[…] Quiero llegar a Belén, Señor, porque es allí donde me esperas. Y darme cuenta de que tú, recostado en un pesebre, eres el pan de mi vida. Necesito la fragancia tierna de tu amor para ser, yo también, pan partido para el mundo. […] Papa Francisco 24 – 12 – 2018
TIEMPO DE NAVIDAD – CICLO C
26 DE DICIEMBRE – SAN ESTEBAN, primer mártir (F)
27 DE DICIEMBRE – SAN JUAN, apóstol y evangelista (F)
28 DE DICIEMBRE – LOS SANTOS INOCENTES, mártires (F)
TIEMPO DE NAVIDAD – CICLO C
NAVIDAD – MISA DE LA NOCHE
¡Hoy nos ha nacido un Salvador!
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 9, 1-6
El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz; sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz.
Tú has multiplicado la alegría, has acrecentado el gozo; ellos se regocijan en tu presencia, como se goza en la cosecha, como cuando reina la alegría por el reparto del botín.
Porque el yugo que pesaba sobre él, la barra sobre su espalda y el palo de su carcelero, todo eso lo has destrozado como en el día de Madián. Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado. La soberanía reposa sobre sus hombros y se le da por nombre: «Consejero maravilloso, Dios fuerte, Padre para siempre, Príncipe de la paz.» Su soberanía será grande, y habrá una paz sin fin para el trono de David y para su reino; él lo establecerá y lo sostendrá por el derecho y la justicia, desde ahora y para siempre. El celo del Señor de los ejércitos hará todo esto.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 95, 1-2a. 2b-3. 11-12. 13 (R.: Lc 2, 11)
R. Hoy nos ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor.
Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre. R.
Día tras día, proclamen su victoria,
anuncien su gloria entre las naciones,
y sus maravillas entre los pueblos. R.
Alégrese el cielo y exulte la tierra,
resuene el mar y todo lo que hay en él;
regocíjese el campo con todos sus frutos,
griten de gozo los árboles del bosque. R.
Griten de gozo delante del Señor,
porque él viene a gobernar la tierra:
él gobernará al mundo con justicia,
y a los pueblos con su verdad. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito 2, 11-14
La gracia de Dios, que es fuente de salvación para todos los hombres, se ha manifestado. Ella nos enseña a rechazar la impiedad y los deseos mundanos, para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad, mientras aguardamos la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador, Cristo Jesús. El se entregó por nosotros, a fin de librarnos de toda iniquidad, purificarnos y crear para sí un Pueblo elegido y lleno de celo en la práctica del bien.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 1-14
En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen.
José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.
Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.
En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el Angel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Angel les dijo: «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» Y junto con el Angel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
« ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Noche buena auténtica, es aquella en la que podemos revivir y hacer nuestra, la alegría de la primera Navidad. Poder escuchar en esta noche del 24 de diciembre, con la sorpresa de una buena noticia para todos nuestros pueblos, lo que los ángeles anunciaron en Belén: “No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor”.
- Había tinieblas y sombras de muerte en esa tierra. Estaban bajo la dominación de los romanos. Los impuestos se los llevaba el Imperio. Se infiltraban costumbres ajenas a su cultura, a sus tradiciones y a su religión. Muchos de los guías espirituales del pueblo habían endurecido la interpretación de las Escrituras y cerraban el acceso al Reino de los cielos.
- Hoy también hay tinieblas y sombras de muerte en esta tierra, bajo diversos nombres; son muchos los flagelos camuflados. Hoy no son los romanos, pero hay otras formas solapadas de totalitarismos, que seducen dominando vidas y confundiendo conciencias. Los impuestos a la vida, han hipotecado en muchos la esperanza. Las costumbres que se infiltran despedazan nuestra cultura, nuestro modo de vivir y nuestra fe. La interpretación de la palabra se nos hace árida y el camino al reino parece oscurecido.
- ¡No teman! Ésas fueron las primeras palabras del ángel a los que cuidaban el rebaño muy cerca del lugar donde nacía Jesús. Había llegado la hora de alejarse de las tinieblas y del temor que dominaba la tierra. Era la hora de la verdad y de la gracia, de la confianza y la alegría, de la santidad y de la paz.
- ¡No teman, les traigo una buena noticia, una gran alegría! Ha nacido Jesús, el Salvador. El evangelio hablando de María nos dice que le llegó su hora. No es solamente la hora que llega a cada mujer cuando va a dar a luz a su hijo, sino que ese hijo que va a brotar de las entrañas de María, marca una hora que es plenitud de los tiempos, hora de Dios y hora de los hombres, hora en que la historia se divide en un antes y después. Un antes en que todo era esperanza, promesa, profecía. Un hoy en que la esperanza de los viejos profetas y patriarcas se hace realidad en el niño que nace y podemos acercarnos a tocar lo que antes solamente intuía y deseaba nuestro corazón.
- ¡No teman! A partir de Belén, toda aquella esperanza ha llegado a la plenitud. El Señor es Señor de la historia. El Señor de la historia es llamado Emmanuel, es decir: Dios-con-nosotros. Dios está en Jesús para nosotros, su ser es un ser para los hombres. Afirmar que Jesús es el Emmanuel, es afirmar que no estamos solos, que la energía de Dios, la fuerza de su Espíritu, está dentro mismo, de esta real y concreta historia en la que vamos caminando. Jesús pertenece a la historia de la humanidad, es totalmente Dios y es totalmente hombre, y con esa misma totalidad se comprometió con la historia de su pueblo. Jesús no es una idea o doctrina, no es un mito o una leyenda. Es realidad histórica; es presencia salvadora, es Dios haciendo historia de salvación, “El que me ve a mí, ve a mi Padre”, dirá Él mismo. Jesús es la manifestación de que el reino de Dios llega para todos los hombres, y que en todos los hombres, Dios se puede manifestar como liberación y salvación.
