PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del profeta Isaías           61, 1-2a. 10-11

El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Él me envió a llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros, a proclamar un año de gracia del Señor.

Yo desbordo de alegría en el Señor, mi alma se regocija en mi Dios. Porque él me vistió con las vestiduras de la salvación y me envolvió con el manto de la justicia, como un esposo que se ajusta la diadema y como una esposa que se adorna con sus joyas.

Porque así como la tierra da sus brotes y un jardín hace germinar lo sembrado, así el Señor hará germinar la justicia y la alabanza ante todas las naciones.

Palabra de Dios.

SALMO          Lc 1, 46-48. 49-50. 53-54 (R.: Is 61, 10b)

R.        Mi alma se regocija en mi Dios.

Mi alma canta la grandeza del Señor,

y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,

porque el miró con bondad la pequeñez de su servidora.

En adelante todas las generaciones me llamarán feliz.  R.

Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:

¡su Nombre es santo!

Su misericordia se extiende de generación en generación

sobre aquellos que lo temen.  R.

Colmó de bienes a los hambrientos

y despidió a los ricos con las manos vacías.

Socorrió a Israel, su servidor,

acordándose de su misericordia.  R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Tesalónica       5, 16-24

Hermanos:

Estén siempre alegres. Oren sin cesar. Den gracias a Dios en toda ocasión: esto es lo que Dios quiere de todos ustedes, en Cristo Jesús. No extingan la acción del Espíritu; no desprecien las profecías; examínenlo todo y quédense con lo bueno. Cuídense del mal en todas sus formas.

Que el Dios de la paz los santifique plenamente, para que ustedes se conserven irreprochables en todo su ser -espíritu, alma y cuerpo- hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo. El que los llama es fiel, y así lo hará.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan     1, 6-8. 19-28

Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino el testigo de la luz.

Este es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: « ¿Quién eres tú?» El confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: «Yo no soy el Mesías.»

« ¿Quién eres, entonces?», le preguntaron: « ¿Eres Elías?» Juan dijo: «No.»

« ¿Eres el Profeta?» «Tampoco», respondió.

Ellos insistieron: « ¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?»

Y él les dijo: «Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.»

Algunos de los enviados eran fariseos, y volvieron a preguntarle: « ¿Por qué bautizas, entonces, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?»

Juan respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen: él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia.»

Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • La comunidad ha vuelto del destierro babilónico y se encuentra en Jerusalén. El profeta intenta unificar a un pueblo dividido por la idolatría y que se ha aprovechado del destierro para apoderarse de los bienes de sus dominadores.
  • La promesa de restauración predicha no se ha cumplido y el templo y las murallas siguen sin reedificarse y la desesperación cunde entre todo el pueblo. En ese contexto la voz del profeta quiere ser un rayo de esperanza, anuncia su vocación como una «unción» en función de los afligidos de Sión. Es el heraldo de la buena noticia, el mensajero de la alegría para todos los que sufren.
  • El profeta consuela a los afligidos diciéndoles que el tiempo del gran cambio va a llegar; entonces verán la compasión de Yahvé y a la vez, el juicio de sus enemigos. Proclama el año de “gracia” porque Israel recobra la dignidad perdida y recibe una recompensa por sus sufrimientos y de “desquite” del Señor porque Dios castiga al enemigo por sus agresiones y violencias.
  • Los cautivos y prisioneros, no son aquí los que sufren la cárcel del destierro, sino todos los que padecen por cualquier tipo de opresión.
  • La llamada es a la alegría. El tiempo de la angustia y del llanto va a pasar; llegan los días del gozo y de la felicidad. Lo que da la seguridad y la confianza en el día del Señor, es el Espíritu que establece el auténtico motivo de la dicha.

***

  • Leemos las exhortaciones con las que concluye la primera carta de Pablo a los cristianos de Tesalónica, escrita hacia el año 51 d C. Pablo, después de las exhortaciones referidas al comportamiento, da unos criterios generales de vida que  marcan un estilo cristiano muy preciso: alegría, oración, acción de gracias.
  • Pablo invita al cristiano a vivir su compromiso moral dentro de la perspectiva de la venida del Señor, porque la actitud del cristiano, en la vida de cada día, es el signo real del advenimiento del Señor. No se trata de replegarse a una vida oculta, sino de asumirla como signo de la venida del Señor. Lo que fundamenta esta vida, es el Espíritu Santo, que habita en la comunidad y quiere que su fuerza expansiva no encuentre impedimento alguno.

***

  • Después de un breve fragmento, la lectura nos presenta la primera escena en la que interviene Juan y su bautismo. Era normal bautizar a los prosélitos, era también un rito normal en la comunidad esenia, pero aquí Juan lo hace por su cuenta y riesgo, sin ningún tipo de vinculación a ninguna estructura.
  • La vida de Juan resultaba misteriosa y por eso provocaba curiosidad e inquietud. A la delegación venida de Jerusalén para preguntarle oficialmente quién es, responde Juan negando ser él, Elías o el profeta, que ellos esperan. Él no es más que una voz que lo anuncia, un testigo. Ese profeta esperado está ya presente y vive desconocido en medio de ellos en la persona de Jesús de Nazaret. Sólo falta descubrirlo y creer en Él.
  • Él está en el que sufre, en el marginado, en el inocente. Debemos abrir los ojos y el corazón para descubrir su presencia. Estar abiertos a lo nuevo, a lo inesperado, porque Dios viene cuando menos se piensa, ahora lo mismo que entonces. Él es siempre el inesperado a pesar de todas las esperas y esperanzas. Su presencia es ante todo espiritual, invisible, interior. Esa es la condición de Dios para nosotros mientras peregrinamos hacia la plenitud de la luz.
  • Hoy, domingo tercero de Adviento, es el domingo de la alegría mesiánica por la cercanía del Salvador. Entramos en la espera inmediata de Navidad y es justo que pongamos nuestra mirada en Aquel que sólo puede ser causa de nuestro gozo cumplido, el Señor, que  es fiel a sus promesas, que no falla, que no hace acepción de personas, que viene para los  pobres, los que están tristes, los que en las noches oscuras de la fe y de la esperanza  ponen su confianza sólo en Él.
  • En el corazón del Adviento el mensaje de la palabra de Dios es esperanzador. El Señor nos invita a estar alegres. Esperamos un Mesías que nos traiga la liberación y la plenitud de la vida. Allí donde hay sufrimiento, falta de libertad, opresión, injusticia, se tienen que despertar los sentimientos del Adviento y mirar confiados la  venida del Cristo liberador.
  • La alegría es una característica esencial de la fe. Sentirse amado y salvado por Dios es un gran gozo; sabernos hermanos de Jesucristo que ha dado su vida por nosotros, es el motivo principal de la alegría cristiana. La alegría cristiana brota de la acción de gracias, sobre todo por el amor que el Señor nos manifiesta; cada domingo lo hacemos comunitariamente al celebrar la Eucaristía.
  • Dios está cerca. Surge el verdadero hombre nuevo, la verdadera revolución. La venida de Jesús nos lanza con más fuerza porque el futuro ha  empezado ya a ser presente.
  • Dios quiere cambiar nuestro corazón y nos anima a trabajar para transformar nuestra vida y nuestra sociedad. El Señor está cerca, el Señor está entre nosotros.
  • En este domingo la actitud de Juan, sea cual sea la historia en la que andamos sumergidos, nos marca una senda a los cristianos, su misión y nuestra misión es testificar o indicar la presencia de Cristo en el mundo, procurando que nuestro testimonio sea transparente y los hombres descubran en nosotros el rostro de Jesús. Las palabras de Pablo completan mostrándonos el modo. Sabemos que Jesús se encuentra entre nosotros, sabemos que está en medio de nuestro mundo.
  • Que nuestra alegría, oración, solidaridad, compasión muestre que somos más conscientes de la venida del Dios Salvador a nuestra vida. La alegría no nace del poseer, sino al dar, al entregarse. La alegría surge cuando el Reino se realiza mediante el encuentro fraternal de las personas por el amor.
  • El mundo de hoy necesita oír un anuncio de esperanza y ver testimonios vivientes de alegría auténtica porque Dios se ha hecho de nuestra carne y de nuestra sangre, su Madre es nuestra Madre y su vida es nuestra vida, somos pequeños y llenos de defectos, pero en nosotros puede resplandecer el poder y la misericordia de Dios.

