PRIMERA LECTURA

Lectura del Profeta Miqueas   5,1-4a.

Esto dice el Señor:

Pero tú, Belén de Efrata,  pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel.

Su origen es desde lo antiguo, de tiempo inmemorial.

Los entrega hasta el tiempo en que la madre dé a luz, y el resto de sus hermanos retornarán a los hijos de Israel.

En pie pastoreará con la fuerza del Señor,  por el nombre glorioso del Señor su Dios.

Habitarán tranquilos porque se mostrará grande hasta los confines de la tierra, y ésta será nuestra paz.

Palabra de Dios

SALMO  Sal 79,2ac y 3b. 15-16. 18-19

R.      Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.

Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece.
Despierta tu poder y ven a salvarnos.

Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa.

Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste,
no nos alejaremos de ti;
danos vida, para que invoquemos tu nombre

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos, 10,5-10

Hermanos:

Cuando Cristo entró en el mundo dijo: Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo;  no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias.

Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: «Aquí estoy, oh Dios,
para hacer tu voluntad»

Primero dice: No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias;  -que se ofrecen según la ley-

Después, añade: Aquí estoy yo ahora para hacer tu voluntad. Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad  todos quedamos santificados  por la oblación del cuerpo de Jesucristo,  hecha una vez para siempre

Palabra de Dios 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Lucas   1,39-45

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

En cuanto Isabel. Oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo, y dijo a voz en grito:

-¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?

En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.

¡Dichosa tú, que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

Palabra del Señor

PARA REFLEXIONAR

  • El profeta Miqueas, ocho siglos antes anuncia el nacimiento del Mesías en la pequeña aldea de Belén de Efrata. Será «el jefe de Israel». Cuando «la madre dé a luz» todo cambiará para el pueblo elegido. Esa madre dibujada por Miqueas es María de Nazaret, la Virgen. La Madre del que «pastoreará con la fuerza del Señor», aquel cuyo «origen es desde lo antiguo, de tiempo inmemorial», el Hijo eterno del Padre. Sus dones serán: la «tranquilidad» y la «paz». Este anuncio resuena con dulzura.

 ***

  • Las palabras de la Carta a los Hebreos resuenan sinceras y comprometidas. Jesús a punto de entrar en el mundo, expresa sus sentimientos, en oferta gozosa al Padre. Son palabras garantizadas por el Espíritu Santo y puestas en boca del Hijo eterno, que se desposa con la humanidad para rescatarla y elevarla: «… me has preparado un cuerpo… Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad». Palabras casi idénticas, pero en situación dramática, dirá en Getsemaní, poco antes de aceptar la pasión. La Navidad ya encierra la Pascua.

***

  • En este domingo María es la gran figura del Adviento para la Iglesia. María, conocedora de la situación de Isabel «se puso en camino y fue rápidamente a la montaña, a un pueblo de Judá. Este año con el evangelio concreto de la Visitación, queda de manifiesto la disponibilidad de la Virgen, su entrega por los demás. En lo que también se muestra discípula fiel en la escuela de su Hijo.
  • Al no poder contener tanto gozo, va al encuentro de Isabel que también ha sido objeto del amor misericordioso de Dios que ha querido valerse de la pequeñez y fragilidad de dos mujeres movidas por el mismo Espíritu y unidas en la acción salvadora de Dios. María no mide riesgos ni consecuencias, recorre distancias y va a pasar unos meses con ella.  No es egoísta. No se encierra en sí misma a rumiar gozosamente su alegría. Ejemplo de quien se deja conducir por el Espíritu, para llevar a Cristo a los demás.
  • Es exactamente la actitud que tendrá Cristo, que viene a entregarse por los demás. Es  también la actitud que se espera de un cristiano y de la comunidad entera: que crezca en su fe de cara a Cristo, y que esta fe se traduzca en una caridad de entrega por los más necesitados de nuestra ayuda. Precisamente porque Ella y nosotros hemos experimentado la cercanía y el cariño de Dios.
  • El Mesías está ya en su seno y ella es la «evangelizadora»,  la portadora de la buena noticia de la salvación, portadora del gozo de Dios. Como ella, nuestro camino a la Navidad será salir al encuentro de nuestros hermanos para compartir el gozo de la salvación traída por el Señor.
  • Cada uno de nosotros es invitado a vivir  intensamente esta misión de  servicio y de anuncio de Jesucristo «acompañando y ayudando a vivir». El que cree en la encarnación de un Dios que ha querido compartir nuestra vida y acompañarnos en nuestra indigencia, se siente llamado a vivir de otra manera.
  • No se trata de hacer «cosas grandes». Quizás sencillamente ofrecer nuestra amistad a ese vecino hundido en la soledad y la desconfianza o la depresión, estar cerca de ese joven que sufre incertidumbre frente al futuro, tener paciencia con ese anciano que busca ser escuchado por alguien, estar junto a esos padres que tienen a su hijo en la cárcel, alegrar el rostro de ese niño solitario marcado por la ausencia de sus padres.
  • Este amor que nos hace tomar parte en las cargas y el peso que tiene que soportar el hermano, es un amor «salvador», pues libera de la soledad e introduce una esperanza y alegría nueva en quien sufre, pero se siente acompañado en su dolor. Un amor que se alegra en Dios su salvador porque no busca nuestras grandezas sino que mira y atiende nuestra pequeñez.

