TIEMPO DTE EL AÑO – CICLO A

6 DE AGOSTOLA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR (F)

LUNES XVIII

MARTES XVIII

MIÉRCOLES XVIII

JUEVES XVIII

10 DE AGOSTO – SAN LORENZO, DIÁCONO Y MÁRTIR (F)

VIERNES XVIII

SÁBADO XVIII

TIEMPO DTE EL AÑO – CICLO A

6 DE AGOSTOLA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR (F)

Este es mi Hijo, escúchenlo

Lectura de la profecía de Daniel    7, 9-10. 13-14

Yo estuve mirando hasta que fueron colocados unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura era blanca como la nieve y los cabellos de su cabeza como la lana pura; su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente. Un río de fuego brotaba y corría delante de él. Miles de millares lo servían, y centenares de miles estaban de pie en su presencia. El tribunal se sentó y fueron abiertos unos libros

Yo estaba mirando, en las visiones nocturnas, y vi que venía sobre las nubes del cielo como un Hijo de hombre; él avanzó hacia el Anciano y lo hicieron acercar hasta él. Y le fue dado el dominio, la gloria y el reino, y lo sirvieron todos los pueblos, naciones y lenguas. Su dominio es un dominio eterno que no pasará, y su reino no será destruido.

Palabra de Dios.

o bien

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro       1, 16-19

Queridos hermanos:

No les hicimos conocer el poder y la Venida de nuestro Señor Jesucristo basados en fábulas ingeniosamente inventadas, sino como testigos oculares de su grandeza.

En efecto, él recibió de Dios Padre el honor y la gloria, cuando la Gloria llena de majestad le dirigió esta palabra: «Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección.» Nosotros oímos esta voz que venía del cielo, mientras estábamos con él en la montaña santa.

Así hemos visto confirmada la palabra de los profetas, y ustedes hacen bien en prestar atención a ella, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro hasta que despunte el día y aparezca el lucero de la mañana en sus corazones.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 96, 1-2. 5-6. 9 (R.: Cf. 1a y 9a)

R.        El Señor reina, altísimo por encima de toda la tierra.

¡El Señor reina! Alégrese la tierra,

regocíjense las islas incontables.

Nubes y Tinieblas lo rodean,

la Justicia y el Derecho son la base de su trono.  R.

Las montañas se derriten como cera

delante del Señor, que es el dueño de toda la tierra.

Los cielos proclaman su justicia

y todos los pueblos contemplan su gloria.  R.

Porque tú, Señor, eres el Altísimo:

estás por encima de toda la tierra,

mucho más alto que todos los dioses.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   17,1-9

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escúchenlo.» Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: «Levántense, no teman.» Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No cuenten a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • La lectura del libro de Daniel nos recuerda que la cultura griega como una nueva forma de entender la vida, invadía todo y se extendía con rapidez. Esto trajo una crisis profunda en todos los que se encontraban con su cultura y su fe. Con la llegada de Antíoco IV Epífanes, comienza una persecución abierta a los judíos que siguen fieles a su fe. La «cultura superior» lleva consigo la prepotencia y termina por masacrar a personas sencillas e inocentes. En este clima, surge el libro de Daniel invitando a resistir, recordando acontecimientos del pasado, anima a resistir en el tiempo presente.

***

  • La Transfiguración de Jesús nos muestra la vida a la que estamos llamados: el destino final de la existencia humana es ser transfigurados por la vida de Dios.
  • El hombre es invitado por la fe a superarse día a día hasta descubrir el significado total de la existencia humana. Cada uno debe hacer su propia búsqueda y su propia ascensión. A  pesar de la oscuridad del camino, el cristiano es sostenido y guiado por su confianza plena de que “el amor de Dios se ha manifestado en Jesucristo”. Jesús transfigurado, imagen del hombre nuevo, es nuestra única garantía. Buscamos porque Él ya ha encontrado. Por eso buscamos en su nombre y tras sus huellas.
  • Nuestro camino de fe será permitir que el tejido de gracia y pecado que es nuestra vida, sea penetrado cada vez más por la gracia divina; que en esa mezcla de luces y sombras que hay en cada uno, resplandezca cada vez más la luz divina.
  • Todo lo que no es transfigurado e iluminado por Jesucristo, es desfigurado y se transforma en una caricatura deformada: si el amor de esposos no es transfigurado en la donación total y permanente al otro, termina por ser una soledad compartida; si la amistad no es transfigurada por la lealtad y sinceridad, termina por ser una búsqueda egoísta del otro; si la actividad política no es transfigurada por la búsqueda de justicia social, termina por ser un juego de poderes; si los bienes materiales no son transfigurados por la generosidad y la solidaridad, terminan por ser una acumulación utilitaria, etc.
  • Cualquier dimensión de nuestra vida o de nuestro mundo que no exponemos a la luz de Jesucristo, termina por perder su verdadero sentido y finalidad.
  • Como Iglesia no estamos libres de esta búsqueda. Seguir buscándolo en medio de la oscuridad, es la tarea que le permite a la Iglesia, ser la humilde servidora de Dios y de los hombres luchando por el reino más allá de los pobres y facilistas esquemas humanos, dejándose día a día transfigurar por la Palabra de gracia.
  • Para poder vivir este proyecto, la respuesta viene de la voz que escucharon los discípulos que nos invita a seguir escuchando a Jesús.
  • A Jesús no se le puede escuchar si no es siguiéndolo. Más aún, la única manera de escucharlo es recorriendo su mismo camino. El proceso de ir viviendo bajo su luz resplandeciente, ocurre en el itinerario imprevisible de nuestras vidas; itinerario no siempre agradable a nuestros pasos que, en ocasiones, desearían recorrer otros caminos. De ahí que seguir a Jesús significa tomar la propia cruz.
  • «Él que se había revestido con nuestra miserable túnica de piel, hoy se ha puesto el vestido divino, y la luz le ha envuelto como un manto». Atanasio, el Sinaita.

PARA DISCERNIR

  • ¿Descubrimos en el evangelio el «camino» que Jesús nos ofrece?
  • ¿Cuál es nuestra esperanza?
  • ¿Es nuestra oración un encuentro con Dios?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Quiero escucharte Señor y obedecerte

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Homilía sobre la Transfiguración del Señor, 16-18; PG 96, 572

…” «Una nube luminosa les cubrió con su sombra» y los discípulos fueron presa de un gran temor viendo a Jesús el Salvador, en la nube, con Moisés y Elías. Antiguamente, es verdad, cuando Moisés vio a Dios entró en la nube divina (Ex 24,18), dando a entender así que la Ley era una sombra. Escucha lo que dice san Pablo: «La Ley presenta sólo un vislumbre de los bienes futuros y no la imagen auténtica de la realidad» (Hb 10,1).

En aquel tiempo, Israel «no podía fijar la vista en el rostro de Moisés por el resplandor de su rostro’» (2C 3,7). «Pero nosotros todos, que llevamos la cara descubierta, reflejamos la gloria del Señor y nos vamos transformando en su imagen con resplandor creciente; así es como actúa el Señor, que es Espíritu» (v. 18). Por esto la nube que cubrió a los discípulos con su sombra no era una nube llena de tinieblas sino de luz. En efecto, «el misterio escondido desde siglos y generaciones, ahora ha sido revelado» (Col 1,26) y se ha manifestado la gloria perpetua y eterna. Por eso, Moisés y Elías, a un lado y otro del Salvador, personificaban a la Ley y los Profetas. Él que en verdad anunciaban tanto la Ley como los Profetas, es Jesús, el dispensador de vida.

Moisés representa también a la asamblea de los santos que desde antiguo se durmieron (Dt 34,5) y Elías, la de los vivientes (2R 2,11), porque el Señor transfigurado es Señor de vivos y de muertos. Y Moisés, por fin entró en la Tierra prometida porque es Jesús quien conduce hasta ella. En otro tiempo Moisés había visto sólo de lejos la herencia prometida (Dt 34,4); hoy la ve claramente”…

San Juan Damasceno (hacia 675-749), monje, teólogo, doctor de la Iglesia

Homilía sobre la Transfiguración del Señor, 16-18; PG 96, 572

PARA REZAR

Jesús, tu elección llega por caminos insospechados.
Nos llamas a través de otros hombres.
Nos llamas sobre todo por medio de los pobres,
los ciegos, los inválidos;
los que no tienen pan, los que no tienen luz,
los que no pueden levantarse y andar.

