TIEMPO DTE EL AÑO – CICLO A

DOMINGO XXX

LUNES XXX

MARTES XXX

MIÉRCOLES XXX

TODOS LOS SANTOS (S)

JUEVES XXX

CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS

VIERNES XXX

SÁBADO XXX

TIEMPO DTE EL AÑO – CICLO A

DOMINGO XXX

Amarás al Señor tu Dios y a tu prójimo como a ti mismo

Lectura del libro del Éxodo                        22,20-26

No maltratarás al extranjero ni lo oprimirás, porque ustedes fueron extranjeros en Egipto.

No harás daño a la viuda ni al huérfano.

Si les haces daño y ellos me piden auxilio, yo escucharé su clamor.

Entonces arderá mi ira, y yo los mataré a ustedes con la espada; sus mujeres quedarán viudas, y sus hijos huérfanos.

Si prestas dinero a un miembro de mi pueblo, al pobre que vive a tu lado, no te comportarás con él como un usurero, no le exigirás interés.

Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, devuélveselo antes que se ponga el sol, porque ese es su único abrigo y el vestido de su cuerpo. De lo contrario, ¿con qué dormirá? Y si él me invoca, yo lo escucharé, porque soy compasivo.

Palabra de Dios.

SALMO                                             Sal 18(17) ,2-3.3-4.47.51 

R: Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;

Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R.

Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,

mi fuerza salvadora, mi baluarte.

Invoco al Señor de mi alabanza

y quedo libre de mis enemigos. R.

Viva el Señor, bendita sea mi Roca,

sea ensalzado mi Dios y Salvador.

Tú diste gran victoria a tu rey,

tuviste misericordia de tu Ungido. R.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Tesalónica            1, 5c-10

Porque la Buena Noticia que les hemos anunciado llegó hasta ustedes, no solamente con palabras, sino acompañada de poder, de la acción del Espíritu Santo y de toda clase de dones. Ya saben cómo procedimos cuando estuvimos allí al servicio de ustedes.

Y ustedes, a su vez, imitaron nuestro ejemplo y el del Señor, recibiendo la Palabra en medio de muchas dificultades, con la alegría que da el Espíritu Santo.

Así llegaron a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y Acaya.

En efecto, de allí partió la Palabra del Señor, que no sólo resonó en Macedonia y Acaya: en todas partes se ha difundido la fe que ustedes tienen en Dios, de manera que no es necesario hablar de esto.

Ellos mismos cuentan cómo ustedes me han recibido y cómo se convirtieron a Dios, abandonando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar a su Hijo, que vendrá desde el cielo: Jesús, a quien él resucitó y que nos libra de la ira venidera.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   22, 34-40

Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en ese lugar, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:

«Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?».

Jesús le respondió:

«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas».

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • La primera lectura es un hermoso comentario sobre el amor al prójimo relacionado con el amor a Dios. Poco tiempo después de la salida de Egipto (al tercer mes, dice 19,1) llega Israel al pie del Sinaí. Allí tendrá lugar el encuentro de Dios con el pueblo. Por iniciativa divina, la Alianza realiza y ratifica la unión del Señor con Israel. Después de haber sido liberado de la esclavitud, Dios da el código de la alianza, por el cual Israel será el pueblo de Yahvé para siempre. De ahí se derivan una serie de compromisos que el pueblo debe cumplir.
  • El fragmento que leemos hoy nos habla de cómo se debe tratar a los forasteros que son aquellos que por hambre, guerra, peste… se ven obligados a marchar de su patria y deben ir a otro lugar, en el que, naturalmente, tendrán menos derechos. Para que los israelitas sean acogedores para con ellos, el código les recuerda su situación en Egipto. Siguen las viudas y los huérfanos, quienes no tienen a nadie que los defienda y por ello tienen que clamar a Yahvé, que se identifica con su suerte. Después vienen los pobres que no tienen con qué poder sustentarse y que deben ser considerados siempre desde su dignidad de personas, y no devorados por los usureros.
  • El texto termina con unas prescripciones sobre la justicia y la caridad. Los hijos de Israel deben procurar mantenerse, de todas formas, completamente libres de los lazos del mal, e inclinados siempre a favor del derecho y la justicia, de la verdad y la magnanimidad.

***

  • Tesalónica era una ciudad portuaria de Grecia, de gran importancia comercial. Pablo escribe esta carta probablemente el año 51. Tomado de la acción de gracias que sirve de prólogo, Pablo describe la acogida que le brindaron y cómo se ha difundido la Buena Nueva.
  • Pablo insiste en la respuesta de tesalonicenses a la iniciativa divina subrayando la apertura a la predicación y la aceptación.
  • El apóstol elogia de esta comunidad, diciéndoles que han sido un centro de irradiación de la palabra para toda Grecia. Son como la ciudad colocada en lo alto del monte.

***

  • En las escuelas teológicas de la época se discutía cuál era el mandamiento que se debía poner a la cabeza de la lista. Los maestros de la Ley distinguían entre los 613 preceptos, 365 como la cantidad de los días del año que eran prohibiciones, y los 248, tal como se creía entonces que eran los miembros del cuerpo humano, que eran imposiciones.
  • Era urgente reducir todo ese embrollo legal a una sola fórmula breve y comprensible, a un mandamiento principal de la ley.
  • Los diversos adversarios proponen cuestiones a Jesús para comprometerlo. Ahora es el turno de un experto en la ley del grupo de los fariseos. Es un escriba, el que hace a Jesús la pregunta, para poner a prueba la capacidad del nuevo Maestro.
  • Jesús responde citando un pasaje del Deuteronomio: “Escucha, Israel: Yahvé, nuestro Dios, es el único Dios. Ama a Yahvé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”.
  • La originalidad de la respuesta de Jesús, está en que Jesús coloca a un mismo nivel el precepto del amor al prójimo, declarando que ambos preceptos son inseparables, y constituyen un mismo centro. La ley y los profetas penden de estos dos mandamientos.
  • Para Jesús, el mandamiento del amor a Dios y al prójimo no es simplemente el mandamiento que hay que colocar en el primer lugar sino que es el centro del cual deriva todo y que todo lo impregna. Jesús afirma que todo lo que al hombre le es exigido desde la ley, debe ser deducido de estos dos mandamientos.
  • Lo notable es que Jesús universaliza el concepto del prójimo. Para el judaísmo de ese tiempo no era considerado prójimo el extranjero y el pagano. En cambio, para Jesús, prójimo es todo el mundo, incluido el extranjero y hasta el desconocido. Prójimo es cualquiera que es objeto del amor de Dios.
  • Las tendencias que hay en el corazón del hombre marcan un estilo de vida cristiana. La que  acentúa el primado de Dios desde la oración, la vida interior y personal y la que, en nombre de Dios pone su atención en el hombre y por lo tanto en la lucha por un mundo más justo.
  • La novedad de Jesús radica ante todo, en haber unido las dos tendencias. En la unión de las dos se realiza la verdadera fe. Si el amor a Dios se separa del amor a los hombres, es farsa. Porque Dios está presente en el hombre. No se puede amar a Dios si no se ama al hombre.
  • El amor de Dios es lo primero, lo de siempre, es lo fundamental, es lo que sostiene o debe sostener toda la vida y obras de los creyentes. Dios se nos ha revelado como amor, como el que nos quiere, como nuestro Padre. Por eso el ser hombre, más aún el ser creyente, no puede consistir sino en corresponder con amor al amor de Dios. Y esto es fundamental, porque sabemos que Dios nos quiere, no porque seamos buenos o malos, sino porque él es bueno. De modo que el amor de Dios es gratuito, y así se funda también la gratuidad del amor de los hombres. Si sólo queremos a los que nos quieren la consecuencia es inevitable: también odiaremos a los que nos odian. Y así nos salimos del mandamiento principal, del principio de gratuidad.
  • El amor nace de Dios: vernos cada día queridos y perdonados en la propia miseria, y llamados además a ser hijos. El amor no lo producimos; se nos da. Y cuando se recibe, se expande en toda dirección: Dios, hombres, naturaleza, vida.
  • El amor no es sólo un mandamiento, una ley importante. Es la razón de ser de todo. Es el principio fundamental que lo impregna todo. Es el alma de toda ley y de toda vida cristiana, personal y comunitaria. No se trata de un aspecto jurídico, sino de la clave teológica que da sentido a toda nuestra vida cristiana y humana. Ahí está la novedad del cristianismo.
  • El amor de Dios es el fundamento, pero sólo puede fundamentar el amor practicado y realizado con nuestro prójimo. Amar a los demás como a nosotros mismos es la prueba evidente del verdadero amor a Dios. «Quien diga que ama a Dios y no ama a su prójimo es un mentiroso…» (1Jn 4, 20). Es imposible cumplir el primero sin el segundo. La comprobación de nuestro amor a Dios consiste en el amor al prójimo. No son dos amores.
  • El amor al prójimo es en el cristianismo, el termómetro que nos indica si amamos y en qué medida amamos a Dios. No sabremos comulgar verdaderamente con Jesús si no podemos comulgar con las preocupaciones, necesidades, dolores y alegría de los hombres; no podemos pedir el perdón de Dios si no sabemos perdonar a los hermanos; no podemos decir que amamos totalmente a Dios si somos egoístas y mezquinos en nuestra estima hacia los que nos rodean.
  • Amar a Dios significa que queremos dar un paso más y descubrir en cada hombre, en cada mujer, en cada niño, en cada anciano, el misterio de un Dios allí presente, que pide más, de lo que espontáneamente saldría de nosotros.
  • Cuando amamos de verdad al prójimo, no sólo estamos cumpliendo un mandamiento, sino que «sucede realmente aquel acontecimiento último y verdaderamente único en nuestra vida en el que el hombre llega de forma realmente inmediata a Dios mismo… Allí donde el hombre se libera verdaderamente de sí mismo y ama al prójimo en un absoluto desinterés, se ha topado verdaderamente con el misterio silencioso e indecible de Dios». K. Rahner
  • El amor llama a salir del egoísmo y a caminar con los demás; especialmente con los pequeños y despreciados del mundo. De este modo los cristianos podremos construir una historia en la que las fronteras de clase, de raza, de economía y de religión, no separen más a los pueblos, sino que se transformen en un lugar de encuentro. En el trabajo generoso por el hombre se puede afirmar el primado de Dios, al que hay que amar con todas las fuerzas y que debe ocupar el primer puesto en nuestro corazón.
  • El amor del discípulo debe desarrollarse en una sensibilidad y afectividad que le permita expresarse hacia Dios y hacia los hombres con todas las posibilidades de ternura, de amistad, de dulzura y de fuerza, del corazón humano.

