TIEMPO PASCUAL – CICLO A

DOMINGO III

LUNES III

MARTES III

25 DE ABRIL- SAN MARCOS (F)

MIÉRCOLES III

JUEVES III

SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO

Patrono del Episcopado Latinoamericano (F)

VIERNES III

SÁBADO III

TIEMPO PASCUAL – CICLO A

DOMINGO III

Lo reconocieron al partir el pan

Lectura de los Hechos de los Apóstoles       2, 14. 22-33

El día de Pentecostés, Pedro poniéndose de pie con los Once, levantó la voz y dijo:

«Hombres de Judea y todos los que habitan en Jerusalén, presten atención, porque voy a explicarles lo que ha sucedido. Israelitas, escuchen:

A Jesús de Nazaret, el hombre que Dios acreditó ante ustedes realizando por su intermedio los milagros, prodigios y signos que todos conocen, a ese hombre que había sido entregado conforme al plan y a la previsión de Dios, ustedes lo hicieron morir, clavándolo en la cruz por medio de los infieles. Pero Dios lo resucitó, librándolo de las angustias de la muerte, porque no era posible que ella tuviera dominio sobre él.

En efecto, refiriéndose a él, dijo David: Veía sin cesar al Señor delante de mí, porque él está a mi derecha para que yo no vacile. Por eso se alegra mi corazón y mi lengua canta llena de gozo. También mi cuerpo descansará en la esperanza, porque tú no entregarás mi alma al Abismo, ni dejarás que tu servidor sufra la corrupción. Tú me has hecho conocer los caminos de la vida y me llenarás de gozo en tu presencia.

Hermanos, permítanme decirles con toda franqueza que el patriarca David murió y fue sepultado, y su tumba se conserva entre nosotros hasta el día de hoy. Pero como él era profeta, sabía que Dios le había jurado que un descendiente suyo se sentaría en su trono. Por eso previó y anunció la resurrección del Mesías, cuando dijo que no fue entregado al Abismo ni su cuerpo sufrió la corrupción. A este Jesús, Dios lo resucitó, y todos nosotros somos testigos. Exaltado por el poder de Dios, él recibió del Padre el Espíritu Santo prometido, y lo ha comunicado como ustedes ven y oyen.»

Palabra de Dios.

SALMO    Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 9-10. 11 (R.: 11a)

R.  Señor, me harás conocer el camino de la vida.

Protégeme, Dios mío,

porque me refugio en ti.

Yo digo al Señor: «Señor, tú eres mi bien.»

El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz,

¡Tú decides mi suerte!  R.

Bendeciré al Señor que me aconseja,

¡hasta de noche me instruye mi conciencia!

Tengo siempre presente al Señor:

él está a mi lado, nunca vacilaré.  R.

Por eso mi corazón se alegra,

se regocijan mis entrañas

y todo mi ser descansa seguro:

porque no me entregarás a la Muerte

ni dejarás que tu amigo vea el sepulcro.  R.

Me harás conocer el camino de la vida,

saciándome de gozo en tu presencia,

de felicidad eterna a tu derecha.  R.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro  1, 17-21

Queridos hermanos:

Ya que ustedes llaman Padre a aquel que, sin hacer acepción de personas, juzga a cada uno según sus obras, vivan en el temor mientras están de paso en este mundo.

Ustedes saben que fueron rescatados de la vana conducta heredada de sus padres, no con bienes corruptibles, como el oro y la plata,

sino con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha y sin defecto,

predestinado antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos para bien de ustedes.

Por él, ustedes creen en Dios, que lo ha resucitado y lo ha glorificado, de manera que la fe y la esperanza de ustedes estén puestas en Dios.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas         24, 13-35

Aquel día, el primero de la semana, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén. En el camino hablaban sobre lo que había ocurrido.

Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos. Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. El les dijo: « ¿Qué comentaban por el camino?»

Ellos se detuvieron, con el semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: « ¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!»

« ¿Qué cosa?», les preguntó.

Ellos respondieron: «Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo, y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas. Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles, asegurándoles que él está vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron.»

Jesús les dijo: « ¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?» Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a él.

Cuando llegaron cerca del pueblo adónde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba.»

El entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista.

Y se decían: « ¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»

En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos, y estos les dijeron: «Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apareció a Simón!»

Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • La llegada del Espíritu Santo en Pentecostés transforma a los apóstoles en hombres nuevos, en testigos ardientes y animosos del Resucitado, conscientes de que ahora se realiza la promesa escatológica de Dios. La primera lectura de este domingo toma el discurso de Pedro el mismo día de Pentecostés y es el prototipo del primer anuncio que realizaban los apóstoles. Proponían con valentía la muerte en la cruz y la Resurrección de Jesús de Nazaret como el acontecimiento más importante de la historia de la salvación.

***

  • En la segunda lectura, este texto, de la carta de Pedro insiste poderosamente en el anuncio del misterio de la Pascua. De manera absoluta afirma que no es el oro y el poder lo que cambiará la historia. En el misterio de la Pascua  se abre el camino de la verdadera esperanza y de la vida que permanece para siempre.

***

  • En el evangelio, el mismo día de la resurrección dos discípulos caminan hacia la aldea de Emaús situada a unos once kilómetros al noroeste de Jerusalén. Habían sido seguidores de Jesús y ahora se encuentran con que ha muerto y consideran esta muerte como un fracaso y la desaparición de su acción en el mundo. Derrotados, decepcionados y entristecidos vuelven a su antigua vida y mientras caminan van comentando lo que ha pasado.
  • Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos como un peregrino más. No lo pueden reconocer porque tienen cegados los ojos a la novedad  pascual: nunca se ha visto que un cadáver recobre la vida y salga de su sepulcro. Están tristes, quizá no tanto por la muerte de Jesús como por el fracaso de sus planes mesiánicos triunfalistas. Esperaban «que fuera el futuro liberador de Israel», que terminara con la opresión de los romanos, que implantara el orden nuevo de la justicia y de la libertad sobre la tierra.
  • No pueden ver nada. Ellos y su preocupación están en el centro de toda la charla. No les interesa saber quién se les ha sumado. No han podido ahondar en el sentido del aparente fracaso del viernes santo. No podrán ver a Jesús mientras no modifiquen la idea que se han formado de Él, mientras no comprendan que su reino no tiene nada que ver con el poder, porque es el reino del amor en el servicio fraternal.
  • En la confusión que llevan dentro no distinguen nada con claridad. Su falta de fe y de esperanza les impide descubrir su presencia.
  • A pesar de todo, la decepción que viven tendrá un giro. Cuando terminan de lamentarse, Jesús comienza a echarles en cara la superficialidad con que han leído las Escrituras y la ligereza con que han tomado sus enseñanzas acomodándolas a sus deseos. Después les explica el sentido de todo lo que ha pasado y el sentido de la historia humana. Necesitaban salir de sus expectativas personales para llegar a la promesa de Dios recordando las palabras de Jesús.
  • La conversación del camino concluye con una invitación a compartir la mesa del atardecer. El compañero todavía desconocido, como era costumbre, bendijo, partió y dio el pan. La Palabra se hizo comida, sacramento, y el amigo hasta entonces visible desaparece. Los discípulos que hasta ahora habían visto sin conocer, ahora conocen sin ver.
  • Su comprensión de la vida de Jesús es «otra». La muerte ya no es el fracaso definitivo de la humanidad, reconocen en ella el paso necesario. El reino que proclamaba Jesús se abre en otra dirección muy distinta a la que ellos habían interpretado. Ahora los dos discípulos, olvidando su cansancio y que la noche ya había llegado, se levantan y corren llenos de alegría a comunicar la gran noticia al resto de discípulos. El descubrimiento los lleva necesariamente a compartir, a comunicar. Nada puede ser ya como antes.
  • Vuelven con sus hermanos para contarles que han reconocido a Jesús en la fracción del pan. Solamente desde la experiencia pascual se puede entender la Palabra que se cumple en la Eucaristía.
  • Su lugar es con los demás discípulos, construyendo la comunidad de seguidores de Jesús en el testimonio y la misión.

