PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Éxodo 17, 8-13

Vinieron los amalecitas y atacaron a Israel en Refidim. Moisés dijo a Josué: «Elige a algunos de nuestros hombres y ve mañana a combatir contra Amalec. Yo estaré de pie sobre la cima del monte, teniendo en mi mano el bastón de Dios.»

Josué hizo lo que le había dicho Moisés, y fue a combatir contra los amalecitas.

Entretanto, Moisés, Aarón y Jur habían subido a la cima del monte. Y mientras Moisés tenía los brazos levantados, vencía Israel; pero cuando los dejaba caer, prevalecía Amalec.

Como Moisés tenía los brazos muy cansados, ellos tomaron una piedra y la pusieron donde él estaba. Moisés se sentó sobre la piedra, mientras Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado. Así sus brazos se mantuvieron firmes hasta la puesta del sol.

De esa manera, Josué derrotó a Amalec y a sus tropas al filo de la espada.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 120, 1-2. 3-4. 5-6. 7-8 (R.: cf. 2)

R.        Nuestra ayuda está en el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

Levanto mis ojos a las montañas:

¿de dónde me vendrá la ayuda?

La ayuda me viene del Señor,

que hizo el cielo y la tierra. 

El no dejará que resbale tu pie:

¡tu guardián no duerme!

No, no duerme ni dormita

el guardián de Israel. 

El Señor es tu guardián,

es la sombra protectora a tu derecha:

de día, no te dañará el sol,

ni la luna de noche. 

El Señor te protegerá de todo mal

y cuidará tu vida.

El te protegerá en la partida y el regreso,

ahora y para siempre. 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo

a Timoteo      3, 14-4, 2

Querido hermano:

Permanece fiel a la doctrina que aprendiste y de la que estás plenamente convencido: tú sabes de quiénes la has recibido.

Recuerda que desde la niñez conoces las Sagradas Escrituras: ellas pueden darte la sabiduría que conduce a la salvación, mediante la fe en Cristo Jesús. Toda la Escritura está inspirada por Dios, y es útil para enseñar y para argüir, para corregir y para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para hacer siempre el bien.

Yo te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, y en nombre de su Manifestación y de su Reino: proclama la Palabra de Dios, insiste con ocasión o sin ella, arguye, reprende, exhorta, con paciencia incansable y con afán de enseñar.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   18, 1-8

Jesús enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse:

«En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: «Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario.»

Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: «Yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme.»»

Y el Señor dijo: «Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia.

Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • En la batalla contra los enemigos, Moisés oraba a Dios pidiéndole su ayuda. Mientras él mantenía los brazos elevados, los israelitas se imponían. Si él aflojaba en su oración, sucedía al revés. El pueblo de Israel sentía urgente necesidad de derrotar a los amalecitas, sin lo cual no podrían llegar hasta la tierra prometida, pero a la vez sabían que eran poca cosa para tamaña empresa. Tendrán que acudir a Yahvé para arrancar de Él la victoria anhelada. No es un gesto mágico. Es un símbolo de que la historia de este pueblo no se puede entender sin la ayuda de Dios.

***

  • El texto de la carta es un texto bien explícito que muestra una de las afirmaciones más importantes en lo que se refiere a la Sagrada Escritura. Pablo decía a Timoteo que la Sagrada Escritura «puede darte la sabiduría y, por la fe en Cristo Jesús, conduce a la salvación».

***

  • Jesús con la espontaneidad del lenguaje de las parábolas compara el comportamiento de Dios con el de un juez absolutamente inicuo que no temía a Dios ni le importaban los hombres. Con este escenario la pobre viuda tenía todas las de perder. La insistencia de la viuda, venció la resistencia del juez injusto con tal de que no lo continuara fastidiando.
  • Jesús al proponer esta parábola invita a sus discípulos a no desanimarse en el intento de implantar el reino de Dios, en el mundo. Después de convivir durante bastante tiempo con el maestro, le piden que les enseñe a orar. Jesús no empieza por enseñar a orar a sus discípulos, sino que les predica del Reino, y de esta adhesión brotará la necesidad de orar.
  • La oración para Jesús es más, que unos actos o un culto; es un modo de vida.  Por eso al final del Evangelio de hoy une la oración a la fe. Sin fe la oración no tiene sentido, no se entiende.
  • La fe se manifiesta en la perseverancia. La fuente de la perseverancia del discípulo ante la adversidad y ante el mal que muchas veces parecen dominar el mundo, reside en la experiencia de sentirnos amados por el Padre. Porque es Dios mismo quien está actuando en el mundo para hacer nuevas todas las cosas. 
  • Perseverancia es aprender a reconocer que en los obstáculos y dificultades se encuentran oportunidades para crecer y que los buenos momentos son “la usina” para seguir adelante. Perseverancia que es paciencia y esfuerzo, porque es necesario trabajar día a día, y los sacrificios forman parte de la opción que se realiza para alcanzar lo anhelado.
  • Hay exigencias en el evangelio que sin fe y oración difícilmente seremos capaces de asumir. El discípulo suplica porque tiene conciencia muy clara de su propia impotencia para responder por sí mismo, a las exigencias del reino y su justicia.
  • La actitud del discípulo debe ser apertura a Dios. El discípulo en la oración se encuentra ante el padre y el amigo, ante el modelo de vida. Entiende a Dios como «el que está con y en él». Sabe que no es él quien tiene a Dios, sino que es Dios quien lo posee desde su fe.
  • Sin oración nos exponemos a la lejanía de Dios y a dejar de tener el «sentido de Dios» en los acontecimientos.
  • La oración es compromiso transformador con el mundo y la historia. La esperanza cristiana es la certeza de alcanzar algún día, en plenitud y para siempre, lo prometido por Dios y añorado en lo más íntimo y verdadero de nuestro corazón. Una esperanza así, respeta el «tiempo» de Dios, pero empuja a trabajar para adelantarlo.
  • La oración perseverante es  respuesta de amor y de solidaridad a un Dios solidario de los hombres.

PARA DISCERNIR

  • ¿Soy constante en mis compromisos?
  • ¿Mi oración es insistente o decae cuando no se recibe lo pedido?
  • ¿Trato en la oración de configurarme con el querer de Cristo?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Señor…ayúdame a rezar siempre

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

La oración de la mayoría

Son bastantes los hombres y mujeres que se inician hoy de nuevo en el arte de la meditación y se esfuerzan por recuperar el silencio interior. Numerosos los estudios que nos invitan a descubrir caminos nuevos de contemplación y métodos de concentración y purificación interior.

Es gozoso ver todo este esfuerzo y hay que alentarlo decididamente en nuestras comunidades creyentes. Pero, la inmensa mayoría de los cristianos sencillos no podrán nunca saborear esta oración cuidada, profunda y purificada.

Por eso, es bueno ver que Jesús, para invitarnos a «orar siempre sin desanimarse», pone el ejemplo de una mujer sencilla y en apuros que insiste en su petición hasta lograr con su terquedad lo que desea.

