TIEMPO DTE EL AÑO – CICLO C
SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO (S)
24 DE JUNIO – NTO. DE SAN JUAN BAUTISTA (S)
EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS (S)
EL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA (M.O)
TIEMPO DTE EL AÑO – CICLO C
DOMINGO XII
SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO (S)
Todos comieron hasta saciarse
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Génesis 14, 18-20
Melquisedec, rey de Salém, que era sacerdote de Dios, el Altísimo, hizo traer pan y vino, y bendijo a Abraham, diciendo:
« ¡Bendito sea Abraham de parte de Dios, el Altísimo, creador del cielo y de la tierra! ¡Bendito sea Dios, el Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos!»
Y Abraham le dio el diezmo de todo.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 109, 1. 2. 3. 4 (R.: 4bc)
R. Tú eres sacerdote para siempre, a la manera de Melquisedec.
Dijo el Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
mientras yo pongo a tus enemigos
como estrado de tus pies.»
El Señor extenderá el poder de tu cetro:
« ¡Domina desde Sión,
en medio de tus enemigos!»
«Tú eres príncipe desde tu nacimiento,
con esplendor de santidad;
yo mismo te engendré como rocío,
desde el seno de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se retractará:
«Tú eres sacerdote para siempre,
a la manera de Melquisedec.»
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto 11, 23-26
Hermanos:
Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido, es lo siguiente: El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan, dio gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía.»
De la misma manera, después de cenar, tomó la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza que se sella con mi Sangre. Siempre que la beban, háganlo en memoria mía.»
Y así, siempre que coman este pan y beban esta copa, proclamarán la muerte del Señor hasta que él vuelva.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 11b-17
Jesús habló a la multitud acerca del Reino de Dios y devolvió la salud a los que tenían necesidad de ser curados.
Al caer la tarde, se acercaron los Doce y le dijeron: «Despide a la multitud, para que vayan a los pueblos y caseríos de los alrededores en busca de albergue y alimento, porque estamos en un lugar desierto.»
Él les respondió: «Denles de comer ustedes mismos.» Pero ellos dijeron: «No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente.»
Porque eran alrededor de cinco mil hombres.
Entonces Jesús les dijo a sus discípulos: «Háganlos sentar en grupos de cincuenta.» Y ellos hicieron sentar a todos.
Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que se los sirviera a la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con lo que sobró se llenaron doce canastas.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- En la primera lectura Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios altísimo, sale al encuentro de Abraham, después de su victoria sobre los reyes coaligados, y lo bendice invocando al Dios altísimo y ofreciendo un sacrificio de pan y vino. Melquisedec aparece en la historia aislado, sin precedentes ni descendientes, anunciando así el sacerdocio y el sacrificio de Cristo. Primer presagio y anticipo del Corpus.
***
- San Pablo escribe sólo veinticinco años después de la Última Cena la tradición, que procede del Señor y que a su vez él ha transmitido: El Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: “Este es mi cuerpo que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía. Lo mismo hizo con la copa después de cenar…”
***
- En el evangelio de San Lucas asistimos a un gesto milagroso por parte del Señor que es un anuncio profético del sacramento de la eucaristía, pan y vino que se entregan sin fin para todo aquel que acepte la invitación del Señor.
- Los apóstoles llegan cansados pero gozosos de la misión. Para que puedan descansar, Jesús se encamina con ellos hacia Betsaida. Pero la muchedumbre que los sigue estropea sus planes. Jesús, haciéndose cargo de lo imprevisto los recibe generosamente. Con ello da a los discípulos la lección fundamental de lo que supone pertenecer al Reino: vivir en función de los demás como un pan siempre a punto de ser comido.
- Enfrentándolos con la realidad, Jesús invita a sus discípulos a realizar el milagro: “Denles ustedes de comer”. Como piensan que el milagro consiste en multiplicar los alimentos, los cinco panes y dos peces son insuficientes para dar de comer a los cinco mil hombres que los seguían. Jesús manda sentar a la gente, en grupos de cincuenta. La vida en comunidad implica la superación del individualismo. La multiplicación en realidad fue una división, un reparto prolongado, un poner todo lo que se tenía a disposición de todos. Cuando se parte y reparte sin egoísmo, hay mucho más de lo que parece. El auténtico milagro multiplicador será la capacidad de compartir. Curar a los enfermos, trabajar para que a nadie le falte el pan, ni el techo, ni el trabajo no son más que consecuencias. Únicamente poniendo nuestra vida, como un alimento, a disposición de los demás revivimos el memorial del Señor, y, a su vez, nuestra vida se alimenta, como la suya, de gozo y de sentido.
- La situación de aquella gente era similar a la de muchos de los hombres de hoy: en el descampado está la mayor parte de la humanidad, carente de las necesidades más vitales. Jesús no compra ni multiplica, sino que parte y reparte. Este es el camino para salir de este callejón sin salida en el que vivimos. Partir el pan entre todos, partirse por los demás, repartir, dividir entre todos eso que la técnica, gracias a Dios, ha conseguido multiplicar.
- Lucas nos ayuda a tomar conciencia de que estos panes que se reparten a la gente son reflejo de la Eucaristía donde la comunidad cristiana anuncia la muerte y resurrección del Señor y asume un compromiso solidario en el compartir el pan, la vida y el amor. La eucaristía es un pan que se parte y se entrega como alimento que genera vida alrededor.
- Del gesto del Señor debemos sacar como lección que la Eucaristía nos debe llevar a un compromiso por los pobres de Dios y a los necesitados del mundo, por tanto, debe ser asumido en fraternidad por toda la comunidad cristiana que celebra la Cena del Señor.
- Comulgar es recibir a Cristo; pero no acaparar a Cristo, monopolizar la posesión de Cristo, retener a Cristo para nuestro uso particular. Comulgar es sentarnos a comer con los hermanos.
- Comulgar es recibir a Cristo que se sacrifica por todos los hombres para el perdón de los pecados. Es compartir con Cristo su propio sacrificio en servicio a los hombres. Y por eso resulta incomprensible toda tentativa de pretender comulgar, conformándose sólo con recibir, sin sentirse al mismo tiempo comprometido a dar, a darse en servicio a los hermanos.
- La entrega es esencia profunda y última del Corpus, que debemos renovar constantemente. El cristiano debe ser pan que se multiplica, pan que se hace accesible a todo hombre, pan de vida, pan de unión, pan que sacia el hambre. A ejemplo de Cristo que ha derramado su sangre, el cristiano debe convertirse también en vino bueno, de la mejor cosecha, que va pasando de mano en mano y de copa en copa, para que todos beban salvación y no muerte.
- Por la solidaridad nos podemos acercar a los otros y considerarlos no sólo como «compañeros de camino», sino como miembros de la misma familia del cual nos sentimos responsables. El otro pasa a ser algo mío. La eucaristía es urgencia de caridad, la celebración de la misa nos compromete a luchar contra el mal del mundo desde la fe y la comunión con Jesucristo. Somos el pueblo que camina al encuentro del Señor y trabaja por vencer el pecado y la muerte, intentando que la justicia de los hombres se acerque cada vez más a la justicia de Jesús.
- No podemos comulgar con el Cuerpo y la Sangre de Cristo si no estamos dispuestos a comulgar con las necesidades, con el cuerpo y la sangre de los pobres. No podemos comulgar con el Cuerpo y la Sangre de Jesús sin que tenga consecuencias en nuestra vida.
PARA DISCERNIR
- ¿Experimento la eucaristía como compromiso de amor?