PARA DISCERNIR

  • ¿Puede haber amor a Dios sin tenerlo a los demás?
  • ¿Cómo son tus relaciones con los demás?
  • ¿Qué hacés por los demás?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Quiero amarte Señor a Vos y a mis hermanos

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

“Bien, hermanos míos, interróguense a sí mismos, toquen la puerta de su interioridad: vean y dense cuenta si tienen alguna caridad, y aumenten lo que encuentren. Estén atentos a un tesoro de estos, de manera que sean ricos por dentro.

Llamamos “caras” a aquellas cosas que tienen un precio elevado, y no es por acaso. Examinen su modo de hablar: ‘Esto es más caro que aquello’. ¿Qué quiere decir ‘más caro’ sino que es más precioso? 

Si es caro aquello que es precioso, habrá algo más caro que la propia caridad, mis hermanos? ¿Cuál consideramos que es su precio? ¿Dónde se encuentra su valor? El precio del trigo es tu moneda; el precio del campo, tu plata; el precio de la piedra preciosa, tu oro; ¡el precio de tu caridad eres tú! (…)

Si procuras un campo para comprar, buscas dentro de ti. Si quieres tener caridad, ¡búscate a ti y encuéntrate! ¿Por ventura tienes miedo de darte para no gastarte? Por el contrario: si no te das, te pierdes.

Es tu propia caridad que habla por boca de la sabiduría y que te dice algo para que no te asustes con lo que te fue dicho: Date a ti mismo. Si alguien te quisiera vender un campo, te diría: ‘Dame tu oro’; y quien te quiera vender cualquier otra cosa dirá: “Dame tu moneda, dame tu plata’.

Oye lo que te dice la caridad por la boca de la Sabiduría: ‘Hijo, dame tu corazón’… Sea para mí, y no se pierda para ti”…

San Agustín, Sermón 34,7

PARA REZAR

“Señor, ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes

y a no mentir para ganarme el aplauso de los débiles.

Si me das fortuna, no me quites la felicidad.

Si me das fuerza, no me quites la razón.

Si me das éxito no me quites la humildad.

Si me das humildad, no me quites la dignidad.

Enséñame a perdonar, que es lo más grande del fuerte

y a entender que la venganza, es la señal primitiva del débil.

No me dejes inculpar de traición a los demás, por no pensar como yo.

Enséñame a juzgar y a querer a los demás como a mí mismo.

Si yo faltara a la gente, dame valor para disculparme.

Si la gente, faltara conmigo, dame valor para perdonar.

Señor, si yo me olvido de tí, tú no te olvides de mí”. Amén.

 P. Alberto Hurtado                                                           

LUNES XXX

Se enderezó enseguida y glorificaba a Dios

Lectura de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Roma    8, 12-17

Hermanos, nosotros no somos deudores de la carne, para vivir de una manera carnal. Si ustedes viven según la carne, morirán. Al contrario, si hacen morir las obras de la carne por medio del Espíritu, entonces vivirán.

Todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios ¡Abba!, es decir ¡Padre!

El mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, también somos herederos, herederos de Dios y coherederos de Cristo, porque sufrimos con él para ser glorificados con él.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 67, 2 y 4. 6-7b. 20-21 (R.: 21a)

R.        Él es el Dios que nos salva.

¡Se alza el Señor!

Sus enemigos se dispersan

y sus adversarios huyen delante de él.

Los justos se regocijan,

gritan de gozo delante del Señor

y se llenan de alegría.  R.

El Señor en su santa Morada

es padre de los huérfanos y defensor de las viudas:

él instala en un hogar a los solitarios

y hace salir con felicidad a los cautivos.  R.

¡Bendito sea el Señor, el Dios de nuestra salvación!

El carga con nosotros día tras día;

él es el Dios que nos salva

y nos hace escapar de la muerte.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   13, 10-17

Un sábado, Jesús enseñaba en una sinagoga. Había allí una mujer poseída de un espíritu, que la tenía enferma desde hacía dieciocho años. Estaba completamente encorvada y no podía enderezarse de ninguna manera. Jesús, al verla, la llamó y le dijo: «Mujer, estás curada de tu enfermedad», y le impuso las manos.

Ella se enderezó en seguida y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la multitud: «Los días de trabajo son seis; vengan durante esos días para hacerse curar, y no el sábado.»

El Señor le respondió: « ¡Hipócritas! Cualquiera de ustedes, aunque sea sábado, ¿no desata del pesebre a su buey o a su asno para llevarlo a beber? Y esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo aprisionada durante dieciocho años, ¿no podía ser librada de sus cadenas el día sábado?»

Al oír estas palabras, todos sus adversarios se llenaron de confusión, pero la multitud se alegraba de las maravillas que él hacía.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Pablo nos ha presentado la salvación en Jesucristo como una «liberación» de la muerte, del pecado y de la Ley. Pero es una «liberación» que hay que ir completando sin cesar.
  • Encontramos aquí la comparación habitual en san Pablo, entre la «carne» y el «espíritu». La carne, para san Pablo, no es principalmente el cuerpo humano, es el «hombre entero cuando se ha apartado de la mirada de Dios». En los textos de san Pablo podríamos reemplazar la palabra «carne», por «el hombre sin Dios».
  • El espíritu es precisamente lo contrario, no es el alma solamente, es el hombre entero en cuanto que animado por Dios. Si vivimos “según el Espíritu”, no «carnalmente», o sea, según los criterios meramente humanos; nos sentiremos hijos.
  • «Los que se dejan llevar por el Espíritu, esos son hijos de Dios». Jesús nos ha enseñado a llamar a Dios nuestro Padre. Esto es un foco de luz que ilumina y que transforma nuestra existencia.
  • Ser hijos significa no vivir en el miedo, como los esclavos, sino en la confianza y en el amor. Ser hijos significa poder decir desde el fondo del corazón, y movidos por el Espíritu: «Abbá, Padre». Ese término hebreo usado por san Pablo voluntariamente, es la palabra familiar de los niños pequeños judíos de la época: «¡papá!». Significa que somos «herederos de Dios y coherederos con Cristo»: hijos en el Hijo, hermanos del Hermano mayor, partícipes de sus sufrimientos, pero también de su glorificación.
  • Esta es la raíz de la dignidad de la persona humana, y del respeto que merece todo hombre y toda mujer, también los más alejados e insignificantes. Todos somos hijos.
  • «Dejarse conducir por Dios» es lo que reemplaza totalmente a la Ley. Se pasa de una «regla», con la cual se puede «estar tranquilo» cuando se ha cumplido; a un amor de Alguien, con el cual siempre se puede crecer un poco más.
  • Quienes creemos en Cristo, somos frágiles; y muchas veces actuamos conforme a nuestros desórdenes egoístas, pero tenemos la esperanza cierta de que lograremos la plenitud que en este mundo no podemos alcanzar. Dios nos ha comunicado su Espíritu Santo para que venga en nuestro auxilio. La presencia del Espíritu de Dios en nosotros nos lleva a vivir confiados en Dios, y actuar bajo sus inspiraciones. Por eso en medio de las luchas y tentaciones de esta vida, mientras no nos dejemos dominar por el mal y el pecado, nuestro destino no será la muerte, sino el llegar a ser herederos de Dios, junto con Cristo, participando de su misma gloria.

