TIEMPO DTE EL AÑO – CICLO A

DOMINGO XIX

LUNES XIX

MARTES XIX

15 DE AGOSTO – LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA (S)

MIÉRCOLES XIX

JUEVES XIX

VIERNES XIX

SÁBADO XIX

TIEMPO DTE EL AÑO – CICLO A

DOMINGO XIX

¿Por qué dudaste?

PRIMERA LECTURA

Lectura del primer libro de los Reyes      19, 9. 11-13a

Habiendo llegado Elías a la montaña de Dios, el Horeb, entró en la gruta y pasó la noche. Allí le fue dirigida la palabra del Señor. El Señor le dijo: «Sal y quédate de pie en la montaña, delante del Señor.»

Y en ese momento el Señor pasaba. Sopló un viento huracanado que partía las montañas y resquebrajaba las rocas delante del Señor. Pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, hubo un terremoto. Pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, se encendió un fuego. Pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó el rumor de una brisa suave. Al oírla, Elías se cubrió el rostro con su manto, salió y se quedó de pie a la entrada de la gruta.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 84, 9ab y 10. 11-12. 13-14 (R.: 8)

R.        Manifiéstanos, Señor, tu misericordia, y danos tu salvación.

Voy a proclamar lo que dice el Señor:

el Señor promete la paz,

la paz para su pueblo y sus amigos.

Su salvación está muy cerca de sus fieles,

y la Gloria habitará en nuestra tierra.  R.

El Amor y la Verdad se encontrarán,

la Justicia y la Paz se abrazarán;

la Verdad brotará de la tierra

y la Justicia mirará desde el cielo.  R.

El mismo Señor nos dará sus bienes

y nuestra tierra producirá sus frutos.

La Justicia irá delante de él,

y la Paz, sobre la huella de sus pasos.  R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Roma    9, 1-5

Hermanos:

Digo la verdad en Cristo, no miento, y mi conciencia me lo atestigua en el Espíritu Santo. Siento una gran tristeza y un dolor constante en mi corazón. Yo mismo desearía ser maldito, separado de Cristo, en favor de mis hermanos, los de mi propia raza.

Ellos son israelitas: a ellos pertenecen la adopción filial, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto y las promesas. A ellos pertenecen también los patriarcas, y de ellos desciende Cristo según su condición humana, el cual está por encima de todo, Dios bendito eternamente. Amén.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   14, 22-33

Después que se sació la multitud, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo.

La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. «Es un fantasma,» dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.

Pero Jesús les dijo: «Tranquilícense, soy yo; no teman.»

Entonces Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua.»

«Ven,» le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: «Señor, sálvame.» En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?»

En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: «Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Jezabel, mujer del rey, en estrecha colaboración con los cultos cananeos y con los sacerdotes de los Baales es la causa de que el pueblo abandone a Dios.
  • Elías lucha contra los sacerdotes de Baal que perecerán en sus manos, lo que le ha valido la persecución por parte de la reina Jezabel. Elías sale en busca de Yahvé, hacia Horeb, la montaña del Sinaí, allí donde, según las tribus del Norte, Dios está más presente que en el monte de Sión.
  • Si el huracán, el terremoto y el fuego abrasador fueron señales de la presencia de Yahvé en el Sinaí cuando fue la promulgación de la ley, ahora Yahvé se revela al profeta Elías en el susurro de una brisa.
  • Allí experimenta la presencia de Dios y escucha su palabra, que le confirma su misión: Elías no puede abandonar la lucha, debe continuar la pelea.

***

  • Pablo se siente solidario con su propio pueblo hasta extremos exagerados. Es un principio de amor integral y desinteresado. Pablo lo dice y nos lo dice en serio. Está seguro de que nunca se va a separar de Cristo.
  • Dios es misericordioso en extremo. Pablo toma muy en serio la desobediencia de Israel, pero toma a Dios más en serio si cabe, por encima de la rebelión de Israel. Este principio es el verdadero motor de estos pasajes sobre el Dios de la misericordia, a pesar de la tragedia de Israel.
  • En el año 57, Pablo ha recorrido ya suficientemente los caminos del Próximo Oriente como para saber que no puede contar con una conversión próxima de Israel.
  • El mayor de los privilegios que Israel ha recibido históricamente es la persona misma de Jesús. Sin embargo, esto tampoco ha sido suficiente ya que ver en Jesús a Dios Salvador es una cuestión de fe en la promesa.
  • Los versículos que se leen hoy, reflejan todo el dolor que siente por su propia nación y comparte su proceso que va de la desolación, porque su pueblo rechaza el misterio de Cristo, a la esperanza; y de la esperanza a la certeza de la salvación.
  • Lo mismo que Moisés prefería su desaparición al aniquilamiento del pueblo, Pablo desea ser reprobado si eso puede ayudar al pueblo, a desarrollar los múltiples privilegios recibidos.

***

  • Los que salieron a escuchar la palabra de Jesús en el desierto comieron hasta saciarse pan y peces. Esperaban a un Mesías que fuera rey de Israel, pero Jesús, cuando el pueblo quiere proclamarlo rey, se aleja y se retira Él solo al monte para orar.
  • Pero antes, obliga a sus discípulos a embarcarse, quiere ale­jarlos del escenario de la señal mesiánica y del contacto con la multitud, de modo que no cedan a la tentación de ver en Él, un Mesías de poder. Jesús no se engolosina con el milagro de la multiplicación de los panes. Se sabe servidor del Reino, por eso se retira a hacer oración para estrechar vínculos con el Padre, ahondar en su voluntad y fortalecer su confianza en la obra que le ha asignado.
  • Mientras tanto, los discípulos en la barca sufren las embestidas del viento tormentoso. «La barca» de los discípulos es figura de la comunidad. Después de calmar el hambre de la multitud que lo seguía, Jesús los ha enviado «a la otra orilla», a país pagano donde antes habían ido con Él. El “pan debe partirse y repartirse” con todos los pueblos, del mismo modo que se ha hecho en país judío. Sin embargo, «el viento» contrario, les impide llevar a cabo el encargo de Jesús, encargo que los alejaría del lugar don­de está la esperanza de que Jesús triunfe convirtiéndose en el líder de la multitud. Ven en el reparto de los panes, una extraordinaria manifestación de poder, exclusiva de Jesús, y no el efecto de la entrega personal de Jesús, que quiere que la salvación de Dios llegue a todos los hombres.
  • Durante la madrugada, en medio de la tormenta, ante los discípulos llenos de temor, Jesús aparece y se da a conocer. La palabra «¡Ánimo!» disipa el te­mor provocado por la aparición. La invitación a no tener miedo está sostenida por sus palabras: «Soy yo», fórmula de identifica­ción con la que Dios se revelaba en el Antiguo Testamento.
  • Pedro se deja fascinar por el atractivo de caminar sobre las aguas y provoca a Jesús, quiere participar de su mismo poder y hasta de su misión; sale de la barca con gran decisión, muy seguro de sí mismo, lleno de vanidad, desafiando a todo y a todos.
  • Jesús no duda y lo invita; todo el que lo sigue está llamado a entrar en la condición de hijo de Dios. Sin embargo, Pedro «ve» el efecto del viento sobre el agua, y siente miedo, duda y se hunde. Su fragilidad se pone en evidencia nublando todas sus seguridades: mantenerse en pie en el camino hacia Jesús no es fruto del entusiasmo, sino de la fe. Pedro, esperaba una identificación con Jesús sin obstáculos y de manera milagrosa. Jesús lo deja caer en la trampa de su orgullo, para que pueda encontrarse verdaderamente con él mismo y, que aprenda que para ser como el Maestro, es necesaria una entrega total, que se apoya incondicionalmente en Él.
  • Pedro buscó con una fe inmadura su apoyo en lo extraordinario y milagroso, mientras que la verdadera fe está determinada por una confianza total en Dios y en el poder de su palabra, aún en las necesidades más extremas de la vida. Esa  fe en Jesús es la que le permitirá afrontar las dificultades de la vida y salir adelante y es únicamente Jesús, el que podrá rehacerlo por dentro.
  • Pedro es modelo de todo discípulo creyente, en su constante oscilar entre la fe en Jesús, el miedo, la duda y los falsos apoyos.
  • La fe es una invitación no a aislarnos o refugiarnos fuera del mundo, sino a lanzarnos y comprometernos con la realidad en que vivimos, dejando de pensar sólo en nosotros mismos. Si queremos encontrar a Dios sin problemas, jamás reconoceremos su presencia real en nuestra vida y en el mundo. Para encontrarlo es necesario ponerse a caminar con los riesgos de Pedro. Un caminar que no está exento de dudas ni de inseguridades humanas, porque Jesús no alienta el deseo de querer tener signos palpables y seguros para creer.
  • No hay otro signo que la vida asumida con toda su inseguridad, confiando en Dios, que nos ofrece con su presencia viva, la orientación en un camino que se nos va desvelando a medida que vamos andando por él.
  • La fe no es posible sin el riesgo de la fe, sin la inseguridad de la fe; pues la única seguridad de la fe es correr el riesgo de caminar, fiados tan sólo en la palabra de Dios, que nos da la clave para comprender el proyecto de Dios sobre un mundo, y una historia que se nos presenta muchas veces incierta y desconcertante.
  • Como discípulos estamos llamados a enfrentarnos con la vida, tal cual se presenta como los demás hombres, sin un Dios aparte que resuelva mágicamente los problemas. Igual que todos, tendremos dificultades para vivir, para convivir, para llevar adelante nuestro matrimonio o la educación de los hijos; el trabajo, las enfermedades;  la fe no nos da garantía de éxito, ni da ninguna ventaja sobre las contrariedades de la vida; aporta, eso sí, una nueva perspectiva ante ellas, da claridad para discernirlas, valor para afrontarlas y amor para hacer de ellas, camino de maduración personal, de salvación y de aporte, en la construcción del Reino.