***

  • En nuestra vida tantas esperanzas fallidas, tantas promesas incumplidas hacen que andemos como derrotados, vencidos y sin esperanza. Todo se torna oscuro, la desconfianza y la incredulidad nos toman el corazón. Nos preguntamos ¿se puede esperar algo? ¿vale vivir así la vida? ¿Dios se ha olvidado de nosotros? ¿y Jesús Resucitado dónde está?
  • Igual que los discípulos, necesitamos ahondar en las escrituras y la promesa para que las dudas se disipan. Necesitamos ahondar en las escrituras porque no es difícil inventarse un Jesús a la medida de las propias expectativas. Un Jesús que se acomoda a nuestra forma de ser y de vivir cuando aparece el sufrimiento y el dolor nos desilusiona. Nos  sentimos desengañados, que nos ha fallado.
  • Tenemos que reconocer que no sabemos leer las Escrituras. Conocemos superficialmente algunas cosas, pero no profundizamos en su sentido y a la hora de la verdad, no nos alcanza. Decimos que creemos en Jesús, pero: ¿Quién es Jesús para nosotros? Afirmamos que es el Mesías, pero ¿cómo interpretamos su mesianismo? ¿qué significa en la práctica que sea el Hijo de Dios?
  • Para ver a Jesús Resucitado necesitamos volver a las fuentes y descubrir el misterio de la existencia humana en el misterio de este Jesús que destruye nuestros mitos de una fe exitista ubicándonos en el verdadero camino humano y divino: el del amor hasta dar la vida. Sólo así podremos aceptar que en el sufrimiento del mundo asumido por Jesús, en el camino de la humanidad que padece y se mantiene en la esperanza, late la resurrección final, que podemos adelantar con esas pequeñas resurrecciones que surgen cuando nos esforzamos por vivir como hombres nuevos, construyendo un mundo más humano, más apoyado en el Evangelio.
  • Para ver a Jesús Resucitado es condición ver al hombre que camina a nuestro lado. Quien no ama no ve al prójimo y no puede ver a Jesús. Es inútil buscarlo en el sepulcro: está vivo entre nosotros. Demasiado entretenidos llorando nuestra soledad, lamiendo nuestras heridas, protegiendo nuestras debilidades no tenemos espacio para advertir a este discreto compañero de viaje que camina siempre a nuestro lado. Acercarse y caminar juntos. Es la actitud de siempre de Jesús, en todas las páginas del Evangelio y es el modelo para la Iglesia de todos los tiempos. No se evangeliza estando lejos o aparte. Como hace Jesús estar con el pueblo, vivir sus problemas y alegrías.
  • Para los primeros cristianos la reunión eucarística fue el lugar privilegiado en el que descubrieron la presencia de Jesús. Partir el pan de la vida, partir el pan de la eucaristía con alegría y sencillez de corazón en comunidad se transforma en el lugar privilegiado de la presencia del Resucitado y fuerza silenciosa que nos empuja para salir a anunciarlo. La señal más convincente y plena de la resurrección es la comunidad renovada por la palabra, la eucaristía y el amor servicial que se pone en marcha para seguir la tarea iniciada por Jesús.

PARA DISCERNIR

  • ¿Dónde descubro hoy la presencia del Resucitado?
  • ¿Experimento que camina a mi lado?
  • ¿Leo mi vida  a la luz de la Palabra de Dios?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

¡Quédate con nosotros, Señor!

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Mientras los dos viajeros se encuentran de camino hacia su casa llorando lo que han perdido, Jesús se acerca y camina con ellos, pero sus ojos son incapaces de reconocerlo. De improviso, ya no son dos, sino tres las personas que caminan, y todo se vuelve distinto. El desconocido empieza a hablar, y sus palabras requieren una seria atención. Lo que había empezado a confundir hasta hace un momento, comenzaba a presentar horizontes nuevos; lo que había parecido tan oprimente, comenzaba a hacerse sentir como liberador; lo que había parecido tan triste, empezaba a tomar el aspecto de la alegría. Poco a poco empezaban a comprender que su pequeña vida no era después de todo tan pequeña como pensaban, sino parte de un gran misterio que no sólo abarcaba varias generaciones, sino que se extendía de eternidad en eternidad.

El desconocido no ha dicho que no hubiera motivo de tristeza, sino que su tristeza formaba parte de una tristeza más amplia, en la que estaba escondida la alegría. El desconocido no ha dicho que la muerte que estaban llorando no fuera real, sino que se trataba de una muerte que inauguraba una vida verdadera. El desconocido no ha dicho que no hubieran perdido a un amigo que les había dado nuevo valor y nueva esperanza, sino que esta pérdida había creado un camino para una relación que habría ido mucho más allá que cualquier amistad. El desconocido no tenía el más mínimo miedo de derribar sus defensas y de llevarlos más allá de su estrechez de mente y de corazón. El desconocido tuvo que llamarlos tontos para hacerles ver. ¿Y en qué consiste el desafío? En tener confianza. Alguien tiene que abrirnos los ojos y los oídos para ayudarnos a descubrir qué hay más allá de nuestra percepción. Alguien debe hacer arder nuestros corazones…

H. J. M. Nouwen, La fuerza de su presencia, Brescia 1997, pp. 31-35

PARA REZAR

Como en Emaús

Nos acercamos con alegría,

a recibirte Señor Jesús,

con tu presencia nos iluminas

como lo hiciste en Emaús.

Necesitados de tu consuelo,

vamos en busca del mismo pan,

que nos dejaste como alimento,

en nuestro diario peregrinar.

Tomen y coman este es mi Cuerpo,

tomen y beban mi Sangre es,

que por ustedes hoy yo me entrego,

y con ustedes yo me quedaré.

Qué gran misterio la Eucaristía,

principio y fuente de la unidad,

que nos enseña a gustar la vida,

a compartirla con los demás.

Gracias Señor por el Pan del cielo,

que recibimos de tu bondad,

la Iglesia vive en tu mismo Cuerpo,

al celebrar este Memorial.

Dale Señor a tu pueblo santo,

tu compañía y tu bendición,

en las tristezas y en el cansancio,

se fortalezca la comunión.

Que seamos uno y el mundo crea,

al ver creyentes de corazón,

que sin medida su vida entregan,

como aprendimos de vos, Señor. 

Néstor Gallego

LUNES III

Trabajen por el alimento que permanece hasta la Vida eterna

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 6, 8-15

Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y signos en el pueblo.

Algunos miembros de la sinagoga llamada «de los Libertos», como también otros, originarios de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de la provincia de Asia, se presentaron para discutir con él. Pero como no encontraban argumentos, frente a la sabiduría y al espíritu que se manifestaba en su palabra, sobornaron a unos hombres para que dijeran que le habían oído blasfemar contra Moisés y contra Dios. Así consiguieron excitar al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y llegando de improviso, lo arrestaron y lo llevaron ante el Sanedrín.

Entonces presentaron falsos testigos, que declararon: «Este hombre no hace otra cosa que hablar contra el Lugar santo y contra la Ley. Nosotros le hemos oído decir que Jesús de Nazaret destruirá este Lugar y cambiará las costumbres que nos ha transmitido Moisés.»

En ese momento, los que estaban sentados en el Sanedrín tenían los ojos clavados en él y vieron que el rostro de Esteban parecía el de un ángel.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 118, 23-24. 26-27. 29-30 (R.: 1)

R.        Felices los que siguen la ley del Señor.

Aunque los poderosos se confabulen contra mí,

yo meditaré tus preceptos.

Porque tus prescripciones son todo mi deleite,

y tus preceptos, mis consejeros.  R.

Te expuse mi conducta y tú me escuchaste:

enséñame tus preceptos.

Instrúyeme en el camino de tus leyes,

y yo meditaré tus maravillas.  R.

Apártame del camino de la mentira,

y dame la gracia de conocer tu ley.

Elegí el camino de la verdad,

puse tus decretos delante de mí.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan     6, 22-29

Después de que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el agua. Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos en la única barca que había allí, sino que ellos habían partido solos.

Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo llegaste?»

Jesús les respondió: «Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello.»

Ellos le preguntaron: « ¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?»

Jesús les respondió: «La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado.»

Palabra de Dios.

