TIEMPO DE NAVIDAD – CICLO C
EPIFANÍA DEL SEÑOR (S)
TIEMPO DE NAVIDAD – CICLO C
DGO II DE NAVIDAD
Y la Palabra era Dios
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Eclesiástico 24,1-2. 8-12
La sabiduría hace el elogio de sí misma y se gloría en medio de su pueblo, abre la boca en la asamblea del Altísimo y se gloría delante de su Poder: «Yo salí de la boca del Altísimo y cubrí la tierra como una neblina.
Levanté mi carpa en las alturas, y mi trono estaba en una columna de nube.
Entonces, el Creador de todas las cosas me dio una orden, el que me creó me hizo instalar mi carpa, él me dijo: «Levanta tu carpa en Jacob y fija tu herencia en Israel».
El me creó antes de los siglos, desde el principio, y por todos los siglos no dejaré de existir.
Ante él, ejercí el ministerio en la Morada santa, y así me he establecido en Sión;
él me hizo reposar asimismo en la Ciudad predilecta, y en Jerusalén se ejerce mi autoridad.
Yo eché raíces en un Pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su herencia.
Palabra de Dios
SALMO Sal 147, 12-13. 14-15.19-20
R. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros
Glorifica al Señor, Jerusalén,
alaba a tu Dios, Sión
El reforzó los cerrojos de tus puertas
y bendijo a tus hijos dentro de ti. R:
Él asegura la paz en tus fronteras
y te sacia con lo mejor del trigo. R:
Envía su mensaje a la tierra,
su palabra corre velozmente. R:
Revela su palabra a Jacob,
sus preceptos y mandatos a Israel:
a ningún otro pueblo trató así
ni le dio a conocer sus mandamientos.
¡Aleluya!
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol
San Pablo a los Efesios 1,3-6.15-18
Hermanos:
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido.
Por eso, habiéndome enterado de la fe que ustedes tienen en el Señor Jesús y del amor que demuestran por todos los hermanos, doy gracias sin cesar por ustedes recordándolos siempre en mis oraciones.
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente.
Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos.
Palabra de Dios
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan 1,1-18
Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
El no era la luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar: «Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo».
De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia: porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.
Palabra del Señor
PARA REFLEXIONAR
- El libro del Eclesiástico o del Ben-Sirá fue escrito a finales del siglo III a.C.; contiene la reflexión de un sabio de Israel sobre la historia de la salvación, la ley, la alianza y otros temas fundamentales del judaísmo antes de Jesucristo. Hoy nos habla de la sabiduría divina, personificándola, subrayando que no se trata de una sabiduría humana, sino de una sabiduría amorosa, la sabiduría con la que Dios creó el universo, la que se manifiesta en la historia de salvación. Una sabiduría salvadora que quiere habitar entre nosotros para que podamos vivir más humanamente, en armonía con todos los seres del mundo, en búsqueda de la armonía y la paz a las que Dios nos tiene destinados.
***
- La segunda lectura nos dice con nombres propios: «que Dios nos bendijo en Cristo, nos predestinó a ser hijos adoptivos suyos por Jesucristo», «en Él nos eligió, antes de la creación del mundo para que fuésemos santos…»
- Dios, por medio de Jesús, se reveló a sí mismo como vida que se comunica y se entrega en forma de amor leal, y así, mostró cuál es su proyecto de hombre: que nos vayamos haciendo hijos suyos mediante la práctica de «un amor que responda a su amor».
***
- El pensamiento divino se ha realizado en una existencia humana y, la plenitud de la vida se ha manifestado en Jesús, Palabra hecha carne. Palabra visible y accesible. La persona de Jesús es el gran mensaje de Dios a la humanidad, un mensaje que da sentido a la existencia.
- En Jesús, Dios y el hombre se hacen uno, y podemos comenzar a comprender el misterio del hombre y comenzar a intuir el misterio de Dios. Hay que partir de Jesús para acercarse al misterio del hombre y al misterio de Dios.
- En Jesús todo es Palabra. A través de Él se ve a Dios, se experimenta la misericordia del Padre y se alcanza el conocimiento vivo de cómo es Dios mismo: «Para que conociendo a Dios visiblemente, Él nos lleve al amor de lo invisible»-(prefacio I de Navidad).
- Por la fe, es decir, por la aceptación interna y personal de esta Palabra hecha carne, nosotros nos asimilamos a su condición de hijo.
- No hay otro camino. Nuestro modo de entender, de imaginar a Dios, debe pasar, debe alimentarse según el estilo, la vida y la palabra de Jesús. Ser cristiano es adherir a este anuncio del Padre que hace Jesús, en su vida y con su palabra. Sólo esta Luz puede llevarnos a Dios.
- Creer en Jesús significa aceptar, a la vez, un modo de vivir y adquirir una sabiduría que nos revela lo más profundo del mundo. La fe en Jesús hace la Palabra de Dios tan actual, viva y presente en el mundo, como aquella que hace mucho se escuchó en Galilea.
- Nuestro camino de fe pasa por la encarnación. Como lo hizo Jesús, encarnarse es estar con el hombre como hermano entre los hermanos, no por encima, ni al margen, ni a distancia.
- Así somos instrumentos de salvación, siendo solidarios, cercarnos, no por la ley, ni por la autoridad. Somos discípulos misioneros encarnándonos, yendo al hermano, acercándonos a él. Y esto vale para todos. Viendo a Jesús Niño, y viéndolo predicar, andar por los caminos de su pueblo tenemos que reconocer nuestro modo de vivir la fe.
