TIEMPO DTE EL AÑO – CICLO A
DOMINGO XXVII
Arrendará la viña a otros viñadores
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Isaías 5, 1-7
Voy a cantar en nombre de mi amigo el canto de mi amado a su viña. Mi amigo tenía una viña en una loma fértil.
La cavó, la limpió de piedras y la plantó con cepas escogidas; edificó una torre en medio de ella y también excavó un lagar. El esperaba que diera uvas, pero dio frutos agrios.
Y ahora, habitantes de Jerusalén y hombres de Judá, sean ustedes los jueces entre mi viña y yo.
¿Qué más se podía hacer por mi viña que yo no lo haya hecho? Si esperaba que diera uvas, ¿por qué dio frutos agrios?
Y ahora les haré conocer lo que haré con mi viña: Quitaré su valla, y será destruida, derribaré su cerco y será pisoteada.
La convertiré en una ruina, y no será podada ni escardada. Crecerán los abrojos y los cardos, y mandaré a las nubes que no derramen lluvia sobre ella.
Porque la viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá son su plantación predilecta. ¡El esperó de ellos equidad, y hay efusión de sangre; esperó justicia, y hay gritos de angustia!
Palabra de Dios.
SALMO Sal 79,9.12.13-14.15-16.19-20.
R: La viña del Señor es la casa de Israel
Tú sacaste de Egipto una vid,
expulsaste a los paganos y la plantaste;
extendió sus sarmientos hasta el mar
y sus retoños hasta el río. R.
¿Por qué has derribado sus cercos
para que puedan saquearla todos los que pasan?
Los jabalíes del bosque la devastan
y se la comen los animales del campo. R.
Vuélvete, Señor de los ejércitos,
observa desde el cielo y mira: ven a visitar tu vid,
la cepa que plantó tu mano,
el retoño que tú hiciste vigoroso. R.
Nunca nos apartaremos de ti:
devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.
¡Restáuranos, Señor de los ejércitos,
que brille tu rostro y seremos salvados! R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta de San Pablo a los Filipenses 4,6-9
Hermanos:
No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios.
Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.
En fin, mis hermanos, todo lo que es verdadero y noble, todo lo que es justo y puro, todo lo que es amable y digno de honra, todo lo que haya de virtuoso y merecedor de alabanza, debe ser el objeto de sus pensamientos.
Pongan en práctica lo que han aprendido y recibido, lo que han oído y visto en mí, y el Dios de la paz estará con ustedes.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 21, 33-46
Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.
Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos.
Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon.
El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera.
Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: ‘Respetarán a mi hijo’.
Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: «Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia».
Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.
Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?».
Le respondieron: «Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo».
Jesús agregó: «¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?
Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos».
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Las figuras agrícolas y ganaderas son muy utilizadas en la Biblia para trasmitir el mensaje que viene de Dios.
- En la primera lectura el profeta muestra al pueblo de Israel en una época en la que el abuso de los poderosos produjo escandalosas injusticias y diferencias sociales. La figura de la viña es hoy utilizada en la primera lectura y el evangelio. La viña de Israel se olvidó de la Alianza de Dios y de su acción salvadora y liberadora, de cómo los había conducido con brazo fuerte a un país que manaba “leche y miel”; se había olvidado de los mandatos y decretos que les había encargado para que tuvieran vida. En este canto, Isaías canta en nombre de su amigo por su viña, y presenta a Dios como aquél que ha cuidado a Israel, su viña.
***
- En la segunda lectura, san Pablo exhorta a los cristianos de la comunidad de Filipos a tener en cuenta “todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable laudable; todo lo que es virtud o mérito”. Él se presenta como ejemplo a seguir, como una existencia enraizada en Cristo Jesús que nos enseña a vivir unidos a él para dar fruto, a poner por obra todo lo enseñado y predicado por él y así, “viviremos en la paz de Dios”.
- Pablo esboza un estilo de moral, que no tiene nada que ver con la moral pagana. El actuar cristiano se desarrolla en la oración, en un clima de ternura en Cristo Jesús. La disposición de toda moral queda desalojada por una visión de amor y esto lo expresa el creyente en la acción de gracias. Algo que cada domingo toda comunidad cristiana se esfuerza por poner de manifiesto.
***
- El detalle del amo que arrienda la viña a unos labradores y se va de viaje al extranjero era normal. Muchos terrenos de Palestina, principalmente de Galilea, pertenecían a latifundistas extranjeros. Como siempre, Jesús trata de ser en sus parábolas lo más realista posible.
- Las viñas comenzaban en Palestina a dar fruto al tercer año, y la renta se cobraba a partir del quinto año, según estipulaba la ley. Es lo que hace el dueño: envía unos criados para recibir su parte de los frutos de la viña.
- Jesús dirige su palabra crítica a los sumos sacerdotes y senadores del pueblo, a los jefes de Israel, y a los fariseos. En el momento decisivo Dios pide cuentas a su pueblo. Los primeros enviados son los profetas. Estos sufren la violencia que está descrita en forma de lapidación, tradicional descripción de la persecución de los profetas en tiempos de Jesús, e incluso en los primeros tiempos del cristianismo.
- Con la misión del Hijo se pone en evidencia el último intento realizado por Dios, su extremo y la última oportunidad que tienen los labradores para la conversión.
- Así la parábola quiere subrayar la gravedad del rechazo de Jesús: es un rechazo de Dios en la persona de su enviado. Jesús ya ha manifestado suficientemente con sus obras que es el enviado de Dios.
- Con las palabras que aluden al regreso del dueño de la viña, Jesús interpela a los dirigentes judíos para que juzguen sobre su propia actuación. Al proponer esta parábola, Jesús se dirige a los jefes del pueblo para hacerles comprender que han estado por debajo de su misión y que su tierra será dada a otros, y, en particular, a los pobres.
- Sin embargo el rechazo de Jesús por parte de los hombres, será transformado por Dios en glorificación. Quien ahora es desechado, será el jefe de un nuevo pueblo que dará máximo fruto. Jesús es esa piedra angular que desecharon los arquitectos; y ese pueblo nuevo, ese nuevo Israel que va a nacer, el mundo cristiano, que siga los pasos de Jesús, «un pueblo que produzca sus frutos».
- En Jesucristo, el Padre confía su viña a la Iglesia, el nuevo Israel. La confía habiendo mostrado en la entrega del Hijo, cuánto le importan los frutos que la viña está llamada a producir. Esos frutos del Espíritu de los que habla san Pablo, y el fruto bendito por excelencia de la acción de Dios en el mundo: Jesucristo.
- La última palabra de la historia no es la muerte del profeta, sino la intervención de Dios, que se hace solidario con los que le son fieles. Jesús es el punto clave y central en la nueva fe que está planteando el nuevo modo del hombre en sus relaciones con Dios, con los hombres y el mundo.
- Maltratar, apedrear, matar a los enviados es el fiel reflejo de la pretensión del hombre que quiere construir su vida por sí mismo, desde sí mismo y para sí mismo, con autonomía absoluta y total, eliminando toda injerencia exterior, incluso la de Dios.
- La Iglesia como Pueblo de Dios, y cada cristiano en particular, está llamada a dar el fruto de Dios para este mundo, y todo en ella y en nuestras vidas sólo tiene sentido en vistas a producir fruto.
- El reino de Dios se hace presente allí donde existen hombres dispuestos a dedicarse, desinteresadamente, al bien de la humanidad.
- La viña no es nuestra, tampoco los frutos. Somos servidores de la Verdad, no propietarios de ella. Somos sacramento de salvación, no somos la salvación. Nadie es dueño de la Iglesia y estar dentro de ella no garantiza estar trabajando para Dios, si nuestra actitud profunda no se adecúa a los criterios del reino, marcados por Jesús en todo el evangelio.
- Dar frutos es vivir nuestra pertenencia a la Iglesia, como una prolongación en la historia de la acción de Jesús, que ofrece una vida más plena y digna a todos, y donde las injusticias y marginaciones se experimentan como un incentivo misionero.
- Dar frutos es cuando la vida nueva de Jesucristo nos toca en la totalidad de nuestra vida personal, familiar, social y cultural, y la misión implica un proceso de cambio, que transfigura todos los aspectos de la vida.
- Dar frutos significa que los abandonados, excluidos e ignorados en su miseria y su dolor, que contradicen el proyecto del Padre, nos interpelan a un mayor compromiso a favor de la cultura de la vida.
- Somos viña del Señor si la fe católica de nuestros pueblos se manifiesta en una vida más digna para todos.
- Somos viña del Señor cuando todos los proyectos de la vida eclesial se ordenan a ese gran proyecto de Jesús, instaurar el Reino de su Padre, Reino vida, de vida plena para todos.
- Somos viña del Señor cuando como Iglesia, la experiencia de Cristo produce en sus hijos una conmoción, que le impide instalarse en la comodidad, el estancamiento o la tibieza, y cada comunidad se transforma en un poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo.