- ¿Busco por la Eucaristía identificarme con los sentimientos de Jesús?
- ¿Necesito de la Eucaristía para crecer en el amor solidario?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Ayúdame a partirme y repartirme
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Bendecir
Es el verbo central de la Eucaristía y la médula de nuestra vida. La palabra griega eucharistía (acción de gracias) tuvo más fortuna en el NT que eulogia (alabanza), la otra palabra con que la Biblia griega traduce la berakah hebrea (bendición); y cuando decimos «eucaristía», estamos recogiendo toda la herencia de bendición, de alabanza y de agradecimiento desbordante que recorre todo el AT.
Una de las experiencias más gozosas de Israel es la de reconocer que la bendición de su Dios le concede vida, fecundidad, protección. Decir «bendición» es decir regalo, don gratuito (el «bendecir» de Dios es «bienhacer», dice Alonso Schökel), y los creyentes bíblicos reaccionan con una «bendición ascendente» que dirige hacia el Señor su alabanza y su acción de gracias. La bendición es el término que condensa la riqueza y la originalidad de la tradición en que aprendió a orar Jesús.
A través de ella, el creyente israelita entra en una triple relación con Dios, con el mundo y con los demás: al repetir insistentemente a lo largo del día «Bendito seas, Señor, Dios del universo, por… », reconoce a Dios como origen de todo lo que existe, al mundo como un don que hay que acoger, y a los demás como hermanos con los que hay que participar del único banquete de la vida. «Bendecir significa revelar la última identidad de las cosas, su profunda interioridad, que consiste en hacer entrar en relación con el Creador». Los objetos, la actividad, el trabajo, las relaciones, el espesor de la vida… pueden volverse opacos y ser ocasión de desencuentro; pero la bendición consigue que la realidad se vuelva translúcida: ilumina nuestra mirada y la hace elevar hasta llegar hasta Dios, que es su origen. La Eucaristía, que nació en ese contexto («Tomó el pan y, pronunciada la bendición, se lo dio… » [Mc 14,22; cf. Mt 26,26; Lc 22,15;1 Cor 11,241) es para nosotros la ocasión de convertir en bendición nuestra vida entera, de «arrastrar» hasta ella todo el peso de nuestro agradecimiento, todo lo que en nosotros y en toda la creación está llamado a convertirse en canción, en «un himno a su gloriosa generosidad» (Ef 1,14).
Tenemos en las manos y en el corazón la opción de vivir «en clave de murmuración» (quejas, resentimiento y desencanto, como Israel en el desierto (cf. Ex 16-171) o «en clave de bendición», descubriendo en la vida, más allá de su opacidad, la presencia que hacía estremecerse de alegría a Jesús (cf. Mt 11,25) cuando sentía la «afinidad» de sus preferencias con las del Padre.
La Eucaristía nos invita a comulgar con su bendición, su gozo se nos ofrece como un pan que se parte: «Al que venga, le daré un maná escondido… » (Ap 2,17). «Estoy a la puerta y llamo: si alguien escucha mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo» (Ap 3,20).
Quizá sólo seamos capaces de esos gestos elementales: poner la mesa, estar despiertos, quedarnos en silencio, vigilar, reconocer una voz, abrir la puerta, acoger agradecidos ese maná escondido.
Dolores Aleixandre- Siete verbos elementales de acceso a la Eucaristía
PARA REZAR
«Mis manos, esas manos y Tus manos
hacemos este gesto, compartida
la mesa y el destino, como hermanos,
las vidas en Tu muerte y en Tu vida.
Unidos en el pan los muchos granos,
iremos aprendiendo a ser la unida
Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos.
Comiéndote sabremos ser comida.
El vino de sus venas nos provoca.
El pan que ellos no tienen nos convoca
a ser Contigo el pan de cada día.
Llamados por la luz de Tu memoria,
marchamos hacia el Reino haciendo Historia,
fraterna y subversiva Eucaristía»
P. Casaldáliga
Saca primero la viga de tu ojo
Lectura del libro del Génesis 12, 1-9
El Señor dijo a Abraham:
«Deja tu tierra natal y la casa de tu padre, y ve al país que yo te mostraré. Yo haré de ti una gran nación y te bendeciré; engrandeceré tu nombre y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré al que te maldiga, y por ti se bendecirán todos los pueblos de la tierra.»
Abraham partió, como el Señor se lo había ordenado, y Lot se fue con él.
Cuando salió de Jarán, Abraham tenía setenta y cinco años. Tomó a su esposa Sarai, a su sobrino Lot, con todos los bienes que habían adquirido y todas las personas que habían reunido en Jarán, y se encaminaron hacia la tierra de Canaán.
Al llegar a Canaán, Abraham recorrió el país hasta el lugar santo de Siquém, hasta la encina de Moré.
En ese tiempo, los cananeos ocupaban el país. Entonces el Señor se apareció a Abraham y le dijo: «Yo daré esta tierra a tu descendencia.»
Allí Abraham erigió un altar al Señor, que se la había aparecido. Después se trasladó hasta la región montañosa que está al este de Betel, y estableció su campamento, entre Betel, que quedaba al oeste, y Ai, al este. También allí erigió un altar al Señor e invocó su Nombre.
Luego siguió avanzando por etapas hasta el Négueb.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 32, 12-13. 18-19. 20 y 22 (R.: 12b)
R. ¡Feliz el pueblo que el Señor se eligió como herencia!
¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se eligió como herencia!
El Señor observa desde el cielo
y contempla a todos los hombres. R.
Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles,
sobre los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.
Nuestra alma espera en el Señor:
él es nuestra ayuda y nuestro escudo.
Señor, que tu amor descienda sobre nosotros,
conforme a la esperanza que tenemos en ti. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 7, 1-5
Jesús dijo a sus discípulos:
No juzguen, para no ser juzgados. Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes.
¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: «Deja que te saque la paja de tu ojo», si hay una viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Dios ha decidido formar un pueblo según su corazón, en medio de un mundo pagano, para que conserve la fe en un solo Dios y atraiga la bendición sobre toda la humanidad.
- Para lograr esto, Dios se fija en Abrahán, un hombre mayor que aunque humanamente ya tiene derecho al descanso, a la orden: «sal de tu tierra», se pone en camino. Esta salida, seguramente está relacionada con alguno de los fenómenos de migraciones que existían entonces, de pueblos buscando mejores condiciones de vida.
- Abrahán es invitado a salir de su instalación, en lo conocido y experimentado, hacia nuevos horizontes. Se le hace una promesa: «la tierra que te mostraré», y una bendición que abarca todas las aspiraciones humanas de aquella época: “descendencia numerosa a través de un hijo”.
- Fiándose de lo que entiende como voz de Dios, Abrahán responde con decisión. Junto con su familia y sus posesiones, abandona Caldea y emprende el camino que Dios le indica, «sin saber a dónde iba». Está abierto al futuro. No se apega al pasado. El mérito de su fe radica en arriesgarse por dos cosas difíciles de creer: a él que es ya mayor y su esposa estéril se le promete que será padre de un gran pueblo, y además, que se le dará en posesión la tierra que se le mostrará. Abrahán abandona algo seguro por algo que para muchos resultaría inalcanzable.
- El Señor que había castigado la maldad humana con el destierro de Adán y Eva, de Caín, el diluvio, la dispersión de la humanidad; inicia esta nueva etapa de «bendición» que debe alcanzar a los patriarcas, a su descendencia y al resto de la humanidad. Dios, bondadoso y misericordioso, quiere salvar a todos los hombres creados a través de un hombre, Abrahán, y de un pueblo, Israel.