- Por medio de Jesús, Dios nos elige para ser discípulos de Cristo e hijos del Padre, Él que desde siempre nos llamó a la vida y a la filiación divina. Por medio de Jesús fuimos convocados para constituir la comunidad eclesial, para participar en la gestación de este lugar de encuentro y de salvación para todos los hombres.
- Desde esta perspectiva, toda la vida de Jesús: palabras, actos, pensamientos, sentimientos es una inmensa palabra que llena la tierra como un sol que irradia sus rayos destruyendo las tinieblas.
- Hoy se nos invita a ser palabra de vida, a ser palabra que ilumina, a ser palabra que engendra vida.
PARA DISCERNIR
- ¿Qué palabras escucho y dejan huella en mi corazón?; ¿qué palabras pronuncio, de dónde brotan?
- ¿Cómo he vivido hasta hoy este misterio de la encarnación en mi vida y en mi testimonio?
- ¿Qué ideas, qué actitudes de vida me invita a revisar esta palabra de hoy?
REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA
Hoy nos ha nacido un Salvador, Cristo el Señor
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
El nacimiento del Salvador: la muerte de la muerte
¡Dios en la tierra, Dios entre los hombres! Ya no es el Dios que da su ley en medio de relámpagos y truenos, al son de trompetas sobre la montaña humeante, en medio de espesos nubarrones (cf Ex 19,18), sino aquel que conversa con los humanos con dulzura y bondad, revestido de un cuerpo humano. ¡Dios en nuestra carne!…
¿Cómo llegó la luz a todo el mundo? ¿De qué manera la divinidad habita la carne? Como el fuego en el hierro…comunicándosele. Sin dejar lo que es, el fuego comunica al hierro su propio ardor. No por esto queda disminuido el fuego sino que llena por completo el hierro al que se comunica. Del mismo modo, Dios, el Verbo que “plantó su tienda entre nosotros” (cf Jn 1,14) no ha abandonado su ser. El Verbo que se hace carne no ha sufrido ningún cambio. El cielo no está privado de aquel que lo contiene en si…
Entra del todo en el misterio: Dios ha venido en carne para dar muerte a la muerte que se escondía en la carne. Del mismo modo que los medicamentos nos curan cuando son asimilados por el cuerpo, del mismo modo que la oscuridad de una casa se desvanece al encender una luz, así la muerte que nos tenía en su poder ha sido anihilada por la venida de nuestro Dios. Del mismo modo que el hielo formado durante la noche se derrite con el calor del sol, así la muerte ha gobernado hasta la venida de Cristo. Pero, cuando el Sol de justicia se levanta (Ml 3,20) la muerte ha sido engullida en la victoria (1Cor 15,4). No podía soportar la presencia de la vida verdadera…
Demos gloria con los pastores, cantemos y dancemos en coro con los ángeles, “porque nos ha nacido un Salvador que es Cristo el Señor.” (Lc 2,11)… Celebremos la salvación del mundo, el día del nacimiento de la humanidad.
San Basilio (330-379) monje, obispo de Cesarea de Capadocia, doctor de la Iglesia – Homilía para el día de la Natividad de Cristo 2,6; PG 31, 1459-1462)
PARA REZAR
«Canten mis labios las alabanzas del Señor,
de ese Señor por el que fueron hechas todas las cosas
y por el que fue hecho Él en medio de las mismas;
de ese Señor que es el manifestador del Padre
y el creador de su Madre;
Hijo del Padre Dios sin madre,
hijo del hombre de madre sin padre;
gran luz de los Ángeles,
pequeña en la luz de los hombres;
Palabra de Dios antes de los tiempos;
palabra humana en el tiempo oportuno,
creador del sol,
creado bajo el sol»
S. Agustín – Cuarto Sermón de Navidad, 1 PL 38, 1001
6 DE ENERO
EPIFANÍA DEL SEÑOR (S)
Sobre ti brillará el Señor
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 60, 1-6
¡Levántate, resplandece, porque llega tu luz y la gloria del Señor brilla sobre ti! Porque las tinieblas cubren la tierra y una densa oscuridad, a las naciones, pero sobre ti brillará el Señor y su gloria aparecerá sobre ti.
Las naciones caminarán a tu luz y los reyes, al esplendor de tu aurora.
Mira a tu alrededor y observa: todos se han reunido y vienen hacia ti; tus hijos llegan desde lejos y tus hijas son llevadas en brazos.
Al ver esto, estarás radiante, palpitará y se ensanchará tu corazón, porque se volcarán sobre ti los tesoros del mar y las riquezas de las naciones
llegarán hasta ti. Te cubrirá una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá. Todos ellos vendrán desde Sabá, trayendo oro e incienso, y pregonarán las alabanzas del Señor.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 71, 1-2. 7-8. 10-11. 12-13 (R.: cf.11)
R. Que se postren ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Concede, Señor, tu justicia al rey
y tu rectitud al descendiente de reyes,
para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pobres con rectitud. R.
Que en sus días florezca la justicia
y abunde la paz, mientras dure la luna;
que domine de un mar hasta el otro,
y desde el Río hasta los confines de la tierra. R.
Que los reyes de Tarsis y de las costas lejanas
le paguen tributo.
Que los reyes de Arabia y de Sebá
le traigan regalos;
que todos los reyes le rindan homenaje
y lo sirvan todas las naciones. R.
Porque él librará al pobre que suplica
y al humilde que está desamparado.