- Somos viña fecunda del Señor cuando como Iglesia, este anuncio de vida, lo hacemos con el estilo de Jesús, teniendo siempre la Eucaristía como fuente y cumbre; invocando al Espíritu Santo para poder dar un testimonio de proximidad, que entraña cercanía como Jesús lo hizo.
PARA DISCERNIR
- ¿Vivo esta palabra como experiencia de un “amor confiado”, una “perseverancia sufrida”? ¿Cuál es mi experiencia de amor con el Señor?
- ¿Qué advertencias recibo hoy del Señor en este texto?
- ¿Qué pasos tengo que dar para “dar frutos” y “testimoniar mi pertenencia a la viña del Señor” en estos tiempos?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Gracias por tu llamado Señor, te sigo
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Dar fruto
…”El Señor no cesa de comparar las almas humanas a las viñas: «Mi amigo tenía una viña en un fértil collado» (Is 5,1); «Planté una viña y la rodeé de una cerca» (Mt 21,33). Evidentemente que Jesús llama su viña a las almas humanas, que las ha cercado, como con una clausura, con la seguridad que dan sus mandamientos y la guarda que les proporcionan sus ángeles, porque «el ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege» (Sl 33,8). Seguidamente plantó alrededor nuestro como una empalizada poniendo en la Iglesia «en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros» (1C 12,28). Además, por los ejemplos de los santos hombres de otros tiempos, hace elevar nuestro pensamiento sin dejar que caiga en tierra donde serían pisados. Quiere que los ardores de la caridad, como los zarcillos de una vid, nos aten a nuestro prójimo y nos hagan descansar en él. Así, manteniendo constantemente nuestra deseo hacia el cielo, nos levantaremos como vides que trepan hasta las más altas cimas.
Nos pide también que consintamos en ser escardados. Ahora bien, un alma está escardada cuando aleja de ella las preocupaciones del mundo que no son más que una carga para nuestros corazones. Así, el que aleja de sí mismo el amor carnal y está atado a las riquezas o que tiene por detestable y menospreciable la pasión por esta miserable y falsa gloria ha sido, por decirlo así, escardado, y respira de nuevo, desembarazado ya de la carga inútil de las preocupaciones de este mundo.
Pero, para mantenernos en la misma línea de la parábola, es preciso que no produzcamos únicamente madera, es decir, que vivamos con ostentación, ni que busquemos ansiosamente la alabanza de los de fuera. Es necesario que demos fruto reservando nuestras obras para ser mostradas tan sólo al verdadero propietario de la viña”…
San Basilio (hacia 330-379), monje y obispo de Cesarea de Capadocia, doctor de la Iglesia – Homilía 5 sobre el Hexaemerón, 6
PARA REZAR
Vivir en el Espíritu
“Jesús maestro bueno,
queremos seguir tus pasos.
Danos tu Espíritu,
para aprender a vivir como discípulos.
Ayúdanos a servir,
muéstranos el camino
de la solidaridad real,
infunde en nosotros tus sentimientos,
haz nacer en nuestro interior
la compasión que mueve a la caridad.
Enséñanos a sentir con el que sufre,
a vibrar con el dolor ajeno,
condúcenos por el camino
del buen samaritano,
para aprender a aproximarnos,
para ser prójimo de los demás.
Danos tu Espíritu, Jesús,
para seguir tu ejemplo,
para aprender a vivir en la caridad.
Jesús, maestro amigo,
escucha nuestra oración.
Queremos vivir según tu Espíritu,
vivir la conversión continua
que abre paso por las huellas del Reino.
Señor, danos tu aliento,
infúndenos tu Espíritu
para aprender a vivir en la verdad,
por el camino de la fe,
construyendo la justicia y la paz,
animando la esperanza,
para ser testigos de tu Amor.
Danos tu Espíritu, Jesús,
para aprender a vivir
como discípulos
por el camino del Evangelio”. (fragmento)
Marcelo A. Murúa.
LUNES XXVII
¿Quién es mi prójimo?
Principio de la profecía de Jonás 1, 1-2, 1. 11
La palabra del Señor se dirigió a Jonás, hijo de Amitai, en estos términos: «Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y clama contra ella, porque su maldad ha llegado hasta mí.»
Pero Jonás partió para huir a Tarsis, lejos de la presencia del Señor. Bajó a Jope y encontró allí un barco que zarpaba hacia Tarsis; pagó su pasaje y se embarcó para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia del Señor.
Pero el Señor envió un fuerte viento sobre el mar, y se desencadenó una tempestad tan grande que el barco estaba a punto de partirse. Los marineros, aterrados, invocaron cada uno a su dios, y arrojaron el cargamento al mar para aligerar la nave. Mientras tanto, Jonás había descendido al fondo del barco, se había acostado y dormía profundamente. El jefe de la tripulación se acercó a él y le preguntó: « ¿Qué haces aquí dormido? Levántate e invoca a tu dios. Tal vez ese dios se acuerde de nosotros, para que no perezcamos.» Luego se dijeron unos a otros: «Echemos suertes para saber por culpa de quién nos viene esta desgracia.» Así lo hicieron, y la suerte recayó sobre Jonás.
Entonces le dijeron: «Explícanos por qué nos sobrevino esta desgracia. ¿Cuál es tu oficio? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿A qué pueblo perteneces?»
El les respondió: «Yo soy hebreo y venero al Señor, el Dios del cielo, el que hizo el mar y la tierra.» Aquellos hombres sintieron un gran temor, y le dijeron: « ¡Qué has hecho!», ya que comprendieron, por lo que él les había contado, que huía de la presencia del Señor. Y como el mar se agitaba cada vez más, le preguntaron: « ¿Qué haremos contigo para que el mar se nos calme?»
Jonás les respondió: «Levántenme y arrójenme al mar, y el mar se les calmará. Yo sé muy bien que por mi culpa les ha sobrevenido esta gran tempestad.»
Los hombres se pusieron a remar con fuerza, para alcanzar tierra firme; pero no lo consiguieron, porque el mar se agitaba cada vez más contra ellos. Entonces invocaron al Señor, diciendo: « ¡Señor, que no perezcamos a causa de la vida de este hombre! No nos hagas responsables de una sangre inocente, ya que tú, Señor, has obrado conforme a tu voluntad.» Luego, levantaron a Jonás, lo arrojaron al mar, y en seguida se aplacó la furia del mar. Los hombres, llenos de un gran temor al Señor, le ofrecieron un sacrificio e hicieron votos.
El Señor hizo que un gran pez se tragara a Jonás, y este permaneció en el vientre del pez tres días y tres noches.
Entonces el Señor dio una orden al pez, y este arrojó a Jonás sobre la tierra firme.
Palabra de Dios.
SALMO Jon 2, 3. 4. 5. 8 (R.: 7c)
R. Tú me hiciste salir vivo de la fosa, Señor.
Desde mi angustia invoqué al Señor,
y él me respondió;
desde el seno del Abismo, pedí auxilio,
y tú escuchaste mi voz. R.
Tú me arrojaste a lo más profundo,
al medio del mar:
la corriente me envolvía,
¡todos tus torrentes y tus olas
pasaron sobre mí! R.
Entonces dije: He sido arrojado
lejos de tus ojos,
pero yo seguiré mirando
hacia tu santo Templo. R.
Cuando mi alma desfallecía,
me acordé del Señor,
y mi oración llegó hasta ti,
hasta tu santo Templo. R
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 25-37
Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?»
Jesús le preguntó a su vez: « ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?»
El le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo.»
«Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida.»
Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: « ¿Y quién es mi prójimo?»
Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: «Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver.»
¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?»
«El que tuvo compasión de él», le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma manera.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- El relato de Jonás escrito hacia el siglo V antes de Cristo no es la biografía de un hombre real. Jonás hijo de Amitai, profeta en tiempos de Jeroboán II, de quien se tienen escasas noticias sirve para convertirlo en protagonista de este «midrash», un relato imaginario con fines educativos.
- Esta parábola del Antiguo Testamento, nos recuerda que «todos los hombres, son llamados a la salvación». Es probable que fuera escrito en tiempos de Esdras y en contra de éste que, para asegurar la pureza de la fe del pueblo elegido en la época de la reconstrucción de Sión, con un excesivo nacionalismo, cerraba las puertas a los demás países.
- El libro de Jonás reafirma fuertemente la «vocación misionera» del pueblo elegido. Dios no es solamente el Dios de Israel, sino el de todas las naciones. En esta historia todos los paganos que aparecen son buenos, desde el rey de Nínive y sus habitantes, hasta el ganado, pasando por los marineros del barco y la ballena que cumple también un papel importante.
- El autor eligió como muestra de una ciudad pagana que se convierte, a Nínive, la capital de los asirios, famosa por su política despiadada y cruel.
- En el momento en que Jonás recibe el encargo de ir a Nínive y anunciar allí el castigo de Dios, como mal profeta, toma un barco en dirección contraria yendo hacia tierras de Tarsis, en el sur de la actual España.