PARA DISCERNIR

  • ¿Dónde busco la felicidad, qué realidades, qué situaciones me la proporcionan?
  • ¿A qué me invitan estos textos hoy? ¿Me siento movido a algún cambio de actitud, me mueven a conversión?
  • ¿Qué testimonio necesita hoy mi entorno, mi ambiente, mi realidad? ¿Me compromete esta Palabra?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Me alegro en Dios mi Salvador

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Una voz grita en el desierto

…”Una voz grita en el desierto: «Preparad un camino al Señor, allanad una calzada para nuestro Dios.» El profeta declara abiertamente que su vaticinio no ha de realizarse en Jerusalén, sino en el desierto; a saber, que se manifestará la gloria del Señor, y la salvación de Dios llegará a conocimiento de todos los hombres.

Y todo esto, de acuerdo con la historia y a la letra, se cumplió precisamente cuando Juan Bautista predicó el advenimiento salvador de Dios en el desierto del Jordán, donde la salvación de Dios se dejó ver. Pues Cristo y su gloria se pusieron de manifiesto para todos cuando, una vez bautizado, se abrieron los cielos y el Espíritu Santo descendió en forma de paloma y se posó sobre él, mientras se oía la voz del Padre que daba testimonio de su Hijo: Éste es mi Hijo, el amado; escuchadlo.

Todo esto se decía porque Dios había de presentarse en el desierto, impracticable e inaccesible desde siempre. Se trataba, en efecto, de todas las gentes privadas del conocimiento de Dios, con las que no pudieron entrar en contacto los justos de Dios y los profetas.

Por este motivo, aquella voz manda preparar un camino para la Palabra de Dios, así como allanar sus obstáculos y asperezas, para que cuando venga nuestro Dios pueda caminar sin dificultad. Preparad un camino al Señor: se trata de la predicación evangélica y de la nueva consolación, con el deseo de que la salvación de Dios llegue a conocimiento de todos los hombres.

Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén. Estas expresiones de los antiguos profetas encajan muy bien y se refieren con oportunidad a los evangelistas: ellas anuncian el advenimiento de Dios a los hombres, después de haberse hablado de la voz que grita en el desierto. Pues a la profecía de Juan Bautista sigue coherentemente la mención de los evangelistas.

¿Cuál es esta Sión sino aquella misma que antes se llamaba Jerusalén? Y ella misma era aquel monte al que la Escritura se refiere cuando dice: El monte Sión donde pusiste tu morada; y el Apóstol: Os habéis acercado al monte Sión. ¿Acaso de esta forma se estará aludiendo al coro apostólico, escogido de entre el primitivo pueblo de la circuncisión?

Y esta Sión y Jerusalén es la que recibió la salvación de Dios, la misma que a su vez se yergue sublime sobre el monte de Dios, es decir, sobre su Verbo unigénito: a la cual Dios manda que, una vez ascendida la sublime cumbre, anuncie la palabra de salvación. ¿Y quién es el que evangeliza sino el coro apostólico? ¿Y qué es evangelizar? Predicar a todos los hombres, y en primer lugar a las ciudades de Judá, que Cristo ha venido a la tierra”…

De los comentarios de Eusebio de Cesarea, obispo, sobre el libro de Isaías – Cap. 40: PG 24, 366-367

PARA REZAR

 Ven Señor Jesús

Ven Señor Jesús y llenanos

con la alegría de tu presencia.

Que nuestro corazón se desborde

al sentirnos amados de un modo tan grande.

Ven Señor y que contagiemos

con la sencillez y generosidad de una vida

confiada en tus manos

la esperanza en tus promesas.

Ven Señor y danos la fuerza para ser

voz de aquellos que no pueden hablar,

oración de aquellos que no saben

o se han cansado de pedir.

Ven Señor, y que pueda darte gracias

no con palabras de fórmula

sino con un corazón que te descubre a cada paso

y no deja de bendecirte por tu amor y tu ternura.

Lectura del libro del profeta Jeremías      23, 5-8

Llegarán los días -oráculo del Señor- en que suscitaré para David un germen justo; él reinará como rey y será prudente, practicará la justicia y el derecho en el país. En sus días, Judá estará a salvo e Israel habitará seguro. Y se lo llamará con este nombre: «El Señor es nuestra justicia.»

Por eso, llegarán los días -oráculo del Señor- en que ya no se dirá: «Por la vida del Señor que hizo subir a los israelitas del país de Egipto», sino más bien: «Por la vida del Señor que hizo subir a los descendientes de la casa de Israel, y los hizo llegar del país del Norte y de todos los países adonde los había expulsado, para que habiten en su propio suelo.»

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 71, 1-2. 12-13. 18-19 (R.: cf. 7)

R.        Que en sus días florezca la justicia y abunde la paz eternamente.

Concede, Señor, tu justicia al rey

y tu rectitud al descendiente de reyes,

para que gobierne a tu pueblo con justicia

y a tus pobres con rectitud.  R.

Porque él librará al pobre que suplica

y al humilde que está desamparado.

Tendrá compasión del débil y del pobre,

y salvará la vida de los indigentes.  R.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

el único que hace maravillas.

Sea bendito eternamente su Nombre glorioso

y que su gloria llene toda la tierra.

¡Amén! ¡Amén!  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   1, 18-24

Este fue el origen de Jesucristo:

María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.

Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados.»

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros.»

Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • A pesar de las muchas infidelidades, sigue en pie el amor de Dios por su pueblo. Así como lo libró una vez de Egipto, en el primer éxodo, será grande la intervención de Dios liberándolo del destierro de Babilonia, y haciéndolos volver a Jerusalén. Con debilidades continuas por parte del pueblo, y con fidelidad admirable por parte de Dios, sigue adelante la historia de la salvación y el Señor reafirma su promesa.
  • Un nuevo rey, un vástago de la casa de David reinará como verdadero rey, será inteligente y prudente, practicará el derecho y la justicia en la tierra. En oposición a lo que han conocido, éste será un rey justo, prudente que salvará y dará seguridad a Israel. Por eso se llamará «el Señor, nuestra justicia». De modo que, en la humanidad pecadora hay un «germen justo», un germen de Dios. En la dinastía de David, hay un germen de Mesías. Toda una tradición presentaba al Mesías como un descendiente de la familia de David.  María está comprometida con «José, descendiente de David».

