PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del profeta Jeremías      23, 1-6

«¡Ay de los pastores que pierden y dispersan el rebaño de mi pastizal!» -oráculo del Señor-.

Por eso, así habla el Señor, Dios de Israel, contra los pastores que apacientan a mi pueblo: «ustedes han dispersado mis ovejas, las han expulsado y no se han ocupado de ellas. Yo, en cambio, voy a ocuparme de ustedes, para castigar sus malas acciones» -oráculo del Señor-.

«Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas, de todos los países adonde las había expulsado, y las haré volver a sus praderas, donde serán fecundas y se multiplicarán. Yo suscitaré para ellas pastores que las apacentarán; y ya no temerán ni se espantarán, y no se echará de menos a ninguna» -oráculo del Señor-.

«Llegarán los días -oráculo del Señor- en que suscitaré para David un germen justo; él reinará como rey y será prudente, practicará la justicia y el derecho en el país. En sus días, Judá estará a salvo e Israel habitará seguro. Y se lo llamará con este nombre: «El Señor es nuestra justicia.»»

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6 (R.: 1)

R.        El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.

El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.

El me hace descansar en verdes praderas,

me conduce a las aguas tranquilas

y repara mis fuerzas.  R. 

Me guía por el recto sendero,

por amor de su Nombre.

Aunque cruce por oscuras quebradas,

no temeré ningún mal,

porque tú estás conmigo:

tu vara y tu bastón me infunden confianza.  R. 

Tú preparas ante mí una mesa,

frente a mis enemigos;

unges con óleo mi cabeza

y mi copa rebosa.  R. 

Tu bondad y tu gracia me acompañan

a lo largo de mi vida;

y habitaré en la Casa del Señor,

por muy largo tiempo.  R. 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Efeso    2, 13-18

Hermanos:

Ahora, en Cristo Jesús, ustedes, los que antes estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo.

Porque Cristo es nuestra paz: él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba, y aboliendo en su propia carne la Ley con sus mandamientos y prescripciones.

Así creó con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz, y los reconcilió con Dios en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, destruyendo la enemistad en su persona.

Y él vino a proclamar la Buena Noticia de la paz, paz para ustedes, que estaban lejos, paz también para aquellos que estaban cerca. Porque por medio de Cristo, todos sin distinción tenemos acceso al Padre, en un mismo Espíritu.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 6, 30-34

Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

El les dijo: «Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco.» Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.

Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ellos, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Jeremías es consciente de que el desorden, la situación de injusticia y el desplazamiento que tiene que soportar y sufrir el pueblo, se debe a los mandatarios que no han sabido gobernar en función del bien público sino en función de sus intereses personales y de clase, por eso han fracasado como gobernantes y es necesario entonces que Dios suscite nuevos pastores.

***

  • A Pablo le tocó enfrentar el problema cultural en la Iglesia primitiva entre cristianos judaizantes y gentiles, y luchó hasta conseguir que los gentiles fueran admitidos también dentro de la comunidad cristiana. En Cristo Jesús desaparecen todo antagonismo y toda situación de injusticia que hace que hombres y mujeres de la misma cultura y de culturas diferentes, no se entiendan entre sí. Cristo hizo de los dos ámbitos: judíos y gentiles, uno solo y destruyó por medio de su carne la enemistad.

***

  • En la época de Jesús los jefes políticos y religiosos dispersaban cada vez más al pueblo. El régimen político, militar y económico impuesto por Roma era una carga que pesaba sobre el pueblo. El régimen tributario era demasiado minucioso y había que cumplir con el diezmo para el templo. La situación económica era crítica. Muchos se encuentran marginados del templo, han sido desplazados de allí por no cumplir con las normas rituales de purificación.
  • Los discípulos han llegado de su labor apostólica a contarle a Jesús todo lo que les había pasado, Jesús entonces los invita a descansar en un lugar apartado pero cuando llegan allí fue imposible porque una gran multitud ya estaba en el lugar esperándolos. Jesús siente compasión de la multitud porque andaban como ovejas sin pastor y se pone a enseñarles.
  • Es la misma compasión que siente antes de cada milagro o curación. Siente compasión cuando ve la multitud hambrienta. Siente compasión cuando cura a los ciegos. Compasión que no es lástima, clemencia, o piedad. Compasión que es compartir la misma pasión, el mismo sentir, el mismo dolor, porque se siente con las entrañas. No se siente desde “arriba”, desde el poder, sino desde abajo, desde el mismo sufrimiento, desde la misma angustia. De allí nace el milagro y la actitud samaritana y el amor del padre ante el hijo perdido.
  • La pasión por el Reino es la que le consume el tiempo y la vida. Para esto ha venido. Sólo quien ha andado en la vida motivado por una causa entiende estas actitudes de Jesús que no siente hambre ni fatiga por andar haciendo aquello que está en su corazón y da sentido a su vida.
  • Dios, en Jesús, cuida a su pueblo. Dios promete a su pueblo que le dará pastores que realmente lo guíen por los caminos de la paz, la justicia y la libertad.
  • Si los jefes dispersan, Jesús tiene la capacidad de reunir. La compasión en Jesús es una actitud movilizadora, que llena su existencia y lo conduce a colocar el servicio al otro, al pobre, al marginado, por encima de todas las cosas. La mirada compasiva desata lo más propio de la vida del pastor: Dar la vida.
  • El amor y la preocupación compasiva de los cristianos es una respuesta de agradecimiento a Dios por los cuidados que Él nos brinda. El inmerecido amor de Dios anunciado para todo el mundo en el Evangelio de Jesucristo es nuestra razón para solidarizarnos con nuestro vecino en su necesidad y a reconocer que todos debemos ser “pastores compasivos” de todos.
  • Jesús respondió con amor a las personas que estaban enfermas, solas, quebradas, marginadas y desesperanzadas sin considerar sus méritos. De esa misma manera nosotros somos llamados a “ser Cristos” para todos aquellos que sufren en el cuerpo o en el alma con sus “mismos sentimientos”. Nuestra fe nos llama a compadecernos, a aceptar y a servir gratuitamente como expresión de que el reino ha comenzado.
  • Nuestro camino de fe es una llamada a acoger el don de entrar en la mirada compasiva de Jesucristo como un estilo de vida que nos lleva a contemplar al Jesús que mira a la gente, que me mira a mí y al mundo con todas sus vicisitudes; contemplarlo en el Evangelio, en la oración silenciosa, en la vida de las personas. Al contemplar a Jesucristo, Él nos irá regalando su mirada para responder creativa y amorosamente a las necesidades de nuestros hermanos

PARA DISCERNIR

  • ¿El trabajo a favor de los pobres y de los que sufren es una prioridad irrenunciable de mi vida de fe?
  • ¿Me siento llamado a prolongar el amor Jesús en la historia especialmente con los pobres?
  • ¿Puedo contemplar y descubrir el rostro de Cristo, en el rostro de aquellos con los que Él mismo ha querido identificarse?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Caritas in Veritate – Benedicto  XVI

Por esta estrecha relación con la verdad, se puede reconocer a la caridad como expresión auténtica de humanidad y como elemento de importancia fundamental en las relaciones humanas, también las de carácter público. Sólo en la verdad resplandece la caridad y puede ser vivida auténticamente. La verdad es luz que da sentido y valor a la caridad. Esta luz es simultáneamente la de la razón y la de la fe, por medio de la cual la inteligencia llega a la verdad natural y sobrenatural de la caridad, percibiendo su significado de entrega, acogida y comunión. Sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo. El amor se convierte en un envoltorio vacío que se rellena arbitrariamente. Éste es el riesgo fatal del amor en una cultura sin verdad. Es presa fácil de las emociones y las opiniones contingentes de los sujetos, una palabra de la que se abusa y que se distorsiona, terminando por significar lo contrario. La verdad libera a la caridad de la estrechez, de una emotividad que la priva de contenidos relacionales y sociales, así como de un fideísmo que mutila su horizonte humano y universal. En la verdad, la caridad refleja la dimensión personal y al mismo tiempo pública de la fe en el Dios bíblico, que es a la vez «Agapé» y «Lógos»: Caridad y Verdad, Amor y Palabra.