Te doy gracias porque me has llamado y me has elegido
para ser acompañante de otros hombres en su caminar hacia Ti.
¿Sabré corresponder a tu confianza?
Envía tu lluvia y tu sol sobre el desierto de mi tierra
para que produzca flores y frutos de vida.

Agarra mi mano con tu mano
para que juntos agarremos muchas manos
y alcemos muchas vidas hacia las alturas.
Gracias porque me has llamado y me has elegido.

LUNES XVIII

Alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición y dio los panes a los discípulos

Lectura del libro de los Números 11, 4b-15

Los israelitas dijeron: « ¡Si al menos tuviéramos carne para comer! ¡Cómo recordamos los pescados que comíamos gratis en Egipto, y los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos! ¡Ahora nuestras gargantas están resecas! ¡Estamos privados de todo, y nuestros ojos no ven nada más que el maná!»

El maná se parecía a la semilla de cilantro y su color era semejante al del bedelio. El pueblo tenía que ir a buscarlo; una vez recogido, lo trituraban con piedras de moler o lo machacaban en un mortero, lo cocían en una olla, y lo preparaban en forma de galletas. Su sabor era como el de un pastel apetitoso. De noche, cuando el rocío caía sobre el campamento, también caía el maná.

Moisés oyó llorar al pueblo, que se había agrupado por familias, cada uno a la entrada de su carpa. El Señor se llenó de una gran indignación, pero Moisés, vivamente contrariado, le dijo: « ¿Por qué tratas tan duramente a tu servidor? ¿Por qué no has tenido compasión de mí, y me has cargado con el peso de todo este pueblo? ¿Acaso he sido yo el que concibió a todo este pueblo, o el que lo dio a luz, para que me digas: «Llévalo en tu regazo, como la nodriza lleva a un niño de pecho, hasta la tierra que juraste dar a sus padres?» ¿De dónde voy a sacar carne para dar de comer a todos los que están llorando a mi lado y me dicen: «Danos carne para comer»? Yo solo no puedo soportar el peso de todo este pueblo: mis fuerzas no dan para tanto. Si me vas a seguir tratando de ese modo, mátame de una vez. Así me veré libre de mis males.»

Palabra de Dios.

SALMO         Sal 80, 12-13. 14-15. 16-17 (R.: 2a)

R.      Canten con júbilo al Señor, nuestra fuerza.

Mi pueblo no escuchó mi voz,

Israel no me quiso obedecer:

por eso los entregué a su obstinación,

para que se dejaran llevar por sus caprichos.  R.

¡Ojalá mi pueblo me escuchara,

e Israel siguiera mis caminos!

Yo sometería a sus adversarios en un instante,

y volvería mi mano contra sus opresores.  R.

Los enemigos del Señor tendrían que adularlo,

y ese sería su destino para siempre;

yo alimentaría a mi pueblo con lo mejor del trigo

y lo saciaría con miel silvestre.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo         14, 13-21

Al enterarse de la muerte de Juan el Bautista, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos.

Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos.»

Pero Jesús les dijo: «No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos.»

Ellos respondieron: «Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados.»

«Tráiganmelos aquí», les dijo.

Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud.

Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • El libro de los Números trata de nuevo el tema de la marcha por el desierto.
  • En el pasaje de hoy, el autor toma una antiquísima tradición sobre el maná y sobre la llegada de una bandada de codornices provocada por la súplica de Moisés. Como telón de fondo, está la murmuración incesante del pueblo.
  • Durante su paso por el desierto, el pueblo elegido se vio frecuentemente beneficiado por la presencia inesperada de algún medio de subsistencia, a pesar que podía sobrevivir normalmente gracias a lo que le brindaban los animales que llevaban. Pero, seguramente, fue durante los períodos de sequía que el pueblo descubrió un alimento inesperado.
  • Son frecuentes, en el desierto del Sinaí, las bandadas de pájaros que agotados por la lucha contra el viento, caen sin fuerzas en el suelo. Asimismo, abundan los árboles que en los meses de junio y julio producen una forma comestible, muy abundante por la mañana, y que constituye el alimento principal, cuando no el único, de los frecuentadores del desierto.
  • Desde el momento en que el pueblo advirtió la utilidad de este jugo de árboles, al que llamó maná, la tradición lo elevó a la categoría de milagroso, verdadera alimentación sobrenatural, resultado de la plegaria de Moisés y signo de la providencial elección de Dios.
  • Posteriormente, se opondrá este sustento venido de Dios, a los alimentos terrestres; y habrá un especial hincapié en las murmuraciones del pueblo, que, víctima del hambre, añoraba la alimentación recibida en Egipto y se mostraba incapaz de esperar de Dios su subsistencia.

***

  • Al enterarse Jesús de la muerte de Juan Bautista, huye en una barca a un lugar solitario y tranquilo. Pero la gente lo supo y lo siguió por tierra, de modo que al desembarcar, vio una gran muchedumbre, sintió compasión y curó a los enfermos. Caída la tarde, los discípulos al ver a la gente hambrienta, se acercaron a pedirle a Jesús que despida a la multitud, para que vayan a las aldeas a comprar comida. La reacción de los discípulos funciona de acuerdo a la lógica humana: mandarlos a comprar lo necesario. Jesús los desafía a que  les den de comer ellos mismos. Mientras los discípulos utilizan la lógica humana; Jesús, aplica la lógica del Reino y los invita a compartir.
  • Les pide que actúen aunque tengan nada más que cinco panes y dos peces. Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos a su vez los dieron a la gente.
  • Jesús exhorta a dar de lo que necesitan. Esa entrega generosa produce resultados abundantes. La multitud empieza a compartir lo que tiene, en vez de guardarlo para sí misma. Así la solidaridad se contagia y todos reciben lo necesario. Al final queda un excedente que puede beneficiar a todo el pueblo.
  • Lo que los discípulos han visto en el reparto de los panes, no es una acción extraordinaria exclusiva de Jesús, es el efecto de la entrega personal, que pasará a ser la norma de vida para el discípulo. Jesús no está solamente satisfaciendo una necesidad, sino celebrando el reino que viene a los débiles y afligidos.
  • El relato es un programa para la comunidad de los seguidores de Jesús. Es la lección de solidaridad para con los que pasan hambre, con los que buscan, con los que andan errantes por el desierto. La consigna de Jesús es: denles de comer. La Iglesia no sólo debe ofrecer el Pan con mayúscula; también el pan con minúscula, que es cultura y cuidado de la salud, preocupación por la justicia en todos los ámbitos y la solidaridad de los que tienen con los que pasan necesidad.
  • Hay un doble pan porque el hambre también es doble: de lo humano y de lo trascendente. Y la fracción del pan debe ser tanto partir el Pan eucarístico, como compartir el pan material con el hambriento.
  • Jesús, con esta multiplicación del pan material, quiere ayudar a los hombres a pasar del hambre de lo humano, al hambre de lo divino; así como ha hecho pasar al ciego de nacimiento, de la luz de los ojos a la luz de la fe.
  • La vida de Jesús invita a la Iglesia a abrirse a la multitud. La comunidad de discípulos tiene que ser solidaria con la muchedumbre enferma, hambrienta y desorientada. Los sentimientos de compasión, misericordia y justicia que Jesús experimentaba ante el pueblo abandonado, deben estar presentes en el espíritu que anima toda y cada una de las acciones de la iglesia.

PARA DISCERNIR

  • ¿Cómo vivo la misericordia?
  • ¿Qué puedo hacer para saciar el hambre de los hermanos?
  • ¿Confío en la providencia del Señor?
  • ¿Qué significa “confiarse a la Providencia”?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Habla, Señor: anunciaré tu Palabra

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…”El camino de la experiencia gradual de Dios fue también, para la Iglesia de los orígenes, el camino de una libertad cada vez mayor. Para mí, la vía de la mística es el auténtico camino hacia la libertad.