Esta es la enseñanza de Jesús: si permanecéis estrechamente unidos a Dios en la oración, no debéis desesperar en ninguna dificultad, pues no seréis abandonados por vuestro Padre.

Hay una oración vulgar, la única que sabe hacer la gente sencilla en momentos de apuro, y que hemos despreciado demasiado estos últimos años.

Es esa oración, acaso demasiado «interesada» y hasta contaminada de actitudes mágicas. Una oración hecha de fórmulas repetidas con sencillez. Oración llena de distracciones, sin gran hondura ni pretensiones de contemplación.

Esa oración de los momentos de angustia, cuando uno está desbordado por el miedo, la depresión, la soledad o el desengaño. La oración en el fracaso matrimonial o el conflicto doloroso con los hijos. La oración ante la sala de operaciones o junto al moribundo. ¿No deberíamos mirar con más simpatía esta oración modesta, deslucida, poco sublime, que es la oración de los pobres, los angustiados, los ignorantes?

Esa oración que nace desde la conciencia de la propia indignidad. La oración de los que no saben analizarse a sí mismos ni pueden ahondar en nada. La oración de los que no saben hablar ni consigo mismos ni con los demás si no es torpemente y con trabajo. Lo ha dicho J.M. Zunzunegui, en un bello libro: «Es ésta, sin duda, la oración de la mayoría en todas las religiones del mundo, la oración que desata la ternura de Dios y que es, en definitiva, suficiente para la inmensa mayoría de la humanidad».

Esta oración, a veces tan poco valorada, no encuentra problemas para ese Dios que entiende a los pobres y les hará justicia como nadie.

José Antonio Pagola

PARA REZAR

Tengo un Dios

Yo tengo un Dios único,
nada ni nadie se le compara.
Tengo un Dios que se me revela,
tengo un Dios que se hace carne,
tengo un Dios que se hace pobre.
Tengo un Dios que me perdona,
y me perdona siempre.

Tengo un Dios que me quiere «sin maquillaje»,
y eso me tranquiliza.
Tengo un Dios que me da Vida,
porque yo no tengo.
Tengo un Dios que,
no me juzga,
no me agobia,
no me pide cuentas,
sino que me anima y consuela en el camino.
Tengo un Dios que me espera,
todo el tiempo que haga falta.
Tengo un Dios disponible,
a todas horas y en todo momento.
Tengo un Dios que se me entrega siempre,
todos los días.

Yo tengo un Dios inigualable,
nadie ni nada se le compara.

Jacobo Espinos

Lectura de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Roma    4, 20-25

Hermanos:

Abraham no dudó de la promesa de Dios, por falta de fe, sino al contrario, fortalecido por esa fe, glorificó a Dios, plenamente convencido de que Dios tiene poder para cumplir lo que promete. Por eso, la fe le fue tenida en cuenta para su justificación.

Pero cuando dice la Escritura: Dios tuvo en cuenta su fe, no se refiere únicamente a Abraham, sino también a nosotros, que tenemos fe en aquel que resucitó a nuestro Señor Jesús, el cual fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación.

Palabra de Dios.

SALMO          Lc 1, 69-70. 71-72. 73-75 (R.: cf. 68)

R.        ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque visitó a su pueblo!

Nos ha dado un poderoso Salvador

en la casa de David, su servidor,

como lo había anunciado mucho tiempo antes

por boca de sus santos profetas.  R.

Para salvarnos de nuestros enemigos

y de las manos de todos los que nos odian.

Así tuvo misericordia de nuestros padres

y se acordó de su santa Alianza.  R.

Del juramento que hizo a nuestro padre Abraham

de concedernos que, libres de temor,

arrancados de las manos de nuestros enemigos,

lo sirvamos en santidad y justicia bajo su mirada,

durante toda nuestra vida.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   12, 13-21

En aquel tiempo:

Uno de la multitud le dijo: «Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia.»

Jesús le respondió: «Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?» Después les dijo: «Cuídense de toda avaricia, porque aun en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas.»

Les dijo entonces una parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: «¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha.» Después pensó: «Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida.»

Pero Dios le dijo: «Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?»

Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Ante la promesa de Dios, Abraham no cedió a la duda con incredulidad. Humanamente, Abraham tenía todas las razones para desesperar, para «dudar» de su porvenir, era demasiado viejo para tener hijos. Su fe es una esperanza más allá de toda esperanza. La fe del patriarca, se mantiene en la seguridad de que Dios, es capaz de crear un futuro verdaderamente nuevo e inesperado.
  • La fe de Abraham es eminentemente personal. Está ligada a Aquel que había prometido, más que a lo que había prometido. Pablo señala un vínculo muy fuerte entre Cristo y nosotros: fue entregado «por» nosotros, y resucitó «por» nosotros.
  • Cristo resucitado es verdaderamente el “sí” de la promesa de Dios. El objeto central de nuestra fe, es la «fe en Cristo Resucitado». Quienes mediante la muerte de Cristo hemos sido liberados de la esclavitud del pecado, sólo vemos plenamente realizada nuestra salvación, nuestra justificación, cuando participamos de la glorificación de Cristo Resucitado.

***

  • El legalismo al que se había llegado en el seno del judaísmo hacía de los miembros del pueblo personas infantiles, temerosas, dependientes, incapaces de resolver hasta los asuntos domésticos. Un hombre le pide a Jesús que medie en una cuestión de herencia, un asunto meramente familiar y banal que con frecuencia era resuelto por los rabinos que hacían esta clase de servicio.
  • La parábola que usa para ilustrar remite al tema del juicio; noción que irá creciendo cada vez más. 
  • Al pedir que se busquen las cosas de arriba  llama a dar un paso importante. En el fondo, ni el trabajo, ni los bienes son la última palabra sobre el hombre; tanto uno como otro no tienen respuesta ante la muerte, y la muerte es la mayor cuestión que aflige al hombre.
  • «Que nadie crea que es dueño de su propia vida» (San Jerónimo). El hombre se halla siempre tentado a buscar su salvación en los bienes, en las posesiones, a poner en las riquezas su seguridad. El pecado no consiste en ser rico ni preocuparse del futuro, sino olvidar a Dios y cerrarse a los demás. El saber compartir con otros nuestros bienes es la única riqueza que vale la pena ante Dios.
  • Jesús viene a encender en el mundo el fuego de un amor nuevo, que ilumina y resuelve desde una nueva lógica y una justicia distinta todos los litigios entre los hermanos.

PARA DISCERNIR

  • ¿Dónde pongo mi confianza?
  • ¿Qué lugar le doy a los bienes materiales?
  • ¿Qué signos doy de buscar la verdadera salvación?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Dame la riqueza de tu gracia, y quedaré libre de toda codicia

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

¿Amasar para sí mismo o ser rico ante Dios?

