TIEMPO DE CUARESMA – CICLO B
DOMINGO II
¡Este es mi hijo muy querido escúchenlo!
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Génesis 22, 1-2. 9-13. 15-18
Dios puso a prueba a Abraham « ¡Abraham!», le dijo.
El respondió: «Aquí estoy.»
Entonces Dios le siguió diciendo: «Toma a tu hijo único, el que tanto amas, a Isaac; ve a la región de Moria, y ofrécelo en holocausto sobre la montaña que yo te indicaré.»
Cuando llegaron al lugar que Dios le había indicado, Abraham erigió un altar, dispuso la leña, ató a su hijo Isaac, y lo puso sobre el altar encima de la leña. Luego extendió su mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo. Pero el Ángel del Señor lo llamó desde el cielo: « ¡Abraham, Abraham!»
«Aquí estoy», respondió él.
Y el Ángel le dijo: «No pongas tu mano sobre el muchacho ni le hagas ningún daño. Ahora sé que temes a Dios, porque no me has negado ni siquiera a tu hijo único.»
Al levantar la vista, Abraham vio un carnero que tenía los cuernos enredados en una zarza. Entonces fue a tomar el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
Luego el Ángel del Señor llamó por segunda vez a Abraham desde el cielo, y le dijo: «Juro por mí mismo -oráculo del Señor-: porque has obrado de esa manera y no me has negado a tu hijo único, yo te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos, y por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra, ya que has obedecido mi voz.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 115, 10 y 15. 16-17. 18-19 (R.: 114, 9)
R. Caminaré en presencia del Señor, en la tierra de los vivientes.
Tenía confianza, incluso cuando dije:
« ¡Qué grande es mi desgracia!»
¡Qué penosa es para el Señor
la muerte de sus amigos! R.
Yo, Señor, soy tu servidor,
tu servidor, lo mismo que mi madre:
por eso rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
e invocaré el nombre del Señor. R.
Cumpliré mis votos al Señor,
en presencia de todo su pueblo,
en los atrios de la Casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma 8, 31b-34
Hermanos:
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos concederá con él toda clase de favores?
¿Quién podrá acusar a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién se atreverá a condenarlos? ¿Será acaso Jesucristo, el que murió, más aún, el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros?
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 9, 2-10
Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Pedro dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor.
Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: «Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo.»
De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos.
Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría «resucitar de entre los muertos.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Abraham es el hombre de la fe. La alianza de Dios con Abraham tiene un ritmo “pascual”: hay que abandonar lo que se tiene para llegar a lo que se espera; hay que salir y ponerse en camino; hay que morir para vivir. Abraham caminando hacia Moria, refleja dos actitudes fundamentales frente a la alianza: una fe a prueba de todas las pruebas y una confianza en Dios que desafía todos los riesgos. Su fe y su conversión son la colaboración necesaria para que Dios realice la promesa.
- Los cristianos llamados a participar de la Pascua del Señor tendremos que repetir las actitudes de Abraham. La fe y la conversión: abandonar lo que tiene para conseguir lo que se promete: LA VIDA.
***
- Pablo contempla la alianza realizada. Todas las promesas culminan con el envío del hijo de Dios. En la segunda lectura Dios como un nuevo Abrahán entrega a su Hijo a la muerte por todos nosotros, haciéndolo compartir nuestra condición y penetrar en nuestra historia. El Padre no salva milagrosamente a su Hijo de la cruz a pesar de su plegaria. La muerte física no le es ahorrada a pesar de las burlas de los enemigos. Jesús es «el Hijo entregado por nosotros»: que nace; va por los caminos de Palestina anunciando la Buena Nueva del reino de Dios, curando a los enfermos; muere, resucita; y, ahora, «está a la derecha de Dios intercediendo por nosotros».
- El tiempo de la promesa ha terminado. Vivimos un nuevo tiempo. Podemos fiarnos totalmente de este Dios, que no ha dudado en entregar a su propio hijo para salvar a todos; por eso nada nos puede separar de su amor. La pascua de Cristo nos da la seguridad de que Dios está con nosotros. Por la fe y la confianza en Dios podremos participar de la victoria personal de Cristo.
***
- Después de anunciar su muerte a los discípulos, les mostró en el monte santo “el esplendor de su gloria”. Este es el sentido que tiene la transfiguración que leemos el segundo domingo de Cuaresma: se va de la prueba a la transfiguración, al cumplimiento definitivo de la promesa. Tabor y Calvario, están muy cerca. Son como dos vertientes de la misma montaña. La cruz y la gloria son una misma realidad. En el Tabor se hablaba de lo que el Hijo había de padecer. En el Calvario el Hijo alcanzaba la gloria más grande. En el Tabor, Jesús se transfiguraba por un momento delante de tres discípulos. En el Calvario, Jesús se transfiguraba definitivamente delante de todo el pueblo.
- Llevados lejos de la muchedumbre, en la soledad del monte, Pedro, Santiago y Juan viven una experiencia inolvidable, vieron de repente al Maestro transfigurado, con sus vestidos blancos como la nieve, con un resplandor inexplicable y con Moisés y Elías, que conversaban con El. Y, como si esto fuera poco, de repente, una nube los cubrió y una voz venida del cielo aseguró que aquel hombre por el que ellos, con una intuición maravillosa, habían dejado casa, familia y redes, era absolutamente el Hijo amado de Dios, al que había que escuchar atentamente. Experiencia que Pedro se encarga de resumir en una sola frase: ¡Qué bien se está aquí!
- Jesús muestra a los apóstoles en la transfiguración lo que significa su misión. También su Pascua significa abandono de lo que se tiene para conseguir lo que se espera. Los apóstoles, al contemplar esta escena, son invitados a comprender el ritmo pascual. El amor de Dios le da a Jesús, la seguridad para cumplir con su misión mesiánica.
- Jesús no buscó la Cruz, sino que buscó el Reino; por buscar el Reino se encontró con esa Cruz que le colocaron aquéllos a los que el Reino y su justicia no les convenía. Jesús nunca buscó la Cruz, abrazó con ternura y cariño la causa de Dios: la fraternidad de los hombres, el Reino entre nosotros. Jesús no era masoquista, enamorado del dolor.
- La Cruz surge allí donde hay un cristiano comprometido por llevar adelante el ideal del Reino, por hacerlo realidad, por desenmascarar todo lo que se opone al Reino y acabar con ello. La Cruz es la reacción de los hijos de las tinieblas contra los hijos de la Luz, es su mecanismo de defensa. La Cruz, la verdadera Cruz, es fruto de vivir como discípulo. La Cruz es el certificado de garantía de que uno trabaja por el Reino, de que uno es discípulo de Jesús.
- Pero la Cruz ni es ni puede ser la última realidad de los servidores del Reino. Dios es quien tiene la última palabra, quien hace a los suyos el último y definitivo regalo: el de la vida, el de la gloria, el de la Transfiguración. La gloria es la que da sentido a la Cruz. Dos caras de una misma y única moneda, totalmente inseparables.
- La Cuaresma hoy tiene hoy también un camino: la fe. Esta fe absoluta en Dios que nos hace creer en su amor y en la realización de su promesa de salvación, aunque muchas veces no comprendamos sus caminos o nos parezcan ilógicos. El amor de Dios a los hombres sigue siendo para nosotros un compromiso. Dios espera nuestra respuesta. También nosotros tenemos que subir a la montaña, tenemos que seguir el camino de nuestro hermano mayor. Cristo, el Hijo de Dios, en nuestra marcha hacia la cruz, va delante de nosotros.
- Participar en la Pascua de Cristo, es la razón de nuestra vida cristiana. Vivir en la fe del Hijo de Dios, significa entrar en ese ritmo pascual que es morir y resucitar. Nos podemos atrever a realizarlo porque contamos con el amor inmenso de Dios Padre. Esa es la garantía de nuestra salvación.
- Vivir la fe a ritmo pascual nos lleva a abandonar lo conocido, lo que tenemos, lo que es nuestra seguridad, para fiarnos solamente de Dios que nos pide que escuchemos a su Hijo y emprendamos el camino nuevo y desconocido de una vida marcada por la buena Noticia.