Por el camino místico nos tropezamos, en primer lugar, con nuestra verdad personal. Y sólo la verdad nos hará libres. Descubrimos aquí los modelos de vida de los que somos prisioneros, nuestros modos de ver ilusorios que distorsionan la realidad y a causa de los cuales nos hacemos mal. Cuanto más nos acercamos a Dios, con mayor claridad reconocemos nuestra verdad. Cuanto más unidos estamos a Dios, más libres nos volvemos.

Todos anhelamos la libertad, pero la verdadera libertad no consiste en la liberación con respecto a una soberanía externa a nosotros mismos, sino que consiste en la libertad interior, en la libertad respecto al dominio del mundo, en la libertad respecto al poder de los otros hombres y mujeres, y respecto a la libertad de las constricciones interiores y exteriores.

Debe quedar claro que la libertad constituye un aspecto esencial del mensaje cristiano y que todo camino espiritual auténtico conduce al final a la libertad interior. Y esto es así porque la experiencia de Dios y la experiencia de la libertad están intrínsecamente conectadas”…

Anselm Grün- edición española: Portarse bien con uno mismo, Sígueme, Salamanca

PARA REZAR

Te comparto mi esperanza

Te comparto mi esperanza de esperar cada momento
con la misma fuerza y ganas de la primera mañana.

Ofrecer siempre las manos abiertas y no cerradas,
saber entregar amor a través de la mirada.

Aprender a dar la vida, compartir la espera larga,
al lado de los que sufren hacer la fe solidaria.

Soñar con las utopías, vivir para realizarlas,
luchando por los ideales, y la justicia sumarla.

Saber caminar con otros en lucha comunitaria, para que
todos los hombres vivan una vida más humana.

Vivir para los demás, como nos mostró Jesús,
hasta entregarnos su vida en lo alto de una cruz.

Vivir mirando las cosas con la mirada de Dios,
para hacer un mundo nuevo de Justicia, Paz y Amor.

No creas que será fácil caminar este camino pero
las crisis ayudan a ir descubriendo el sentido.

La verdad que hay en las cosas es un tesoro escondido,
quien equivoca la senda, tal vez su vida ha perdido.

El Evangelio te muestra como no errar el camino,
de veras, vale la pena a Jesucristo seguirlo.

Te comparto mi esperanza de empezar cada momento
con la misma fuerza y ganas de la primera mañana.

Marcelo A. Murúa

MARTES XVIII

¿Por qué dudaste?

Lectura del libro de los Números 12, 1-13

Miriam y Aarón se pusieron a murmurar contra Moisés a causa de la mujer cusita con la que este se había casado. Moisés, en efecto, se había casado con una mujer de Cus. « ¿Acaso el Señor ha hablado únicamente por medio de Moisés?, decían. ¿No habló también por medio de nosotros?» Y el Señor oyó todo esto.

Ahora bien, Moisés era un hombre muy humilde, más humilde que cualquier otro hombre sobre la tierra.

De pronto, el Señor dijo a Moisés, a Aarón y a Miriam: «Vayan los tres a la Carpa del Encuentro.»

Cuando salieron los tres, el Señor descendió en la columna de nube y se detuvo a la entrada de la Carpa. Luego llamó a Aarón y a Miriam. Los dos se adelantaron, y el Señor les dijo: «Escuchen bien mis palabras: Cuando aparece entre ustedes un profeta, yo me revelo a él en una visión, le hablo en un sueño. No sucede así con mi servidor Moisés: él es el hombre de confianza en toda mi casa. Yo hablo con él cara a cara, claramente, no con enigmas, y el contempla la figura del Señor.

¿Por qué entonces ustedes se han atrevido a hablar contra mi servidor Moisés?»

Y lleno de indignación contra ellos, el Señor se alejó.

Apenas la nube se retiró de encima de la Carpa, Miriam se cubrió de lepra, quedando blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia ella y vio que estaba leprosa, dijo a Moisés: «Por favor, señor, no hagas pesar sobre nosotros el pecado que hemos cometido por necedad. No permitas que ella sea como el aborto, que al salir del seno materno ya tiene consumida la mitad de su carne.»

Moisés invocó al Señor, diciendo: « ¡Te ruego, Dios, que la cures!»

Palabra de Dios.

SALMO         Sal 50, 3-4. 5-6a. 6b-7. 12-13 (R.: cf. 3a)

R.      Ten piedad, Señor, porque hemos pecado.

¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,

por tu gran compasión, borra mis faltas!

¡Lávame totalmente de mi culpa

y purifícame de mi pecado!  R.

Porque yo reconozco mis faltas

y mi pecado está siempre ante mí.

Contra ti, contra ti solo pequé

e hice lo que es malo a tus ojos.  R.

Por eso, será justa tu sentencia

y tu juicio será irreprochable;

yo soy culpable desde que nací;

pecador me concibió mi madre.  R.

Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,

y renueva la firmeza de mi espíritu.

No me arrojes lejos de tu presencia

ni retires de mí tu santo espíritu.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo         14, 22-36

Después que se sació la multitud, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo.

La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. «Es un fantasma», dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.

Pero Jesús les dijo: «Tranquilícense, soy yo; no teman.»

Entonces Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua.»

«Ven», le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: «Señor, sálvame.» En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?»

En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: «Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios.»

Al llegar a la otra orilla, fueron a Genesaret. Cuando la gente del lugar lo reconoció, difundió la noticia por los alrededores, y le llevaban a todos los enfermos, rogándole que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron curados.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Moisés es criticado por su propia familia, por su hermano Aarón y su hermana Miriam. Se le reprocha el haberse casado con una mujer etíope, pero en definitiva envidian su papel preponderante y su intimidad con Dios.
  • La segunda queja será la desigualdad aparente en el reparto dispar de los dones y talentos. María era profetisa, había recibido este carisma como  Aarón había recibido el del sacerdocio. Dios había hablado también con ellos. Pero esta realidad no les daba ningún derecho a exigir igualdad de dones. En el fondo se trata de un intento de manipular a Dios, y de convertir el ministerio en un título de honor y poder.
  • La voluntad de Dios no es arbitraria: el carisma no se otorga para lucimiento personal, sino en orden a la edificación y buena marcha de la comunidad.
  • El Señor oye a Moisés porque era un hombre muy humilde, más que cualquier hombre sobre la faz de la tierra. Dios defiende a su servidor y dijo a Aarón y a Miriam que salgan a la Tienda de la Reunión. Cuando salieron los tres la ira del Señor se encendió contra ellos. Miriam quedó por la lepra blanca como la nieve.
  • Aarón suplicó a Moisés y este imploró al Señor para que la sane. Yahvé llama a cada uno a un servicio concreto, dándole también el carisma correspondiente y la certeza de su asistencia. Pero no está obligado a más. Exige que se respete su voluntad con auténtica responsabilidad y sin envidia.