PARA DISCERNIR

  • ¿Cuáles son mis apoyos en el camino de mi fe?
  • ¿Cómo es el Jesús en el  que creo?
  • ¿Experimento la fe como una ventaja frente a los demás?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

No temas yo estoy contigo

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…”Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre las aguas. Si eres tú, mándame (Mt 14,28): porque no puedo hacerlo por mí, sino por ti. Reconoció lo que era de por sí y lo que era por aquel por cuya voluntad creía poder lo que no podría ninguna debilidad humana. Por eso, si eres tú, mándame, pues nada más mandarlo, se hará; lo que no puedo yo presumiendo, lo puedes tú mandando. Y el Señor le dijo: Ven. Y bajo la palabra del que le mandaba, bajo la presencia de quien le sostenía, bajo la presencia de quien disponía, Pedro sin vacilar y sin demora, saltó al agua y comenzó a caminar. Pudo lo mismo que el Señor, no por sí, sino por el Señor. Porque en otro tiempo, fuisteis tinieblas, mas ahora sois luz, pero en el Señor (Ef. 5,8). Lo que nadie puede hacer en Pablo o en Pedro, o en cualquier otro de los apóstoles, puede hacerlo en el Señor. Por eso Pablo, rebajándose útilmente, exalta al Señor diciendo muy bien: ¿Acaso ha sido crucificado Pablo por vosotros ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo? (1 Cor 1,13). No, pues, en mí, sino conmigo; no bajo mi poder, sino bajo el suyo.

Pedro caminó sobre las aguas por mandato del Señor, sabiendo que por sí mismo no podía hacerlo. Por la fe pudo lo que la debilidad humana no hubiera podido. Éstos son los fuertes en la Iglesia. Atended, escuchad, entended, obrad. Porque no hay que tratar aquí con los fuertes para que sean débiles, sino con los débiles para que sean fuertes. A muchos les impide ser firmes su presunción de firmeza. Nadie logra la firmeza de manos de Dios, sino quien reconoce en sí mismo la flaqueza: El Señor derrama lluvia voluntaria en su heredad. ¿Por qué os adelantáis los que sabéis lo que voy a decir? Templad la velocidad para que nos sigan los más lentos. Esto dije y esto digo: Nadie logra de Dios la firmeza, si no reconoce en sí mismo la flaqueza…

Así dice Pedro: Mándame ir a ti sobre las aguas (Mt 14,28). Me atrevo, a pesar de ser hombre, pero no lo suplico a un hombre. Mándelo el Dios hombre, para que pueda lo que no puede el hombre. Dijo: Ven. Descendió y comenzó a caminar sobre las aguas. Pedro lo pudo, porque lo mandaba la Piedra. Eso es lo que podía Pedro en el Señor. ¿Qué podía en sí mismo? Sintiendo un viento fuerte, temió y comenzó a hundirse y exclamó: Señor, líbrame, que perezco! (Mc 14,30). Presumió del Señor y pudo por el Señor; pero titubeó como hombre y se volvió al Señor. Si decía: «Se ha movido mi pie»… ¿Por qué se ha movido, sino porque es mío? ¿Y qué sigue? Tú misericordia, Señor, me ayudaba (Sal 93,18). No mi poder, sino tu misericordia. ¿Acaso el Señor abandonó al que titubeaba, si le oyó cuando llamaba? ¿Dónde queda aquello: Quién invocó al Señor, y fue abandonado por él? Y aquello: Todo el que invocare el nombre del Señor será salvo (JI 2,32). Concediendo al momento el auxilio de su diestra, alzó al que se hundía y reprendió al que desconfiaba: Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste? (Mt 14;31). Presumiste de mí y dudaste de mí”…

San Agustín. Sermón 76,5-9

PARA REZAR

Dios y Padre nuestro

que conoces nuestra poca fe

te pedimos que no desfallezca nuestra esperanza,

que tu Espíritu renueve

nuestro ardor, que se agota buscando

otras riquezas  y otros caminos.

Que tu palabra, sembrada en nuestro corazones,

crezca y dé fruto,

y así transforme nuestro mundo

y lo haga adelanto del reino definitivo.

Nos confías el cuerpo y la sangre de tu Hijo,

que son anticipo  del Reino definitivo;

Ellos son fruto de nuestra tierra y de nuestro trabajo,

y unidos a tu obra recreadora

son ya las primicias de los tiempos nuevos.

Que sean también, para nuestro gozo,

el alimento y la fuerza para el camino

que nos conduce

a tu encuentro.

LUNES XIX

Los hijos están exentos de los impuestos

Lectura del libro del Deuteronomio          10, 12-22

Moisés habló al pueblo diciendo:

Y ahora, Israel, esto es lo único que te pide el Señor, tu Dios: que lo temas y sigas todos sus caminos, que ames y sirvas al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, observando sus mandamientos y sus preceptos, que hoy te prescribo para tu bien.

Al Señor, tu Dios, pertenecen el cielo y lo más alto del cielo, la tierra y todo lo que hay en ella. Sin embargo, sólo con tus padres se unió con lazos de amor, y después de ellos los eligió a ustedes, que son su descendencia, prefiriéndolos a todos los demás pueblos.

Por eso, circunciden sus corazones y no persistan en su obstinación, porque el Señor, su Dios, es el Dios de los dioses y el Señor de los señores, el Dios grande, valeroso y temible, que no hace acepción de personas ni se deja sobornar. El hace justicia al huérfano y a la viuda, ama al extranjero y le da ropa y alimento. También ustedes amarán al extranjero, ya que han sido extranjeros en Egipto.

Teme al Señor, tu Dios, y sírvelo; vive unido a él y jura por su Nombre.

El es tu gloria y tu Dios, y él realizó en tu favor esas tremendas hazañas de que fuiste testigo. Porque cuando tus padres bajaron a Egipto, eran apenas setenta personas, y ahora el Señor te ha hecho numeroso como las estrellas del cielo.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20 (R.: 12a)

R.        ¡Glorifica al Señor, Jerusalén!

¡Glorifica al Señor, Jerusalén,

alaba a tu Dios, Sión!

El reforzó los cerrojos de tus puertas

y bendijo a tus hijos dentro de ti.  R.

El asegura la paz en tus fronteras

y te sacia con lo mejor del trigo.

Envía su mensaje a la tierra,

su palabra corre velozmente.  R.

Revela su palabra a Jacob,

sus preceptos y mandatos a Israel:

a ningún otro pueblo trató así

ni le dio a conocer sus mandamientos.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   17, 22-27

Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús les dijo: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres: lo matarán y al tercer día resucitará.» Y ellos quedaron muy apenados.

Al llegar a Cafarnaúm, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?» «Sí, lo paga,» respondió.

Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?» Y como Pedro respondió: «De los extraños,» Jesús le dijo: «Eso quiere decir que los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Este pasaje se inscribe dentro del tema más general de la vida del pueblo en la Alianza de Dios. Vuelve a recordarse a los oyentes el precepto del temor y amor al Señor para el bien del hombre. Y se insiste en la realidad de la elección divina, invitando a “circuncidar el corazón” –expresión que recuerda al profeta Jeremías (4,4; 9,25-25).
  • Seguidamente, el autor sagrado resalta la supremacía del Dios de Israel por encima de los dioses paganos y destaca el oficio divino de practicar justicia, especialmente a favor de los más necesitados: el huérfano, la viuda, el extranjero.
  • La lectura concluye invitando al hombre a colocarse en el lugar del extranjero, recordando que tiempo atrás él mismo lo fue en Egipto pero la bondad y la fuerza del Señor lo sacaron de allí e hicieron de él un pueblo “numeroso como las estrellas del cielo”.
  • En definitiva, meditando las hazañas en favor del pueblo e imitando el proceder de Dios –que no hace acepción de personas sino que practica la justicia con todos-, el hombre rinde el culto agradable al Señor, amándolo y sirviéndolo de corazón.