- En la experiencia de una vida evangelizada descubrimos la promesa que se hace realidad. Y de nuevo la realidad nos apunta a una promesa que supera esta realidad. Así caminamos hacia la Pascua, haciendo Pascua; transfigurando la vida.
- La decisión de Jesús de bajar del monte de la transfiguración y seguir caminando hacia Jerusalén, lugar de la Pasión, es la decisión irrevocable de transformar el mundo, la religión y la vida.
- La fe nos hace caminantes descubridores de horizontes humanos nuevos. Peregrinos que se resisten a sedentarismos estériles. Todo ello con la confianza y la mirada en un Dios, que no nos priva nunca del dolor que produce el camino pascual, pero cuyo amor da la seguridad para seguir andando. Por ser hombres y mujeres en permanente conversión, nos ubica plenamente en situación de cambio. No porque valoramos el cambio por el cambio, sino porque estamos convencidos de que es necesario abandonar lo que tenemos para conseguir lo que esperamos: LA VIDA NUEVA.
- La seguridad en conseguirla es el sentido que podemos aportar al mundo de hoy, manifestándola en signos de amor, solidaridad, compasión, justicia y entrega. Es misión de los cristianos presentar a un Jesús «transfigurado», Hijo predilecto de un Dios que es amor, justicia, comprensión, omnipotencia y misericordia.
- Una Iglesia que se anima a desinstalarse, y a dar el paso de dejarse conducir por los caminos nuevos del Espíritu, es la Iglesia que hace eco en su corazón de la invitación del Padre a escuchar a su Hijo.
- Participar en la Eucaristía como actualización constante del misterio pascual, exige este espíritu, para no profanar el pan que el Padre nos da para transfigurar este mundo.
PARA DISCERNIR
- ¿Cómo vivimos nuestra permanente conversión?
- ¿Somos capaces de dejarnos conducir por el Espíritu, y darle permiso de desinstalarnos? ¿Cuánto?
- ¿Hasta qué punto vivimos nuestra fe a ritmo pascual?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…”La transfiguración no es la revelación impasible de la luz del Verbo a los ojos de los apóstoles, sino el momento intenso en el que Jesús aparece unificado en todo su ser con la compasión del Padre. En aquellos días decisivos, él es más que nunca transparente a la luz de amor de aquel que lo entrega a los hombres por su salvación. Por consiguiente, si Jesús se transfiguró, es porque el Padre hace resplandecer en él su gozo. El irradiar su luz en su cuerpo de compasión es como el estremecimiento del Padre por la total entrega de su Unigénito. De ahí la voz que atraviesa la nube: «Éste es mi Hijo amado; en él están todas mis complacencias… escuchadle».
En cuanto a los tres discípulos, son inundados durante unos segundos por lo que se les concederá recibir, comprender y vivir a partir de Pentecostés: la luz deifica que emana del cuerpo de Cristo, las energías multiformes del Espíritu dador de Vida. Y entonces cayeron a tierra, porque «Aquel» no sólo es «Dios con los hombres» sino Dios-hombre: nada puede pasar de Dios al hombre ni del hombre a Dios si no es a través de su cuerpo. Ya no hay distancias entre la materia y la divinidad: en el cuerpo de Cristo nuestra carne está en comunión con el Príncipe de la Vida, sin confusión ni separación. Lo que el Verbo inauguró en su encarnación y manifestó a partir de su bautismo con sus milagros nos lo deja entrever en plenitud la transfiguración: el cuerpo del Señor Jesús es el sacramento que concede la vida de Dios a los hombres. Cuando nuestra humanidad consienta unirse a la humanidad de Jesús, participará en la naturaleza divina, será deificada”…
J. Corbon, Liturgia Fontal, Roma 1982, 81 s.
PARA REZAR
El monte Tabor. La transfiguración.
La nube envolvente de la dicha.
La palabra de Dios afirmativa:
Sí, hijo mío.
La muerte y la pasión ya no importan.
Si hay Tabor ¿qué importa todo?
Un segundo de Tabor es suficiente
para llenar la vida,
para explicar la vida,
para explicar la muerte.
Una ráfaga de su blanca luz
ilumina todas las noches,
aun las más tristes.
Un poco de Tabor es lo que pido,
sólo un pequeño chispazo
sobre la tristeza
y el cansancio de mi corazón,
un poco más de Tabor
sobre la noche del mundo.
LUNES II
Sean misericordiosos como el Padre
Lectura de la profecía de Daniel 9, 4b-10
¡Ah, Señor, Dios, el Grande, el Temible, el que mantiene la alianza y la fidelidad con aquellos que lo aman y observan sus mandamientos!
Nosotros hemos pecado, hemos faltado, hemos hecho el mal, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y tus preceptos. No hemos escuchado a tus servidores los profetas, que hablaron en tu Nombre a nuestros reyes, a nuestros jefes, a nuestros padres y a todo el pueblo del país.
¡A ti, Señor, la justicia! A nosotros, en cambio, la vergüenza reflejada en el rostro, como les sucede en este día a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo Israel, a los que están cerca y a los que están lejos, en todos los países adonde tú los expulsaste, a causa de la infidelidad que cometieron contra ti.
¡A nosotros, Señor, la vergüenza reflejada en el rostro, y también a nuestros reyes, a nuestros jefes y a nuestros padres, porque hemos pecado contra ti! ¡Al Señor, nuestro Dios, la misericordia y el perdón, porque nos hemos rebelado contra él! Nosotros no hemos escuchado la voz del Señor, nuestro Dios, para seguir sus leyes, que él puso delante de nosotros por medio de sus servidores los profetas.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 78, 8. 9. 11 y 13 (R.: 102, 10a)
Señor, no nos trates según nuestros pecados.
No recuerdes para nuestro mal
las culpas de otros tiempos;
compadécete pronto de nosotros,
porque estamos totalmente abatidos. R.
Ayúdanos, Dios salvador nuestro,
por el honor de tu Nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados,
a causa de tu Nombre. R.
Llegue hasta tu presencia el lamento de los cautivos,
preserva con tu brazo poderoso
a los que están condenados a muerte. R.
Y nosotros, que somos tu pueblo
y las ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias para siempre,
y cantaremos tus alabanzas
por todas las generaciones. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 6, 36-38
Jesús dijo a sus discípulos:
«Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados.
Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Empezamos esta semana de Cuaresma con una oración penitencial puesta en labios de Daniel. Él reconoce la culpa del pueblo elegido, tanto del Sur como del Norte, tanto del pueblo como de sus dirigentes. No han hecho ningún caso de los profetas que Dios les envía: «hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos sido malos, nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus normas, hemos pecado contra ti».
- Sin embargo por parte de Dios todo ha sido fidelidad. Daniel hace una emocionada confesión de la bondad de Dios: «Dios grande, que guardas la alianza y el amor a los que te aman… Al Señor Dios nuestro la piedad y el perdón».
- Todo lo malo pasará; en cambio la fe de los fieles perdurará para siempre. La plegaria de Daniel se apoya, por entero, sobre esa misericordia de Dios. Esto permite no «descorazonarnos» cuando pensamos en nuestros pecados.
***
- En la misma línea, la invitación que Jesús hace hoy, rompe el esquema y el comportamiento tradicional vivido hasta ese momento. En primera instancia, Jesús invita a todos a un amor generoso y universal, a fin de llegar a asemejarse del todo al Padre del cielo. De no ser así, sí actuamos como lo hacen los paganos y descreídos.
- Jesús excluye de su programa todo tipo de venganza proponiendo tener una actitud contraria, nueva, diferente: el amor a los enemigos. Jesús sabe que el amor verdadero, el amor que humaniza, no puede ni debe depender del amor que se recibe del otro. El amor: sólo debe querer el bien del otro, la humanización, la felicidad y realización del otro, independientemente de lo que haga por mí.