- Cuando se forma la tempestad, los marineros aparecen como personas buenas, que temen a sus dioses y les rezan y les ofrecen sacrificios, y además respetan a Jonás, a pesar de que se ha declarado culpable. Tratan de hacer lo posible para salvarlo, pero al fin lo tienen que arrojar al mar. En el agua es donde entra en acción la ballena que lo retiene durante tres días hasta vomitarlo a tierra firme.
- El único personaje judío de la parábola es el único que se resiste a Dios. Pero Dios al margen de lo que haga el hombre, consigue su fin. Las situaciones por las que pasa Jonás más que castigos, son hechos providenciales y destinados a forzar al profeta a cumplir su misión.
***
- Jesús contó esta parábola dedicándosela al doctor de la ley, a una persona que tenía la función de indicar a los demás los deberes de la religión. Este maestro de la ley que interroga a Jesús tiene la intención de ponerlo a prueba.
- No era fácil decidir entre los 613 mandatos o mandamientos, cuál de todos era el más importante. Jesús no se atiene a la línea de ningún rabino de la época ni a ninguna escuela en particular, simplemente hace que su interlocutor vuelva a la fuente, a la Ley de Moisés, a lo que recordaban en el Shemá Israel los judíos practicantes tres veces al día: amar a Dios con todo el ser y al prójimo como a sí mismo. Sólo estos dos son suficientes para obtener la vida.
- Ante la pregunta sobre quién es el prójimo, Jesús acudirá a un ejemplo que los sacará del marco teórico para insertarlos en la vida. Una historia totalmente ordinaria, un hecho más de los que sucedían habitualmente y a los que hoy estamos acostumbrados. Un hombre anónimo, un cualquiera, una víctima de la rapiña pero también del odio racial, de los prejuicios y de la indiferencia. Pasan un sacerdote y un levita que dan un rodeo. No se acercan, no es de los suyos. Jesús quiere poner de manifiesto lo deshumanizante de la ley cuando la búsqueda del bien no la sustenta. Ambos seguramente, se dirigían a Jerusalén a cumplir con sus respectivos turnos de servicio en el templo, que exigía una estricta pureza legal y ritual que hubieran quedado rota al contaminarse con la sangre del herido.
- A través de esa historia Jesús va a revelar la extraña novedad del evangelio. Porque para Jesús la regla de oro de la moral, no es la observación de un marco de leyes bien definido, sino la que surge de la vida vivida y se elabora en el corazón que, porque ama a Dios, está empapado de misericordia y compasión.
- La compasión marca el sello distintivo de esta ley superior a toda ley. La misma compasión que tuvo Jesús con la viuda de Naím; con la multitud que lo seguía abatida y con hambre; y que tuvo el padre con el hijo que regresa.
- Este buen samaritano es Cristo, en el que Dios se acerca al hombre herido y lo carga sobre sí para curar sus heridas. Este hombre bajaba de Jerusalén a Jericó; Jesús recorrerá el camino inverso: irá a Jerusalén, y allí El será el samaritano, ahora herido porque la compasión lo lleva a cargar nuestras heridas. En Jesús colgado al borde del camino, dejado por muerto, de quien todos se apartan, Dios manifiesta su rostro de misericordia y de amor universal.
- El «amor» a Dios no se puede reducir a una frase adornada con oraciones cumplidoras y prácticas externas. El amor al prójimo brota de la compasión y nos lleva a ponernos en camino de hacer lo mismo que aquel samaritano.
- La salvación está del lado del corazón capaz de compadecerse. Jesús con su palabra y con su vida, invita y reclama para la vida del mundo un corazón misericordioso, porque la misericordia es el corazón de Dios.
Para discernir
- ¿Qué nos exige hoy nuestro amor a Dios?
- ¿Qué nos exige hoy nuestro amor a los hermanos?
- ¿Me dejo sanar por la compasión y la misericordia de Dios?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Dame una vida compasiva Señor
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
«Un Samaritano… llegó donde estaba él, y al verlo le dio lástima»
…“Un samaritano bajaba por el camino. «Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre» (Jn 3,13). Viendo que estaba medio muerto ese hombre a quien nadie, antes de él, había podido curar…, se le acerca; es decir que, aceptando de sufrir con nosotros se hizo nuestro prójimo y compadeciéndose de nosotros se hizo nuestro vecino.
«Le vendó las heridas, echándoles aceite y vino». Este médico tiene muchos remedios con los cuales está acostumbrado a curar. Sus palabras son un remedio: tal palabra venda las heridas, tal otra les pone bálsamo, a otra vino astringente… «Después lo montó en su cabalgadura». Escucha cómo él te acomoda: «Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores» (Is 53,4). También el pastor ha colocado a su oveja cansada sobre sus espaldas (Lc 15,5)…
«Lo llevó a una posada y lo cuidó»… Pero el Samaritano no podía permanecer largo tiempo en nuestra tierra; debía regresar al lugar del que había descendido. Pues «al día siguiente» -¿cuál es este día siguiente sino el día de la resurrección del Señor, de aquel que se ha dicho: «Este es el día que hizo el Señor» (Sl 117, 24)?- «sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: Cuida de él». ¿Qué son estas dos monedas? Quizás los dos Testamentos, que llevan la efigie del Padre eterno, y al precio de los cuales nuestras heridas has sido curadas… ¡Dichoso este posadero que puede curar las heridas de otro! ¡Dichoso aquel a quien Jesús dice: «Lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta»!… Promete, pues, la recompensa. ¿Cuándo volverás, Señor, si no es en el día del juicio? Aunque siempre estés en todas partes, teniéndote en medio de nosotros sin que te reconozcamos, llegará el día en que toda carne te verá venir. Y darás lo que debes. ¿Cómo lo pagarás tú, Señor Jesús? Has prometido a los buenos una amplia recompensa en el cielo, pero darás todavía más cuando dirás: «Muy bien, siervo bueno y fiel, has sido fiel en lo poco, yo te confiaré mucho más; entra en el gozo de tu señor» (Mt 25,21)”…
San Ambrosio (hacia 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia – Comentario al evangelio de Lucas, 7, 74s
PARA REZAR
Dios de ternura y de piedad,
Que te inclinas sobre nuestra pobreza
y cuidas de nosotros, que somos tus hijos.
Reconocemos tu amor y tu misericordia,
Que podamos por tu gracia
ser hombres de corazón, consagrados a la caridad.
Danos entrañas de misericordia ante toda miseria humana,
inspiranos el gesto y la palabra necesaria
ante todo dolor y sufrimiento
Que ella sea hoy nuestra misión,
nuestra tarea y nuestra felicidad.
MARTES XXVII
Eligió la mejor parte, la que no le será quitada
Lectura de la Profecía de Jonás 3, 1-10
La palabra del Señor fue dirigida por segunda vez a Jonás, en estos términos: «Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y anúnciale el mensaje que yo te indicaré.»
Jonás partió para Nínive, conforme a la palabra del Señor. Nínive era una ciudad enormemente grande: se necesitaban tres días para recorrerla. Jonás comenzó a internarse en la ciudad y caminó durante todo un día, proclamando: «Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida.»
Los ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño.
Cuando la noticia llegó al rey de Nínive, este se levantó de su trono, se quitó su vestidura real, se vistió con ropa de penitencia y se sentó sobre ceniza. Además, mandó proclamar en Nínive el siguiente anuncio: «Por decreto del rey y de sus funcionarios, ningún hombre ni animal, ni el ganado mayor ni el menor, deberán probar bocado: no pasten ni beban agua; vístanse con ropa de penitencia hombres y animales; clamen a Dios con todas sus fuerzas y conviértase cada uno de su mala conducta y de la violencia que hay en sus manos. Tal vez Dios se vuelva atrás y se arrepienta, y aplaque el ardor de su ira, de manera que no perezcamos.»
Al ver todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta, Dios se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 129, 1-2. 3-4. 6c-8 (R.: 3)
R. Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá subsistir?
Desde lo más profundo te invoco, Señor,
¡Señor, oye mi voz!
Estén tus oídos atentos
al clamor de mi plegaria. R.
Si tienes en cuenta las culpas, Señor,
¿Quién podrá subsistir?
Pero en ti se encuentra el perdón,
para que seas temido. R.
Como el centinela espera la aurora,
espere Israel al Señor,
porque en él se encuentra la misericordia
y la redención en abundancia:
él redimirá a Israel
de todos sus pecados. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 38-42
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude.»
Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria, María eligió la mejor parte, que no le será quitada.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Jonás, después de dar muchas vueltas, se encuentra de nuevo ante la llamada. El Señor no lo ha soltado y le renueva la orden misionera. Jonás se da cuenta de que no puede desobedecer, se levanta, va a Nínive a proclamar el mensaje que se le ha encargado.
- Nínive era una ciudad extraordinariamente grande: se necesitaban tres días para atravesarla. Jonás hizo un día de camino recorriendo la ciudad proclamando que en cuarenta días, Nínive sería destruida.
- Aparecen nuevamente los reparos del profeta que cuestiona el tener que hablar a estos «pérfidos paganos». Jonás, en el fondo de sí mismo, continúa detestando a los habitantes de Nínive y no es esto lo que Dios quiere.