- ¡No teman! el reino de Dios ya está inaugurado en el tiempo de los hombres. Desde aquella Navidad todos los años recordamos esta noche que el reino de Dios ya está en este mundo. El nacimiento de Cristo es el grito que despierta nuestra conciencia y nos dice que Dios está marchando con los hombres en la historia, que la aspiración de los hombres por la paz, por la justicia, por algo santo, la podemos esperar confiadamente, no porque los hombres seamos capaces de construir esa bienaventuranza, sino porque está ya en medio de los hombres el artífice y constructor del reino de justicia, de amor y de paz.
- ¡No teman! A pesar de los desconcertantes caminos de nuestro Dios. Sabiamente elige ser Dios con nosotros por medio de un niño para arrancarnos toda inseguridad y todo temor. Belén es hora de gracia de la humanidad. Es causa de alegría y perplejidad para todo el pueblo. El Mesías aparece en este mundo como un niño, con la sencillez y la sonrisa de un recién nacido: sin imponer nada, conquistando con delicadeza nuestro cariño y nuestra admiración, disipando temores y desconfianzas, y pidiendo simplemente nuestro corazón, aun nuestra ayuda. Acaso ¿qué podrá ser más lejano al temor que un niño recién nacido?
- ¡No teman! La noche se hizo más clara que el mismo día. Acaba de aparecer el sol que nace de lo alto, venido a este mundo a iluminar nuestros días, nuestros dolores, nuestros desconciertos y desaciertos, para que amanezcan todas nuestras esperanzas. Acaba de iniciarse en Belén la revelación más extraordinaria de Dios; Jesús es la manifestación de toda su ternura y misericordia.
- ¡Cómo quisiéramos que también de todos nosotros se diga un día que, vivimos según los pensamientos y según el corazón de Dios, que pasamos haciendo el bien, siendo causa de alegría para nuestra familia y nuestros vecinos, para nuestros compañeros de estudio y de trabajo, para el mundo que camina en tinieblas y sombras de muerte!
PARA REZAR
Pregón de Navidad
Bajen, dejen las torres de su vigilancia
pues, Aquel, al que esperaban ha nacido ya
Despierten, muévanse de su sueño
pues, Aquel que llama a la puerta
es Dios mismo, Dios mismo en persona
Y no teman a nada ni a nadie
ahora, el Señor ha roto las fronteras
se hace fiador, sale al encuentro de cada hombre
entra en nuestras vidas, en la pequeñez de un niño
Ojala, el Señor, con su nacimiento
rejuvenezca tantos corazones viejos
y, cobren vigor las almas,
de algunos que sintiéndose jóvenes
viven sin ánimo ni entusiasmo para seguir adelante
¡ES NAVIDAD! ¡HA NACIDO EL AMOR!
El Señor vendrá, y lejos de venir y marchar,
se quedará para siempre
Sentiremos su presencia junto a nosotros
Compartirá nuestras lágrimas, cuando lloremos
Nuestros sufrimientos, cuando sangremos
Nuestras alegrías, cuando cantemos
¡ES NAVIDAD!¡CONTEMPLEMOS LA GLORIA DE DIOS!
Bendita sea la Palabra , que hoy se hace carne
Bendito sea Dios, que hoy gime por Jesús
Bendito sea el cielo, que hoy se abre a la tierra
Benditos sean los ángeles, que traen tan buena noticia
Benditos los pastores, que creen y salen al Portal
Benditos los Magos, que olvidan sus reinos
Bendita la estrella, que nos guía hacia la Verdad
¡ES NAVIDAD!¡ LA LUZ BRILLA SOBRE NOSOTROS!
Que brille, la Vida del pesebre, en nuestra pobre vida
Que hable, la Palabra del pesebre, ante nuestras dudas
Que venga, el Espíritu del Padre, y disipe toda tiniebla
Que brote, la Bondad de Belén, y reine la paz
Que hable el silencio, para que escuchemos a Dios
Que, en el pesebre, se acorten –definitivamente-
las distancias que existen entre la tierra y el cielo
entre el hombre y Dios, el odio y el amor
el egoísmo y la fraternidad, la tristeza y la alegría
¡ES NAVIDAD! ¡UN NIÑO NOS HA NACIDO YA!
Javier Leoz
La Palabra se hace carne y acampa entre nosotros
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 52, 7-10
¡Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz, del que anuncia la felicidad, del que proclama la salvación y dice a Sión: «¡Tu Dios reina!»
¡Escucha! Tus centinelas levantan la voz, gritan todos juntos de alegría, porque ellos ven con sus propios ojos el regreso del Señor a Sión.
¡Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor consuela a su Pueblo, él redime a Jerusalén! El Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 97, 1. 2-3ab. 3cd-4. 5-6 (R.: 3c)
R. Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios.
Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria. R.
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos. R.
Canten al Señor con el arpa
y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta
aclamen al Señor, que es Rey. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta a los Hebreos 1, 1-6
Después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los Profetas, en muchas ocasiones y de diversas maneras, ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo.
El es el resplandor de su gloria y la impronta de su ser. El sostiene el universo con su Palabra poderosa, y después de realizar la purificación de los pecados, se sentó a la derecha del trono de Dios en lo más alto del cielo. Así llegó a ser tan superior a los ángeles, cuanto incomparablemente mayor que el de ellos es el Nombre que recibió en herencia.
¿Acaso dijo Dios alguna vez a un ángel: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy? ¿Y de qué ángel dijo: Yo seré un padre para él y él será para mí un hijo?
Y al introducir a su Primogénito en el mundo, Dios nos dice: Que todos los ángeles de Dios lo adoren.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Principio del santo Evangelio según san Juan 1, 1-5. 9-14
Al principio existía la Palabra,
y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra
y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la percibieron.