4. Puesto que está llena de verdad, la caridad puede ser comprendida por el hombre en toda su riqueza de valores, compartida y comunicada. En efecto, la verdad es «lógos» que crea «diá-logos» y, por tanto, comunicación y comunión. La verdad, rescatando a los hombres de las opiniones y de las sensaciones subjetivas, les permite llegar más allá de las determinaciones culturales e históricas y apreciar el valor y la sustancia de las cosas. La verdad abre y une el intelecto de los seres humanos en el lógos del amor: éste es el anuncio y el testimonio cristiano de la caridad. En el contexto social y cultural actual, en el que está difundida la tendencia a relativizar lo verdadero, vivir la caridad en la verdad lleva a comprender que la adhesión a los valores del cristianismo no es sólo un elemento útil, sino indispensable para la construcción de una buena sociedad y un verdadero desarrollo humano integral. Un cristianismo de caridad sin verdad se puede confundir fácilmente con una reserva de buenos sentimientos, provechosos para la convivencia social, pero marginales. De este modo, en el mundo no habría un verdadero y propio lugar para Dios. Sin la verdad, la caridad es relegada a un ámbito de relaciones reducido y privado. Queda excluida de los proyectos y procesos para construir un desarrollo humano de alcance universal, en el diálogo entre saberes y operatividad.

5. La caridad es amor recibido y ofrecido. Es «gracia» (cháris). Su origen es el amor que brota del Padre por el Hijo, en el Espíritu Santo. Es amor que desde el Hijo desciende sobre nosotros. Es amor creador, por el que nosotros somos; es amor redentor, por el cual somos recreados. Es el Amor revelado, puesto en práctica por Cristo (cf. Jn 13,1) y «derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo» (Rm 5,5). Los hombres, destinatarios del amor de Dios, se convierten en sujetos de caridad, llamados a hacerse ellos mismos instrumentos de la gracia para difundir la caridad de Dios y para tejer redes de caridad.

La doctrina social de la Iglesia responde a esta dinámica de caridad recibida y ofrecida. Es «caritas in veritate in re sociali», anuncio de la verdad del amor de Cristo en la sociedad. Dicha doctrina es servicio de la caridad, pero en la verdad. La verdad preserva y expresa la fuerza liberadora de la caridad en los acontecimientos siempre nuevos de la historia. Es al mismo tiempo verdad de la fe y de la razón, en la distinción y la sinergia a la vez de los dos ámbitos cognitivos. El desarrollo, el bienestar social, una solución adecuada de los graves problemas socioeconómicos que afligen a la humanidad, necesitan esta verdad. Y necesitan aún más que se estime y dé testimonio de esta verdad. Sin verdad, sin confianza y amor por lo verdadero, no hay conciencia y responsabilidad social, y la actuación social se deja a merced de intereses privados y de lógicas de poder, con efectos disgregadores sobre la sociedad, tanto más en una sociedad en vías de globalización, en momentos difíciles como los actuales.

PARA REZAR

Jesús, hermano,
nos enseñaste
a vivir con el corazón
abierto a los demás.
Sintiendo con el otro,
acercándose a su lado,
padeciendo con sus problemas,
buscando las soluciones
para una vida mejor para todos.

Ayúdanos a vivir la compasión
y haznos vivir con pasión
por los otros,
construyendo el Reino
con nuestras palabras y actos.

Amén

Lectura del Cantar de los Cantares          3, 1-4a

Así habla la esposa:

En mi lecho, durante la noche, busqué al amado de mi alma. ¡Lo busqué y no lo encontré! Me levantaré y recorreré la ciudad; por las calles y las plazas, buscaré al amado de mi alma. ¡Lo busqué y no lo encontré!

Me encontraron los centinelas que hacen la ronda por la ciudad: « ¿Han visto al amado de mi alma?» Apenas los había pasado, encontré al amado de mi alma.

Palabra de Dios.

O bien:

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Corinto 5, 14-17

Hermanos:

El amor de Cristo nos apremia, al considerar que si uno solo murió por todos, entonces todos han muerto. Y él murió por todos, a fin de que los que viven no vivan más para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

Por eso nosotros, de ahora en adelante, ya no conocemos a nadie con criterios puramente humanos; y si conocimos a Cristo de esa manera, ya no lo conocemos más así.

El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9 (R.: 2b)

R.        Mi alma tiene sed de ti, Señor, Dios mío.

Señor, tú eres mi Dios,

yo te busco ardientemente;

mi alma tiene sed de ti,

por ti suspira mi carne

como tierra sedienta, reseca y sin agua.  R.

Sí, yo te contemplé en el Santuario

para ver tu poder y tu gloria.

Porque tu amor vale más que la vida,

mis labios te alabarán.  R.

Así te bendeciré mientras viva

y alzaré mis manos en tu Nombre.

Mi alma quedará saciada

como con un manjar delicioso,

y mi boca te alabará

con júbilo en los labios.  R.

Veo que has sido mi ayuda

y soy feliz a la sombra de tus alas.

Mi alma está unida a ti,

tu mano me sostiene,  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Juan     20, 1-3. 11-18

El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»

María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?»

María respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.»

Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.

Jesús le preguntó: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?»

Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo.»

Jesús le dijo: « ¡María!»

Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: « ¡Raboní!», es decir «¡Maestro!»

Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: «Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes».»

María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • María de Magdala fue la primera testigo de la resurrección del Señor. Va al sepulcro muy temprano, siente dolor y tristeza y por eso llora. Corrió hacia el sepulcro para terminar los ritos de la sepultura; pero sobre todo quería reencontrarse con lo que estaba aparentemente perdido. Buscaba, aferrada al recuerdo que la mantiene, sentir la presencia de Aquel a quien había amado. La piedra había dicho la última palabra sellando la puerta del sepulcro, y ahora la encuentra corrida. Se estremece al oír aquella voz familiar y tan querida, y  su corazón, responde con palabras que la razón se niega todavía a pronunciar.
  • El Espíritu revela el único lugar donde Dios habita para siempre, y donde Dios ha elegido tener su morada: el corazón que ama. Ahí se busca a Dios y ahí se le encuentra.
  • María Magdalena nos enseña que el amor es el único camino de la fe. La inolvidable aparición de esa mañana nueva, no atiende más que a esta llamada, y la fe está toda ella en esta respuesta.
  • María se siente transformada por la presencia del Resucitado. Del dolor y del llanto pasa a la alegría. La resurrección debe ser una experiencia que nos transforme, nos haga sentir personas, nos convoque y nos envié a llevar esta buena noticia de vida a todas partes.
  • Confesar que Él es Señor y Dios, es entrar en comunión con Él, y dejar que la Vida, asuma nuestras muertes, nuestras pequeñas muertes de cada día y la muerte última y definitiva. Muertes que por Él, llevan en sí la semilla de una vida sin fin.

PARA DISCERNIR

  • ¿Cómo es mi experiencia de encuentro con el Resucitado?
  • ¿Experimento que me llama por mi nombre a una vida nueva?
  • ¿Siento el impulso  de anunciar su presencia en medio nuestro?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Encontré al amor de mi alma

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Ardía en deseos de Cristo, a quien pensaba que se lo habían llevado

…María Magdalena, cuando llegó al sepulcro y no encontró allí el cuerpo del Señor, creyó que alguien se lo había llevado, y así lo comunicó a los discípulos. Ellos fueron también al sepulcro, miraron dentro y creyeron que era tal como aquella mujer les había dicho. Y dice el evangelio acerca de ellos: Los discípulos se volvieron a su casa. Y añade a continuación: Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando.