***

  • Según las costumbres judías el matrimonio se celebraba en dos etapas: el contrato y luego la vida matrimonial. El contrato los constituía como matrimonio, sólo que la mujer seguía viviendo bajo la autoridad y en la casa de su padre. Entre estos dos momentos transcurría un tiempo, que podía durar hasta un año. La fidelidad que debía la desposada a su ma­rido, era la misma de una mujer casada, de modo que, la infidelidad se consideraba adulterio.
  • José y María están unidos por contrato, pero aún no vivían juntos. El desconcierto de José, es muy grande y comprensible al notar que María está embarazada sin haber convivido. La ley, ordenaba denunciar a la mujer que había sido infiel a su prometido y apedrearla frente a la casa de su padre.
  • José, ama demasiado a María como para buscar esa condena para ella; y por eso decide abandonarla en secreto. De ese modo, no habrá esposo que la denuncie y al creer que el hijo es de José, se evitarán habladurías.
  • La intervención de Dios se hace necesaria para que José participe y no quede fuera del misterio de la Encarnación. El ángel disipa sus dudas, le anuncia el nacimiento y le encarga, como a padre legal, imponerle el nombre Jesús, que significa «Dios salva». Jesús hará lo que es propio del Mesías, restablecer la justicia: librar al hombre oprimido bajo el peso del pecado.
  • Así prepara Dios para su Hijo, un hogar en el mundo, padres que lo eduquen y lo protejan hasta que se valga por sí mismo, un nombre, unos antepasados que lo vinculan a las más queridas esperanzas de Israel. Un ambiente en el cual pueda crecer en la realización de su misión. La historia de Jesús, es la historia de una esperanza cumplida, que ya estaba presente en su pueblo, pero que se presenta con otras constantes: el silencio, la pobreza, la misericordia, la debilidad, la compasión. Creer en Jesucristo, como hijo de Dios, supone aceptar la presencia de Dios que está con nosotros, desde dentro de la historia humana.
  • La obediencia de José, nos enseña que a Dios hay que dejarlo ser Dios y no encasillarlo en las lógicas humanas. Dios rompe la medida de nuestros planteos y especulaciones. Aún es posible que Dios se revele y nos invite a ver las cosas de manera diferente.
  • En este Adviento, somos invitados para que con una disponibilidad y obediencia como las que tuvieron José y María, nos hagamos instrumentos del nacimiento de Cristo en muchas personas, para que experimenten la cercanía y ternura del Emmanuel, que es Dios con nosotros.

PARA DISCERNIR

  • ¿Cómo experimentamos a Jesús en nuestra vida?
  • ¿Dejamos que alguien nos revele el misterio de Jesús?
  • ¿De qué me tengo que dejar salvar?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Quiero testimoniar tu cercanía y ternura Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…”Frente al misterio divino, José ha sabido mantener el tono justo. No se dejó llevar por sentimientos humanos. No puede comprender lo que percibe en María y no quiere penetrar el misterio. Más bien se retira aparte, con tímida y respetuosa veneración, abandonándose a la voluntad de Dios y dejando en sus manos todo lo demás.

Pero en cuanto comprende cuál es la voluntad divina, no duda un instante ni opone dificultades, en seguida lleva a la práctica lo que el ángel le había mandado. Sólo él, totalmente dispuesto a obedecer al Señor, podrá escuchar su Palabra y colaborar en su obra, porque sólo sabe obedecer quien sabe escuchar. Y José obedece a la Palabra, la pone en práctica, declarándose con sus obras dócil instrumento en manos del Altísimo. José no quiere nada para sí, sólo pretende estar sencillamente a disposición de Dios.

Toma consigo a María, su esposa, pero no para poseerla como esposa, sino para cumplir la voluntad de Dios, para que ella pueda dar a luz a su Hijo. Pero será él, José, también por obediencia, quien imponga el nombre al hijo. Ese nombre en torno al cual gira el universo y por cuya voluntad todo ha sido creado: Jesús, el Mesías.

El Antiguo y el Nuevo Testamento, las palabras de los profetas y las de Dios, el nombre y su significado, lo divino y lo humano confluyen en aquel que une todo y. a todos: Jesús, el Mesías Salvador”…

R. Grotzwiller, Meditaciones sobre Mateo.

PARA REZAR

Ven Señor Jesús

Ven Señor Jesús,

para que podamos fortalecer

de tal manera nuestras palabras,

que se transformen

en acciones que nos tomen la vida.

Ven Señor Jesús,

para que la transparencia de tu vida

nos anime a transparentar,

sin miedo lo que hay en nosotros,

para que lo transfigures y lo redimas.

Ven Señor Jesús,

y dirige hacia nosotros tu palabra

para que podamos hacerla nuestra,

y desde nosotros,

sea de todos los que te buscan con sincero corazón,

para que los transfigures y los redimas.

Ven Señor Jesús,

para que sintamos el gozo de tu amor,

la certeza de tu paciencia inacabable

y la esperanza que nos da tu misericordia.

Lectura del libro de los Jueces      13, 2-7. 24-25a

Había un hombre de Sorá, del clan de los danitas, que se llamaba Manóaj. Su mujer era estéril y no tenía hijos.

El Ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: «Tú eres estéril y no has tenido hijos, pero vas a concebir y a dar a luz un hijo. Ahora, deja de beber vino o cualquier bebida fermentada, y no comas nada impuro. Porque concebirás y darás a luz un hijo. La navaja nunca pasará por su cabeza, porque el niño estará consagrado a Dios desde el seno materno. El comenzará a salvar a Israel del poder de los filisteos.»

La mujer fue a decir a su marido: «Un hombre de Dios ha venido a verme. Su aspecto era tan imponente, que parecía un ángel de Dios. Yo no le pregunté de dónde era, ni él me dio a conocer su nombre. Pero me dijo: «Concebirás y darás a luz un hijo. En adelante, no bebas vino ni bebida fermentada, ni comas nada impuro, porque el niño estará consagrado a Dios desde el seno de su madre hasta el día de su muerte.»»

La mujer dio a luz un hijo y lo llamó Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo. Y el espíritu del Señor comenzó a actuar sobre él.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 70, 3-4a. 5-6ab. 16-17 (R.: cf. 8ab)

R.        Mi boca proclama tu alabanza y anuncia tu gloria.

Sé para mí una roca protectora, Señor,

tú que decidiste venir siempre en mi ayuda,

porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.

Líbrame, Dios mío, de las manos del impío.  R.

Porque tú, Señor, eres mi esperanza

y mi seguridad desde mi juventud.

En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;

desde el seno materno fuiste mi protector.  R.

Vendré a celebrar las proezas del Señor,

evocaré tu justicia, que es sólo tuya.

Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud,

y hasta hoy he narrado tus maravillas.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   1, 5-25

En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase sacerdotal de Abías. Su mujer, llamada Isabel, era descendiente de Aarón. Ambos eran justos a los ojos de Dios y seguían en forma irreprochable todos los mandamientos y preceptos del Señor. Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril; y los dos eran de edad avanzada.

Un día en que su clase estaba de turno y Zacarías ejercía la función sacerdotal delante de Dios, le tocó en suerte, según la costumbre litúrgica, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la asamblea del pueblo permanecía afuera, en oración, mientras se ofrecía el incienso.

Entonces se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo. Pero el Ángel le dijo: «No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan. El será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento, porque será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni bebida alcohólica; estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre, y hará que muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios. Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto.»

Pero Zacarías dijo al Ángel: « ¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de edad avanzada.»

El Ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia. Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo.»

Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías, extrañado de que permaneciera tanto tiempo en el Santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y todos comprendieron que había tenido alguna visión en el Santuario. El se expresaba por señas, porque se había quedado mudo.

Al cumplirse el tiempo de su servicio en el Templo, regresó a su casa. Poco después, su esposa Isabel concibió un hijo y permaneció oculta durante cinco meses. Ella pensaba: «Esto es lo que el Señor ha hecho por mí, cuando decidió librarme de lo que me avergonzaba ante los hombres.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Muerto Josué, la situación de las tribus israelitas en la tierra prometida no fue siempre tranquila. Los filisteos acosaban mucho a las tribus del sur. Dios quiso suscitar a un hombre para que defienda a su pueblo frente a los filisteos. El ángel de Dios se aparece a la mujer de Manoaj, que era estéril, anunciándole un hijo. Este tendrá un don especial de Dios y tendrá que ser consagrado por el nazareato, llevar una vida de consagración que implicaba ciertas privaciones.
  • Dios escoge a una mujer estéril para ser madre del que será defensor de su pueblo. De este modo quiere mostrar su bondad y omnipotencia llevando a cabo su plan salvador.
  • El anuncio del nacimiento de Sansón tiene muchos puntos en común con otras anunciaciones del Antiguo y Nuevo Testamento, con la de Isaac, con la de Samuel, con la de Juan Bautista y hasta con la de Jesús. Todos son hijos «dados por Dios». En todas aparecen dos aspectos sobresalientes: el nacimiento del muchacho se debe a una decisión divina y que el muchacho que nacerá, consagrado a Dios, tendrá una misión importante dentro del pueblo escogido.

***

  • En el evangelio tenemos otra anunciación que se debe a la fuerza exclusiva de Dios: la de Juan el Bautista. También: Isabel, la madre, era estéril, y los dos, también Zacarías, el padre, eran de edad avanzada. La vocación de Juan Bautista «que será grande a los ojos del Señor», no surge por generación espontánea; está preparada en el corazón y la vida de sus padres, que «eran justos a los ojos de Dios».
  • La esterilidad en ambos relatos, es como un signo de ausencia de bendición; permiten demostrar como Dios interviene maravillosamente en la historia.
  • La historia es el lugar desde el cual Dios actúa y salva, pero desde los pobres, desde lo que aparentemente o realmente se muestra como estéril, como incapaz de algo grande, como impotente de cualquier acción y decisión. Y es desde allí, justamente desde lo que no es, desde donde Dios actúa, crea, y salva.
  • Hoy también quiere salvarnos, pero necesita de nuestra humilde confianza y disponibilidad. No es bueno fiarnos de nuestras propias fuerzas; ni de las físicas como las de Sansón, ni de las intelectuales o espirituales. Cuando Sansón se independizó de Dios, perdió su fuerza; sin embargo, el Bautista nunca se creyó el Salvador, sino sólo la voz que anuncia su cercanía.
  • Cuando Dios se compadece, sólo la fe puede descubrirlo y animarse a la acción de gracias, a la alabanza y al anuncio; mientras que la incredulidad, nos reduce al silencio en el cual todo pierde su nombre y valor.
  • Como Dios se fijó en aquella buena mujer israelita estéril y en aquel buen matrimonio de ancianos, y sus hijos fueron decisivos para la historia de Israel; así pone su mirada en nosotros y nos llama a ser sus colaboradores en la gracia salvadora, que en esta Navidad, quiere derramar sobre todos los hombres.
  • Descubramos aquello que ya creíamos seco, sin vida, y pidamos confiadamente que por la gracia del Señor que viene, se transformen en camino de salvación.

PARA DISCERNIR

  • ¿Hay cosas de mi vida en las que creo que ya se ha dicho la última palabra?
  • ¿Creo posible para Dios lo humanamente imposible para mí?
  • ¿Me abandono con confianza en las manos de Dios providente?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Que se haga en mí Señor tu voluntad

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

San José, modelo de escucha

…”El silencio de san José es un silencio impregnado de la contemplación del misterio de Dios, en una actitud de disponibilidad total a las voluntades divinas. En otras palabras, el silencio de san José no manifiesta un vacío interior, sino por el contrario, una plenitud de fe que lleva en su corazón, y guía cada uno de sus pensamientos y cada una de sus acciones. Un silencio gracias al cual José, al unísono con María, conserva la Palabra de Dios, conocida a través de las Santas Escrituras, confrontándolas permanentemente con los acontecimientos de la vida de Jesús; un silencio entretejido de oración continua, de bendición del Señor, de adoración de su voluntad y de confianza absoluta en su providencia.

¡Dejémonos «contaminar» por el silencio de san José! Tenemos necesidad de ello en un mundo a menudo tan ruidoso que no favorece en absoluto el recogimiento y la escucha de la voz de Dios. En este tiempo de preparación a la Navidad, cultivemos el recogimiento interior, para acoger y conservar a Jesús en nuestra vida”…
Papa Benedicto XVI

PARA REZAR

Ven Señor Jesús

Ven Señor Jesús,

regalanos tu palabra

y ayudanos a comprender como nuestra vida

es un proyecto de tu amor.

Ven Señor Jesús,

reanima nuestro corazón cansado y decepcionado

para renazca,

a un renovado deseo de amor por todos los hombres.

 Ven Señor Jesús,

para que la fe nos dé una mirada nueva

y podamos contar tus maravillas,

que transforman nuestras debilidades y pobrezas,

en caminos ciertos de salvación.

Lectura del libro del profeta Isaías           7, 10-14

Una vez más, el Señor habló a Ajaz en estos términos: «Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas.» Pero Ajaz respondió: «No lo pediré ni tentaré al Señor.»

Isaías dijo: «Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios? Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel.»

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6 (R.: cf. 7c y 10b)

R.        Va a entrar el Señor, el Rey de la gloria.

Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella,

el mundo y todos sus habitantes,

porque Él la fundó sobre los mares,

él la afirmó sobre las corrientes del océano.  R.

¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor

y permanecer en su recinto sagrado?

El que tiene las manos limpias y puro el corazón;

el que no rinde culto a los ídolos.  R.

El recibirá la bendición del Señor,

la recompensa de Dios, su salvador.

Así son los que buscan al Señor,

los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   1, 26-38

En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.

El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: « ¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo.»

Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.

Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin.»

María dijo al Ángel: « ¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?»

El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios.»

María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho.»