***

  • No era extraño en tiempos de Jesús, que cualquier judío asistente, asiduo a la sinagoga, fuera invitado a hacer alguna de las lecturas de la Escritura y si quería decir algo o explicitar algo de lo leído, pudiera hacerlo. Después de la curación del hombre con la mano paralizada, Jesús no había vuelto a aparecer en una sinagoga.
  • El evangelista nos narra que era sábado, y que Jesús como buen judío, asiste a la sinagoga y además comenta la Escritura. Pero su enseñanza no se queda atada a las palabras: la fidelidad del Dios de la alianza se pone de manifiesto en la curación que Jesús realiza. Palabra y gesto en Jesús van juntos.
  • La acción esta vez recae sobre una mujer que hace dieciocho años permanece encorvada, según el modo de pensar de la época, a causa de Satanás que la tenía esclavizada. El primer desafío que Jesús realiza es llamar a la mujer para que se ponga en el centro de la sinagoga. Las mujeres y los niños, tenían su propio lugar tanto en el templo como en la sinagoga, que no era en absoluto el central. La mujer encorvada es símbolo del pecado que tiene sujeto a Israel y a sus dirigentes. La leyes y normas que estos imponen, en nombre de Dios, tienen un peso tan grande que han doblegado al pueblo, lo han encorvado. Jesús desata a esta hija de Abrahán, de las ataduras religiosas que le impedían disfrutar de la plena condición humana, devolviendo su dignidad al hombre, por encima del resto de la creación.
  • Realiza una acción claramente mesiánica, y la realiza en el día sábado para reafirmar, pero desde una nueva perspectiva, que el sábado es por excelencia el día del Señor. Jesús repite los gestos de la creación, se inclina sobre la pobre mujer y le impone sus manos, lo mismo que Dios se había inclinado sobre Adán sin vida para infundirle su espíritu. Jesús rehabilita a la mujer, devolviéndole, así al hombre, su armonía originaria.
  • En la curación de esta mujer se da un doble signo: cuestionar la dirigencia religiosa judía por su concepción legalista y deshumanizada del sábado, y presentarse como Mesías superior al sábado. Ante la crítica de los dirigentes, Jesús es contundente, y no deja lugar a la réplica. No puede haber mayor preocupación por un animal, que por un ser humano ni en sábado, ni ningún día.
  • Cuando se pierde el espíritu de la norma,  ésta se vacía de contenido y todos los valores se tergiversan, se pierde la capacidad para el discernimiento verdadero y se termina siendo esclavo de esa misma norma que tiene la función de orientarnos y protegernos.
  • Una vez más queda establecido el señorío absoluto de Jesús sobre el sábado, las instituciones judías, y la misma ley; y se cumple lo que había proclamado en otra sinagoga de Galilea: no se hizo el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre.
  • Por el mundo siguen andando hombres y mujeres doblados y encorvados por el peso del hambre, de la pobreza, los hijos, las preocupaciones familiares. Hombres y mujeres doblados y encorvados por el peso de los trabajos, el esfuerzo y la lucha de la vida. Otros van doblados y encorvados por la incomprensión, la soledad, los malos recuerdos, los rencores, por los fracasos, las tristezas o el mismo pecado.
  • La reacción de Cristo es la misma. Dios no nos quiere oprimidos y esclavizados, ni caídos ni deprimidos ni postrados. Él nos quiere en pie, nos quiere libres. En pie significa libertad, confianza, transcendencia y esperanza. Dios no ha creado al hombre para que viva doblándose, sino para que viva con dignidad. Por eso Dios mismo intervino para liberar a su pueblo y se nos acerca en Cristo Jesús. Nos invita a poner nuestras cargas en Él.
  • Para ayudar a que la gente se enderece y pueda mirar con confianza, tenemos que recordar con la palabra y el gesto: que, en Cristo el Señor, somos hijos de Dios. Todos valemos mucho a los ojos de Dios, que no nos quiere como esclavos, sino como hijos. Que nuestras palabras y, sobre todo, nuestras obras toquen y enderecen a quienes pasan encorvados a nuestro lado, para que puedan alegrarse con las maravillas de Dios.

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué cargas me aplastan y me doblegan?
  • ¿Estoy convencido de que el Señor me puede liberar?
  • ¿Qué cargas se  me imponen y cuáles son las que yo mismo me impongo?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Cristo se ha entregado a sí mismo por mí

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…”La perfección de la vida cristiana consiste en unirnos con el alma, con las palabras y con los hechos de la vida misma a todos los términos que explican el nombre de Cristo. Alguien podría objetar que este bien es difícilmente realizable, puesto que sólo el Señor de lo creado es inmutable, mientras que la naturaleza humana es mutable y está inclinada a los cambios. El hombre no es mutable sólo en relación con el mal. La más bella manifestación de la mutabilidad está representada por el crecimiento en el bien: el ascenso a una condición mejor convierte en un ser más divino a quien se transforma en sentido bueno. Lo que nos parece temible (hablo de la mutabilidad de nuestra naturaleza) es, en realidad, un ala adaptada al vuelo hacia las cosas más excelsas. La verdadera perfección consiste, en efecto, precisamente en esto, en no detenerse nunca en el propio crecimiento y en no circunscribirlo dentro de un límite”…

Gregorio de Nisa, perfección del cristiano.

PARA REZAR

Gracias Señor

Gracias Señor,

porque podemos ser fuertes.

Gracias Señor,

porque podemos ser sinceros.

Gracias Señor,

porque somos alegres

Gracias Señor,

por la vida que nos das.

Gracias Señor,

porque nos quieres libres.

Gracias Señor,

porque nos das responsabilidades.

Gracias Señor,

porque somos capaces de tener amigos.

Gracias Señor,

porque así podemos hacer un mundo de hombres hermanos.

MARTES XXX

El grano creció y se convirtió en un arbusto

Lectura de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Roma    8, 18-25

Hermanos:

Yo considero que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria futura que se revelará en nosotros. En efecto, toda la creación espera ansiosamente esta revelación de los hijos de Dios. Ella quedó sujeta a la vanidad, no voluntariamente, sino por causa de quien la sometió, pero conservando una esperanza. Porque también la creación será liberada de la esclavitud de la corrupción para participar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios.

Sabemos que la creación entera, hasta el presente, gime y sufre dolores de parto. Y no sólo ella: también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente anhelando que se realice la redención de nuestro cuerpo. Porque solamente en esperanza estamos salvados.

Ahora bien, cuando se ve lo que se espera, ya no se espera más: ¿acaso se puede esperar lo que se ve? En cambio, si esperamos lo que no vemos, lo esperamos con constancia.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 125, 1-2b. 2c-3. 4-5. 6 (R.: 3a)

R.        ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros!

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía que soñábamos:

nuestra boca se llenó de risas

y nuestros labios, de canciones.  R.

Hasta los mismos paganos decían:

« ¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!»

¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros

y estamos rebosantes de alegría!  R.

¡Cambia, Señor, nuestra suerte

como los torrentes del Négueb!

Los que siembran entre lágrimas

cosecharán entre canciones.  R.

El sembrador va llorando

cuando esparce la semilla,

pero vuelve cantando

cuando trae las gavillas.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   13, 18-21

Jesús dijo:

«¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas.»