- Esta propuesta surge de la experiencia que Él tiene de Dios como Padre, lleno de ternura y de amor sin límites. Un Dios que acoge a todas las personas y que ama a todos pero de una forma especial a los empobrecidos y marginados de la sociedad. Un Dios que derrama su amor sin esperar nada a cambio, eso es la misericordia, eso es la fidelidad de Dios y su compromiso con todos sus hijos; a eso nos llama: a dar sin esperar respuesta, e incluso dispuestos a recibir a cambio desprecio, incomprensión y violencia.
- Para poder alcanzar esta vivencia de Jesús, se hace necesario un proceso de conversión profunda, donde cada uno, por la fuerza del Espíritu, sea capaz de renunciar libremente a los falsos valores con los que el mundo manipula las conciencias, para dejarse moldear por el programa de Jesús. Y esto no consiste más que en permitir que nos abrace el amor del Padre para que la mente y el corazón se transformen, volviéndose compasivos y generosos como el Dios de la creación. Compasión que lejos de ser lástima o pena, es capacidad de estar con el otro y experimentar sus mismas necesidades para dar la respuesta oportuna. De esta forma cada hombre construye la medida con la que será recompensado por Dios. Medida de Dios, que es vivir nuestra fe como un amor sin medida, recibiendo un amor que nos desborda, que no lo podemos sujetar ni controlar sino solamente recibir, agradecer y entregar.
PARA DISCERNIR
- ¿Tenemos un corazón compasivo?
- ¿Aprovechamos las ocasiones que tenemos para mostrarnos tolerantes, para no juzgar, ni condenar?
- ¿Sentimos el llamado a no guardar rencor; a ser generosos, como Dios lo ha sido con nosotros?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Respóndeme, Señor Dios mío
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…Cuando gustamos desde dentro la misericordia de Dios, cuando experimentamos interiormente la suavidad del amor de Dios, algo pasa dentro de nosotros. Se disuelven hasta las peñas. Nos convertimos en criaturas que penetran de tal modo los misterios del Señor, de una comunión fraterna tal que se puede comprobar cuan verdadera es la bienaventuranza del Señor, que nos dice: «Dichosos los misericordiosos». Cuando la misericordia es solamente fruto del cansancio, no digo que no tenga valor, pero manifiesta que todavía no me identifico con la misericordia que practico. Se reduce a un instrumento operativo, a un método de comportamiento. Pero cuando la misericordia recobra esa dimensión con la que me identifico, entonces soy dichoso. Entonces vivo el gozo de practicar la misericordia.
Y ésta es la razón por la que Dios es dichoso en su misericordia: no cansa ser misericordioso, depende de la perfección de su amor, de la plenitud de su amor. Estoy llamado a configurarme con mi Señor de tal modo que mi vida sea un testimonio de la misericordia divina en la vida de los hermanos. Quizás hemos encontrado en nuestra vida personas que son de verdad signo de la misericordia de Dios. Hay personas que defienden siempre a todos, a todos juzgan buenos. He conocido varias en mi vida, y las recuerdo con gran gozo. Por ejemplo, un hermano. Aunque le pincharas para hacerle decir algo carente de misericordia, perdías el tiempo. Cuando una persona se identifica con la misericordia del Señor, todo es posible, y se es capaz de verdadera comunión con los otros. A primera vista parece que tiene que ser uno al que todo le resbala: no acusa a nadie, ni agravia a nadie, se deja coger todas las cosas por cualquiera. Pero los demás no pueden negarle nada. Tiene tal fascinación, que uno se convierte en una presencia incisiva en su vida. La serenidad interior de estas criaturas es admirable. Y la confianza en la bondad del Señor es absoluta en su vida espiritual.
También nosotros estamos llamados a identificarnos con el misterio de la misericordia del Señor, a vivirla con total serenidad, a ser en el mundo su continuación y sacramento…
Ballestrero, La santidad, Leumann 1986, 132-134, passim.
PARA REZAR
Salmo de alegría y esperanza
Con un corazón agradecido y
sincero quiero darte gracias
Tu Palabra es sincera y llena el corazón de alegría;
Tu amor es grandioso
y está iluminado de verdad;
Tú amas, Dios nuestro, la justicia toda la tierra está rociada
con la lluvia de tu bondad.
Dios, nos sentimos pequeños,
como granitos de arena, ante ti;
Tú tienes palabras de vida que no pasan;
palabras que se hacen acción;
solamente Tú, Señor, tienes poder
para hacer lo que dices.
Tus ojos llenos de amor y ternura
cuidan de la obra de tus manos,
todos los que esperamos en el triunfo de tu amor,
tendremos respuesta; porque Tú, oh Dios,
has liberado nuestra alma de la muerte
entregando en la cruz al hijo amado, al Enviado:
Él nos ha dado vida nueva y en Él te decimos: Abba, Padre.
Emilio Mazariegos
MARTES II
Que el más grande se haga servidor
Lectura del libro del profeta Isaías 1, 10. 16-20
¡Escuchen la palabra del Señor, jefes de Sodoma! ¡Presten atención a la instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra!
¡Lávense, purifíquense, aparten de mi vista la maldad de sus acciones! ¡Cesen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien! ¡Busquen el derecho, socorran al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan a la viuda!
Vengan, y discutamos -dice el Señor-. Aunque sus pecados sean como la escarlata, se volverán blancos como la nieve; aunque sean rojos como la púrpura, serán como la lana.
Si están dispuestos a escuchar, comerán los bienes del país; pero si rehúsan hacerlo y se rebelan, serán devorados por la espada, porque ha hablado la boca del Señor.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 49, 8-9. 16bc-17. 21 y 23 (R.: 23b)
R. Al que va por el buen camino, le haré gustar la salvación de Dios.
No te acuso por tus sacrificios:
¡Tus holocaustos están siempre en mi presencia!
Pero yo no necesito los novillos de tu casa
ni los cabritos de tus corrales. R.
« ¿Cómo te atreves a pregonar mis mandamientos
y a mencionar mi alianza con tu boca,
tú, que aborreces toda enseñanza
y te despreocupas de mis palabras? R.
Haces esto, ¿y yo me voy a callar?
¿Piensas acaso que soy como tú?
Te acusaré y te argüiré cara a cara.
me honra de verdad;
y al que va por el buen camino,
le haré gustar la salvación de Dios.» R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 23, 1-12
Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos:
«Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.
Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar «mi maestro» por la gente.
En cuanto a ustedes, no se hagan llamar «maestro», porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen «padre», porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco «doctores», porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.
Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros, porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Isaías nos hace conocer al Dios Santo que todo lo renueva; que puede hacer que del corazón reseco del pecador, nazca un amor entregado y liberador. Este oráculo se remonta a los primeros años del ministerio del profeta Isaías.
- Se puede suponer que fue pronunciado en una celebración litúrgica en el momento en que se elevaba el humo de los sacrificios, mientras la multitud adoptaba la actitud de los orantes. El pueblo elegido piensa que proporciona un placer a Yahvé al pisar en gran número los patios de su templo y llevando ofrendas tan opulentas. Pero la impureza moral de quienes ofrecen esos sacrificios resulta tan repugnante que Yahvé no puede realmente tolerar esa religión sin fe.
- Pero hay una posibilidad de que Dios acepte ese culto: que el pueblo se convierta dando acogida a los pobres y haciéndolos participar de la opulencia de los sacrificios de los que Yahvé prescindiría con gusto. Obrar el bien y buscar la justicia, haciendo propia la causa de los pobres, será lo que manifestará si el hombre desea verdaderamente volver al Señor, arrepentido de sus pecados.
***
- En el evangelio, Jesús en persona ofrece las claves y las pautas de vida para sus discípulos: la sinceridad y la coherencia en el modo de vivir.
- Jesús se dirige a la gente que lo escucha, a los sencillos del pueblo y no a los letrados y fariseos que conformaban la clase aristocrática. Jesús les descubre la falsedad y la manipulación que hacen de la ley y los combate con fuerza. Cuida a la gente sencilla para que no sea como aquellos que han cambiado el sentido de la Ley en Israel.