PARA DISCERNIR

  • ¿A qué nos lleva la presencia del Señor en nuestra vida?
  • ¿Cómo manifiesto lo que Dios hace en mi vida?
  • ¿De qué manera los demás pueden descubrir el amor que Dios me tiene?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Dichosa tu que has creído

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Si la vida espiritual es una vida en la que esperamos, ¿cómo podemos esperar? Esperar es antes que nada esperar juntos.

Uno de los pasajes más bellos de la Escritura es el de la visitación de María a Isabel. ¿Qué sucede cuando María recibe las palabras de la promesa? Se pone en camino a casa de Isabel. Algo le estaba pasando a Isabel, lo mismo que a María. ¿Cómo podrían vivirlo hasta el final? Se me antoja el encuentro de estas dos mujeres muy importante, porque Isabel y María se encontraron ayudando una la espera de la otra. La visita de María hizo más consciente a Isabel de lo que estaba esperando. El niño suscitó su alegría. María confirmó

la espera de Isabel. Entonces Isabel dijo a María: «Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». Y María responde: «Proclama mi alma la grandeza del Señor». Rebosa exultante de gozo. Estas dos mujeres se han creado recíprocamente el espacio para esperar. Se han confirmado mutuamente de que algo estaba pasando que merecía la pena esperar.

Aquí tenemos un modelo de la comunidad cristiana. Es una comunidad de apoyo mutuo, de celebración y proclamación, de crecimiento de lo comenzado en nosotros. La visita de María a Isabel es una de las expresiones más hermosas de lo que significa formar comunidad, estar juntos, reunidos en torno a una promesa, proclamando lo que acontece en nosotros

J. Nouwen

PARA REZAR

Ven Señor Jesús

Ven Señor Jesús, signo del poder de Dios

llévanos a mostrar a todos

la palabra nueva que sembraste en nosotros.

Ven Señor Jesús, palabra viva del Padre

sopla sobre nosotros

impulsanos responder a tu generosidad

siendo generosos en el servicio a los demás .

Ven Señor Jesús, ayúdanos a leer la historia

para ser como la mano providente

del Padre nunca abandona a su pueblo

y lo conduce por oscuras quebradas

a verdes praderas.

Ven Señor Jesús, cumpliendo la promesa

y acrecienta la esperanza que nos anime

a mostrarte con nuestra vida

y hacerte presente y vivo

en el corazón de la historia y del  mundo.

Lectura de la profecía de Malaquías         3, 1-4. 23-24

Yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino delante de mí. Y en seguida entrará en su Templo el Señor que ustedes buscan; y el Ángel de la alianza que ustedes desean ya viene, dice el Señor de los ejércitos.

¿Quién podrá soportar el Día de su venida? ¿Quién permanecerá de pie cuando aparezca? Porque él es como el fuego del fundidor y como la lejía de los lavanderos. El se sentará para fundir y purificar: purificará a los hijos de Leví y los depurará como al oro y la plata; y ellos serán para el Señor los que presentan la ofrenda conforme a la justicia. La ofrenda de Judá y de Jerusalén será agradable al Señor, como en los tiempos pasados, como en los primeros años.

Yo les voy a enviar a Elías, el profeta, antes que llegue el Día del Señor, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia sus hijos y el corazón de los hijos hacia sus padres, para que yo no venga a castigar el país con el exterminio total.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 24, 4-5ab. 8-9. 10 y 14

R.        Tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegar la liberación.

Muéstrame, Señor, tus caminos,

enséñame tus senderos.

Guíame por el camino de tu fidelidad;

enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador.  R.

El Señor es bondadoso y recto:

por eso muestra el camino a los extraviados;

él guía a los humildes para que obren rectamente

y enseña su camino a los pobres.  R.

Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad,

para los que observan los preceptos de su alianza.