 « ¿Qué voy a hacer? ¡Construiré graneros más grandes!» ¿Por qué habían producido tanto las tierras de este hombre que no iba a hacer más que un mal uso de sus riquezas? Para que se manifiesta con mayor esplendor la inmensa bondad de Dios que da su gracia a todos, «porque hace caer la lluvia sobre justos e injustos, hace salir el sol tanto sobre los malvados como sobre los buenos» (Mt 5,45)… Los beneficios de Dios para este hombre rico eran: una tierra fecunda, un clima templado, abundantes semillas, bueyes para labrar, y todo lo que asegura la prosperidad. Y él ¿qué le devolvía? Un mal humor, misantropía y egoísmo. Es así como agradecía a su bienhechor.

Olvidaba que todos pertenecemos a la misma naturaleza humana; no pensó que era necesario distribuir lo superfluo a los pobres; no tuvo en cuenta ninguno de los preceptos divinos: «No niegues un favor a quien es debido, si en tu mano está el hacérselo» (Pr 3, 27), «la piedad y la lealtad no te abandonen» (3,3), «parte tu pan con el hambriento» (Is 58,7). Todos los profetas y los sabios le proclamaban estos preceptos, pero él se hacía el sordo. Sus graneros estaban a punto de romperse por demasiado estrechos para el trigo que metía, pero su corazón no estaba saciado… No quería despojarse de nada aunque no llegara a poder guardar todo lo que poseía. Este problema le angustiaba: « ¿Qué haré?» se repetía. ¿Quién no tendría lástima de un hombre tan obsesionado? La abundancia le hace desdichado… se lamenta igual como los indigentes: « ¿Qué haré? ¿Cómo voy a alimentarme, vestirme?»…

Considera, hombre, quien te ha colmado de estos dones. Reflexiona un poco sobre ti mismo: ¿Quién eres? ¿Qué es lo que se te ha confiado? ¿De quién has recibido esta carga? ¿Por qué has sido escogido tú? Eres el servidor del Dios bueno; estas encargado de tus compañeros de servicio…  « ¿Qué haré?» La respuesta era muy sencilla: «Saciaré a los hambrientos, invitaré a los pobres… Todos los que no tenéis pan, venid a llenaros de los dones que Dios me ha concedido y que fluyen como de una fuente».

San Basilio. Homilía 31

PARA REZAR

Esta es la oración que te dirijo

Esta es la oración que te dirijo, Señor:
sacude, sacude las paupérrimas raíces de mi corazón.
Dame fuerza para llevar con garbo
mis alegrías y mis tristezas.
Dame fuerza para que mis amores
fructifiquen en servicio.
Dame fuerza para no abandonar al pobre
y para no doblar mi rodilla
ante ningún poder insolente.
Dame fuerza para elevar mi mente
por encima de las trivialidades de cada día.
Y dame fuerza para rendir mi fuerza
a tu voluntad, con amor.

Por Rabindranath Tagore

Lectura de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Roma    5, 12. 15b. 17-21

Hermanos: Por lo tanto, por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron.

Porque si la falta de uno solo provocó la muerte de todos, la gracia de Dios y el don conferido por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, fueron derramados mucho más abundantemente sobre todos.

En efecto, si por la falta de uno solo reinó la muerte, con mucha más razón, vivirán y reinarán por medio de un solo hombre, Jesucristo, aquellos que han recibido abundantemente la gracia y el don de la justicia.

Por consiguiente, así como la falta de uno solo causó la condenación de todos, también el acto de justicia de uno solo producirá para todos los hombres la justificación que conduce a la Vida. Y de la misma manera que por la desobediencia de un solo hombre, todos se convirtieron en pecadores, también por la obediencia de uno solo, todos se convertirán en justos.

Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia. Porque así como el pecado reinó produciendo la muerte, también la gracia reinará por medio de la justicia para la Vida eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 39, 7-8. 9. 10. 17 (R.: cf. 8a y 9a)

R.        Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Tú no quisiste víctima ni oblación;

pero me diste un oído atento;

no pediste holocaustos ni sacrificios,

entonces dije: «Aquí estoy.»  R.

«En el libro de la Ley está escrito

lo que tengo que hacer:

yo amo, Dios mío, tu voluntad,

y tu ley está en mi corazón.»  R.

Proclamé gozosamente tu justicia

en la gran asamblea;

no, no mantuve cerrados mis labios,

tú lo sabes, Señor.  R.

Que se alegren y se regocijen en ti

todos los que te buscan

y digan siempre los que desean tu victoria:

« ¡Qué grande es el Señor!»  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   12, 35-38

Jesús dijo a sus discípulos: «Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas. Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta.

¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlos. ¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Pablo presenta una humanidad pecadora a la que se ofrece una justificación totalmente gratuita, por la fe. Así desarrolla su afirmación inicial de que el evangelio es «fuerza de salvación de Dios».
  • Por Adán vino el pecado, la desobediencia, la condenación, la muerte. Por Cristo vino el don gratuito, la obediencia, la justificación, la vida.
  • Por el delito de uno solo, Adán, murieron todos, entra en acción el poder del mal y se extiende a toda la humanidad. Pero ha sucedido otra cosa más importante: «gracias a Jesucristo vivirán y reinarán todos los que han recibido como un derroche de gracia el don de la salvación».
  • La gracia sobrepasa al pecado. La solidaridad en el mal no es nada frente a la superabundancia de solidaridad en el bien. El cumplimiento de la justicia por uno solo, condujo a todos los hombres a la justificación que da la vida.
  • Por eso el hombre no se justifica por cumplir la Ley, sino por creer en Cristo Jesús. Efectivamente, la salvación no es consecuencia de nuestras obras, sino un don gratuito de Dios, ofrecido a nosotros por medio de su Hijo, hecho uno de nosotros.

***

  • La imagen de los lomos ceñidos evoca el traje de trabajo, también la ropa de viaje que se ponían los judíos para celebrar la Pascua. De este modo esperaban al Mesías, procurando que las lámparas estuvieran siempre encendidas, como aparece en la parábola de las vírgenes prudentes.
  • El amo que encuentra a sus servidores vigilando y se pone el traje de trabajo, haciéndolos sentar a la mesa para servirlos, es el mismo Jesús, que en la víspera de su muerte, se ciñe la toalla para lavar los pies a los suyos. “El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir”. Lo que aquí se evoca  es la nueva Pascua, la del don total de Jesús, la Pascua de las “bodas” del Cordero.
  • El discípulo podrá compartir la vida del maestro, la vida plena, “teniendo  puesta la ropa de trabajo y con las lámparas encendidas a la espera, para abrir la puerta”. Teniendo una disposición incesante al servicio. Hacerse siervo es el camino que mostró Jesús a lo largo de su vida, manifestó claramente en la cena y ratificó son su sangre en la cruz. Ése es el servicio de Jesús: morir en rescate por todos.
  • Jesús abajándose para servir y al llamarlos amigos acaba con todo tipo de servidumbre. Servir es el único camino para llegar a compartir la vida de Jesús.
  • Velar teniendo la lámpara encendida, es estar siempre listo, incluso durante la noche. Velar, es renunciar al sueño de la noche, para terminar un trabajo urgente, o para no ser sorprendido por un enemigo. En un sentido más simbólico, es luchar contra el entorpecimiento, la negligencia, para estar siempre en estado de disponibilidad.
  • Es a la luz del amor de Cristo que podremos realizar nuestra acción evangelizadora y de servicio a los demás, como una acción salvadora que procede de Dios. Cristo nos llama a ser un signo del Evangelio de su amor, desde el honor más grande, que es: identificarnos con Jesús desde un estilo de vida servidor como el suyo.