 PARA REFLEXIONAR

  • Hoy aparece como protagonista de la vida de la primera comunidad uno de los diáconos, elegido por los apóstoles para el servicio de las mesas. Esteban, dará testimonio de Cristo ante el pueblo y las autoridades, con la misma valentía y lucidez que Pedro y los demás apóstoles.
    • Su manera de pensar y de hablar provocaba el descontento incluso de los judíos «libertos», que se llamaban así porque, después de haber sido llevados como esclavos fuera de Palestina, habían sido liberados y devueltos. Estos eran más abiertos que los judíos de Jerusalén. Por eso tenían sinagoga propia. Aún a ellos les resulta inadmisible que Esteban, lleno del Espíritu, les muestre con su elocuencia cómo Jesús, el Resucitado, ha superado la ley y el Templo, y que sólo en Él está la salvación.
    • Por eso le acusan de subversión. Esteban no hace sino repetir las palabras de Jesús. Ha comprendido que el verdadero templo de Dios, el lugar donde Dios habita, no  es una construcción de piedra,  sino el pueblo de Dios en su totalidad. Allí donde haya un creyente, allí hay un templo donde Dios habita.
    • Esteban surge como el iniciador formal de la ruptura de los moldes del judaísmo. Cabeza visible del movimiento de los «helenistas», que se presentan en confrontación con los «hebreos» que querían vivir un cristianismo dentro del marco de la ley y el templo.
    • Esteban conoce bien al mundo griego, sabe que el universo no se reduce a Jerusalén: por todas partes hay hombres que esperan la salvación. Comprende que la Iglesia no ha de quedar reducida a un gheto en medio del mundo judío.
    • El desenlace esperado es su martirio, precedido de su transfiguración donde declara que ve «al Hijo del hombre a la derecha de Dios». Sus últimas palabras son semejantes a las de Jesús: «Recibe mi espíritu… No les tomes en cuenta este pecado». Así termina la misión en Jerusalén.

***

  • Jesús y sus discípulos, durante la noche, se trasladaron de los alrededores de Tiberíades a la ciudad de Cafarnaún. Al amanecer, la gente que había participado en el milagro de la multiplicación de los panes, al no encontrarlos, se fue a buscarlos. Pero Jesús les tiene que echar en cara que la motivación de esta búsqueda no es porque han visto signos, sino porque comieron pan hasta saciarse. Se quedan en el hecho, pero no llegan al mensaje.
  • Con sus milagros, Jesús quiere que los hombres descubran su persona, su misión: que crean en el  Dios que lo ha enviado.
  • Jesús va conduciendo con paciencia a sus oyentes hacia la verdadera fe, a que descubran que Él es la Luz, la Vida, el Pastor. A partir del pan que han comido con gusto y abundantemente, los ayudará a creer que es el pan que da la vida eterna.
  • Jesús con una pedagogía admirable, fue conduciendo a la gente a partir de las necesidades meramente humanas a la fe en Él. Buscar a Jesús porque multiplica el pan es un punto de partida.
  • Para un pueblo de hombres sencillos y trabajadores, agobiados por una Ley que oprimía, guiados por dirigentes religiosos legalistas y sometidos a un reinado local ambicioso y a un Imperio que exigía tributos desmesurados: creer al enviado de Dios, significaba reconocer al Mesías político que los liberaría de su dolorosa situación.
  • Pero Jesús propone una transformación radical interior, una inversión de los valores. Creer en Dios y en su enviado, significa no esperar pasivamente que todo llegue por su fuerza y poder, sino afrontar la realidad y comprometerse en unión con otros a cambiar la situación en que viven, desde el cambio personal y viviendo la experiencia del amor  fraternal.
  • Igual que la gente de Cafarnaúm, que desconcertada, busca y no encuentra respuesta al sentido de su vida; el hombre de hoy, como el de todos los tiempos, aunque tal vez no conscientemente, busca felicidad, seguridad, vida y verdad. Del mismo modo que Jesús, también nosotros deberíamos ayudar a nuestros hermanos a llegar a captar a Jesús como la respuesta de Dios a todos nuestros deseos y valores.
  • Como sus discípulos vamos al encuentro del pan que Jesús nos da. La Eucaristía no es como el maná del desierto: un símbolo perecedero. La Eucaristía es un encuentro permanente con Dios en la persona de Jesús.
  • El Pan eucarístico es la carne salvadora de Cristo. Recibirlo es reconocerlo como único camino de salvación. Esta conciencia nos debe llevar a vivir el día a día mucho más decididamente en el seguimiento de ese Cristo Jesús, que es a la vez nuestro Alimento y nuestro Maestro en el camino de la vida.

 PARA DISCERNIR

  • ¿Por qué buscamos a Jesús?
  • ¿Buscamos lo que nos da o lo buscamos a Él?
  • ¿Qué le aporta a mi vida comulgar?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

La obra de Dios es creer en aquel que Él ha enviado

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Debemos dar un tono de valentía a nuestra vida cristiana, tanto a la privada como a la pública, para no convertirnos en seres insignificantes en el plano espiritual e incluso en cómplices del hundimiento general. ¿Acaso no buscamos, de manera ilegítima, en nuestra libertad un pretexto para dejarnos imponer por los otros el yugo de opiniones inaceptables?

Sólo son libres los seres que se mueven por sí mismos, nos dice santo Tomás. Lo único que nos ata interiormente, de manera legítima, es la verdad. Esta hará de nosotros hombres libres (cf. Jn 8,32). La actual tendencia a suprimir todo esfuerzo moral y personal no presagia, por consiguiente, un auténtico progreso verdaderamente humano. La cruz se yergue siempre ante nosotros. Y nos llama al vigor moral, a la fuerza del espíritu, al sacrificio (cf. Jn 12,25) que nos hace semejantes a Cristo y puede salvarnos tanto a nosotros como al mundo…

 San Pablo VI, Audiencia general del 21 de marzo de 1975.

PARA REZAR

Sí, es justo que te alabemos y te adoremos,

Dios Eterno, pues escoges las cosas consideradas

locas e insignificantes,

indicas caminos de vida inclusivos y revelas

tu poder en la tarea diaconal.

Gracias te damos, porque Jesús oyó el clamor

de las personas excluidas y no se inclinó ante el poder que pisa.

Por amor a un nuevo mundo de relaciones solidarias,

él se ofreció en sacrificio por nosotros.
Cristo ha muerto, Cristo ha resucitado,

Cristo vendrá otra vez.
Envía tu Espíritu Santo, para que transforme corazones,

valores y estructuras.

Concede que, en la mesa de comunión,

al recibir el pan de vida y la copa de la salvación,

sea fortalecido nuestro empeño por un mundo al revés,

en el que prevalezcan los valores de la vida, la justicia, la paz y la libertad.
Ven, Espíritu Santo, ven atiende nuestro llamado.

Acuérdate, Señor, de las personas que, en todas las épocas,

culturas y lugares, ofrecieron su vida

en defensa de los necesitados y de la solidaridad.

Guíanos, con ellas, y con todos nuestros seres queridos ya fallecidos,

a la alegría de la fiesta en el Reino que, en Cristo, nos preparaste.

Traducido y ampliado por G. Oberman

Dora Sipowicz. Pedro Casaldaliga

MARTES III

25 DE ABRIL- SAN MARCOS (F)

Predicamos a un Cristo crucificado, fuerza y sabiduría de Dios

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro        5, 5b-14

Queridos hermanos:

Que cada uno se revista de sentimientos de humildad para con los demás, porque Dios se opone a los orgullosos y da su ayuda a los humildes. Humíllense bajo la mano poderosa de Dios, para que él los eleve en el momento oportuno. Descarguen en él todas sus inquietudes, ya que él se ocupa de ustedes.

Sean sobrios y estén siempre alerta, porque su enemigo, el demonio, ronda como un león rugiente, buscando a quién devorar. Resístanlo firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos dispersos por el mundo padecen los mismos sufrimientos que ustedes. El Dios de toda gracia, que nos ha llamado a su gloria eterna en Cristo, después que hayan padecido un poco, los restablecerá y confirmará, los hará fuertes e inconmovibles. ¡A él sea la gloria y el poder eternamente! Amén.