- El castigo nunca es la última palabra de Dios, sino el perdón y la misericordia. La maldición o bendición de todo hombre, dependerá de la actitud de éste frente a la presencia divina salvadora.
- Su corazón fue fiel hasta en la prueba difícil, y así se convierte en el prototipo del creyente, en «padre» de los muchos que han vivido o viven la fe. No son directamente sus obras las que le merecen este título, sino el motivo, la raíz de su obrar.
- El éxodo de Abraham es también prototipo de la vida del pueblo de Israel, de la Iglesia como pueblo de Dios. Nuestra vida cristiana siempre es una difícil encrucijada: implica ruptura, salida de lo inmediato y conocido rumbo a lo desconocido. La fe nunca es fácil, porque fiarse de Dios siempre implica un riesgo.
***
- En el llamado «Discurso Evangélico» aparece Jesús tomando una de las reglas básicas de convivencia practicadas por el pueblo. A pesar de lo elemental que parece esta norma, es la que menos se cumple en la vida social.
- Jesús quiere impedir que sus discípulos caigan en una actitud de orgullo y superioridad frente a los demás, que lleve a una postura farisea de condena y recriminación del pecado de los demás.
- Tomando la sabiduría humana y popular que pone reglas sabias que regulan la convivencia humana, Jesús muestra aquí el querer de Dios. Invita a no juzgar en absoluto. La comparación que pone es muy plástica: la paja que logramos ver en el ojo de los demás y la enorme viga que no vemos en el nuestro.
- Juzgar al prójimo significa generalmente hablar mal de él o juzgar mal; esto equivale a despreciar la ley del amor. Si bien debemos ver, y si es prudente decir, lo que es condenable en una acción; no debemos juzgar las intenciones, que sólo Dios conoce. Jesús no dice: no juzguen severamente, injustamente, calumniosamente. Nos dice solamente: no juzguen. El juicio definitivo sólo Dios lo puede realizar. Nunca tenemos todos los datos de un problema cuando se trata de los demás. Sólo Dios conoce verdaderamente el corazón.
- La honestidad de poner la mirada y comenzar haciendo la crítica por uno, es la condición indispensable para ver con claridad y para valorar con equidad las cosas que nos rodean. Las palabras de Jesús: «Quita primero la viga de tu ojo y entonces verás claro para quitar la paja del ojo de tu hermano» apuntan a esta actitud. Mirar el propio corazón es lo primero que se ha de hacer. En la toma de conciencia y aceptación de los propios límites y debilidades, es donde se encuentra la medida justa. La crítica evangélica debe estar teñida de tolerancia, paciencia y misericordia.
- Todos nosotros tenemos necesidad del perdón y del juicio misericordioso de Dios. Jesús ha iluminado siempre nuestro comportamiento, desde el que Dios emplea con nosotros. Si deseamos un juicio misericordioso de Dios sobre nosotros, hay que empezar por aplicar esta misma comprensión respecto a todos nuestros hermanos. Si soy severo con los demás no puedo pedir a Dios que sea bueno conmigo. El aviso es claro: el que juzga pasa a ser juzgado, porque sólo a Dios corresponde juzgar a los hombres. El hombre, al hacerlo, se atribuye un poder que no es suyo.
PARA DISCERNIR
- ¿Qué medida uso para juzgar a los demás?
- ¿Qué tiene que ver Dios con los defectos de los otros?
- ¿Qué defectos de los otros me ponen particularmente nervioso?
- ¿Cuáles son de mis fallas personales las que tengo poco cuenta?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Dios nos medirá con la medida con que hayamos medido
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
¿Podemos liberarnos de la necesidad de juzgar a los otros?
Sí, podemos hacerlo afirmando para nosotros mismos esta verdad: somos los hijos e hijas amados de Dios. Mientras continuemos viviendo como si fuéramos lo que hacemos, lo que tenemos y lo que los otros piensan de nosotros, seguiremos estando llenos de juicios, de opiniones, de valoraciones y de condenas. Seguiremos prisioneros de la necesidad de poner a las personas y las cosas en su «justo» lugar. En la medida en que abracemos la verdad de que nuestra identidad no está arraigada en nuestro éxito, en nuestro poder o en nuestra popularidad, sino en el amor infinito de Dios, en esa misma medida podremos liberarnos de nuestra necesidad de juzgar […]. Sólo cuando afirmemos el amor de Dios, el amor que trasciende todo juicio, podremos superar todo temor al juicio. Cuando hayamos conseguido liberarnos por completo de la necesidad de juzgar a los otros, entonces conseguiremos liberarnos también por completo del miedo a ser juzgados.
La experiencia del no deber juzgar no puede coexistir con el miedo a ser juzgados; tampoco la experiencia del amor de un Dios que no juzga puede coexistir con la necesidad de juzgar a los demás. Eso es lo que entiende Jesús cuando dice: «No juzguéis y no seréis juzgados». El nexo entre las dos partes de esta frase es el mismo nexo que existe entre el amor a Dios y el amor al prójimo. No se pueden separar. Ese nexo no es, sin embargo, un simple nexo lógico que podamos argumentar. Es antes que nada y sobre todo un nexo del corazón que establecemos en la oración”…
H. J. M. Nouwen, edición española: Aquí y ahora: viviendo en el espíritu, San Pablo, Madrid.
PARA REZAR
Oración por los pecadores
Dios de gran misericordia,
que te dignaste enviarnos a tu Hijo Unigénito
como el mayor testimonio de tu insondable amor y misericordia,
Tú no rechazas a los pecadores
sino que también a ellos has abierto el tesoro
de tu infinita misericordia,
del que pueden recoger en abundancia tanto la justificación
como toda santidad a la que un alma puede llegar.
Padre de gran misericordia,
deseo que todos los corazones se dirijan con confianza
a tu infinita misericordia.
Nadie podrá justificarse ante ti si no va acompañado
por la insondable misericordia tuya.
Cuando nos reveles el misterio de tu misericordia,
la eternidad no bastará para agradecerte
por ella debidamente.
Santa Faustina Kowalska
MARTES XII
24 DE JUNIO – NTO. DE SAN JUAN BAUTISTA (S)
Te llamo a ser luz de las naciones
Lectura del libro del profeta Isaías 49, 1-6
¡Escúchenme, costas lejanas, presten atención, pueblos remotos! El Señor me llamó desde el seno materno, desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre. El hizo de mi boca una espada afilada, me ocultó a la sombra de su mano; hizo de mí una flecha punzante, me escondió en su aljaba. Él me dijo: «Tú eres mi Servidor, Israel, por ti yo me glorificaré.» Pero yo dije: «En vano me fatigué, para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza.» Sin embargo, mi derecho está junto al Señor y mi retribución, junto a mi Dios. Y ahora, ha hablado el Señor, el que me formó desde el seno materno para que yo sea su Servidor, para hacer que Jacob vuelva a él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza. Él dice: «Es demasiado poco que seas mi Servidor para restaurar a las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 138, 1b-3. 13-14b. 14c-15 (R.: 14a)
R. Te doy gracias porque fui formado de manera tan admirable.
Señor, tú me sondeas y me conoces,
tú sabes si me siento o me levanto;
de lejos percibes lo que pienso,
te das cuenta si camino o si descanso,
y todos mis pasos te son familiares. R.
Tú creaste mis entrañas,
me plasmaste en el seno de mi madre:
te doy gracias porque fui formado
de manera tan admirable.
¡Qué maravillosas son tus obras! R.