El Señor da su amistad a los que lo temen

y les hace conocer su alianza.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   1, 57-66

Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.

A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: «No, debe llamarse Juan.»

Ellos le decían: «No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre.»

Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Este pidió una pizarra y escribió: «Su nombre es Juan.»

Todos quedaron admirados. Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.

Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: « ¿Qué llegará a ser este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • El profeta Malaquías, en el siglo V antes de Cristo, en un tiempo de restauración política, se queja de los abusos que hay en el pueblo y en sus autoridades. El culto del templo es muy deficiente, por desidia de los sacerdotes. Dios anuncia algo nuevo y sobre todo, el envío de un mensajero que preparará el camino del mismo Señor. El mensajero de la Alianza significa que el Señor del universo, acompañará a todo el pueblo que está esperando su voz y su presencia.
  • Para que esto sea posible, es necesario liberar al pueblo de los pecados: sobre todo de la violencia y la opresión que se había instalado en el corazón de la nación. Su venida será gracia y juicio a la vez, será fuego de fundidor, que purifica quemando, para que la ofrenda del Templo pueda ser presentada dignamente ante el Señor.

***

  • Los judíos habían interpretado a este mensajero anunciado por Malaquías como el profeta Elías, que vendría al final de los tiempos. Pero Jesús lo identificó con Juan Bautista. La propuesta del profeta no es escuchada.  Dios ha decidido que ha llegado ya la plenitud de los tiempos y empieza a actuar. La profecía de Malaquías se cumple en Juan Bautista quién será el más grande de los nacidos de mujer. El Hijo de Dios, viene a celebrar una Nueva Alianza. Esta no será exclusividad de un pueblo, sino patrimonio de la humanidad.
  • Zacarías, un viejo y honrado sacerdote, no ha creído en los signos de Dios y pierde la capacidad de hablar; la falta de fe le quita la palabra. A Isabel, se le cumple el tiempo y da a luz un hijo; y es a ella a quien la gente felicita, por la gran misericordia que Dios ha tenido, al concederle un hijo en su vejez.
  • Ocho días más tarde, se circuncida al niño y se le va a poner un nombre. La imposición del nombre es privilegio del padre; pero es Isabel la que decide ponerle a su hijo un nombre que lo desconecta de la tradición familiar. Todos esperan que se llame como su padre, para perpetuar su nombre y quedar inscrito en el linaje sacerdotal. Sin embargo, su padre dice que se llamará Juan. Las palabras nuevas, recibidas en el silencio del Santuario, se han grabado en su corazón con más fuerza que la tradición de sus antepasados. 
  • Zacarías recobra el habla y asiente a la decisión de su esposa y dice que el nombre de su hijo es Juan. Juan significa: Dios se compadece. Llevará el nombre que le mostrará al pueblo el corazón de Dios. Su nombre invita a una nueva mirada sobre Dios.
  • Juan será el precursor de la gracia que invita a la vigilancia, a no vivir dormidos, aletargados sino a poner la mirada en el futuro de Dios, y con el oído dispuesto a escuchar y vivir la palabra de Dios.
  • La figura de Juan nos invita también a nosotros a la conversión, a volvernos hacia ese Señor que viene a salvarnos, y a dejarnos salvar por Él. Se hace necesario callar para escuchar la voz de Dios en nuestro propio interior y dejarla producir fruto abundante. Un silencio que no es mudez. La experiencia de la Palabra de Dios en nosotros, nos tiene que hacer capaces de nombrar a nuestros hermanos y a todas las cosas, con el nombre que Dios les ha dado. De este modo, nuestras palabras serán el lenguaje de las actitudes llenas de amor, de respeto, de preocupación por el bien de todos los que esperan el cumplimiento de la esperanza, que Dios ha puesto en el corazón del mundo.

PARA DISCERNIR

  • ¿Soy capaz de hacer silencio para dejar que Dios hable?
  • ¿Me cierro a la voz de Dios cuando escapa mis cálculos?
  • ¿Oriento mi vida de fe de acuerdo a lo que puedo manejar y controlar?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Habla Señor que tu siervo escucha

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Se le soltó la boca y la lengua empezó a hablar bendiciendo a Dios»

…” A propósito de Juan Bautista leemos en Lucas: «Será grande a los ojos del Señor, y convertirá mucho israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor con el espíritu y el poder de Elías, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto» (1,15-17). ¿Por qué, pues, ha preparado un pueblo, y delante qué Señor él ha sido grande? Sin ninguna duda que delante de Aquel que ha dicho que Juan era «más que un profeta» y que «no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista» (Mt 11,9.11). Porque él preparaba un pueblo anunciando por adelantado a sus compañeros de servidumbre la venida del Señor, y predicándoles la penitencia a fin de que, cuando el Señor se hiciera presente, todos se encontraran en estado de recibir su perdón y poder regresar a Aquel para quien se habían hecho extraños por sus pecados…