Les escribo estas palabras por medio de Silvano, a quien considero un hermano fiel, para exhortarlos y atestiguar que esta es la verdadera gracia de Dios: permanezcan adheridos a ella.

La Iglesia de Babilonia, que ha sido elegida como ustedes, los saluda, lo mismo que mi hijo Marcos. Salúdense los unos a los otros con un beso de amor fraternal.

Que descienda la paz sobre todos ustedes, los que están unidos a Cristo.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 88, 2-3. 6-7. 16-17 (R.: cf. 2a)

R.        Cantaré eternamente tu amor, Señor.

Cantaré eternamente el amor del Señor,

proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones.

Porque tú has dicho: Mi amor se mantendrá eternamente,

mi fidelidad está afianzada en el cielo.  R.

El cielo celebre tus maravillas, Señor,

y tu fidelidad en la asamblea de los santos,

porque ¿quién es comparable al Señor en las alturas?

¿Quién es como el Señor entre los hijos de Dios?  R.

¡Feliz el pueblo que sabe aclamarte!

Ellos caminarán a la luz de tu rostro;

se alegrarán sin cesar en tu Nombre,

serán exaltados a causa de tu justicia.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20

Jesús se apareció a los Once y les dijo:

«Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.

Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán.»

Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios.

Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Después de la resurrección, Jesús se aparece a sus discípulos y los envía a anunciar la buena noticia. Galilea abre el camino hacia los paganos. Ahora se cumple la promesa hecha a Abrahán: «serás padre de una multitud de pueblos». El medio para hacer discípulos será el bautismo, que vincula al Padre, fuente del Espíritu, al Hijo, de quien se recibe, y al Espíritu mismo, que potencia al hombre, completa su ser y lo pone en la línea del «Hijo del Hombre».
  • Quienes reciban el mensaje y se bauticen podrán repetir y actualizar las señales salvadoras de Jesús: expulsar demonios, hablar nuevas lenguas, dominar serpientes, curar enfermos… Anunciarán que la vida se impone sobre la muerte, como mensaje central del mensaje de Jesús.
  • Con la resurrección de Jesús ha comenzado el tiempo nuevo en el que la salvación de Dios no tiene fronteras y llegará a todos. La Iglesia nace para evangelizar. El mensaje de salvación acuñado en la cultura del pueblo judío debe abrirse a la cultura y al mundo pagano.
  • Hoy también el anuncio del Evangelio se enfrenta a diversas culturas que exigen atención a la pluralidad y respeto a la diversidad. En todas las culturas existen «semillas» o elementos del evangelio, ya que todas están llenas de valores en los que se anida la búsqueda de la verdad, la justicia, la fraternidad.
  • La evangelización tiene que ser un proceso dinámico, respetuoso y de mutuo enriquecimiento, por el cual el evangelio, comunica a la cultura novedad y claridad en sus contenidos trascendentes de justicia, verdad, amor; mientras la cultura le ofrece la riqueza de su propia tradición, la fuerza de sus oportunas búsquedas, y la novedad de sus típicas expresiones.

El evangelio de  San Marcos

  • Marcos es el Evangelio más antiguo y más breve de los cuatro. De él se servirán Mateo y Lucas para escribir sus evangelios. Para entender el evangelio de Marcos tenemos que saber que entre sus destinatarios predominan los no judíos, que se reunían en las casas para celebrar el culto y tener catequesis. Es un Evangelio hecho para esos miembros de la comunidad, que comenzaban su itinerario cristiano. Es como un manual básico para los catecúmenos. Marcos se propone escribir el “principio” de la Buena Nueva de Jesucristo y disipar todo tipo de confusiones sobre la identidad de Jesús.
  • Por ese entonces se planteaba ya el tema de la persona de Jesús. Quizá las circunstancias difíciles que atravesaban los cristianos entre los años 60-70 con las persecuciones, junto con los problemas internos propios de la comunidad naciente, los llevaba a plantearse si valía la pena el martirio. Además están surgiendo ya algunos movimientos heréticos, que insistían en Jesús resucitado, comunicador del Espíritu y no valoraban las tradiciones históricas de Jesús de Nazaret.
  • El Evangelio de Marcos presenta a Jesús como el Mesías y el Hijo de Dios, el vencedor del poder del demonio; por eso, se dedica sobre todo a narrar milagros. El Cristo que presenta Marcos, no es un Mesías triunfalista y coronado de victoria, sino un Cristo que va decidido a la cruz. Es un Jesús incomprendido y rechazado por los hombres, no un Jesús de triunfos humanos. Los discípulos y el pueblo esperaban un Mesías triunfante y no sufriente.
  • Marcos, quiere despertar en el catecúmeno, y en nosotros, la misma profesión de fe que Pedro hizo frente a Jesús, que revela su identidad con  la autoridad que le dan  sus milagros y la coherencia y novedad de sus actitudes.
  • Marcos es quien más subraya las tradiciones misioneras. Es una comunidad organizada para evangelizar.
  • A san Marcos lo pintan con un león, porque empieza diciendo que Jesús ayunaba en el desierto y las fieras le hacían compañía.

PARA DISCERNIR

  • ¿Cómo es el Jesús en el que creo?
  • ¿Qué Jesús anuncio?
  • ¿Experimento la necesidad de evangelizar?
  • ¿Acepto que la fe cristiana pueda encarnarse en otras realidades?

PARA REZAR

Quédate con nosotros, Señor,

acompáñanos, aunque no siempre

hayamos sabido reconocerte.

Tú eres la Luz en nuestros corazones,

y nos das tu ardor con la certeza de la Pascua.

Tú nos confortas en la fracción del pan,

para anunciar a nuestros hermanos

que en verdad Tú has resucitado

y nos has dado la misión de ser testigos

de tu victoria.

Quédate con nosotros, Señor,

Tú eres la Verdad misma,

eres el revelador del Padre,

ilumina Tú nuestras mentes con tu Palabra;

ayúdanos a sentir la belleza

de creer en ti.

Tú que eres la Vida,

quédate en nuestros hogares

para que caminen unidos,

y en ellos nazca la vida humana generosamente;

quédate, Jesús, con nuestros niños

y convoca a nuestros jóvenes

para construir contigo el mundo nuevo.

Quédate, Señor, con aquellos

a quienes en nuestras sociedades

se les niega la justicia y la libertad;

quédate con los pobres y humildes,

con los ancianos y enfermos.

Fortalece nuestra fe de discípulos

siempre atentos a tu voz de Buen Pastor.

Envíanos como alegres misioneros,

para que nuestros pueblos,

en ti adoren al Padre, por el Espíritu Santo.

A María, tu Madre y nuestra Madre,

Señora de Guadalupe, Mujer vestida de sol,

confiamos el Pueblo de Dios peregrino

en este inicio del tercer milenio cristiano.

Amén.

Tomada del magisterio de Benedicto XVI en Aparecida.

MIÉRCOLES III

El que ve al Hijo tiene Vida Eterna

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 8, 1b-8

Ese mismo día, se desencadenó una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, excepto los Apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaría.

Unos hombres piadosos enterraron a Esteban y lo lloraron con gran pesar. Saulo, por su parte, perseguía a la Iglesia; iba de casa en casa y arrastraba a hombres y mujeres, llevándolos a la cárcel.

Los que se habían dispersado iban por todas partes anunciando la Palabra.

Felipe descendió a una ciudad de Samaría y allí predicaba a Cristo. Al oírlo y al ver los milagros que hacía, todos recibían unánimemente las palabras de Felipe. Porque los espíritus impuros, dando grandes gritos, salían de muchos que estaban poseídos, y buen número de paralíticos y lisiados quedaron curados. Y fue grande la alegría de aquella ciudad.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 65, 1-3a. 4-5. 6-7a (R.: 1)

R.        ¡Aclame al Señor toda la tierra!

¡Aclame al Señor toda la tierra!

¡Canten la gloria de su Nombre!

Tribútenle una alabanza gloriosa,

digan al Señor: « ¡Qué admirables son tus obras!»  R.

Toda la tierra se postra ante ti,

y canta en tu honor, en honor de tu Nombre.