- Pero para sorpresa de Jonás, todos se convierten, desde el rey hasta el último de los súbditos pasando por el ganado. Viendo Dios como se apartaban de su mala conducta, «se compadeció» y desistió de aplicar el castigo con el que los había amenazado. Dios es el que perdona.
- El protagonista del relato de hoy es ese Dios que ama y perdona con facilidad. Dios escucha las súplicas de todo hombre de buena voluntad, pues Él ama a todos, más allá de las fronteras que ponemos los hombres.
- En Él puede más el amor que el pecado de los hombres, no se complace en la muerte del malvado, sino en que se convierta de su conducta y viva.
- Mientras que durante siglos la predicación de los profetas no logró que el pueblo de Israel se convirtiera, la predicación de solo un día, fue suficiente para que cambiara el corazón de los menospreciados ninivitas.
***
- Jesús sigue su camino y hace un alto poco antes de llegar a Jerusalén. El evangelio nos presenta la conocida escena en la casa de Betania, donde Marta y María, sus amigos de siempre lo reciben.
- Como suele ocurrir en muchas casas, la demasiada preocupación por los preparativos para recibir bien a los invitados hace que se pase por alto lo esencial: el visitante. Todo tiene que estar bien preparado para que no pase nada nuevo e inesperado.
- Sin embargo María ha elegido “la mejor parte”: escucha al Señor mientras que Marta; está “atareada en muchos quehaceres”. La historia se estropea cuando Marta trata de apartar a María de la tarea de escucha y de adoración que había elegido. Eso es lo que le reprocha Jesús, y no su deseo de servirlo. Jesús la invita a llegar hasta el fondo de su servicio, a encontrase con la raíz y no quedarse en lo superficial.
- Marta y María aparecen como las dos formas de escuchar la Palabra, dos formas que no se niegan sino que son complementarias entre sí. La mejor parte consiste saber adorar a Dios, lo mismo en el templo que en la vida.
- María saborea las palabras de Jesús que quedarán grabadas en lo más íntimo de su corazón y serán una fuente de seguridad gozosa que más allá de las evidencias de la muerte, la harán capaz de descubrir la novedad de la Pascua. La misma que ahora contempla a Jesús, es la que correrá hasta el sepulcro cuando esté apagada la esperanza de los hombres.
- Como Iglesia estamos invitados a recoger con la palabra del Maestro. Estar en su presencia, aunque luego haya que improvisar un poco de comida. Una Iglesia que prefiere lo provisorio de las tiendas del desierto, a la seguridad de las casas demasiado estables, que no tardan en convertirse en cargas o prisiones.
- Necesitamos por la contemplación ver más allá de la dura realidad humana y descubrir la novedad pascual y la otra cara de las cosas. Una Iglesia que sólo se preocupa de las muchas cosas, puede transformarse en empresa en cadena, donde todo está programado y donde todo irá bien, pero no habrá novedad ni fiesta.
- Una Iglesia que no pasa del estar con el Señor a la acción comprometida, vive alienada de la historia: no ha contemplado al Señor; simplemente lo ha mirado.
- Como Iglesia, para cumplir verdaderamente nuestra misión, necesitamos pasar primero por el discipulado «a los pies del Señor». De este modo, nuestra acción en el mundo no será únicamente un conjunto de actividades en favor de un proyecto, sino una forma de hacer crecer la presencia de Dios, su Reino, entre los hombres. Y para esto, necesitamos de la palabra del Maestro, que nos guíe, ilumine y revele “el quehacer necesario e importante” en cada momento.
PARA DISCERNIR
- ¿Qué es lo necesario para ser discípulo, según Jesús?
- ¿Qué privilegio en mi vida de fe: la acción o la escucha?
- ¿Qué espacio de nuestra vida dedicamos a la escucha de la Palabra?
- ¿Qué lugar le doy a la acción?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Quiero escucharte Señor
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…”Jesús no responde a nuestro estilo de vida, marcado por las preocupaciones, diciendo que no deberíamos dedicarnos tanto a los asuntos de este mundo. No intenta alejarnos de los acontecimientos, de las actividades y de las personas que forman parte de nuestra vida. No dice que todo lo que hacemos es insignificante, carente de valor o inútil. Ni siquiera nos sugiere que nos retiremos de todas las actividades en las que estamos comprometidos, para vivir en quietud y tranquilidad lejos de las tensiones del mundo.
La respuesta de Jesús a las preocupaciones que colman nuestra vida es muy diferente. Nos pide que transfiramos el centro de gravedad, que traslademos el centro de nuestra atención, que cambiemos el orden de nuestras prioridades. Jesús quiere que nos traslademos desde las «muchas cosas» a la «única cosa necesaria». Es importante que nos demos cuenta de que Jesús no quiere en absoluto que abandonemos nuestro mundo, tan complejo. Su voluntad, más bien, es que vivamos en él, firmemente arraigados en el centro de todas las cosas. Jesús no habla de que cambiemos de tipo de actividad o de que modifiquemos nuestras relaciones, ni siquiera de que disminuyamos el ritmo. Jesús nos habla de un cambio del corazón. De una disposición diferente del corazón que haga todo diferente, aun cuando todo parezca seguir como antes. Eso significa: «Buscad primero el Reino de Dios… y todas estas cosas se os darán por añadidura». Lo que cuenta es el empleo de nuestro corazón.
Cuando nos asaltan las preocupaciones, nuestro corazón se encuentra en el lugar equivocado. Jesús nos pide que traslademos el corazón al centro, allí donde todo lo demás está en su sitio”…
H. J. M. Nouwen, Invitación a una alta vida espiritual, Brescia 1998.
PARA REZAR
Ayudanos Señor a saber a escuchar,
que puestos a tus pies,
dejemos que tu palabra nos empape
como suave rocío.
Que al rumiarla
en la lectura de cada día,
se fecunde nuestra vida.
Enséñanos Señor
a escuchar tu Palabra;
que se haga carne de nuestra carne,
luz de nuestros ojos
para mirar la vida
según tu voluntad,
para que cada uno
de nuestros gestos y acciones
sean expresión de tu reino ya comenzado.
MIÉRCOLES XXVII
Señor enséñanos a orar
Lectura de la profecía de Jonás 3,10; 4, 1-11
Jonás se disgustó mucho y quedó muy enojado. Entonces oró al Señor, diciendo: « ¡Ah, Señor! ¿No ocurrió acaso lo que yo decía cuando aún estaba en mi país? Por eso traté de huir a Tarsis lo antes posible. Yo sabía que tú eres un Dios bondadoso y compasivo, lento para enojarte y de gran misericordia, y que te arrepientes del mal con que amenazas. Ahora, Señor, quítame la vida, porque prefiero morir antes que seguir viviendo.»
El Señor le respondió: « ¿Te parece que tienes razón para enojarte?»
Jonás salió de Nínive y se sentó al este de la ciudad: allí levantó una choza y se sentó a la sombra de ella, para ver qué iba a suceder en la ciudad. Entonces el Señor hizo crecer allí una planta de ricino, que se levantó por encima de Jonás para darle sombra y librarlo de su disgusto. Jonás se puso muy contento al ver esa planta. Pero al amanecer del día siguiente, Dios hizo que un gusano picara el ricino y este se secó. Cuando salió el sol, Dios hizo soplar un sofocante viento del este. El sol golpeó la cabeza de Jonás, y este se sintió desvanecer. Entonces se deseó la muerte, diciendo: «Prefiero morir antes que seguir viviendo.»
Dios le dijo a Jonás: « ¿Te parece que tienes razón de enojarte por ese ricino?» Y él respondió: «Sí, tengo razón para estar enojado hasta la muerte.»
El Señor le replicó: «Tú te conmueves por ese ricino que no te ha costado ningún trabajo y que tú no has hecho crecer, que ha brotado en una noche y en una noche se secó, y yo, ¿no me voy a conmover por Nínive, la gran ciudad, donde habitan más de ciento veinte mil seres humanos que no saben distinguir el bien del mal, y donde hay además una gran cantidad de animales?»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 85, 3-4. 5-6. 9-10 (R.: 15b)
R. Tú, Señor, eres lento para enojarte, rico en amor.
Tú eres mi Dios: ten piedad de mí, Señor,
porque te invoco todo el día;
reconforta el ánimo de tu servidor,
porque a ti, Señor, elevo mi alma. R.
Tú, Señor, eres bueno e indulgente,
rico en misericordia con aquellos que te invocan:
¡atiende, Señor, a mi plegaria,
escucha la voz de mi súplica! R.
Todas las naciones que has creado
vendrán a postrarse delante de ti,
y glorificarán tu Nombre, Señor,
porque tú eres grande, Dios mío,
y eres el único que hace maravillas. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 1-4
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos.»
El les dijo entonces: «Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Jonás muestra un corazón mezquino. Su reacción ante el perdón de Dios es incomprensible, se escandaliza cuando descubre que su Dios es “un Dios clemente y misericordioso, tardo a la cólera y rico en amor”.