Tú conocías hasta el fondo de mi alma
y nada de mi ser se te ocultaba,
cuando yo era formado en lo secreto,
cuando era tejido en lo profundo de la tierra. R.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 13, 22-26
Pablo decía:
«Cuando Dios desechó a Saúl, les suscitó como rey a David, e; hijo de Jesé, a un hombre conforme a mi corazón que cumplirá siempre mi voluntad. De la descendencia de David hizo surgir para Israel un Salvador, qué es Jesús.
Como preparación a su venida, Juan había predicado un bautismo de penitencia a todo el pueblo de Israel. Y al final de su carrera, Juan decía: «Yo no soy el que ustedes creen, pero sepan que después de mí viene aquel a quien yo no soy digno de desatar las sandalias».
Hermanos, este mensaje de salvación está dirigido a ustedes: los descendientes de Abraham y los que temen a Dios.»
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 57-66. 80
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.
A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: «No, debe llamarse Juan.»
Ellos le decían: «No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre.»
Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Este pidió una pizarra y escribió: «Su nombre es Juan.»
Todos quedaron admirados. Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: « ¿Qué llegará a ser este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- En el Evangelio de hoy los vecinos se hacían la pregunta justa: “¿Qué va a ser este niño?”. Era y es la pregunta que todos nos hacemos ante un recién nacido. ¿Qué mundo le tocará? ¿Qué profesión tendrá? ¿Será feliz? Un niño recién nacido es siempre un libro abierto y en blanco. Todas las páginas están por llenar. Cada niño que nace tiene siempre algo de profecía, de ruptura con el pasado y comienzo de algo nuevo. Es siempre un misterio.
- Hoy celebramos el nacimiento de Juan Bautista. Una vocación grabada a fuego desde el vientre materno. Su futuro será sorprendente: anunciar la presencia de Jesús, el Salvador, y preparar sus caminos. Nunca los padres imaginaron así el futuro de su hijo.
- Lo que más se destaca en la vocación de Juan es su total dedicación a la tarea de convertir al pueblo ante la venida del Señor. Él ha visto la situación de su pueblo, ha experimentado que era necesario hacer algo, ha sentido que Dios lo llamaba, y se ha lanzado. Juan habla con dureza, es exigente, combate las desigualdades, las injusticias, las autosatisfacciones, la búsqueda indiscriminada del placer. Juan es tan exigente consigo mismo, hasta el punto que, comparado con Jesús, aparece casi exageradamente ascético; esa es su manera de mostrar que el proyecto de Dios es lo único importante.
- Al contemplar el testimonio personal de Juan, contemplamos también su papel en la historia de la salvación. Contemplamos como Dios va marcando caminos, y escoge a hombres y mujeres para realizar su plan salvador. Juan es escogido con una función especialmente decisiva.
- La primera lectura, le aplica a Juan el segundo cántico del Siervo de Yahvé, para señalar esta elección, que consistirá en empezar a encender en medio del pueblo de Israel la luz; que después será luz para todas las naciones.
- Juan es una señal del amor de Dios por su pueblo. El nombre de «Juan» quiere decir «Dios concede su favor», y se aplica hoy tanto al nivel doméstico de la vida de Zacarías e Isabel, que siendo ya ancianos tienen un hijo, como en el nivel de la historia de la salvación de Dios para todos los hombres.
- Juan supo recoger toda la esperanza y anhelo de salvación que estaba en el corazón de su pueblo. Su palabra, atenta al devenir de la vida de los hombres de su tiempo, llegaba al interior de cada uno suscitando provocación, inquietud y haciendo que los ojos se abrieran al futuro. Su palabra tambaleaba seguridades, fue «espada cortante» que llamaba con ímpetu, como la palabra de los profetas, a la conversión.
- Juan representa el último escalón de la preparación de la venida del Mesías. El relato de Lucas, nos describe su figura con todos los rasgos característicos de los verdaderos profetas: la vocación que se manifiesta desde el nacimiento mismo, la posesión del Espíritu, la ascesis. Juan nace de unas entrañas estériles; es de familia sacerdotal y es profeta, destinado a designar al Mesías.
- Como profeta capta los signos de los tiempos, en el punto preciso en el que el futuro le dará significación. No se expresa mediante conceptos; recurre a los signos y a los gestos, más que de solucionarlos, es capaz de vislumbrar los problemas. Su lenguaje es directo y crudo. Transmite un ‘mensaje’: es el heraldo del Mesías, que ha venido y que ha de venir».
- A la pregunta: «¿Qué va a ser este niño?»; le responde la primera lectura: «Te hago luz de las naciones», pero al mismo tiempo la segunda lectura lo presenta lleno de humildad y totalmente subordinado a Jesús: “Yo no soy quien piensan, sino que viene detrás de mí uno a quien no merezco desatarle las sandalias”. El propio Jesús define la figura de Juan: “entre todos los nacidos de mujer no hay profeta mayor que Juan; pero el más pequeño en el Reino de Dios es mayor que él».
- La grandeza de su vocación y la grandeza de la fidelidad con la que él la vive consiste en no ahorrar sacrificio, sabiéndose retirar cuando su misión está realizada, no pretendiendo entender más de lo que le es dado, sabiendo morir para no traicionar su verdad. Sabe disminuir y desaparecer para dar paso al único y verdadero Salvador.
- La actitud clave que permite al Bautista actuar de esta manera es su desprendimiento. Juan no construye nada para él, ni siquiera un grupo de seguidores. Obra en función de otro. Tiene clara conciencia de ser puente y camino. Él no es el fin.
- Hoy el ejemplo de Juan nos muestra caminos para realizar nuestra vocación. Nos enseña a reconocer a Jesús como lo más importante y como la verdad que debemos seguir. Juan nos enseña a cumplir con nuestra misión de discípulos de Cristo viviendo en la verdad de su palabra; a ser piedras vivas de la Iglesia. Nos hace ver la importancia del reconocimiento y arrepentimiento de los pecados.
- Como Juan, la Iglesia está llamada a señalar a los hombres dónde se encuentra la verdadera salvación. Ella sabe que los hombres pueden encontrar a Jesús de muchas maneras, y su mayor alegría consiste en disminuir para que Jesús crezca en el corazón de los hombres.
PARA DISCERNIR
- ¿Experimento mi vida como la realización de una vocación?
- ¿Qué determina mi respuesta cotidiana?
- ¿Valoro el papel que tengo en la construcción del reino?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Llamado a preparar su camino
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
«Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor para preparar sus caminos.» (Lc 1,76)
…“Con razón el nacimiento de este niño fue para muchos causa de alegría. Lo sigue siendo hoy. Nacido en la vejez de sus padres, vino a predicar a un mundo envejecido la gracia de un nuevo nacimiento. Es justo que la Iglesia celebre este nacimiento con solemnidad, ya que se trata de un hecho maravilloso de la gracia, del que la naturaleza se admira.
A mí mismo, esta lámpara que ilumina al mundo (Jn 5,35) me trae con su aparición una alegría nueva, ya que es gracia a ella que he reconocido al que es la luz verdadera que alumbra en las tinieblas, pero las tinieblas no la han acogido. (Jn 1,5; 9) Sí, el nacimiento de este niño me trae una alegría inefable ya que es para el mundo entero fuente de inestimables bienes. Juan, el primero, instruye a la Iglesia, empieza a educarla por la penitencia, la prepara por el bautismo, y, una vez preparada, la entrega a Cristo y la une a él. (Jn 3,29). Enseña a la Iglesia a vivir en la sobriedad, y por el ejemplo de su propia muerte le concede la fortaleza para morir animosa. Por todo ello prepara al Señor un pueblo bien dispuesto”… (Lc 1,17)
Beato Guerric d’Igny (hacia 1080-1157) abad cisterciense – Sermón 1 para la fiesta de S. Juan Bautista
PARA REZAR
Hoy te bendecimos, Dios de los apóstoles y de los profetas,
por la figura y testimonio de Juan el Bautista,
el precursor humilde e insobornable del Mesías, Cristo Jesús.
haz que nos tomemos muy en serio su mensaje siempre actual.