PARA DISCERNIR

  • ¿Experimento en el servicio mi identificación con Cristo?
  • ¿Estoy convencido que en el amor desinteresado y generoso se realiza mi encuentro con Cristo?
  • ¿Cuál es la ropa de trabajo que necesito ponerme para responder al llamado del Señor?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Señor aquí tienes mi lámpara encendida

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Tened encendidas las lámparas»

…”La oración hecha durante la noche tiene un gran poder, mayor que la que se hace durante el día. Es por eso que todos los santos han tenido la costumbre de orar de noche, combatiendo el amodorramiento del cuerpo y la dulzura del sueño, sobreponiéndose a su naturaleza corporal. El mismo profeta decía: «Estoy agotado de gemir: de noche lloro sobre el lecho, riego mi cama con lágrimas» (Sl 6,7) mientras suspiraba desde lo hondo de su corazón con una plegaria apasionada. Y en otra parte dice: «Me levanto a medianoche a darte gracias por tus justos juicios.» (Sl 118, 62). Por cada una de las peticiones que los santos querían dirigir a Dios con fuerza, se armaban con la oración durante la noche y así recibían lo que pedían.

El mismo Satanás nada teme tanto como la oración que se hace durante las vigilias. Aunque estén acompañadas de distracciones, no dejan de dar fruto, a no ser que se pida lo que no es conveniente. Por eso entabla severos combates contra los que velan para hacerles desdecir, tanto como sea posible, de esta práctica, sobre todo si se mantienen perseverantes. Pero los que se ven fortificados contra estas astucias perniciosas y han saboreado los dones de Dios concedidos durante las vigilias, y han experimentado personalmente la grandeza de la ayuda que Dios les concede, le desprecian enteramente a él y a todas sus estratagemas”…

San Isaac de Siria (siglo VII), monje en Nínive, cerca de Mosul en el actual Irak – Sermones ascéticos

PARA REZAR

Dame un corazón

Señor Jesús
Mientras peregrino navegando
Sobre turbulentas aguas de mi vida
Dame la alegría de tener como brújula
Un corazón que me lleve hacia el puerto del amor

Dame un corazón de POBRE
Capaz de amar, para abrirse y entregarse.

Dame un corazón PACIENTE
Capaz de amar, viviendo esperanzado

Dame un corazón PACIFICO
Capaz de amar, sembrando la paz en el mundo.

Dame un corazón JUSTO
Capaz de amar, juzgándose por la justicia

Dame un corazón MISERICORDIOSO
Capaz de amar, comprendiendo y perdonando

Dame un corazón SENSIBLE
Capaz de amar, llorando sin desalientos

Dame un corazón PURO
Capaz de amar, descubriendo a Dios en el hombre

Dame un corazón FUERTE
Capaz de amar, siendo fiel hasta la muerte

Dame un corazón EVANGELICO
Capaz de amar.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Roma    6, 12-18

Hermanos:

No permitan que el pecado reine en sus cuerpos mortales, obedeciendo a sus malos deseos. Ni hagan de sus miembros instrumentos de injusticia al servicio del pecado, sino ofrézcanse ustedes mismos a Dios, como quienes han pasado de la muerte a la Vida, y hagan de sus miembros instrumentos de justicia al servicio de Dios. Que el pecado no tenga más dominio sobre ustedes, ya que no están sometidos a la Ley, sino a la gracia.

¿Entonces qué? ¿Vamos a pecar porque no estamos sometidos a la Ley sino a la gracia? ¡De ninguna manera! ¿No saben que al someterse a alguien como esclavos para obedecerle, se hacen esclavos de aquel a quien obedecen, sea del pecado, que conduce a la muerte, sea de la obediencia que conduce a la justicia?

Pero gracias a Dios, ustedes, después de haber sido esclavos del pecado, han obedecido de corazón a la regla de doctrina, a la cual fueron confiados, y ahora, liberados del pecado, han llegado a ser servidores de la justicia.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 123, 1-3. 4-6. 7-8 (R.: 8a)

R.        Nuestra ayuda está en el nombre del Señor.

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte

-que lo diga Israel-

si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,

cuando los hombres se alzaron contra nosotros,

nos habrían devorado vivos.

Cuando ardió su furor contra nosotros.  R.

Las aguas nos habrían inundado,

un torrente nos habría sumergido,

nos habrían sumergido las aguas turbulentas.

¡Bendito sea el Señor, que no nos entregó

como presa de sus dientes!  R.

Nuestra vida se salvó como un pájaro

de la trampa del cazador:

la trampa se rompió y nosotros escapamos.

Nuestra ayuda está en el nombre del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   12, 39-48

Jesús dijo a sus discípulos: «Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada.»

Pedro preguntó entonces: «Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?»

El Señor le dijo: «¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno? ¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentra ocupado en este trabajo! Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.

Pero si este servidor piensa: «Mi señor tardará en llegar», y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse, su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles.

El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo. Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente.

Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Habiendo sido, por gracia, justificado por Cristo, el creyente es un hombre nuevo que tiene que poner todo su ser al servicio de esta «justicia» que Dios ha concedido gratuitamente.
  • Así, lo que rige la vida del cristiano, es el dinamismo interior de la fe. El hombre llega a ser justo, primero y esencialmente en virtud de la «acción de Dios» en él, que se ha de recibir por la fe, pero que Dios mismo opera en lo íntimo de su ser.
  • La obediencia a Cristo nos lleva a la Vida. La obediencia al pecado nos lleva a la muerte. No podemos servir, al mismo tiempo, a Dios y al demonio. No podemos decir que permanecemos en la gracia, si al mismo tiempo, vivimos pecando. Los que tenemos a Dios por Padre, nos hemos de comportar a la altura de nuestro ser de hijos de Dios, llevando una vida justa a los ojos del Señor.