- Jesús no quiere que los pobres de su pueblo repitan los modelos de injusticia en los cuales los letrados y fariseos vivían inmersos. Las clases dirigentes torcieron las leyes y el pueblo sencillo quedó sometido bajo su peso.
- Después da a sus seguidores la lección del servicio que busca que todo hombre se sienta dignificado. El servicio que Jesús plantea es la atención especial a los más pobres, a los marginados, a los que no tenían ningún privilegio, de los que no se puede sacar ningún provecho.
- Jesús quiere que entre los suyos el primero sea el servidor de todos. Como Él mismo, que no vino a ser servido sino a servir y dar la vida por los demás.
- Vivir con integridad es una de las grandes ilusiones de los hombres, no hay nadie en el mundo que quiera vivir conscientemente con incongruencia o fractura interior. Sin embargo cuando empezamos a reconocer lo que sentimos por dentro, muchas veces nos desilusionados de nosotros mismos. Entonces, el camino de Cuaresma se convierte en un camino de recomposición, de integración de nuestra vida, de modo que todo lo que nosotros hagamos y vivamos esté en armonía con lo que Jesucristo nos va enseñando, aun cuando pueda parecernos contradictorio u opuesto a nuestros intereses personales.
- La palabra de Dios nos va iluminando a lo largo de Cuaresma para que no nos quedemos en unos retoques superficiales, sino para que lleguemos hasta la raíz en nuestro camino de Pascua.
PARA DISCERNIR
- ¿Nos conformamos con la apariencia exterior?
- ¿Somos exigentes con los demás y tolerantes con nosotros mismos?
- ¿Buscamos la alabanza de los demás y los primeros puestos?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…Ser plenamente sinceros significa hacer todo preocupándose únicamente de lo que Dios piensa de nuestras acciones. Significa, por consiguiente, no adoptar actitudes diversas según el ambiente, no pensar de un modo cuando estamos solos y de otro cuando se está con alguien, sino hablar y actuar bajo la mirada de Dios, que lee los corazones. La sinceridad consiste en esforzarse para que nuestro porte externo coincida cada vez más con nuestro interior. Y, naturalmente, sin provocación, sino sencillamente siendo lo que somos, sin falsear la verdad por temor a desagradar a los demás. Esta sinceridad exige pureza de intención, es decir, preocuparnos en nuestro actuar del juicio de Dios, no de los juicios humanos; actuar preocupándonos más de lo que agrada o desagrada a Dios que de lo que agrada o desagrada a los hombres. Este es uno de los puntos esenciales de la vida espiritual.
Habitualmente -no nos hagamos ilusiones- nos domina la preocupación de agradar o desagradar a los hombres, interesándonos de mejorar la imagen que los otros pueden tener de nosotros. Y, sin embargo, nos preocupamos poco de lo que somos a los ojos de Dios; y por esta razón nos saltamos con frecuencia lo que sólo Dios ve: la oración oculta, las obras de caridad secretas. Y ponemos mayor empeño en lo que, aunque lo hagamos por Dios, lo ven también los hombres y va implicada nuestra reputación. Llegar a una total sinceridad -esto es, a obrar bien lo mismo si no nos ven que si nos ven- significa llegar a una perfección altísima…
J. Daniélou, Sabiduría del misterio, Brescia 1963, 334s.
PARA REZAR
Dios y Padre nuestro, nuestro único Señor,
Líbranos de creernos mejores que los demás,
porque todos somos hermanos
y necesitados de tu bondad y de tu amor.
Líbranos de mantener una imagen a costa de la verdad.
Líbranos de ahogar nuestros verdaderos dones
en el mar de la vanidad y de la apariencia.
Líbranos de no reconocer nuestras miserias
por miedo a no ser aceptados y queridos.
Líbranos de juzgar y disminuir a los demás
para mantener una falsa estatura.
Ayúdanos a sentir como tu ternura
no mira lo que aparentamos
sino lo que nos duele para poder sanarlo.
Ayúdanos a aceptarnos como somos,
para poder aceptar y amar a los demás
como Tú nos aceptas y amas a nosotros.
MIÉRCOLES II
El que quiera ser primero que se haga servidor
Lectura del libro del profeta Jeremías 18, 18-20
Ellos dijeron: « ¡Vengan, tramemos un plan contra Jeremías, porque no le faltará la instrucción al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta! Vengan, inventemos algún cargo contra él, y no prestemos atención a sus palabras.»
¡Préstame atención, Señor, y oye la voz de los que me acusan! ¿Acaso se devuelve mal por bien para que me hayan cavado una fosa? Recuerda que yo me presenté delante de ti para hablar en favor de ellos, para apartar de ellos tu furor.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 30, 5-6. 14. 15- 16 (R.: 17b)
R. Sálvame, Señor, por tu misericordia.
Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi refugio.
Yo pongo mi vida en tus manos:
tú me rescatarás, Señor, Dios fiel. R.
Oigo los rumores de la gente
y amenazas por todas partes,
mientras se confabulan contra mí
y traman quitarme la vida. R.
Pero yo confío en ti, Señor,
y te digo: «Tú eres mi Dios,
mi destino está en tus manos.»
Líbrame del poder de mis enemigos
y de aquellos que me persiguen. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 20, 17-28
Cuando Jesús se dispuso a subir a Jerusalén, llevó consigo sólo a los Doce, y en el camino les dijo: «Ahora subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Ellos lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos para que sea maltratado, azotado y crucificado, pero al tercer día resucitará.»
Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo.
« ¿Qué quieres?», le preguntó Jesús.
Ella le dijo: «Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.»
«No saben lo que piden», respondió Jesús. « ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?»
«Podemos», le respondieron.
«Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre.»
Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Jeremías había denunciado los pecados del pueblo y, en especial, los pecados de los jefes del pueblo, de los representantes oficiales de la ley religiosa; era su deber como profeta, y lo hacía en nombre de Dios para suscitar la conversión.
- La lectura nos describe el complot contra Jeremías, por parte de sus hermanos de raza y de fe, por los cuales ha intercedido el profeta. Lo acusan de «perturbador del orden» y lo espían para sorprenderlo en algo de qué acusarlo, y de ese modo acabar con él y desentenderse de su palabra porque no pueden dejar de reconocerlo como profeta. La súplica que dirige a Dios en esta circunstancia, es el clamor del justo que se ve perseguido a causa de la misión que Dios le ha confiado.
- El profeta se lamenta ante Dios de que los mismos a quienes él sirve con la palabra y por quienes intercede, ahora lo persiguen.
***
- Jesús y sus discípulos suben a Jerusalén que era el centro del poder judío. En este camino, Jesús les advierte a sus discípulos que le espera la muerte, al igual que todo aquel que asumiendo su causa con radicalidad anuncia el Reino de Dios. Este es el tercero de los anuncios que hace de su pasión a sus asustados seguidores, que no entienden o no quieren entender que el Hijo del Hombre ha venido a dar su vida por muchos.
- Los discípulos de Jesús estaban convencidos de que el mesianismo de Jesús era la inauguración de un tiempo de fortalecimiento político y militar. Los criterios de aquellos apóstoles eran exactamente los criterios de este mundo: el poder, el prestigio, el éxito humano; y no habían entendido que el mesianismo de Jesús iba por el servicio y la entrega al hermano, dando incluso la vida si fuera necesario.
- La madre de los Zebedeo, le pide a Jesús que otorgue puestos importantes a sus hijos en el «reino» que Jesús iba a iniciar. Ella estaba imaginando el Reino al estilo del reino de David.
- Jesús se ve precisado a enseñar que es necesario, cambiar los esquemas que tienen hasta ahora, para dar paso a la novedad del Evangelio y a la fuerza del Espíritu, para que sea posible una nueva sociedad en la que todos sean hermanos entre sí, hijos de un Padre común. Esa nueva realidad será posible con un «nuevo espíritu» que haga que los hombres busquen ser los primeros en servir. Todo esto Jesús lo predica con su palabra, con su vida y sus hechos. La indignación de los otros diez es porque ellos esperaban lo mismo para sí. Ante el triunfalismo de sus seguidores, Jesús les promete que enfrentarán su misma prueba. Por otro lado, el “lugar” pedido, sólo depende del juicio del Padre, y se realizará sobre la base de la asimilación del proyecto del reino de Jesús, realizada por cada uno.