Así, convertidos al amor y la justicia de tu reino,
te cantamos a boca llena el canto de gozo de los convertidos.
Éramos tierra yerma y erial calcinado por el egoísmo,
pero tú eres capaz de hacer florecer nuestro desierto inhóspito.
Enséñanos a vivir en tu presencia y alabarte siempre
con el corazón alegre por tu amorosa gratitud de Padre,
porque todo es presencia y gracia, ternura y cariño tuyo.
Amén.
B. Caballero
Por sus frutos los reconocerán
Lectura del libro del Génesis 15, 1-12. 17-18
La palabra del Señor llegó a Abrám en una visión, en estos términos: «No temas, Abrám. Yo soy para ti un escudo. Tu recompensa será muy grande.»
«Señor, respondió Abrám, ¿para qué me darás algo, si yo sigo sin tener hijos, y el heredero de mi casa será Eliezer de Damasco?» Después añadió: «Tú no me has dado un descendiente, y un servidor de mi casa será mi heredero.»
Entonces el Señor le dirigió esta palabra: «No, ese no será tu heredero; tu heredero será alguien que nacerá de ti.» Luego lo llevó afuera y continuó diciéndole: «Mira hacia el cielo y, si puedes, cuenta las estrellas.» Y añadió: «Así será tu descendencia.»
Abrám creyó en el Señor, y el Señor se lo tuvo en cuenta para su justificación.
Entonces el Señor le dijo: «Yo soy el Señor que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra.» «Señor, respondió Abrám, ¿cómo sabré que la voy a poseer?»
El Señor le respondió: «Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma.»
El trajo todos estos animales, los cortó por la mitad y puso cada mitad una frente a otra, pero no dividió los pájaros. Las aves de rapiña se abalanzaron sobre los animales muertos, pero Abrám las espantó.
Al ponerse el sol, Abrám cayó en un profundo sueño, y lo invadió un gran temor, una densa oscuridad. Cuando se puso el sol y estuvo completamente oscuro, un horno humeante y una antorcha encendida pasaron en medio de los animales descuartizados. Aquel día, el Señor hizo una alianza con Abrám diciendo: «Yo he dado esta tierra a tu descendencia, desde el Torrente de Egipto hasta el Gran Río, el río Eufrates.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 104, 1-2. 3-4. 6-7. 8-9 (R.: 8a)
R. El Señor se acuerda eternamente de su alianza.
¡Den gracias al Señor, invoquen su Nombre,
hagan conocer entre los pueblos sus proezas;
canten al Señor con instrumentos musicales,
pregonen todas sus maravillas! R.
¡Gloríense en su santo Nombre,
alégrense los que buscan al Señor!
¡Recurran al Señor y a su poder,
busquen constantemente su rostro. R.
Descendientes de Abraham, su servidor,
hijos de Jacob, su elegido:
el Señor es nuestro Dios,
en toda la tierra rigen sus decretos. R.
El se acuerda eternamente de su alianza,
de la palabra que dio por mil generaciones,
del pacto que selló con Abraham,
del juramento que hizo a Isaac. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 7, 15-20
Jesús dijo a sus discípulos:
Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos.
Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego. Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- El gran sufrimiento humano de Abraham es no tener hijos. El sólo veía que era viejo, que su mujer era estéril. Así se lo confía a Dios. Y Dios «promete» una descendencia tan numerosa como las estrellas. Es inverosímil y aparentemente es imposible. La doble promesa de posesión de la tierra y descendencia numerosa tarda en cumplirse.
- Abraham, sin embargo, sigue confiando. Continúa esperándolo todo de Él. La fe, la certeza de Dios no suprimen cualquier angustia y oscuridad. Dios actúa a menudo en nosotros cuando estamos vacíos de nosotros mismos y completamente receptivos a su acción. Cuando todo parece perdido.
- Dios vuelve a hacer su promesa, esta vez ya en forma de alianza. El gesto con el que se ratifica esta alianza puede parecer extraño, pero era expresivo en la cultura de entonces: se descuartizaban animales, se colocaban en dos filas y los dos contrayentes pasaban por en medio. La intención simbólica es: si alguno de los dos no cumple su palabra, que le suceda como a estos animales. Yavéh pasa solo entre las víctimas, en forma de un «fuego», porque solamente su fidelidad queda realmente comprometida.
- No todo es fácil en este camino de Abrahán. Siente miedo, duda, tiene que espantar los buitres que bajan sobre los animales muertos, es invadido por un sueño profundo «y un terror intenso y oscuro cayó sobre él». Pero, una vez más, el patriarca confía plenamente en Dios y esto se le contó en su haber».
- Dios que llamó a Abrahán e hizo alianza con él, no abandonará nunca al elegido; estará con él, aunque las apariencias engañen.
- A Abrahán se lo llama «padre de la fe» porque creyó en circunstancias difíciles, cuando las apariencias parecían ir en contra de las promesas de Dios. Para todos es un ejemplo cierto de fidelidad a Dios.
***
- En el Antiguo Testamento, Dios había advertido a menudo sobre la necesidad de ponerse en guardia contra los «falsos profetas». Jesús, también se ha enfrentado durante toda su vida a los escribas y fariseos, que eran aparentemente gente muy religiosa pero que sin embrago carecían de coherencia y confundían al pueblo sencillo.
- Por eso Jesús hace una advertencia a sus discípulos sobre un peligro que puede acechar a la comunidad. El problema de los falsos profetas. No son los «falsos maestros», sino aquellos que pretenden tener una revelación contraria a las enseñanzas de Jesús y viven desfasados entre lo exterior y lo interior.
- La piel de oveja significa que se presentan como pacíficos e indefensos y la imagen de «lobos rapaces», alude a que con la manera de comportarse destruyen la comunidad.
- Mateo da una norma a la comunidad para saber reconocerlos. Saber esperar con calma prudente hasta que cada cual vaya dando sus frutos. En los actos concretos se distinguirá el verdadero del falso profeta. La clave son sus obras. Jesús es realista. «Miren y vean cómo actúan…» El verdadero valor de una persona se manifiesta por lo que hace. Lo que cuenta es la trama general de una vida.
- Las obras brotan espontáneamente de la realidad interior. Ellas no moldean al hombre, como sostenía la doctrina farisea, sino que son el reflejo infalible de sus actitudes profundas. El obrar no determina la actitud, sino que nace de ella. Se retoma así la bienaventuranza de la pureza de corazón.
- No hay vida interior independiente de la exterior: las obras develan lo interior del hombre. Este es el criterio que debe aplicar la comunidad cristiana frente a doctrinas nuevas o personas que atraen para saber si están movidos por el Espíritu de Dios o por otros móviles diferentes a la verdad evangélica.
- Jesús, conoce muy bien las miserias humanas por eso insiste en un discernimiento claro, si las palabras y las intenciones siguen una dirección y la práctica otra, la segunda es la que revela el corazón del hombre, sus opciones profundas, sus verdaderos intereses.