***

  • Estas parábolas nos muestran que el tiempo de la espera es tiempo de servicio. El reino se refleja de forma decisiva en el hoy de nuestra vida. La primera parábola denuncia la actitud de Israel de haberse confiado demasiado en su condición de pueblo elegido y no asumir los compromisos que implicaban ser el pueblo de la alianza.
  • Pedro, con  su pregunta, pone de manifiesto que quizá en su interior se sentía muy seguro del Reino. Ya no tenía nada que temer dado que había sido elegido responsable. La respuesta de Jesús aclara que cuanto mayor es la responsabilidad, tanto más serán también las cuentas a rendir.
  • La segunda parábola es otra denuncia contra la actitud obstinada de Israel que no se mantuvo despierto luchando diariamente por hacer posible el proyecto de Dios.
  • El llamado a la vigilancia va dirigido especialmente a los responsables de la comunidad, que tienen el encargo especial de velar por el rebaño. La tentación típica al tardar el Señor, es la de olvidarse de que sólo se es administrador, y actuar como si se fuera dueño buscando caprichosamente el propio interés, explotando al rebaño y apacentándose a sí mismos.
  • El papel esencial del  administrador es «dar a cada uno el alimento a sus horas»,  para lo cual es necesario vivir una doble fidelidad: al amo y la comunidad. Fidelidad que es posible cuando se valora la gracia que se nos ha confiado y estamos atentos a las necesidades de aquellos que nos fueron encomendados. Si bien el administrador ha recibido mayores responsabilidades, también ha recibido los dones para poder llevarlas a cabo.
  • Dios pone en nuestras manos su Vida y su Palabra. Aceptarlo es entrar en comunión con su propio Hijo y hacer nuestra, tanto la vida, como la misión del Enviado del Padre, continuando su obra de salvación en favor de los hombres de nuestro tiempo, aun cuando en ese empeño tengamos que entregar nuestra propia vida.
  • …“La conciencia de ser administradores y no dueños de lo que se nos ha encomendado debe llevarnos a concebir nuestra libertad en términos de responsabilidad”… Saint Exupery

PARA DISCERNIR

  • ¿Soy consciente de los dones recibidos?
  • ¿Cómo vivo mi fidelidad al don recibido y a las necesidades de mis hermanos?
  • ¿Qué noto que se me pide?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Quiero ser un servidor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

“Estad a punto”

“Es a la hora que menos pensáis que vendrá el Hijo del hombre.” Jesús dice esto a los discípulos a fin de que no dejen de velar, que estén siempre a punto. Si les dice que vendrá cuando no lo esperarán, es porque quiere inducirlos a practicar la virtud con celo y sin tregua. Es como si les dijera: “Si la gente supiera cuando va a morir, estarían perfectamente preparados para este día”… Pero el momento del fin de nuestra vida es un secreto que escapa a cada hombre…

Por eso el Señor exige a su servidor, dos cualidades: que sea fiel, a fin de que no se atribuya nada de lo que pertenece a su señor, y que sea sensato, para administrar convenientemente todo lo que se le ha confiado. Así pues, nos son necesarias estas dos cualidades para estar a punto a la llegada del Señor… Porque mirad lo que pasa por el hecho de no conocer el día de nuestro encuentro con él: uno se dice: “Mi amo tarda en llegar”. El servidor fiel y sensato no piensa así. Desdichado, bajo pretexto de que tu Amo tarda ¿piensas que no va a venir ya? Su llegada es totalmente cierta. ¿Por qué, pues, no permaneces en tu puesto? No, el Señor no tarada en venir; su retraso no está más que en la imaginación del mal servidor.

San Juan Crisóstomo (c. 345-407) – presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia – Homilía 77 sobre san Mateo

PARA REZAR

Salmo a la búsqueda de Dios

Señor, Señor, ¿por qué te escondes de mí de esa manera?

Te llamo con todas mis ansias

Te busco en todas direcciones

Grito desesperadamente haciaTi

Me ofrezco a Ti por entero…

¿Qué más quieres?

¿Acaso vas a negarte indefinidamente a escucharme?

Hijo mío, deja de agitarte de ese modo. 

¿Cuándo vas a comprender

que no eres tú quien me busca, 

sino Yo quien te llamo desde siempre;

que no eres tú quien me ora,

sino Yo quien intenta sin descanso hacerme oír por ti;

que no eres tú quien me desea,

sino Yo quien aspira a ti infatigablemente;

que no eres tú quien me llama, 

sino Yo quien, día y noche, llama a tu puerta?

Tus ruegos y tus súplicas

no son sino respuesta a las que yo te dirijo.

Y es que el hambre que tienes tú de Mí

jamás podrá compararse 

al hambre que Yo tengo de ti.

La sed que tienes tú de Mi agua

no se aplacará jamás

si no aprendes, en el silencio

a venir a beber de Mi fuente

sin desear ninguna otra…

Pastoral SJ

Lectura de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Roma 6, 19-23

Hermanos:

Voy a hablarles de una manera humana, teniendo en cuenta la debilidad natural de ustedes. Si antes entregaron sus miembros, haciéndolos esclavos de la impureza y del desorden hasta llegar a sus excesos, pónganlos ahora al servicio de la justicia para alcanzar la santidad.

Cuando eran esclavos del pecado, ustedes estaban libres con respecto de la justicia. Pero, ¿qué provecho sacaron entonces de las obras que ahora los avergüenzan? El resultado de esas obras es la muerte.

Ahora, en cambio, ustedes están libres del pecado y sometidos a Dios: el fruto de esto es la santidad y su resultado, la Vida eterna. Porque el salario del pecado es la muerte, mientras que el don gratuito de Dios es la Vida eterna, en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6 (R.: 5a)

R.        ¡Feliz el que pone en el Señor toda su confianza!

¡Feliz el hombre

que no sigue el consejo de los malvados,

ni se detiene en el camino de los pecadores,

ni se sienta en la reunión de los impíos,

sino que se complace en la ley del Señor

y la medita de día y de noche!  R.

El es como un árbol

plantado al borde de las aguas,

que produce fruto a su debido tiempo,

y cuyas hojas nunca se marchitan:

todo lo que haga le saldrá bien.  R.

No sucede así con los malvados:

ellos son como paja que se lleva el viento,

porque el Señor cuida el camino de los justos,

pero el camino de los malvados termina mal.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   12, 49-53

Jesús dijo a sus discípulos:

«Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente!

¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • San Pablo ha empleado la imagen de la esclavitud para hablar de la «obediencia a Dios», de la «docilidad a las inspiraciones del Espíritu». Pablo sabe muy bien que éste no es, el lenguaje conveniente; pero ningún lenguaje humano puede traducir perfectamente la relación del hombre con Dios. Pablo juega con la oposición «esclavo» y «libre».
  •  “Someterse a la justicia”, “ser justo”, es para un hombre; “ser verdaderamente hombre”; es corresponder exactamente a «la imagen que Dios tiene de él», siendo así que es Dios el que lo ha creado. «Llegar a la santidad» es una especie de sinónimo de alcanzar la justicia. El único que realiza esta perfección del hombre es Jesús: la perfecta realización del hombre, según Dios.
  • El salario del pecado es la muerte; pero el don de Dios es la vida eterna, en Cristo Jesús. Entregados a Dios, «producimos frutos que llevan a la santidad y acaban en vida eterna». A eso conduce nuestra unión con Cristo, que es el que ha vencido al mal y al pecado con su entrega en la cruz.