Dijo también: «¿Con qué podré comparar el Reino de Dios? Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Pablo nos presenta hoy nuestra filiación destinada a una plenitud mucho mayor de la que podríamos imaginar.
  • Esto incluye también al mundo, a la naturaleza creada, llamada a verse un día «liberada de la esclavitud de la corrupción». Pablo nos presenta una unidad de destino entre la humanidad y el cosmos: no es mera yuxtaposición lo que nos une a este mundo, sino que estamos enraizados profundamente en él.
  • Pero esta «filiación» divina, la grandiosa «adopción de amor» de la que somos objeto no suprime todo sufrimiento en este mundo. Ahora gemimos, «como con dolores de parto», “aguardando la hora de ser hijos de Dios”, “la redención de nuestro cuerpo”.
  • Hemos recibido las primicias del Espíritu Santo, pero esperamos nuestra adopción y la liberación de nuestro cuerpo. Fuimos salvados en esperanza: Dios nos va a dar una vida más gloriosa. Resulta que sólo tenemos «las primicias del Espíritu» y todavía no somos hijos en plenitud, ni estamos totalmente liberados de la esclavitud. Caminamos hacia esa «libertad gloriosa de los hijos de Dios».
  • La Iglesia, la humanidad y toda la naturaleza cósmica preñadas, con dolores de parto, están en espera de alumbrar un mundo nuevo.

***

  • A Jesús en este momento de su vida, cada vez más próximo a Jerusalén, le interesa que el reino que Él anuncia, sea comprendido por aquellos que quieran entrar en él.
  • Estas dos parábolas nos enseñan que el aparente fracaso forma parte del crecimiento del Reino de Dios. En una sociedad que no concede el mínimo de importancia a lo pequeño, a lo ínfimo, Jesús desconcierta; diciendo que es desde esta dimensión desde donde tiene que comenzar a germinar la realidad del reino de Dios. En su andar evangelizador Jesús revela que el reino está abierto y se construye con los que no cuentan, con los marginados, con los que la sociedad y su sistema político, económico y religioso descarta.
  • En línea con esta parábola donde no importa lo grande, Jesús propone que lo menos importante es la velocidad, el apuro. Así como la levadura en cantidades pequeñas puede fermentar con su tiempo toda la masa, así tienen que vivir quienes están comprometidos con la causa de Jesús; como la levadura deben ir fermentando lentamente, transformando poco a poco, toda la masa de la sociedad.
  • Jesús garantiza su palabra con su propia vida; el pequeño grano fue puesto en el huerto, fue sembrado, la levadura fue introducida en las tres medidas de harina. El cuerpo de Jesús insignificante para los hombres: será puesto en el sepulcro, pero al cabo de tres días resucitará. En la dinámica del Reino, de la muerte brota la vida.
  • El proyecto de Dios se realiza bajo los signos de la semilla y la levadura. El verdadero crecimiento es invisible a los ojos de los hombres. La abundancia del Reino es un don totalmente gratuito de Dios; pero no se puede recibir sin hacer nada. Exige una tarea que hay que cumplir y se realiza en un proceso de crecimiento. Decir que participamos de la abundancia, es afirmar que todo se cumplió en Jesucristo Resucitado, pero al mismo tiempo es afirmar que todo está por cumplirse. El Reino escatológico es una obra por hacer, un edificio por construir, un proyecto de catolicidad que se ha de realizar progresivamente.
  • Si se mira externamente el crecimiento de la Iglesia, podemos llegar a la conclusión de que es un fracaso. Aún hoy, existe la intolerancia, la persecución, el martirio. Se acrecienta en muchos ambientes la increencia que deshumaniza. La violencia y la pobreza siguen cobrándose víctimas. Pero el verdadero fracaso sería que la Iglesia estuviera a la altura o en pie de igualdad con las  potencias de este mundo y que la eficacia que esperan los cristianos tomara los recursos y modelos de este mundo.
  • No es la capacidad de influencia, ni la presencia masiva en los medios de comunicación; ni las notas externas que causan admiración lo que da fecundidad a la Iglesia. En la presencia silenciosa y cotidiana transformará e impregnará de sentido la vida de los hombres. Con paciencia y constancia podrá empapar de la fuerza del Espíritu las estructuras humanas. Con amor generoso y sacrificado transformará toda la comunidad, para que alcance los niveles de servicio y de compromiso que reclama la realidad de los más necesitados. Lo más importante de la enseñanza de Jesús queda formulado con los rasgos más sencillos y menos estridentes; como todo lo importante según la escala de valores del Reino.

PARA DISCERNIR

  • ¿Creo en la fuerza de lo pequeño?
  • ¿Anhelo para la Iglesia el prestigio y el poder de este mundo?
  • ¿Sé actuar en lo secreto, en lo silencioso y en lo oculto?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Que venga tu Reino Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto»

… A propósito de eso que dice el Evangelio: «Un hombre toma y siembra en su huerto», ¿quién os parece que es este hombre que sembró el grano que había recibido, un grano de mostaza, en su pequeño huerto? Yo pienso que se trata del hombre de quien dice el Evangelio: «Había un hombre llamado José, miembro del Consejo, natural de Arimatea… Se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús y, después de descolgarle, le envolvió en una sábana y le puso en un sepulcro excavado en la roca en el que nadie había sido puesto todavía» (Lc. 23,50-53). Esta es la razón por la que la Escritura dice: «Un hombre la tomó y la escondió en su huerto». En el huerto de José se mezclaban los perfumes de diversas flores, pero nadie había sembrado en él semejante grano. El huerto espiritual de su alma estaba perfumado con el perfume de sus virtudes, pero Cristo embalsamado aún no había sido depositado en él. Enterrando en el monumento de su huerto al Salvador, le acogió más profundamente en el hueco de su corazón…

San Máximo de Turín (?- hacia 420), obispo- Sermón 26

PARA REZAR

Dios, fuente de todo amor,

y de toda bendición

te damos gracias

por tu Iglesia, tu esposa bella y santa,

por tu alianza con ella

en Jesús, su Salvador y redentor.

Él se dio todo y se lo dio todo:

su corazón abierto en la cruz,

su sangre y su amor,

el pan, fermento del Reino,

y el vino nuevo alegría de las bodas.

Creemos que nos llamas a crecer en el amor,

necesitamos en nosotros el Espíritu de tu Amado Hijo

para ser  su Cuerpo en este mundo;

derrama sobre nosotros tu misericordia

para que seamos la esposa de Cristo

resplandeciente, sin mancha ni arruga.

Dios y Padre nuestro,

bendícenos, para que te bendigamos eternamente.

MIÉRCOLES XXX

TODOS LOS SANTOS (S)

Tendrán una gran recompensa en el cielo

Lectura del libro del Apocalipsis   7, 2-4. 9-14

Yo, Juan, vi a otro Ángel que subía del Oriente, llevando el sello del Dios vivo. Y comenzó a gritar con voz potente a los cuatro Ángeles que habían recibido el poder de dañar a la tierra y al mar:

«No dañen a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios.»

Oí entonces el número de los que habían sido marcados: eran 144. 000 pertenecientes a todas las tribus de Israel.

Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y exclamaban con voz potente: « ¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono, y del Cordero!»

Y todos los Ángeles que estaban alrededor del trono, de los Ancianos y de los cuatro Seres Vivientes, se postraron con el rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: «¡Amén! ¡Alabanza, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza a nuestro Dios para siempre! ¡Amén!»

Y uno de los Ancianos me preguntó: « ¿Quiénes son y de dónde vienen los que están revestidos de túnicas blancas?»

Yo le respondí: «Tú lo sabes, señor.»

Y él me dijo: «Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero.»

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 23, 1-2. 3-4b. 5-6 (R.: cf. 6)

R.        Así son los que buscan tu rostro, Señor.

Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella,

el mundo y todos sus habitantes,

porque él la fundó sobre los mares,

él la afirmó sobre las corrientes del océano.  R.

¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor

y permanecer en su recinto sagrado?

El que tiene las manos limpias

y puro el corazón;

el que no rinde culto a los ídolos.  R.

El recibirá la bendición del Señor,

la recompensa de Dios, su Salvador.

Así son los que buscan al Señor,

los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.  R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan          3, 1-3

Queridos hermanos:

¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a él.

Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   4,25 – 5, 12

Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:

«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.

Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.

Felices los afligidos, porque serán consolados.

Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.

Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.

Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.

Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.

Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.

Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.

Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Hoy la Iglesia en todo el mundo celebra la festividad de todos los santos. En este día no recordamos sólo aquellos que alcanzaron la meta sino que también hacemos memoria de la “Vocación a la Santidad a la que fuimos llamados”. La celebración de todos los Santos es expresión de la esperanza que nos habita: lo que Dios ha realizado en los santos lo esperamos nosotros, confiados en su amor, y lo vivimos ya ahora: «Ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos… seremos semejantes a Él, porque le veremos tal cual es».
  • El Apocalipsis nos muestra una visión del autor en medio de los «ciento cuarenta y cuatro mil» elegidos, y otro gran  número de santos. Los que pasaron la prueba de la tribulación y la persecución y han lavado sus túnicas en la sangre del cordero. El camino de los hijos -que es el que desemboca en la gloria de la Jerusalén celestial- no es otro que el camino del Hijo: Él ha pasado por la gran tribulación, el mundo no lo ha conocido, ha sido perseguido y calumniado. Quienes han caminado con Jesús y ahora gozan con su dicha; nos ofrecen el ejemplo de su vida, la ayuda de su intercesión.
  • San Juan en la primera carta, llama la atención de sus destinatarios para que no dejen de asombrarse y admirar el inmenso amor de Dios que nos ha hecho a todos hijos suyos. Somos hijos por puro regalo de su amor, gracias a la pasión, muerte y resurrección de su Hijo Jesús.
  • El pasaje del evangelio que nos presenta hoy la liturgia, corresponde a la versión de San Mateo de las bienaventuranzas. Jesús es presentado subiendo al monte. Con Jesús como nuevo Moisés, va a tener lugar el acto fundacional del nuevo pueblo de Dios. Los signos de pertenencia a este nuevo pueblo no son principios abstractos, sino que Jesús recoge en su proclamación situaciones que vivían de hecho sus miembros.
  • Algunas son padecidas por ellos: la pobreza, el llanto, el hambre y la sed, los malos tratos y la persecución. Son situaciones de sufrimiento que se ven obligados a padecer, a causa de su dedicación a la construcción de este nuevo modelo de sociedad, llamado Reino de Dios.
  • Otras son generadas por ellos y Jesús declara bienaventurados a los que viven con radicalidad y realismo en la vida las exigencias del reino.
  • La santidad, no es un logro que se alcanza en un más allá y que la Iglesia reconoce; sino un estilo de vida en este más acá, traducido en obras de amor, de misericordia, de justicia y de paz. La presentación de las bienaventuranzas en la festividad de todos los Santos es porque ellas son en verdad un camino de santidad. En ellas encontramos una brújula en nuestro trabajo por alcanzar la santidad, entendida ésta, como la lucha constante por abrirnos cada vez más, al paso de Dios y dejar que cada día nos dé, la plenitud de la vida.
  • Para muchos la palabra «santo» evoca a gente vestida con ropa propia de otras épocas, con una vida bastante distinta, algunas veces con muchas rarezas, a la de sus contemporáneos y que casi siempre eran obispos, frailes o monjas. Nos cuesta imaginarnos un santo con jean o haciendo tareas domésticas y con una vida tan normal como la nuestra. Hemos identificado ser santo con algo estático, con ser raro, aburrido o absurdamente sacrificado. En otras ocasiones identificamos al santo con el ser cuasi perfecto y como modelo que se hace inalcanzable.
  • Sin embargo el Concilio Vaticano II, en varias ocasiones, recuerda que «los fieles de cualquier condición y estado son llamados por Dios, cada uno por su camino, a la perfección de la santidad por la cual el mismo Padre es perfecto». Con este llamamiento a la santidad no se nos invita a ninguna forma absurda de vida o a caminar hacia una meta imposible. Aspirar a la santidad es aspirar a la felicidad total que todo hombre desea.
  • Los santos nos demuestran que seguir a Cristo es posible, y que vale la pena. Estos hombres y mujeres tuvieron defectos, cometieron pecados, no eran perfectos. Fueron «normales». Pero creyeron en el Evangelio, y que la gracia supera abundantemente nuestras limitaciones. Los santos han tenido a Dios como anhelo y fundamento determinante de sus vidas y por eso sus vidas fueron transformadas. Algunos han dejado huella profunda. Otros han pasado desapercibidos. Hombres y mujeres así, no sólo existieron en el pasado, sino también hoy andan por nuestras calles, trabajan en nuestras fábricas, caminan a nuestro lado o sufren en nuestros hospitales.
  • Porque la santidad es tener confianza, esperanza, alegría, porque Jesús está con nosotros, haciendo posible una nueva vida; que invierte los valores de este mundo y acepta los del evangelio sin medias tintas. Santo es quien ha decidido construir ese nuevo mundo bienaventurado donde los hombres se aman, se quieren, son solidarios y se ayudan, donde no se rechazan unos a otros por su condición social, dinero, poder. Santo es el que no abandona la lucha aunque sea lenta y fatigosa. Santidad es cuando, a pesar de todo y de todos, se mantiene la esperanza de que la lucha realizada por y con Jesús, tendrá un buen final y la fraternidad entre los hombres irá haciéndose realidad hasta que todos seamos auténticamente hermanos. Así es el hombre santo y bienaventurado que ha descubierto la mejor parte, la que nunca le será quitada.

PARA DISCERNIR

  • ¿Siento el llamado a la santidad?
  • ¿Qué lugar ocupan las bienaventuranzas en mi vida cristiana?
  • ¿Estoy convencido que ser santo en el mundo de hoy vale la pena?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Sean santos como su Padre Celestial

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…”Tu verdadera identidad es ser hijo de Dios. Ésa es la identidad que debes aceptar. Una vez que la hayas reivindicado y te hayas instalado en ella, puedes vivir en un mundo que te proporciona mucha alegría y, también, mucho dolor. Puedes recibir tanto la alabanza como el vituperio que te lleguen como ocasiones para fortalecer tu identidad fundamental, porque la identidad que te hace libre está anclada más allá de toda alabanza y de todo vituperio humano. Tú perteneces a Dios y, como hijo de Dios, has sido enviado al mundo.

Dado que ese lugar profundo que hay dentro de ti y donde se arraiga tu identidad de hijo de Dios lo has desconocido durante mucho tiempo, los que eran capaces de afectarte han tenido sobre ti un poder repentino y a menudo aplastante. Pero no podían llevar a cabo aquel papel divino, y por eso te dejaron, y te sentiste abandonado. Pero es precisamente esta experiencia de abandono la que te ha atraído a tu verdadera identidad de hijo de Dios.

Sólo Dios puede habitar plenamente en lo más hondo de ti. Puede ser que haga falta mucho tiempo y mucha disciplina para volver a unir tu yo profundo, escondido, con tu yo público, que es conocido, amado y aceptado, aunque también criticado por el mundo; sin embargo, de manera gradual, podrás empezar a sentirte más conectado a él y llegar a ser lo que verdaderamente eres: hijo de Dios”…

H. J. M. Nouwen, La voz del amor, Brescia 21997, pp. 98ss, passim.

PARA REZAR

Ser santo es seguir siendo

una persona normal y corriente,

que siente la insatisfacción

que produce una visión del mundo,

donde los hombres aceptan

como necesidad el tener mucho dinero.

Ser santo es sentir la preocupación

del desempleo, del paro, y solidarizarse

con quienes lo sufren para paliar su necesidad;

y trabajar para que los responsables

tengan una mentalidad menos lucrativa y más social.

Ser santo es ofrecer nuestra amistad

a quien se encuentra solo,

ser capaz de temblar cuando descubrimos

la incomunicación que nuestro mundo

masificado nos transmite,

y contagia a través de sus aparatos.

Ser santo es no aceptar la violencia

a la que nos lleva la competencia,

el odio que despierta en nosotros

la separación de los hombres con

barreras económicas, sociales,

religiosas, raciales, nacionales.

Ser santo es buscar la superación

de todas las situaciones negativas

que producen sufrimiento en los hombres.

Ser santo es saberse hijo de Dios,

llamar con la vida, no con la lengua,

a Dios como Padre, lo que significa

querer estrechar con los hombres

unos lazos mayores de hermandad para,

todos juntos, poder invocarlo como Padre.

Ser santo es vivir con la limpieza

de corazón suficiente, como para caminar

por la vida sin segundas intenciones,

ofreciendo sinceridad y confianza.

JUEVES XXX

CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS

Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Apocalipsis    21, 1-5a. 6b-7

Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe más.

Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios, embellecida como una novia preparada para recibir a su esposo.

Y oí una voz potente que decía desde el trono: «Esta es la morada de Dios entre los hombres: él habitará con ellos, ellos serán su pueblo, y el mismo Dios estará con ellos. El secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó.»

Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas. Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tiene sed, yo le daré de beber gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El vencedor heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo.»

Palabra de Dios.

 SALMO     Sal. 26, 1. 4. 7 y 8b y 9a. 13-14

R. El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación,

¿a quién temeré?

El Señor es el baluarte de mi vida,

¿ante quién temblaré? R.

Una sola cosa he pedido al Señor,

y esto es lo que quiero:

vivir en la Casa del Señor

todos los días de mi vida,

para gozar de la dulzura del Señor

y contemplar su Templo. R.

¡Escucha, Señor, yo te invoco en alta voz,

apiádate de mí y respóndeme!

Yo busco tu rostro, Señor,

no lo apartes de mí. R.

Yo creo que contemplaré la bondad del Señor

en la tierra de los vivientes.

Espera en el Señor y sé fuerte;

ten valor y espera en el Señor. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Corinto     15, 20-23

Hermanos:

Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos. Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección.

En efecto, así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo, cada uno según el orden que le corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a él en el momento de su Venida.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     24, 1-8

El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.

Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: «Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día»». Y las mujeres recordaron sus palabras.

Palabra de Dios.

PARA REFLEXIONAR

  • La liturgia nos propone hacer memoria de los fieles difuntos. El sentido de la conmemoración es ante todo la fiesta, la memoria agradecida con Dios y con esos hermanos que nos han tomado la delantera en el encuentro definitivo con nuestro Padre.
  • Celebramos al Dios de la vida, al Dios que salva, al Dios de la resurrección. Nuestro Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos, por eso desde el corazón de la muerte celebramos y proclamamos la resurrección. 
  • El pasaje del Evangelio que leemos hoy está inserto en el «discurso de despedida y es motivo de consuelo para los discípulos que quedarán sin el Maestro, y también garantía de que sus vidas unidas a la de Jesús, tienen un sentido de eternidad. La confianza en Dios pasa necesariamente por Jesús.
  • Jesús ha revelado al Padre fundamentalmente en sus obras, y la obra de Jesús, que es exactamente la del Padre, es la de dar vida, así que verdad y vida, se convierten para el discípulo en la mejor herencia de su Maestro.
  • Si como discípulos lo sabemos discernir, hay garantía de una vida que se prolonga más allá de la muerte. Si el proyecto de Jesús, su Evangelio como Camino, lo recorremos como Él mismo lo recorrió; si la Verdad de Jesús la proclamamos, como Él la proclamó; si la Vida que es Jesús, la vivimos como Él vivió; se puede decir que la vida traspasa las murallas de la muerte.
  • «Frente a la muerte, el enigma de la condición humana alcanza su cumbre»(Gs, 18). Aparecen así las dos posiciones alternativas. Por un lado, el que la muerte es el punto de arranque y el argumento clave de todas las religiones y, por el lado opuesto, el que la muerte cierra el paso a todo y  aquí se acaba todo: el hombre es un ser para la muerte, una pasión inútil, carne de un ciego destino.
  • Ya que el misterio total del hombre sólo  alcanza a vislumbrarse desde el misterio de Cristo, el enigma tremendo de nuestra muerte sólo podrá ser iluminado desde la suya, asumida libre y amorosamente por nosotros y por nuestra salvación; superada luego por el poder de Dios con su resurrección gloriosa; anticipo y prenda a su vez de nuestra propia resurrección. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde tu aguijón?, se preguntará san Pablo (1 Cor. 15, 55).
  • Entre los cristianos suelen haber ciertas dudas sobre el más allá. Hay muchos de  los que  creen en Dios y en Jesucristo que declaran no creer en la supervivencia, en la resurrección, en el cielo o en el infierno.
  • ¿Entonces, para qué creer? La respuesta válida sigue siendo la de San Pablo: «Si Cristo no ha resucitado vana es nuestra fe».
  • Es posible que muchos se conformen con sentir en su vida la protección de Dios y que piensen que, a pesar de todo, es  provechoso para el hombre vivir en el amor y en el temor de Dios; también es posible que a otros les baste con que Jesús de Nazaret sea para ellos un buen ejemplo humano y sólo de ese modo lo vean como modelo para los mortales.
  • Esa experiencia de la salvación es pobre, incompleta e insuficiente. La plena y definitiva, la que Dios nos ofrece, es eterna y alcanza su plenitud al final de nuestro recorrido; porque «la vida no termina, se transforma», por nuestra participación en la resurrección de Jesucristo.
  • Dios es un Dios de vida y de vivos, no un Dios de muerte. Hoy es un día para la esperanza. Si la muerte ha sido vencida, ¿Qué nos puede hacer temblar? Nada. Si vencer la muerte es posible -ha sido realidad ya en Jesucristo- ningún horizonte está cerrado. Para quien sepa ponerse confiadamente en manos de Dios, habrá desaparecido toda esclavitud, toda opresión, toda muerte. Y todo esto nos llevará a vivir en verdadera y continua esperanza que nos lleva a trabajar con toda confianza por ese mundo nuevo, distinto, en paz, en armonía y fraternidad que todos queremos.
  • Hoy es también la fiesta de los fieles difuntos. Es continuación y complemento de la de ayer. Junto a todos los santos ya gloriosos, queremos celebrar la memoria de nuestros difuntos. Muchos de ellos formarán parte, sin duda, de esa «inmensa multitud» que celebrábamos ayer. Pero hoy no queremos evocar su memoria en cuanto «santos»  sino en cuanto difuntos.
  • Es un día para presentar ante el Señor la memoria de todos nuestros familiares y amigos o conocidos difuntos. Las palabras de Agustín se hacen parte de nuestra oración: “Aquellos que nos han dejado no están ausentes, sino invisibles. Tienen sus ojos llenos de gloria, fijos en los nuestros, llenos de lágrimas”.

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué sentimientos suscita en mí el pensamiento acerca de la muerte?
  • ¿Cómo ilumina la fe el dolor frente a la muerte?
  • ¿Experimento la muerte como un paso necesario o cómo una tragedia irremediable?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Creo Señor en la Vida Eterna

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Como el grano de trigo

El tronco de la vid, una vez plantado en tierra, da fruto al llegar el tiempo. Igualmente ocurre con el grano de trigo que después de caer en tierra y haber muerto en ella (Jn 12,24), resurge multiplicado por el Espíritu Santo que sostiene todas las cosas. Seguidamente, gracias al tino del viñador, viene el uso que de él hacen los hombres; después, recibiendo la Palabra de Dios, se convierte en eucaristía, es decir, en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

De la misma manera nuestros cuerpos, alimentados por la eucaristía, después de haber sido depositados en tierra y haberse disuelto en ella, a su tiempo resucitarán, cuando el Verbo de Dios les concederá la gracia de la resurrección «para gloria de Dios Padre» (Flp 2,11). Porque el Padre procurará la inmortalidad a lo que es mortal y la incorruptibilidad a lo que es perecedero (1Co 15,53), porque la fuerza de Dios se manifiesta en la debilidad (2Co 12,9).

En estas condiciones nos guardaremos muy mucho de enorgullecernos, de levantarnos contra Dios aceptando pensamientos ingratos, como si fuera por nuestras propias fuerzas que tenemos vida. Por el contrario, sabiendo por experiencia que es gracias a su grandeza… que tenemos el poder de vivir para siempre, no nos alejaremos del pensamiento correcto sobre Dios y sobre nosotros mismos. Sabremos qué poder posee Dios y los beneficios que recibimos de él. No nos equivocaremos sobre la concepción que hemos de tener de Dios y del hombre. Por otra parte…, si odios permite nuestra disolución en la tierra, ¿no será precisamente para que, instruidos sobre todas estas cosas, de ahora en adelante estemos más atentos a todo, no desconociendo ni a Dios ni a nosotros mismos?… Si la copa y el pan, por la Palabra de Dios, pasan a ser eucaristía, ¿cómo pretender que la carne es incapaz de recibir la Vida eterna?…

San Ireneo de Lión (hacia 130-hacia 208), obispo, teólogo y mártir

Contra las herejías, V, 2,3

PARA REZAR

Oración por los Difuntos

Dios, Nuestro Creador y Redentor,

con tu poder Cristo conquistó la muerte

y volvió a Ti glorioso.
Que todos tus hijos que nos han precedido

en la fe (especialmente N…) participen

de su victoria.