- Los discípulos de Jesús nos debemos caracterizar no sólo por el culto o por la sabiduría teológica que poseamos. Nuestra forma de vida ajustada al espíritu del Evangelio es lo que le dará calidad y coherencia a nuestra propuesta evangelizadora. La fe y la oración deben estar estrechamente vinculadas con la práctica concreta y eficaz al servicio de los hermanos, por eso, por sus frutos los reconocerán.
PARA DISCERNIR
- ¿Experimento en mi comunidad divisiones por la presencia de falsos líderes?
- ¿Cuál es el criterio para discernir al falso profeta?
- ¿Cómo descubro si estoy viviendo la Justicia del Reino?
- ¿Qué “frutos” de mi vida nueva todavía no se ven?
PARA REZAR
Comunidad Misionera
Señor, haz que tus dones
se hagan vida en nuestra Comunidad.
Necesitamos personas
que sepan escuchar.
Personas que creen la paz.
Personas que construyen la unidad y la comunidad,
que equilibran y reconcilian,
que dan testimonio
y que dicen la verdad, sin lastimar.
Necesitamos personas
en las que tu Espíritu resplandece,
que irradien esperanza
y desinteresadamente se comprometan,
para Ti y tu Reino.
Señor, danos personas capaces
de conmover a otros con su actitud,
personas que rezan
y que también hacen realidad esa oración.
Señor, convierte nuestra Comunidad,
en una comunidad misionera,
digna de ser colaboradora tuya,
en el servicio de la salvación del mundo.
Amén.
Entrarán en el Reino los que cumplen la voluntad de mi Padre
Lectura del libro del Génesis 16, 1-12. 15-16
Sarai, la esposa de Abraham, no le había dado ningún hijo. Pero ella tenía una esclava egipcia llamada Agar. Sarai dijo a Abraham: «Ya que el Señor me impide ser madre, únete a mi esclava. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.» Y Abraham accedió al deseo de Sarai.
Ya hacía diez años que Abraham vivía en Canaán, cuando Sarai, su esposa, le dio como mujer a Agar, la esclava egipcia. El se unió con Agar, y ella concibió un hijo. Al ver que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña.
Entonces Sarai dijo a Abraham: «Que mi afrenta recaiga sobre ti. Yo misma te entregué a mi esclava, y ahora, al ver que está embarazada, ella me mira con desprecio. El Señor sea nuestro juez, el tuyo y el mío.»
Abraham respondió a Sarai: «Puedes disponer de tu esclava. Trátala como mejor te parezca.»
Entonces Sarai la humilló de tal manera, que ella huyó de su presencia.
El Ángel del Señor la encontró en el desierto, junto a un manantial -la fuente que está en el camino a Sur- y le preguntó: «Agar, esclava de Sarai, ¿de dónde vienes y adónde vas?»
«Estoy huyendo de Sarai, mi dueña», le respondió ella.
Pero el Ángel del Señor le dijo: «Vuelve con tu dueña y permanece sometida a ella.» Luego añadió: «Yo multiplicaré de tal manera el número de tus descendientes, que nadie podrá contarlos.» Y el Ángel del Señor le siguió diciendo: «Tú has concebido y darás a luz un hijo, al que llamarás Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. Más que un hombre, será un asno salvaje: alzará su mano contra todos y todos la alzarán contra él; y vivirá enfrentado a todos sus hermanos.»
Después Agar dio a Abraham un hijo, y Abraham lo llamó Ismael.
Cuando Agar lo hizo padre de Ismael, Abraham tenía ochenta y seis años.
Palabra de Dios.
O bien más breve:
Lectura del libro del Génesis 16, 6b-12. 15-16
Sarai humilló a Agar de tal manera, que ella huyó de su presencia.
El Ángel del Señor la encontró en el desierto, junto a un manantial -la fuente que está en el camino a Sur- y le preguntó: «Agar, esclava de Sarai, ¿de dónde vienes y adónde vas?»
«Estoy huyendo de Sarai, mi dueña», le respondió ella.
Pero el Ángel del Señor le dijo: «Vuelve con tu dueña y permanece sometida a ella.» Luego añadió: «Yo multiplicaré de tal manera el número de tus descendientes, que nadie podrá contarlos.» Y el Ángel del Señor le siguió diciendo: «Tu has concebido y darás a luz un hijo, al que llamarás Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. Más que un hombre, será un asno salvaje: alzará su mano contra todos y todos la alzarán contra él; y vivirá enfrentado a todos sus hermanos.»
Después Agar dio a Abraham un hijo, y Abraham lo llamó Ismael.
Cuando Agar lo hizo padre de Ismael, Abraham tenía ochenta y seis años.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 105, 1-2. 3-4a. 4b-5 (R.: 1a)
R. ¡Den gracias al Señor porque es bueno!
¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
¿Quién puede hablar de las proezas del Señor
y proclamar todas sus alabanzas? R.
¡Felices los que proceden con rectitud,
los que practican la justicia en todo tiempo!
Acuérdate de mí, Señor,
por el amor que tienes a tu pueblo. R.
Visítame con tu salvación,
para que vea la felicidad de tus elegidos,
para que me alegre con la alegría de tu nación
y me gloríe con el pueblo de tu herencia. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 7, 21-29
Jesús dijo a sus discípulos:
«No son los que me dicen: «Señor, Señor», los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Muchos me dirán en aquel día: «Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?»
Entonces yo les manifestaré: «Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal.»
Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.
Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande.»
Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba asombrada de su enseñanza, porque él les enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Sara, no acepta quedar rebajada cuando Agar le anuncia que dará un hijo a Abraham. La envidia juega una mala pasada en el corazón de Sara, y ahí surgen las palabras duras y comienzan los maltratos a ella y a su hijo. Agar decide huir de su presencia hacia el desierto.
- Pero el ángel del Señor la encuentra junto a una fuente que hay en el desierto, camino del sur y se inicia entre ambos un diálogo lleno de «bondad».
- Dios mismo, por medio de su mensajero, trata de arreglar las cosas invitándola a que vuelva a la casa de su ama, y se muestre sumisa. Le anuncia que dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Ismael.
- Abraham por un momento creyó que ese hijo sería el cumplimiento de la «promesa». Pero no fue así, a pesar del error de querer adelantarse al momento de Dios; a través del sufrimiento, avanza hacia la realización de lo que Dios le ha prometido.
***
- La afirmación de Jesús es rotunda: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial». Esta afirmación nos pide responsabilidad en nuestra condición de cristianos, al mismo tiempo que la urgencia de dar buen testimonio de la fe.
- Nuestro compromiso de fe es valioso y no puede limitarse solamente a bellas palabras, sino que debe fundamentarse en la autoridad de las obras, impregnadas de un amor al estilo de Jesús.
- Jesús es Aquel que posee autoridad moral por excelencia. Sus palabras están perfectamente respaldadas por su forma de vida. Hace lo que dice y dice lo que hace con total transparencia. Teoría y práctica confluyen coherentemente en el modo de obrar de Jesús y esto despertaba asombro en sus conciudadanos.
- Esa es precisamente la invitación a sus seguidores. Que respaldemos con la vida nuestras palabras y los discursos, y de ese modo seamos creíbles. Desde la coherencia de nuestra vida los ambientes en que nos movemos podrán alcanzar coherencia de vida entre sus principios, sus actitudes y acciones.
- No es una tarea que se realiza simplemente por la puesta en práctica de un método, o por llevar adelante ciertos principios teóricos. La coherencia evangélica necesita de la apertura a la gracia para que Dios nos regale la unidad interna que necesitamos.
- Nuestra oración debería expresar siempre nuestro deseo de obrar el bien y la petición de ayuda, porque reconocemos nuestra debilidad para lograrlo.