***

  • En tiempos de Jesús, el impuesto, era propio de los pueblos sometidos más que de los ciudadanos de derecho, a los que se llamaba hijos. Los que cobraban el «didracma», tributo anual para el templo, se acercaron a Pedro y le preguntaron si Jesús, su maestro, no pagaba el impuesto.
  • Desde tiempos de Nehemías, era costumbre que los israelitas mayores de veinte años, pagaran cada año, una pequeña ayuda para el mantenimiento del templo de Jerusalén: dos dracmas y  la ofrenda de los sacrificios.
  • Jesús se presenta a sí mismo como un «Hijo de Hombre», como un hombre totalmente libre, e inmerso en el amor de Dios, pero que no escapa a las exigencias de su tiempo. Jesús afirmará que es superior al templo y se siente exento de pagar el impuesto al templo, pero, a pesar de esto, se comporta como un ciudadano, igual a los demás, un israelita piadoso, cumplidor de sus deberes.
  • Jesús inmediatamente imprime un giro decisivo a la cuestión. Los hijos del Reino, los que aceptaron a Jesús como Hijo del Padre, están libres del impuesto del templo. Jesús los ha liberado de esta obligación.
  • Sin embargo, como quiere evitar una ruptura que exacerbe los conflictos con la autoridad religiosa, señala un camino para poder cumplir con la obligación. Invita a Pedro a realizarlo mediante la práctica de su oficio de pescador.
  • El “Hijo” pagó el precio del esclavo, para que, los que estaban sometidos a la esclavitud, desde ese momento fueran hijos. Por eso Jesús, no se deja intimidar por la actitud de los funcionarios y con una libertad soberana pagará el impuesto.
  • Somos, como hijos de Dios, los testigos del Viviente, del hombre resucitado, y a través de Él somos invitados a ser los forjadores de la libertad humana en todas sus expresiones.

 PARA DISCERNIR

  • ¿Sabemos dar el lugar verdadero a las realidades divinas en la vida cotidiana?
  • ¿Sabemos dar el lugar verdadero a las realidades cotidianas dentro del plan de Dios?
  • ¿Vivimos nuestra vida como un testimonio constante de la obra de Dios?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Quiero vivir como tu hijo Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Liberados por el Hijo del hombre que se entrega a manos de los hombres

…”Todos los pueblos, por nuestro Señor Jesucristo, han sido liberados de los poderes que los habían hecho cautivos. Es él, sí, es él quien nos ha rescatado. Tal como lo dice el apóstol Pablo: «Nos perdonó todos nuestros pecados. Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas, lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz. Despojándose a sí mismo, arrastró a los poderes del mal en el cortejo de su triunfo» (Col 2,13-15). Libró a los encadenados y rompió nuestros lazos, tal como lo había dicho David: «El Señor liberta a los cautivos, el Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan». Y más aún: «Rompiste mis cadenas, te ofreceré un sacrificio de alabanza» (Sl 145, 7-8; 115, 16-17).

Sí, hemos sido liberados de nuestras cadenas, nosotros que hemos sido llamados por el Señor para ser congregados por el sacramento del bautismo…; hemos sido liberados por la sangre de Cristo y por la invocación de su nombre… Así, pues, amados míos, hemos sido lavados por el agua del bautismo de una vez por todas, y de una vez por todas somos acogidos en el Reino inmortal. Una vez por todas «dichosos aquellos que están absueltos de sus culpas, a quienes han sepultado sus pecados» (Sl 31,1; Rm 4,7). Mantened con valentía lo que habéis recibido, conservadlo para vuestra dicha, no pequéis más. Desde ahora guardaos puros e irreprochables para el día del Señor”…

 San Paciano de Barcelona (?- hacia 390), obispo – Homilía sobre el bautismo, 7

PARA REZAR                              

Oración a la Divina Providencia

Dios y Señor Nuestro, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
cuya Providencia no se equivoca en todo lo que dispone,
y nada acontece que no lo ordene,
rendidamente te pedimos y suplicamos
que apartes de nosotros todo lo que nos pueda separar de Ti,
y nos concedas todo lo que nos conviene.

Haz que en toda nuestra vida busquemos primeramente tu Reino
y que seamos justos en todo;
que no nos falte el trabajo,
el techo bajo el cual nos cobijamos,
ni el pan de cada día.
Ayúdanos en las enfermedades y líbranos de la miseria;
que ningún mal nos domine.
Sálvanos del pecado, el mayor de todos los males,
y que siempre estemos preparados esperanzadamente a la muerte.

Por tu Misericordia, Señor y Dios Nuestro,
haz que vivamos siempre en tu Gracia.
Así seremos dignos de adorar tu amable Providencia
en la eterna bienaventuranza.
Amén.

MARTES XIX

15 DE AGOSTO – LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA (S)

Eres bendita entre todas las mujeres

Lectura del libro del Apocalipsis  11, 19a; 12, 1-6a. 10ab

Se abrió el Templo de Dios que está en el cielo y quedó a la vista el Arca de la Alianza.

Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.

Estaba embarazada y gritaba de dolor porque iba a dar a luz.

Y apareció en el cielo otro signo: un enorme Dragón rojo como el fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y en cada cabeza tenía una diadema. Su cola arrastraba una tercera parte de las estrellas del cielo, y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se puso delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera.

La Mujer tuvo un hijo varón que debía regir a todas las naciones con un cetro de hierro. Pero el hijo fue elevado hasta Dios y hasta su trono, y la Mujer huyó al desierto, donde Dios le había preparado un refugio.

Y escuché una voz potente que resonó en el cielo: «Ya llegó la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías.»

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 44, 10bc. 11-12. 15b-16 (R.: 10b)

R.        Es la reina, adornada con tus joyas y con oro de Ofir.

Una hija de reyes está de pie a tu derecha:

es la reina, adornada con tus joyas

y con oro de Ofir.  R.

¡Escucha, hija mía, mira y presta atención!

Olvida tu pueblo y tu casa paterna,

y el rey se prendará de tu hermosura.

El es tu señor: inclínate ante él.  R.

Las vírgenes van detrás, sus compañeras la guían,

con gozo y alegría entran al palacio real.  R.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Corinto 15, 20-27a

Hermanos:

Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos. Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección.

En efecto, así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo, cada uno según el orden que le corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a él en el momento de su Venida.

En seguida vendrá el fin, cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo Principado, Dominio y Poder. Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus pies. El último enemigo que será vencido es la muerte, ya que Dios todo lo sometió bajo sus pies.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   1, 39-56

María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:

« ¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.»

María dijo entonces:

«Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre.»

María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • La Asunción de María es un acontecimiento que nos afecta de cerca. Sobre todo hombre destinado a morir, hay una promesa de Cristo que lo abre a una futura resurrección. El misterio de la Asunción de la Virgen nos asegura que la muerte no es la última palabra.
  • Dios da señales que invitan a la esperanza: la lucha a muerte del dragón contra la mujer y su descendencia, el arca de la alianza como signo de la presencia de Dios en medio su pueblo. María asunta es figura de la Iglesia, tanto la celestial como la que camina dando a luz a Cristo para el ser humano de hoy, y prefigura la victoria final de toda la Iglesia con Cristo, por Él y en Él.
  • La segunda lectura nos afirma que Cristo es el Resucitado, el vencedor de la muerte, causa de la resurrección de los muertos. Cristo ha derrotado la muerte en su propio terreno y le ha arrebatado todo su poder sobre la vida, liberando a todos los que estaban bajo su poder.

***           

  • El evangelio se centra en el encuentro de las dos madres y de sus respectivos niños, se unen los relatos paralelos de la infancia de Juan, el último profeta y de Jesús. El Espíritu marca la continuidad del designio de Dios entre Antiguo y Nuevo Testamento. Lucas pone en boca de María este himno inspirado en el cántico de Ana y en toda la tradición bíblica que expresa la fe y la esperanza de los pobres y humildes del pueblo de Dios. Son los pobres del Señor quienes, en María y con ella, alaban a Dios por las grandes obras que ha hecho en ellos.
  • La «asunción» gloriosa de María que celebramos no se trata de ningún viaje sideral. Esa asunción gloriosa significa que en María, Dios ha dignificado a todos los seres humanos, convirtiéndolos en plenos participantes de su obra salvífica.
  • Esta fiesta nos invita a vivir en el presente el futuro prometido por Dios y adelantado en la Virgen. María vivió su existencia como una manifestación de la obra salvadora de Dios. No hubo momento de su existencia en el que el amor misericordioso del Padre no se hiciera solidaridad, misericordia y compasión con todas las personas que, como ella, vivían situaciones de pobreza y exclusión.
  • María encarnó todos aquellos valores que nos permiten comprender como el futuro de Dios se puede manifestar en las limitaciones de nuestro presente. María nos invita a vivir gozosamente la vida como un encuentro permanente con el Dios de la vida y la historia que realiza su obra redentora en las miserias de nuestro mundo y en las limitaciones de nuestra existencia.
  • La Asunción es la victoria de Dios confirmada en María y asegurada para nosotros. La Asunción es una señal y promesa de la gloria que nos espera.
  • «Hoy sube al cielo la Virgen llena de gloria, y colma de gozo a los ciudadanos celestes». « ¡Qué regalo más hermoso envía hoy nuestra tierra al cielo! Con este gesto maravilloso de amistad —que es dar y recibir— se funden lo humano y lo divino, lo terreno y lo celeste, lo humilde y lo sublime. El fruto más granado de la tierra está allí, de donde proceden los mejores regalos y los dones de más valor. Encumbrada a las alturas, la Virgen Santa prodigará sus dones a los hombres». San Bernardo.