- Jonás, que se creía solamente encargado de anunciar un castigo contra Nínive, cuando vio que Dios perdonaba a los habitantes de Nínive, se disgustó y se irritó mucho; al punto de reclamarle a Dios, entrando en una crisis de depresión, hasta desearse la muerte.
- Jonás salió de Nínive y se sentó. El Señor hizo que una planta de ricino creciese por encima de Jonás, para dar sombra a su cabeza y librarle así de su malestar. Jonás se puso muy contento por aquel ricino. Pero al día siguiente, al amanecer, el Señor mandó a un gusano que picó al ricino que se secó. Y al salir el sol, por el sofocante viento del este, Jonás sufrió insolación y sintiéndose desfallecer, se deseó la muerte.
- Dios dijo a Jonás: “¿Te parece bien irritarte por este ricino? Tú sientes lástima de un ricino, por el que nada te fatigaste, que no hiciste crecer, que en una noche creció y en una noche desapareció”.
- Jonás parecía preferir ese ricino providencial, que tan sólo le había dado sombra, a la ciudad entera de Nínive. Dios le muestra que la humanidad que vive en Nínive le ha costado mucha pena y trabajo.
- A veces nos entristecemos más porque desaparece aquello que nos daba seguridad, que porque muchos, lejos del Señor, viven al borde de perderse para siempre.
***
- Jesús aparece orando «en cierto lugar». Jesús ora porque necesita ir a la raíz de su experiencia filial, porque necesita respirar el cariño de su Abbá. Y, desde esa raíz se encuentra con todo y con todos. Su acción despierta un deseo en los discípulos: «Señor, enséñanos a orar». Querían una fórmula. Jesús en cambio les ofrece la oportunidad de un diálogo, un lugar, una identidad, un estilo de vida. Querían aprender unas formas como las que Juan enseñó a sus discípulos. Jesús les presenta e inaugura una forma de orar inaudita.
- La oración judía oficial se realizaba en el templo; Jesús convierte el sitio donde se encuentra en “lugar, nuevo templo” posible, para la oración y el encuentro con Dios. Y por primera vez, ante la sorpresa de sus discípulos, hay quien se dirige a Dios con confianza filial: “Abba”. La oración de Jesús, manda al piso cualquier barrera que se pueda interponer ante la presencia de Dios. No hay lejanía entre Dios y las personas, cada uno se puede dirigir a Él directamente sin necesidad de intermediarios.
- Padre nuestro: con estas dos palabras nos lleva a penetrar en la intimidad divina y en un modo de ser frente a Dios. Al decir “Padre” llamo a Dios para que me engendre a su propia vida y al decir “nuestro” llamo, reúno y creo fraternidad entre todos los hombres.
- Al decir “Padre nuestro”, unido a la humanidad entera, me arrojo en los brazos de un Dios que quiere ser totalmente Padre y le pido nos abra a su acción re-creadora. Me gozo porque vuelve a tomar incansablemente la obra ya comenzada de su creación, porque su paternidad es siempre actual, deliberada, querida y nos recrea, nos remodela, nos hace recobrar el verdadero lugar de nuestra existencia.
- Al llamarlo Padre le pedimos para nosotros y para todos, que vivamos como hijos suyos, animados del amor de su Hijo. Para Lucas, rezar es un compromiso de vida, una manera de ser. Por eso la oración de Jesús es una acogida incondicional de la voluntad del Padre expresada en Lucas a través de cuatro peticiones esenciales: el reino, el pan, el perdón, la preservación en la tentación.
- Clamamos para que el Reino de justicia e igualdad, se haga efectivo aquí y ahora. La realización del Reino de Dios, tiene como consecuencia la posibilidad de una vida digna, en que sea factible el acceso al alimento de todos los días; y dónde se pueda experimentar a Dios en el perdón de las deudas, propio del año de gracia. Permanecer en ese ámbito de la gracia es el don que imploramos de un Dios que no nos abandona a una prueba superior a nuestras fuerzas en nuestro trabajo por hacer presente el reino.
PARA DISCERNIR
- ¿Cuáles son mis sentimientos cuándo oro con el Padre Nuestro?
- ¿Confío plenamente en mi Padre Dios como lo hacía Jesús?
- ¿Llevo mi oración a la vida y la vida a la oración?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Venga tu Reino, Señor
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…”Cuando, a solas o con otros, no sabemos cómo orar, nos tranquiliza saber que se puede orar con casi nada. A veces nuestros labios permanecen cerrados, nos quedamos en silencio, pero nuestra alma está abierta ante Dios, le habla, y el Espíritu Santo ora en nosotros.
¿Hay otros valores que hagan bella la vida? Está la sencillez del corazón, que lleva a la sencillez de vida. Un día, oyó Cristo a un creyente que le decía: «Creo, pero ven en ayuda de mi incredulidad». Cristo comprende estas dudas y esta petición de ayuda, puesto que ya había dicho en el evangelio: « ¿Quién de vosotros, por más que se preocupe, puede añadir una sola hora a su vida?». Así comprendemos que lo esencial es vivir con toda sencillez lo poco, sí, lo poquísimo que hayamos cogido del evangelio.
Con mis hermanos, tanto los que viven aquí en Taizé como los que viven entre los más pobres en distintas partes del mundo, tengo conciencia de que nuestra vocación nos llama a ser sencillos, como pobres del Evangelio. Eso significa no imponernos, no ser maestros espirituales, sino hombres que escuchan para comprender a los otros y discernir en ellos la belleza profunda del espíritu humano. Una de las afirmaciones más luminosas de nuestro tiempo ha sido pronunciada en el último concilio del Vaticano: «Cristo está unido a todo ser humano sin excepciones, aunque éstos no tengan conciencia de ello». En efecto, hay en la tierra multitudes de personas que ignoran que Dios nos busca incansablemente. ¿Lo sabemos bastante? Todos podemos hacer bella la vida a aquellos que están cerca o lejos de nosotros. ¿Cómo? Con nuestra acogida, con la sencillez de nuestro corazón y de nuestra vida”…
Tomado de Atelliers et presses de Taizé, 1999
PARA REZAR
Padre Nuestro Misionero
Padre nuestro, que estás en el Cielo
Padre de Jesús, tu Enviado,
Padre de todos los bautizados,
Padre de los que te ignoran,
Padre de los que te combaten,
Padre de todos los hombres.
Santificado sea tu nombre
En toda la tierra,
en todas las culturas y pueblos,
en todas las razas de la universal familia humana,
como lo ha santificado tu Hijo Jesús,
siendo fiel a tu proyecto sobre Él y sobre el mundo.
Venga a nosotros tu Reino
Sí, que tu Reino de alegría,
de servicio, de compartir con los demás,
reine en la vida de los que te conocen;
y que los que vivan ya del espíritu de tu Reino sin saberlo,
te descubran en el corazón de sus vidas.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo
En la tierra, danos tu mirada limpia
de los santos del Cielo,
para servirte con un corazón sin divisiones
y un amor a los hermanos
semejante al que tú nos tienes.
Danos hoy nuestro pan de cada día
El pan de cuerpo y del espíritu,
el pan de la comunión contigo
y danos el compartir generosamente nuestro pan
con todos nuestros hermanos,
sin excluir a nadie.
Perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
Las mías, lo mismo que las de mis hermanos.
Todas ellas juntas, son el obstáculo
para que tus planes sobre el hombre
y sobre el mundo se conviertan en realidad.
No nos dejes caer en la tentación
En ninguna tentación
y, sobre todo,
en la tentación contra la ESPERANZA
y contra la certeza de que Tú nos amas.
Líbranos del mal.
Amén.
JUEVES XXVII
Pidan y se les dará
Lectura de la profecía de Malaquías 3, 13-20a
Ustedes hablan duramente contra mí, dice el Señor, y todavía preguntan: « ¿Qué hemos dicho contra ti?» Ustedes dicen: «Es inútil servir a Dios, ¿y qué ganamos con observar sus mandamientos o con andar enlutados delante del Señor de los ejércitos? Por eso llamamos felices a los arrogantes: ¡prosperan los que hacen el mal; desafían a Dios, y no les pasa nada!»
Entonces se hablaron unos a otros los que temen al Señor. El Señor prestó atención y escuchó: ante él se escribió un memorial, en favor de los que temen al Señor y respetan su Nombre. Ellos serán mi propiedad exclusiva, dice el Señor de los ejércitos, en el Día que yo preparo. Yo tendré compasión de ellos, como un hombre tiene compasión de su hijo que lo sirve. Ustedes volverán a ver la diferencia entre el justo y el impío, entre el que sirve a Dios y el que no lo sirve.
Porque llega el Día, abrasador como un horno. Todos los arrogantes y los que hacen el mal serán como paja; el Día que llega los consumirá, dice el Señor de los ejércitos, hasta no dejarles raíz ni rama. Pero para ustedes, los que temen mi Nombre, brillará el sol de justicia que trae la salud en sus rayos.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6 (R.: 399, 5a)
R. ¡Feliz el que pone en el Señor toda su confianza!
¡Feliz el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor
y la medita de día y de noche! R.