- En nuestro camino de preparación de la Pascua se nos propone hoy el modelo de Cristo Jesús, que camina decididamente en el cumplimiento de su misión. Va camino de la cruz y de la muerte, el camino de la solidaridad y de la salvación de todos. «No ha venido a ser servido, sino a dar la vida por los demás». Se trata de otro tipo de preeminencia, la del servicio, que impulsa a la búsqueda del último lugar.
- En este mundo, en el que se busca contemporizar y seguir las consignas de búsqueda del bienestar personal, independientemente de lo que vive el resto; el camino de la Pascua es camino de vida nueva, de renuncia al mal, de imitación de un Cristo que se entrega totalmente, que nos enseña no a buscar los primeros puestos, sino a ser los servidores de los demás. Estas son las leyes del nuevo Reino presentes y vivas en la conciencia y en la práctica de Jesús.
- En este Evangelio encontramos una serie de características que tiene que tener nuestra vida de discípulos: estar dispuestos a servir a los demás, estar dispuestos a beber el cáliz del Señor, y estar dispuestos a ir con Cristo, como corredentores, por el bien de los todos los hombres, especialmente de los más pobres y de los excluidos de nuestra sociedad.
- Nuestro camino hacia la Gloria tendrá que pasar, necesariamente, por la cruz de cada día. Aún los actos más pequeños y aparentemente insignificantes, deben contribuir para que el anuncio del Evangelio llegue a todos. Si queremos ser importantes, tal vez no ante los hombres pero sí ante Dios, convirtámonos en servidores fieles del Evangelio que se nos ha confiado.
PARA DISCERNIR
- ¿A qué lugares aspiro en la vida?
- ¿Cómo busco conseguirlos?
- ¿Qué espacio le doy al amor y al servicio?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
En tus manos encomiendo mi espíritu
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…La ley de Cristo sólo puede vivirse por corazones mansos y humildes. Cualquiera que sean sus dones personales y su puesto en la sociedad, sus funciones o sus bienes, su clase o su raza, los cristianos permanecen como personas humildes: pequeños.
Pequeños ante Dios, porque son creados por Él y de Él dependen. Cualquiera que sea el camino de la vida o de sus bienes, Dios está en el origen y fin de toda cosa. Mansos como niños y débiles y amantes, cercanos al Padre fuerte y amante. Pequeños porque están ante Dios, porque saben pocas cosas, porque son limitados en conocimiento y amor, porque son capaces de muy poco. No discuten la voluntad de Dios en los acontecimientos que suceden ni lo que Cristo ha mandado hacer: en tales acontecimientos, sólo cumplen la voluntad de Dios.
Pequeños ante los hombres. Pequeños, no importantes, no superhombres: sin privilegios, sin derechos, sin posesiones, sin superioridad. Mansos, porque son tiernamente respetuosos con lo creado por Dios y está maltratado o lesionado por la violencia. Mansos, porque ellos mismos son víctimas del mal y están contaminados por el mal. Todos tienen la vocación de perdonados, no de inocentes. El cristiano es lanzado a la lucha. No tiene privilegios. No tiene derechos. Tiene el deber de luchar contra la desdicha, consecuencia del mal. Por esta razón, sólo dispone de un arma: su fe. Fe que debe proclamar, fe que transforma el mal en bien, si sabe acoger el sufrimiento como energía de salvación para el mundo; si morir para él es dar la vida; si hace suyo el dolor de los demás.
En el tiempo, por su palabra y sus acciones, a través de su sufrimiento y su muerte, trabaja como Cristo, con Cristo, por Cristo…
M. Delbrél, La alegría de creer, Santander 1997.
PARA REZAR
Hijo, habla así en cualquier cosa:
Señor, si te agrada, hágase esto así.
Señor, si es honra tuya, hágase esto en tu nombre.
Señor, si ves que lo que me conviene
y hallas que me es provechoso,
concédemelo, para que use de ello a honra tuya.
Más si conoces que puede hacerme daño
y nada provechoso a la salvación de mi alma,
desvía de mí tal deseo.
Porque no todo deseo procede del Espíritu Santo,
aunque parezca justo y bueno al hombre.
Dame lo que quieras, y cuanto quieras y cuando quieras.
Haz conmigo como lo que sabes, y como más desees,
y sea para mayor honra tuya.
Adap.de la Imitación de Cristo, III, 15,1-2.
JUEVES II
Bendito el que confía en el Señor
Lectura del libro del profeta Jeremías 17, 5-10
Así habla el Señor: ¡Maldito el hombre que confía en el hombre y busca su apoyo en la carne, mientras su corazón se aparta del Señor! El es como un matorral en la estepa que no ve llegar la felicidad; habita en la aridez del desierto, en una tierra salobre e inhóspita.
¡Bendito el hombre que confía en el Señor y en él tiene puesta su confianza! El es como un árbol plantado al borde de las aguas, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme cuando llega el calor y su follaje se mantiene frondoso; no se inquieta en un año de sequía y nunca deja de dar fruto.
Nada más tortuoso que el corazón humano y no tiene arreglo: ¿quién puede penetrarlo? Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino las entrañas, para dar a cada uno según su conducta, según el fruto de sus acciones.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6 (R.: 39, 5a)
R. ¡Feliz el que pone en el Señor toda su confianza!
¡Feliz el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor
y la medita de día y de noche! R.
El es como un árbol
plantado al borde de las aguas,
que produce fruto a su debido tiempo,
y cuyas hojas nunca se marchitan:
todo lo que haga le saldrá bien. R.
No sucede así con los malvados:
ellos son como paja que se lleva el viento.
Porque el Señor cuida el camino de los justos,
pero el camino de los malvados termina mal. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 16, 19-31
Jesús dijo a los fariseos:
«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas.
El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado.
En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces exclamó: «Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan.»
«Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí.»
El rico contestó: «Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento.»
Abraham respondió: «Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen.»
«No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán.»
Abraham respondió: «Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán.»»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- El desierto es el símbolo de la desgracia, es el lugar maldito donde no es posible desarrollarse, la tierra árida que engendra muerte. El hombre sin Dios es como un desierto, vacío dice el profeta, desde esta meditación sapiencial.
- Como contrapartida proclama bendito a aquel que pone su esperanza en el Señor, pues no será defraudado. Es maldito quien pone su confianza en el hombre, en las propias fuerzas.
- Dios quiere la vida, quiere la felicidad, quiere la bendición para todos.
- Las orillas del agua, echar sus raíces hacia la corriente, no temer el calor; el follaje verde, el fruto continuo son símbolos de alegría, de fecundidad, de solidez, de vida: El justo es comparado a un árbol frutal corpulento lleno de frutos sabrosos.
***
- Esta historia en forma de parábola tiene sus raíces en la vida misma del pueblo. Ya en ese tiempo se daban muchas desigualdades, injusticias, gente demasiado rica y gente demasiado pobre. Jesús ha visto hombres ricos vestidos de púrpura y lino finísimo, teniendo cada día espléndidos banquetes. Este rico puso toda su confianza en lo humano. Lo apostó todo a la riqueza, al placer, a disfrutar a consumir y sacar provecho.
- También Jesús ha visto estos mendigos tirados en las puertas de la ciudad cubiertos de llagas, deseando saciarse con las migajas que caían de la mesa de los ricos y a los perros lamiéndoles las llagas.
- Murió el mendigo y se lo llevaron los ángeles; al pobre se le promete la felicidad. Murió también el rico y estaba en los tormentos. Esta suerte injusta no durará siempre: Jesús anuncia un día, un porvenir en el que los egoísmos y las injusticias ya no existirán.
- La misma situación existe siempre. Hay siempre grandes fortunas, gente que gasta de un modo escandaloso… y a la vez pobres que no tienen lo necesario para vivir humanamente.