PARA DISCERNIR

  • ¿Cómo ilumina mi fe la realidad de la muerte?
  • ¿Qué lugar le doy a la Virgen en mi esperanza?
  • La Asunción de la Virgen ¿Qué le aporta a mi experiencia de fe?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

El Poderoso ha hecho grandes cosas en mí

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…”El evangelio de la mañana de pascua describe la resurrección como la capacidad de ver abiertas las tumbas y de divisar la vida en el lugar de la muerte. Se trata de una experiencia tan antigua y tan profundamente arraigada en los seres humanos que, probablemente, nuestra misma conciencia, nuestra misma humanidad, nunca hubiera podido madurar y realizarse a sí misma si, al mismo tiempo, no hubiéramos desarrollado la capacidad de ver el mundo también de una manera diferente de como lo vemos sólo con los ojos terrenos. Si nos consideramos únicamente hijos de este mundo, estamos perdidos. Si la última palabra sobre nuestra existencia fuera que somos sólo lo que vemos, es decir, un mecanismo de breve duración, una envoltura sombría, los pocos años que estamos aquí no serían otra cosa más que un sueño fugaz, algo irreal, incomprensible, nada más que un capricho y un juego de la naturaleza.

Las primeras fórmulas interpretaron unánimemente la resurrección de Jesús como una transformación de nuestra vida ya aquí en la tierra. No es que Jesús haya fundado la fe en una prosecución de la vida o en una continuación de la existencia. Es mucho más importante el hecho de que Jesús vivió la vida contra la muerte y que no quería, ciertamente, que nosotros empezáramos a vivir sólo después de haber muerto físicamente. Las mujeres que la mañana de pascua van al sepulcro advierten la gran cantidad de energía que emana de Jesús. Jesús tuvo dentro de él este poder gracias a su confianza en la vida, hasta tal punto que la resurrección de la muerte puede empezar en este momento”…

E. Drewermann, La riqueza de la vida, Brescia 1998, pp. 268-270, passim.

PARA PROFUNDIZAR UN POCO MÁS

Fundamento de este dogma


El Papa Pío XII bajo la inspiración del Espíritu Santo, y después de consultar con todos los obispos de la Iglesia Católica, y de escuchar el sentir de los fieles, el primero de Noviembre de 1950, definió solemnemente con su suprema autoridad apostólica, el dogma de la Asunción de María. Este fue promulgado en la Constitución «Munificentissimus Deus»:

«Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo».

El Papa Pío XII presentó varias razones fundamentales para la definición del dogma:

1-La inmunidad de María de todo pecado: La descomposición del cuerpo es consecuencia del pecado, y como María, careció de todo pecado, entonces Ella estaba libre de la ley universal de la corrupción, pudiendo entonces, entrar prontamente, en cuerpo y alma, en la gloria del cielo.

2-Su Maternidad Divina: Como el cuerpo de Cristo se había formado del cuerpo de María, era conveniente que el cuerpo de María participara de la suerte del cuerpo de Cristo. Ella concibió a Jesús, le dio a luz, le nutrió, le cuidó, le estrechó contra su pecho. No podemos imaginar que Jesús permitiría que el cuerpo, que le dio vida, llegase a la corrupción.

3-Su Virginidad Perpetua: como su cuerpo fue preservado en integridad virginal, (toda para Jesús y siendo un tabernáculo viviente) era conveniente que después de la muerte no sufriera la corrupción.

4-Su participación en la obra redentora de Cristo: María, la Madre del Redentor, por su íntima participación en la obra redentora de su Hijo, después de consumado el curso de su vida sobre la tierra, recibió el fruto pleno de la redención, que es la glorificación del cuerpo y del alma.

PARA REZAR

Decir tu nombre, María

Decir tu nombre, María,
es decir que la Pobreza
compra los ojos de Dios.

Decir tu nombre, María,
es decir que la Promesa
sabe a leche de mujer.

Decir tu nombre, María,
es decir que nuestra carne
viste el silencio del Verbo.

Decir tu nombre, María,
es decir que el Reino viene
caminando con la Historia.

Decir tu nombre, María,
es decir junto a la Cruz
y en las llamas del Espíritu.

Decir tu nombre, María,
es decir que todo nombre
puede estar lleno de Gracia.

Decir tu nombre, María,
es decir que toda muerte
puede ser también Su Pascua.

Decir tu nombre, María,
es decirte Toda Suya,
Causa de Nuestra Alegría.

Oración

Señor Dios todopoderoso, tú que, mirando complacido la profunda humildad de la siempre Virgen María, la elevaste a la excelsa dignidad de ser madre de tu Hijo hecho hombre y, en este día, la coronaste de gloria y de honor, concédenos, por su intercesión, que ya que como María tenemos parte en tu redención, alcancemos, también como ella, la gloria del reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo

MIÉRCOLES XIX

Si te hace caso, has salvado a tu hermano

Lectura del libro del Deuteronomio          34, 1-12

Moisés subió de las estepas de Moab al monte Nebo, a la cima del Pisgá, frente a Jericó, y el Señor le mostró todo el país: Galaad hasta Dan, todo Neftalí, el territorio de Efraím y Manasés, todo el territorio de Judá hasta el mar Occidental, el Négueb, el Distrito y el valle de Jericó -la Ciudad de las Palmeras- hasta Soar. Y el Señor le dijo: «Esta es la tierra que prometí con juramento a Abraham, a Isaac y a Jacob, cuando les dije: «Yo se la daré a tus descendientes.» Te he dejado verla con tus propios ojos, pero tú no entrarás en ella.»

Allí murió Moisés, el servidor del Señor, en territorio de Moab, como el Señor lo había dispuesto. El mismo lo enterró en el Valle, en el país de Moab, frente a Bet Peor, y nadie, hasta el día de hoy, conoce el lugar donde fue enterrado. Cuando murió, Moisés tenía ciento veinte años, pero sus ojos no se habían debilitado, ni había disminuido su vigor. Los israelitas lloraron a Moisés durante treinta días en las estepas de Moab. Así se cumplió el período de llanto y de duelo por la muerte de Moisés.

Josué, hijo de Nun, estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había impuesto sus manos sobre él; y los israelitas le obedecieron, obrando de acuerdo con la orden que el Señor había dado a Moisés.

Nunca más surgió en Israel un profeta igual a Moisés -con quien el Señor departía cara a cara- ya sea por todas las señales y prodigios que el Señor le mandó realizar en Egipto contra el Faraón, contra todos sus servidores y contra todo su país, ya sea por la gran fuerza y el terrible poder que él manifestó en presencia de todo Israel.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 65, 1-3a. 5 y 8. 16-17 (R.: cf. 20a y 9a)

R.        Bendito sea Dios, que nos concedió la vida.

¡Aclame al Señor toda la tierra!

¡Canten la gloria de su Nombre!

Tribútenle una alabanza gloriosa,

digan al Señor: « ¡Qué admirables son tus obras!»  R.

Vengan a ver las obras del Señor,

las cosas admirables que hizo por los hombres.

Bendigan, pueblos, a nuestro Dios,

hagan oír bien alto su alabanza.  R.

Los que temen al Señor, vengan a escuchar,

yo les contaré lo que hizo por mí:

apenas mi boca clamó hacia él,

mi lengua comenzó a alabarlo.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   18, 15-20

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:

«Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano.

Les aseguro que todo lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo.

Les aseguro, además, que si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • La muerte de Moisés cierra el libro del Deuteronomio y todo el Pentateuco. Son momentos solemnes: la última conversación que Moisés mantiene con Yahvé en la tierra.
  • Moisés subió de las estepas de Moab al monte Nebó, sobre una cima frente a Jericó. El Señor le mostró todo el país y le dijo: “Esta es la tierra que bajo juramento prometí a Abraham, a Isaac y a Jacob dar a su descendencia. Te dejo verla, pero no entrarás en ella”.
  • Después del desierto del Negueb, Moisés tiene a la vista: el verde palmeral de Jericó, los cultivos irrigados de las orillas del Jordán. Es el oasis, la abundancia.
  • Moisés había sido el «servidor de Dios»,  el «profeta que el Señor trataba cara a cara». Ha sido un hombre que dio lo mejor de sí mismo para «liberar a su pueblo» y conducirlo a esa «tierra de libertad y de felicidad».
  • Este es un texto emocionante, esa mirada de Moisés de la “tierra que mana leche y miel” es todo un símbolo. Moisés ve «con el corazón», toma por adelantado posesión de una tierra que Yahvé había prometido a Abrahán, Isaac y Jacob. Moisés no entrará en ella.
  • Allí murió Moisés, el servidor del Señor, muy cerca de la Tierra prometida. 