La Palabra era la luz verdadera
que, al venir a este mundo,
ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo,
y el mundo fue hecho por medio de ella,
y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos,
y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron,
a los que creen en su Nombre,
les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre,
ni por obra de la carne,
ni de la voluntad del hombre,
sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne
y habitó entre nosotros.
Y nosotros hemos visto su gloria,
la gloria que recibe del Padre como Hijo único,
lleno de gracia y de verdad.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Isaías recuerda la liberación del pueblo judío de la opresión de Asiria y su retorno del destierro de Babilonia. Un mensajero trae el pregón de la victoria y la buena noticia de la paz. Los vigías de las murallas responden con cantos y con gritos de alegría. Es una alegría tan estrepitosa y atronadora que va creciendo y se amplía hasta los confines de la tierra, a tal punto que hasta las piedras de las ruinas de la ciudad, rompen a cantar porque «ya reina tu Dios».
***
- El texto es la introducción a la carta a los Hebreos. Dios toma la iniciativa y se revela ante el hombre, primero por medio de los profetas, y ahora por medio de su Hijo, palabra hecha persona. Esta primera parte resume en pocas líneas el Antiguo Testamento y su fin con la encarnación del Verbo de Dios. Él es el centro de la creación, por Él se hizo todo. Es la cima y quien «mantiene el universo». Es imagen y reflejo del Padre. Por su sangre realizó la salvación y luego recibió la glorificación. Por ser Hijo de Dios es superior a los ángeles y recibe el nombre de «Señor».
***
- La Palabra se hace carne y acampa entre nosotros. Dios crea por su Palabra, re-crea por su Palabra, se hace Palabra en Jesús. Y Jesús nos revela la vida íntima de Dios, que es la luz de los hombres. Dios se hace hombre, como uno de nosotros. Desde aquella Navidad Dios tiene un rostro: Jesús. Él es el rostro de Dios, el lugar de Dios para el hombre. Desde aquella Navidad la pregunta por Dios, del hombre de hoy y de todos los tiempos, se concreta y se aclara de forma definitiva. La pregunta por Dios será la pregunta por Jesús. Las palabras de Jesús son palabras de Dios, las actitudes de Jesús son actitudes de Dios.
- La Palabra se hace carne y acampa entre nosotros. Jesús nace en Belén y esto nos grita que Dios está de nuestra parte. Dios no es un Dios lejano que se coloca frente a nosotros para juzgarnos, sino el Dios-con-nosotros y en favor nuestro: el Emmanuel. En Jesucristo y por Jesucristo Dios hizo suya la causa del hombre y ha empeñado su palabra en la salvación del mundo.
- La Palabra se hace carne y acampa entre nosotros. Siendo Dios, se hace hombre, uno cualquiera. Nace de una familia humilde, en soledad y pobreza, sin protocolos, ni solemnidades palaciegas, sólo un niño, indefenso, impotente, accesible y que reclama amor. La salvación no viene de la riqueza, ni del poder, ni de la violencia. El amor será su predicación, su ley, el motivo de su muerte, y el fundamento de la resurrección. El amor es el mensaje de Navidad, el amor es la tarea a renovar cada Navidad.
- La Palabra se hace carne y acampa entre nosotros. Dios pone su tienda en el campamento de la humanidad, haciéndose solidario del empeño humano, de construir la fraternidad universal. Dios se hace nuestro prójimo, y el prójimo se transforma en el punto de mira que nos orienta y conduce a Dios. Jesús une indisolublemente el amor a Dios y el amor al prójimo, de modo que ya no son sino dos caras de la misma moneda. El nacimiento de Jesús significa el encuentro de Dios con los hombres, pero significa también el encuentro del hombre -de todos los hombres- con Dios.
- La Palabra se hace carne y acampa entre nosotros. Al venir Dios a este mundo abre definitivamente el camino de los hombres a Dios y a los que lo reciben les da el poder ser hijos de Dios, no por obra de la raza, sangre o nación, sino por la fe. En Jesús y por Jesús, los hombres, hijos todos de Dios, debemos aprender a vivir como en familia, como una gran familia.
- La Palabra se hace carne y acampa entre nosotros. Ésta es nuestra fe, Jesús vive y está con nosotros. Esta es nuestra esperanza también. Lo que celebramos en la Navidad no es sólo aquello que fue, lo que pasó en aquel tiempo y en aquel lugar, sino lo que sigue pasando en todo el mundo, porque fue y es una Navidad definitiva.
- La Palabra se hace carne y acampa entre nosotros. Dios nos ha hecho hijos suyos por nuestra unión a Jesús, su Hijo único hecho uno de nosotros. Por eso también nosotros estamos llamados a ser, en el mundo, el resplandor de la Gloria del Padre por nuestras actitudes de amor, de rectitud, de bondad, de misericordia. Este es el mejor regalo que Dios quiere dar a la humanidad: una Iglesia que sabe amar, que sabe perdonar, que sabe salvar porque, desde ella, continúa actualizándose en el mundo el poder amoroso, misericordioso y salvador de Dios a favor de toda la humanidad.
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Paz en la tierra
Paz en la tierra a los hombres que Dios ama.
La vida del hombre está llena de conflictos, enfrentamientos violentos y mutua agresividad. Las relaciones entre los pueblos están salpicadas de guerras. Encontramos conflictos en las familias y grupos sociales. Lo detectamos en nuestra propia persona. La falta de paz en el mundo es como una maldición implacable que se ha apoderado de la humanidad y amenaza con destruirla.
Ante los conflictos, los hombres tanto individualmente como colectivamente, tienen que hacer una opción: escoger el camino del diálogo, de la razón, del mutuo entendimiento o seguir los caminos de la violencia.
El hombre ha escogido casi siempre este segundo camino. Y a pesar de que todas las generaciones han ido experimentando el poder destructivo y absurdo que se encierra en la violencia, el hombre no ha sabido renunciar a ella.