En esta vida Tú les demostraste tu gran amor;
y ahora que ya están libres de toda preocupación,
concédeles la felicidad y la paz eterna.
Su vida terrena ha terminado ya;
recíbelos ahora en el paraíso,
en donde ya no habrá dolores, ni lágrimas ni penas,
sino únicamente paz y alegría con Jesús, tu Hijo,
y con el Espíritu Santo para siempre.

Dales, Señor, el descanso eterno.
Brille para ellos la luz perpetua.
Descansen en paz.
Amén.

María, Madre de Dios, y Madre de misericordia,

ruega por nosotros y por todos los que han muerto

en el regazo del Señor.
Amén.

VIERNES XXX

Hacer el bien en todo tiempo

Principio de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Roma 9,1-5

Hermanos:

Digo la verdad en Cristo; mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo, me asegura que no miento. Siento una gran pena y un dolor incesante en mi corazón, pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo.

Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según la carne, nació el Mesías, el que está por encima de todo: Dios bendito por los siglos. Amén.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 147

Glorifica al Señor, Jerusalén.

Glorifica al Señor, Jerusalén;

alaba a tu Dios, Sión:

que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,

y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.

Ha puesto paz en tus fronteras,

te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,

y su palabra corre veloz. R.

Anuncia su palabra a Jacob,

sus decretos y mandatos a Israel;

con ninguna nación obró así,

ni les dio a conocer sus mandatos. R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   14, 1-6

Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Delante de él había un hombre enfermo de hidropesía.

Jesús preguntó a los doctores de la Ley y a los fariseos: « ¿Está permitido curar en sábado o no?» Pero ellos guardaron silencio.

Entonces Jesús tomó de la mano al enfermo, lo curó y lo despidió. Y volviéndose hacia ellos, les dijo: «Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su hijo o su buey, ¿acaso no lo saca en seguida, aunque sea sábado?»

A esto no pudieron responder nada.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Pablo dedica tres capítulos, a manifestar el dolor que siente por la obstinación de su pueblo Israel y a reflexionar sobre su futuro.
  • Él se siente judío y desearía que todos sus «hermanos de raza y sangre», hubieran aceptado a Cristo, como él lo ha hecho.
  • Pablo reconoce que Israel tiene valores muy ricos: «la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas». De ese pueblo ha nacido el Mestas, Jesús. ¿Cómo puede ser que no le hayan aceptado?
  • Pablo, allí donde iba, predicaba primero en las sinagogas, a los judíos, los herederos primeros de la promesa, y sólo cuando allí era rechazado pasaba a predicar a los paganos.
  • Pablo sufre. No con un dolor personal, sino por la salvación del mundo. ¡Un auténtico misionero!

***

  • Otra curación en sábado. Hoy es con un hombre aquejado del mal de la hidropesía, la acumulación de líquido en su cuerpo.
  • Uno de los 39 trabajos que se prohibían en sábado era el de curar. Una reglamentación que impida ayudar al que está en necesidad, no puede venir de Dios. La Ley que algún día los constituyó como pueblo libre y autónomo, era convertida en instrumento de esclavitud y dominación.
  • El hecho milagroso se cuenta con pocos detalles porque lo fundamental es el diálogo que mantiene Jesús con sus adversarios sobre el sentido del sábado: vuelve a repetir que la mejor manera de honrar este día santo, es ejercer la caridad con los necesitados. Jesús les reprocha que cuando se pone en juego su interés personal, pueden aplicar más benignamente la ley. Si para ayudar a un animal de su propiedad pueden quedar eximidos del cumplimiento de la ley del descanso, cuánto más si se trata de ayudar a un enfermo.
  • Jesús pone a la persona humana por encima de las leyes absurdas de aquel entonces. Pareciera ser que durante toda la semana no hace grandes cosas y reserva sus manifestaciones de liberación especialmente, para los días sábados en los que todo estaba prohibido. Cura, perdona y libera a quienes se encuentra en su camino y como conoce la dureza del corazón de sus perseguidores, les cuestiona sobre la veracidad de su cumplimiento, cuando se ponen en juego sus intereses, para que descubran que el proyecto de Dios está muy por encima de ellos y de cualquier mezquindad humana.
  • Dar culto a Dios, en este sentido, no es sólo arrodillarnos ante Él, sino además, identificarnos con Cristo que, como Buen Pastor, salió al encuentro de la oveja descarriada y herida, empobrecida y hambrienta, enseñándonos, así, que también nosotros tenemos que dar culto a Dios amando como el Señor nos ha amado y enseñado, que Él no descansó, sentándose en la Gloria de su Padre, sino que trabajó y se esforzó hasta dar su Vida, para liberarnos de todo tipo de esclavitud.
  • Ante el sufrimiento, ante la pobreza, ante las injusticias, ante el pecado, no podemos pasar de largo dejando a quien lo padece hundido en su mal. No podemos dejar para mañana, el hacer el bien a quien hoy lo reclama, porque lo necesita. Cada día debemos ser la Iglesia de Cristo que no sólo anuncia el Nombre de Dios, sino que, además, sirve con gran amor a los que sufren.
  • Los cristianos somos testigos del Memorial de la Pascua de Cristo, no sólo porque contemplamos agradecidos el amor que Dios nos tiene, sino porque el encuentro con el Señor Resucitado, nos ha llenado de su amor y nos ha enviado para que hagamos nosotros, lo mismo que Él ha hecho por nosotros y en nosotros. Igual que Cristo; no pasemos de largo ante el dolor, ante el sufrimiento, ante la pobreza de nuestros hermanos y, si es necesario, “amemos hasta que nos duela”, con tal de que recobren su dignidad y alcancen su salvación en Cristo.

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué lugar le doy a la ley?
  • ¿La manejo según mi conveniencia?
  • ¿Qué leyes rigen mi vida?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Dame tu libertad de amor, Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

El sábado se hizo para el hombre (Mc 2,27)

…”Al acabar la obra de toda la creación, el «shabbat», el séptimo día bendecido y consagrado por Dios, se une inmediatamente a la obra del sexto día en el que Dios hizo al hombre «a su imagen y semejanza» (Gn 1,26). Este lazo tan estrecho entre el «día del Señor» y el «día del hombre» no se les escapó a los Padres cuando meditaron sobre el relato bíblico de la creación. Ambrosio dice referente a él: «Doy gracias al Señor nuestro Dios, que ha hecho una obra tal en la que pueda descansar. Ha hecho el cielo, pero no leo que descansara; hizo la tierra, pero no leo que descansara; hizo el sol, la luna y las estrellas, y tampoco allí no leo que descansara, pero leo que hizo al hombre y que entonces sí descansó teniendo a alguien a quien perdonar sus pecados». Así, el «día del Señor» estará para siempre unido directamente al hombre».

Cuando el mandamiento de Dios dice: «Te acordarás del día del sábado para santificarlo» (Ex 20,8), la pausa ordenada para honorar el día que le es consagrado no es de ninguna manera un mandamiento agobiante para el hombre, sino más bien una ayuda que le permite reconocer la dependencia vital i liberadora respecto al Creador, así como su vocación a colaborar a su obra y acoger  su gracia. Honorando el «descanso» de Dios, el hombre se redescubre plenamente a sí mismo; así el día del Señor se revela profundamente marcado por la bendición divina (Gn 2,3), y, gracias a ella, se podría decir, dotado como los animales y los hombres de una especie de «fecundidad» (Gn 1,22.28). Esta fecundidad se expresa, sobre todo, en lo que el sabbat revive y, en un sentido, «multiplica» al mismo tiempo, haciendo crecer en el hombre, por la memoria del Dios viviente, el gozo de vivir y el deseo de promover y dar vida”… 

                                                             San Juan Pablo II – Carta apostólica – Dies Domini 61

PARA REZAR

Un pobre ha gritado,

y en seguida se levanta Jesús a curarlo:

el Reino es gracia,

porque Dios tiene corazón.

Por los enfermos, los débiles y los que están solos,

por los que viven duramente cada día,

Pidamos al Señor de los pobres.

por los humillados sin voz,

Por los que están aplastados,

por una ley que debería defenderlos,

Por los que son víctimas del orden establecido,

pidamos al dios de las misericordias.

Por todos los hijos perdidos, por los pobres en virtud,

por aquellos a los que nadie tiende

una mano compasiva y fraterna,

pidamos al Señor de la ternura.

SÁBADO XXX

El que se humilla será ensalzado

Lectura de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Roma    11, 1-2a. 11-12. 25-29

Hermanos:

¿Dios habrá rechazado a su Pueblo? ¡Nada de eso! Yo mismo soy israelita, descendiente de Abraham y miembro de la tribu de Benjamín. Dios no ha rechazado a su Pueblo, al que eligió de antemano.