 Sí, «en su misericordia» Dios «nos ha visitado, Sol que viene de lo alto; y ha brillado para los que estaban sentados en tinieblas y en sombras de muerte, y ha dirigido nuestros pasos por el camino de la paz» (Lc 1,78-79). Es en estos términos que Zacarías, liberado ya del mutismo en que había caído a causa de su incredulidad, y lleno de un Espíritu nuevo, bendecía a Dios de una nueva manera. Porque en adelante todo era nuevo, por el hecho de que el Verbo, por un proceso nuevo venía a cumplir el primer designio de su venida en la carne para que el hombre, que se había alejado de Dios, fuera por él reintegrado en la amistad con Dios .Y es por ello que este hombre aprendía a honorar a Dios de una manera nueva”…

San Ireneo de Lyón (hacia 130-hacia 280), obispo, teólogo y mártir – Contra las herejías III, 10,1

PARA REZAR

Ven Señor Jesús

Ven Señor Jesús, enciende nuestro corazón

con la audacia necesaria

para  lanzarnos en el camino fe

teniéndote como única certeza y apoyo

Ven Señor Jesús, quema nuestras inseguridades

para que nos animemos a nombrar

la vida y la historia desde tu palabra renovadora.

Ven Señor Jesús, recrea nuestras certezas

para que no nos acostumbremos a lo que ya está

sino que nos arriesguemos a abrirnos a lo que está por venir

y allí pongamos nuestros esfuerzos y luchas.

Lectura del Segundo Libro

del Profeta Samuel 7,1-5.8b-12.14a.16

Cuando el rey David se estableció en su palacio, y el Señor le dio la paz con todos los enemigos que le rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: «Mira, yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda.» Natán respondió al rey: «Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo.»

Pero aquella noche recibió Natán la siguiente palabra del Señor: «Ve y dile a mi siervo David: «Esto dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? Yo te saqué de los ariscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra.

Daré un puesto a Israel, mi pueblo: lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que los malvados lo aflijan como antes, cuando nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel. Te pondré en paz con todos tus enemigos, y, además, el Señor te comunica que te dará una dinastía. Y cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre.»»

Palabra de Dios

SALMO          Sal 88, 2-5. 27.29

R: Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,

anunciaré tu fidelidad por todas las edades.

Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,

más que el cielo has afianzado tu fidelidad.» R.

Sellé una alianza con mi elegido,

jurando a David, mi siervo:

«Te fundaré un linaje perpetuo,

edificaré tu trono para todas las edades.» R.

Él me invocará: «Tú eres mi padre,

mi Dios, mi Roca salvadora.»

Le mantendré eternamente mi favor,

y mi alianza con él será estable. R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   1, 67-79

En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo:

«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.»

Palabra del Señor

PARA REFLEXIONAR

  • El rey David, una vez consolidada la situación militar y política del pueblo, lleno de buena intención religiosa, quiere construir un Templo para el Arca de la Alianza, o sea, una casa para Dios, dando por finalizada la etapa de la inestabilidad y de las peregrinaciones.
  • Natán le anuncia de parte de Dios que no será él, David, quien regale una casa a Dios, sino Dios quien le asegura a David una casa y una descendencia duradera, que en primer término es su hijo Salomón, pero que se entendió siempre como un anuncio del rey mesiánico futuro.
  • Dios, que le ha ayudado hasta ahora en sus empresas, lo seguirá ayudando a él y a sus sucesores. La palabra «casa» juega así con su doble sentido de edificio material y de dinastía familiar. Son los planes de Dios, y no los nuestros, los que van conduciendo la marcha de la historia.