***

  • El capítulo 18 de Mateo está centrado en la dinámica que debe caracterizar las relaciones de los discípulos de Jesús entre sí. Hoy, el evangelista aborda el tema del perdón.
  • La sociedad primitiva, se manifestaba violentamente contra las faltas del individuo, porque al carecer de medios para perdonarlo, sólo podía repararse la ofensa mediante un castigo ejemplar setenta y siete veces más fuerte que la misma falta.
  • La ley del talión, marca un progreso importante al tener que ser la venganza, no superior a la ofensa o daño recibido. Si bien el Levítico da un paso en este proceso, no establece la obligación del perdón. Sin embargo se pone un fuerte acento en la solidaridad que debe unir a los hermanos entre sí y deja bien en claro la prohibición de arreglar sus diferencias recurriendo a procedimientos judiciales.
  • Una de las novedades que aporta el texto es la aparición del término «hermano» para designar la relación existente entre los integrantes de la comunidad de discípulos de Jesús.
  • Al inicio se presentan tres caminos para ganar al hermano. Los dos primeros: la corrección privada y la hecha en presencia de dos o tres testigos eran procedimientos habituales entre los judíos y confirmados por los libros sagrados.
  • Las ofensas y perjuicios entre hermanos llevan a la pérdida de la fraternidad y ésta no se recupera si el perjudicado, no gana al ofensor por el camino del perdón.
  • El camino de la corrección fraterna lleva al ofendido a buscar a la persona que le ha causado el problema y a tratar de hacerle ver el error. De este modo, se rompe el círculo vicioso de las ofensas mutuas porque el ofendido toma una actitud reconciliadora. Si el que ofende se niega a reconocer el error cometido, entonces se llama a dos testigos, no para recriminarle la falta, sino para ayudarlo a entrar en razón. Cuando esto no funciona, entonces, el problema pasa a manos de la comunidad. Este modo de obrar es exigente y no pocas veces ingrato e incómodo. Hay que evitar caer en la trampa de una equivocada “caridad cristiana”, que puede ser un puro escapismo, cobardía o comodidad.
  • Jesús repite a toda la comunidad lo que había dicho personalmente a Pedro: “Todo lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo, y todo lo que aten en la tierra, quedará atado en el cielo”. Así, todos los miembros de la comunidad quedan encargados de perdonar a sus hermanos. La Iglesia  tiene que ser el lugar de la misericordia.
  • Nuestras comunidades necesitan ser espacios reconciliados y reconciliadores. Comunidades abiertas al diálogo, tolerantes y comprometidas con las necesidades de quienes lo necesitan. Iglesia donde las personas que se sientan agredidas por el hermano, se adelanten a ayudarle al otro a reconocer su falta.

 PARA DISCERNIR

  • ¿Cuál es nuestra actitud ante nuestros amigos, compañeros y vecinos cuando se presenta un conflicto?
  • ¿Somos capaces de vivir el amor de Cristo en la vida cotidiana?
  • ¿Preferimos aislarnos en nuestro rencor o damos pasos para el perdón?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

“Todo lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo»

Al hacer partícipes a los Apóstoles de su propio poder de perdonar los pecados, el Señor les da también la autoridad de reconciliar a los pecadores con la Iglesia. Esta dimensión eclesial de su tarea se expresa particularmente en las palabras solemnes de Cristo a Simón Pedro: «A ti te daré las llaves del Reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos» (Mt 16,19). «Consta que también el colegio de los Apóstoles, unido a su cabeza, recibió la función de atar y desatar dada a Pedro (cf Mt 18,18; 28,16-20)» (Vaticano II LG 22)

La fórmula de absolución en uso en la Iglesia latina expresa el elemento esencial de este sacramento: el Padre de la misericordia es la fuente de todo perdón. Realiza la reconciliación de los pecadores por la Pascua de su Hijo y el don de su Espíritu, a través de la oración y el ministerio de la Iglesia: «Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» […].

Cristo actúa en cada uno de los sacramentos. Se dirige personalmente a cada uno de los pecadores: «Hijo, tus pecados están perdonados» (Mc 2,5); es el médico que se inclina sobre cada uno de los enfermos que tienen necesidad de él (cf Mc 2,17) para curarlos; los restaura y los devuelve a la comunión fraterna. Por tanto, la confesión personal es la forma más significativa de la reconciliación con Dios y con la Iglesia.

Catecismo de la Iglesia Católica – § 1444, 1449, 1484

PARA REZAR                              

Señor Dios

ayúdanos a trabajar en comunidad.

Que cada uno aprenda a poner en común,

esa parte de verdad y de bien

que todos poseemos.

Que no haya egoísmos.

Danos valor y comprensión.

Que nunca callemos

cuando debamos hablar

y que nunca digamos

ni un sola palabra de más

cuando tenemos que callar.

Te pedimos constancia y entusiasmo,
ganas de participar y fuerzas para hacerlo.
Que nos queme el fuego del servicio,
los deseos de salir de adentro nuestro
para correr hacia Vos que estás en los otros,
en el hermano que pasa a nuestro lado.

Que sepamos servir con alegría
porque ser alegres nos llena de vida
y sabemos que a tu lado, es posible.

Amén.

JUEVES XIX

Perdonen setenta veces siete

Lectura del libro de Josué  3, 7-10a. 11. 13-17

El Señor dijo a Josué: «Hoy empezaré a engrandecerte a los ojos de todo Israel, para que sepan que yo estoy contigo como estuve con Moisés. Ahora ordena a los sacerdotes que llevan el Arca de la Alianza: «Cuando lleguen al borde del Jordán, deténganse junto al río.»»

Josué dijo a los israelitas: «Acérquense y escuchen las palabras del Señor, su Dios.» Y añadió: «En esto conocerán que el Dios viviente está en medio de ustedes, y que él expulsará delante de ustedes a los cananeos el Arca de la Alianza del Señor de toda la tierra va a cruzar el Jordán delante de ustedes. Y apenas los sacerdotes que llevan el Arca del Señor de toda la tierra apoyen sus pies sobre las aguas del Jordán, estas se abrirán, y las aguas que vienen de arriba se detendrán como contenidas por un dique.»

Cuando el pueblo levantó sus carpas para cruzar el Jordán, los sacerdotes que llevaban el Arca de la Alianza iban al frente de él. Apenas llegaron al Jordán y sus pies tocaron el borde de las aguas -el Jordán se desborda por sus dos orillas durante todo el tiempo de la cosecha- las aguas detuvieron su curso: las que venían de arriba se amontonaron a una gran distancia, cerca de Adam, la ciudad que está junto a Sartán; y las que bajaban hacia el mar de la Arabá -el mar de la Sal- quedaron completamente cortadas. Así el pueblo cruzó a la altura de Jericó. Los sacerdotes que llevaban el Arca de la Alianza del Señor permanecían inmóviles en medio del Jordán, sobre el suelo seco, mientras todo Israel iba pasando por el cauce seco, hasta que todo el pueblo terminó de cruzar el Jordán.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 113a, 1-2. 3-4. 5-6

Cuando Israel salió de Egipto,

la familia de Jacob, de un pueblo extranjero,

Judá se convirtió en su Santuario,

la tierra de Israel fue su dominio.  R.

El Mar, al verlos, huyó,

el Jordán se volvió atrás;

los montes saltaron como carneros

y las colinas, como corderos.  R.

¿Qué tienes, Mar? ¿Por qué huyes?

Y tú, Jordán, ¿por qué te vuelves atrás?

Montes, ¿por qué saltan como carneros,

y ustedes, colinas, como corderos?  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   18, 21-19, 1

Se adelantó Pedro y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?»

Jesús le respondió: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: «Señor, dame un plazo y te pagaré todo.» El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.

Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: «Págame lo que me debes.» El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: «Dame un plazo y te pagaré la deuda.» Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: «¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?» E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía.

Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos.»

Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, dejó la Galilea y fue al territorio de Judea, más allá del Jordán.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Ha cambiado el líder. A Moisés le ha sucedido su fiel discípulo Josué. Pero lo importante es que Dios sigue al frente de su pueblo. Este relato del paso del Jordán, está construido siguiendo el modelo del relato del paso del mar Rojo.
  • De la misma manera que Dios protegió a su pueblo para que atravesara el mar de las Cañas, ahora es protegido para que pueda franquear el Jordán; las aguas se separan y el pueblo pasa a pie. Se ha concebido el paso del Jordán como una prueba de que la primera liberación pascual se renovaría cada vez que el pueblo tuviera necesidad de ella.
  • En el momento en que Israel termina su peregrinación hacia la Tierra Santa, se le recuerda con toda claridad, que su marcha ha sido una larga prueba liberadora de todas las esclavitudes y de todas las alienaciones; no sólo de las que les habían impuesto sus enemigos los egipcios, sino también de las que su pecado provocó a lo largo de su permanencia en el desierto.
  • La entrada del pueblo judío a la tierra de Canaán, no fue pacífica sino una larga lucha, encarnizada, con muchas víctimas. Siglos después, se tiende a mitificar con un lenguaje que parece litúrgico, presentando el paso por el Jordán con trompetas, cantos, procesión de sacerdotes y, sobre todo, el Arca de la Alianza, símbolo de la presencia de Dios entre los suyos. El don de la Tierra prometida es una «acción de Dios».
  • La detención de las aguas del Jordán, se debió sin duda, a un fenómeno natural; pero para el cronista, el acontecimiento no es más que un signo de la presencia de Dios al lado de su pueblo.