Yo me pregunto entonces: ¿El tropiezo de Israel significará su caída definitiva? De ninguna manera. Por el contrario, a raíz de su caída, la salvación llegó a los paganos, a fin de provocar los celos de Israel.

Ahora bien, si su caída enriqueció al mundo y su disminución a los paganos, ¿qué no conseguirá su conversión total?

Hermanos, no quiero que ignoren este misterio, a fin de que no presuman de ustedes mismos: el endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que haya entrado la totalidad de los paganos. Y entonces todo Israel será salvado, según lo que dice la Escritura: De Sión vendrá el Libertador. El apartará la impiedad de Jacob. Y esta será mi alianza con ellos, cuando los purifique de sus pecados.

Ahora bien, en lo que se refiere a la Buena Noticia, ellos son enemigos de Dios, a causa de ustedes; pero desde el punto de vista de la elección divina, son amados en atención a sus padres. Porque los dones y el llamado de Dios son irrevocables.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 93, 12-13a. 14-15. 17-18

R.        El Señor no abandona a su pueblo.

Feliz el que es educado por ti, Señor,

aquel a quien instruyes con tu ley,

para darle un descanso después de la adversidad.  R.

Porque el Señor no abandona a su pueblo

ni deja desamparada a su herencia:

la justicia volverá a los tribunales

y los rectos de corazón la seguirán.  R.

Si el Señor no me hubiera ayudado,

ya estaría habitando en la región del silencio.

Cuando pienso que voy a resbalar,

tu misericordia, Señor, me sostiene.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   14, 1. 7-11

Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola:

«Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: «Déjale el sitio», y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.

Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: «Amigo, acércate más», y así quedarás bien delante de todos los invitados. Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Pablo sigue la reflexión sobre la suerte de su pueblo y la pena que le da su obstinación contra Cristo, pero está convencido de que Dios sigue siendo fiel a sus promesas.
  • Dios ama a aquellos que no le aman. Dios no rechaza a nadie.
  • Pablo alude al «hecho histórico» del rechazo de los judíos que lo ayudó a no encerrarse en el mundo judío e ir a los paganos. Expulsado de la sinagoga y de la comunidad judía, se halló casi obligado a dirigirse a los paganos.
  • Así el rechazo de la fe de los judíos, lejos de contradecir el amor salvador de Dios por todos los hombres, es una ilustración concreta de ese amor universal.
  • Nos salvamos «por pura misericordia». Los dones de Dios son «irrevocables».

***

  • Tener prestigio era muy importante en Israel. Tenía tanto valor y categoría como la riqueza y el poder. Entre los líderes populares, maestros y todos aquellos que no tenían riquezas, ni poder político, la única manera de ser alguien importante, era el camino de la buena fama. Por eso, en las fiestas y en las comidas buscaban los primeros puestos, para hacerse notar entre los invitados. Esto hacía que entre los aspirantes a ser Maestros de la Ley, u hombres famosos se diera una competencia descarnada.
  • En el marco de una cena, Jesús sugiere que el ocupar los primeros puestos en los banquetes y en las asambleas, el ser saludados en las plazas no es el modo de ser el más importante; siempre existe la posibilidad que alguien por uno u otro motivo, tenga mayores méritos que uno y sea reconocido.
  • Los fariseos y sus seguidores seguramente pensarían que delante de Dios, ocuparían el primer lugar. Con esta parábola, Jesús les está diciendo a los que se creen con derecho a ocupar el primer puesto, porque dedicaron su vida a cumplir preceptos externos y a mostrarse delante de todos; lo que Dios hará exactamente. Los «primeros puestos» en el reino, están reservados para quienes como Jesús, empeñaron su vida y sus fuerzas en construir el reino atendiendo a los pobres y menesterosos.
  • Al relatar esa escena, Lucas pensaba en las “asambleas eucarísticas”, donde, en su tiempo surgían dificultades entre clases sociales. Santiago y san Pablo, se encontraban con esos mismos problemas en sus comunidades.
  • Jesús exhorta a sus discípulos a no entrar en el juego de las apariencias. La verdadera grandeza del hombre, del ser humano no está en el prestigio, en aparecer como persona destacada, en pertenecer a un nivel social alto. La grandeza del ser humano está en el servicio permanente y desinteresado a los demás. La mayor «gloria de Dios es que el hombre viva».
  • Todos los discípulos de Jesús, por el solo hecho de su profesión de fe, ocupamos en el mundo un lugar que nos expone a la tentación de  encontrar en nuestra fe, el motivo de una diferencia y desmedido orgullo. Todos podemos ser de esos fariseos que buscan un lugar de reconocimiento. Se mantiene en pie que las advertencias de Jesús, se refieren sobre todo a aquellos que, por sus responsabilidades, destacan en el seno de la comunidad.
  • Los discípulos de Jesús tenemos que ser conscientes de nuestra debilidad y de la única y total soberanía de Dios y de su enviado Jesucristo. Por eso necesitamos estar alertas ante la gran tentación que el Maestro denuncia en los fariseos: ostentar, vanagloriarse, buscar ser servidos en lugar de servir.
  • Somos un pueblo de hermanos con un Padre, un único Señor y Maestro que se anonadó totalmente tomando la condición de esclavo para servirnos desde la entrega total. De Jesucristo aprendemos a vivir la libertad; no buscando lugares de relieve, sino siendo servidores unos de otros, encontrando en esto la dignidad más grande.
  • En la vida del reino sólo podrá ser grande quien se haga pequeño, sólo podrá ser maestro quien se sienta discípulo del único Maestro, padre quien se sienta hijo del único Padre, jefe quien se sienta seguidor del único Señor. Y todo esto se hace verdad real no por la designación de cargos, sino por el ejercicio de vivir como hermanos.

PARA DISCERNIR

  • ¿Experimento en la humildad un camino de santidad?
  • ¿Me cuesta negarme a mí mismo?
  • ¿He podido doblegar mi orgullo y la búsqueda de gloria personal?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Dame un corazón humilde

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«El que se humilla será enaltecido»

…La humildad no consiste sólo en desconfiar de nosotros mismos, sino también en confiar en Dios; la desconfianza en nosotros y en nuestras propias fuerzas produce la confianza en Dios, y de esta confianza nace la generosidad de espíritu. La santísima Virgen, nuestra Señora, nos ha dado un ejemplo muy remarcable a este respecto cuando pronuncia estas palabras: «Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra» (Lc. 1,38). Al decir que es la esclava del Señor hace el acto de humildad más grande que jamás se pueda hacer, de tal manera que opone a las alabanzas que le dice el ángel –que será madre de Dios, que el niño que saldrá de su seno será llamado Hijo del Altísimo, la dignidad máxima que jamás se haya podido imaginar- digo, que opone a todas estas alabanzas y grandezas su bajeza e indignidad diciendo que es la esclava del Señor. Pero notad bien que después de haber hecho este deber de humildad, seguidamente hace un acto de generosidad muy grande, diciendo: «Hágase en mí según tu palabra».

Es verdad, quería decir, que no soy, de ninguna manera, capaz de esta gracia teniendo en cuenta lo que soy por mí misma, pero en tanto que lo que en mí hay de bueno es de Dios y lo que tú me dices es su santísima voluntad, creo que esto se puede hacer y se hará; y sin dudar en absoluto, dice: «Hágase en mí según tu palabra»…

San Francisco de Sales (1567-1622), obispo de ginebra y doctor de la Iglesia

Conversación 5

PARA REZAR

Letanías de la Humildad

-Jesús manso y humilde de Corazón,…Óyeme.

-Del deseo de ser estimado,…Líbrame Jesús

-Del deseo de ser alabado,
-Del deseo de ser honrado,
-Del deseo de ser aplaudido,
-Del deseo de ser preferido a otros,
-Del deseo de ser consultado,
-Del deseo de ser aceptado,
-Del temor de ser humillado,
-Del temor de ser despreciado,
-Del temor de ser reprendido,
-Del temor de ser calumniado,
-Del temor de ser olvidado,
-Del temor de ser puesto en ridículo,
-Del temor de ser injuriado,
-Del temor de ser juzgado con malicia,

-Que otros sean más estimados que yo,…Jesús dame la gracia de desearlo


-Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse,
-Que otros sean alabados y de mí no se haga caso,
-Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil,
-Que otros sean preferidos a mí en todo,
-Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda.

Cardenal Merry del Val

Por Mari