PARA DISCERNIR
- ¿Cómo hablo y actúo en mi vida como cristiano?
- ¿Cómo concreto mi testimonio?
- ¿Cómo concreto el mandamiento del amor en mi vida personal, familiar, laboral, etc.?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Señor que pueda amar con gratuidad
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…“Libre significa: alegre y afectuosamente, sin temor y de modo abierto, dando gratuitamente lo que hemos recibido de manera gratuita, sin aceptar compensaciones, premios o gratitud.
La alegría debería ser uno de los aspectos principales de nuestra vida religiosa. Quien da con alegría da mucho. La alegría es el signo distintivo de una persona generosa y mortificada que, olvidándose de todas las cosas y hasta de sí misma, busca complacer a Dios en todo lo que hace por los hermanos. A menudo es un manto que esconde una vida de sacrificio, de continua unión con Dios, de fervor y de generosidad.
«Que habite la alegría en vosotros», dice Jesús. ¿Qué es esta alegría de Jesús? Es el resultado de su continua unión con Dios cumpliendo la voluntad del Padre. Esa alegría es el fruto de la unión con Dios, de una vida en la presencia de Dios. Vivir en la presencia de Dios nos llena de alegría. Dios es alegría. Para darnos esa alegría se hizo hombre Jesús. María fue la primera en recibir a Jesús: «Exulta mi espíritu en Dios mi salvador». El niño saltó de alegría en el seno de Isabel porque María le llevaba a Jesús. En Belén, todos estaban llenos de alegría: los pastores, los ángeles, los reyes magos, José y María. La alegría era también el signo característico de los primeros cristianos. Durante la persecución, se buscaba a los que tenían esta alegría radiante en el rostro. A partir de esta particular alegría veían quiénes eran los cristianos y así los perseguían.
San Pablo, cuyo celo intentamos imitar, era un apóstol de la alegría. Exhortaba a los primeros cristianos a que «se alegraran siempre en el Señor». Toda la vida de Pablo puede ser resumida en una frase: «Pertenezco a Cristo. Nada puede separarme del amor de Cristo, ni el sufrimiento, ni la persecución, nada. Ya no soy yo quien vivo, sino Cristo quien vive en mí». Esa es la razón de que san Pablo estuviera tan lleno de alegría”…
Madre Teresa, Meditación espiritual, Milán, 30ss.
PARA REZAR
Señor ayúdame
Señor ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes.
Y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna no permitas que pierda la felicidad.
Si me das fuerza no permitas que pierda la razón.
Si me das éxito, no permitas que pierda la humildad.
Si me das humildad, no permitas que pierda la dignidad.
Ayúdame siempre a ver el otro lado de la medalla.
No me dejes inculpar de traición a
los demás por no pensar como yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo
y a juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo.
Ni en la desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso
es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es lo más grande del fuerte.
Y que la venganza es la señal primitiva del débil.
Si me quitas la fortuna, déjame la esperanza.
Si me quitas el éxito, déjame la fuerza para triunfar.
Si yo faltara a la gente, dame valor para disculparme.
Si la gente faltara conmigo, dame valor para perdonar.
Señor, si yo me olvido de TI, Tú no te olvides de mí.
María Eugenia Ochoa Medina
EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS (S)
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Ezequiel 34, 11-16
Así habla el Señor:
«¡Aquí estoy yo! Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él. Como el pastor se ocupa de su rebaño cuando está en medio de sus ovejas dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las libraré de todos los lugares donde se habían dispersado, en un día de nubes y tinieblas. Las sacaré de entre los pueblos, las reuniré de entre las naciones, las traeré a su propio suelo y las apacentaré sobre las montañas de Israel, en los cauces de los torrentes y en todos los poblados del país. Las apacentaré en buenos pastizales y su lugar de pastoreo estará en las montañas altas de Israel. Allí descansarán en un buen lugar de pastoreo, y se alimentarán con ricos pastos sobre las montañas de Israel.
Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las llevaré a descansar -oráculo del Señor- . Buscaré a la oveja perdida, haré volver a la descarriada, vendaré a la herida y curaré a la enferma, pero exterminará a la que está gorda y robusta. Yo las apacentaré con justicia.«
Palabra de Dios.
SALMO Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6 (R.: 1)
R. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el recto sendero,
por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal,
porque tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.
Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;
unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;
y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma 5, 5b-11
Hermanos:
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado. En efecto, cuando todavía éramos débiles, Cristo, en el tiempo señalado, murió por los pecadores.
Difícilmente se encuentra alguien que dé su vida por un hombre justo; tal vez alguno sea capaz de morir por un bienhechor. Pero la prueba de que Dios nos ama es que Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores. Y ahora que estamos justificados por su sangre, con mayor razón seremos librados por él de la ira de Dios.
Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más ahora que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida.
Y esto no es todo: nosotros nos gloriamos en Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien desde ahora hemos recibido la reconciliación.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 15, 3-7
Jesús dijo a los fariseos y a los escribas esta parábola:
«Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: «Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido.»
Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
Corazón que ama y sufre
Hablar del corazón es hablar de amor, y cuando el amor deriva del Corazón de Jesús, se trata de un Amor con mayúscula, del Amor por excelencia, del Amor del Hijo de Dios que vino a compartir con nosotros la vida y la historia, vestido de nuestra naturaleza.
La ternura con que esta parábola está escrita revela esa ternura del corazón de Dios y la repercusión que el amor tiene en el corazón de Cristo. Ser persona, o comunidad, o iglesia del Reino significa estar poseído o absorbido por la misericordia de tal manera, que es ella la razón de todo nuestro actuar. Si después de escuchar la parábola de la oveja perdida, nos preguntamos otra vez qué es la Gracia de Dios, la respuesta es sencilla: es el amor mismo de Dios dándose gratuitamente incluso a quien no lo merece.
- «Va tras la descarriada, hasta que la encuentra».
En esta solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús no se habla expresamente en ningún texto del corazón, pero sí de esa forma especial de amor que solemos asociar con la idea de corazón. El evangelio lo muestra en toda su paradoja. Un buen pastor se preocupa de todo su rebaño por igual; por eso, ¿cómo puede comprenderse que el pastor del evangelio deje las noventa y nueve ovejas en el campo (en el desierto) y se preocupe sólo de la oveja descarriada? Está claro: aquí no se miden las consecuencias, no se calcula, no se piensa en el riesgo que supone dejar a la mayoría de las ovejas sin protección; únicamente se tiene ante los ojos el peligro que amenaza a una de ellas, como si sólo importara ésta. No se tienen en cuenta otras posibilidades. Para Dios no es indiferente si algunas personas se pierden, aunque se salve el grueso de la humanidad. Un corazón humano, que aquí se convierte en receptáculo del amor divino, no piensa así, sino que para él es importante cada hombre en particular, pues todo hombre es un destinatario irremplazable de su amor.
Los cristianos que celebran la festividad del Sagrado Corazón de Jesús no sospechan por lo general cuánto ama Dios a cada hombre. Tanto que algunos santos han llegado a decir que Cristo habría muerto también en la cruz si sólo hubiera tenido que salvar a una única persona. La idea nos parece un tanto descabellada, pero saca su justificación de la parábola de la oveja perdida. Y con no menos énfasis que la preocupación por la oveja descarriada se describe la alegría que se produce cuando se la encuentra. En todo caso se puede decir con seguridad que cada una de las noventa y nueve ovejas es amada por el Buen Pastor de la misma manera: todas ellas son los pecadores por los que Jesús muere en la cruz, no como masa anónima, sino como personas irrepetibles.