- Jesús nos pide que no nos habituemos a esta situación. No dice que la riqueza sea un mal en sí, pero lleva en sí misma el riesgo de «cerrar el corazón a Dios”, que nos contentemos con la felicidad de esta vida y olvidemos lo que es esencial. La riqueza comporta el riesgo de «cerrar el corazón a los demás» y no ver al pobre tendido delante de nuestra puerta.
- El egoísmo de muchos “ricos”, su seguridad, su cerrazón del corazón, acaban por hacerlos «incapaces de leer los signos de Dios». La muerte no les dice nada; ni la resurrección de un muerto llegará a convencerlos. Han perdido el hábito de ver los «signos» que Dios les hace en su vida ordinaria. Reclamar «signos» es un pretexto para no escuchar y vivir la «palabra de Dios», que no cesa de hablar desde la realidad.
- Las palabras de Jesús pretenden enseñar a la comunidad cómo es necesario ir construyendo el Reino poniendo aquí sus señales. Porque el Reino empieza a acontecer cuando se rompe la barrera de las apariencias, conveniencias, legalismo, divisiones que no producen vida; y se logra vivir la misericordia y la solidaridad con todos. Las cosas hay que hacerlas en este mundo, después ya no tiene sentido.
- Este relato evangélico, pretende formar la conciencia de la comunidad para una superación de las divisiones, y para que testimonie que es posible un mundo donde todos vivamos como hermanos, con la misma dignidad, y donde todos compartamos los mismos bienes de la creación.
- No hemos sido creados para este mundo pasajero y limitado, sino para la vida eterna. No tenemos que esperar el juicio escatológico de Dios, para empezar a cimentar nuestra sociedad, con principios de igualdad y justicia que brotan de nuestro ser hijos de Dios.
PARA DISCERNIR
- ¿Dónde está centrada mi mirada?
- ¿Puedo mirar más allá de mis aparentes necesidades?
- ¿Puedo descubrir que hay una realidad más amplia que el mundo de mis gratificaciones?
- ¿Descubro los Lázaros que me gritan en busca de una respuesta?
- ¿Mi caridad con los otros es simplemente institucional, puntual o la siento como un compromiso del corazón?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Dichosos los invitados a la mesa del Señor
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…Quien sabe olvidarse y perderse en la ofrenda de sí mismo, quien puede sacrificar «gratuitamente» su corazón, es un hombre perfecto. En el lenguaje bíblico, poderse dar, poder entregarse, poder llegar a ser «pobre», significa estar cerca de Dios, encontrar la propia vida escondida en Dios; en una palabra, esto es el cielo. Girar sólo alrededor de uno mismo, atrincherarse y hacerse fuerte significa, por el contrario, condenación, infierno. El hombre puede encontrarse a sí mismo y llegar a ser verdaderamente hombre solamente atravesando el dintel de la pobreza de un corazón sacrificado. Este sacrificio no es un vago misticismo que hace perder consistencia al mundo y al hombre, sino, al contrario, es una toma de consideración del hombre y del mundo. Dios mismo se ha acercado a nosotros como hermano, como prójimo; en resumen, como otro hombre cualquiera […].
El amor al prójimo no es algo distinto del amor a Dios, sino, por así decir, su dimensión que nos toca, su aspecto terreno: ambas realidades son esencialmente una sola. Así queda garantizado nuestro espíritu de pobreza, nuestra disposición a la donación y al sacrificio desinteresado, por el que actualizamos nuestro ser humanos, siempre y necesariamente en relación con el hermano, con el prójimo. Dichoso el hombre que se ha puesto al servicio del hermano, que hace suyas las necesidades de los demás. Y desdichado el hombre que con su rechazo egoísta del hermano se ha cavado un abismo tenebroso que lo separa de la luz, del amor y de la comunión; el hombre que solamente ha deseado ser «rico» y «fuerte», de suerte que los demás sólo constituyan para él una tentación, el enemigo, condición y componente de su infierno. En el sacrificio que se olvida totalmente de sí, en la donación total al otro es donde se abre y se revela la profundidad del misterio infinito; en el otro, el hombre llega contemporáneamente y realmente a Dios…
J. B. Metz, Pobreza en el espíritu., Brescia 1968, 42-45.
PARA REZAR
¡Feliz de ti!
¡Feliz de ti si tienes hambre y sed de justicia!
Feliz de ti si creces y luchas
buscando los valores de la justicia,
en medio del mezclado torbellino,
de bien y de mal, que te rodea desde afuera
y que te perturba desde adentro.
Feliz de ti si no terminas siendo víctima y cómplice
de las injusticias que te cercan;
si no te dejas alienar en superficialidad
del confort y del consumo,
de la propaganda y de la moda…,
mientras otros luchan y sufren
por el pan de cada día.
Feliz de ti si creces sensible a las necesidades
de tus hermanos;
si creces solidario con los otros;
si sientes y aceptas el desafío
de sentirte responsable de los otros…
Feliz de ti si la justicia se constituye
en un ideal para tu vida
de manera que no sólo te rebeles
cuando te alcanza y te hiere a ti,
sino también cuando golpea a tus hermanos.
VIERNES II
Arrendará la viña a quienes le entreguen fruto
Lectura del libro del Génesis 37, 3-4. 12-13a. 17b-28
Israel amaba a José más que a ningún otro de sus hijos, porque era el hijo de su vejez, y le mandó hacer una túnica de mangas largas. Pero sus hermanos, al ver que lo amaba más que a ellos, le tomaron tal odio que ni siquiera podían dirigirle el saludo.
Un día, sus hermanos habían ido hasta Siquém para apacentar el rebaño de su padre. Entonces Israel dijo a José: «Tus hermanos están con el rebaño en Siquém. Quiero que vayas a verlos.»
José fue entonces en busca de sus hermanos, y los encontró en Dotán.
Ellos lo divisaron desde lejos, y antes que se acercara, ya se habían confabulado para darle muerte. «Ahí viene ese soñador», se dijeron unos a otros. « ¿Por qué no lo matamos y lo arrojamos en una de esas cisternas? Después diremos que lo devoró una fiera. ¡Veremos entonces en qué terminan sus sueños!»
Pero Rubén, al oír esto, trató de salvarlo diciendo: «No atentemos contra su vida.» Y agregó: «No derramen sangre. Arrójenlo en esa cisterna que está allá afuera, en el desierto, pero no pongan sus manos sobre él.» En realidad, su intención era librarlo de sus manos y devolverlo a su padre sano y salvo.
Apenas José llegó al lugar donde estaban sus hermanos, estos lo despojaron de su túnica -la túnica de mangas largas que llevaba puesta- , lo tomaron y lo arrojaron a la cisterna, que estaba completamente vacía. Luego se sentaron a comer.
De pronto, alzaron la vista y divisaron una caravana de ismaelitas que venían de Galaad, transportando en sus camellos una carga de goma tragacanto, bálsamo y mirra, que llevaban a Egipto.
Entonces Judá dijo a sus hermanos: « ¿Qué ganamos asesinando a nuestro hermano y ocultando su sangre? En lugar de atentar contra su vida, vendámoslo a los ismaelitas, porque él es nuestro hermano, nuestra propia carne.» Y sus hermanos estuvieron de acuerdo.
Pero mientras tanto, unos negociantes madianitas pasaron por allí y retiraron a José de la cisterna. Luego lo vendieron a los ismaelitas por veinte monedas de plata, y José fue llevado a Egipto.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 104, 16-17. 18-19. 20-21 (R.: 5a)
R. Recuerden las maravillas que obró el Señor.
El provocó una gran sequía en el país
y agotó todas las provisiones.
Pero antes envió a un hombre,
a José, que fue vendido como esclavo. R.
Le ataron los pies con grillos
y el hierro oprimió su garganta,
hasta que se cumplió lo que él predijo,
y la palabra del Señor lo acreditó. R.
El rey ordenó que lo soltaran,
el soberano de pueblos lo puso en libertad;
lo nombró señor de su palacio
y administrador de todos sus bienes. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 21, 33-46
Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.
Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera.
Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: «Respetarán a mi hijo.» Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: «Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia.» Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.
Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?»
Le respondieron: «Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo.»
Jesús agregó: « ¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?
Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos.»
Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- La narración del Génesis quiere explicar de modo simbólico la historia de la tribu de José y el lugar especial que ocupaban sobre las demás tribus. En los planes de Dios, José estaba destinado a ser la salvación de su pueblo, pero antes tiene que pasar por la prueba y la mortificación. La envidia y el odio de sus hermanos, traza el camino que Dios utilizará para salvar a toda su familia.
- No es que Dios necesite ese odio para realizar esa salvación, pero una vez que el mal se instala, existe y actúa; en eso y a pesar de eso, Dios actúa y se sirve de acontecimientos aparentemente contrarios a su proyecto, para llevarlo adelante.
- José, traicionado por sus hermanos, será quien los salvará, cuando venga el hambre, y vayan a Egipto donde encontrarán al hermano que vendieron convertido en el hombre fuerte del país.
***
- La parábola que presenta el evangelio va en la misma dirección y con muchos puntos en común: los labradores homicidas se comportan como los hermanos de José.
- Jesús habla de un «hijo» enviado para cosechar los frutos de una viña, y que los viñadores matan, para quitárselo de encima. Es el anuncio de su propia muerte.
- Los viñadores son las autoridades del pueblo que no han dado los frutos oportunos, el amo arrendará la viña a «otros labradores». Sin embargo la perseverancia de Dios va hasta el final. Sacrifica lo que es más precioso para Él: “De tal manera ha amado Dios al mundo que le ha enviado su propio hijo”. Todo el texto es una alegoría que subraya que la buena noticia de Jesús, dirigida en primer término al pueblo de Israel, será dada a todos los pueblos. En apariencia es un fracaso absoluto de Dios, pero de hecho, su victoria más grande.
- En el camino de la Cuaresma, los dos relatos bíblicos nos “hablan” de Jesús. También Él, igual que José es un soñador. Amado por el Padre, sueña con hacer ver a todos los seres humanos su condición de hijos de Dios. Sueña con un mundo en el que el reinado de Dios acabe con la violencia, la injusticia, la inhumanidad. Pero no se limita a soñar. Entrega su vida, como gesto real y concreto que permita descubrir el Dios que de la muerte hace surgir la vida. En la parábola de la viña, Jesús concreta su propia historia de amor y marca la pauta para la historia de cuántos quieran seguir sus pasos.
- Nuestro camino de Pascua supone también aceptar la cruz de Cristo. Convencidos de que, como Dios escribe derecho en renglones torcidos; también nuestro dolor o nuestra renuncia, como los de Cristo, conducen a la vida. Ser cristiano no es esencialmente la aceptación de una doctrina, sino de una Persona, Jesucristo en la totalidad de su mensaje y de su vida, con sus criterios y su modo de ser en lo cotidiano, que se hace portador de salvación.
- Por experiencia sabemos que seguir a Jesús con radicalidad no es fácil. La ambigüedad de nuestro propio corazón, el miedo a la oposición y a la incomprensión; la tentación del cansancio y del desaliento están agazapadas para llevarnos a desistir del evangelio cuando no vemos resultados inmediatos de nuestro trabajo y nuestra entrega.
- Sin embargo, el Señor nos confirma desde la vida de tantos hombres y mujeres que han trabajado y trabajan para que este mundo no sucumba a merced del pecado, la injusticia y el desamor, que “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular”.
- La convicción de esta verdad, el triunfo del amor al estilo de Jesús, es lo que guía y anima a los discípulos de Jesús a ser constructores activos de un mundo que viva desde la novedad del reino. Ese es el “milagro patente” que Dios puede hacer con nosotros, si nos abandonamos a la fuerza de su Palabra y respondemos con generosidad a su invitación.
- Los “sumos sacerdotes y los fariseos” no aprovecharon esta oportunidad, y nosotros no estamos exentos de repetir la historia. El llamado es a construir una nueva historia, más humana, más fraterna, más evangélica. Los frutos nos irán diciendo si estamos sembrando un Evangelio parcial, a la medida del temor y acostumbramiento mediocre, o el Evangelio del Reino de la vida, del amor, “el derecho, la verdad, la solidaridad y la justicia”.
- Este tiempo de cuaresma es un tiempo de gracia para mirar como administro los bienes y los dones que Dios me ha dado.
PARA DISCERNIR
- ¿Cuál es el fruto que Dios espera de mí?
- ¿Cuál es el fruto que mi vida necesita para que sea fecunda?
- ¿Acepto la poda o prefiero muchas veces destruir la viña?
- ¿Qué sacrificio quiero que Dios por su gracia transfigure?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Me ha revestido con un traje de salvación
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
La parábola de la viña
La viña es la figura del pueblo de Dios, porque, injertado sobre la vid eterna se levanta por encima de toda la tierra. Brote de un suelo ingrato, brota y florece, se reviste de verdor, pareciéndose al yugo de la cruz cuando sus pámpanos se extienden como brazos fecundos de una viña hermosa… Con razón se llama al pueblo de Cristo la viña del Señor, sea porque está marcado con el signo de la cruz (Ez 9,4), sea porque se recoge de él los frutos en la última estación del año, sea porque como los renglones de la viña, pobres y ricos, humildes y poderosos, siervos y amos, todos en la Iglesia tienen una igualdad perfecta…
Cuando se ata la viña, ella se reconduce; cuando se la poda, no es para dañarla sino para hacerla crecer. Lo mismo pasa con el pueblo santo; atándolo se hace libre; humillado se vuelve a levantar; recortado recibe una corona. Mejor aún: igual que el brote, cogido de un árbol viejo, es injertado sobre otra raíz, asimismo el pueblo santo… alimentado en el árbol de la cruz… se desarrolla. Y el Espíritu Santo, esparcido en los surcos de una viña, se derrama en nuestro cuerpo, lavando todo lo impuro y levantando nuestros miembros para dirigirlos hacia el cielo.
Esta viña es expurgada por el viñador, es ligada, podada (Jn 15,2)…A veces quema con el sol los secretos de nuestro cuerpo, a veces nos riega con su lluvia. El viñador quiere expurgar la viña para que las zarzas no perjudiquen a los brotes tiernos, vela para que las hojas no hagan demasiada sombra…no priva nuestras virtudes de luz, y no impide la maduración de nuestros frutos.
San Ambrosio (c. 340-397) – obispo de Milán y doctor de la Iglesia –
Tratado sobre el evangelio de Lucas 9, 29-30
PARA REZAR
Oración de San Francisco
Señor; haz de mi un instrumento de tu paz.
Donde haya odio pueda yo amar,
donde haya ofensa ponga yo perdón,
donde haya discordia ponga yo unión,
donde haya duda ponga yo seguridad.
Donde haya desesperación, ponga yo esperanza.
Donde haya tinieblas ponga yo luz.
Donde haya tristeza ponga yo alegría.
Oh Maestro
que no busque tanto ser consolado como consolar
ser comprendido como comprender
ser amado como amar.
Porque es dando que se recibe
es olvidando que se encuentra
es perdonando que se perdona
es muriendo que se nace a la vida eterna.
SÁBADO II
Arrojarás en lo más profundo del mar nuestros pecados
Lectura de la profecía de Miqueas 7, 14-15. 18-20
Apacienta con tu cayado a tu pueblo, al rebaño de tu herencia, al que vive solitario en un bosque, en medio de un vergel. ¡Que sean apacentados en Basán y en Galaad, como en los tiempos antiguos! Como en los días en que salías de Egipto, muéstranos tus maravillas.
¿Qué dios es como tú, que perdonas la falta y pasas por alto la rebeldía del resto de tu herencia? El no mantiene su ira para siempre, porque ama la fidelidad.