Lo que hay que considerar en estos hechos es la intensidad del amor que ardía en el corazón de aquella mujer, que no se apartaba del sepulcro, aunque los discípulos se habían marchado de allí. Buscaba al que no había hallado, lo buscaba llorando y, encendida en el fuego de su amor, ardía en deseos de aquel a quien pensaba que se lo habían llevado. Por esto, ella fue la única en verlo entonces, porque se había quedado buscándolo, pues lo que da fuerza a las buenas obras es la perseverancia en ellas, tal como afirma la voz de aquel que es la Verdad en persona: El que persevere hasta el final se salvará.

Primero lo buscó, sin encontrarlo; perseveró luego en la búsqueda, y así fue como lo encontró; con la dilación, iba aumentando su deseo, y este deseo aumentado le valió hallar lo que buscaba. Los santos deseos, en efecto, aumentan con la dilación. Si la dilación los enfría, es porque no son o no eran verdaderos deseos. Todo aquel que ha sido capaz de llegar a la verdad es porque ha sentido la fuerza de este amor. Por esto dice David: Mi alma tiene sed de Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? Idénticos sentimientos expresa la Iglesia cuando dice, en el Cantar de los cantares: Estoy enferma de amor; y también: Mi alma se derrite.

Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas? Se le pregunta la causa de su dolor con la finalidad de aumentar su deseo, ya que, al recordarle a quién busca, se enciende con más fuerza el fuego de su amor.

Jesús le dice: « ¡María!» Después de haberla llamado con el nombre genérico de «mujer», sin haber sido reconocido, la llama ahora por su nombre propio. Es como si le dijera:

«Reconoce a aquel que te reconoce a ti. Yo te conozco, no de un modo genérico, como a los demás, sino en especial».

María, al sentirse llamada por su nombre, reconoce al que lo ha pronunciado, y, al momento, lo llama: «Rabboni», es decir: «Maestro», ya que el mismo a quien ella buscaba exteriormente era el que interiormente la instruía para que lo buscase.

San Gregorio Magno, Homilía 25 sobre los evangelios (1-2.4-5: PL 76, 1189-1193)

PARA REZAR

Liturgia de las horas

Estaba al alba María,

llamándole con sus lágrimas.

Vino la gloria del Padre

y amaneció el primer día.

Envuelto en la blanca túnica

de su propia luz divina,

la sábana de la muerte

dejada en tumba vacía,

Jesús, alzado, reinaba;

pero ella no lo veía. 

Estaba al alba María,

la fiel esposa que aguarda.

Mueva el Espíritu al aura

en el jardín de la vida.

Las flores huelan la Pascua

de la carne sin mancilla,

y quede quieta la esposa

sin preguntas ni fatiga.

¡Ya está delante el esposo,

venido de la colina! 

Estaba al alba María,

porque era la enamorada.

Amén.

Lectura de la profecía de Miqueas     7, 14-15.18-20

Apacienta con tu cayado a tu pueblo, al rebaño de tu herencia, al que vive solitario en un bosque, en medio de un vergel. ¡Que sean apacentados en Basán y en Galaad, como en los tiempos antiguos! Como en los días en que salías de Egipto, muéstranos tus maravillas.

¿Qué dios es como tú, que perdonas la falta y pasas por alto la rebeldía del resto de tu herencia? El no mantiene su ira para siempre, porque ama la fidelidad.

El volverá a compadecerse de nosotros y pisoteará nuestras faltas. Tú arrojarás en lo más profundo del mar todos nuestros pecados. Manifestarás tu lealtad a Jacob y tu fidelidad a Abraham, como lo juraste a nuestros padres desde los tiempos remotos.

Palabra de Dios.

SALMO     Sal 84, 2-4. 5-6. 7-8 (R.: 8a)

R. ¡Manifiéstanos, Señor, tu misericordia!

Fuiste propicio, Señor, con tu tierra,

cambiaste la suerte de Jacob;

perdonaste la culpa de tu pueblo,

lo absolviste de todos sus pecados;

reprimiste toda tu indignación

y aplacaste el ardor de tu enojo. R.

¡Restáuranos, Dios, salvador nuestro;

olvida tu aversión hacia nosotros!

¿Vas a estar enojado para siempre?

¿Mantendrás tu ira eternamente? R.

¿No volverás a darnos la vida,

para que tu pueblo se alegre en ti?

¡Manifiéstanos, Señor, tu misericordia

y danos tu salvación! R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   12, 46-50

Jesús estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él. Alguien le dijo: «Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte.»

Jesús le respondió: « ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: «Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Esta última página de Miqueas es una mezcla de afirmaciones proféticas y de súplica ante Dios, ensalzando su misericordia. La confianza del profeta se basa en que Dios seguirá siendo fiel a las promesas que había hecho, ya desde Abraham, y que pastoreará al pueblo de su heredad. Pero, sobre todo, se basa en que Dios seguirá haciendo lo que sabe hacer mejor: perdonar.
  • Es un retrato entrañable: «¿qué Dios hay como tú, que perdonas el pecado?… se complace en la misericordia… arrojará a lo hondo del mar todos nuestros delitos».
  • La última palabra de la historia no es nuestro pecado, sino, como nos dice Miqueas, el amor perdonador de Dios. Necesitamos oír esta buena noticia, porque todos somos débiles y nos alegramos del perdón de Dios.
  • Dios deja siempre abierta la puerta a la misericordia.

***

  • El rechazo del Reino por parte de los fariseos hecho en presencia de la multitud, ha puesto de relieve la profundidad que el Reino de Dios, produce en todo hombre. Jesús se dirigirá ahora a todos para invitarlos al discipulado y al seguimiento.
  • En este pasaje todavía Jesús estaba hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron tratando de hablar con Él.
  • Con el término “madre y hermanos” se designa una realidad amplia, que puede englobar la pertenencia a la misma familia, pero también el parentesco entre los miembros de un clan o de una tribu.
  • Jesús dijo: «¿Quién es mi madre?, ¿Quiénes son mis hermanos?», sorprende la pregunta porque todos los que lo conocen, en efecto, saben  que la que está allí es su madre.
  • La pregunta no significa un desprecio de Jesús hacia los suyos: nadie ha amado a su madre mejor que El con un amor fuerte. Pero Jesús quiso poner de relieve la ruptura, que el Reino de los cielos introduce en las relaciones humanas en general, y en la familia de sangre en particular. Aquellos con quienes lo ligan lazos familiares no son los que se hallan “fuera”, sino los que se encuentran con El, a los que puede señalar con la mano, “los discípulos”.
  • Frente a la familia de sangre, se presenta la verdadera familia. De esta forma Jesús señala que el vínculo de sangre derivado de la pertenencia a un mismo hogar, clan o pueblo debe ceder ante otro tipo de vínculo: el que surge del discipulado y del seguimiento. El discípulo es «familiar de Jesús». Jesús ofrece a los hombres la cálida intimidad de su familia. Entre Dios y los hombres ya no hay sólo relaciones de obediencia y sumisión como entre un amo y los subalternos. Con Jesús entramos en la familia de Dios, como sus hermanos y hermanas, como su madre.
  • Este nuevo vínculo se realiza en torno al Padre del cielo que es capaz de crear un nuevo tipo de unidad familiar. Esta nueva unidad surge de la participación en el mismo querer del Padre, en la asimilación de la propia vida al proyecto del Padre.
  • Se trata por tanto, de la constitución de una nueva familia universal de hermanos, hermanas, madre, que le ha sido dada a Jesús por el Padre del cielo.
  • Este es el lazo familiar que debe predominar en la vida del discípulo. La nueva familia de Jesús se realiza en todos aquellos que colocan por encima de todo el beneplácito del Padre, realizado en Jesús y en su mensaje. La característica esencial del discípulo de Jesús: es «hacer la voluntad de Dios».
  • Reconocer en Jesús, al Maestro, Hermano, Servidor y Mesías que implanta el derecho para todos y responde a las esperanzas de todo hombre; y poder descubrir de esta forma el verdadero rostro de Dios escondido en la cotidianeidad de la vida de los hombres, posibilita formar parte de la comunidad que constituye la verdadera familia de Jesús. Entrar en comunión con Dios, haciendo su voluntad es, al mismo tiempo, entrar en comunión con incontables hermanos y hermanas que tratan también, de hacer esa misma voluntad.
  • La invitación se dirige a todo hombre a lo largo del tiempo. El Señor, el Dios de la historia, que es Dios con nosotros hasta el fin de los tiempos, sigue dirigiéndola a todo aquel que está dispuesto a compartir su suerte, entrando en comunión con el Padre y su Palabra hecha carne, y asumiendo gozosamente sus exigencias.