Incluso, en nuestros días, en que siente con horror la amenaza de una posible aniquilación total de la vida sobre el planeta, parece que nada le puede detener en este camino de destrucción.
Desde estas tinieblas de violencia hemos de escuchar los creyentes el mensaje de Navidad: «Paz en la tierra a los hombres que ama el Señor». La paz firme, duradera y estable no se impondrá por las armas sino con el amor. La salvación del mundo no está en manos de las armas sino en manos de Dios.
Por eso nos atrevemos a celebrar una vez más la Navidad, pese a la angustia, la falta de paz y las guerras que siguen acosando al hombre y en vez de disminuir, siguen aumentando.
Navidad es una fiesta que no la hemos inventado ni hecho los hombres, sino que nos ha sido regalada por el mismo Dios. Este Niño es para nosotros el signo y la garantía de que Dios tiene la última palabra en la historia del mundo.
Cuando sentimos que las tinieblas del mal y la violencia crecen, los cristianos celebramos a este Niño como la única esperanza verdadera del mundo. Creemos que en este pequeño se encierra la fuerza salvadora de la humanidad.
Este día de Navidad se nos pide confiarnos a Dios. Creer en la fuerza del amor. Descubrirla en lo pequeño y humilde.
Cada uno de nosotros hemos de sentirnos llamados a llenar nuestro corazón de amor, no de violencia, de ternura, no de agresividad, de diálogo, no de guerra. Entonces podremos cantar también este año: «Gloria a Dios en los cielos y en la tierra paz a los hombres que ama Dios».
José Antonio Pagola
PARA REZAR
¡Ven Señor Jesús!
¡Ven Señor Jesús! Señor, vivimos tiempos difíciles y duros:
las naciones se agitan temerosas unas de otras.
Millones de seres humanos viven en la extrema pobreza
mientras unos pocos acaparan inmensas fortunas.
¡Ven Señor Jesús! Vivimos en medio de odios raciales y religiosos,
de luchas sociales, de miedos y persecuciones…
Aumenta el hambre, la pobreza, el abandono de los niños,
la penuria de los ancianos, la miseria de los marginados…
¡Ven Señor Jesús! necesitamos Tu presencia,
la que nos trae tu reino de amor, de comprensión,
de justicia, de paz, de perdón y de reconciliación.
¡Ven Señor Jesús! Porque llega el reino que nos anunciaste,
la nueva humanidad donde brilla la armonía y la paz,
pues los lobos habitan con los corderos
mientras que los niños juegan con las serpientes,
porque los que se odiaban ya se han perdonado
y los que estaban distantes ya se han unido.
¡Ven Señor Jesús! Porque tu reino ya está cerca,
porque ya percibimos sus signos entre nosotros,
porque esta comunidad también ha sido llamada y elegida,
porque sabemos que nos amas y que nos salvas.
26 DE DICIEMBRE – SAN ESTEBAN, primer mártir (F)
No serán ustedes los que hablarán, sino el Espíritu de su Padre
Lectura de los Hechos de los apóstoles 6, 8-10; 7, 54-60
Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y signos en el pueblo. Algunos miembros de la sinagoga llamada «de los Libertos», como también otros, originarios de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de la provincia de Asia, se presentaron para discutir con él. Pero no encontraban argumentos, frente a la sabiduría y al espíritu que se manifestaba en su palabra.
Al oír esto, se enfurecieron y rechinaban los dientes contra él. Esteban, lleno del Espíritu Santo y con los ojos fijos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios. Entonces exclamó: «Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios.»
Ellos comenzaron a vociferar y, tapándose los oídos, se precipitaron sobre él como un solo hombre; y arrastrándolo fuera de la ciudad, lo apedrearon. Los testigos se quitaron los mantos, confiándolos a un joven llamado Saulo.
Mientras lo apedreaban, Esteban oraba, diciendo: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.» Después, poniéndose de rodillas, exclamó en alta voz: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado.» Y al decir esto, expiró.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 30, 3c-4. 6 y 7b-8a. 16bc y 17 (R.: 6a)
R. Señor, yo pongo mi vida en tus manos.
Sé para mí una roca protectora,
un baluarte donde me encuentre a salvo,
porque tú eres mi Roca y mi baluarte:
por tu Nombre, guíame y condúceme. R.
Yo pongo mi vida en tus manos:
tú me rescatarás, Señor, Dios fiel.
Confío en el Señor.
¡Tu amor será mi gozo y mi alegría! R.
Líbrame del poder de mis enemigos
y de aquellos que me persiguen.
Que brille tu rostro sobre tu servidor,
sálvame por tu misericordia. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 17-22
Jesús dijo a sus apóstoles:
Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos.
Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Tres festividades de santos siguen inmediatamente a la de Navidad: San Esteban, San Juan, los Santos Inocentes. El día siguiente del nacimiento del Hijo de Dios, celebramos la muerte del primer mártir. Este Niño que nace es aquel que, por fidelidad al camino de Dios, llegará hasta la cruz; y como él, sus seguidores son llamados a ser testigos («mártires») de la Buena Noticia con la totalidad de su vida.
- Este martirio, no obstante, lo celebramos como una fiesta gozosa: la muerte de Esteban es su nuevo nacimiento, es la participación de la Pascua de Jesús.
- Esteban era «diácono» es decir «encargado del servicio de comedor» en los ágapes o comidas fraternas, durante las cuales los primeros cristianos celebraban la eucaristía.
- Siendo de cultura griega habla muy bien, se enfrenta con los judíos y los denuncia por su infidelidad: no han sabido reconocer a Jesús de Nazaret, el Mesías que cumple todas las esperanzas del Antiguo Testamento. Sobre todo se escandalizan cuando Esteban afirma que ve a Jesús de pie a la derecha de Dios.