- «Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores».
La segunda lectura abunda en lo que acabamos de decir. La oveja descarriada de la parábola es en realidad la persona que se aleja de Dios, la que lo rechaza y le es hostil. El amor del Buen Pastor no se basa por tanto en una reciprocidad: es un amor que sólo mediante su entrega plena y perfecta busca engendrar reciprocidad, correspondencia. La oveja salvada, cuando vuelve a casa sobre los hombros de su dueño, comienza a saber cuán preciosa es para el pastor y cuánto le debe. Pero la parábola no se pronunció con la intención de suscitar esta reciprocidad: el amor de Dios es «sin porqué». Y la segunda lectura tampoco habla propiamente del amor con el que ahora se debería corresponder a los desvelos del Buen Pastor, sino solamente de la certeza de que ahora estamos a salvo al amparo del amor divino, de que hemos obtenido la «reconciliación». Que esta certeza nos obliga a cada uno de nosotros a dar una respuesta de amor, o que más bien la produce espontáneamente en nosotros, podrá inferirlo todo el que realice lo que hemos dicho.
- «Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas».
El texto veterotestamentario de la primera lectura traslada el amor del corazón de Jesús al corazón de Dios. Dios quiere «buscar personalmente a sus ovejas», quiere sacarlas de los lugares «donde se desperdigaron el día de los nubarrones y de la oscuridad». Esto nos muestra una última cosa: que el corazón humano de Jesús, al que nosotros atribuimos este amor personal único, no es el arquetipo -como si el amor de Dios sólo hubiera obtenido esta cualidad cuando llegó el momento de la encarnación-, sino que ese corazón es más bien simplemente la expresión comprensible para nosotros del amor inconcebible que el Dios eterno experimenta desde siempre por sus criaturas.
Hans Urs von Balthasar
Mi Cristo…
Tus ojos no se cierran: son agua limpia donde puedo verme.
Mi Cristo…
Tú no puedes cicatrizar la llaga del costado: un corazón tras ellas está esperando.
Mi Cristo…
Tú conoces la intimidad oculta de mi vida.
Tú sabes mis secretos, pues te los voy confesando día a día.
Mi Cristo…
Tú aleteas, con los brazos unidos al madero.
¡Oh amor, me convidas a levantarme puro desde el suelo!
Gracias. Amén.
Letanías del Sagrado Corazón de Jesús
Señor, ten misericordia de nosotros.
Cristo, ten misericordia de nosotros.
Señor, ten misericordia de nosotros.
Cristo, óyenos…
Cristo, escúchanos…
Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros…
Dios, Hijo Redentor del mundo…
Dios, Espíritu Santo…
Trinidad santa, que eres un solo Dios…
Corazón de Jesús, Hijo del Padre Eterno…
Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen Madre…
Corazón de Jesús, unido sustancialmente al Verbo divino
Corazón de Jesús, de majestad infinita…
Corazón de Jesús, templo santo de Dios…
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo…
Corazón de Jesús, Casa de Dios y puerta del cielo…
Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad. ..
Corazón de Jesús, receptáculo de justicia y amor…
Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor. ..
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes…
Corazón de Jesús dignísimo de toda alabanza…
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones…
Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros de sabiduría y ciencia…
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud de la Divinidad…
Corazón de Jesús en quien el Padre se ha complacido…
Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos hemos recibido…
Corazón de Jesús, deseo de los collados eternos.
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia.
Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan…
Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad….
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados…
Corazón de Jesús, saturado de oprobios…
Corazón de Jesús, oprimido por nuestras maldades…
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte.
Corazón de Jesús, traspasado por la lanza.
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo…
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra…
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra…
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores…
Corazón de Jesús, salud de los que esperan en Ti…
Corazón de Jesús, esperanza en los que en Ti mueren…
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, óyenos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros.
Jesús, manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo.
EL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA (M.O)
Conservaba todo esto en su corazón
Lectura del Libro de Isaías 61,9-11
La estirpe de mi pueblo será célebre entre las naciones, y sus vástagos entre los pueblos. Los que los vean reconocerán que son la estirpe que bendijo el Señor. Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido con un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas.
Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos.
Palabra de Dios
SALMO 1 Samuel 2, 1. 4-8
R: Mi corazón se regocija por el Seño, mi salvador.
Mi corazón se regocija por el Señor,
mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación. R.
Se rompen los arcos de tus valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor;
los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos queda baldía. R.
El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece. R.
Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2,41-51
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
“Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.”
Él les contestó:
“¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debía estar en la casa de mi Padre?”
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Palabra del Señor
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
María conservaba todas estas cosas en su corazón
…María iba reflexionando sobre todas las cosas que había conocido leyendo, escuchando, mirando, y de este modo su fe iba en aumento constante, sus méritos crecían, su sabiduría se hacía más clara y su caridad era cada vez más ardiente. Su conocimiento y penetración, siempre renovados, de los misterios celestiales la llenaban de alegría, la hacían gozar de la fecundidad del Espíritu, la atraían hacia Dios y la hacían perseverar en su propia humildad. Porque en esto consisten los progresos de la gracia divina, en elevar desde lo más humilde hasta lo más excelso y en ir transformando de resplandor en resplandor. Bienaventurada el alma de la Virgen que, guiada por el magisterio del Espíritu que habitaba en ella, se sometía siempre y en todo a las exigencias de la Palabra de Dios.
Ella no se dejaba llevar por su propio instinto o juicio, sino que su actuación exterior correspondía siempre a las insinuaciones internas de la sabiduría que nace de la fe. Convenía, en efecto, que la sabiduría divina, que se iba edificando la casa de la Iglesia para habitar en ella, se valiera de María santísima para lograr la observancia de la ley, la purificación de la mente, la justa medida de la humildad y el sacrificio espiritual.
Imítala tú, alma fiel. Entra en el templo de tu corazón, si quieres alcanzar la purificación espiritual y la limpieza de todo contagio de pecado. Allí Dios atiende más a la intención que a la exterioridad de nuestras obras. Por esto, ya sea que por la contemplación salgamos de nosotros mismos para reposar en Dios, ya sea que nos ejercitemos en la práctica de las virtudes o que nos esforcemos en ser útiles a nuestro prójimo con nuestras buenas obras, hagámoslo de manera que la caridad de Cristo sea lo único que nos apremie. Éste es el sacrificio de la purificación espiritual, agradable a Dios, que se ofrece no en un templo hecho por mano de hombres, sino en el templo del corazón, en el que Cristo el Señor entra de buen grado…
De los Sermones de san Lorenzo Justiniano, obispo -(Sermón 8, En la fiesta de la Purificación de la Santísima Virgen María: Opera 2, Venecia 1751, 38-39)
PARA REZAR
Himno: Lucero de la mañana
Lucero de la mañana,
norte que muestra el camino,
cuando turba de continuo
nuestro mar la tramontana.
Quien tanta grandeza explica
sin alas puede volar,
porque no podrá alabar
a la que es más santa y rica.
Sois pastora de tal suerte,
que aseguráis los rebaños
de mortandades y daños,
dando al lobo cruda muerte.
Dais vida a quien se os aplica,
y en los cielos y en la tierra
libráis las almas de guerra,
como poderosa y rica.
Si vuestro ejemplo tomasen
las pastoras y pastores,
yo fío que de dolores
para siempre se librasen.
Tanto Dios se os comunica,
que sin fin os alabamos,
y más cuando os contemplamos
en el mundo la más rica. Amén.