Tendrá compasión del débil y del pobre,
y salvará la vida de los indigentes. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Efeso 3, 2-6
Hermanos:
Seguramente habrán oído hablar de la gracia de Dios, que me ha sido dispensada en beneficio de ustedes.
Fue por medio de una revelación como se me dio a conocer este misterio, tal como acabo de exponérselo en pocas palabras. Al leerlas, se darán cuenta de la comprensión que tengo del misterio de Cristo, que no fue manifestado a las generaciones pasadas, pero que ahora ha sido revelado por medio del Espíritu a sus santos apóstoles y profetas.
Este misterio consiste en que también los paganos participan de una misma herencia, son miembros de un mismo Cuerpo y beneficiarios de la misma promesa en Cristo Jesús, por medio del Evangelio.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 2, 1-12
Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: « ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo.»
Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. «En Belén de Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel.»
Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje.»
Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Israel vuelve del exilio babilónico. En ese momento difícil Isaías quiere dar confianza a su pueblo. “La luz del Señor, su gloria se cierne sobre ti”. Pero a la ciudad de salvación son llamados, no sólo los judíos, sino también los pueblos paganos: vendrán en grandes caravanas las tribus de regiones lejanas. El profeta describe así, poéticamente, la universalidad de la salvación.
- Ni el pueblo judío, ni ningún otro tienen el monopolio de la salvación. Con esta perspectiva de redención universal, Pablo se presenta como “distribuidor de la gracia de Dios”, sobre todo entre aquellos que no pertenecen al pueblo de la Alianza. Pone en práctica el misterio que le fue revelado por el Espíritu: “que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la promesa en Jesucristo, por el Evangelio”.
- Jesús se manifiesta como Salvador del mundo pagano, encarnado en esos magos del Oriente, y en ellos a todos los pueblos. La apertura y docilidad de estos hombres, a las inspiraciones y manifestación del Mesías, se contraponen a la dureza y la oposición de los representantes del mundo judío.
- Jesús no es el Salvador de un solo pueblo. Su misión redentora es universal. Él es la luz que vio el profeta Isaías que “ilumina a todos los pueblos”. Los gentiles representados en los “magos de Oriente”, tras preguntar, caminar, superar la contradicción, en una perseverancia ejemplar, encuentran al “niño, con María su Madre”. Y gozosamente lo aceptan, lo adoran, y ofrecen sus dones de oro, incienso y mirra.
***
- La fe de estos hombres que nos presenta el evangelio sigue un itinerario: descubrir la estrella, dejarse iluminar, ser obedientes a la llamada sin desfallecer, informarse, buscar, preguntar, encontrar, caer de rodillas y adorar. Es el símbolo del itinerario de fe de todo hombre que se abre a ella.
- Lo que ocurre en el evangelio de hoy, también ocurre en el itinerario de la fe de los creyentes de nuestros días: el amigo o familiar creyente, el sacerdote, la lectura del evangelio, la devoción a María, alguna actividad de la Iglesia; se hacen estrella que nos iluminan en un momento determinado y nos conducen al encuentro con Jesús. Después estará nuestra decisión personal ante la gracia que Dios nos ofrece.
- Cuando esta decisión se asume desde la libertad y el amor, nos libera, nos compromete a una tarea de transformación en el mundo.
- La luz de la fe es algo que puede y debe ser compartido. Así como necesitamos el testimonio de otros, que se hacen estrella en el itinerario de nuestro caminar; también nosotros estamos llamados a «dar testimonio de la luz». El testimonio de una vida buena, de una fe viva, se hace mucho más eficaz que todo un torrente de palabras. Ese es el mensaje de la estrella de epifanía.
- Los hombres vivimos como deslumbrados ante el mundo y las estrellas fugaces que van apareciendo y cegándonos en el esfuerzo de tener una mirada que trascienda lo que aparece. Bajo las estrellas que brillan en el mundo tecnificado y glamoroso, hay que buscar un signo más profundo y más humanizador. Si investigamos, si buscamos, si no desfallecemos, encontraremos al final la llamada de Dios, la llamada de la fe que nos conduce al Dios hecho hombre, al Mesías Salvador de todos los hombres.
- La Iglesia tiene hoy la misión de ser “epifanía” de Cristo en este mundo. Como comunidad y cada uno de nosotros podremos ser epifanía si por nuestras palabras y obras somos signos de comunión, de paz, de justicia y liberación.
- Somos epifanía cuando defendemos el derecho de los más débiles aunque no estemos contados entre ellos. Somos epifanía en la vida cuando infundimos confianza y esperanza, y podemos decir que hemos iluminado cuando prestamos atención, nos fijamos en los otros y los aceptamos como son; cuando escuchamos con hondura y verdad, no para responder ni dar soluciones prefabricadas; cuando amamos y nos identificamos con los otros; cuando tratamos a los demás como personas y no como instrumentos a utilizar. Somos epifanía de Dios cuando lo reconocemos por la adoración sencilla, fiel y contagiosa.
- Somos epifanía cuando soportamos y no bajamos los brazos ante las pruebas, las purificaciones, las oscuridades, las dificultades; y hasta los pecados. Hay testimonio de luz cuando en el encuentro con el Señor, nos dejamos iluminar y transfigurar.
- El camino de transformación y compromiso de la Iglesia tiene la vertiente personal por la cual, cada uno como cristiano y miembro consciente de la Iglesia, se esfuerza para ser “señal” más íntegra y transparente de Cristo.
PARA DISCERNIR
- ¿Nuestra actividad eclesial nos hace luz en el mundo de hoy?