***

  • Después de la multiplicación de los panes, Jesús obligó a los discípulos a que se embarcaran y que se adelantaran a la otra orilla, mientras El despedía a la gente. Estos, maravillados por el milagro, querían arrastrar a Jesús a la aventura política intentando proclamarlo rey.
  • Jesús conocía a sus discípulos, que compartían esa misma perspectiva de mesianismo temporal. Por eso los obligó a alejarse de allí. Después de despedir a la multitud, Jesús ora por ellos, para que no cedan a la tentación de un Mesías de poder.
  • Al anochecer, seguía allí solo. Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, maltratada por las olas, porque llevaba viento contrario. De madrugada, se les acercó Jesús caminando por el lago. Los discípulos se asustaron mucho creyendo que era un fantasma, pero Jesús los invita a no tener miedo y no se presenta; dice sencillamente: «Soy yo».
  • Pedro, con cierta presunción, desafía en cierto modo a Jesús. Le pide que lo mande ir hacia Él sobre el agua. Cree en el poder «milagroso» de Jesús, no en la fuerza del Reino. Pedro quiere andar sobre el agua, participar de la misma condi­ción divina de Jesús. Éste lo acepta y lo invita. Sin embargo, Pedro ante el viento, siente miedo; esperaba la condición divina sin obstáculos, de manera automática y milagrosa. Se ha olvi­dado que el discípulo vive en medio de la oposición y persecución del mundo.
  • La presencia de Jesús hizo que amainara el viento. La reacción del grupo de apóstoles está llena de admiración: «realmente eres Hijo de Dios».
  • Jesús compaginaba su intenso y generoso trabajo misionero con los momentos de soledad y oración. En el diálogo con su Padre es donde encontraba, también Él, la fuerza para su entrega a los demás.
  • Para que nuestra actividad no sea sólo humanamente buena y hasta generosa, sino que sea realizada desde las motivaciones de Dios, necesitamos ese contacto permanente con el Padre.
  • La barca de los discípulos, zarandeada por vientos contrarios, es símbolo de la Iglesia que vive agitada por los problemas internos y la oposición. Pero también es símbolo de nuestra propia vida, con sus tempestades y vaivenes. En ambos casos, sin Jesús en la barca todo parece hundirse. Si lo dejamos subir, el viento calma. En los momentos de tempestad, deben resonar las palabras de Jesús: «Ánimo, soy yo, no tengan miedo». Y confiar en Él.
  • La actitud de Pedro también nos llama a no fiarnos demasiado de nuestras propias fuerzas. Igual que Pedro, que deja la relativa seguridad de la barca, tenemos que saber arriesgarnos y abandonar seguridades cuando Dios lo pide y no quedarnos en lo aparentemente seguro.
  • La vida nos da golpes, pero ahí está el Señor a la espera de nuestra petición de ayuda. Necesitamos ir aprendiendo a arriesgarnos, a pesar del viento, pero convencidos de que la fuerza y el éxito están en Jesús, no en nuestras técnicas y talentos, porque  «realmente Él es el Hijo de Dios».
  • La victoria es fruto de la fe en Jesús Salvador; a pesar de que tengamos que caminar sobre las aguas embravecidas del sufrimiento, físico o moral, entre vientos de oposiciones; no dudemos de la presencia de Jesús; El no permitirá que la prueba supere nuestras fuerzas.

PARA DISCERNIR

  • ¿Cuáles son mis puntos de apoyo en mi vida de fe?
  • ¿Me abandono sin miedo a la voluntad de Dios?
  • ¿Soy capaz de hacer una opción segura por el reino?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Señor sálvame

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Mándame ir hacia ti andando sobe el agua

Cuando Pedro, lleno de audacia, anda sobre el mar, sus pasos tiemblan, pero su afecto se refuerza…; sus pies se hunden, pero él se coge a la mano de Cristo. La fe le sostiene cuando percibe que las olas se abren; turbado por la tempestad, se asegura en su amor por el Salvador. Pedro camina sobre el mar movido más por su afecto que por sus pies…

No mira donde pondrá sus pies; no ve más que el rastro de los pasos de aquel que ama. Desde la barca, donde estaba seguro, ha visto a su Maestro y, guiado por su amor, se pone en el mar. Ya no ve el mar, ve tan sólo a Jesús.

Pero desde que, asustado por la fuerza del viento, aturdido por la tempestad, el temor comienza a velar su fe…, el agua se oculta bajo sus pies. La fe se debilita, y también el agua. Entonces grita: «¡Señor, sálvame!». Inmediatamente Jesús extiende la mano, lo agarra y le dice: «Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado? ¿Tan poca fe tienes que no has podido llegar hasta mí? ¿Por qué no has tenido suficiente fe para llegar hasta el final apoyándote en ella? Debes saber que, desde ahora, sólo esta fe te sostendrá por encima de las olas». Así pues, hermanos, Pedro duda un instante, va a perecer, pero se salva invocando al Señor… Ahora bien, este mundo es un mar en el que el demonio levanta las olas y donde las tentaciones hacen que se multipliquen los naufragios; tan sólo podemos salvarnos gritando al Señor, y él extenderá la mano para agarrarnos. Invoquémosle, pues, sin cesar.

San Agustín (354-430) – obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia – Sermón que se le atribuye, Apéndice nº 192; PL 39, 2100

PARA REZAR

Creemos que Dios es Espíritu y los que le adoran, deben hacerlo de verdad conforme al Espíritu.

Creemos que Dios es luz, y si vivimos en la luz, que es Dios,  hay unión entre nosotros.

Creemos que Dios es amor, y todo el que ama es hijo de Dios y conoce a Dios.

Creemos que Jesucristo es el Hijo de Dios, y que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo.
Creemos que El es la Resurrección y la Vida, y el que cree en El, aunque muera, vivirá.
Creemos que somos hijos de Dios, y que El nos ha dado su Espíritu.
Creemos que si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para que nos perdone y nos limpie de toda maldad.
Creemos que el mundo pasa, con todos sus malos deseos, más el que hace la voluntad de Dios vive para siempre, Amén.

Equipo De Selah

MIÉRCOLES XVIII

¡Qué grande es tu fe!

Lectura del libro de los Números 13, 1-2. 25-14, 1. 26-33a

El Señor dijo a Moisés en el desierto de Farán: «Envía unos hombres a explorar el país de Canaán, que yo doy a los israelitas; enviarás a un hombre por cada una de sus tribus paternas, todos ellos jefes de tribu.»

Al cabo de cuarenta días volvieron de explorar el país. Entonces fueron a ver a Moisés, a Aarón y a toda la comunidad de los israelitas en Cades, en el desierto de Parán, y les presentaron su informe, al mismo tiempo que les mostraban los frutos del país. Les contaron lo siguiente: «Fuimos al país donde ustedes nos enviaron; es realmente un país que mana leche y miel, y estos son sus frutos. Pero, ¡qué poderosa es la gente que ocupa el país! Sus ciudades están fortificadas y son muy grandes. Además, vimos allí a los anaquitas. Los amalecitas habitan en la región del Négueb; los hititas, los jebuseos y los amorreos ocupan la región montañosa; y los cananeos viven junto al mar y a lo largo del Jordán.»

Caleb trató de animar al pueblo que estaba junto a Moisés, diciéndole: «Subamos en seguida y conquistemos el país, porque ciertamente podremos contra él.» Pero los hombres que habían subido con él replicaron: «No podemos atacar a esa gente, porque es más fuerte que nosotros.» Y divulgaron entre los israelitas falsos rumores acerca del país que habían explorado, diciendo: «La tierra que recorrimos y exploramos devora a sus propios habitantes. Toda la gente que vimos allí es muy alta. Vimos a los gigantes -los anaquitas son raza de gigantes-. Nosotros nos sentíamos como langostas delante de ellos, y esa es la impresión que debimos darles.»

Entonces la comunidad en pleno prorrumpió en fuertes gritos, y el pueblo lloró toda aquella noche.

Luego el Señor dijo a Moisés y a Aarón: «¿Hasta cuándo esta comunidad perversa va a seguir protestando contra mí? Ya escuché las incesantes protestas de los israelitas. Por eso, diles: «Juro por mi vida, palabra del Señor, que los voy a tratar conforme a las palabras que ustedes han pronunciado. Por haber protestado contra mí, sus cadáveres quedarán tendidos en el desierto: los cadáveres de todos los registrados en el censo, de todos los que tienen más de veinte años. Ni uno solo entrará en la tierra donde juré establecerlos, salvo Caleb hijo de Iefuné y Josué hijo de Nun. A sus hijos, en cambio, a los que ustedes decían que iban a ser llevados como botín, sí los haré entrar; ellos conocerán la tierra que ustedes han despreciado. Pero los cadáveres de ustedes quedarán tendidos en este desierto. Mientras tanto, sus hijos andarán vagando por el desierto.»»

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 105, 6-7a. 13-14. 21-22. 23 (R.: 4a)

R.        Acuérdate de mí, Señor, por el amor que tienes a tu pueblo.

Hemos pecado, igual que nuestros padres;

somos culpables, hicimos el mal:

nuestros padres, cuando estaban en Egipto,

no comprendieron tus maravillas.  R.

Muy pronto se olvidaron de las obras del Señor,

no tuvieron en cuenta su designio;

ardían de avidez en el desierto

y tentaron a Dios en la soledad.  R.

Olvidaron a Dios, que los había salvado

y había hecho prodigios en Egipto,

maravillas en la tierra de Cam

y portentos junto al Mar Rojo.  R.