- Esteban es un hombre abierto que comprende que la Buena Noticia de la fe cristiana significa apertura a todo el mundo, rompiendo el círculo de normas y leyes del judaísmo. Hablaba de Jesús con un ardor especial y su persona destellaba un esplendor especial que seducía a sus oyentes. Para las autoridades esto resultaba peligroso y, por eso, acabaron enseguida con él, condenándolo a muerte y apedreándolo.
- Lucas ha seguido en la acusación de Esteban el mismo esquema de la acusación a Jesús: son buscados falsos testigos, se los acusa de actitudes y palabras blasfemas contra la ley y el templo, los dirigentes judíos excitan a la muchedumbre, son llevados al mismo tribunal. El Sanedrín los condenará por los mismos motivos.
- Como Jesús, hace aquello tan difícil de amar a los enemigos.
***
- Esta página del Evangelio fue escrita cuando la comunidad ya tenía la amarga experiencia de las persecuciones y los martirios. La persecución la experimentaron todos: Pedro, los apóstoles, Pablo en sus varios viajes, pero el primero fue Esteban. También aquí la Navidad apunta a la Pascua, con su gran decisión de entrega y de cruz, para Cristo y para sus seguidores.
- Cristo anuncia a sus seguidores las dificultades de la misión que confiaba: todo hombre que proclama el Reino de Dios debe estar dispuesto a afrontar la oposición y la contestación. Los llevarán a los tribunales, los perseguirán, por causa de Jesús serán conducidos ante los gobernadores y los reyes…» y creerán que hacen un acto de culto a Dios eliminándolos.
- Las consecuencias de la Navidad son inesperadas e inseparables de la Pascua. De la alegría de Belén y del Dios-con-nosotros pasamos a la seriedad del testimonio de vida por coherencia con la fe. Navidad es algo más que la mirada tierna del Niño en la gruta, acompañado por María y José y el canto de los ángeles. El pesebre es el símbolo doloroso del destierro, de la persecución, de la pobreza y de la miseria: un pesebre es lo contrario de una cuna.
- Creer en Dios y seguir a Jesús comporta decisiones y tomar postura: ser signo de contradicción.
- Mateo nos pone en guardia contra un cristianismo edulcorado que ignore el martirio. En boca de Jesús pone unas profecías que habrán de acompañar a los cristianos hasta el fin del mundo.
- Creer que Jesús es el Señor, quien nos ayuda a descubrir la verdad y el sentido de este mundo, implica para el discípulo la confianza total en Dios y su palabra. Y esta confianza muchas veces lo llevará a dar la vida cotidianamente. Pero no tienen que temer: el Espíritu es el que les inspirará lo que deben decir.
- A lo largo de los siglos la Iglesia ha contado con un ejército de mártires de toda clase y condición.
- Tal vez a nosotros no se nos pida dar nuestra vida por el Evangelio, pero sí es una exigencia de nuestra fe el testimoniarla delante de los demás, con nuestra vida y con nuestras palabras, con nuestro compromiso por construir un mundo más humano y más justo donde podamos vivir en paz y dignamente. Donde hagamos realidad las enseñanzas de aquel cuyo nacimiento estamos celebrando en estos días.
PARA DISCERNIR
- ¿A qué me compromete la Navidad?
- ¿Me quedo sólo en el recuerdo del nacimiento en Belén?
- ¿En qué modifica mi perspectiva de fe?
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Hoy ha nacido el Salvador
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
De belén a la cruz
Al día siguiente de la solemnidad de Navidad, celebramos hoy la fiesta de san Esteban, diácono y primer mártir. A primera vista, unir el recuerdo del «protomártir» y el nacimiento del Redentor puede sorprender por el contraste entre la paz y la alegría de Belén y el drama de san Esteban… En realidad, esta aparente contraposición se supera si analizamos más a fondo el misterio de la Navidad. El Niño Jesús, que yace en la cueva, es el Hijo unigénito de Dios que se hizo hombre. Él salvará a la humanidad muriendo en la cruz. Ahora lo vemos en pañales en el pesebre; después de su crucifixión, será nuevamente envuelto con vendas y colocado en un sepulcro. No es casualidad que la iconografía navideña represente a veces al Niño divino recién nacido recostado en un pequeño sarcófago, para indicar que el Redentor nace para morir, nace para dar su vida como rescate por todos (cf. Mc 10,45).
San Esteban fue el primero en seguir los pasos de Cristo con el martirio; murió, como el divino Maestro, perdonando y orando por sus verdugos (cf. Hch 7, 60). En los primeros cuatro siglos del cristianismo todos los santos venerados por la Iglesia eran mártires. Se trata de una multitud innumerable, que la liturgia llama «el blanco ejército de los mártires»… Su muerte no era motivo de miedo y tristeza, sino de entusiasmo espiritual, que suscitaba siempre nuevos cristianos. Para los creyentes, el día de la muerte, y más aún el día del martirio, no es el fin de todo, sino más bien el «paso» a la vida inmortal, es el día del nacimiento definitivo, en latín, el dies natalis. Así se comprende el vínculo que existe entre el dies natalis de Cristo y el dies natalis de san Esteban. Si Jesús no hubiera nacido en la tierra, los hombres no habrían podido nacer para el cielo. Precisamente porque Cristo nació, nosotros podemos «renacer».
Benedicto XVI – Papa – Ángelus del 26 de diciembre de 2006
PARA REZAR
“La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la han podido apagar”
El Niño del pesebre extiende sus bracitos,
y su sonrisa parece decir ya
lo que más tarde pronunciarán
los labios del hombre:
“Venid a mí todos los que estáis fatigados
y agobiados, y yo os aliviaré.”…
¡Sígueme! así dicen las manos del Niño,
como más tarde lo harán los labios del hombre.