- ¿Manifestamos a Cristo o lo ocultamos?
- ¿Somos libres por la fe y liberadores de las distintas realidades?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Jesús, Luz para alumbrar a las naciones
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
«Cristo es nuestra paz…de los dos pueblos (Israel y gentiles) hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad (Ef. 2,14)
…”En los hombres reunidos en torno al pesebre tenemos una imagen de la Iglesia y de su desarrollo. Los representantes de la antigua dinastía real, a la cual le había sido prometido el Salvador del mundo, y los representantes del pueblo creyente constituyen el lazo de unión entre la Antigua y la Nueva Alianza. Los Reyes del lejano Oriente representan a los gentiles, a los que desde Judea les llegó la salvación. Así tenemos aquí «la Iglesia de los judíos y de los gentiles.» Los magos son ante el pesebre los representantes de todos los que buscan. La gracia los había conducido, si bien no pertenecían aún a la Iglesia visible.
En ellos vivía un deseo puro de alcanzar la verdad que no se deja contener en las fronteras de las doctrinas y tradiciones particulares. Puesto que Dios es la verdad y quiere dejarse encontrar por todos aquellos que le buscan de todo corazón, tarde o temprano tenía que iluminar la estrella a esos sabios para indicarles el camino de la verdad. Y así se presentan ante la verdad encarnada, se postran ante ella en profunda adoración y depositan sus coronas a sus pies, pues todos los tesoros del mundo no son más que polvo en comparación con ella”….
Santa Teresa Benedicta (Edith Stein) l891-l942, carmelita descalza, doctora de la Iglesia y co-patrona de Europa – Vida escondida y Epifanía; Burgos
PARA REZAR
Te bendecimos, Dios nuestro Padre,
por la estrella que has revelado a los Magos,
y por la luz de la fe que has reavivado en nuestro corazón.
Te bendecimos Señor, eternamente,
por la alegría con que nos has colmado
de encontrar al Niño con María su Madre,
y por la alegría que nos das
de encontrarte en medio de nuestros hermanos.
Te bendecimos, Dios nuestro Padre,
por las ofrendas que tu bondad ha aceptado
de los reyes de oriente,
y por la ofrenda de nuestro amor que aceptas,
a pesar de ser pobre y muchas veces inútil.
Te bendecimos, Dios nuestro Padre,
por la herencia que has preparado a tu pueblo Israel,
y por la gracia de hacernos participar de ella.
Te bendecimos, Dios nuestro Padre
porque en nuestras almas,
has encendido la estrella de la fe.
Guarda en nosotros su luz hasta el día en que,
en nuestro corazón, se levantará la Estrella de la mañana,
Cristo Jesús, tu Hijo, nuestro Salvador y hermano.
Santos Benetti
Jesús proclamaba la Buena Noticia del Reino
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 22-4, 6
Queridos hermanos:
Dios nos concederá todo cuanto le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
Su mandamiento es este: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros como él nos ordenó. El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios permanece en él; y sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.
Queridos míos, no crean a cualquiera que se considere inspirado: pongan a prueba su inspiración, para ver si procede de Dios, porque han aparecido en el mundo muchos falsos profetas.
En esto reconocerán al que está inspirado por Dios: todo el que confiesa a Jesucristo manifestado en la carne, procede de Dios. Y todo el que niega a Jesús, no procede de Dios, sino que está inspirado por el Anticristo, por el que ustedes oyeron decir que vendría y ya está en el mundo.
Hijos míos, ustedes son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque aquel que está en ustedes es más grande que el que está en el mundo.
Ellos son del mundo, por eso hablan el lenguaje del mundo y el mundo los escucha.
Nosotros, en cambio, somos de Dios. El que conoce a Dios nos escucha, pero el que no es de Dios no nos escucha. Y en esto distinguiremos la verdadera de la falsa inspiración.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 2, 7-8. 10-12a (R.: 8a)
R. Te daré mi reino como herencia.
Voy a proclamar el decreto del Señor:
El me ha dicho: «Tú eres mi hijo,
yo te he engendrado hoy.
Pídeme, y te daré las naciones como herencia,
y como propiedad, los confines de la tierra.» R.
Por eso, reyes, sean prudentes;
aprendan, gobernantes de la tierra.
Sirvan al Señor con temor;
temblando, ríndanle homenaje. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 4, 12-17. 23-25
Cuando Jesús se enteró de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea. Y, dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaúm, a orillas del lago, en los confines de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías:
¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, país de la Transjordania, Galilea de las naciones! El pueblo que se hallaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz.
A partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar: «Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca.»
Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente. Su fama se extendió por toda la Siria, y le llevaban a todos los enfermos, afligidos por diversas enfermedades y sufrimientos: endemoniados, epilépticos y paralíticos, y él los curaba. Lo seguían grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- La verdadera comunión con Dios está reservada para la eternidad pero ya está actuando en la vida presente, aunque de manera misteriosa. La seguridad de esa comunión, de que Dios mora en nosotros se reconoce por la manera en que guardamos los mandamientos.
- El mandamiento que nos dará la seguridad delante de Dios y nos garantiza su presencia entre nosotros es doble: creer en el nombre de Jesucristo y amarnos los unos a los otros.
- Juan presenta estos dos preceptos de tal manera que parecen constituir uno. Para Juan no hay dos virtudes distintas: la fe por una parte y la caridad por otra. Esas dos virtudes no son más que dos dimensiones de una sola actitud: somos hijos de Dios por nuestra fe y de esa filiación deriva la caridad entre los hermanos.