El Señor amenazó con destruirlos,

pero Moisés, su elegido,

se mantuvo firme en la brecha

para aplacar su enojo destructor.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   15, 21-28

Jesús partió de allí y se retiró al país de Tiro y de Sidón. Entonces una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio.» Pero él no le respondió nada.

Sus discípulos se acercaron y le pidieron: «Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos.»

Jesús respondió: «Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.»

Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!»

Jesús le dijo: «No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros.»

Ella respondió: «¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!»

Entonces Jesús le dijo: «Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!» Y en ese momento su hija quedó curada.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Los israelitas partieron en dirección a Canaán. Al cabo de unos dos meses de camino, en las puertas de la tierra prometida el éxodo tocaba a su fin y era necesario preparar la conquista del país. En ese momento surgen las dificultades más fuertes.
  • La multitud que ha «pasado» a través del desierto quiere apoderarse de un territorio para convertirlo en el lugar de su residencia perpetua, alimentados por la idea de que Yahvé se lo ha prometido. Moisés envió unos exploradores para que reconocieran el terreno y vieran las posibilidades de entrar.
  • El informe de los exploradores es bueno por las condiciones de la tierra en sí, pero es malo, porque los habitantes del país no tienen intención ni de abandonarlo ni de compartirlo, de modo que presentarán resistencia.
  • El pueblo reacciona con pesimismo. Se contagian fácilmente la duda, el desánimo y las murmuraciones. Antes protestaban del desierto. Ahora, de que tengan que entrar en una tierra difícil. Les falta confianza en Dios y prefieren no lanzarse todavía a la «conquista» de Canaán, a pesar de que hay un grupo, que sí estaría dispuesto.
  • Sólo un pueblo «nuevo» podrá tomar posesión del país que Dios había prometido a su padre Abraham.

***

  • Jesús pasa una frontera. Su ministerio se extenderá a una tierra pagana, al país de Tiro y Sidón que es el actual Líbano. Y una mujer cananea  se puso a gritarle. Su grito insistente a través de la gente, se entiende desde la perspectiva del lugar que ocupaba la mujer, en la sociedad en aquel momento.
  • En la cultura judía las mujeres estaban marginadas y no podían hablar a los varones, mucho menos a un prestigioso Maestro. Además, las mujeres paganas estaban excluidas por no pertenecer al pueblo judío, y la enfermedad era un nuevo título de exclusión de la comunidad. Muchos motivos de exclusión acumulaba pues esta mujer sobre sí misma.
  • La mujer cananea se dirige a Jesús llamándolo «Hijo de David». Jesús escucha el grito de esa mujer pero guarda silencio. Los discípulos, como otras veces, se preocupan por alejarla para que no moleste al maestro. Luego, Jesús responde a la mujer señalando los límites de su misión. Él ha sido enviado sólo para las ovejas de Israel. Ante la insistencia de la mujer, Jesús pone una nueva prueba, «no está bien quitarle el pan a los hijos para echárselo a los cachorros».
  • La mujer no se da por vencida ante los límites que Jesús le presenta, y va respondiendo a cada una de las «dificultades» que la ponen a prueba: “los cachorros se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos”. La mujer no abandonará su plegaria, llega hasta el fin. Las palabras de la mujer conmueven a Jesús y reconoce que la fe de esta mujer, es capaz de liberar a su hija del mal en que ha caído.
  • Es otro de los casos en que Jesús alaba la fe de un extranjero, en contraposición a los judíos, los de casa, a los que se les podría pedir una fe mayor que a los de fuera.
  • La fe de esta mujer interpela a los que somos “de casa”, a los que “estamos adentro” y que, por eso mismo, quizás estamos autosuficientes y pasivos olvidando la humildad que necesitamos ante Dios y los demás. Muchas veces, la oración de tantas personas aparentemente alejadas, que no saben rezar litúrgicamente, pero que lo hacen desde la hondura de su ser, es más agradable a Dios que muchos cantos y oraciones rutinarias y satisfechas.
  • También es admirable la apertura de Jesús, su audacia para ir más allá de lo que considera razonable, su capacidad para creer y mostrar un «Dios mayor» y poder escuchar su voz a través de los gritos de sus criaturas más sufrientes.
  • Nuestra situación cultural hace la que la fe se vea retada a superar sus límites tradicionales, a entrar en otros campos y ámbitos, a responder a muchos gritos que no encuentran respuesta. La comunidad eclesial imagen de Jesús buen Pastor, es la que sabe escuchar los gritos de su pueblo.
  • Es más sencillo cuidar lo que tenemos y repetir lo que sabemos; pero también es menos fecundo y no sigue la línea marcada por Jesús. Sin lugar a dudas, los gritos de “los de afuera” que nos desestabilizan, rompen nuestras formas tradicionales. En la medida que existen estas voces nos vemos en la obligación de encarnar el Evangelio.
  • Si no somos capaces de escuchar estas voces corremos el riesgo de que la fe se convierta en algo cada vez más irrelevante reservado a unos pocos. Si nos encerramos en nuestras seguridades, ciertamente estaremos desoyendo los gritos de los muchos hombres y mujeres que quieren y necesitan tocar a Jesús y sentirse queridos por Él.

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué actitud asumimos ante los que no son de los nuestros?
  • ¿El bien que hacemos brota de un deseo profundo o lo hacemos para sacarnos problemas de encima?
  • ¿Qué miramos primeramente en las acciones de los demás?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Creo Señor, pero aumenta mi fe

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Mujer, qué grande es tu fe»

… «No está bien echar a los perros el pan de los hijos». La mujer recoge estas palabras y dice: « ¡Sí, Señor!». Como si dijera:… «No pido más que una pequeña migaja de la mesa y de la mano de un amo generoso que ‘da alimento a todo viviente’ (Sl 135,25). ¡Tú tratas a los judíos como a hijos; por eso te pido no rehúses dar una migaja a tu pequeña perra cananea!»

Jesús le dice: « ¡Mujer, que grande es tu fe!». Riñe a Pedro por su poca fe (Mt 14,31); admira a esta mujer por la grandeza de la suya. Verdaderamente tiene una gran fe puesto que proclama que el Verbo hecho carne es el hijo de David, y porque, segura de su poder divino, confía en el poder que tiene él para devolver la salud a su hija ausente, y esto, con tan sólo un acto de su voluntad.

También tú, si tu fe es grande, si tu fe es esta fe viva de la cual vive el justo (Rm 1,17), y no una fe muerta, a la que le falta el alma, es decir, la caridad, también alcanzarás no sólo la completa curación de tu hija, es decir, de tu alma, sino que «tendrás poder para trasladar las montañas» (Mt 17,20)…

Comentario del Evangelio por Julián de Vézelay (hacia 1080-hacia 1160), monje benedictino – Sermón 17

PARA REZAR

Señor ayúdame a evangelizar

Señor ayúdame a evangelizar a todas las personas.
Que nunca me cierre a nadie y atienda a las llamadas que me hacen.
Quiero caminar con ojos abiertos y el corazón en la mano
igual que hicieron Jesús y su Madre.
Confesando mi fe, sin miedo ni vergüenza

para predicar tu Palabra,
siendo Testigo tuyo en el mundo.
Llevando la Buena Noticia a la humanidad,

construyendo una  Iglesia unida, justa y fraternal.

María Madre de los Apóstoles,

enséñame la radicalidad del Evangelio,

para no desfigurar el mensaje de salvación

y un día pueda encontrarme con todos en el Reino.

Amén.

María Eugenia Ochoa Medina – MVP – Colombia

JUEVES XVIII

10 DE AGOSTO – SAN LORENZO, DIÁCONO Y MÁRTIR (F)

Si muere da mucho fruto

Lectura de la segunda carta del apóstol San Pablo

a los Corintios            9,6-10

Hermanos:

Sepan que el que siembra mezquinamente, tendrá una cosecha muy pobre; en cambio, el que siembra con generosidad, cosechará abundantemente.

Que cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón, no de mala gana o por la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría.

Por otra parte, Dios tiene poder para colmarlos de todos sus dones, a fin de que siempre tengan lo que les hace falta, y aún les sobre para hacer toda clase de buenas obras.