***

  • Al comienzo de este discurso «comunitario» son todos los apóstoles los que hicieron una pregunta a Jesús. Ahora es Pedro el que pregunta: “Señor, ¿cuántas veces lo tendré que perdonar?”
  • Si ayer era la corrección fraterna, hoy Jesús, sigue dando consignas sobre el perdón de las ofensas. Los apóstoles ubican el perdón de las ofensas en el campo legal o en la casuística. Están preocupados por los límites de la actitud fraterna.
  • Pedro que creía ir ya muy lejos proponiendo hasta siete veces, es sobrepasado por Jesús que va mucho más allá: “no te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”. Simbolismo de las cifras: «siete» es la cifra perfecta, multiplicada por sí misma, indica el infinito. En el antiguo testamento el número setenta y siete representaba la venganza de los hijos de Caín. Jesús cambia los términos y convierte el número de la venganza en símbolo de la reconciliación. Luego propone una parábola que muestra a que se exponen los que tratan de contabilizar la misericordia, el perdón y la fraternidad.
  • La parábola exagera a propósito: la deuda perdonada al primer empleado es descomunal. La que él no perdona a su compañero, pequeñísima. El contraste sirve para destacar el perdón que Dios concede y la mezquindad de nuestro corazón, porque nos cuesta perdonar una insignificancia. Lo propio de Dios es perdonar. Lo mismo han de hacer los discípulos de Jesús: el aviso es claro: «lo mismo hará con ustedes mi Padre del cielo, si no perdonan de corazón a su hermano».
  • Si Dios perdona gratuitamente las mayores deudas, nadie puede aducir razón válida para negar a otro el perdón. El perdón, se presenta así como el único modo de romper la cadena de la violencia interminable, iniciada y simbolizada en la venganza de los hijos de Caín.
  • Es el nuevo estilo de vida que Jesús propone a sus discípulos, es más exigente que el de los diez mandamientos del Antiguo Testamento. «Perdonar de corazón» está en relación con la sexta bienaventuranza.
  • La pertenencia al reino está marcada por el perdón y éste es sin límites y a todos, tomando como ejemplo a Dios mismo que desbarata todo cálculo humano. Vivir con perdón es el estilo del reino. Negarse a perdonar nos sitúa fuera del reino y, por consecuencia, fuera de la esfera del amor misericordioso de Dios.
  • En toda comunidad existen dificultades que generan ofensas personales, que amenazan con romper la armonía y la unidad de sus miembros. Tenemos que estar convencidos de que la solución no está en responder con la misma moneda, que no hay lugar para la venganza y que lo único transformante es el perdón.
  • Los discípulos están llamados a ser ministros e instrumentos de perdón y reconciliación con una actitud igual a la de Jesús, que murió perdonando. Dios nos perdona ilimitadamente, porque quiere hacer triunfar al amor. Y para confirmarlo basta contemplar al Crucificado.

PARA DISCERNIR

  • ¿Somos promotores de reconciliación y perdón en nuestras comunidades?
  • ¿Pongo límites al perdón?
  • ¿Hacemos del perdón y el amor una oportunidad de crecimiento en el amor?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Perdona, Señor, la infidelidad de tu pueblo

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…”La pregunta por la remisión de los pecados está ligada al perdón fraterno: «Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden». Jesús habla de perdonar «hasta setenta veces siete». ¿A quién hemos de perdonar? A todos aquellos de quienes pensamos haber recibido algún perjuicio, algún trato injusto. A todos aquellos que nos han decepcionado, que no nos han dado aquel amor, aquella atención, aquella escucha que esperábamos. Hay dentro de nosotros un montón de pequeñas heridas y amarguras: es necesario tratarlas con el aceite y el bálsamo de un continuo y sincero perdón. Todo eso nos hará estar mejor, incluso de salud, y nos hará gustar hasta el fondo el perdón del Padre no sólo por todas nuestras culpas, sino también por nuestros comportamientos inadecuados, por todo lo que hemos negado a Dios y él podía esperar de nosotros en materia deconfianza y de amor, por todos nuestros incalculables pecados de omisión”…

C. M. Martini, El retorno al Padre de todos, «Ten paciencia conmigo»

PARA REZAR

Oración del Perdón

Para que Dios te perdone, tú tienes que perdonar a los demás.

Está claro: «Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden».

Señor, Jesús, concédeme la gracia de poder perdonar

a todas las personas que me han ofendido.

De antemano, te agradezco esa gracia de tu amor.

Señor, líbrame de los resentimientos y quejas

que he tenido contra Ti, por haber permitido en mi familia

enfermedades, peleas, dificultades, muertes….

Perdóname, Señor.

Señor, yo me perdono a mí mismo mis pecados,

mis errores, mis caídas y todo lo malo que hay en mí;

sobre todo me perdono aquello que más daño me ha causado

y que me cuesta más perdonarme como……

Perdono a mis papás por sus faltas de cariño,

por las veces que no acertaron en mi formación,

por lo que me insultaron,

y por esos casos que recuerdo con más desagrado….

Perdono a mis hermanos y a mis hermanas

por las veces que me rechazaron,

que mintieron contra mí,

que me hicieron la vida molesta;

por las veces que no me ofrecieron su ayuda y su cariño….

Señor, perdono de corazón a mis jefes,

a mis superiores, a mis súbditos, amigos y conocidos…

por el desagrado que me causaron, por sus críticas,

por haberme humillado….

Perdono a los que más me han ofendido,

a los que recuerdo en este momento,

a los que me cuesta más perdonar, especialmente….

Gracias, Señor, porque me amas y porque me ayudas a perdonar. Amén.

VIERNES XIX

Serán una sola carne

Lectura del libro de Josué  24, 1-13

Josué reunió en Siquém a todas las tribus de Israel, y convocó a los ancianos de Israel, a sus jefes, a sus jueces y a sus escribas, y ellos se presentaron delante del Señor. Entonces Josué dijo a todo el pueblo:

«Así habla el Señor, el Dios de Israel: Sus antepasados, Téraj, el padre de Abraham y Najor, vivían desde tiempos antiguos al otro lado del Río, y servían a otros dioses. Pero yo tomé a Abraham, el padre de ustedes, del otro lado del Río, y le hice recorrer todo el país de Canaán. Multipliqué su descendencia, y le di como hijo a Isaac. A Isaac lo hice padre de Jacob y de Esaú. A Esaú le di en posesión la montaña de Seir, mientras que Jacob y sus hijos bajaron a Egipto.

Luego envié a Moisés y a Aarón, y castigué a Egipto con los prodigios que realicé en medio de ellos. Después los hice salir de Egipto, a ustedes y a sus padres, y ustedes llegaron al mar. Los egipcios persiguieron a sus padres, con carros y guerreros, hasta el Mar Rojo. Pero ellos pidieron auxilio al Señor: él interpuso una densa oscuridad entre ustedes y los egipcios, y envió contra ellos el mar, que los cubrió. Ustedes vieron con sus propios ojos lo que hice en Egipto. Luego permanecieron en el desierto durante largo tiempo, y después los introduje en el país de los amorreos, que habitaban al otro lado del Jordán. Cuando ellos les hicieron la guerra, yo los entregué en sus manos, y así pudieron tomar posesión de su país, porque los exterminé delante de ustedes. Entonces Balac -hijo de Sipor, rey de Moab- se levantó para combatir contra Israel, y mandó llamar a Balaam, hijo de Beor, para que los maldijera. Pero yo no quise escuchar a Balaam, y él tuvo que bendecirlos. Así los libré de su mano.

Después ustedes cruzaron el Jordán y llegaron a Jericó. La gente de Jericó les hizo la guerra, y lo mismo hicieron los amorreos, los perizitas, los cananeos, los hititas, los guirgasitas, los jivitas y los jebuseos; pero yo los entregué en sus manos. Hice cundir delante de ustedes el pánico, que puso en fuga a toda esa gente y a los dos reyes amorreos. Esto no se lo debes ni a tu espada ni a tu arco. Así les di una tierra que no cultivaron, y ciudades que no edificaron, donde ahora habitan; y ustedes comen los frutos de viñas y olivares que no plantaron.»

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 135, 1-3. 16-18. 21-22 y 24

¡Den gracias al Señor, porque es bueno! ¡Porque es eterno su amor!

¡Den gracias al Dios de los dioses!

¡Den gracias al Señor de los señores!

Al que guió a su pueblo por el desierto.

Al que derrotó a reyes poderosos. R.

Y dio muerte a reyes temibles.

Al que dio sus territorios en herencia.

Y nos libró de nuestros opresores. R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   19, 3-12

Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: « ¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?»

El respondió: « ¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer; y que dijo: Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido.»

Le replicaron: «Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se separa?»

El les dijo: «Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes, pero al principio no era así. Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio.»

Los discípulos le dijeron: «Si esta es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse.» Y él les respondió: «No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido. En efecto, algunos no se casan, porque nacieron impotentes del seno de su madre; otros, porque fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Las tribus que se reúnen en Siquem son clanes instalados en Palestina desde la época de los patriarcas, antes de Josué, después de haber estado en el extranjero. 
  • La «casa de José» fue el último clan llegado a la tierra de sus antepasados, bajo la dirección de Moisés y luego de Josué. La unificación de las diversas razas no se hizo en un día. Miles de veces fue necesario renovar la Alianza tan solemnemente pactada en el Sinaí. Este último grupo resultó ser muy pronto el más importante o, por lo menos, el más organizado y el más capacitado para reunir en torno a sí a las demás tribus, y para reducir toda la historia del pueblo a la suya propia, a su éxodo y a su alianza.
  • Josué reunió a todas las tribus de Israel en Siquem. Llamó a los ancianos, a sus jefes, jueces y a los comisarios. Juntos se situaron en presencia de Dios. Este relato se ha llamado «la gran asamblea de Siquem», ilustra de forma interesante el contenido de la alianza, que no se reduce, en primer término, al hecho de un Dios que reconoce a un pueblo o de un pueblo ya constituido que reconoce a su Dios. Es la constitución de un pueblo en torno a una fe común y a un culto común.
  • Israel nació política y culturalmente en el momento en que reconoció a su Dios. Así es como en Siquem, el Dios de la casa de José, se convirtió en Dios de todas las tribus y las tradiciones de cada clan se fusionaron para constituir la ley de la alianza.
  • Los hebreos son «elegidos» en cuanto pueblo, y su comportamiento como nación es lo que preside la alianza religiosa. El signo, mediante el cual las tribus aceptan realmente las condiciones de la alianza, será el abandono de los falsos ídolos: toda alianza supone, pues, una conversión, y ésta supone el abandono de los antiguos dioses de Mesopotamia, adorados por los antepasados de Abraham y de los dioses cananeos conocidos por las tribus que se quedaron en Palestina.
  • La alianza no es tan sólo un tipo de relaciones entre Dios y unos hombres individuales; es más exactamente, la solidaridad que los hombres encuentran entre sí debido a que sirven al mismo Dios.