- Creer en Jesucristo, es creer que el Padre ama a todos los hombres a través de su propio Hijo y querer vivir ese mismo amor.
***
- Esta es la semana de los «signos que manifiestan» a Cristo. Habiendo oído que Juan estaba preso, Jesús se retiró a Galilea. Jesús deja el pueblo donde había vivido hasta ahora y va a una ciudad más importante no sin una razón. Es un signo. Este gesto tiene una significación misionera. Galilea tenía fama de región gentil, contaminada de paganos, desinteresada de la Ley y de la oficialidad del templo, foco de revolucionarios.
- Durante toda su vida oculta, Jesús ha vivido en un pueblo bien protegido; ahora va al lugar donde piensa que podrá evangelizar a muchos de aquellos que viven aún «en las tinieblas» y que esperan la luz.
- Anuncia que el Reino de los cielos ha llegado, Dios está con nosotros, si queremos acogerlo. No es una predicación moralizante que dice lo que hay que hacer. Es ante todo una nueva actitud que lo cambia todo, hasta nuestros comportamientos morales.
- El signo de que Dios está obrando es que le traían a todos los que sufrían, curaba toda enfermedad y toda dolencia. La misión de Jesús incluye también la sanación, la curación de los enfermos. Su misión es decir y hacer, proclamación y transformación. El Niño de Belén ahora se manifiesta como el Mesías enviado por Dios enseñando, proclamando el Reino, curando a los enfermos, liberando a los posesos. Y, la multitud cree en Él y lo sigue.
- La fe en Jesucristo como Hijo de Dios hecho hombre, como Palabra encarnada de Dios, es esencial al cristianismo; y debe demostrarse primeramente en el amor compasivo y solidario que irradiará sobre el mundo necesitado de este testimonio.
- Nos urge anunciar el reino poniéndonos en camino, tratando de remediar los males, no por nuestras propias fuerzas, sino por la fuerza de Dios que habita en nosotros y nos impulsa para que seamos un signo de Cristo que salva para nuestros hermanos.
- Ser discípulo de Jesús no puede ser sino reproducir en nosotros una respuesta ante la vida, idéntica a la de Jesús: «vivir y luchar por la misma causa», el Reinado de Dios. Nuestra vida tiene que anunciar el «Evangelio del Reino», la buena noticia que está llegando, y hacerlo ayudando, curando heridas, liberando de angustias y miedos; «haciendo el bien», como se dijo de Cristo Jesús.
PARA DISCERNIR
- ¿Me siento identificado con la causa de Jesús?
- ¿Cuál es mi compromiso para “hacer el bien”?
- ¿Vivo con entusiasmo mi vocación de discípulo misionero o me domina la pereza, la comodidad, mis pobrezas y miserias?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
El Reino de los Cielos está cerca
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
..”Reino de Dios significa que Dios reina. Y ¿cómo reina Dios? Preguntémonos: En el fondo, ¿qué es lo que impera rea/mente sobre nosotros? En primer lugar, los hombres. También las cosas señorean sobre mí. Las cosas que ambiciono, las cosas que me estorban, las cosas que encuentro en mi camino (…). ¿Qué ocurriría si Dios reinase verdaderamente en mí? Mi corazón, mi voluntad lo experimentarían como Aquel que da a todo evento humano significado pleno (…). Yo percibiría con temor sagrado que mi persona humana es nada excepto por el modo en que Dios me llamó y en el que debo responder a su llamada. De aquí me vendría el don supremo: la santa comunidad de amor entre Dios y mi sola persona. Pero el nuestro es un reino del hombre, reino de cosas, reino de intereses terrenos que ocultan a Dios y sólo al margen le hacen sitio. ¿Cómo es posible que el árbol a cuyo encuentro voy me sea más real que El? ¿Cómo es posible que Dios sea para mí sólo una mera palabra y no me invada, omnipotente, el corazón y la conciencia? y ahora Jesús proclama que después del reino de los hombres y de las cosas ha de venir el reino de Dios. El Poder de Dios irrumpe y quiere asumir el dominio; quiere perdonar, santificar, iluminar, no por la violencia física, sino por la fe. Los hombres deberían apartar su atención de las cosas y dirigirla hacia Dios, así como tener confianza en lo que Jesús les dice con su palabra y actitud: entonces llegaría el reino de Dios”…
Romano Guardini, El Señor, Madrid 1965
PARA REZAR
Tu Reino Señor
Tu Reino, Señor Jesús, habita dentro de mí
tu Reino es como un tesoro escondido dentro de un campo;
llevo en el fondo de mi ser la libertad y el amor,
la justicia y la verdad, la luz y la belleza.
Llevo dentro de mí el amor de tu Padre que me llama:
la gracia de tu amor que me salva y libera,
la amistad y la comunión de tu Espíritu que me hace fuerte.
¡Tu Reino, Señor, habita dentro de mí, gracias!
Tu Reino, Señor, habita en medio del mundo.
Tu Reino está presente oculto en medio de los hombres.
Donde el amor es más fuerte que el odio, allí está tu Reino.
Donde el perdón es más fuerte que la venganza,
allí está tu Reino.
Donde la verdad es más fuerte que la mentira,
allí está tu Reino.
Donde la justicia es más fuerte que la opresión,
allí está tu Reino.
Donde la libertad es más fuerte que la esclavitud,
allí está tu Reino.
Donde la ternura es más fuerte que el desamor,
allí está tu Reino.