El es como un árbol
plantado al borde de las aguas,
que produce fruto a su debido tiempo,
y cuyas hojas nunca se marchitan:
todo lo que haga le saldrá bien. R.
No sucede así con los malvados:
ellos son como paja que se lleva el viento.
Porque el Señor cuida el camino de los justos,
pero el camino de los malvados termina mal. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 5-13
Jesús dijo a sus discípulos:
«Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: «Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle», y desde adentro él le responde: «No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos.»
Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.
También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.
¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!»
Palabra del Señor
Si de la memoria:
- Hechos 1, 12-14
- S. R: 26, 1.3-5
- Lucas 11, 27-28
PARA REFLEXIONAR
- Hoy leemos una página de otro profeta menor, Malaquías. Su anuncio hace referencia a la gran pregunta del bien y del mal.
- Al regresar a Palestina, los exiliados soñaban con que todo les resultaría fácil. Después de la alegría exultante del retorno, se instaura la monotonía y vienen las dificultades.
- El Templo ya está reconstruido y en medio de las pruebas cotidianas, la fidelidad a Dios resulta difícil. Aparece la tentación de vivir «sin Dios». Servir a Dios es cosa inútil ¿Por qué no vivir como los paganos que los rodean y que parecen muy felices, mientras que los judíos viven «sin alegría»?
- Los justos no parecen recibir ningún premio, mientras que los malos prosperan. Parece que Dios premia mejor a los que se comportan mal que a los que caminan en su presencia.
- El Señor se muestra abrumado por esos reclamos e indica a su Pueblo que jamás deben desconfiar de Él. Ante Él no cuentan las riquezas, sino la fidelidad.
- Malaquías asegura que Dios lleva cuenta de nuestras buenas obras, a pesar de que parece estar callado, se da cuenta de todo y no se dejará ganar en generosidad.
***
- Siguiendo con su enseñanza sobre la oración, Jesús nos presenta una parábola en la que Dios es comparado a un amigo, a quien otro amigo acude de noche, a una hora inesperada, para pedirle unos panes. El amigo no ha cedido por amistad, sino para que lo deje en paz, como el juez del que hablará Jesús más tarde. Eso no significa que Dios sea así, que ceda por cansancio: pero esta conducta pone de relieve «con mayor razón» la actitud del Padre que es bueno.
- La eficacia consiste en que Dios siempre escucha. Que no se hace el sordo ante nuestra oración. Porque todo lo bueno que podamos pedir ya lo está pensando antes El, que quiere nuestro bien más que nosotros mismos.
- Jesús confirma que Dios atiende la oración. Hay que pedir, buscar, llamar, con la seguridad de que se recibe lo que se pide, que se encuentra lo que se busca, que se abren las puertas cuando se llama. El evangelio nos invita a la insistencia total.
- La oración atestigua nuestra identidad profunda de hijos necesitados del Padre, y por esa misma razón es por lo que es escuchada. Nuestra oración que es ciertamente petición, no consiste en un regateo mercantil, o en el esfuerzo de salir victoriosos y doblegar a Dios. En ella pedimos, invocamos: es decir, apelamos a una realidad reconocida y a un derecho.
- Recordamos a Dios Padre lo que ha realizado por su Hijo amado. Esta es la razón profunda de nuestra certeza y de nuestra audacia: nos atrevemos a provocar a Dios y confrontarlo con su responsabilidad paterna. Nos atrevemos a correr el riesgo de pedirle algo, precisamente porque El mismo ha establecido con nosotros vínculos de familiaridad y se ha puesto a nuestro alcance.
- Pero hay que saber pedir. Hay que pedir que nos disponga para el Reino, que nos capacite para construir con valentía y con alegría su proyecto en la historia que siempre es más grande que nuestro proyecto personal. La oración no puede ser ni caprichosa ni antojadiza. Al Padre tenemos que acercarnos con seriedad y con certeza, en una oración que es confrontación con el Reino.
- A quien se lo pida, Dios concederá su Espíritu Santo. Concederá el bien pleno que Él nos prepara, no necesariamente el que nosotros pedimos, que suele ser muy parcial. Nos concederá la fuerza que nos impulsa a vivir el Reino que siempre es más de lo que podemos esperar. Ésa es la promesa de Jesús.
PARA DISCERNIR
- ¿Cómo es nuestra oración?
- ¿Nos apoyamos en la certeza de un Padre que nunca nos defrauda?
- ¿Nuestra oración supera los límites de nuestras necesidades personales?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Envíanos Señor tu Espíritu Santo
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…”Llamar a Dios «Abbá, Padre» (cf. Rom 8,15; Gal 4,6) es algo diferente a darle a Dios un nombre familiar. Llamar a Dios Abbá significa entrar en la misma relación íntima, libre de miedo, confiada y rica, que Jesús mantenía con su Padre. Esa relación se llama Espíritu, y ese Espíritu nos ha sido dado por Jesús y nos hace capaces de gritar con él: «Abbá, Padre». Llamar a Dios Padre «Abbá, Padre» es un grito del corazón, una plegaria que brota de lo más íntimo de nuestro ser. No tiene nada que ver con el hecho de darle un nombre a Dios, sino que es proclamar a Dios como fuente de nuestro ser. Esta declaración no procede de una intuición inesperada o de una convicción adquirida, sino que es la declaración de que el Espíritu de Jesús está en comunión con nuestro espíritu. Y… una declaración de amor.
El Espíritu, a continuación, no nos revela sólo que Dios es «Abbá, Padre», sino también que pertenecemos a Dios corno hijos suyos amados. El Espíritu nos restablece así en la relación de la que todas las otras relaciones toman su significado. Abbá es una palabra muy íntima. Expresa confianza, seguridad, confidencia, pertenencia y el máximo de la intimidad. No tiene la connotación de autoridad, de poder y de dominio que evoca a menudo la palabra padre. Al contrario, Abbá implica un amor que nos envuelve y alimenta. Este amor incluye y trasciende infinitamente todo el amor que nos viene de nuestros padres, madres, hermanos, hermanas, esposos y seres amados. Es el don del Espíritu”…
H. J. M. Nouwen, edición española: Pan para el viaje: una guía de sabiduría y de fe para cada día del año, Ediciones Obelisco, Barcelona 2001
PARA REZAR
Envíanos tu Espíritu
Señor Jesús, hermano, amigo y compañero,
que caminas con nosotros todos los días de nuestra vida,
te pedimos que nos envíes tu Espíritu Santo.
Que Él nos anime,
nos dé fuerza y coraje
para trabajar por la justicia y la paz.
Que nos ilumine,
para saber descubrir lo bueno,
lo verdadero, lo que favorece
y ayude a que la vida sea más digna.
Que nos dé valor,
para rechazar la mentira muchas veces disfrazada,
que atenta contra la vida, porque crea división y odio.
Que nos ayude,
a comprender lo que Tú nos enseñaste,
que todos somos hijos de un mismo Padre
y que por eso todos somos hermanos
y que las cosas y bienes que hay en el mundo, son para todos.
Que su presencia en medio nuestro,
sea visible a través de los frutos: el amor, la generosidad,
la bondad, la comprensión,
la solidaridad y la auténtica alegría.
Amén.
VIERNES XXVII
El Reino de Dios ha llegado a ustedes
Lectura de la profecía de Joel 1, 13-15; 2, 1-2
¡Vístanse de duelo y laméntense, sacerdotes! ¡Giman, servidores del altar! ¡Vengan, pasen la noche vestidos de penitencia, ministros de mi Dios! Porque se ha privado a la Casa de su Dios de ofrenda y libación.
Prescriban un ayuno, convoquen a una reunión solemne, congreguen a los ancianos y a todos los habitantes del país, en la Casa del Señor, su Dios, y clamen al Señor.
¡Ah, qué Día! Porque está cerca el Día del Señor, y viene del Devastador como una devastación.
¡Toquen la trompeta en Sión, hagan sonar la alarma en mi Montaña santa! ¡Tiemblen todos los habitantes del país, porque llega el Día del Señor, porque está cerca! ¡Día de tinieblas y oscuridad, día nublado y de sombríos nubarrones! Como la aurora que se extiende sobre las montañas, avanza un pueblo numeroso y fuerte como no lo hubo jamás, ni lo habrá después de él, hasta en las generaciones más lejanas.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 9, 2-3. 6 y 16. 8-9 (R.: 9a)
R. El Señor gobierna al mundo con justicia.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón
y proclamaré todas tus maravillas.
Quiero alegrarme y regocijarme en ti,
y cantar himnos a tu Nombre, Altísimo. R.
Escarmentaste a las naciones,
destruiste a los impíos
y borraste sus nombres para siempre.
Los pueblos se han hundido en la fosa que abrieron,
su pie quedó atrapado en la red que ocultaron. R.