Vengan a ver las obras del Señor,

las cosas admirables que hizo por los hombres.  R.

El convirtió el Mar en tierra firme,

a pie atravesaron el Río.

Por eso, alegrémonos en él,

que gobierna eternamente con su fuerza.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan     6, 35-40

Jesús dijo a la gente:

«Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed. Pero ya les he dicho: ustedes me han visto y sin embargo no creen. Todo lo que me da el Padre viene a mí, y al que venga a mí yo no lo rechazaré, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió.

La voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me dio, sino que lo resucite en el último día.

Esta es la voluntad de mi Padre: que el que ve al Hijo y cree en él, tenga Vida eterna y que yo lo resucite en el último día.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • La muerte de Esteban desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, a excepción de los Apóstoles se dispersaron por las regiones de Judea y Samaría. La persecución ha provocado el comienzo de la gran «expansión» misionera del evangelio. El movimiento ha comenzado: el evangelio no queda encerrado en Jerusalén ni en el mundo judío.
  • La Iglesia, tal como Jesús la ha querido, llevará el evangelio hasta los «confines de la tierra», y no será una simple prolongación del judaísmo  con sus estrechas tentaciones nacionalistas. El evangelio está destinado a todas las naciones y debe ser proclamado en todas las lenguas. El simbolismo del milagro de Pentecostés tenía que hacerse realidad.
  • Felipe huye y en su camino pasa por Samaria. Los judíos despreciaban a los samaritanos, considerándolos un pueblo bastardo, que al haberse mezclado con gentiles, habían adquirido  costumbres heréticas.
  • La multitud unánimemente escucha con atención las palabras de Felipe acerca de Jesús, y su predicación obtiene un gran éxito en ese mundo nuevo, que no está aferrado a sus propias certezas y prejuicios.
  • La Palabra de Dios, es anunciada en «palabras de hombres», y toca el corazón provocando una gran alegría.

***

  • En el evangelio vemos como Cristo se esfuerza en hacer pasar a sus interlocutores del recuerdo de los signos realizados por Moisés, a la constatación de los que El mismo realiza, y desde estos, al misterio de su propia persona y de su misión.
  • El Padre toma la iniciativa porque quiere «salvar» a los hombres. La  respuesta por parte del hombre es “ir a Jesús”. «Ver» al Hijo, es reconocer su relación con el Padre, expresada por la obediencia a su voluntad y su misión. Para Juan esto debe reproducirse en la relación de Jesús con el discípulo.
  • El Hijo, obediente al  Padre es enviado;  el discípulo obediente al Hijo es enviado en su nombre.
  • «Creer» y «venir a Jesús», aparecen aquí como equivalentes. La fe, es una «actitud vital de adhesión a la persona de Cristo», más que ser el «asentimiento intelectual a una suma de verdades » aunque no las excluye. «Venir a Jesús», es imitarlo, es reproducir su actitud en nuestra vida.
  • El mismo Jesús quiere saciarnos en el hambre que tenemos de una existencia abierta a la trascendencia, al anhelo de felicidad, justicia, paz y amor verdaderos; a la vida en la plenitud de sus posibilidades y de su perfecta realización; lo que el evangelista llama sintéticamente “vida eterna”.
  • Y lo hace con su propia vida, que se nos da como alimento. En Él, encontramos la fuerza para vivir como discípulos, y continuar trabajando como testigos de su resurrección. Este Pan de Vida nos hace uno con Él,  para que continúe su obra de salvación en el mundo y su historia.
  • Sólo unidos a Él, debemos ser un pan que se entrega por el bien de los demás. Si bien el mal existe en el mundo; mucho más fuerte es la misericordia de Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Saciar las hambres, levantar a nuestro prójimo de sus miserias, compartir lo propio con todos, es nuestra contribución para que la resurrección de Cristo se haga realidad en el mundo.

PARA DISCERNIR

  • ¿Soy testigo con mi vida de la resurrección de Cristo?
  • ¿Me acerco a la Eucaristía como a un encuentro con Jesús resucitado?
  • ¿Experimento la necesidad del Pan de Vida para vivir cristianamente?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Grandes son tus obras Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…Existe una compenetración entre el sufrimiento —llamémoslo cruz, una palabra que lo resume y transfigura— y el compromiso apostólico, esto es, la construcción de la Iglesia. No es posible ser apóstol sin cargar con la cruz. Y si hoy se ofrece el deber y el honor del apostolado a todos los cristianos de manera indistinta, para que la vida cristiana se revele hoy tal cual es y debe ser, es señal de que ha sonado la hora para todo el pueblo de Dios: todos nosotros debemos ser apóstoles, todos nosotros debemos cargar con la cruz.

Para construir la Iglesia es preciso esforzarse, es preciso sufrir. Esta conclusión desconcierta ciertas concepciones erróneas de la vida cristiana presentada bajo el aspecto de la facilidad, de la comodidad, del interés temporal y personal, cuando su rostro tiene que estar siempre marcado por el signo de la cruz, por el signo del sacrificio soportado y realizado por amor: amor a Cristo y a Dios, amor al prójimo, cercano o alejado. Y no es ésta una visión pesimista del cristianismo, sino una visión realista. La Iglesia debe ser un pueblo de fuertes, un pueblo de testigos animosos, un pueblo que sabe sufrir por su fe y por su difusión en el mundo, en silencio, de modo gratuito y con amor…

San Pablo VI, Audiencia general del 1 de septiembre de 1976.

PARA REZAR

GRACIAS SEÑOR, POR LA EUCARISTÍA…

Gracias Señor, porque en la última cena

partiste tu pan y vino en infinitos trozos,

para saciar nuestra hambre y nuestra sed…

Gracias Señor, porque en el pan y el vino nos entregas

tu vida y nos llenas de tu presencia.

Gracias Señor, porque nos amaste hasta el final,

hasta el extremo que se puede amar:

morir por otro, dar la vida por otro.

Gracias Señor, porque quisiste celebrar tu entrega,

en torno a una mesa con tus amigos,

para que fuesen una comunidad de amor.

Gracias Señor, porque en la eucaristía nos haces UNO contigo,

nos unes a tu vida, en la medida en que estamos

dispuestos a entregar la nuestra…

Gracias, Señor, porque todo el día puede ser una preparación

para celebrar y compartir la eucaristía…

Gracias, Señor, porque todos los días puedo volver a empezar,

y continuar mi camino de fraternidad con mis hermanos,

y mi camino de transformación en ti.

JUEVES III

SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO

Patrono del Episcopado Latinoamericano (F)

Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores a la mies

Lectura de la  segunda carta del apóstol

San Pablo a Timoteo                                               1,13-14; 2,1-3

Amado hijo:

Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.

Palabra de Dios. Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.  Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.  Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.

Palabra de Dios

SALMO          Sal 95, 1-3.7-8a.10

R.        El Señor gobernará al mundo con justicia.

Canten al Señor un canto nuevo,

cante al Señor toda la tierra;

canten al Señor, bendigan su Nombre,

día tras día, proclamen su victoria.  R.

Anuncien su gloria entre las naciones,

y sus maravillas entre los pueblos.

Aclamen al Señor, familias de los pueblos,

aclamen la gloria y el poder del Señor;

aclamen la gloria del nombre del Señor. R.

Digan entre las naciones: «¡El Señor reina!

El mundo está firme y no vacilará.

El Señor juzgará a los pueblos con rectitud». R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   9,35-38

Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias.  

Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor.    

Entonces dijo a sus discípulos:

«La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos.

Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para su cosecha».

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

•     Sabiendo que su muerte era inminente, la primera carta a Timoteo, a quien Pablo llama afectuosamente «hermano nuestro y colaborador de Dios en el anuncio de la Buena Noticia de Cristo», contiene una serie de recomendaciones prácticas sobre la necesidad de conservar y transmitir con fidelidad la tradición apostólica y sobre sus responsabilidades como evangelizador: avivar el don de Dios que estaba en él, no avergonzarse de dar testimonio del Señor, ni de aquellos que sufren por Él, retener de forma sana palabras que de Él había oído, y guardar el buen depósito en Él.