¡Tu Reino, Señor, habita en el corazón de los hombres
que te aman, se aman y te siguen!
El Señor me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 7-10
Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él. Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 71, 1-2. 3-4ab. 7-8 (R.: cf. 11)
R. Que se postren ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Concede, Señor, tu justicia al rey
y tu rectitud al descendiente de reyes,
para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pobres con rectitud. R.
Que las montañas traigan al pueblo la paz,
y las colinas, la justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos de los pobres. R.
Que en sus días florezca la justicia
y abunde la paz, mientras dure la luna;
que domine de un mar hasta el otro,
y desde el Río hasta los confines de la tierra. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 6, 34-44
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.
Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto, y ya es muy tarde. Despide a la gente, para que vaya a las poblaciones cercanas a comprar algo para comer.»
El respondió: «Denles de comer ustedes mismos.»
Ellos le dijeron: «Habría que comprar pan por valor de doscientos denarios para dar de comer a todos.»
Jesús preguntó: « ¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver.»
Después de averiguarlo, dijeron: «Cinco panes y dos pescados.»
El les ordenó que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde, y la gente se sentó en grupos de cien y de cincuenta.
Entonces él tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. También repartió los dos pescados entre la gente.
Todos comieron hasta saciarse, y se recogieron doce canastas llenas de sobras de pan y de restos de pescado. Los que comieron eran cinco mil hombres.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios, y, a su vez, el que no ama no ha conocido a Dios, de ahí que el amor se constituye en el camino que nos acerca y nos introduce en el mundo de Dios.
- «Conocer» a Dios en la mentalidad bíblica, semita, no es un acto intelectual; no es algo que pertenezca exclusivamente al mundo de la razón. Juan lo dice claramente: conoce a Dios quien lo ama. Sólo se conoce verdaderamente a Dios desde el amor.
- «El amor es de Dios», dice Juan en el texto concreto de hoy, tomado de su carta primera. Y «todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios». Este conocimiento no es abstracto porque Dios no se ha quedado en hermosas declaraciones. Dios ha manifestado, concretado y probado su amor. Dios ha «encarnado» su amor. Jesús es el amor de Dios por el mundo. Es el Hijo único, entregado.
- Otra prueba de la veracidad y desmesura del amor de Dios, es que existe no porque lo amáramos nosotros, sino porque Él nos amó a nosotros. Tomó la iniciativa de amarnos, antes incluso de conocer cómo responderíamos a ese amor. Hasta el pecador puede tener la certeza que es esperado y amado, en los momentos en que el hombre no piensa en Dios ni ama a Dios; Dios no deja de pensar en él y de amarlo.
- La gratuidad total es la característica fundamental del amor divino. No está condicionado a nuestra respuesta positiva.
- El amor de Dios, fue un amor «hasta el derramamiento de sangre» de Cristo que se sacrificó por nosotros. Jesús ha sido la víctima de «mis» pecados. Jesús se sacrificó, nos ama hasta el extremo de ser capaz de renunciar a su propia vida «para que vivamos».
***
- Marcos inaugura una nueva sección de su Evangelio. Ya no son los primeros pasos apostólicos de Jesús, ni sus victorias sobre la enfermedad y los demonios, sino una sección en torno al tema del pan: dos multiplicaciones de panes, discusiones sobre el sentido de las abluciones antes de comer el pan, la falsa levadura, una pagana que solicita las migajas de pan, etc.
- Toda la sección de los panes está concebida de tal forma que Cristo aparece como ese nuevo Moisés que ofrece el verdadero maná.
- Jesús obra el milagro de la multiplicación de los panes porque siente compasión de la multitud, pero también lo hace con el fin de formar a sus apóstoles. Los compromete con los preparativos del banquete y los llevará a reflexionar sobre el alcance de este milagro.
- La mirada se centra en Jesús. Los discípulos están ante el pueblo con las manos vacías, se reconocen incapaces de remediar la necesidad. No pueden hacer nada si no interviene el Señor. Jesús toma la iniciativa: va a utilizar la totalidad del alimento de que dispone el grupo. Dios quiere seguir alimentando a los demás por medio de las pobres provisiones de los hombres.
- Pronuncia la bendición, «Bendito sea Dios que nos da este pan». Era el rito judío de la santificación de la comida en la mesa: como buen judío, Jesús santifica cada uno de sus gestos con una bendición, una plegaria.
- Luego, encarga a los discípulos que sirvan el pan y los peces; han de estar en la comunidad como servidores. El Espíritu que Jesús infunde, lleva a darse a los demás para comunicar vida. Los discípulos, que poseían el pan y los peces con su servicio, transmiten la generosidad y el amor de Dios creador y dador de vida.
- Este milagro es un signo, un símbolo de la Iglesia que continúa hoy lo que hizo Jesús: compadecerse de los que andan como ovejas sin pastor, estar cerca de los que sufren, de los que buscan, no estar alejado del pueblo, sino en medio de él, dar lo que se tiene, no dejarse vencer por la impotencia y el egoísmo. La Iglesia tiene que ser colaboradora de Cristo en la distribución de la gracia para todos los hombres. Al igual que el Señor, la Iglesia ha de pasar haciendo el bien.
- El amor es entrega: Dios que entrega a su Hijo, Cristo Jesús que se entrega a sí mismo en la cruz y repite el memorial de pasión en cada Eucaristía. El pan multiplicado que nos ofrece cada día Cristo Jesús es su Cuerpo y su Sangre. Conoce lo arduo del camino y que el cansancio, el hambre y la sed acosan a lo largo de nuestra vida. Por eso quiso ser Él mismo nuestro alimento.