PARA DISCERNIR

  • ¿Tengo experiencia de Dios como salvador, la he compartido con otros?
  • ¿Qué rasgos de mi ser “discípulo” me invita a revisar y convertir esta palabra?
  • ¿Camino en comunión con otros hermanos, la construyo, discierno en comunidad la voluntad del Padre Dios?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Dame un corazón dócil a tu voluntad, Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«El que cumple la voluntad de mi Padre… ese es mi hermano y mi hermana y mi madre»

…La Bienaventurada Virgen, predestinada, junto con la Encarnación del Verbo, desde toda la eternidad, cual Madre de Dios, por designio de la Divina Providencia, fue en la tierra la esclarecida Madre del Divino Redentor, y en forma singular la generosa colaboradora entre todas las criaturas y la humilde esclava del Señor. Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo en el templo al Padre, padeciendo con su Hijo mientras El moría en la Cruz, cooperó en forma del todo singular, por la obediencia, la fe, la esperanza y la encendida caridad en la restauración de la vida sobrenatural de las almas.

Por tal motivo es nuestra Madre en el orden de la gracia.  Y esta maternidad de María perdura sin cesar en la economía de la gracia… Pues una vez recibida en los cielos, no dejó su oficio salvador, sino que continúa alcanzándonos por su múltiple intercesión los dones de la eterna salvación. Con su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo, que peregrinan y se debaten entre peligros y angustias y luchan contra el pecado hasta que sean llevados a la patria feliz. Por eso, la Bienaventurada Virgen en la Iglesia es invocada con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora…

Ninguna criatura puede compararse jamás con el Verbo Encarnado nuestro Redentor; pero así como el sacerdocio de Cristo es participado de varias maneras tanto por los ministros como por el pueblo fiel, y así como la única bondad de Dios se difunde realmente en formas distintas en las criaturas, así también la única mediación del Redentor no excluye, sino que suscita en sus criaturas una múltiple cooperación que participa de la fuente única…

Concilio Vaticano II  – Constitución dogmática sobre la Iglesia « Lumen Gentium » 61-62

PARA REZAR

Escuchar la Palabra

Señor de la Vida,
abre nuestro corazón a tu Palabra.
Queremos anunciar tu Reino
y construirlo con nuestras vidas.
Queremos ser testigos
de tu amor y tu proyecto
para todos.
Ayúdanos a escuchar tu Palabra,
a leer y rezar con la Biblia,
a contemplar la vida y la historia
para descubrir tu propuesta
y caminar hacia Tí.

Tu Señor, que aprendiste
de la mano de María,
la virgen fiel,
enséñanos a seguir su ejemplo.
Maestra de las cosas de Dios,
quien guardaba en su corazón
lo que vivía,
y meditaba en el silencio
lo que iba descubriendo.
María, mujer sencilla,
que no entendía todo
pero se animó a decir sí a todo.
Ella nos enseña
que para vivir la fe
hay que escuchar mucho,
hay que escuchar siempre… (…)

Marcelo A. Murúa

Lectura del libro del profeta Jeremías      1, 1. 4-10

Palabras de Jeremías, hijo de Jilquías, uno de los sacerdotes de Anatot, en territorio de Benjamín. La palabra del Señor llegó a mí en estos términos:

«Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones.»

Yo respondí: « ¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado joven.»

El Señor me dijo: «No digas: «Soy demasiado joven», porque tú irás adonde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene. No temas delante de ellos, porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-.»

El Señor extendió su mano, tocó mi boca y me dijo: «Yo pongo mis palabras en tu boca. Yo te establezco en este día sobre las naciones y sobre los reinos, para arrancar y derribar, para perder y demoler, para edificar y plantar.»

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 70, 1-2. 3-4a. 5-6b. 15ab y 17 (R.: cf. 15)

R.        Mi boca anunciará tu salvación, Señor.

Yo me refugio en ti, Señor,

¡que nunca tenga que avergonzarme!

Por tu justicia, líbrame y rescátame,

inclina tu oído hacia mí, y sálvame.  R.

Sé para mí una roca protectora,

tú que decidiste venir siempre en mi ayuda,

porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.

¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío!  R.

Porque tú, Señor, eres mi esperanza

y mi seguridad desde mi juventud.

En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;

desde el seno materno fuiste mi protector.  R.

Mi boca anunciará incesantemente

tus actos de justicia y salvación.

Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud,

y hasta hoy he narrado tus maravillas.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   13, 1-9

Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas.

Les decía: «El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta. ¡El que tenga oídos, que oiga!»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Jeremías vivió algo más de un siglo después de Amós, Isaías, Miqueas, entre 625 y 586 a.C. fecha de la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor, precedida de varias deportaciones.
  • Este profeta es un hombre sensible, que a causa de su mismo sufrimiento, tiene una vida interior muy marcada. Su vida será un testimonio de la fidelidad, a pesar de que todo parezca venirse abajo.
  • A diferencia de Isaías, en el relato de la vocación de Jeremías, todo resulta más sencillo. No se describe ninguna teofanía y la investidura de la misión no es tan solemne. La vocación se da en el silencio interior, es una palabra íntima, es la convicción de que Dios ha sido el primero en amarlo, y lo ha hecho antes que estuviese en el seno de su madre.
  • Jeremías es tímido, confiesa su debilidad y su incapacidad pero el Señor calmará su miedo asegurándole  que está con él para salvarlo. Así como el Señor alargó su mano y le tocó la boca, de ese modo le asegura que ha puesto sus palabras en su boca.
  • Jeremías será, verdaderamente, el hombre de la «palabra». El será la lengua de aquella comunicación apasionada de Yahvé con su pueblo y con todos los hombres.
  • Le dará autoridad sobre los pueblos y sobre los reinos, para extirpar y destruir, para abatir y derrocar, para reconstruir y plantar.
  • Dios lo constituyó profeta de las naciones, su misión es «universal», a pesar de haber fracasado durante su vida. Pero su influencia crecerá más tarde, y se convertirá en el padre del judaísmo que florecerá pasada la prueba del Exilio.
  • Vive la tensión de querer identificarse plenamente con el Señor dejándose conducir por su Espíritu y, al mismo tiempo, desea con fuerza convivir con los demás hombres y ayudarlos a vivir una existencia realmente buena y justa.
  • A Jeremías, con un corazón hecho para amar, le fue encargado el tremendo papel de derrocar para plantar, transmitiendo mensajes de desgracia y de dolor a los reyes, a los sacerdotes, a los falsos profetas y a todo el pueblo.