•     Pablo recuerda a Timoteo sobre los criterios que deben regir la elección de los ministros de la comunidad, y acerca de las obligaciones que tiene con respecto a las diversas categorías de fieles: ancianos y jóvenes, viudas, presbíteros  y esclavos.

•     Aparece claramente la responsabilidad que tenemos todos los cristianos, hoy, acerca de lo que fue enseñado por los apóstoles de Cristo: igual que Timoteo, todos los cristianos hemos sido los beneficiarios de lo que fue revelado por los apóstoles; junto con las gracias que hemos recibido, también vienen las responsabilidades.

***

•     El evangelio de hoy, hace un breve resumen de la actividad apostólica de Jesús, y el inicio del “Sermón de la Misión”: “Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia”.

•     Mateo, en pocas palabras, describe los puntos centrales de la actividad misionera de Jesús: no espera a que la gente venga hasta Él, sino que Él mismo va en busca de la gente, recorriendo todas las ciudades y poblados; enseña en las sinagogas, esto es, en las comunidades. Jesús anuncia la Buena Nueva del Reino, allí donde la gente está reunida por su fe en Dios. Jesús no enseña doctrinas, sino que en todo lo que dice y hace, deja transparentar algo de la Buena Nueva que lo anima por dentro. Curar todo tipo de dolencia y enfermedad, que era lo que más marcaba la vida de la gente pobre. Ante esta realidad, vemos que lo que más marca la actividad de Jesús, es dar consuelo a la gente para aliviar su dolor.

•     Jesús siente compasión ante la situación de la gente, porque “estaban humillados y abatidos como ovejas sin tienen pastor”. Jesús recibe a las personas en la situación en la que se encuentran: dolientes, abatidos, cansados. Es Pastor, identificándose con la imagen del siervo de Isaías que decía: “El Señor Yahvé me ha concedido el poder hablar como su discípulo. Y ha puesto en mi boca las palabras para aconsejar al que está desanimado”. (Is 50,4a). Como el Siervo, Jesús, se hace discípulo del Padre y del pueblo y dice: “Cada mañana, él me despierta y lo escucho como lo hacen los discípulos”. (Is 49,4b). Del contacto con el Padre saca las palabras de consuelo que hay que comunicar a los pobres.

•     Su compasión, va más allá de un sentimiento de piedad o un momento de emoción. La compasión de la Biblia está expresada en la acción. La compasión sin acción no vale nada. La compasión de Jesús era mucho más profunda que un sentimiento momentáneo. Su compasión lo llevó a que entregara su vida.

•     Cuando la compasión de Dios nos confronta requiere una respuesta. Requiere que asumamos una escucha activa. Hoy, nos encontramos ante el mismo problema de aquel entonces, la cosecha es abundante, pero pocos son los obreros. Hay muy pocos que están dispuestos a responder, sacrificando su vida en servicio a los hermanos, respondiendo a la llamada Señor.

•     La tarea misionera es mucha y no la podemos abarcar totalmente, por eso la primera cosa que Jesús pide a los discípulos es rezar: “La mies es mucha y los obreros pocos. Rueguen, al Dueño de la cosecha que envíe obreros”. El primer paso es la apertura del corazón a Dios, y el encuentro vivo con los sentimientos de Jesús. La oración es la primera forma de compromiso de los discípulos con la misión. El Señor no nos envió a realizar muchas actividades, sino a vivirlas desde su compasión y su amor, que necesitan de nuestras rodillas delante del Dios de la vida. Es la obra del reino, no simple asistencialismo. Si creemos en la importancia de la misión que tenemos, entonces haremos todo lo posible para que no muera con nosotros, sino que continúe en los demás durante su vida y después.

•     Desde el encuentro con Jesús, y la llamada de los hombres que andan como ovejas sin Pastor, la pasión de mi vida es ver que se levanten obreros. El clamor de mi vida, es que el Señor me levante y me junto con otras mujeres y hombres, para que desde una vida esforzada, valiente y llena de su Espíritu vayamos a cosecha.

PARA DISCERNIR

•     ¿Experimento los mismos sentimientos de Jesús ante una sociedad humillada y abatida?

•     ¿Mi compasión se traduce en obras o queda en un mero sentimentalismo?

•     ¿Reconozco en los dones recibidos una responsabilidad a realizar?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Aquí estoy Señor, envíame

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…”Debemos dar un tono de valentía a nuestra vida cristiana, tanto a la privada como a la pública, para no convertirnos en seres insignificantes en el plano espiritual e incluso en cómplices del hundimiento general. ¿Acaso no buscamos, de manera ilegítima, en nuestra libertad un pretexto para dejarnos imponer por los otros el yugo de opiniones inaceptables?

Sólo son libres los seres que se mueven por sí mismos, nos dice santo Tomás. Lo único que nos ata interiormente, de manera legítima, es la verdad. Esta hará de nosotros hombres libres (cf. Jn 8,32). La actual tendencia a suprimir todo esfuerzo moral y personal no presagia, por consiguiente, un auténtico progreso verdaderamente humano. La cruz se yergue siempre ante nosotros. Y nos llama al vigor moral, a la fuerza del espíritu, al sacrificio (cf. Jn 12,25) que nos hace semejantes a Cristo y puede salvarnos tanto a nosotros como al mundo”…

San Pablo VI, Audiencia general del 21 de marzo de 1975.

PARA REZAR

Oración del enviado

«Vayan por todo el mundo…»

Estas palabras están dichas para mí.

Soy continuador de tu obra.

Soy tu compañero en la misión.

La mies es mucha y los operarios pocos.

Quiero ser uno de ellos.

Muchas personas están caídas y pasamos de largo.

Quiero ser buen samaritano.

Conviérteme primero a mí,

para que yo pueda anunciar a otros

la Buena Noticia.

Dame audacia.

En este mundo escéptico y autosuficiente,

tengo miedo.

Dame esperanza.

En esta sociedad recelosa y cerrada,

yo también tengo poca confianza en las personas.

Dame amor.

En esta tierra no solidaria y fría

yo también siento poco amor.

Dame constancia.

En este ambiente cómodo y superficial,

yo también me canso fácilmente.

Conviérteme primero a mí,

para que yo pueda anunciar a otros

la Buena Noticia.

Oremos

Dios nuestro, que has hecho crecer a tu Iglesia en América, con la dedicación pastoral y el celo por la verdad del obispo santo Toribio, concede al pueblo a ti consagrado crecer constantemente en la fe y en la santidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

VIERNES III

El que coma de este pan vivirá eternamente

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 9, 1-20

Saulo, que todavía respiraba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de traer encadenados a Jerusalén a los seguidores del Camino del Señor que encontrara, hombres o mujeres.

Y mientras iba caminando, al acercarse a Damasco, una luz que venía del cielo lo envolvió de improviso con su resplandor. Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: « Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?»

El preguntó: « ¿Quién eres tú Señor?»

«Yo soy Jesús, a quien tú persigues, le respondió la voz. Ahora levántate, y entra en la ciudad: allí te dirán qué debes hacer.»

Los que lo acompañaban quedaron sin palabra, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco. Allí estuvo tres días sin ver, y sin comer ni beber.

Vivía entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en una visión: « ¡Ananías!»

El respondió: «Aquí estoy, Señor.»

El Señor le dijo: «Ve a la calle llamada Recta, y busca en casa de Judas a un tal Saulo de Tarso. El está orando, y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías, que entraba y le imponía las manos para devolverle la vista.»

Ananías respondió: «Señor, oí decir a muchos que este hombre hizo un gran daño a tus santos en Jerusalén. Y ahora está aquí con plenos poderes de los jefes de los sacerdotes para llevar presos a todos los que invocan tu Nombre.»

El Señor le respondió: «Ve a buscarlo, porque es un instrumento elegido por mí para llevar mi Nombre a todas las naciones, a los reyes y al pueblo de Israel. Yo le haré ver cuánto tendrá que padecer por mi Nombre.»

Ananías fue a la casa, le impuso las manos y le dijo: « Saulo, hermano mío, el Señor Jesús -el mismo que se te apareció en el camino- me envió a ti para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo.»

En ese momento, cayeron de sus ojos una especie de escamas y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado. Después comió algo y recobró sus fuerzas.