- La Eucaristía es llamado y fuerza para hacer crecer la solidaridad, haciendo comunión, sin distinción, con los hermanos que estén a mi lado. Por eso la Eucaristía será siempre expresión del amor compasivo que Dios siente por el pueblo en una multiplicación de los panes.
- En la medida en que la mesa de Cristo constituya para nosotros la experiencia del amor, en esa misma medida conoceremos a Dios revelado en su Hijo.
PARA DISCERNIR
- ¿Cómo es nuestro amor a los hermanos?
- ¿Somos capaces de entregarnos por los demás?
- ¿Termina nuestro amor apenas decrece el interés o empieza el sacrificio?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Dios es amor
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
..”Dios mío, bienaventurada Trinidad, deseo amaros y haceros amar, trabajar por la glorificación de la santa Iglesia, salvando las almas que viven sobre la tierra y librando a las que sufren en el purgatorio.
Deseo cumplir perfectamente vuestra voluntad y llegar al grado de gloria que me habéis preparado en vuestro Reino; en una palabra: deseo ser santa, pero siento mi impotencia y os pido, Dios mío, que seáis vos mismo mi santidad.
Puesto que me habéis amado hasta darme vuestro único Hijo para que fuese mi Salvador y mi Esposo, los tesoros infinitos de sus méritos son míos: yo os los ofrezco con alegría, suplicándoos que no me miréis sino a través de la Faz de Jesús y en su corazón abrasado de amor. Siento en mi corazón inmensos deseos y os pido con confianza que vengáis a tomar posesión de mi alma. No quiero amontonar méritos para el cielo, sino trabajar sólo por vuestro amor, con el único fin de agradaros, de consolar vuestro corazón sagrado y de salvar almas que os amen eternamente.
En la tarde de esta vida compareceré ante vos con las manos vacías. No os pido, Señor, que contéis mis obras. Todas nuestras justicias son imperfectas a vuestros ojos. Quiero, por ello, revestirme de vuestra propia justicia y recibir de vuestro amor la posesión eterna de Vos mismo. No quiero otra cosa que Vos, mi Amado”…
Santa Teresita del Niño Jesús.
PARA REZAR
Señor quisiera
Señor, quisiera ser de aquellos
que arriesgan su vida, que dan su vida.
Señor, Tú que naciste al azar de un viaje,
y moriste como un malhechor,
tras haber recorrido sin dinero,
todas las rutas del destierro,
del peregrinaje y las predicaciones caminantes,
arráncame de mi egoísmo y de mi confort.
He de empeñar mi vida, Jesús, por tu palabra.
He de empeñar mi vida, Jesús, por tu amor.
Ya pueden los demás ser cuerdos,
Tú me has hecho para que crea en el amor.
Otros creen que hay que conservar,
Tú me has dicho que más vale dar.
Otros se instalan,
Tú me has exhortado a marchar,
dispuesto a la alegría y al dolor,
al fracaso y al éxito,
a vivir la vida cristiana
sin preocuparme de sus consecuencias.
A no poner mi confianza en mí, sino en ti,
y finalmente, a arriesgar mi vida
contando sólo con tu amor.
Tranquilícense, soy Yo
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 11-18
Queridos míos, si Dios nos amó tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. Nadie ha visto nunca a Dios: si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros.
La señal de que permanecemos en él y él permanece en nosotros, es que nos ha comunicado su Espíritu. Y nosotros hemos visto y atestiguamos que el Padre envió al Hijo como Salvador del mundo.
El que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, permanece en Dios, y Dios permanece en él.
Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él.
Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él.
La señal de que el amor ha llegado a su plenitud en nosotros, está en que tenemos plena confianza ante el día del Juicio, porque ya en este mundo somos semejantes a él.
En el amor no hay lugar para el temor: al contrario, el amor perfecto elimina el temor, porque el temor supone un castigo, y el que teme no ha llegado a la plenitud del amor.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 71, 1-2. 10-11. 12-13 (R.: cf. 11)
R. Que se postren ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Concede, Señor, tu justicia al rey
y tu rectitud al descendiente de reyes,
para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pobres con rectitud. R.
Que los reyes de Tarsis y de las costas lejanas
le paguen tributo.
Que los reyes de Arabia y de Sebá
le traigan regalos;
que todos los reyes le rindan homenaje
y lo sirvan todas las naciones. R.
Porque él librará al pobre que suplica
y al humilde que está desamparado.
Tendrá compasión del débil y del pobre,
y salvará la vida de los indigentes. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 6, 45-52
Después que los cinco mil hombres se saciaron, en seguida, Jesús obligó a sus discípulos a que subieran a la barca y lo precedieran en la otra orilla, hacia Betsaida, mientras él despedía a la multitud. Una vez que los despidió, se retiró a la montaña para orar.
Al caer la tarde, la barca estaba en medio del mar y él permanecía solo en tierra. Al ver que remaban muy penosamente, porque tenían viento en contra, cerca de la madrugada fue hacia ellos caminando sobre el mar, e hizo como si pasara de largo.
Ellos, al verlo caminar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y se pusieron a gritar, porque todos lo habían visto y estaban sobresaltados. Pero él les habló enseguida y les dijo: «Tranquilícense, soy yo; no teman.» Luego subió a la barca con ellos y el viento se calmó.