***

  • Ayer el cántico del Magnificat, en boca de María, resumía la historia de salvación conducida por Dios. Hoy es el cántico del Benedictus, que probablemente era también de la comunidad, pero que Lucas pone en labios de Zacarías, el que nos ayuda a comprender el sentido que tiene la venida del Mesías.
  • Dios ha transformado la aparente pérdida del habla del anciano sacerdote en  silencio interior. Durante nueve meses ha rumiado la palabra y en ese silencio ésta germina y se desarrolla. Ha podido leer el acontecimiento a la luz de las Escrituras. Por eso, una vez que ha nacido el niño puede dar voz a la palabra de todo un pueblo que esperaba.
  • Zacarías bendice al Señor, Dios de Israel, reconoce que la historia ha llegado a su punto culminante. Ha llegado el tiempo de la visita de Dios. La idea de visita de Dios, para la Biblia, tiene dos significados. Se trata de una visita de salvación, para los pobres, oprimidos, perseguidos, los fieles a Dios, y a la vez una visita de condenación, para los corruptos, los que atentaron contra sus hijos. Zacarías se alegra de esa visita, porque por fin se establecerá la justicia en la tierra. Ya cada uno ocupará el lugar que verdaderamente le corresponde.
  • Este niño será profeta; preparará el camino del Señor, guiará a su pueblo en la luz que viene de lo alto. Fue concebido por la bondad misericordiosa de nuestro Dios para llevar la paz a los que andan en las sombras de la muerte.
  • El canto de bendición de Zacarías traza el camino de la nueva alianza: celebrar nuestra salvación delante de Dios sin temor, poder adorar, poder acercarnos y ofrecernos a Él completamente, caminar por el camino de la paz y de la luz.

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Todos verán la salvación de Dios

…”Habiendo cantado el profeta la liberación de Israel y el perdón de los pecados de Jerusalén; habiendo solicitado para ella el consuelo —un consuelo ya próximo y como quien dice, pisando los talones a lo ya dicho—, añadió: viene nuestro salvador. Le precede como precursor enviado por Dios el Bautista, que en el desierto de Judá grita y dice: Preparad el camino del Señor, allanad los senderos de nuestro Dios.

Habiéndoselo revelado el Espíritu, también el bienaventurado Zacarías, el padre de Juan, profetizó diciendo: Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor, a preparar sus caminos. De él dijo el mismo Salvador a los judíos: Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz. Pues el sol de justicia y la luz verdadera es Cristo.

La sagrada Escritura compara al Bautista con una lámpara. Pues si contemplas la luz divina e inefable, si te fijas en aquel inmenso y misterioso esplendor, con razón la medida de la mente humana puede ser comparada a una lamparita, aunque esté colmada de luz y sabiduría. Qué signifique: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos, lo explica cuando dice: Elévense los valles, desciendan los montes y colinas: que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale.

Pues hay vías públicas y senderos casi impracticables, escarpados e inaccesibles, que obligan unas veces a subir montes y colinas y otras a bajar de ellos, ora te ponen al borde de precipicios, ora te hacen escalar altísimas montañas. Pero si estos lugares señeros y abruptos se abajan y se rellenan las cavidades profundas, entonces sí, entonces lo torcido se endereza totalmente, los campos se allanan y los caminos, antes escarpados y tortuosos, se hacen transitables. Esto es, pero a nivel espiritual, lo que hace el poder de nuestro salvador. Más una vez que se hizo hombre y carne —como dice la Escritura—, en la carne destruyó el pecado, y abatió a los soberanos, autoridades y poderes que dominan este mundo. A nosotros nos igualó el camino, un camino aptísimo para correr por las sendas de la piedad, un camino sin cuestas arriba ni bajadas, sin baches ni altibajos, sino realmente liso y llano.

Se ha enderezado todo lo torcido. Y no sólo eso, sino que se revelará la gloria del Señor, y todos verán la salvación de Dios. Ha hablado la boca del Señor. Pues Cristo era y es el Verbo unigénito de Dios, en cuanto que existía como Dios y nació de Dios Padre de modo misterioso, y en su divina majestad está por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Él es el Señor de la gloria y hemos contemplado su gloria que antes no conocíamos, cuando hecho hombre como nosotros según el designio divino, se declaró igual a Dios Padre en el poder, en el obrar y en la gloria: sostiene el universo con su palabra poderosa, obra milagros con facilidad, impera a los elementos, resucita muertos y realiza sin esfuerzo otras maravillas.

Así pues, se ha revelado la gloria del Señor y todos han contemplado la salvación de Dios, a saber, del Padre, que nos envió desde el cielo al Hijo como salvador”…

San Cirilo de Alejandría, Comentario sobre el libro del profeta Isaías (Lib. 3, t 4: PG 70, 802-803)

PARA REZAR

¡Maranatha! ¡Ven, Señor, Jesús!

Yo soy la Raíz y el Hijo de David,

la Estrella radiante de la mañana.

El Espíritu y la Esposa dicen: «¡Ven, Señor!»

Quien lo oiga, diga: «¡Ven, Señor!»

Quien tenga sed, que venga; quien lo desee,

que tome el don del agua de la vida.

Sí, yo vengo pronto.

¡Amén! ¡Ven, Señor, Jesús!