Como dice la Escritura: El justo ha prodigado sus bienes: dio a los pobres y su justicia permanece eternamente.

El que da al agricultor la semilla y el pan que lo alimenta, también les dará a ustedes la semilla en abundancia, y hará crecer los frutos de su justicia.

Palabra de Dios

SALMO          Sal 112(111) ,1-2.5-6.7-8.9.

R.        Feliz el hombre que siempre camina en la ley de Dios.

Feliz el hombre que teme al Señor

y se complace en sus mandamientos.

Su descendencia será fuerte en la tierra:

la posteridad de los justos es bendecida. R.

Dichoso el que se compadece y da prestado,

y administra sus negocios con rectitud.

El justo no vacilará jamás,

su recuerdo permanecerá para siempre. R.

No tendrá que temer malas noticias:

su corazón está firme, confiado en el Señor.

Su ánimo está seguro, y no temerá,

hasta que vea la derrota de sus enemigos. R.

El da abundantemente a los pobres:

su generosidad permanecerá para siempre,

y alzará su frente con dignidad. R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Juan 12,24-26

Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto.

El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna.

El que quiera servirme que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • En la metáfora del grano de trigo que muere en la tierra, la muerte, es la condición para que se libere toda la energía vital que la semilla contiene, y la vida allí encerrada, se manifieste plenamente. Con esta metáfora, Jesús afirma que el hombre no produce vida sin dar la propia. Amar es darse sin escatimar, hasta desaparecer, si es necesario.
  • Solamente el don total libera las capacidades del hombre. Esta muerte no es un suceso aislado, sino la culminación de un proceso de donación de sí mismo. La fecundidad no depende de la transmisión de una doctrina, sino de una muestra extrema de amor. La vida es fruto del amor y no brota si el amor no es pleno, si no llega al don total.
  • Jesús va a entregarse por los demás, es solidario con los necesitados y por ellos ha aceptado la muerte y prevé ya el fruto. Dar la propia vida es condición para la fecundidad, es la suprema medida del amor. Tal decisión no es una pérdida para el hombre, sino una máxima ganancia; no significa frustrar la propia vida, sino llevarla a su completo éxito. «El que se ama a sí mismo pierde su vida, pero el que ofrece su vida por los demás la salvará». El temor a perder la vida es el gran obstáculo al compromiso por los demás, porque el amor a la propia vida lleva a todas las abdicaciones, a la injusticia, al silencio cómplice ante la realidad.
  • La fecundidad viene del amor verdadero, que Dios ha infundido en nuestros corazones. El verdadero discípulo de Jesús debe seguirlo a Él hacia su glorificación en Dios, sabiendo que, sin miedo a los riesgos, sin miedo a las amenazas de quienes quieran silenciar al enviado de Dios, debe incluso afrontar la propia muerte como un signo de amor fecundo; que haga brotar en uno mismo y en los demás, la vida eterna.
  • El que ofrece su vida por los demás: ama de verdad, se olvida del propio interés y seguridad, lucha por la vida, la dignidad y la libertad, en medio de una sociedad donde reina la muerte.

PARA DISCERNIR

  • ¿A qué conversión en mi amor, en mi entrega, en mi fecundidad me invita esta palabra?
  • ¿Qué miedos son obstáculo para mi vida de discípulo/a?
  • ¿Me fío del Señor como el único capaz de colmar mi plenitud?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Que sea generoso y alegre Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Si muere, da mucho fruto»

…”Cuando san Lorenzo vio que llevaban al obispo Sixto al martirio, se puso a llorar. No fue el sufrimiento de su obispo lo que le hizo derramar lágrimas sino el hecho de que fuera al martirio sin él. Por eso lo interpeló con estas palabras: « ¿Dónde vas, Pedro, sin tu hijo? ¿Hacia dónde te apresuras a ir sin tu diácono? ¡Tú tenías la costumbre de jamás ofrecer el sacrificio sin ministro!… Da, pues, prueba de que has escogido a un buen diácono: aquél a quien has encomendado el ministerio de la sangre del Señor, aquél con quien compartes los sacramentos ¿rechazarás comulgar con él el sacrifico de la sangre?»…

El papa Sixto respondió a Lorenzo: «No es verdad que me olvido de ti, hijo mío, ni te abandono, sino que te dejó para que sostengas más grandes combates. Soy viejo y no puedo sostener más que una ligera lucha, pero tú eres joven y te queda mantener un triunfo mucho más grande y glorioso contra el tirano. Muy pronto vendrás, seca tus lágrimas. Dentro de tres días, tú me seguirás…»

Tres días después Lorenzo fue arrestado. Se le pide que traiga los bienes y los tesoros de la Iglesia. Y promete obedecer. Al día siguiente lleva consigo a los pobres. Le preguntan dónde están los tesoros que debía llevarles. Les enseña los pobres diciendo: «Aquí tenéis los tesoros de la Iglesia. ¿Qué mejores tesoros tendría Cristo sino aquellos de quien dijo: ‘Lo que hagáis a uno de estos pequeños, me lo hacéis a mí’?» (Mt 25,40). Lorenzo mostró estos tesoros y venció porque el perseguidor no tenía ningún deseo de quitárselos. Pero, furioso, lo hizo quemar vivo”…

San Ambrosio (hacia 340-397) obispo de Milán y doctor de la Iglesia – de los Oficios de los ministros I, 84; II, 28; PL 16,84

PARA REZAR

Padre, me abandono en tus manos

haz de mí lo que quieras.
Hagas lo que hagas, te lo agradezco.
Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo.
Hágase tu voluntad en mí
y en todas las criaturas.
Esto es todo lo que quiero, Señor.
En tus manos, Señor, encomiendo mi alma.
Te lo agradezco con todo el amor de mi corazón
porque te quiero, Señor.
No puedo menos de ofrecerme a mí mismo,
de entregarme en tus manos,
sin reservas y con ilimitada confianza,
porque tú eres mi Padre.

Carlos de Foucauld

Oremos

Dios nuestro, que inflamaste con el fuego de tu amor a San Lorenzo, para que brillara por la fidelidad a su servicio diaconal y por la gloria de un heroico martirio, haz que nosotros te amemos siempre como él te amó y practiquemos lo que él enseñó. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

VIERNES XVIII

El que guarda su vida la pierde

Lectura del libro del Deuteronomio          4, 32-40

Moisés habló al pueblo diciendo:

Pregúntale al tiempo pasado, a los días que te han precedido desde que el Señor creó al hombre sobre la tierra, si de un extremo al otro del cielo sucedió alguna vez algo tan admirable o se oyó una cosa semejante.

¿Qué pueblo oyó la voz de Dios que hablaba desde el fuego, como la oíste tú, y pudo sobrevivir? ¿O qué dios intentó venir a tomar para si una nación de en medio de otra, con milagros, signos y prodigios, combatiendo con mano poderosa y brazo fuerte, y realizando tremendas hazañas, como el Señor, tu Dios, lo hizo por ustedes en Egipto, delante de tus mismos ojos?

A ti se te hicieron ver todas estas cosas, para que sepas que el Señor es Dios, y que no hay otro dios fuera de él. El te hizo oír su voz desde el cielo para instruirte; en la tierra te mostró su gran fuego, y desde ese fuego tú escuchaste sus palabras. Por amor a tus padres, y porque eligió a la descendencia que nacería de ellos, el Señor te hizo salir de Egipto con su presencia y su gran poder; desposeyó a naciones más numerosas y fuertes que tú; te introdujo en sus territorios y te los dio como herencia, hasta el día de hoy.

Reconoce hoy y medita en tu corazón que el Señor es Dios -allá arriba, en el cielo y aquí abajo, en la tierra- y no hay otro.

Observa los preceptos y los mandamientos que hoy te prescribo. Así serás feliz, tú y tus hijos después de ti, y vivirás mucho tiempo en la tierra que el Señor, tu Dios, te da para siempre.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 76, 12-13. 14-15. 16 y 21 (R.: 12a)

R.        Recuerdo las proezas del Señor.

Yo recuerdo las proezas del Señor,

sí, recuerdo sus prodigios de otro tiempo;

evoco todas sus acciones,

medito en todas sus hazañas.  R.