El volverá a compadecerse de nosotros y pisoteará nuestras faltas. Tú arrojarás en lo más profundo del mar todos nuestros pecados. Manifestarás tu lealtad a Jacob y tu fidelidad a Abraham, como lo juraste a nuestros padres desde los tiempos remotos.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 102, 1-2. 3-4. 9-10. 11-12 (R.: 8a)
R. El Señor es bondadoso y compasivo.
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios. R.
El perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura. R.
No acusa de manera inapelable
ni guarda rencor eternamente;
no nos trata según nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas. R.
Cuanto se alza el cielo sobre la tierra,
así de inmenso es su amor por los que lo temen;
cuanto dista el oriente del occidente,
así aparta de nosotros nuestros pecados. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-3. 11b-32
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos.» Jesús les dijo entonces esta parábola:
«Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: «Padre, dame la parte de herencia que me corresponde.» Y el padre les repartió sus bienes.
Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa.
Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba.
Entonces recapacitó y dijo: «¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!» Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: «Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros.»
Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.
El joven le dijo: «Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo.»
Pero el padre dijo a sus servidores: «Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado.» Y comenzó la fiesta.
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó qué significaba eso.
Él le respondió: «Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo.»
El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: «Hace tantos años que te sirvo, sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!»
Pero el padre le dijo: «Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado.»»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Con el texto de hoy termina el libro de Miqueas. El profeta habla para alentar al pueblo y estimularlo a mantener firme su fe en Yahvé. Suplica a Dios que no abandone a su pueblo, sino que realice en él las promesas, de manera que Israel, ahora triste y abatido, pueda rehacer su vida. En la segunda parte de la lectura, el profeta se llena de gozo pensando en el futuro perdón de Dios, como garantía de las promesas que se van obrando entre los altibajos de la historia humana.
- Desde una imagen rural y poética de las ovejas perdidas en el monte bajo, que esperan que vaya el pastor a liberarlas y conducirlas a los verdes pastizales, nos va revelando el sentir de Dios.
- El pasado es garante del presente. Lo que Dios hizo antaño es garantía de lo que continuará haciendo.
***
- En el evangelio, con la narración de la parábola del «padre que recibe al hijo que vuelve» se marca una continuidad de los sentimientos de Dios que aparecen en el Antiguo Testamento.
- La parábola presenta toda la riqueza del amor y de la misericordia de Dios: el Padre está siempre dispuesto a acoger sin reservas, a todos los hombres que quieran ponerse en sus manos. Creer por nuestra autosuficiencia que somos capaces de salvarnos nosotros solos, es la única barrera que impide la realización de este amor de Dios.
- El Padre no desespera jamás de sus hijos; constituye el centro de la parábola, y es lo que Jesús nos invita a contemplar.
- Un padre respetuoso de la libertad y de la autonomía de sus dos hijos, con dolor deja partir al menor que le ha pedido parte de su herencia; aun así, mantiene la esperanza de que algún día comprenderá su amor.
- Un hijo quiere vivir su vida, se niega a estar sometido, cree que será más libre si está totalmente independizado. Al pasar hambre se arrepiente, se levanta y parte hacia su padre que estando aún lejos, lo vio y corrió a él para abrazarlo. Tanta es la alegría, que manda traer la túnica más bella, un anillo, unas sandalias… hace preparar una fiesta. Es así como el padre acoge al hijo «que vuelve».
- El otro hijo, el que había permanecido en casa fiel a la obediencia, no puede entender esa actitud de perdón y rabioso contra su hermano y resentido contra su mismo padre decide automarginarse.
- Jesús le habla a los dirigentes judíos, que lo critican a raíz de que recibe en nombre del Padre, tanto a los pecadores, como a prostitutas, recaudadores de impuestos, etc. Jesús estaba ofreciendo perdón y dando acogida a los que estaban fuera de la ley. Con esto, todos los cumplidores de la Ley, creían que se les quitaba el derecho de precedencia a ellos y a todos los que guardaban celosamente todas las prescripciones legales.
- Jesús no cesa de mostrar a los jefes judíos que impedían la participación en el Reino de los declarados pecadores e impuros, que el amor de Dios Padre no discrimina ni excluye a nadie.
- Para Jesús la entrada al Reino no tiene límites; porque el Amor del Padre es gratuito y lo da a quien Él quiere y a quien está dispuesto a recibirlo. El perdón y la misericordia es lo que abre las puertas al Reino.
- Cuaresma es un tiempo favorable para mirarnos en la actitud de Jesús y en el corazón del Padre. Ellos son el fundamento de nuestro retorno y de nuestra conversión. La enseñanza de Jesús contrasta con muchas de nuestras actitudes. En diversas oportunidades nos volvemos obstáculo para que el perdón y el amor de Dios se realice entre los hombres con los juicios implacables, las condiciones que ponemos para el perdón, despreciando todo lo que se aleja de esa medida.
- Tiempo de Cuaresma, oportunidad para vivir la experiencia gozosa de la paternidad de Dios, porque nos sentimos perdonados por Aquel que “es compasivo y misericordioso”. Dios nos recibe siempre y desea que hagamos lo mismo con los demás. Dios nunca se pone contra nosotros, incluso cuando pecamos. Se pone más a nuestro lado, y en contra de todo lo que huele a pecado, a desamor, a injusticia.
- El único agradecimiento que quiere es aceptar su amor siendo comprensivos, perdonadores y misericordiosos con nuestros hermanos. Así participaremos y compartiremos con Dios y con los demás la fiesta gozosa del perdón.
PARA DISCERNIR
- ¿Percibo a ese Dios Padre Abbá como el hijo menor antes de irse de casa?
- ¿Lo percibo como el hijo mayor lo percibía, sin esperanza ni alegría?
- ¿Somos intransigentes e intolerantes como él?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Cambiaste mi luto en danzas
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…El Dios cristiano es el Dios de la esperanza no sólo en el sentido de que es el Dios de la promesa y por ello fundamento y garantía de la esperanza humana, sino también en el sentido de un Dios que sabe festejar este retorno […].
La humildad y la esperanza de Dios no dejan de esperar a sus hijos con un amor más fuerte que todo el no-amor con el que puede ser correspondido. Dios ama como sólo una madre sabe amar, con un amor que irradia ternura. El misterio de la maternidad divina es icono de la capacidad de un amor radiante y gratuito, más fiel que cualquier infidelidad humana. Dios espera siempre, humilde y ansioso, el consentimiento de su criatura como —según subraya san Bernardo— hizo con el «sí» de María.
La parábola nos pone ante un padre que no teme perder la propia dignidad, incluso parece ponerla en peligro. La autoridad de un padre no está en las distancias que más o menos mantiene, sino en el amor radiante que manifiesta […]. Este es el intrépido amor de Dios: la intrepidez de romper falsas seguridades aparentes, para vivir la única seguridad que es la del amor más fuerte que la del no-amor; la intrepidez de ir al encuentro del otro superando las distancias protectoras que nuestra incapacidad de amor con frecuencia pretende levantar en torno nuestro…
B. Forte, En memoria del Salvador, Cisinello B. 1992, 68s.
PARA REZAR
Te busco Señor
Mi corazón te busca a ti, Dios mío,
tiene sed y tiene hambre,
y tiene ganas de ti,
como el niño hambriento que busca el pan.
En mi camino muchas veces no te he buscado y me he perdido.
Mi pecado, mi desorden, mi egoísmo
y mi orgullo cegaron la búsqueda.
Mis limitaciones se convirtieron en lágrimas
que mojaron mi pan; y al comerlo
me preguntaba de nuevo: Dónde está Dios?
Manda tu gracia, rompe la dureza de mi corazón;
haz día de mi noche y noche de mi día;
abre mi corazón en plegaria silenciosa
y que llegue a tí con el amor.
Dios de mi vida: quiero tu vida,
necesito tu vida, llena mi vida.
Envíame tu luz y tu verdad, que ellas me guíen;
envíame tu Espíritu que me conduzca
a la verdad plena.
Quiero llegar hasta tu casa y cantarte,
Dios de mi alegría. Te encontraré, te miraré a los ojos,
te alabaré como un niño feliz,
y mi vida se sentirá segura y llena con tu presencia.