Y el Ángel se alejó.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • El rey Acaz, cercado por el rey de Damasco y el rey de Samaria, está a punto de ofrecer en sacrificio a su propio hijo. Isaías va a verlo y le pide que no tema: si guarda su “fe” en Dios, su descendencia está asegurada. Dios mismo se propone intervenir: un «hijo» le es anunciado, un nuevo heredero del trono de David. Ese hijo prometido por Dios será Ezequías, el rey piadoso que reinará en Jerusalén. Detrás de ese contexto histórico se presenta la profecía del Mesías. La importancia de este oráculo, el nombre que se le dará al niño: “Dios-con-nosotros”… el modo como llama a su madre, la “virgen” remiten a un signo que sólo puede provenir de Dios.

***

  • Hoy, desde el evangelio de Lucas, interpretamos el pasaje del profeta con la convicción de que la virgen es María de Nazaret, y su hijo el Mesías, Cristo Jesús.  Así se lo anuncia el ángel Gabriel, en este diálogo que además de ser la experiencia religiosa más trascendental en la vida de la Santísima Virgen, es  el símbolo del diálogo de Dios con la humanidad. Dios pronuncia su “sí” esperanzado, y la humanidad, representada en María, responde con su “sí” confiado. Del encuentro de esta esperanza con la confianza, de estas dos afirmaciones brota, por obra del Espíritu, Jesús el Salvador, el verdadero Dios-con-nosotros.
  • El sí de María no fue una respuesta pasiva o romántica, sino, muy por el contrario fue una experiencia audaz que se apoyó en la fidelidad de Dios. La mujer, en ese tiempo no tenía acceso a la Palabra escrita de la ley, o de los Profetas, por su sí,  María lleva ahora en su vientre, a la misma Palabra de Dios hecha carne. La mujer, que no podía conversar con otro hombre que no fuera su marido, ahora por María, es capaz de entrar en diálogo personal con Dios. La mujer, que vivía dependiente de las decisiones de su familia, ahora opta por quedar embarazada milagrosamente desafiando las costumbres y la condenación social.
  • Por eso María se nos presenta como el modelo más acabado de todos los que a lo largo de los siglos, habían dicho “sí” a Dios, en la historia del pueblo de la Alianza, y sobre todo, de los que a partir de ella, han creído en Cristo Jesús y lo han seguido.
  • El sí de María, se ha continuado a lo largo de los siglos en la comunidad de Jesús, y así, se ha ido encarnando continuamente, la salvación de Dios en cada momento de la historia, con la presencia siempre viva del Mesías Resucitado, que nos comunica por su Espíritu, la vida de Dios.
  • Nuestra fe es también un “sí” a Dios, un “hágase en mí según tu palabra”. Cada uno de nosotros, hoy, escucha el mismo anuncio del ángel y es invitado a contestar que sí, a recibir a Dios en la propia vida. Dios está dispuesto a que en cada uno de nosotros se encarne de nuevo su amor salvador. Él es Dios-con-nosotros que abre nuestra existencia a la esperanza, porque además, quiere ser Dios-en-nosotros. Dios en Jesús se nos da Él mismo, Él mismo es la respuesta a todo lo que podamos desear, nos está invitando a la comunión de vida con Él y nos hace hijos suyos.
  • Ella dijo “Sí” y engendró físicamente al Hijo de Dios, al que ya había concebido desde la fe. Ese Dios que un día creció en el seno de María, también puede crecer hoy en nuestras vidas, si por la fe creemos, y si en la esperanza damos sentido a todo lo que hacemos y vivimos.

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué “si” necesito dar para que el Señor se encarne en mi vida y mi ambiente?
  • ¿Cuál es mi experiencia de encuentro con la palabra?
  • ¿En dónde descubro que el Señor me llama a hacerlo presente?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Quiero decir que “sí” como vos María

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Hágase en mí según tu palabra»

…”Hágase en mí por el Verbo según tu palabra. Hágase carne de mi carne según tu palabra, el Verbo que ya existía desde el principio en Dios.

No sea una palabra proferida, porque pasa; sino concebida, para que permanezca. Revestida, pero no de aire, sino de carne. Hágase en mí tu palabra, no sólo por que pueda escucharla con los oídos, sino tocarla con mis manos, contemplarla con los ojos y llevarla a cuestas.

No se haga en mí la palabra escrita y muda, sino encarnada y viva. No trazada con caracteres sin voz sobre pergaminos resecos, sino impresa vivamente en forma humana en mis castas entrañas; no por los rasgos de una pluma, sino por obra del Espíritu Santo.

En múltiples ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Nos dicen las Escrituras que unos escucharon la Palabra, otros la proclamaron y otros la cumplieron, pero yo te pido que se haga en mi vientre según tu Palabra. No quiero una palabra que predique o que declame. Quiero una Palabra que se dé silenciosamente. Hágase que se encame personalmente y descienda a mí corporalmente. Hágase universalmente para todo el mundo y en particular hágase para mí según tu palabra”…

San Bernardo de Claraval. En alabanza de la Virgen Madre.

PARA REZAR

Ven Señor Jesús

Ven Señor Jesús,

dame silencio,

capacidad de escucha y apertura de corazón,

para que tu palabra resuene en mí.

Ven Señor Jesús,

que tu palabra,

se haga carne de mi carne, 

razón en mis pensamientos,

color de mis sentimientos.

Ven Señor Jesús,

para que se haga en mí tu Palabra

y pueda escucharla con los oídos del alma,

tocarla con mis manos en el dolor de los demás,

contemplarla con los ojos del asombro,

y vivirla con fidelidad cotidiana.

Lectura del Cantar de los Cantares          2, 8-14

¡La voz de mi amado! Ahí viene, saltando por las montañas, brincando por las colinas. Mi amado es como una gacela, como un ciervo joven.

Ahí está: se detiene detrás de nuestro muro; mira por la ventana, espía por el enrejado.

Habla mi amado, y me dice: « ¡Levántate, amada mía, y ven, hermosa mía! Porque ya pasó el invierno, cesaron y se fueron las lluvias. Aparecieron las flores sobre la tierra, llegó el tiempo de las canciones, y se oye en nuestra tierra el arrullo de la tórtola. La higuera dio sus primeros frutos y las viñas en flor exhalan su perfume. ¡Levántate, amada mía, y ven, hermosa mía! Paloma mía, que anidas en las grietas de las rocas, en lugares escarpados, muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz; porque tu voz es suave y es hermoso tu semblante.»

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 32, 2-3. 11-12. 20-21 (R.: 1a y 3a)

R.        Aclamen, justos, al Señor, entonen para él un canto nuevo.

Alaben al Señor con la cítara,

toquen en su honor el arpa de diez cuerdas;

entonen para él un canto nuevo,

toquen con arte, profiriendo aclamaciones.  R.

El designio del Señor permanece para siempre,

y sus planes, a lo largo de las generaciones.

¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor,

el pueblo que él se eligió como herencia!  R.

Nuestra alma espera en el Señor:

él es nuestra ayuda y nuestro escudo.

Nuestro corazón se regocija en él:

nosotros confiamos en su santo Nombre.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   1, 39-45

María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.

Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:

«¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR 

  • El Cantar de los Cantares es un «Cántico de amor». En todo tiempo ha sido interpretado como la encarnación más alta del amor de Dios; ese amor hecho hombre se llama Jesucristo. Dios viene a nosotros como el amado que va al encuentro de su “amada”.
  • Para llegar a entender a Dios como amor es de vital importancia abrirnos a nuestra capacidad de amar. Cuando somos capaces de afirmar el amor humano, se hace posible descubrir en él la manera cómo se revela un Dios que es amor.

***

  • Todas las lecturas de este día rebosan de alegría. Alegría que ante todo llena el corazón de Dios: “él se goza y se alegra con júbilo como en día de fiesta”. Alegría de las dos mujeres, María e Isabel, que experimentan la venida del Dios salvador. Dos mujeres que son un símbolo del encuentro del Antiguo y del Nuevo Testamento; el tiempo de la espera y  la plenitud de la venida.
  • Desde el seno de María la promesa de la alegría para el pueblo oprimido comienza a cumplirse. Aquello que todos esperaban para los días de fiesta ya es realidad. Isabel y María, dos mujeres sencillas del pueblo han sido agraciadas por Dios con una inesperada maternidad por estar totalmente disponibles a su voluntad.
  • La alegría se desencadena y desborda cuando María saluda a su prima, porque esta alegría viene de Aquel que entra en el mundo para hacer que se disipe toda tristeza. María, inspirada por el Espíritu, canta; Isabel se goza. Juan Bautista expresa su alegría antes de nacer, porque la alegría nace de la promesa. La promesa siempre engendra la esperanza, nos hace mirar hacia delante, más lejos.
  • La mujer estéril está en su sexto mes y la virgen siente cómo la vida de Dios crece en su seno. Todo el pueblo, representado por Isabel y su hijo por nacer, reconocen que el final de la ardua y muchas veces penosa espera ha llegado; en medio de ellos está la salvación. Estos pobres de Yahvé saben reconocer en la joven virgen, esposa del carpintero, que Dios al fin ha llegado a su pueblo.
  • Pero Lucas dice algo más: no es simplemente un encuentro familiar. La madre del Señor se presenta con su hijo para atender a la mujer anciana en un parto que presumiblemente no será fácil. María, la servidora del Señor, es ahora la servidora de otra mujer. María no es alguien que se vanagloria de la elección. Al contrario se experimenta a sí misma servidora del pueblo que tiene que dar a luz la novedad de la vida nueva. Quien deja que el Señor entre en sus entrañas no puede no ser un servidor de sus hermanos.
  • María sigue hoy presente en el pueblo creyente, en los que confían que se cumplirán por fin las promesas de Dios, los anhelos de libertad y justicia. María servidora de los hombres es también modelo eminente de la Iglesia misionera, en la que todos tenemos un lugar y una responsabilidad.
  • Nuestra tarea será la misma: acoger a Jesucristo para dar a Jesucristo, y con Él y por Él, brindar esa alegría que está sobre toda alegría y ese amor que está sobre todo amor. El Señor también nos ha ungido con su Espíritu para que hagamos llegar la Buena Nueva de la Salvación a los pobres, a los enfermos, a los cautivos, a los más pequeños, a los más desprotegidos. Somos realmente portadores de Cristo cuando aquellos a quienes les anunciamos el Nombre del Señor se llenan de alegría por haber recuperado su dignidad de hijos de Dios.
  • En el tiempo en el que estamos viviendo, en medio de un mundo estéril, de un pueblo aparentemente seco, nos toca a nosotros abrirnos a la acción fecunda del espíritu, y cantar llenos de gozo la acción de gracias a un Dios que renueva su promesa y, desde aquella Navidad camina con nosotros.

PARA DISCERNIR

  • ¿Cuáles son los motivos de nuestra alegría?
  • ¿Experimento el gozo de la cercanía del Señor?
  • ¿Me hace servidor el saberme amado por Dios?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Mi corazón se alegra en Dios mi Salvador

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

María, la mujer de fe, esperanza y amor

Los santos son verdaderos portadores de luz en la historia, porque son hombres y mujeres de fe, esperanza y amor. Entre los santos destaca por su excelencia, María, la Madre del Señor y espejo de toda santidad. En el evangelio de Lucas, la encontramos comprometida con un servicio de caridad hacia su prima Isabel, junto a la cual se queda «alrededor de tres meses» (1,56), para asistirla en la fase final de su embarazo. «Proclama mi alma la grandeza del Señor», dice ella en esta ocasión: «Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador» (1,46).

Con ello expresa todo el programa de su vida: no se pone en el centro, sino que deja que Dios, a quien ha encontrado tanto en la oración como en el servicio al prójimo, ocupe este lugar –tan sólo entonces el mundo es bueno.  María es grande precisamente porque ella misma no quiere hacerse grande, sino que quiere engrandecer a Dios (Lc 1, 38.48). Sabe que contribuye a la salvación del mundo, no llevando la obra a su cumplimiento sino tan sólo poniéndose a la disposición de las iniciativas de Dios. María es una mujer de esperanza: únicamente porque cree en las promesas de Dios y espera la salvación de Israel; el ángel puede venir donde ella está y llamarla al servicio del cumplimiento decisivo de estas promesas. Es una mujer de fe: «Dichosa tú que has creído», le dice Isabel.

Encíclica «Deus caritas est», § 41

PARA REZAR

Ven Señor Jesús

Ven Señor Jesús, para que al sentirte cercano

aprenda amarte y te amen mis pensamientos,

te amen mis deseos, te amen mis entrañas.

Ven Señor Jesús, para que intuya tu amor

y sea capaz de responderte con un amor limitado

pero abierto a recibirte y a dejarse amar cada día más.

Ven Señor Jesús, para que pueda agradecer la ternura tu presencia,

tu silencio respetuoso en mis límites,

la suavidad y delicadeza de tu perdón.

Ven Señor Jesús, para que pueda bendecirte,

alabarte y gozarme de tu presencia.

Lectura del primer libro de Samuel          1, 19b-20.24-28

Cuando el niño dejó de mamar, lo subió con ella, llevando además un novillo de tres años, una medida de harina y un odre de vino, y lo condujo a la Casa del Señor en Silo. El niño era aún muy pequeño. Y después de inmolar el novillo, se lo llevaron a Elí.

Ella dijo: «Perdón, señor mío; ¡por tu vida, señor!, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti, para orar al Señor. Era este niño lo que yo suplicaba al Señor, y él me concedió lo que le pedía. Ahora yo, a mi vez, se lo cedo a él: para toda su vida queda cedido al Señor.»

Después se postraron delante del Señor.

Palabra de Dios.

SALMO          1 Sam 2, 1. 4-5. 6-7. 8abcd (R.: cf. 1a)

R.        Mi corazón se regocija en el Señor, mi salvador.

Mi corazón se regocija en el Señor,

tengo la frente erguida gracias a mi Dios.

Mi boca se ríe de mis enemigos,

porque tu salvación me ha llenado de alegría.  R.