Así hablaron al discípulo que el Señor amaba
y que ahora también pertenece
al séquito del pesebre.
Y San Juan, el joven con un limpio corazón de niño,
lo siguió sin preguntar a dónde o para qué.
Abandonó la barca de su padre
y siguió al Señor por todos sus caminos
hasta la cima del Gólgota. ¡Sígueme!-
esto sintió también el joven Esteban.
Siguió al Señor en la lucha
contra el poder de las tinieblas,
contra la ceguera de la obstinada incredulidad,
dio testimonio de Él con su palabra y con su sangre,
lo siguió también en su espíritu,
espíritu de Amor que lucha contra el pecado,
pero que ama al pecador y que,
incluso estando muriendo,
intercede ante Dios por sus asesinos.
Son figuras luminosas que se arrodillan
en torno al pesebre:
los tiernos niños inocentes, los confiados pastores,
los humildes reyes, Esteban, el discípulo entusiasta,
y Juan, el discípulo predilecto.
Todos ellos siguieron la llamada del Señor.
Frente a ellos se alza la noche de la incomprensible
dureza y de la ceguera: los escribas,
que podían señalar el momento
y el lugar donde el Salvador del mundo
habría de nacer, pero que fueron incapaces
de deducir de ahí el “Venid a Belén”;
el rey Herodes que quiso quitar
la vida al Señor de la Vida.
Ante el Niño en el pesebre se dividen los espíritus.
El es el Rey de los Reyes y Señor
sobre la vida y la muerte.
El pronuncia su ¡sígueme!,
y el que no está con El está contra El.
El nos habla también a nosotros
y nos coloca frente a la decisión
entre la luz y las tinieblas.
Edith Stein. El misterio de Navidad, Obras completas.
27 DE DICIEMBRE – SAN JUAN, apóstol y evangelista (F)
El otro discípulo corría más que Pedro y llegó primero al sepulcro
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 1, 1-4
Queridos hermanos:
Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de Vida, es lo que les anunciamos.
Porque la Vida se hizo visible, y nosotros la vimos y somos testigos, y les anunciamos la Vida eterna, que existía junto al Padre y que se nos ha manifestado.
Lo que hemos visto y oído, se lo anunciamos también a ustedes, para que vivan en comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.
Les escribimos esto para que nuestra alegría sea completa.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 96, 1-2. 5-6. 11-12 (R.: 12a)
R. Alégrense, justos, en el Señor.
¡El Señor reina! Alégrese la tierra,
regocíjense las islas incontables.
Nubes y Tinieblas lo rodean,
la Justicia y el Derecho son la base de su trono. R.
Las montañas se derriten como cera
delante del Señor, que es el dueño de toda la tierra.
Los cielos proclaman su justicia
y todos los pueblos contemplan su gloria. R.
Nace la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alégrense, justos, en el Señor
y alaben su santo Nombre. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 2-8
El primer día de la semana, María Magdalena corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte.
Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Ayer era el martirio de la sangre, el de Esteban. Hoy la Iglesia nos muestra la entrega en amor de un apóstol: Juan. De tal manera se sintió querido por Jesús que él mismo se dio ese título, y quiso mostrarnos la calidad y fuerza de ese amor. Juan es testigo de lo que Jesús vivió e hizo; escribe su evangelio «para que creamos y tengamos vida».
- La finalidad de toda la carta es clara. El amor de Dios se nos ha manifestado para que tengamos comunión de vida con Él y la alegría sea plena: «para que estén unidos con nosotros en esa unión que tenemos con el Padre y con su Hijo Jesucristo», y «que nuestra alegría sea completa».
- Esa comunión es una presencia de Dios en el hombre y una presencia del hombre en Dios. Es también una alianza mediante la cual Dios concede al hombre un corazón nuevo para conocerlo.
- Todas las exposiciones de Juan tienden hacia la misma conclusión: Dios se revela a través de la justicia, el amor, luz, y el cristiano que hace justicia, ama, camina en la luz, penetra en una relación existencial con Dios a la que Juan llama comunión.
- La Encarnación no es un sueño, un fruto de la imaginación. Esta vida eterna que estaba junto al Padre -esta Palabra de vida- mediante la cual Dios se expresa a sí mismo, de una manera absoluta, perfecta, se manifestó, se hizo visible. Desde la encarnación se nos invita a participar de la «vida» de Dios: «pensar», «reflexionar», «amar», «actuar», «trabajar», como El; a tratar de reproducir la vida de Jesús.
***
- El día de Pascua, por la mañana, María Magdalena echó a correr en busca de Simón Pedro y el otro discípulo, aquel que Jesús amaba. Juan se caracteriza a sí mismo como: «el discípulo amado».
- Juan era aquel que junto con su hermano Santiago el Mayor, y Pedro, fue testigo de la gloria de la transfiguración de Jesús, en la última cena reclinó su cabeza sobre el pecho de Jesús. Estuvo presente en su agonía en el Huerto y en el Calvario, al pie de la cruz en la que moría Jesús, y de sus labios recibió a María como su segunda madre. Juan, que había sido testigo presencial de la muerte de Cristo, es también testigo del sepulcro vacío.
- Después de escuchar las palabras de María, Pedro y Juan corrían juntos hacia el sepulcro. Juan corrió más rápido y llegó primero, pero no entró. Luego llegó Simón Pedro y entró en el sepulcro. Juan es quien creyó al ver este signo de la ausencia del cadáver.
- Este apóstol que para muchos estudiosos es símbolo de todo cristiano, aparece unido al Señor por algo más que el simple seguimiento, o adhesión a una doctrina: por el amor y la amistad.
- Es esta amistad la que lo hace reconocer la resurrección y creer. Por eso el creer no está sujeto al lugar que se ocupa en la iglesia, ni al poder que en ella se ejerce, sino a la amistad con Jesús.