***

  • Jesús en su camino a Jerusalén, terminado ya el «discurso eclesial o comunitario», da unas recomendaciones: esta vez es la tan controvertida cuestión del divorcio.
  • La pregunta no es acerca de la licitud del divorcio, que era algo admitido. Sino sobre cuál de las dos interpretaciones de la ley era más correcta: la de algunos maestros como Hillel, que multiplicaban los motivos para que el marido pudiera pedir el divorcio, no así la mujer; o la de la escuela de Shammai, que sólo lo admitía en casos extremos, por ejemplo el adulterio.
  • En la sociedad judía de la época, los varones tenían todas las ventajas, eran los propietarios de la tierra, de los bienes y de sus esposas. Podían despedirlas cuando quisieran y, muchas veces, sin causa justa. Estas mujeres quedaban entonces en la más absoluta pobreza y corrían el peligro, si no se casaban pronto, de perder toda su dignidad.
  • Con esta realidad como contexto, los fariseos se acercan de nuevo a Jesús para ponerlo a prueba en el conocimiento de la ley, y obtener una declaración contra la ley de Moisés.
  • Del mismo modo que lo hace con el tema del perdón, Jesús deja aparte la casuística y reafirma la indisolubilidad del matrimonio, recordándoles el proyecto de Dios: “ya no son dos, sino una sola carne: así pues, que el hombre no separe lo que Dios ha unido”. Y así, negando el divorcio, Jesús restablece la dignidad de la mujer, que no puede ser tratada como un objeto o desde una perspectiva interesada.
  • Esta respuesta de Jesús, da un paso más allá de la ley y rescata el valor de las personas creadas por Dios y hechas a imagen suya.
  • El hombre y la mujer se dan el uno al otro, ya no son más que una sola carne, con el mismo impulso, la misma ternura de Dios cuando se da, cuando se entrega a su criatura.
  • La reacción de los discípulos evidencia las dificultades que engendra la ley de la indisolubilidad. Jesús con su respuesta evidencia que esta indisolubilidad no se fundamenta en normas humanas; es el reflejo de un don de Dios. El hombre y la mujer se dan el uno al otro por medio de Cristo, al mismo tiempo que se dan por amor. Esto es posible y sólo tiene sentido en la fe; es imposible para el hombre y la mujer abandonados a sus propias fuerzas.
  • El matrimonio, desde la perspectiva del reino, es el rostro de Cristo que entrega su vida por la Iglesia, y esto es una gracia, un don de Dios que se da en el hombre y la mujer cuando viven entre sí el amor y el perdón, que Dios es el primero en testimoniarles.
  • Los discípulos protestan contra tal rigorismo: en esas condiciones, el matrimonio no es ventajoso. Jesús ante lo que acaban de decir les quiere hacer entender que la fidelidad estable vale igualmente para los que han optado por otro camino; tal como dedicarse total y absolutamente al trabajo por el reino de Dios.
  • Los discípulos del Señor desde la vida matrimonial, o desde la vida consagrada al servicio del reino, deben ser un resplandor de la fidelidad y del amor de Dios por su pueblo.

 PARA DISCERNIR

  • ¿Reconocemos en el amor fiel y generoso una manifestación del amor de Dios?
  • ¿Cuál es nuestra actitud ante las pruebas por las que tiene que pasar el amor?
  • ¿Vivimos en el interior de nuestras familias los valores de la justicia y el respeto?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Necesitamos tu gracia Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Del Discurso de Benedicto XVI en la vigilia del V Encuentro Mundial de las Familias en Valencia

…Dios, que es amor y creó al hombre por amor, lo ha llamado a amar. Creando al hombre y a la mujer, los ha llamado en el Matrimonio a una íntima comunión de vida y amor entre ellos, «de manera que ya no son dos, sino una sola carne» (Mt. 19, 6)” (Catecismo de la Iglesia Católica. Compendio, 337).

Ésta es la verdad que la Iglesia proclama sin cesar al mundo. Mi querido predecesor Juan Pablo II, decía que “El hombre se ha convertido en ‘imagen y semejanza’ de Dios, no sólo a través de la propia humanidad, sino también a través de la comunión de las personas que el varón y la mujer forman desde el principio. Se convierten en imagen de Dios, no tanto en el momento de la soledad, cuanto en el momento de la comunión” (Catequesis, 14-XI-1979). Por eso he confirmado la convocatoria de este V Encuentro Mundial de las Familias en España, y concretamente en Valencia, rica en sus tradiciones y orgullosa de la fe cristiana que se vive y cultiva en tantas familias.

La familia es una institución intermedia entre el individuo y la sociedad, y nada la puede suplir totalmente. Ella misma se apoya sobre todo en una profunda relación interpersonal entre el esposo y la esposa, sostenida por el afecto y comprensión mutua. Para ello recibe la abundante ayuda de Dios en el sacramento del matrimonio, que comporta verdadera vocación a la santidad.

Ojalá que los hijos contemplen más los momentos de armonía y afecto de los padres, que no los de discordia o distanciamiento, pues el amor entre el padre y la madre ofrece a los hijos una gran seguridad y les enseña la belleza del amor fiel y duradero.

La familia es un bien necesario para los pueblos, un fundamento indispensable para la sociedad y un gran tesoro de los esposos durante toda su vida. Es un bien insustituible para los hijos, que han de ser fruto del amor, de la donación total y generosa de los padres. Proclamar la verdad integral de la familia, fundada en el matrimonio como Iglesia doméstica y santuario de la vida, es una gran responsabilidad de todos.

El padre y la madre se han dicho un “sí” total ante Dios, lo cual constituye la base del sacramento que les une; asimismo, para que la relación interna de la familia sea completa, es necesario que digan también un “sí” de aceptación a sus hijos, a los que han engendrado o adoptado y que tienen su propia personalidad y carácter. Así, éstos irán creciendo en un clima de aceptación y amor, y es de desear que al alcanzar una madurez suficiente quieran dar a su vez un “sí” a quienes les han dado la vida.

Los desafíos de la sociedad actual, marcada por la dispersión que se genera sobre todo en el ámbito urbano, hacen necesario garantizar que las familias no estén solas. Un pequeño núcleo familiar puede encontrar obstáculos difíciles de superar si se encuentra aislado del resto de sus parientes y amistades. Por ello, la comunidad eclesial tiene la responsabilidad de ofrecer acompañamiento, estímulo y alimento espiritual que fortalezca la cohesión familiar, sobre todo en las pruebas o momentos críticos. En este sentido, es muy importante la labor de las parroquias, así como de las diversas asociaciones eclesiales, llamadas a colaborar como redes de apoyo y mano cercana de la Iglesia para el crecimiento de la familia en la fe. Cristo ha revelado cuál es siempre la fuente suprema de la vida para todos y, por tanto, también para la familia: “Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que quien da la vida por sus amigos” (Jn 15,12-13). El amor de Dios mismo se ha derramado sobre nosotros en el bautismo. De ahí que las familias están llamadas a vivir esa calidad de amor, pues el Señor es quien se hace garante de que eso sea posible para nosotros a través del amor humano, sensible, afectuoso y misericordioso como el de Cristo.

Junto con la transmisión de la fe y del amor del Señor, una de las tareas más grandes de la familia es la de formar personas libres y responsables. Por ello los padres han de ir devolviendo a sus hijos la libertad, de la cual durante algún tiempo son tutores. Si éstos ven que sus padres -y en general los adultos que les rodean- viven la vida con alegría y entusiasmo, incluso a pesar de las dificultades, crecerá en ellos más fácilmente ese gozo profundo de vivir que les ayudará a superar con acierto los posibles obstáculos y contrariedades que conlleva la vida humana.

Además, cuando la familia no se cierra en sí misma, los hijos van aprendiendo que toda persona es digna de ser amada, y que hay una fraternidad fundamental universal entre todos los seres humanos…

[1]  San Juan Pablo II encuentro mundial con las familias en Río de Janeiro y Chile.

PARA REZAR                              

Oración del matrimonio

Señor, nuestro Dios,

te bendecimos

por tomar en tu mano

nuestro amor.

Ayúdanos a cumplir

nuestra misión,

ven a compartir

nuestra vida.

Ayúdanos

a formar a nuestros hijos, a ser testigos de tu amor,

en nuestra familia

y en la comunidad.

Danos fuerzas

en los desalientos.

comparte nuestras alegrías.

Señor, bendice nuestro amor.

