu bondad y de tus sobreabundantes misericordias, nos atrevemos a acercarnos a tu altar, te ofrecemos el sacramento del cuerpo santo y de la sangre sagrada de tu Cristo. Te pedimos y te invocamos, oh Santo de los Santos: que por tu bondad y tu benevolencia tu Espíritu venga sobre nosotros y sobre los dones aquí presentes, que él los bendiga y santifique, que consagre este pan en el precioso cuerpo de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (el diácono dice: Amén) y este cáliz en la preciosa sangre de nuestro Señor y salvador Jesucristo (el diácono dice: Amén) derramada para dar vida al mundo. (El diácono dice: Amén).

Que todos nosotros que participamos en el único pan y en el único cáliz, estemos unidos unos y otros en la comunión del Espíritu Santo, y que ninguno de entre nosotros no participe del santo cuerpo y de la sangre sagrada de tu Cristo para su juicio o su condenación, sino que encontremos gracia y misericordia, con todos los santos que desde los comienzos te fueron agradables… Concédenos poder glorificarte y aclamarte con una sola voz y un solo corazón tu nombre adorable y maravilloso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y por siempre y por los siglos de los siglos. Amén”…

La Divina Liturgia de san Basilio (siglo IV) – Plegaria eucarística, 2ª parte

PARA REZAR

Dondequiera que pongas tu mirada,
dondequiera que fijes tu atención,
dondequiera que un átomo subsista,
ENCONTRARÁS A DIOS.

En las formas diversas de las nubes,
en los rayos dorados que da el sol,
en el brillo que lanzan las estrellas,
ENCONTRARÁS A DIOS.

En los dulces balidos que en los prados
el rebaño da al silbo del pastor,
en los trinos cambiantes de las aves.
ENCONTRARÁS A DIOS.

En la sangre que corre por tus venas,
en la misma conciencia de tu YO,
en los propios latidos de tu pecho,
ENCONTRARÁS A DIOS.

En la santa figura de la madre
cuyo seno la vida te donó,
en la franca sonrisa de una hermana,
ENCONTRARÁS A DIOS.

En las lindas pupilas de la joven
que de amores prendió tu corazón,
en la grata visión de un ser querido,
ENCONTRARÁS A DIOS.

En las horas de sombra y amargura
cuando a solas estés con tu dolor
si le buscas en la sombría noche
ENCONTRARÁS A DIOS.

Arturo Gutiérrez Martí

Por Mari