***

  • Comienza Mateo con el tercer gran discurso formativo de Jesús a sus discípulos. En este nuevo discurso, Jesús no sólo dice lo que hay que hacer, sino que también les enseña a discernir la voluntad de Dios en cada circunstancia de la vida. 
  • Jesús, en el lenguaje de las parábolas, nos revela su experiencia de Dios, su relación, su intimidad; a la vez que nos introduce en verdaderos ejercicios de discernimiento espiritual, que tratan de captar el acontecer silencioso del Reino, en medio de las circunstancias de la vida, e invitan a realizar una elección correcta de la voluntad de Dios.
  • Con la parábola del sembrador, desde una imagen muy conocida para la gente que lo rodea, revela algo de cada uno, en relación con la Palabra que es Él.
  • Así como el “sembrador” esparce la semilla en la tierra sin escatimar, así también, Jesús anuncia la Palabra confiada por el Padre  a todos, sin distinciones y sin reservas. No busca sembrar en el mejor de los terrenos para asegurarse la mejor de las cosechas. Él ha venido para que todos «tengan vida y la tengan en abundancia». Por eso, no escatima en desparramar puñados generosos de semillas, ya sea «a lo largo del camino», como «entre piedras», o «entre espinos.
  • La imagen del sembrador aparentemente inexperto, proclama la bondad de Dios, quien no tiene límites para ofrecer sus bendiciones.
  • La pequeña porción de semilla que cayó posiblemente en un rincón del terreno, en un trozo de tierra abonada, creció y dio mucho fruto. De modo semejante ocurre con la Palabra anunciada por Jesús, tendrá una fecundidad extraordinaria en quien reconoce en el Evangelio de Jesús, la voluntad del Padre y está dispuesto a acogerla y ponerla en práctica.
  • Dios se ha hecho Palabra, para que pudiéramos entrar en relación con Él, y sigue dirigiéndonos su Palabra a cada uno de nosotros, de manera personal. Esto implica para cada uno, el hacerse a sí mismo “buena tierra”, desde la confianza en la fuerza de la palabra de Jesús, para que esta semilla pueda crecer y dé frutos de vida renovada en la justicia y la misericordia.
  • Aun cuando nos parezca que habla a la muchedumbre, Dios nos tiene presente a cada uno, con nuestra realidad personal; y tiene un proyecto salvífico para cada hombre.
  • Frente al desánimo que sentimos muchas veces cuando todo el esfuerzo que se realiza parece inútil, que se gastan demasiadas fuerzas y que son pocos los resultados, el relato de la parábola presenta una conclusión sorprendente: el terreno fértil, el que acoge generosamente la semilla, produce una cosecha que supera cualquier expectativa razonable. 

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué rasgos de Jeremías  me interpelan en mi seguimiento hoy?
  • ¿Desde dónde hago mis opciones, mis elecciones en la vida? ¿Es la Palabra mi criterio de discernimiento?
  • ¿A qué me invita hoy la generosidad del sembrador?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Tu Palabra alegra mi corazón

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…”La alegría del Evangelio es propia de quien, tras haber encontrado la plenitud de la vida, queda suelto, libre, desenvuelto, sin temor, no cohibido. Ahora bien, ¿creéis acaso que quien ha encontrado la perla preciosa empezará a despreciar todas las otras perlas? En absoluto. Quien ha encontrado la perla preciosa se vuelve capaz de colocar las otras en una escala de valores justa, para relativizarlas, para juzgarlas en relación con la perla más bella. Y lo hace con extrema sencillez, porque, teniendo como piedra de toque la preciosa, es capaz de comprender mejor el valor de las otras.

A quien tiene la alegría del Evangelio, a quien tiene la perla preciosa, el tesoro, se le dará el discernimiento de los otros valores, de los valores de las otras religiones, de los valores humanos que hay fuera del cristianismo; se le dará la capacidad de dialogar sin timidez, sin tristeza, sin reticencias; más aún: con alegría, precisamente porque conocerá el valor de todo lo demás. Quien busca la alegría en seguridades humanas, en ideologías, en sutilezas, no puede encontrar esta alegría. La alegría del Evangelio es Jesús crucificado, que llena nuestra vida perdonando nuestros pecados, dándonos el signo de su amor infinito, llenándonos día y noche con su alegría profunda. Cuando carecemos de soltura, cuando estamos espantados, cuando somos perezosos, temerosos, cuando estamos preocupados por el futuro de la Iglesia y de nuestra comunidad, eso significa que no tenemos la alegría del Evangelio, sino sólo algunas sombras, algún eco lejano, intelectual, abstracto, del mismo. Acoger el Evangelio es acoger su fuerza y apostar por ella, confiarnos a Cristo crucificado, que quiere llenarnos de su alegría”…

Carlo Maria Martini, La Alegría del Evangelio.

PARA REZAR

Señor, enséñanos a orar, a abrir las manos ante ti.

Orar con limpio corazón, que sólo cante para Ti,

con la mirada puesta en Ti, dejando que hable, Señor.

Orar buscando la verdad, cerrar los ojos para ver.

Dejarnos seducir, Señor, andar por tus huellas de paz.

Orar hablándote a Ti, de tu silencio y de tu voz,

de tu presencia que es calor. Dejarnos descubrir por Ti.

Orar también en sequedad, las manos en tu hombro, Señor.

Mirarte con sinceridad: Aquí nos tienes, Señor.

C.N.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Corinto 4, 7-15

Hermanos:

Nosotros llevamos un tesoro en recipientes de barro, para que se vea bien que este poder extraordinario no procede de nosotros, sino de Dios.

Estamos atribulados por todas partes, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no aniquilados.

Siempre y a todas partes, llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Y así aunque vivimos, estamos siempre enfrentando a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De esa manera, la muerte hace su obra en nosotros, y en ustedes, la vida.

Pero teniendo ese mismo espíritu de fe, del que dice la Escritura: Creí, y por eso hablé, también nosotros creemos, y por lo tanto, hablamos. Y nosotros sabemos que aquel que resucitó al Señor Jesús nos resucitará con él y nos reunirá a su lado junto con ustedes.

Todo esto es por ustedes: para que al abundar la gracia, abunde también el número de los que participan en la acción de gracias para gloria de Dios.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 125, 1-2b. 2c-3. 4-5. 6 (R.: 5)

R.        Los que siembran entre lágrimas, cosecharán entre canciones.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía que soñábamos:

nuestra boca se llenó de risas

y nuestros labios, de canciones.  R.

Hasta los mismos paganos decían:

« ¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!»

¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros

y estamos rebosantes de alegría!  R.

¡Cambia, Señor, nuestra suerte

como los torrentes del Négueb!

Los que siembran entre lágrimas

cosecharán entre canciones.  R.

El sembrador va llorando

cuando esparce la semilla,

pero vuelve cantando

cuando trae las gavillas.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   20, 20-28

La madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo.

«¿Qué quieres?», le preguntó Jesús.

Ella le dijo: «Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.»

«No saben lo que piden», respondió Jesús. «¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?»

«Podemos», le respondieron.

«Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre.»

Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Los apóstoles son, por antonomasia, los testigos de la  resurrección de Cristo, es decir, mensajeros y proclamadores del triunfo de Jesús sobre la  muerte y, por tanto, los primeros anunciadores de la salvación para todos los hombres. Son aquellos que nos dan el perfil auténtico del discípulo-misionero que reclama la Iglesia de hoy: en contacto con el Señor, aprendiendo en la escuela de su vida y anunciando lo que han visto y oído.
  • La primera lectura  nos habla de cómo unos años después de la resurrección, Santiago y los demás apóstoles, igual que el Maestro, pasaban haciendo el bien y dando testimonio de Jesús resucitado entre el  pueblo, con la convicción de estar cumpliendo la voluntad de Dios, hasta el punto de  poder decir: «Hay que obedecer a Dios antes que a los  hombres».
  • Esta tarea la realizan con fuerza y decisión, porque son dóciles al Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen. Una fuerza que los sostiene hasta el fin, hasta el martirio si es necesario.
  • La lectura a los Corintios nos presenta el tesoro de ser apóstol, en vasos de barro. El texto se inicia con una lista de calamidades, con las que se quiere ilustrar la metáfora del vaso de barro. Pero esas calamidades, no destruyen ese vaso de debilidad que es el apóstol, porque la predicación del evangelio es acción de Dios, sostenida con la fuerza del Espíritu Santo. Eso hace posible que el apóstol no viva angustiado, ni desesperado, ni abandonado.
  • En el evangelio, un día, la madre de los Zebedeo con sus hijos, se postró para pedir a Jesús, puestos de honor y gloria; uno a su derecha y el otro a su izquierda en el reino. Estos dos hermanos, junto a Pedro, presenciaron la  resurrección de la hija de Jairo, la gloria del Tabor y la agonía de Getsemaní; y acreditaron su vehemencia, pidiendo a Jesús que lloviera fuego sobre los que lo rechazaban, ganándose así el apodo de “Boanerges” hijos del trueno.  Creían también, que el mesianismo de Jesús, iba por el camino de los honores y de la autoridad. Pero a la vez hicieron valer su arrojo y valentía, dispuestos a beber el cáliz de su Señor. 
  • Santiago y su hermano Juan tuvieron que recibir una lección muy clara y dura por parte  de Jesús. Ellos pedían honores, y Jesús les predijo el martirio. Ellos querían mandar, y Jesús  los exhortó al servicio humilde de los hermanos. Frente a la ambición de los hijos del trueno, que buscan  un primer puesto,  el Señor baja los humos de los Apóstoles y les apunta que al Reino se llega por el camino de la cruz. 
  • Esto no  es un ideal  inasequible, sino un ideal que puede ser asumido en la vida del discípulo: Jesús vivió  según esta ley. Su misión fue servir a la humanidad abriéndole el camino de la vida, hasta  morir por ello. El amor que ha salido del Padre lo impulsa al servicio, y el servicio lo empuja hasta la entrega de la vida. No recurre, en su lucha por la liberación de la humanidad, ni al dinero, ni a las armas, ni al prestigio, para lograr el éxito de la causa de Dios. Fue el amor su única arma. El discípulo debe marchar por el camino del  Maestro, que «no ha venido para que lo sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos». Es esta una lección perpetuamente válida en la Iglesia, no sólo para los que, continuando el ministerio apostólico, tienen cargos de  dirección en la comunidad cristiana, sino también para todos los miembros de la comunidad, llamados igualmente al servicio común.
  • Jesús es consciente de que el ideal que Él propone, va contra las tendencias más innatas del espíritu humano, que impulsan a dominar a los demás.
  • El camino de conversión de los doce, y en particular, el que fue haciendo Santiago, es un llamado y esperanza para todos nosotros; que también podemos hacer realidad una Iglesia con carismas puestos en comunión. Se hace necesario perder muchos miedos. Hay que volver al Evangelio sin prejuicios, ni medias tintas.
  • Santiago aprendió la lección con su propia vida. Se hizo servidor, dio su vida para dar vida. Y así siguió el camino del Maestro. Todos aquellos que hoy celebramos su fiesta, debemos pedirle que aprendamos a seguir su camino de fe, de servicio, de darse. El reino se construye al modo de Jesús.
  • Pidamos en cada eucaristía, haciendo memorial de la última cena de Aquel que siendo el Maestro y Señor lavó los pies de los  discípulos, para darnos ejemplo, que también nosotros lo hagamos así.
  • Los discípulos, y Santiago entre ellos, lo comprendieron con la mirada puesta en su Maestro y lo confirmaron al precio de su propia sangre.
  • «Santiago vivió poco tiempo, pues ya en un principio le movía un gran ardor: despreció todas las cosas humanas y ascendió a una cima tan inefable que murió inmediatamente». San Juan Crisóstomo.

PARA DISCERNIR

  • ¿Cómo puedo llegar a ser “grande”?
  • ¿Cómo vivo la actitud de servicio que pide Jesús?
  • ¿En qué momentos específicos noto que me siento más inclinado a mandar o a servir?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Enviado a ser servidor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Jesús los llevó a solas a una montaña alta y se transfiguró ante ellos.» – Mc 9,2

…”Todos los que ven a Cristo no son iluminados del mismo modo sino según la medida de su capacidad de recibir la luz. Nuestros ojos corporales no  siempre están iluminados del mismo modo por el sol. Cuanto más alto uno sube, más puede contemplar su salida y mejor percibe su resplandor y su calor. Del mismo modo, nuestro espíritu cuanto más alto se eleva y sube hasta Cristo, más descubrirá el esplendor de su claridad, más intensamente será iluminado por su luz. El Señor mismo lo declara por boca del profeta: «Acercaos a mí y yo me acercaré a vosotros.» (Zac 1,3)…

De manera que no todos nosotros nos llegamos a Cristo de la misma manera, sino que cada uno lo hace según «sus capacidades». (Mt 25,15) O bien, nos vamos con las multitudes hacia él para que nos sacie con el pan de sus parábolas para no desfallecer por el camino (Mc 8,3), o bien, nos quedamos a sus pies, sin preocuparnos de nada más que de escuchar su palabra, sin dejarnos distraer por las múltiples necesidades del servicio. (Lc 10,38ss)… Sin duda alguna que los que se acercan así al Señor recibirán mucha más luz.

Pero, igual que los apóstoles, sin alejarnos nunca de él, «permanecemos» constantemente con él en las tribulaciones (Lc 22,28) Cristo nos explicará en secreto lo que había dicho a las multitudes y con más claridad todavía nos iluminará. (M13, 11ss). En fin, si él encuentra a alguien capaz de subir a la montaña con él, como Pedro, Santiago y Juan, éste ya no sólo será iluminado por la luz de Cristo sino también por la voz del Padre”…

Orígenes (185-253) presbítero y teólogo – Homilías sobre el Génesis 1,7; SC 7 Pág. 72-73

PARA REZAR

Padre nuestro: necesitamos tu Espíritu:

  • para comprender las necesidades de todos los hombres
  • para participar con generosidad en tus planes
  • para iniciar en esta vida la salvación de la vida eterna
  • para responder al Evangelio con la promoción de la fe
  • para superar el materialismo que impregna nuestras vidas
  • para sumarnos al esfuerzo actual de solidaridad
  • para comprometernos en promover la paz y la justicia
  • para llenar nuestro corazón de tu presencia
  • para renovar nuestra forma de orar y meditar.

R.A.J.

Lectura del libro del Eclesiástico  44, 1. 9-15

Elogiemos a los hombres ilustres, a los antepasados de nuestra raza. No sucede así con aquellos, los hombres de bien, cuyas obras de justicia no han sido olvidadas. Con su descendencia se perpetúa la rica herencia que procede de ellos.

Su descendencia fue fiel a las alianzas y también sus nietos, gracias a ellos. Su descendencia permanecerá para siempre, y su gloria no se extinguirá.

Sus cuerpos fueron sepultados en paz, y su nombre sobrevive a través de las generaciones. Los pueblos proclaman su sabiduría, y la asamblea anuncia su alabanza.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 131, 11. 13-14. 17-18 (R.: Lc 1, 32b)

R.        El Señor Dios le dará el trono de David, su padre.

El Señor hizo un juramento a David,

una firme promesa, de la que no se retractará:

«Yo pondré sobre tu trono

a uno de tus descendientes.»  R.