El arco de los valientes se ha quebrado,

y los vacilantes se ciñen de vigor;

los satisfechos se contratan por un pedazo de pan,

y los hambrientos dejan de fatigarse;

la mujer estéril da a luz siete veces,

y la madre de muchos hijos se marchita.  R.

El Señor da la muerte y la vida,

hunde en el Abismo y levanta de él.

El Señor da la pobreza y la riqueza,

humilla y también enaltece.  R.

El levanta del polvo al desvalido

y alza al pobre de la miseria,

para hacerlos sentar con los príncipes

y darles en herencia un trono de gloria.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   1, 46-55

María dijo entonces:

«Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre.»

María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Dios no olvida. Tiene buena memoria. Es fiel. Mantiene su palabra y cumple sus promesas. Ana, la esposa de Elcaná, avergonzada por su esterilidad, había pedido insistentemente en su oración poder superar esta afrenta. Vuelve al templo a dar gracias a Dios por haber sido escuchada, y consagró a Dios a su hijo, el pequeño Samuel que será importante en la historia de Israel. Su cántico contiene exactamente los mismos temas que el “Magnificat” de María que se lee en este día.
  • La maternidad excepcional de esa mujer, hasta ahora, estéril, anuncia también por adelantado las dos maternidades excepcionales de Isabel y de María.
  • También María, en casa de Isabel, después de escuchar las alabanzas de su prima, prorrumpe en un cántico agradecido por lo que Dios ha hecho en ella, y sobre todo por lo que sigue haciendo por Israel, con el que está plenamente solidarizada.

***

  • El cántico de María tiende un puente entre el Antiguo Testamento como tiempo de la espera, y el Nuevo Testamento como el tiempo de la realización. María aparece aquí como la voz que proclama el cambio ya empezado con la venida del Salvador.
  • En el Magnificat de María resuena el clamor de los humillados y oprimidos de todos los tiempos, de los sometidos y deshereda­dos de la tierra, pero al mismo tiempo se hace eco del cambio profundo que va a producirse en las entrañas de la historia: Dios ha intervenido ya personalmente y ha apostado a favor de los pobres. Los «anawim», los pobres son los preferidos por Dios.
  • La «pobreza» es una disposición esencial del corazón para el encuentro con la salvación que Dios viene a ofrecer. Una copa llena no puede llenarse. Hay que estar vacío de sí mismo para recibir a Dios. El hombre satisfecho, el que todo lo alcanza, no tiene nada que esperar.
  • En boca de María, aparece la gran liberación que Dios ha llevado a cabo en Israel y que se propone extender a toda la humanidad. María proclama la grandeza de Dios por el cambio personal que ha experimentado, y se alegra porque se ha fijado en la situación humillante de su pueblo, y ha venido a salvarlo. Lo alaba porque “dispersa a los soberbios, derriba del trono a los poderosos, enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos”.
  • Las santas mujeres, protagonistas de este día, se hacen nuestras maestras en la oración esperanzada. Ellas dan gracias: por el pan, por los hijos, por la intervención de Dios a favor de los pobres y humildes, por una vida más justa, por el cumplimiento de las promesas, por la posibilidad de mirar el futuro con esperanza y en actitud confiada, por la salvación total, la dignidad, los sueños, las necesidades más vitales e inmediatas, pero también las más escondidas; no por eso menos importantes; como encontrar el sentido de la vida en el amor dado y compartido teniendo la seguridad de que el amor no muere nunca.
  • Jesús, con su clara opción preferencial por los pobres y humildes, por los oprimidos y marginados, es la concreción pastoral de lo que dice el Magnificat.
  • La oración de María tiene que ser oración de la comunidad de Jesús, que no deja de sorprenderse por la actuación de Dios en la historia, que anhela la transformación de nuestro mundo. Necesitamos tomarnos en serio el evangelio y empeñarnos en anunciarlo y realizarlo. Toda una tarea, porque la salvación de Dios comienza a realizarse aquí en la tierra. 
  • En la cercanía de la Navidad, Dios nos invita a pronunciar nuestro propio canto. Un canto que se amasa y madura en el silencio contemplativo de nuestra historia, que se hace luminosa junto a la palabra que nos revela, como a María, el sentido profundo de nuestra vida y misión.

PARA DISCERNIR

  • ¿Cuáles son los motivos más grandes por los cuales puedo dar gracias a Dios?
  • ¿En qué circunstancias me sentí socorrido por Dios?
  • ¿Dónde descubro que Dios hace historia de salvación con su pueblo?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Te alabo Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«María dio gracias al Señor»

…”El Magnificat de María –retrato, por decirlo de alguna manera, de su alma- está enteramente bordado con hilos de la Escritura Sagrada, con hilos sacados de la Palabra de Dios. Con ello queda demostrado que en la Palabra de Dios, María se encuentra verdaderamente en su casa, entra y sale de ella con gran naturalidad. Habla y piensa por medio de la Palabra de Dios; la Palabra de Dios es su palabra, y su palabra nace de la Palabra de Dios. Además, así manifiesta que sus pensamientos son el diapasón de los pensamientos de Dios, que su voluntad consiste en querer con Dios. Estando profundamente penetrada por la Palabra de Dios, puede llegar a ser la madre de la Palabra encarnada.

María es, en fin, una mujer que ama. ¿Cómo podría ser de otra manera? Como creyente que, en la fe piensa con el pensar de Dios y quiere con la voluntad de Dios, sólo puede ser una mujer que ama. Lo percibimos a través de sus gestos silenciosos, los que se narran en los relatos de los evangelios de la infancia. Lo vemos a través de la delicadeza con la que, en Caná, se da cuenta de las necesidades en las que se encuentran los esposos y las presenta a Jesús. Lo vemos en la humildad con que acepta estar abandonada durante el periodo de la vida pública de Jesús, sabiendo que su hijo deber fundar una nueva familia y que la hora de su madre llegará tan sólo en el momento de la cruz… En Pentecostés serán los discípulos los que ser reunirán a su alrededor esperando el Espíritu Santo (Hch 1,14)”…

Encíclica «Deus caritas est», § 41

PARA REZAR

Ven Señor Jesús

Ven Señor Jesús, para que pueda con humildad

cantar las maravillas del Señor,

por lo que día a día hace por nosotros.

Ven Señor Jesús, para que pueda sentirme feliz

en medio de tu pueblo,

deseoso de tu presencia, y contagiar a todos este gozo

que nace de sentir la misericordia de Dios.

Ven Señor Jesús, para hacer proezas con tu brazo,

derramando tu amor y tu misericordia a los humildes

y a todos los que te buscan con sincero corazón.

Ven Señor Jesús, a cambiar el corazón de los poderosos

para que no nieguen de tu pan a los hambrientos

y todos se colmen con tus bienes.

Lectura de la profecía de Malaquías         3, 1-4. 23-24

Yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino delante de mí. Y en seguida entrará en su Templo el Señor que ustedes buscan; y el Ángel de la alianza que ustedes desean ya viene, dice el Señor de los ejércitos.

¿Quién podrá soportar el Día de su venida? ¿Quién permanecerá de pie cuando aparezca? Porque él es como el fuego del fundidor y como la lejía de los lavanderos. El se sentará para fundir y purificar: purificará a los hijos de Leví y los depurará como al oro y la plata; y ellos serán para el Señor los que presentan la ofrenda conforme a la justicia. La ofrenda de Judá y de Jerusalén será agradable al Señor, como en los tiempos pasados, como en los primeros años.