Tus caminos son santos, Señor.

¿Hay otro dios grande como nuestro Dios?

Tú eres el Dios que hace maravillas,

y revelaste tu poder entre las naciones.  R.

Con tu brazo redimiste a tu pueblo,

a los hijos de Jacob y de José.

Tú guiaste a tu pueblo como a un rebaño,

por medio de Moisés y de Aarón.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   16, 24-28

Entonces Jesús dijo a sus discípulos:

«El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?

Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras. Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • El Deuteronomio es el último de los cinco libros de la Ley. En el año 622 antes de Jesucristo fue hallado en el Templo. Todo el Deuteronomio insiste en esta verdad: que las relaciones de Dios con nosotros y nuestras relaciones con El están regidas por el amor.
  • Este título significa «segunda ley», pues contiene la despedida de Moisés, con la memoria que hace de los cuarenta años de travesía por el desierto, y las normas que quiere recordar a su pueblo.
  • Al principio de la marcha por el desierto, en el Sinaí, les entregó la primera ley, la Alianza. Pasado el tiempo y a punto de entrar en Canaán, Moisés, antes de morir interpela frontalmente a su pueblo, despertando su memoria histórica, dejándoles como testamento la recomendación de que no abandonen, y cumplan aquella Alianza.
  • La prédica que hace Moisés se basa en lo que Dios ha hecho por su pueblo, para concluir pidiendo un estilo de vida de acuerdo con la alianza que han hecho: «tú has oído la voz de Dios… amó a tus padres y eligió a su descendencia, El en persona te sacó de Egipto… el Señor es el único Dios».

*** 

  • Jesús comienza a poner en evidencia la difícil situación que les espera al llegar a Jerusalén y va revelando a sus discípulos el sentido del camino recorrido y del camino por recorrer. Las pretensiones mesiánicas de los discípulos, especialmente de Pedro, se podían convertir en un verdadero tropiezo para la misión. Jesús presenta claramente las exigencias del discípulo para evitar que quienes lo sigan se engañen.
  • Jesús avisa a sus seguidores que, al igual que El mismo, en su camino hacia la Pascua, a todos ellos les tocará «negarse a sí mismos», «cargar con la cruz», «seguirlo», «perder la vida». Aceptar seguirlo, irse con El, indica el acto de adhe­sión inicial que podrá continuar con el seguimiento. Las condiciones que Jesús les presenta, muestran una identificación con su destino.
  • Las condi­ciones son dos: «negarse a sí mismo» y «cargar con la cruz». La primera: « Negarse a sí mismo », es una renuncia radical y primera a las propias ambiciones. El discípulo no puede anteponer sus intereses a la urgencia de realizar el Reino. Las seguridades humanas y los beneficios personales no son compatibles con el seguimiento de Jesús.
  • Es llevar a la práctica de forma concreta la primera bienaventuranza, «elegir ser pobre». Los que  «ganan el mundo», empeñan la propia vida en una cantidad muy grande de trabajos y preocupaciones con la ilusión de que les traerán la felicidad en esta vida y en la otra. La realidad, sin embargo, es otra. Los que ganan este mundo pierden su propia vida.
  • El camino del Maestro es el camino del discípulo. Desde el momento en que el discípulo decide seguir a Jesús se abre completamente a la novedad de Dios y, a la vez, acepta el conflicto que lo enfrentará con los criterios de este mundo.
  • En el camino del seguimiento: «cargar con la propia cruz» significa aceptar ser perse­guido y aún condenado a muerte, vivir sin concesiones la última bienaventuranza: «ser perseguidos a causa de la fidelidad al reino». Vivir estas dos bienaventuranzas constituyen la esencia del camino del discípulo; son la “regla de oro” que nin­gún discípulo puede dejar de aceptar.
  • La vida no está hecha para ser guardada, sino para ser entregada. Amar no es «sentir emoción», no es desear poseer al otro, es olvidarse de sí mismo para darse al otro. «Tomar» para sí es dejar de amar. Amar de verdad, implica ser capaz de renunciar, de morir a uno mismo en beneficio de aquel a quien se ama. La renuncia no tiene su fin en sí misma; es la condición de una «vida» en plenitud. La «cruz» de Jesús no es solamente un instrumento de tortura y suplicio: es el signo del amor más grande que haya podido abrazar a un corazón.
  • Por la renuncia y la cruz, Jesús no propone una destrucción, sino un perfeccionamiento, una transformación, un crecimiento total y definitivo.
  • Nuestra esperanza está íntimamente asociada a la realidad del dolor y el sufrimiento humano. Las circunstancias en que se desarrolla la vida del discípulo exigen la capacidad de asumir el padecimiento necesario para la transformación de la realidad, para poder llevar a cabo el plan de Dios.
  • Las acciones humanas adquieren consistencia en Dios. La capacidad y donación semejantes a las mostradas por Jesús en su vida terrena, son los únicos criterios que pueden asegurar la vida presente en íntima relación con el futuro definitivo. De esa forma, el futuro, se hace realidad en la existencia del discípulo, que tiene la posibilidad de acceder a ese Reino, anticipadamente, identificándose con la vida del Maestro y compartiendo su suerte.

PARA DISCERNIR

  • ¿Soy capaz de sacrificarme por los demás?
  • ¿Vivo la cruz como un castigo o como una opción?
  • ¿Experimento la cruz como fuente de gracia y bendición?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Envía Señor a tu mensajero de paz

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Me hice perdidiza, y fui ganada»

…Tal es el que anda enamorado de Dios, que no pretende ganancia ni premio, sino sólo perderlo todo y a sí mismo en su voluntad por Dios, y ésa tiene por su ganancia; y así lo es, según dice san Pablo (Fl. 1, 21) diciendo: Mi morir por Cristo es mi ganancia, espiritualmente a todas las cosas y a sí mismo. Y por eso dice el alma: fui ganada, porque el que así no se sabe perder, no se gana, antes se pierde, según dice Nuestro Señor en el Evangelio (Mt. 16, 25), diciendo: El que quisiere ganar para sí su alma, ése la perderá: y el que la perdiere para consigo por mí, ése la ganará.

Y si queremos entender el dicho verso más espiritualmente y más al propósito que aquí se trata, es de saber, que cuando un alma en el camino espiritual ha llegado a tanto que se ha perdido a todos los caminos y vías naturales de proceder en el trato con Dios, que ya no le busca por consideraciones ni formas ni sentimientos ni otros modos algunos de criaturas ni sentido, sino que pasó sobre todo eso y sobre todo modo suyo y manera, tratando y gozando a Dios en fe y amor, entonces se dice haberse de veras ganado a Dios, porque de veras se ha perdido a todo lo que no es Dios ya lo que es en sí…

San Juan de la Cruz (1542-1591), carmelita descalzo, doctor de la Iglesia

Cántico espiritual, 20

PARA REZAR

Dar hasta que duela

El amor, para que sea auténtico,

tiene que pasar por el crisol del sufrimiento.

Si Cristo no hubiera derramado su sangre,

no hubiera llegado la salvación”.
Sin sufrimiento, nuestro amor y caridad

no sería más que una asistencia social,

pero no sería el verdadero amor redentor.

Sólo compartiendo con el prójimo sus sufrimientos,

siendo parte de los que sufren, podemos redimirlos,

podemos llevarlos a Dios y hacer que Dios,

que es Amor, entre en sus vidas.
Un amor que no está dispuesto a compartir los sufrimientos

con la persona amada, en el fondo no es más

que un egoísmo disfrazado.

Hay que amar hasta que duela.

El dolor es la prueba del verdadero amor.

Dime cuanto sufres y te diré cuanto amas.
El dolor por sí mismo, independiente del amor,

conduce al masoquismo o a un orgulloso estoicismo.
Lo que no se asume, no se redime.

Solamente los que son capaces de bajar

al infierno de la desesperación de los pobres,

podrán sacar de la miseria material

y espiritual a los marginados.

SÁBADO XVIII

Nada es imposible para el que cree

Lectura del libro del Deuteronomio          6, 4-13

Moisés habló al pueblo diciendo:

Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.