Amén

SÁBADO XIX

No impidan que los niños vengan a mí

Lectura del libro de Josué 24, 14-29

 Josué habló al pueblo diciendo: «Teman al Señor y sírvanlo con integridad y lealtad; dejen de lado a los dioses que sirvieron sus antepasados al otro lado del Río y en Egipto, y sirvan al Señor. Y si no están dispuestos a servir al Señor, elijan hoy a quién quieren servir: si a los dioses a quienes sirvieron sus antepasados al otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos, en cuyo país ustedes ahora habitan. Yo y mi familia serviremos al Señor.»

El pueblo respondió: «Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses. Porque el Señor, nuestro Dios, es el que nos hizo salir de Egipto, de ese lugar de esclavitud, a nosotros y a nuestros padres, y el que realizó ante nuestros ojos aquellos grandes prodigios. El nos protegió en todo el camino que recorrimos y en todos los pueblos por donde pasamos. Además, el Señor expulsó delante de nosotros a todos esos pueblos y a los amorreos que habitaban en el país. Por eso, también nosotros serviremos al Señor, ya que él es nuestro Dios.»

Entonces Josué dijo al pueblo: «Ustedes no podrán servir al Señor, porque él es un Dios santo, un Dios celoso, que no soportará ni las rebeldías ni los pecados de ustedes. Si abandonan al Señor para servir a dioses extraños, él, a su vez, los maltratará y los aniquilará, después de haberles hecho tanto bien.»

Pero el pueblo respondió a Josué: «No; nosotros serviremos al Señor.»

Josué dijo al pueblo: «Son testigos contra ustedes mismos, de que han elegido al Señor para servirlo.»

«Somos testigos», respondieron ellos.

«Entonces dejen de lado los dioses extraños que hay en medio de ustedes, e inclinen sus corazones al Señor, el Dios de Israel.»

El pueblo respondió a Josué: «Nosotros serviremos al Señor, nuestro Dios y escucharemos su voz.»

Aquel día Josué estableció una alianza para el pueblo, y les impuso una legislación y un derecho, en Siquém. Después puso por escrito estas palabras en el libro de la Ley de Dios. Además tomó una gran piedra y la erigió allí, al pie de la encina que está en el Santuario del Señor. Josué dijo a todo el pueblo: «Miren esta piedra: ella será un testigo contra nosotros, porque ha escuchado todas las palabras que nos ha dirigido el Señor; y será un testigo contra ustedes, para que no renieguen de su Dios.»

Finalmente, Josué despidió a todo el pueblo, y cada uno volvió a su herencia. Después de un tiempo, Josué, hijo de Nun, el servidor del Señor, murió a la edad de ciento diez años.

Palabra de Dios.

SALMO         Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 11 (R.: cf. 5a)

R.      Señor, tú eres la parte de mi herencia.

Protégeme, Dios mío,

porque me refugio en ti.

Yo digo al Señor: «Señor, tú eres mi bien.»

El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz,

¡tú decides mi suerte!  R.

Bendeciré al Señor que me aconseja,

¡hasta de noche me instruye mi conciencia!

Tengo siempre presente al Señor:

él está a mi lado, nunca vacilaré.  R.

Me harás conocer el camino de la vida,

saciándome de gozo en tu presencia,

de felicidad eterna a tu derecha.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo         19, 13-15

Trajeron entonces a unos niños para que les impusiera las manos y orara sobre ellos. Los discípulos los reprendieron, pero Jesús les dijo: «Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos.»

Y después de haberles impuesto las manos, se fue de allí.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Leemos hoy la continuación de la gran asamblea de Siquém. Se va a celebrar una nueva Alianza. Si tantos favores le debe Israel a su Dios, a ese amor debe responder también con su amor. Josué no halaga los oídos del pueblo: les recuerda que la Alianza que ahora renuevan supone «quitar de en medio los dioses» que los han tentado en Egipto, en el desierto y, ahora, en la tierra que acaban de ocupar.
  • Por tanto, se trata de elegir hoy a quién quieren servir. Sus palabras han surtido efecto y el pueblo responde: «lejos de nosotros abandonar al Señor para ir a servir a otros dioses. La Alianza se redactó por escrito y se erigió una gran piedra como testigo del momento.
  • Aquel día Josué pactó una alianza para el pueblo. Le impuso un estatuto y un derecho en Siquém. Escribió todo esto en el libro de la Ley de Dios. Tomó una gran piedra y la plantó al pie de la encina que hay en el Santuario del Señor.
  • El Dios único y verdadero, creador y padre, fuente de vida y de gracia, es el cimiento y la fuerza de toda la obra religiosa de Israel.
  • La fe no es sólo una adhesión mental a unos puntos doctrinales. Es una actitud activa que mueve por entero al ser humano: se trata, en efecto, de renunciar a los dioses falsos y engañosos que el hombre se da a sí mismo y de prendarse del único Dios verdadero y absoluto.

***

  • Al subir a Jerusalén para sufrir, Jesús se detendrá varias veces  a lo largo del camino para acercarse con preferencia a los más débiles y marginados de la sociedad: los enfermos, los «pecadores». Lo doloroso de su camino hacia Jerusalén por las consecuencias no lo alejan de su ministerio compasivo con los más pobres, los más pequeños y los enfermos.
  • En la mentalidad judía, aun siendo el niño una bendición, se le consideraba oficialmente como un ser insignificante que no adquiere total importancia hasta su entrada adulta en la sinagoga, a los doce años.
  • Era común en la época el rito de la imposición de manos y la bendición de los niños. Lo hacían los padres y también se pedía la bendición de los rabinos importantes.
  • Seguramente muchas madres se acercan a Jesús con los niños, para que los bendiga, teniendo en cuenta la fama que había adquirido con su enseñanza y los milagros que realizaba.
  • Los apóstoles se impacientan con los niños que le traen a Jesús para que los bendiga. Jesús no sólo se detiene y reprende a los discípulos, sino que hace de su gesto una enseñanza. «Dejen que los niños vengan a mí», no es sólo una invitación a hacerse como niños, sino una declaración y una verdadera promesa hecha a todos los que son como ellos que son parte del Reino.
  • El Reino, que no es un logro del hombre, es dado gratuitamente por Dios; Jesús bendice a los niños y los propone como modelo de todos los que quieran caminar hacia el Reino y quieran recibirlo. De nuevo se presenta la infancia como signo y figura del buen discípulo. Hacerse como niños no es un camino de infantilización, sino tener la capacidad de asumir desde la madurez de la fe la novedad de los valores de la Buena nueva del Evangelio, confiados en la ayuda y presencia permanente del Señor.
  • El discípulo sólo puede perseverar en el amor, la pobreza radical, el perdón absoluto de las ofensas si su corazón permanece tan disponible a la gracia como el de los niños.
  • Jesús alaba de los niños su pequeñez, su incapacidad de ascender por el camino del Evangelio con sus solas fuerzas. Así como en los brazos de los adultos los niños alcanzan lo que por sí mismos no pueden, para vivir el Reino no hay más recurso que dejarse llevar por Dios. Jesús propone al niño como modelo porque es la imagen de la apertura a la gracia.
  • “La niñez hoy en día debe ser sujeto de una acción prioritaria de la Iglesia, de la familia y de las instituciones del Estado, tanto por las posibilidades que ofrece como por la vulnerabilidad a la que se encuentra expuesta. Los niños son don y signo de la presencia de Dios en nuestro mundo por su capacidad de acoger con sencillez lo que será el fundamento de sus vidas y aquellos a quienes Jesús presentó como sus predilectos en el Reino y como modelo para entrar en él”. (Aparecida 457)

 PARA DISCERNIR

  • ¿Nos dejamos sorprender por la novedad del Evangelio?
  • ¿Nos abandonamos confiados en las manos del Padre?
  • ¿Valoro la propuesta de tener corazón de niño?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Señor, Tú eres mi bien

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

De las cartas de Santa Teresita del Niño Jesús

Cta. 36

Yo soy la pelotita del Niño Jesús; si Él quiere romper su juguete, es muy dueño de hacerlo. Sí, acepto todo lo que él quiera.

Cta. 49

Tú que eres un águila llamada a cernirte en las alturas y a clavar tu mirada fijamente en el sol, reza por esta cañita tan débil que está en el fondo del valle; el menor soplo la hace doblarse.

Pide que tu hijita sea siempre un granito de arena muy oscuro y muy escondido a los ojos de todos, que sólo Jesús pueda verlo. Que se haga cada vez más pequeño, que se vea reducido a nada.

PARA REZAR                              

Mi pequeñez


Tu que mi pequeñez miras piadoso
y no desdeñas descender a mí
entra en mi corazón ¡Rey del sagrario!
ya lo ves palpitar… solo por ti.
Y luego nada más seré dichosa
si me dejas, mi Bien, morir de amor…
Mira ¡oh Jesús! El grito de mi alma
¡Reina en mi corazón!

Pues mi gran pequeñez Tú no desdeñas
ya que no temes descender a mí
aprenda el amor que Tú me enseñas
reciba yo esa gran virtud de Tí.
Mi pecho lleno de candor divino
¡Oh sacramento! clamará favor
puesto que eres mi vida y mi destino
¡Guarda mi amor!
                                                                                                                   Santa Teresita

Por Mari