Porque el Señor eligió a Sión,

y la deseó para que fuera su Morada.

«Este es mi Reposo para siempre;

aquí habitaré, porque lo he deseado.  R.

Allí haré germinar el poder de David:

yo preparé una lámpara para mi Ungido.

Cubriré de vergüenza a sus enemigos,

y su insignia real florecerá sobre él.»  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   13, 16-17

Jesús dijo a sus discípulos:

«Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron.»

Palabra del Señor.

Si de la feria. Jer. 3, 14 -17

Mt. 13, 18 – 23

PARA REFLEXIONAR

  • Ante la necesidad de dilucidar la cuestión de la ascendencia de María, Padres de la Iglesia oriental, como San Epifanio y San Juan Damasceno, tomaron de una vieja tradición diversas noticias acerca de los abuelos maternos de Jesús. Por otra parte, el hecho de que tantas veces encontremos representaciones pictóricas y escultóricas alusivas a los primeros años de María, quien aparece reclinada en los brazos de su madre, Santa Ana, y a escenas de la vida pastoril de San Joaquín, a quien se presenta como padre de María, atestigua la popularidad y el cariño con que han gozado en el pueblo cristiano, San Joaquín y Santa Ana como padres de María y abuelos de Jesús.
  • La devoción a Santa Ana es más popular y más antigua que la de San Joaquín. Ya en el año 550, el 25 de julio el emperador Justiniano le dedicó una basílica a Santa Ana en Constantinopla. Desde entonces, las iglesias orientales celebraron su fiesta en esa fecha. Siglos más tarde, y sobre todo a raíz de las cruzadas, esta celebración se difundió en Occidente, pero la celebración se colocó el día 26. Finalmente, en 1584 la fiesta quedó fijada para toda la Iglesia, tanto en los países orientales como en los occidentales.
  • El culto de San Joaquín se introduce hacia el siglo XIV, época en la que también se populariza el culto de San José. Dos siglos más tarde se consolida la fiesta que se celebraba primero el 20 de marzo. En 1738 se trasladó al domingo siguiente al 15 de agosto (Asunción de la Virgen); y finalmente, a principios del siglo XX, el Papa Pío X la fijó en el día siguiente de la Asunción, el 16 de agosto. A raíz de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, en 1969, se unió la conmemoración de los padres de María en una única fiesta, la del 26 de julio.

***

  • Ante la ausencia de datos ciertos, el pasaje de Mateo, nos sirve como marco de reflexión para la celebración de la fiesta de san Joaquín y santa Ana. Jesús alaba y llama felices a los discípulos porque, no solamente ven y escuchan lo que todos ven y escuchan, sino porque, además, pueden descubrir el paso de Dios. A diferencia de las otras bienaventuranzas que encontramos en Mateo 5, en esta, no se hace mención alguna a la condición de contrariedad o desgracia actual de los futuros bienaventurados. La felicidad aquí, es ver y entender desde ahora mismo el proyecto de Jesús. Jesús afirma que la felicidad se encuentra en el hecho de poder verlo y de oír sus palabras, porque con Él, ha llegado el tiempo definitivo (cfr. Heb 1,1-2), de tal manera que, al poner la mirada en su persona, podemos hablar de un antes y un después.
  • Así, Dios se sirve de unos elementos humanos como preparación del nuevo tiempo: por el hecho de formar parte de nuestra historia, el Hijo de Dios necesita una madre, y ésta será María; la Virgen también necesita unos padres que fueron Joaquín y Ana. Ellos, sin saberlo, serán los abuelos del Mesías.
  • La felicidad es haber descubierto la perla de gran valor. «El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra…» (Mt 13, 44-45). Así, pues, a semejanza de un tesoro o de una perla de gran valor, el Reino de Dios -el Reino de los cielos – se encontraba escondido en aquella casa de Nazaret, en la que María, hija de Joaquín y Ana, se preparaba al momento de la Anunciación.
  • …”Nosotros, cuando meditamos sobre el acontecimiento de la Anunciación en la plegaria del «Ángelus Domini», pedimos que el Reino de Dios -el Reino de los cielos- esté también escondido en nuestros corazones, en nuestras familias, en todo el campo de nuestra vida, a fin de que no se malgaste este tesoro, no se pierda esta perla de tanto valor, no se pierda por ningún motivo, ya que, «¿qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?» …(San Juan Pablo II 1981)
  • Por todo esto, San Juan Damasceno felicita a los santos esposos con estas palabras: « ¡Oh matrimonio feliz de Joaquín y Ana, limpio en verdad de toda culpa! Seréis conocidos por el fruto de vuestras entrañas». Qué felicidad para los padres que tienen la suerte de tener unos hijos que pueden admirar su fidelidad y agradecer su comportamiento generoso, por el cual recibieron su existencia humana y cristiana. Pero también qué felicidad para los hijos que tienen la suerte de conocer más y mejor a Jesucristo, puesto que han recibido de sus respectivos padres la formación cristiana, con el ejemplo de vida y de oración familiar.

PARA DISCERNIR

  • ¿Le damos valor a los gestos cotidianos en los que Dios nos manifiesta su proyecto de amor?
  • ¿Buscamos a Dios en lo sencillo de la vida?
  • ¿Le damos valor a nuestra familia y a nuestra historia?

PARA REZAR

Señor, Dios de nuestros padres,

que concediste a san Joaquín y a santa Ana

el privilegio de tener como hija a María,

la madre del Señor, concédenos,

por la intercesión de estos dos santos,

la salvación que has prometido a tu pueblo.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Lectura del libro del profeta Jeremías      7, 1-11

Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, en estos términos: «Párate a la puerta de la Casa del Señor, y proclama allí esta palabra. Tú dirás: Escuchen la palabra del Señor, todos ustedes, hombres de Judá que entran por estas puertas para postrarse delante del Señor.

Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Enmienden su conducta y sus acciones, y yo haré que ustedes habiten en este lugar. No se fíen de estas palabras ilusorias: «¡Aquí está el Templo del Señor, el Templo del Señor, el Templo del Señor!»

Pero si ustedes enmiendan realmente su conducta y sus acciones, si de veras se hacen justicia unos a otros, si no oprimen al extranjero, al huérfano y a la viuda, si no derraman en este lugar sangre inocente, si no van detrás de otros dioses para desgracia de ustedes mismos, entonces yo haré que ustedes habiten en este lugar, en el país que he dado a sus padres desde siempre y para siempre.

¡Pero ustedes se fían de palabras ilusorias, que no sirven para nada! ¡Robar, matar, cometer adulterio, jurar en falso, quemar incienso a Baal, ir detrás de otros dioses que ustedes no conocían! Y después vienen a presentarse delante de mí en esta Casa que es llamada con mi Nombre, y dicen: «¡Estamos salvados!», a fin de seguir cometiendo todas estas abominaciones.

¿Piensan acaso que es una cueva de ladrones esta Casa que es llamada con mi Nombre? Pero yo también veo claro -oráculo del Señor-.»

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 83, 3. 4. 5-6a y 8a. 11 (R.: 2)

R.        ¡Qué amable es tu Morada, Señor del universo!

Mi alma se consume de deseos

por los atrios del Señor;

mi corazón y mi carne claman ansiosos

por el Dios viviente.  R.

Hasta el gorrión encontró una casa,

y la golondrina tiene un nido

donde poner sus pichones,

junto a tus altares, Señor del universo,

mi Rey es mi Dios.  R.

¡Felices los que habitan en tu Casa

y te alaban sin cesar!

¡Felices los que encuentran su fuerza en ti!