Graba en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. Incúlcalas a tus hijos, y háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas de viaje, al acostarte y al levantarte. Átalas a tu mano como un signo, y que estén como una marca sobre tu frente. Escríbelas en las puertas de tu casa y en sus postes.

Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra que él te dará, porque así lo juró a tus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob en ciudades grandes y prósperas que tú no levantaste; en casas colmadas de toda clase de bienes, que tú no acumulaste; en pozos que tú no cavaste; en viñedos y olivares que tú no plantaste y cuando comas hasta saciarte, ten cuidado de no olvidar al Señor que te hizo salir de Egipto, de un lugar de esclavitud.

Teme al Señor, tu Dios, sírvelo y jura por su Nombre.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 17, 2-3a. 3b-4. 47 y 51ab (R.: 2)

R.        Yo te amo, Señor, mi fuerza.

Yo te amo, Señor, mi fuerza,

Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador.  R.

Eres mi Dios, el peñasco en que me refugio,

mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte.

Invoqué al Señor, que es digno de alabanza

y quedé a salvo de mis enemigos.  R.

¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca!

¡Glorificado sea el Dios de mi salvación.

El concede grandes victorias a su rey

y trata con fidelidad a su Ungido.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   17, 14-20

Cuando se reunieron con la multitud se acercó a Jesús un hombre y, cayendo de rodillas, le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo, que es epiléptico y está muy mal: frecuentemente cae en el fuego y también en el agua. Yo lo llevé a tus discípulos, pero no lo pudieron curar.»

Jesús respondió: «¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo aquí.» Jesús increpó al demonio, y este salió del niño, que desde aquel momento, quedó curado.

Los discípulos se acercaron entonces a Jesús y le preguntaron en privado: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?»

«Porque ustedes tienen poca fe, les dijo. Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: «Trasládate de aquí a allá», y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Nos encontramos hoy con el «Shemá Israel», «Escucha Israel», que es todavía hoy el comienzo de la oración cotidiana de los judíos fieles. Lo que Israel proclama directamente en esta fórmula, es que no reconoce divinidad ni deidad fuera de su Dios. Es núcleo de la piedad personal y litúrgica que se ha mantenido a lo largo de su historia.
  • Esta confesión de fe no proclama un concepto filosófico de Dios, sino el fruto de la experiencia de todo un pueblo: fuera de Yahvé, ningún dios se ha mostrado capaz de salvar. El que se le ha revelado como Dios lo ha liberado de la opresión de todos los ídolos del mundo. El «amarás» es la respuesta adecuada ante el que se ha revelado como Dios.
  • Y frente a este carácter excepcional de Yahvé, se le pide a Israel lo que se condensa en este precepto: «Amarás a Yahvé, tu Dios, con todo el corazón». Se trata de un único precepto que unifica la vida entera. El Deuteronomio encontró el término «amar» como el más feliz de todos, porque expresa la entrega total del ser y nunca admite un alto o un repliegue.
  • Esa actitud de amor ante el Dios único no admite componendas ni vacilaciones. Hay que grabar en la memoria tanto el «Dios es solamente uno» como el «amarás», llevarlo en la lengua, repetirlo, anunciarlo en todo momento a los hijos, escribirlo en el propio cuerpo y en los lugares visibles de la casa.
  • Esta respuesta de amor incluye la obligación de servirlo y cumplir sus preceptos; pero excluye el temor de esclavo: la alianza con Dios capacita al pueblo para servirlo y amarlo. Este precepto del “único Dios”, llega hasta lo más profundo del creyente: «se lo ama con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas…». Es una actitud que no admite límites ni postergaciones. Porque echa sus raíces en lo más íntimo del creyente, brota luego hacia el exterior y se manifiesta en el cumplimiento fiel de cuanto dispone Yahvé. La actitud que brota de la obligación de recordar este precepto básico no excluye ninguna actividad humana: «en casa y yendo de camino, acostado y levantado».
  • Es para toda la vida, se da en el momento presente y se despliega hacia el futuro, porque deberán inculcarla a los hijos y de ese modo se formará una cadena viva que hará presente en cada generación las maravillas del pasado.
  • En tiempos de Jesús, el shemá es el compendio de la piedad judía: «Este es el mandamiento principal y el primero» (Mt. 22,37s). Jesús lo reafirma y lo amplía al prójimo: si entramos en alianza con Dios sentiremos que todos los hombres son hermanos nuestros.

***

  • Al bajar del monte, después de la escena de la transfiguración, Jesús se encuentra con un grupo de sus apóstoles que no han sido capaces de curar a un epiléptico.
  • El padre del enfermo ha clamado por la curación de su hijo que tiene epilepsia y con los ataques se lastima. Se lo ha traído a los discípulos y no han podido curarlo.
  • Mateo, atribuye dicha imposibilidad de los discípulos de curar, a su incredulidad, porque no tienen ni un mínimo de fe, del tamaño de un grano de mostaza. Todavía en sus corazones late la creencia de que el mesianismo que trae Jesús, es temporal y político. No han entrado en la dinámica del reino. La intención de Jesús no es llamar la atención de los discípulos sobre la debilidad de su fe, sino de remitirlos al poder incomparable de Dios, lejano a toda fuerza y poder humano.
  • Cuando Jesús se encontraba con una fe verdadera, le atribuía los milagros que realizaba: “tu fe te ha salvado”, así como cuando no encontraba fe “estaba admirado de la incredulidad y no pudo hacer muchos milagros ahí”.
  • El que cura es Cristo Jesús. Pero sólo se podrá servir de nosotros, si somos «fieles y creyentes conductores» de su fuerza liberadora. Tiempo después, purificada su fe de toda “perversión”, Pedro en nombre de Jesús podrá curar al paralítico del Templo.
  • Tener fe no es cruzarse de brazos y dejar que trabaje Dios. Es trabajar no buscándonos a nosotros mismos, sino a Dios, motivados por Él, apoyados en su gracia. La fe lejos de ser una resignación pasiva, nos urge a la acción, de ese modo obra en mí y en el mundo lo inesperado del bien que creo, lo nuevo del amor que transforma.

PARA DISCERNIR

  • ¿La presencia del mal me paraliza?
  • ¿Cómo ilumina la fe el misterio del mal en mi vida y en la vida del mundo?
  • ¿Me resigno con facilidad a que las cosas sean?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Señor aumenta mi fe

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Tengo fe, pero dudo, ayúdame (Mc 9,24)

…«Señor, aumenta mi fe» (Lc 17,5). Meditemos las palabras de Cristo y digámonos: si no permitiéramos que nuestra fe se entibiara e incluso se enfriara, que perdiera su fuerza mariposeando nuestros pensamientos sobre cosas fútiles, dejaríamos de conceder importancia a las cosas de este mundo y recogeríamos nuestra fe en un rinconcito de nuestra alma.

Como el grano de mostaza la sembraríamos en el jardín de nuestro corazón, después de haber arrancado de él todas las malas hierbas, y el grano crecería. Con una firme confianza en la palabra de Dios quitaríamos de nosotros una montaña de aflicciones, mientras que, si nuestra fe es vacilante, no desplazará ni tan sólo una topinera. Para acabar esta conversación os diré que, puesto que toda confortación espiritual supone una base de fe, y que sólo Dios la puede dar, no debemos dejar nunca de pedírsela…

Santo Tomás Moro (1478-1535), hombre de estado inglés, mártir – Diálogo del consuelo con la tribulación

PARA REZAR

Dios de amor, Padre de misericordia.
Mírame en esta circunstancia difícil
en que se encuentra mi vida
y ten compasión de mí.
Confiadamente acudo a ti,
pues sé que eres Dios de bondad
y manantial de amor.

Acepto tus insondables designios,
aunque no los comprenda.

Me abrazo a ellos con aquel fervor
y generosidad con que Cristo aceptó
el misterio del dolor en su vida.

Humildemente te pido, me des
la gracia de superar esta situación difícil 
en este momento de mi existencia 
y que esta prueba lejos de separarme de ti
me haga experimentar con mayor plenitud
la omnipotencia de tu amor,
que santifica y salva. Amén.

Por Mari