Yo les voy a enviar a Elías, el profeta, antes que llegue el Día del Señor, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia sus hijos y el corazón de los hijos hacia sus padres, para que yo no venga a castigar el país con el exterminio total.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 24, 4-5ab. 8-9. 10 y 14

R.        Tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegar la liberación.

Muéstrame, Señor, tus caminos,

enséñame tus senderos.

Guíame por el camino de tu fidelidad;

enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador.  R.

El Señor es bondadoso y recto:

por eso muestra el camino a los extraviados;

él guía a los humildes para que obren rectamente

y enseña su camino a los pobres.  R.

Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad,

para los que observan los preceptos de su alianza.

El Señor da su amistad a los que lo temen

y les hace conocer su alianza.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   1, 57-66

Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.

A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: «No, debe llamarse Juan.»

Ellos le decían: «No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre.»

Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Este pidió una pizarra y escribió: «Su nombre es Juan.»

Todos quedaron admirados. Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.

Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: « ¿Qué llegará a ser este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • El profeta Malaquías, en el siglo V antes de Cristo, en un tiempo de restauración política, se queja de los abusos que hay en el pueblo y en sus autoridades. El culto del templo es muy deficiente, por desidia de los sacerdotes. Dios anuncia algo nuevo y sobre todo, el envío de un mensajero que preparará el camino del mismo Señor. El mensajero de la Alianza significa que el Señor del universo, acompañará a todo el pueblo que está esperando su voz y su presencia.
  • Para que esto sea posible, es necesario liberar al pueblo de los pecados: sobre todo de la violencia y la opresión que se había instalado en el corazón de la nación. Su venida será gracia y juicio a la vez, será fuego de fundidor, que purifica quemando, para que la ofrenda del Templo pueda ser presentada dignamente ante el Señor.

***

  • Los judíos habían interpretado a este mensajero anunciado por Malaquías como el profeta Elías, que vendría al final de los tiempos. Pero Jesús lo identificó con Juan Bautista. La propuesta del profeta no es escuchada. Dios ha decidido que ha llegado ya la plenitud de los tiempos y empieza a actuar. La profecía de Malaquías se cumple en Juan Bautista quién será el más grande de los nacidos de mujer. El Hijo de Dios, viene a celebrar una Nueva Alianza. Esta no será exclusividad de un pueblo, sino patrimonio de la humanidad.
  • Zacarías, un viejo y honrado sacerdote, no ha creído en los signos de Dios y pierde la capacidad de hablar; la falta de fe le quita la palabra. A Isabel, se le cumple el tiempo y da a luz un hijo; y es a ella a quien la gente felicita, por la gran misericordia que Dios ha tenido, al concederle un hijo en su vejez.
  • Ocho días más tarde, se circuncida al niño y se le va a poner un nombre. La imposición del nombre es privilegio del padre; pero es Isabel la que decide ponerle a su hijo un nombre que lo desconecta de la tradición familiar. Todos esperan que se llame como su padre, para perpetuar su nombre y quedar inscrito en el linaje sacerdotal. Sin embargo, su padre dice que se llamará Juan. Las palabras nuevas, recibidas en el silencio del Santuario, se han grabado en su corazón con más fuerza que la tradición de sus antepasados. 
  • Zacarías recobra el habla y asiente a la decisión de su esposa y dice que el nombre de su hijo es Juan. Juan significa: Dios se compadece. Llevará el nombre que le mostrará al pueblo el corazón de Dios. Su nombre invita a una nueva mirada sobre Dios.
  • Juan será el precursor de la gracia que invita a la vigilancia, a no vivir dormidos, aletargados, sino a poner la mirada en el futuro de Dios, y con el oído dispuesto a escuchar y vivir la palabra de Dios.
  • La figura de Juan nos invita también a nosotros a la conversión, a volvernos hacia ese Señor que viene a salvarnos, y a dejarnos salvar por Él. Se hace necesario callar para escuchar la voz de Dios en nuestro propio interior y dejarla producir fruto abundante. Un silencio que no es mudez. La experiencia de la Palabra de Dios en nosotros, nos tiene que hacer capaces de nombrar a nuestros hermanos y a todas las cosas, con el nombre que Dios les ha dado. De este modo, nuestras palabras serán el lenguaje de las actitudes llenas de amor, de respeto, de preocupación por el bien de todos los que esperan el cumplimiento de la esperanza, que Dios ha puesto en el corazón del mundo.

PARA DISCERNIR

  • ¿Soy capaz de hacer silencio para dejar que Dios hable?
  • ¿Me cierro a la voz de Dios cuando escapa mis cálculos?
  • ¿Oriento mi vida de fe de acuerdo a lo que puedo manejar y controlar?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Habla Señor que tu siervo escucha

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Se le soltó la boca y la lengua empezó a hablar bendiciendo a Dios»

…” A propósito de Juan Bautista leemos en Lucas: «Será grande a los ojos del Señor, y convertirá mucho israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor con el espíritu y el poder de Elías, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto» (1,15-17). ¿Por qué, pues, ha preparado un pueblo, y delante qué Señor él ha sido grande? Sin ninguna duda que delante de Aquel que ha dicho que Juan era «más que un profeta» y que «no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista» (MT 11,9.11). Porque él preparaba un pueblo anunciando por adelantado a sus compañeros de servidumbre la venida del Señor, y predicándoles la penitencia a fin de que, cuando el Señor se hiciera presente, todos se encontraran en estado de recibir su perdón y poder regresar a Aquel para quien se habían hecho extraños por sus pecados…

Sí, «en su misericordia» Dios «nos ha visitado, Sol que viene de lo alto; y ha brillado para los que estaban sentados en tinieblas y en sombras de muerte, y ha dirigido nuestros pasos por el camino de la paz» (Lc 1,78-79). Es en estos términos que Zacarías, liberado ya del mutismo en que había caído a causa de su incredulidad, y lleno de un Espíritu nuevo, bendecía a Dios de una nueva manera. Porque en adelante todo era nuevo, por el hecho de que el Verbo, por un proceso nuevo venía a cumplir el primer designio de su venida en la carne para que el hombre, que se había alejado de Dios, fuera por él reintegrado en la amistad con Dios .Y es por ello que este hombre aprendía a honorar a Dios de una manera nueva”…

San Ireneo de Lyón (hacia 130-hacia 280), obispo, teólogo y mártir – Contra las herejías III, 10,1

PARA REZAR

Ven Señor Jesús

Ven Señor Jesús, enciende nuestro corazón

con la audacia necesaria

para  lanzarnos en el camino fe

teniéndote como única certeza y apoyo

Ven Señor Jesús, quema nuestras inseguridades

para que nos animemos a nombrar

la vida y la historia desde tu palabra renovadora.

Ven Señor Jesús, recrea nuestras certezas

para que no nos acostumbremos a lo que ya está

sino que nos arriesguemos a abrirnos a lo que está por venir

y allí pongamos nuestros esfuerzos y luchas.

Por Mari