- Celebrar a Juan es celebrar la fe que se apoya en un creer por amor.
- La transmisión del hecho de la resurrección es algo que el discípulo amado no sólo comprobará al ver el sepulcro vacío, sino también al contemplar al resucitado en las varias apariciones de las que será testigo. Lo que nos transmita no será sólo algo que le haya llegado de oídas, sino algo que él mismo vio y tocó con sus propias manos. Ser discípulo amado de Jesús es ser experto por amor en descubrir los signos del resucitado e interpretarlos.
- El discípulo amado es testigo, también nosotros debemos ser signos de la resurrección. Aquí está nuestro desafío: ser una comunidad cristiana enamorada de la resurrección, empujada por el valor, mostrando el sentido de una vida nueva, jugada en el amor y el servicio.
PARA DISCERNIR
- ¿Experimento la fe como cercanía de amor?
- ¿Me animo a contar el paso del Señor por mi vida?
- ¿Siento que la expresión más alta de mi fe es un amor comprometido?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Creo Señor, aumenta mi fe
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
«Lo que existía desde el principio…, lo que hemos contemplado…, os lo anunciamos»
. ..”Pedro y Juan corrieron los dos al sepulcro. El sepulcro de Cristo es la Escritura santa, en la que los misterios más oscuros de su divinidad y de su humanidad están protegidos, me atrevo a decirlo, por una muralla rocosa. Pero Juan corre más que Pedro, porque el poder de la contemplación totalmente purificada penetra los secretos de las obras divinas con una mirada más penetrante y más viva que el poder de la acción, que todavía tiene necesidad de ser purificada.
Sin embargo es Pedro quien entra primero en el sepulcro; Juan le sigue. Los dos corren, y los dos entran. Aquí Pedro es la imagen de la fe, y Juan representa la inteligencia… La fe, pues, debe entrar la primera en el sepulcro, imagen de la Escritura santa, y la inteligencia entra detrás de ésa…
Pedro, que representa también la práctica de las virtudes, por el poder de la fe y de la acción ve al Hijo de Dios encerrado de manera inefable y maravillosa en los límites de la carne. Juan, que representa la más alta contemplación de la verdad, admira al Verbo de Dios, perfecto en sí mismo e infinito en su origen, es decir, en su Padre. Pedro, conducido por la revelación divina, mira al mismo tiempo las cosas eternas y las cosas de este mundo, unidas en Cristo. Juan contempla y anuncia la eternidad del Verbo para darlo a conocer a las almas creyentes.
Digo, pues, que Juan es un águila espiritual de vuelo rápido, que ve a Dios; le llamo el teólogo. Domina toda la creación visible e invisible, va mucho más allá de las facultades del intelecto, y entra divinizado en Dios que le da a compartir su propia vida divina.
Juan Escot Erigene (?- hacia 870), benedictino irlandés – Homilía sobre el prólogo de san Juan, §2
PARA REZAR
Señor Jesús, Tú que revelaste a Juan
tus misterios más secretos
y aquellos misterios
que mis ojos no verán,
haz que yo logre entender
cuanto Juan nos ha contado.
Déjame, Señor, poner
mi cabeza en tu costado
Tú que en la cena le abriste
la puerta del corazón
y en la transfiguración
junto a ti lo condujiste,
permíteme entrar
en tu misterio sagrado
Déjame, Señor, poner
mi cabeza en tu costado.
Tú que en el monte Calvario
entre sus manos dejaste
el más santo relicario:
la carne donde habitaste;
tú que le dejaste ser
el hijo bien adoptado,
Déjame, Señor, poner
mi cabeza en tu costado.
Y tú, Juan, que a tanto amor
con amor correspondiste
y la vida entera diste
por tu Dios y tu Señor,
enséñame a caminar
por donde tú has caminado.
Enséñame a colocar
mi cabeza en su costado.
28 DE DICIEMBRE – LOS SANTOS INOCENTES, mártires (F)
José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 1, 5-2, 2
Queridos hermanos:
La noticia que hemos oído de él y que nosotros les anunciamos, es esta: Dios es luz, y en él no hay tinieblas. Si decimos que estamos en comunión con él y caminamos en las tinieblas, mentimos y no procedemos conforme a la verdad. Pero si caminamos en la luz, como él mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos y purificarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos pasar por mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Hijos míos, les he escrito estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos un defensor ante el Padre: Jesucristo, el Justo. El es la Víctima propiciatoria por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 123, 2-3. 4-5. 7b-8 (R.: 7a)
R. Nuestra vida se salvó como un pájaro de la trampa del cazador.
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando los hombres se alzaron contra nosotros,
nos habrían devorado vivos.
Cuando ardió su furor contra nosotros. R.
Las aguas nos habrían inundado,
un torrente nos habría sumergido,
nos habrían sumergido las aguas turbulentas. R.
La trampa del cazador: la trampa se rompió
y nosotros escapamos.
Nuestra ayuda está en el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 2, 13-18
Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»
José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.
Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: Desde Egipto llamé a mi hijo.
Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los magos le habían indicado. Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías: En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- La carta de Juan entra en el primer gran tema de su mensaje: Dios es luz, Dios es «verdadero», Dios es transparencia.
- Jesucristo está en la luz, y nosotros debemos también caminar en la luz. Juan utiliza términos que en su contraposición nos hacen más claro el mensaje: amar-odiar, dar vida-dar muerte, luz-tinieblas.
- Juan se propone «desvelar» el mensaje de Cristo a los destinatarios de la carta porque deben ahondar cada vez más en sus exigencias.
- La luz, en el lenguaje bíblico, es sinónimo de alegría, de vida, de verdad, de bondad, de pureza. Lo contrario de todo esto es la tiniebla, la oscuridad, la penumbra.