Saulo permaneció algunos días con los discípulos que vivían en Damasco, y luego comenzó a predicar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 116, 1. 2 (R.: Mc 16, 15)

R.        Vayan  por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia.

¡Alaben al Señor, todas las naciones,

glorifíquenlo, todos los pueblos!  R.

Es inquebrantable su amor por nosotros,

y su fidelidad permanece para siempre.  R

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan     6, 52-59

Los judíos discutían entre sí, diciendo: « ¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?»

Jesús les respondió: «Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.

Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.

Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí.

Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente.»

Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaún.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Hoy escuchamos una de las tres versiones que el libro de los Hechos nos trae de la llamada “conversión” de Saulo. Dios prepara el porvenir y dirige el movimiento de su Iglesia. El que hasta hoy es perseguidor, en el plan de Dios, será mañana el gran apóstol de la buena nueva.
  • Lucas ve en Pablo el responsable de la propagación del Evangelio de Jerusalén en Roma. Saulo es un hombre practicante y de firmes convicciones religiosas, empeñado en combatir lo que él considera una secta que cree en una herejía. Este hombre, de pronto, es cegado por un resplandor e interpelado por una voz en su camino a Damasco.
  • Saulo que creía perseguir a los discípulos encuentra a «Jesús». Es sorprendido por Cristo resucitado presente en sus seguidores. Jesús había dicho: «Lo que hagan al más pequeño de los míos, me lo han hecho a mí.»  Jesús le dirá: «¿por qué «me» persigues?»
  • La iniciativa ha sido de Cristo Jesús. Dios nos sorprende siempre con la elección que hace de las personas que parecen a veces las menos indicadas. Elige como su testigo al que más persigue a su comunidad. Sin embargo, Pablo es un instrumento elegido por Jesús para dar a conocer su nombre.
  • La respuesta de Pablo a Cristo es firme y generosa porque tiene calidad humana y religiosa. El encuentro con el Resucitado lo transforma y se ocupa de la fe siguiendo las reglas fijadas en la época por el catecumenado. A pesar de sus iniciales reticencias, Ananías ejerce aquí su padrinazgo. La iniciación dura al menos tres días; recibe la imposición de manos y sus sentidos son sanados y termina con el bautismo.
  • A partir de este momento pasa al primer plano de las narraciones del libro de los Hechos y será el principal protagonista de las empresas misioneras de la segunda parte del libro.
  • La visión luminosa del camino de Damasco ha influenciado la misión de Pablo y el contenido de su mensaje. Pablo irá a revelar esta luz a las naciones.
  •  El haber descubierto que el crucificado había resucitado, entraña para él la obligación de reconocer en la cruz un instrumento de salvación, que sustituye a la antigua ley.

***

  • Estamos en el final del discurso de Jesús sobre el Pan de la vida. Antes hablaba de ver y creer en el enviado de Dios. Ahora habla de comer y beber la Carne y la Sangre que Jesús va a dar para la vida del mundo en la cruz.
  • En la mentalidad de los contemporáneos de la comunidad cristiana, comer la carne y beber la sangre era un verdadero sacrilegio. La sangre debía ser vertida en la piedra del sacrificio. La separación de sangre y carne significaba la muerte. En este contexto se refiere por igual a la Eucaristía y a la muerte en la cruz.
  • Quien se decide a participar de la suerte de Jesús debía ser consciente de que arriesga su propio destino. La Eucaristía es en este contexto solidaridad total con el crucificado. Entregando la vida se recibe la resurrección definitiva.
  • Para que no haya dudas, aclara que el pan que se consagra en la Eucaristía es verdaderamente su cuerpo. No es una presencia “simbólica”, o meramente espiritual, sino que es real y substancialmente su cuerpo. Por eso, se trata de comer a Jesús y esto es precisamente lo que nos da la Vida.
  • El fruto del comer y beber a Cristo es el mismo que el de creer en Él: participar de su vida. Antes había dicho: «el que cree, tiene vida eterna». Ahora dice: «el que come este pan vivirá para siempre». En dos versículos se describe la comunión que se da  entre el Resucitado y sus fieles desde la Eucaristía.
  • La vida de Cristo es la vida de Dios. Cristo vive por el Padre y el que comulga vivirá por Cristo. No hay para el cristiano, otra forma de vida sino la del mismo Dios. Vida que se dona, se entrega, se sacrifica, se regala.
  • Comulgar es comer la carne del Hijo del hombre para vivir como el Hijo del hombre. Se comulga para mantener la unión: para pensar como Él, para hablar como Él, para amar como Él.
  • Quien se alimenta de Cristo, quien hace suya su Vida y su Misión debe saber que el Señor nos envió al mundo para que el mundo se salve no porque nosotros seamos los autores de la salvación, sino porque el Señor quiere que su encarnación se prolongue, con toda su entrega, con toda su fuerza salvadora, por medio de su Iglesia.

PARA DISCERNIR

  • ¿Iluminan las palabras de Jesús mi vivencia de la Eucaristía?
  • ¿Desde qué caminos entro en comunión con la vida de Jesús?
  • ¿Qué implica para mi vida de discípulo de Jesús la comunión con el Resucitado para vivir el estilo de vida del Crucificado?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DIA

El que come a Jesús vivirá por Él

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…Ante las pruebas que agitan hoy a la Iglesia —el fenómeno de la secularización, que amenaza con disolver o marginar la fe, la falta de vocaciones sacerdotales y religiosas, las dificultades con las que se encuentran las familias para vivir un matrimonio cristiano—, hace falta recordar la necesidad de la oración.

La gracia de la renovación o de la conversión no se dará más que a una Iglesia en oración. Jesús oraba en Getsemaní para que su pasión correspondiera a la voluntad del Padre, a la salvación del mundo. Suplicaba a sus apóstoles que velaran y oraran para no entrar en tentación (cf. Mt 26,41). Habituemos a nuestro pueblo cristiano, personas y comunidades, a mantener una oración ardiente al Señor, con María…

San Juan Pablo II, Discurso a Ios obispos de Suiza, julio de 1984

PARA REZAR

Al amor de los amores, Jesús Sacramentado

Sagrario del Altar el nido de tus más tiernos y regalados amores.

Amor me pides, Dios mío, y amor me das;

tu amor es amor de cielo, y el mío,

amor mezclado de tierra y cielo;

el tuyo es infinito y purísimo; el mío, imperfecto y limitado.

Sea yo, Jesús mío, desde hoy, todo para Ti,

como Tú los eres para mí.

Que te ame yo siempre, como te amaron los Apóstoles;

y mis labios besen tus benditos pies,

como los besó la Magdalena convertida.

Mira y escucha los extravíos de mi corazón arrepentido,

como escuchaste a Zaqueo y a la Samaritana.

Déjame reclinar mi cabeza en tu sagrado pecho

como a tu discípulo amado San Juan.

Deseo vivir contigo, porque eres vida y amor.

Por sólo tus amores, Jesús, mi bien amado,

en Ti mi vida puse, mi gloria y porvenir.

Y ya que para el mundo soy una flor marchita,

no tengo más anhelo que, amándote, morir.

Santa Teresa de Lisieux

SÁBADO III

Tú tienes palabras de Vida Eterna

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 9, 31-42

La Iglesia, entre tanto, gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba consolidando, vivía en el temor del Señor y crecía en número, asistida por el Espíritu Santo.

Pedro, en una gira por todas las ciudades, visitó también a los santos que vivían en Lida. Allí encontró a un paralítico llamado Eneas, que estaba postrado en cama desde hacía ocho años.

Pedro le dijo: «Eneas, Jesucristo te devuelve la salud: levántate, y arregla tú mismo la cama.» El se levantó en seguida, y al verlo, todos los habitantes de Lida y de la llanura de Sarón se convirtieron al Señor.

Entre los discípulos de Jope había una mujer llamada Tabitá, que quiere decir «gacela». Pasaba su vida haciendo el bien y repartía abundantes limosnas. Pero en esos días se enfermó y murió. Después de haberla lavado, la colocaron en la habitación de arriba.