Pero el Señor reina eternamente
y establece su trono para el juicio:
él gobierna al mundo con justicia
y juzga con rectitud a las naciones. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 15-26
Habiendo Jesús expulsado un demonio, algunos de entre la muchedumbre decían: «Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios.» Otros, para ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo.
Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: «Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul. Si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces. Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes.
El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo, y al no encontrarlo, piensa: «Volveré a mi casa, de donde salí.» Cuando llega, la encuentra barrida y ordenada. Entonces va a buscar a otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí. Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principio.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Hoy y mañana escuchamos al profeta Joel, que habló hacia el año 400 antes de Cristo. Sobre los campos israelitas se ha cernido una nube de langostas que ha dejado al pueblo sin alimentos y en un grave peligro, pues no hay grano para alimentarse, y los mismos animales, al faltarles el sustento, acabarán muriendo y poniendo en grave riesgo al pueblo.
- Este hecho le permite comprender a Joel una realidad más profunda: ve en ella el anuncio del «día de Yahvé».
- Será el día de la victoria de Yahvé, que «visitará» a los hombres no como salvador, sino como destructor.
- Joel interpreta este hecho como juicio de Dios contra la pereza y la dejadez del pueblo en la gran tarea de la reconstrucción moral, después de la vuelta del destierro. Han descuidado la vida de fe: «falta en el templo del Señor ofrenda y libación».
- El profeta quiere que se proclame la penitencia y el ayuno y que todos clamen a Dios pidiendo su ayuda, no vaya a ser el día del juicio peor todavía que la calamidad recién sufrida.
- Por eso se convoca a todo el pueblo para que haga oración, para hacer penitencia. Dios, rico en misericordia, librará a los suyos de este ejército que se ha cernido sobre ellos; y, entonces, también el culto estará asegurado. Dios es todo amor con quien lo ama y con quien invoca su Nombre.
***
- En la enseñanza del “Padre Nuestro”, Jesús invita a los discípulos que pidan la venida del reino. El “Reino” viene en la persona de Jesús, y todo lo que hace es signo de que el Reino de Dios está presente en medio de los seres humanos. La vida en el Reino de Dios supone victoria sobre las fuerzas del mal.
- El recorrido misionero de Jesús ha implicado muchas cosas, conversiones, descubrimiento del sentido de la vida, pero también resistencias y obstinaciones. Jesús en este pasaje se enfrenta a un grupo que se resiste a ver en sus obras, las obras de Dios. Este ataque saca a relucir el por qué de su confrontación con Satanás.
- Esta oposición contra Jesús llega a extremos curiosos: dicen que echa los demonios por arte de “Belzebul, el príncipe de los demonios”. Él les responde que dicha afirmación no es coherente, dado que es absurdo luchar contra el demonio, precisamente en nombre del demonio, además si fuera como ellos afirman, deberían decir lo mismo de los exorcismos que ellos mismos acostumbraban realizar.
- Jesús aclara que sus exorcismos son precisamente una señal del cielo porque se trata del “dedo de Dios”, el poder de Dios, realizando esta obra. Toda la vida de Jesús revela que Él actúa con el poder de Dios para hacer que el bien reine en la humanidad. Mientras Él expulsa los demonios como una manifestación auténtica del obrar de Dios, ellos no hacen más que realizar actos mágicos que, a la hora de la verdad, no tienen eficacia a fondo sobre el mal. Toda la vida de Jesús revela que las victorias sobre los “demonios” que se realizan a lo largo de su ministerio, son un anticipo de la victoria final sobre Satanás que se realizará en la Cruz.
- Tanto el ministerio de Jesús como nuestra vida de cristianos, se presenta como un campo de batalla en el que tenemos que tomar posición. En su Pascua Jesús se ha revelado como «el más fuerte» que ha vencido al poder del mal y ahora nos invita a que nos unamos a Él en esa lucha. No podemos ser meros espectadores en la gran batalla. El mal sigue existiendo y nos obliga a no permanecer neutrales, sino a posicionarnos estando siempre vigilantes. Vigilancia que no es estar a la defensiva, sino construyendo cotidianamente el bien, para no dar espacio ni lugar al mal. No basta con no hacer el mal o tratar de evitarlo. El mal se vence a fuerza de bien.
- La lucha contra el mal es cotidiana porque somos frágiles e inestables y podemos volver a caer. Los poderes del mal aspiran siempre a volver a ocupar su antiguo lugar. No hay que dormirse teniendo una falsa seguridad en nuestra vida, creyendo que ya estamos salvados y hemos superado lo que nos ataba. La excesiva confianza en nosotros mismos, nos hace muchas veces imprudentes y descuidados.
- No hay que darle chance al demonio con un retroceso. Para impedirlo, hay que mantenerse en el campo de Jesús, construyendo la fidelidad en el aprendizaje del Evangelio, llenándonos de Dios para poder hacer el bien y por el bien hecho, quedar llenos de Dios. Esto es estar y recoger con Jesús.
PARA DISCERNIR
- ¿Trato de vencer el mal con mis solas fuerzas?
- ¿Venzo el mal a fuerza de bien?
- ¿Hice una opción fundamental por el Reino?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Contigo, Jesús, contigo venceré al mal
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…”Vivir la vida cristiana significa vivir en el mundo sin ser del mundo. Es en la soledad donde esta libertad interior puede crecer y desarrollarse. Jesús se marchó a un lugar solitario para orar, es decir, para hacer crecer en él la conciencia de que todo el poder que poseía le había sido conferido; de que todas las palabras que profería venían de su Padre, y de que todas las obras que realizaba no eran realmente suyas, sino obras de aquel que le había enviado. En aquel lugar donde reinaba la soledad, Jesús fue dejado libre de fracasar.
Una vida que no conozca un ámbito de soledad —es decir, una vida privada de un centro de quietud— se vuelve fácilmente presa de dinámicas destructivas. Cuando nos aferramos a los resultados de nuestras acciones convirtiéndolos en nuestro único medio de autoidentificación, nos volvemos posesivos, proclives a mantenernos a la defensiva, a considerar a nuestro prójimo más como un enemigo al que debemos mantener a distancia que como un amigo con el que compartir los dones de la vida.
En la soledad, en cambio, vamos adquiriendo gradualmente la capacidad de desenmascarar la naturaleza ilusoria de nuestro carácter posesivo y de descubrir, en lo hondo de nuestro ser, que no somos algo que podamos conquistar, sino algo que nos ha sido dado. En la soledad podemos escuchar la voz de aquel que nos habló antes de que nosotros pudiéramos proferir una sola palabra, que nos sanó antes de que nosotros pudiéramos hacer un solo gesto de ayuda a los otros, que nos liberó mucho antes de que nosotros estuviéramos en condiciones de liberar a otros, que nos amó mucho antes de que nosotros pudiéramos amar a cualquier otro. En esta soledad es donde descubrimos que ser es más importante que tener, y que nuestro valor consiste en algo más importante que los meros resultados de nuestros esfuerzos. En la soledad descubrimos que nuestra vida no es una obsesión que debamos defender, sino un don para compartir […], que el amor que consigamos expresar forma parte de un amor más grande”…
H. J. M. Nouwen, La fuerza de la soledad, Brescia 1998, pp. 19-21.
PARA REZAR
Dios, en tus manos me abandono
Yo me abandono ¡oh Dios! en tus manos.
Toma este barro y trabájalo
como arcilla entre las manos del alfarero
dale una forma y después, rómpela, si quieres
como es despedazada la vida de tantos hermanos.
Pide, ordena ¿Qué quieres que haga?
¿Qué quieres que no haga?
Ensalzado o humillado, perseguido,
incomprendido,
calumniado, alegre o triste,
o inútil para todo, sólo diré,
a ejemplo de tu Madre:
«Hágase en mí según tu palabra».
Dame el amor por excelencia,
el amor de la cruz.
Pero no de las cruces heroicas
que podrían nutrir mi vanidad,
sino de las cruces vulgares que,
sin embargo, llevo con repugnancia.
De esas que se encuentran cada día
en la contradicción,
en el olvido, en los juicios falsos,
en la frialdad del alma,
en los desaires y desprecios de los demás;
en el malestar y defectos del cuerpo,
en la oscuridad de la mente
y en el silencio y aridez del corazón.
Entonces sólo Tú sabrás que te amo,
aunque ni yo lo sepa, con eso me basta.
Amén
SÁBADO XXVII
Felices los que escuchan la palabra de Dios y la practican
Lectura de la profecía de Joel 4, 12-21
Así habla el Señor:
¡Que despierten y suban las naciones al valle de Josafat! Porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor. Pongan mano a la hoz: la mies está madura; vengan a pisar: el lagar está lleno; las cubas desbordan: ¡tan grande es su maldad!
¡Multitudes innumerables en el valle de la Decisión! Porque se acerca el Día del Señor en el valle de la Decisión. El sol y la luna se oscurecen, las estrellas pierden su brillo. El Señor ruge desde Sión y desde Jerusalén hace oír su voz: ¡tiemblan el cielo y la tierra! ¡Pero el Señor será un refugio para su pueblo, un resguardo para los israelitas!