- El pecado es también una ocasión de comunión con Dios por el perdón que puede provocar. Sólo la pretensión de estar sin pecado nos priva de esa comunión salvadora.
- Vivir «según la verdad», es «vivir según Dios». Es en primer lugar una exigencia de lucidez, de santidad, de verdad.
- El Jesús de quien habla Juan es el que ha venido en Navidad y a la vez el de la Cruz, el que con su sangre nos purifica de todo pecado, no sólo a nosotros, sino a todo el mundo.
***
- El texto del evangelio de san Mateo relata la matanza de los niños inocentes de Belén por obra del rey Herodes el Grande, despechado porque los magos no le avisaron del lugar en el que lo encontraron. Este es el fundamento histórico de este legendario relato que evoca la famosa matanza de los niños israelitas en Egipto, cuando el faraón ordenó hacerlos morir ahogados en el Nilo, para controlar así el crecimiento del pueblo hebreo al que consideraba peligroso.
- San Mateo quiere presentar a Jesús como el nuevo Moisés que desde su nacimiento ha venido para dar al pueblo de Dios la nueva ley, a ser el mediador de una alianza definitiva y a liberarlo de toda esclavitud. El intento asesino del rey causa la muerte en torno suyo, pero, en este contexto de homicidio, Dios se hace presente, de nuevo, por medio de su ángel. Una nueva aparición del ángel durante el sueño de José prepara lo necesario para el cumplimiento de su palabra liberadora que se llevará a cabo a través de la fuga a Egipto de José con el niño y su madre. De esta manera se cumple lo anunciado en Oseas: «De Egipto llamé a mi hijo» (cf. Os 11,1). En un mundo de muerte causada por el temor de los poderosos, Dios se revela como Padre, fuente de la vida para su hijo y, por medio de él, para toda la Humanidad.
- Al igual que el pueblo elegido, la familia de Jesús huye a Egipto para escapar de las calamidades que sobrevinieron en Palestina hacia el final del reinado de Herodes el Grande. Esta peregrinación les sirvió para madurar sus opciones de fe y estar preparados para los continuos llamados de Dios.
- El sacrificio de estos niños inocentes y las lágrimas de sus madres se convierten en símbolo de tantos niños que son injustamente tratados y han sufrido y siguen sufriendo sin ninguna culpa.
- Estos niños mártires, hoy, también tienen nombres concretos en niños que siguen siendo asesinados víctimas de la pobreza, del desamparo, de la miseria.
- El amor de Dios se ha manifestado en la Navidad. Pero el mal existe, y el desamor de los hombres ha ocasionado a lo largo de la historia mucha muerte inocente.
- José y María empiezan a experimentar que los planes de Dios exigen una disponibilidad nada cómoda. La huida y el destierro no son precisamente un adorno poético en la historia de la Navidad.
- De esta experiencia brota una enseñanza para la comunidad de discípulos que nace y crece en un contexto de amenazas a la vida. El discípulo está llamado a hacer una experiencia de exilio, no de evasión, respecto a su entorno, para trabajar comprometidamente con la vida amenazada. Nuestra opción de fe nos invita constantemente a levantarnos, nos hace estar atentos a las cosas que pasan a nuestro alrededor, porque es el lugar donde Dios habla.
- También hoy el ángel del Señor nos invita a preservar la vida poniendo distancia de los que la amenazan y de esa forma, convertirnos en signo de esperanza para los inocentes que están expuestos a la matanza.
PARA DISCERNIR
- ¿Nos quedamos contemplando horrorizados la muerte de los inocentes sin ver la que ocurre a nuestro alrededor?
- ¿Tomamos alguna actitud en defensa de la vida amenazada?
- ¿Qué postura tomamos ante la constante amenaza a la vida no nacida?
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Los santos Inocentes, pobres como Cristo pobre
No muy lejos del primer mártir [Esteban] se encuentran las «flores martyrum», las tiernas flores que fueron arrancadas antes que pudieran ofrecerse como víctimas. La piedad popular ha creído siempre que la gracia se adelantó al proceso natural y concedió a los niños inocentes la comprensión de lo que sucedería con ellos para hacerles capaces de entregarse libremente y asegurarse así el premio de los mártires. Sin embargo, ni aun así pueden equipararse al confesor consciente que con heroísmo se compromete en la causa de Cristo. Ellos se asemejan más bien a los corderos que, en su indefensa inocencia, «son llevados al matadero» (Is 53,7; Hch 8,32).
De este modo son la imagen de la pobreza más extrema. No poseen más riqueza que su vida. Y ésta también se les quita, sin que ellos opongan resistencia. Ellos rodean el pesebre para indicarnos cuál es la mirra que hemos de ofrecer al Niño Dios: quien quiera pertenecerle totalmente, tiene que entregarse a Él sin reservas y abandonarse a la voluntad divina como esos niños.
Santa Teresa Benedicta de la Cruz [Edith Stein] (1891-1942), carmelita descalza, mártir, copatrona de Europa Meditación para el 6 de enero 1941
PARA REZAR
Recibe, Señor
Recibe, Señor, nuestros miedos
y transfórmalos en confianza.
Recibe, Señor, nuestro sufrimiento
y transfórmalo en crecimiento.
Recibe, Señor, nuestro silencio
y transfórmalo en adoración.
Recibe, Señor, nuestras crisis
y transfórmalas en madurez.
Recibe, Señor, nuestras lágrimas
y transfórmalas en plegaria.
Recibe, Señor, nuestra ira
y transfórmala en intimidad.
Recibe, Señor, nuestro desánimo
y transfórmalo en fe.
Recibe, Señor, nuestra soledad
y transfórmala en contemplación.
Recibe, Señor, nuestras amarguras
y transfórmalas en paz del alma.
Recibe, Señor, nuestra espera
y transfórmala en esperanza.
Recibe, Señor, nuestra muerte
y transfórmala en resurrección.