Como Lida está cerca de Jope, los discípulos, enterados de que Pedro estaba allí, enviaron a dos hombres para pedirle que acudiera cuanto antes. Pedro salió en seguida con ellos. Apenas llegó, lo llevaron a la habitación de arriba. Todas las viudas lo rodearon y, llorando, le mostraban las túnicas y los abrigos que les había hecho Tabitá cuando vivía con ellas.

Pedro hizo salir a todos afuera, se puso de rodillas y comenzó a orar. Volviéndose luego hacia el cadáver, dijo: «Tabitá, levántate». Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó. El la tomó de la mano y la hizo levantar. Llamó entonces a los hermanos y a las viudas, y se la devolvió con vida.

La noticia se extendió por toda la ciudad de Jope, y muchos creyeron en el Señor.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 115, 12-13. 14-15. 16-17 (R.: 12)

R.        ¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo?

¿Con qué pagaré al Señor

todo el bien que me hizo?

Alzaré la copa de la salvación

e invocaré el nombre del Señor.  R.

Cumpliré mis votos al Señor,

en presencia de todo su pueblo.

¡Qué penosa es para el Señor

la muerte de sus amigos!  R.

Yo, Señor, soy tu servidor,

tu servidor, lo mismo que mi madre:

por eso rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,

e invocaré el nombre del Señor.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan     6, 60-69

Después de oírlo, muchos de sus discípulos decían: «¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?»

Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: «¿Esto los escandaliza? ¿Qué pasará entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes? El Espíritu es el que da Vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida. Pero hay entre ustedes algunos que no creen.»

En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar.

Y agregó: «Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.»

Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo.

Jesús preguntó entonces a los Doce: «¿También ustedes quieren irse?»

Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Pedro sale de Jerusalén y hace un recorrido por las comunidades cristianas  a modo de visita pastoral  para reanimarlas en su fe.
  • Su presencia va acompañada por dos hechos milagrosos: la curación de un paralítico llamado Eneas, en Lida, y la resurrección de una discípula llamada Tabita que había fallecido en Jafa. La fuerza curativa de Jesús se ha comunicado ahora a sus discípulos. Pedro explícitamente invoca el nombre de Jesús para realizar estos signos prodigiosos.
  • El primer ciclo de visitas pastorales, termina en la casa de Simón, un curtidor de pieles que vive cerca del mar. El oficio de curtir pieles era despreciable para los judíos, y la cercanía al mar no era muy bien vista. La presencia de Pedro en esta casa, demostrará cómo, las comunidades que han roto con la mentalidad judía son lugar de revitalización para los misioneros.
  • Jesús, su Espíritu y la comunidad misma, con sus ministros, son los protagonistas de la historia de la Iglesia. Jesús, sigue presente en su Iglesia, la llena de fuerza por su Espíritu y sigue así actuando a través de ella.

***

  • El discurso de Jesús sobre el Pan de la vida, provoca distintas reacciones en sus oyentes. Les resulta «duro» e imposible de admitir. Los escandaliza que Jesús, afirme con decisión, que es el enviado de Dios; que hay que creer en Él para tener vida, y que afirme que hay que «comer su carne y beber su sangre» para participar de la vida de Dios.
  • La crisis alcanza de lleno a los discípulos, a quienes este modo de hablar les resulta muy duro.
  • Jesús responde invitándolos a mirar el camino del Crucificado; lo que Jesús pide, Él lo ha vivido primero. También los invita a tomar conciencia de que esto se realiza por el don vivificador del Espíritu. Los invita a acoger la propuesta como un don. Jesús no pide nada que no puedan vivir. El soplo del “Espíritu” ayuda a encarnar cada “palabra” suya.
  • Los que se llamaban discípulos quedan puestos a prueba. Al interrogar a los que permanecen, Simón Pedro, hace una confesión de fe afirmando que Jesús es Dios. El último versículo, termina ratificando la exigencia de Jesús al grupo de los verdaderos discípulos.
  • Los verdaderos discípulos no lo abandonaron, aunque en ese momento, pudiera ser que no tuvieran claro lo que representaba su propuesta.
  • También para nosotros este lenguaje es duro. Sólo desde el don de la fe es aceptable. El pan de la eucaristía, carne de Jesucristo, es un pan espiritual, el vino de la eucaristía es una bebida espiritual. Es el Espíritu Santo el que hace de la eucaristía un alimento de vida eterna.
  • En el mundo de hoy, Jesús se convierte en signo de contradicción. Su lenguaje, su propuesta se hace difícil de admitir en la propia vida, si queremos asumir verdaderamente, todo lo que significa  creer en Él.
  • Si bien nos anima, nos consuela, nos invita a la esperanza y a la confianza; también es exigente y su estilo de vida está muchas veces en contradicción con los gustos y las tendencias de nuestro mundo.
  • Creer en Jesús, y en concreto también comulgar con Él en la Eucaristía, implica comulgar con su estilo de vida, hacernos cargo de su misión y abrirnos al Espíritu; sin el cual nada de esto sería posible.

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué nos escandaliza de la propuesta de Jesús?
  • ¿Qué nos resulta más difícil de aceptar?
  • ¿Dónde necesito que el Espíritu me fortalezca más?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DIA

Tú tienes Palabras de Vida eterna

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Nosotros creemos»

…¡Tenga quien quisiere cuidado de pedir ese pan; nosotras pidamos al Padre Eterno merezcamos recibir el nuestro pan celestial de manera que, ya que los ojos del cuerpo no se pueden deleitar en mirarle por estar tan encubierto, se descubra a los del alma y se le dé a conocer, que es otro mantenimiento de contentos y regalos y que sustenta la vida!

Yo conozco una persona que habíala el Señor dado tan viva fe, que cuando oía a algunas personas decir que quisieran ser en el tiempo que andaba Cristo nuestro bien en el mundo, se reía entre sí, pareciéndole que, teniéndole tan verdaderamente en el Santísimo Sacramento como entonces, que ¿qué más se les daba? Considerábase a sus pies y lloraba con la Magdalena, ni más ni menos que si con los ojos corporales le viera en casa del fariseo. Y aunque no sintiese devoción, la fe la decía que estaba bien allí.

Porque, si no nos queremos hacer bobos y cegar el entendimiento, no hay que dudar; que esto no es representación de la imaginación, como cuando consideramos al Señor en la cruz o en otros pasos de la Pasión, que le representamos en nosotros mismos como pasó. Esto pasa ahora y es entera verdad, y no hay para qué le ir a buscar en otra parte más lejos; sino que, pues sabemos que mientras no consume el calor natural los accidentes del pan, que está con nosotros el buen Jesús, que nos lleguemos a Él. Pues, si cuando andaba en el mundo, de sólo tocar sus ropas sanaba los enfermos, ¿qué hay que dudar que hará milagros estando tan dentro de mí, si tenemos fe, y nos dará lo que le pidiéremos, pues está en nuestra casa?…

Santa Teresa de Ávila (1515-1582), carmelita descalza, doctor de la Iglesia -Camino de perfección, 34

PARA REZAR

¡Oh Señor!, yo creo y profeso que Tú eres el Cristo Verdadero, el Hijo de Dios vivo que vino a este mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Acéptame como participante de tu Cena Mística, ¡oh Hijo de Dios!

No revelaré tu Misterio a tus enemigos, ni te daré un beso como lo hizo Judas, sino que como el buen ladrón te reconozco.

Recuérdame, ¡Oh Señor!, cuando llegues a tu Reino. Recuérdame, ¡oh Maestro!, cuando llegues a tu Reino. Recuérdame, ¡oh Santo!, cuando llegues a tu Reino.

Que mi participación en tus Santos Misterios, ¡oh Señor! no sea para mi juicio o condenación, sino para sanar mi alma y mi cuerpo.

¡Oh Señor!, yo también creo y profeso que lo que estoy a punto de recibir es verdaderamente tu Preciosísimo Cuerpo y tu Sangre Vivificante, los cuales ruego me hagas digno de recibir, para la remisión de todos mis pecados y la vida eterna. Amén.

¡Oh Dios!, se misericordioso conmigo, pecador.
¡Oh Dios!, límpiame de mis pecados y ten misericordia de mí.
¡Oh Dios!, perdóname, porque he pecado incontables veces.

Por Mari