Así ustedes sabrán que yo soy el Señor, su Dios, que habito en Sión, mi santa Montaña. Jerusalén será un lugar santo, y los extranjeros no pasarán más por ella.
Aquel día, las montañas destilarán vino nuevo y manará leche de las colinas; por todos los torrentes de Judá correrán las aguas, y brotará un manantial de la Casa del Señor, que regará el valle de las Acacias. Egipto se convertirá en una desolación y Edóm en un desierto desolado, a causa de la violencia cometida contra los hijos de Judá, cuya sangre inocente derramaron en su país. Pero Judá será habitada para siempre y Jerusalén por todas las generaciones. Yo vengaré su sangre, no la dejaré impune, y el Señor tendrá su morada en Sión.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 96, 1-2. 5-6. 11-12 (R.: 12a)
R. Alégrense, justos, en el Señor.
¡El Señor reina! Alégrese la tierra,
regocíjense las islas incontables.
Nubes y Tinieblas lo rodean,
la Justicia y el Derecho son la base de su trono. R.
Las montañas se derriten como cera
delante del Señor, que es el dueño de toda la tierra.
Los cielos proclaman su justicia
y todos los pueblos contemplan su gloria. R.
Nace la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alégrense, justos, en el Señor
y alaben su santo Nombre. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 27-28
Cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: « ¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron!»
Jesús le respondió: «Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Para los profetas, la vuelta del cautiverio de Babilonia representa el comienzo de la era mesiánica; y el triunfo de Israel supone la condena de sus enemigos. La respuesta divina a la oración y penitencia del pueblo había sido la promesa de bendiciones materiales. Ahora se añaden los dones espirituales: la efusión del Espíritu, el anuncio de los signos precursores del «día de Yahvé» y de la salvación de Sión.
- A diferencia de los tiempos antiguos, en los que la palabra de Yahvé era rara, en el tiempo mesiánico será abundante, habrá una íntima comunicación entre Dios y el pueblo elegido. Israel no dependerá de un caudillo ni de un profeta ocasional. Todos los israelitas serán profetas: sabrán descubrir el verdadero sentido religioso de la vida y de los acontecimientos. Los sueños y las visiones son tomados como los medios ordinarios de comunicación con Dios.
- Junto con la efusión del Espíritu aparece el juicio vindicativo de Dios contra las naciones paganas. El «Día de Yahvé» es descrito con imágenes apocalípticas que no pueden tomarse en sentido literal.
- Se describe esta intervención de Dios como una convulsión del cosmos. El sol, la luna y los demás astros eran tenidos por dioses en el mundo gentil. La destrucción de estas divinidades simboliza la manifestación de Dios. Las imágenes de la siega y de la vendimia le sirven para expresar el juicio sobre el bien y el mal que tendrá lugar aquel día.
- Joel se imagina una gran asamblea de todas las naciones, como una alusión al juicio de las naciones paganas, que se llevará a cabo en el «Valle de Josafat», que significa «Yahvé juzgará»; nombre simbólico que no corresponde a ningún lugar geográfico.
- Para los que se han esforzado por seguir a Dios, este anuncio es un presagio de esperanza porque el Señor protege a su pueblo, auxilia a los hijos de Israel», porque en aquel día «el Señor habitará en Sión». Así el Pueblo de Dios sabrá cuánto lo ama el Señor que hizo Alianza con sus antiguos Padres, y que es fiel a la misma con los hijos de los patriarcas.
***
- Bienaventurados eran aquellos que habían alcanzado el favor de Dios y lo gozaban en el presente. En el evangelio de hoy encontramos por tercera vez una “bienaventuranza” aplicada a María: La primera la hace su prima Isabel al recibirla, la segunda la proclama la misma María en el magnificat. Ahora, es una mujer del pueblo que interrumpe la enseñanza de Jesús y proclama a María como una mujer bienaventurada: ¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!
- Jesús no rechaza la alabanza de la mujer, la eleva. No es la carne ni la sangre lo que marca el vínculo con Él. La comunión con Jesús viene del «sí» dado a la Palabra de Dios. Los que escuchan y practican la Palabra de Dios participan de la bienaventuranza de María que supo responder a la invitación divina. María es la esclava del Señor porque se hace discípula de la Palabra.
- María ha engendrado a Jesús a la vida; en el discipulado el maestro engendra a la vida del Reino por la fuerza de la Palabra, al discípulo. Lo que sucede entre María y Jesús en el campo natural, se realiza de modo espiritual dentro de las condiciones posibles, entre el maestro y el discípulo.
- María es la discípula que cubierta “con la sombra del Altísimo” ha escuchado y guardado la Palabra en su corazón. Jesús usa la exaltación de esta mujer del pueblo, para mostrar por donde pasa el camino de la verdadera Bienaventuranza, en la cual María, tiene el primer lugar.
- Jesús rompe con la tradición, y no es la pertenencia a Israel lo que da la garantía de acceder al Reino de Dios. Para el proyecto de la nueva humanidad, Jesús forma una comunidad en la que ni la sangre ni la carne son la clave de pertenencia. Quien hace fructificar su vida con actitudes palpables y con acciones reales lo que ha escuchado de Jesús, ése es discípulo; el verdaderamente dichoso.
- La única realidad que garantiza nuestra pertenencia al Reino son las actitudes coherentes con la novedad del Evangelio. El Reino se mide por la justicia, la verdad y el amor con que vivimos y la forma responsable como asumimos nuestra existencia. Así, podremos ser dichosos como fue María, no sólo por ser la que engendró y amamantó a Jesús, sino por escuchar atentamente la Palabra, rumiarla en su corazón y vivirla.
PARA DISCERNIR
- ¿Qué palabras son las que más rondan mi corazón?
- ¿Qué tengo que “conservar” en mi corazón?
- ¿Qué reclama Jesús a sus discípulos?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Que yo sea feliz, escuchando y viviendo tu Palabra
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
«Dichosa la que ha creído; porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá» (Lc 1,45)
…”En la Antigua Alianza los hombres estaban bajo el régimen de los símbolos. Por la gracia de Cristo, presente en la carne, la misma verdad ha resplandecido para nosotros. Y sin embargo, con relación al mundo venidero, todavía vivimos, en cierta manera, en la sombra de la verdad. El apóstol Pablo escribe: «Mi conocer es por ahora inmaduro, entonces podré conocer como Dios me conoce» (1C 13,9) y «no es que ya haya conseguido el premio» (Flp 3,13). En efecto, ¿cómo no hacer diferencia entre el que camina en la fe o el que se encuentra ya en la clara visión? Así «el justo vive de fe» (Ha 2,4; Rm 1,17) –es el bienaventurado que exulta por la visión de la verdad; mientras, el hombre santo vive todavía en la sombra de Cristo… Es buena esta oscuridad de la fe; filtra la luz cegadora para nuestra mirada todavía en la tiniebla y prepara nuestro ojo para que pueda soportar la luz. En efecto, está escrito: «Dios ha purificado sus corazones a través de la fe» (Hch 15,9). Porque el efecto de la fe no es apagar la luz, sino conservarla. Todo lo que los ángeles contemplan a rostro descubierto, la fe lo guarda oculto para mí; lo hace descansar en su seno para revelarlo en el momento querido. ¿Acaso no es una buena cosa que tenga envuelto lo que tú todavía no puedes captar sin velo?
Por otra parte, la madre del Señor también vivía en la oscuridad de la fe, puesto que le fue dicho: «Dichosa tú que has creído» (Lc 1,45). También del cuerpo de Cristo recibió una sombra, según el mensaje del ángel: «El poder del Altísimo te cubrirá con su sombra» (Lc 1,35). Esta sombra pues, no tiene nada de despreciable porque es el poder del Altísimo que la proyecta. Sí, verdaderamente, en la carne de Cristo había una fuerza que cubría a la Virgen con su sombra, a fin de que la pantalla de su cuerpo vivificante le permitiera soportar la presencia divina, aguantar el resplandor de la luz inaccesible, lo cual era imposible a una mujer mortal. Este poder ha domado toda fuerza adversa; la fuerza de esta sombra echa fuera los demonios y protege a los hombres. ¡Poder verdaderamente vivificador y sombra verdaderamente refrigerante! Y es totalmente en la sombra de Cristo que nosotros vivimos, puesto que caminamos por la fe y recibimos la vida alimentándonos con su carne”…
San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia – Sermón 31 sobre el Cantar de los Cantares
PARA REZAR
“¡Oh Virgen Inmaculada, la más tierna de las madres
al escuchar a Jesús, Tú en modo alguno te entristeces.
Antes bien, te alegras de que Él pueda decirnos
que aquí abajo en su familia nuestra alma se convierte.
Sí, te alegras de que Él nos dé su vida,
¡Los tesoros infinitos de su divinidad!…
¿Cómo no amarte, querida Madre mía
viendo tal grado de amor y de humildad?”
Santa Teresita del Niño Jesús