***

  • Lucas utiliza la imagen del fuego para describir el impacto que debe producir en el corazón del creyente la predicación de Jesús. El fuego, el agua son elementos que hacen referencia a la transmisión de la vida, pero también pueden ser causa de destrucción y muerte.
  • La imagen del fuego simbólicamente habla de purificación. Con el fuego, en el crisol,  se separa el oro de la escoria. Las palabras de Jesús anunciando que  ha venido a traer fuego a la tierra se refieren a esta purificación que Dios quiere hacer en su pueblo. El tiempo está cumplido, el evangelio y la pasión, tienen que crear el proceso de división para que sea quemado todo lo que no sirve, todas aquellas estructuras de pecado y condicionamientos que son destructoras de la vida del hombre y se oponen al plan de salvación.
  • Dios ha venido para un juicio, y en este evangelio aparece el ansia del Enviado por llevar a término su misión. Pero se trata de un juicio de salvación, a pesar del endurecimiento brusco del discurso de Jesús que anuncia la muerte irremediable del Justo.
  • El Evangelio es fuego. Jesús desea que su fuego esté ardiendo. Con esta frase se dirige a Jerusalén, y ahora a nosotros invitándonos a pasar la prueba del fuego. El amor es pasión. Es el camino que deberá seguir la Iglesia si quiere ser fiel a su Señor. Iglesia que se deja poseer por la palabra, revela la desmesura del amor de Cristo y se hace portadora de ese mismo amor que es el único que salva.

PARA DISCERNIR

  • ¿Vivo el evangelio con pasión?
  • ¿Dejo que la  Palabra encienda en mí ansias de construir el reino?
  • ¿Acepto los riesgos de vivir el evangelio hasta el final?

REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA

Aumenta mi fe, para que viva en la caridad

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«He venido a prender fuego en el mundo»

Los símbolos del Espíritu Santo: el fuego. Mientras que el agua significaba el nacimiento y la fecundidad de la Vida dada en el Espíritu Santo, el fuego simboliza la energía transformadora de los actos del Espíritu Santo. El profeta Elías que «surgió como el fuego y cuya palabra abrasaba como antorcha» (Sir 48,1), con su oración, atrajo el fuego del cielo sobre el sacrificio del monte Carmelo, figura del fuego del Espíritu Santo que transforma lo que toca. Juan Bautista «que precede al Señor con el espíritu y el poder de Elías» (Lc 1,17), anuncia a Cristo como el que «bautizará en el Espíritu Santo y el fuego» (Lc 3,16), Espíritu del cual Jesús dirá: «He venido a traer fuego sobre la tierra  y ¡cuánto desearía que ya estuviese encendido!». Bajo la forma de lenguas «como de fuego», como el Espíritu se posó sobre los discípulos la mañana de Pentecostés y los llenó de él  (Hch 2,3-4). La tradición espiritual conservará este simbolismo del fuego como uno de los más expresivos de la acción del Espíritu Santo: «No extingáis el Espíritu» (1Te 5,19)…

Jesús no revela plenamente el Espíritu Santo hasta que él mismo no ha sido glorificado por su Muerte y su Resurrección… Solamente cuando ha llegado la hora en que él va a ser glorificado, Jesús promete la venida del Espíritu Santo, ya que su Muerte y su Resurrección serán el cumplimiento de la Promesa hecha a los Padres: el Espíritu de Verdad, el otro Paráclito, será dado por el Padre en virtud de la oración de Jesús; será enviado por el Padre en nombre de Jesús; Jesús lo enviará de junto al Padre porque él ha salido del Padre…

Por fin llega la hora de Jesús: Jesús entrega su Espíritu en las manos del Padre en el momento en que por su Muerte es vencedor de la muerte, de modo que «resucitado de los muertos por la Gloria del Padre» (Rm 6,4), en seguida da a sus discípulos el Espíritu Santo dirigiendo sobre ellos su aliento (Jn 20,22).

Catecismo de la Iglesia Católica – § 696. 728-730

PARA REZAR

Para resucitar con Vos 

Ilumina nuestras sombras para llevar tu luz.
Ilumina nuestras sonrisas para abrazar tus resurrecciones.
Ilumina nuestras impotencias para fortalecernos en tu amor.
Ilumina nuestro andar, hoy quedándonos en nuestros hogares, para crecer en la entrega.
Ilumina nuestras palabras para no tener miedo a tus silencios.
Ilumina nuestras lágrimas para seguir sembrando.
Ilumina nuestros errores para aprender de vos 
Ilumina nuestra oración para no ser sordos a tu llamada.
Ilumina nuestro latir para no perder el ritmo del Reino.
Ilumina nuestras necesidades para animarnos a vivir más allá de ellas
Ilumina nuestro amor para que sea incondicional y hasta el extremo como el tuyo.
Ilumina nuestro soñar para despertar contigo.
Ilumina nuestra música para cantar con los demás
Ilumina nuestras heridas para regarlas desde tu manantial.
Ilumina nuestros carismas y nuestras espiritualidades, para que sean plenitud de vida.
Ilumina nuestras distancias para construir nuevas cercanías.
Ilumina nuestra Eucaristía, hoy espiritual, para hacerla en memoria tuya.
Ilumina nuestra paz, que es la Tuya.

Marcos Alemán sj

Lectura de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Roma    7, 18-25a

Hermanos:

Sé que nada bueno hay en mí, es decir, en mi carne. En efecto, el deseo de hacer el bien está a mi alcance, pero no el realizarlo. Y así, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Pero cuando hago lo que no quiero, no soy yo quien lo hace, sino el pecado que reside en mí.

De esa manera, vengo a descubrir esta ley: queriendo hacer el bien, se me presenta el mal. Porque de acuerdo con el hombre interior, me complazco en la Ley de Dios, pero observo que hay en mis miembros otra ley que lucha contra la ley de mi razón y me ata a la ley del pecado que está en mis miembros.

¡Ay de mí! ¿Quién podrá librarme de este cuerpo que me lleva a la muerte? ¡Gracias a Dios, por Jesucristo, nuestro Señor!

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 118, 66. 68. 76. 77. 93. 94 (R.: 68b)

R.        Señor, enséñame tus mandamientos.

Enséñame la discreción y la sabiduría,

porque confío en tus mandamientos.  R.

Tú eres bueno y haces el bien:

enséñame tus mandamientos.  R

Que tu misericordia me consuele,

de acuerdo con la promesa que me hiciste.  R.

Que llegue hasta mí tu compasión, y viviré

porque tu ley es toda mi alegría.  R.

Nunca me olvidaré de tus preceptos:

por medio de ellos, me has dado la vida.  R.

Sálvame, porque yo te pertenezco

y busco tus preceptos.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   12, 54-59

Jesús dijo a la multitud:

«Cuando ven que una nube se levanta en occidente, ustedes dicen en seguida que va a llover, y así sucede. Y cuando sopla viento del sur, dicen que hará calor, y así sucede.

¡Hipócritas! Ustedes saben discernir el aspecto de la tierra y del cielo;  ¿cómo entonces no saben discernir el tiempo presente?

¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo? Cuando vas con tu adversario a presentarte ante el magistrado, trata de llegar a un acuerdo con él en el camino, no sea que el adversario te lleve ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y este te ponga en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Por el Bautismo hemos sido introducidos en la esfera de Cristo, lo cual supone ser libres del pecado. Pero la práctica es distinta. La lucha continúa, y Pablo la describe dramáticamente en sí mismo: «el bien que quiero hacer no lo hago, y el mal que no quiero hacer, eso es lo que hago».
  • Es la impotencia radical de toda voluntad sin la ayuda de la gracia.  El pecado aliena al hombre comprometiéndolo a un destino que contradice sus aspiraciones profundas y la vocación a la que Dios le llama. El pecado es el gran destructor del hombre.
  • Sentimos en nosotros esa doble fuerza de que habla Pablo: la ley del pecado, que contrarresta la atracción de la ley de la gracia. Podremos liberarnos de nuestras malas inclinaciones y dejar de pecar gracias a Dios, y no a nosotros mismos.

***

  • Lucas concluye este discurso de Jesús dirigido en primer lugar a sus discípulos y luego al resto de la gente. Jesús insiste en la idea de la necesidad de estar preparados para asumir con radicalidad la nueva vida del Reino.
  • Hay un tipo de tiempo que los griegos llamaban kronos, caracterizado por los cambios climáticos y estacionales; pero también es la característica de tiempo que normalmente manejamos y que nos permite contar las horas, días, meses y años, es el tiempo cuantitativo. El otro tipo de tiempo es el que los griegos denominaban kairós; esto es, “tiempo propicio”, “tiempo apto para…”. En la Sagrada Escritura, y en especial el Nuevo Testamento, esta calidad de tiempo se identifica con el “tiempo de Dios o el paso salvador de Dios”.
  • En la mentalidad de Lucas, el kairós es aquella modalidad de tiempo que permite reconocer cómo un hecho o acontecimiento de la vida influye positiva o negativamente en la vida del hombre y en el mundo. Jesús se refiere a esta clase de tiempo. Pide que así como pueden reconocer cambios climáticos con sólo ver una nube o sentir la dirección del viento, puedan reconocer el paso de Dios entre ellos.
  • Jesús relaciona este discernimiento de los signos, con la reconciliación con los enemigos. Estas son tareas urgentes que se imponen a todo el que quiera ser discípulo del reino. Reconocer con una mirada amplia y profunda desde la realidad de las cosas, la llamada de Dios, se presenta imprescindible para poder dar una respuesta acorde y necesaria, no aquella que simplemente soluciona problemas, sino aquella que implanta la vida nueva del Evangelio de la gracia. La paz es signo del reino ya comenzado. La paz mesiánica que es  la profunda armonía de los hombres con el mundo, entre ellos y con Dios.
  • El discípulo verdadero es el que busca, trabaja y hace la paz; no almacena la gracia sólo en beneficio propio, sino que se hace transparente a la salvación concedida gratuitamente por Dios, a todos los hombres. Reconocer para responder.
  • En un mundo que vive el pecado a flor de piel, estamos llamados a actuar, para transfigurarlo en mundo de justicia. En un mundo de disgregación, tenemos que ser incansablemente signo de comunión. En un mundo de odio, estamos llamados a sanar heridas. En un mundo de guerras y de ruinas, necesitamos generar y crear espacios que muestren que la paz es posible. En un mundo de desconfianza, somos llamados a sembrar la semilla de la fe.
  • La unidad es la vocación de la Iglesia que quiere hacer creíble el anuncio del Evangelio. Un solo cuerpo, porque fuimos llamados a una esperanza común.
  • El Señor mismo es la gracia, que se hace presente, para que podamos escrutar nuestro tiempo y ver en él los motivos de esperanza.

PARA DISCERNIR

  • ¿Sabemos discernir los signos de los tiempos?
  • ¿Supimos descubrir el paso de Dios por nuestra vida?
  • ¿Podemos descubrir las llamadas de Dios en la historia y en nuestra vida cotidiana?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Ayúdanos a vivir unidos  con todos por el vínculo de la paz

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Saber leer los signos de los tiempos

Te damos gracias,

Padre fiel y lleno de ternura,

porque tanto amaste al mundo

que le has entregado a tu Hijo,

para que fuera nuestro Señor y nuestro hermano.

El manifiesta su amor para con los pobres y los enfermos,

para con los pequeños y los pecadores.

El nunca permaneció indiferente ante el sufrimiento humano;

su vida y su palabra son para nosotros la prueba de tu amor.

Como un padre siente ternura por sus hijos,

así tú sientes ternura por tus fieles…

Por eso, te alabamos y te glorificamos

y, con los ángeles y los santos,

cantamos tu bondad y tu fidelidad, proclamando el himno de tu gloria…

Fortalece a tu pueblo con el cuerpo y la sangre de tu Hijo

y renuévanos a todos a su imagen.

Que todos los miembros de la Iglesia sepamos discernir los signos de los tiempos

y crezcamos en la fidelidad al evangelio.

Que nos preocupemos de compartir en la caridad las angustias y las tristezas,

las alegrías y las esperanzas de los hombres,

y así les mostremos el camino de la salvación.

Misal Romano – Oración eucarística

PARA REZAR

Oración por la paz

Te suplicamos Oh Señor, Dios Nuestro;
que pongas la Paz del Cielo
en los corazones de los hombres,
para que puedas unir a las naciones
en una alianza inquebrantable,
en el Honor de Tu Santo Nombre.

Purifícanos con la limpieza de Tu Verdad
y guía nuestros pasos en santidad interior.

Danos concordia y paz a nosotros
y a todos los seres vivos de la tierra,
como la distes a nuestros padres cuando te suplicaron,
con fe verdadera,
dispuestos a obedecer al Santísimo y Todo poderoso.

Concede a los que nos gobiernan y nos conducen en la tierra,
un recto uso de la soberanía que les has otorgado.
Señor, haz sus criterios conformes
a lo que es bueno y agradable a Ti,
para que, utilizando con reverencia, paz y bondad
el poder que les has concedido,
puedan encontrar favor ante Tus ojos.
Solo Tú puedes hacerlo,
esto y mucho más que esto.
Gloria a Ti!
Ahora y Siempre

S. Clemente de Roma

Lectura de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Roma    8, 1-11

Hermanos:

Ya no hay condenación para aquellos que viven unidos a Cristo Jesús. Porque la ley del Espíritu, que da la Vida, me libró, en Cristo Jesús, de la ley del pecado y de la muerte. Lo que no podía hacer la Ley, reducida a la impotencia por la carne, Dios lo hizo, enviando a su propio Hijo, en una carne semejante a la del pecado, y como víctima por el pecado. Así él condenó el pecado en la carne, para que la justicia de la Ley se cumpliera en nosotros, que ya no vivimos conforme a la carne sino al espíritu.

En efecto, los que viven según la carne desean lo que es carnal; en cambio, los que viven según el espíritu, desean lo que es espiritual. Ahora bien, los deseos de la carne conducen a la muerte, pero los deseos del espíritu conducen a la vida y a la paz, porque los deseos de la carne se oponen a Dios, ya que no se someten a su Ley, ni pueden hacerlo. Por eso, los que viven de acuerdo con la carne no pueden agradar a Dios.

Pero ustedes no están animados por la carne sino por el espíritu, dado que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo no puede ser de Cristo. Pero si Cristo vive en ustedes, aunque el cuerpo esté sometido a la muerte a causa del pecado, el espíritu vive a causa de la justicia.

Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús habita en ustedes, el que resucitó a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales, por medio del mismo Espíritu que habita en ustedes.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 23, 1-2. 3-4b. 5-6 (R.: cf. 6)

R.        Así son los que buscan tu rostro, Señor.

Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella,

el mundo y todos sus habitantes,

porque él la fundó sobre los mares,

él la afirmó sobre las corrientes del océano.  R.

¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor

y permanecer en su recinto sagrado?

El que tiene las manos limpias y puro el corazón;

el que no rinde culto a los ídolos.  R.

El recibirá la bendición del Señor,

la recompensa de Dios, su salvador.

Así son los que buscan al Señor,

los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   13, 1-9

En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios. El respondió:

«¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera.»

Les dijo también esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: «Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?» Pero él respondió: «Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás.»»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Pablo nos describe aquí un dinámico contraste entre «la carne» y «el Espíritu». Cuando él habla de la carne, se refiere a las fuerzas humanas y a la mentalidad de aquí abajo. Mientras que «el Espíritu» son las fuerzas de Dios y su plan salvador, muchas veces diferente a las apetencias humanas.
  • Después del combate espiritual de cada día, de las tiranteces internas, de la atracción del mal está la victoria. Hay una sola condición, «estar en Cristo», «estar unido a Cristo».
  • El Espíritu de Cristo Jesús es el que libera, el Espíritu de Dios habita en nosotros.
  • El Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos, habita en nosotros y dará también la vida a nuestros cuerpos mortales. Está en nosotros como una fuerza de resurrección, dando la “vida”.
  • El Espíritu, que acompañó a Cristo desde su concepción virginal hasta su glorificación, realizará una obra semejante en nosotros hasta destruir todo residuo de muerte.
  • Si hacemos nuestra la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, y sobre nuestras inclinaciones pecaminosas; entonces, aun cuando nuestro cuerpo tenga que padecer la muerte, el Señor le dará nuevamente vida por obra de su Espíritu, que habita en nosotros.

***

  • Llegaron algunos que le contaron a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios, y aquellas dieciocho personas que murieron aplastadas al desplomarse la torre de Siloé.
  • Uno es el resultado de una voluntad humana: Pilato, gobernador romano, dominó una revuelta de zelotes que querían derribar el poder establecido.
  • El otro es puramente fortuito, un «accidente» material: se desplomó una torre de Jerusalén.
  • En tiempo de Jesús, y hoy también, es corriente la interpretación de que, las víctimas de una desgracia reciben un castigo por sus pecados. Si una persona tenía una grave enfermedad era porque había cometido muchos pecados.
  • Para Jesús las catástrofes, las desgracias no son un castigo divino. No somos mejores que los que sufren las consecuencias de la fuerza desatada de la naturaleza o de la violencia humana. Para Jesús, Dios no se toma a cada instante la venganza, ni es amigo de enviar castigos a diestra y siniestra. Sin embargo, todos los males que sufrimos son signos de la fragilidad humana y son para todos, una invitación a la conversión.
  • La mirada sobre los «signos de los tiempos», no tiene que llevarnos a equivocarnos en la interpretación, juzgando a los demás, sino a una conversión personal.
  • Cada uno de esos hechos tiene como función poner en cuestión nuestras acciones y comportamientos, situándolos delante de Dios. Ellos nos colocan ante la necesidad de un cambio de vida.
  • La secuencia concluye con la conocida parábola de la higuera estéril, figura de Israel. Una iglesia, una comunidad que no dé frutos no tiene razón de ser. Pero Jesús como ese viñador suplica por su pueblo y por cada comunidad cristiana. Y se compromete con ella: no escatima sus energías, cava, pone abono.
  • Siempre espera, contra toda esperanza, para Dios “no hay nada imposible”. La paciencia de Dios, como la del viñador, no tiene límites, es capaz de esperar toda la vida para que nos convirtamos al amor y le demos una respuesta de amor.
  • La paciencia de Dios contrasta con nuestra impaciencia, que quiere ver pronto los resultados y que todo se arregle en un instante, o que se acabe de golpe el mal. Pero en la vida se crece lentamente, se madura lentamente, no siempre se da el fruto deseado. Hay que saber esperar adoptando una actitud de espera activa y positiva.

PARA DISCERNIR

  • ¿Me fijo en los pecados de los demás antes que en los míos?
  • ¿Siento los males de este mundo como castigo por nuestros pecados?
  • ¿Somos impacientes con los pecados de los otros?


REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Que viviendo contagie tu Evangelio, Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

”…El Evangelio se difunde por contagio: uno que ha sido llamado llama a otro. Si he conocido a Jesús y su inmenso amor por mí, el cuidado que tiene de mi vida, intentaré vivir el «sermón de la montaña», el espíritu de las bienaventuranzas, el perdón, la gratuidad; y la gente que vive a mi alrededor, antes o después, me preguntará: ¿cómo es que vives así? Un estilo de vida que no excluye a nadie, que no rechaza a nadie, que es camino de seguimiento de Jesús, es el primer modo de contagiar a los otros.

Por eso depende de mí, de cada uno de vosotros, que la Iglesia sea cada vez más expresión de la incansable carrera que el Evangelio desarrolla en la historia. Depende de nuestro vivir el Evangelio como don interior que hace la vida bella y luminosa, que hace gustar la paz y la calma en el espíritu. Y es que, desde lo íntimo del corazón, el Evangelio se difunde a la totalidad de nuestra propia vida personal cual fuente de sentido y de valores para la vida cotidiana, y con ello las acciones de cada día se enriquecen de significado, los gestos que realizamos adquieren verdad y plenitud.

Las páginas de la Escritura iluminan los acontecimientos de la jornada, la oración nos conforta y nos sostiene en el camino, los sacramentos nos hacen experimentar el gusto de estar en Jesús y en la Iglesia. Se abre aquí el espacio de una caridad que me impulsa a amar como Jesús me ha amado, y el espacio de la vida de la comunidad cristiana se convierte en lugar de significados y de valores que despejan el camino y de gestos que llenan la vida. Nace la posibilidad de entretejer relaciones auténticas, de crecer en la verdadera comunión y en la amistad “…

C. M. Martini, El Padre de  todos, Bolonia-Milán, p. 466.

PARA REZAR

Plegarias del hijo (fragmento) 

Voy a la casa de mi Padre,

sé que su corazón clemente

tiene locura de misericordia,

sé que perdona

seis veces seis,

y aún siete veces siete,

sé que abraza

estrechando con ternura materna

hasta el despilfarro de setenta veces siete,

sé que como un volcán vigilante

irrumpe con ardor de entrañas

y los números del perdón explotan,

porque nadie puede contar las olas

del océano de su desvarío,

de su enloquecimiento por este hijo

que retorna a casa tambaleante,

seguro y destrozado en pena,

pero cantando bajo el almendral:

«aquí estoy, Padre,

abrázame, límpiame,

aliméntame, vísteme, coróname,

cántame tú». 

Joaquín Alliende