Ellos avanzan con vigor siempre creciente.  R.

Vale más un día en tus atrios

que mil en otra parte;

yo prefiero el umbral de la Casa de mi Dios

antes que vivir entre malvados.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   13, 24-30

Jesús propuso a la gente otra parábola:

«El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue. Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña. Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: «Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?»

El les respondió: «Esto lo ha hecho algún enemigo

Los peones replicaron: «¿Quieres que vayamos a arrancarla?»

«No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero.»»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Hacia el año 608 a. C., a principios del reinado de Joaquín y teniendo en cuenta que la reforma de Josías no había calado demasiado hondo, Jeremías pronunció un discurso en la puerta del templo, que tuvo graves consecuencias.
  • Se enfrenta abiertamente al culto formalista del templo de Jerusalén y será detenido y acusado por haber blasfemado.
  • Jeremías reacciona contra una falsa seguridad que el Templo suscitaba en el pueblo, eximiéndolo de toda búsqueda y de todo conocimiento verdadero de Yahvé. De nada les servirá tener entre ellos la casa de Yahvé, si el pueblo continúa hurtando, matando, cometiendo adulterio, jurando en falso, quemando incienso a Baal,  y yendo detrás de dioses extranjeros. No se opone al templo, pero critica el uso que se hace de él, ni tampoco la función sacerdotal, sino el modo en que se realiza.
  • La clave de la seguridad no consiste en afirmar que Yahvé está en medio de ellos, protegiéndolos desde su templo, sino en obrar de acuerdo con esta presencia de Yahvé; haciendo valer la justicia entre los hombres, no oprimiendo ni al peregrino, ni al huérfano y a la viuda, no derramando sangre inocente, no actuando de manera idolátrica.

***

  • Jesús compara el Reino de Dios y por consiguiente, la Iglesia y toda la humanidad con este campo en el que conviven el trigo y la cizaña.
  • En la vida de la comunidad se mezclan, continuamente, el bien y el mal, la gracia y el pecado. La justicia crece en medio de la corrupción y la opresión. La paz va floreciendo aún en medio de la violencia. El amor vive en medio del egoísmo. El Reino de Dios va surgiendo en un ambiente hostil. Creemos que al final, será el Reino quien derrote a las fuerzas de las tinieblas y la maldad. Si las cosas no fueran así, no tendría sentido nuestro trabajo por la causa de Jesús. Por eso, para el creyente, no hay lugar  para el desánimo y la derrota, si tiene su mirada puesta en el Padre, que resucitó a Jesús y nos envía permanentemente la luz de su Espíritu, para confirmarnos en la fe y fortalecernos en el compromiso.
  • Frente a la presencia del mal, el instinto de los criados, los lleva a querer eliminar de inmediato el elemento nocivo y acabar con esta situación.
  • Jesús nos presenta, en la lógica del dueño del campo, el corazón del Padre que espera hasta el último momento, la posibilidad del cambio.
  • Es difícil aceptar que en una realidad ambigua y mediocre, crezca el Reino de Dios, y a veces nos desanimamos porque es tan fuerte el poder de la maldad, la corrupción y la violencia en el mundo, que sentimos la tentación de desistir de la misión. Lo importante es tratar de descubrir las señales del Reino, para potenciarlo; y no favorecer nada que ayude a contentarnos en la mediocridad. No obstante, el hecho de vivir sumergidos en una mezcla de bien y mal, no debe impedir el avance de nuestra vida espiritual; lo contrario sería convertir nuestro trigo en cizaña.
  • Es imposible crecer de otro modo, ni podemos buscar el Reino en ningún otro lugar que en este mundo y en esta sociedad en la que estamos. Nuestra tarea será hacer que crezcan en ella, los signos del Reino de Dios.
  • El Evangelio nos llama a no dar crédito a los que se creen salvados. Siempre estará la tentación de pensar que unos ya han alcanzado la meta, y que otros están lejos. Jesús constata que todos estamos en camino, absolutamente todos.
  • Estemos atentos para no dejar que el maligno se filtre en nuestras vidas, cosa que ocurre cuando nos instalamos, nos creemos seguros y más que los otros.

PARA DISCERNIR

  • ¿Cuál es mi actitud ante  la presencia del mal en el mundo?
  • ¿Cuál es mi actitud ante la presencia del pecado en mi vida?
  • ¿Descubro el bien presente en medio de las dificultades y adversidades?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Dame paciencia en las dificultades

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…”En Cristo, Cabeza de la Iglesia que es su Cuerpo (Col 1,18), todos los cristianos forman «la raza elegida, el sacerdocio real, la nación consagrada, el pueblo adquirido por Dios para anunciar sus hazañas» (1P 2,9). La eucaristía, como misterio para vivir, se ofrece a cada uno de nosotros en la situación en que se encuentra, haciendo de esta situación existencial el lugar en el que se debe vivir cotidianamente la novedad cristiana. Si el sacrificio eucarístico alimenta y hace crecer en nosotros lo que se nos dio ya en el bautismo, por el cual somos llamados a la santidad, eso debe, pues, aparecer y manifestarse precisamente en las situaciones o en los estados de vida en las que se encuentra cada cristiano. Así día tras día, viviendo la vida como una llamada, nos convertimos en un culto agradable a Dios. Si partimos de la convocatoria  a la que somos llamados por la liturgia, es el mismo sacramento de la eucaristía el que nos compromete en la realidad cotidiana para que todo sea hecho para la gloria de Dios.

Y puesto que el mundo es «el campo» en el que Dios pone a sus hijos como buen grano, los cristianos laicos, en virtud de su bautismo y de su confirmación, y fortificados por la eucaristía, son llamados a vivir la radical novedad traída por Cristo, precisamente, en medio de las condiciones comunes de la existencia. Deben alimentar el deseo que la eucaristía marque cada vez más profundamente su vida cotidiana, conduciéndolos a ser testigos identificables en su medio de trabajo y en la sociedad toda entera.

Quiero dar un ánimo particular a las familias a fin de que saquen inspiración y fuerza de este sacramento. El amor entre el hombre y la mujer, la acogida de la vida, la tarea educadora, se revelan como lugares privilegiados en los que la eucaristía puede manifestar su capacidad de transformar y dar plenitud de sentido a la existencia. Los pastores no dejarán nunca de sostener, educar y dar ánimo a los fieles laicos a que vivan plenamente su vocación a la santidad en el mundo al que tanto ha amado Dios que le ha dado su Hijo para que en él tenga la salvación (Jn 3,16)”…

Papa Benedicto XVI – Sacramentum caritatis, 79

PARA REZAR

Señor, todo lo espero de ti, confío total y exclusivamente en ti:

confío en la inmensidad de tu bondad, poder y sabiduría.

Nada me hará temer: frente a los enemigos más poderosos,

frente a los más grandes males, frente a los infortunios más graves,

estaré seguro de ti, confiaré totalmente en ti.

Cuanto mayor sea el apremio, cuanto mayor sea el peligro,

tanto más esperaré todo de ti; y si no viera tu mano providente,

más y más confiaré en ti, me aferraré a la seguridad

de que tu amor por mí es incalculable, ilimitado…
 
Inflámame en tu amor para que me confunda contigo,

que eres el Amor mismo: purifica mi miseria

y quema todas mis impurezas con ese Amor ardiente,

para que ya no tenga apegos por las criaturas

y te ame exclusivamente a ti, el Creador.

Así te amaré como tú mereces ser amado y viviré buscando

únicamente tu Reino de Amor, de paz y de alegría,

despreocupado de todo lo demás…

Señor, creo en ti, pero aumenta mi Fe.
Señor, lo espero todo de ti, pero aumenta mi Esperanza.
Señor, te amo, pero aumenta mi Caridad.