Así llegaron al colmo de su estupor, porque no habían comprendido el milagro de los panes y su mente estaba enceguecida.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Juan insiste de manera especial en este pasaje sobre los signos de la comunión que podemos tener. La fe y el amor son los criterios de nuestra comunión con Dios. Para Juan toda decisión de fe, implica el amor, puesto que obliga a una conversión, que no puede ser más que don de sí.
- Esta fe, es la que nos impulsa a amar a nuestros hermanos como nosotros somos amados por Dios.
- La seguridad del cristiano no descansa sobre su impecabilidad, que sería ilusorio; sino sobre el mismo Dios, que todo lo conoce y muy especialmente nuestra debilidad.
- Si vivimos en el amor que nos comunica Dios, ya no tendremos miedo al día del juicio, porque es nuestro Padre, hemos nacido de Él, y somos hijos, que no se mueven por miedo sino por amor.
***
- Después de la multiplicación de los panes, Jesús mandó a sus discípulos subir a la barca y que se adelanten pasando al otro lado, mientras Él, despedía a la muchedumbre. Jesús sabe que sus apóstoles no están maduros para asumir el aparente triunfo del milagro de los panes, y que podrían dejarse arrastrar por la pendiente natural y exitista de la muchedumbre, y los obliga a partir. La barca es figura de la misión, y Jesús los envía a Betsaida, fuera de los límites de Israel, en la orilla norte del lago.
- Deben abandonar la seguridad e ir por segunda vez a tierra pagana.
- Llegada la noche en el mar de Galilea, están remando con mucho esfuerzo, porque el viento viene en contra. Jesús ve la situación en que se encuentran, pero deja que experimenten su propia dificultad para cumplir la orden que les ha dado. Avanzada la noche se dirige a ellos andando sobre el agua, y hace el ademán de seguir de largo. Caminar sobre el mar se consideraba propio y exclusivo de Dios. Los discípulos reconocen a Jesús, pero no pueden concebir que un hombre tenga la condición divina, por eso, al verlo andar sobre el mar, pensaron que era una aparición y empezaron a gritar asustados.
- Pero Jesús les dijo: “¡Ánimo! Soy Yo”. Jesús sube a la barca y al estar con ellos, el viento cesó. Ya no pueden sostener que era una aparición: están ante un Jesús que se ha manifestado como Hombre-Dios.
- En nuestra vida también pasamos a veces por el miedo que experimentaron aquella noche los discípulos. La pequeña barca de nuestra vida, y también la barca de la Iglesia, sufre muchas veces vientos fuertes en contra, y tenemos miedo de hundirnos. Como los discípulos, hacemos humanamente lo que podemos, pero no nos basta.
- Dios siempre está con nosotros, y “viendo nuestros esfuerzos”, se pone en camino para rescatarnos y llevarnos a puerto seguro. Igual que a los discípulos, Dios nos pide simplemente cooperar a su gracia, que no es otra cosa que hacer lo que está en nuestras manos, con la confianza puesta en que Él mismo, completará la obra y nos sacará de la crisis. Como para aquellos apóstoles, la paz y la serenidad nos vendrán de que admitamos a Jesús junto a nosotros, en la barca.
- Hoy Cristo nos invita a permanecer en su amor y a ser fuertes ante las dificultades, con la seguridad que Dios está con nosotros, y sólo con Él, seremos capaces de vencer los vientos más fuertes que golpeen contra nuestra pobre barca.
- El amor elimina el temor, Dios siempre viene a nuestro encuentro en los momentos de dificultad. Viene como un Padre que quiere ayudarnos: nunca nos abandonará y ya lo ha demostrado por la entrega de su Hijo.
PARA DISCERNIR
- ¿Cómo reacciono ante las dificultades?
- ¿Soy capaz de confiar ciegamente en el Señor?
- ¿Experimento la presencia constante de Jesús a mi lado?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
No temo Señor, Tú vienes conmigo
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
«Viendo el trabajo con que remaban…, a eso de la cuarta vela de la noche, va hacia ellos»
…” Los apóstoles atraviesan el lago. Jesús, está solo en tierra, mientras que ellos se agotan remando sin lograr avanzar, porque el viento le es contrario. Jesús ora y en su oración les ve esforzarse por adelantar. Va, pues, a su encuentro. Está claro que este texto está lleno de simbolismos eclesiológicos: los apóstoles en el mar y contra el viento, y el Señor junto al Padre. Pero lo que es determinante es que en su oración, cuando está «junto al Padre», no está ausente, sino que, muy al contrario, es orando que les ve. Cuando Jesús está junto al Padre, está presente a su Iglesia. El problema de la venida final de Cristo aquí se profundiza y transforma de manera trinitaria: Jesús ve a la Iglesia en el Padre y, por el poder del Padre y por la fuerza de su diálogo con él, está presente, junto a ella. Es, precisamente, este diálogo con el Padre cuando «está en la montaña» lo que le hace presente, y a la inversa. La Iglesia, por así decir, es objeto de la conversación entre el Padre y el Hijo, pues ella misma está anclada en la vida trinitaria”…
Papa Benedicto XVI – El Dios de Jesucristo
PARA REZAR
Padre, me pongo en tus manos.
Haz de mí lo que quieras.
Sea lo que sea, te doy gracias.
Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, con tal que tu voluntad
se cumpla en mí y en todas tus criaturas.
No deseo más, Padre.
Te confío mi alma, te la doy con todo el amor de que soy capaz.
Porque te amo y necesito darme a Ti, ponerme en tus manos,
sin limitación, sin medida, con una confianza infinita, porque
Tú eres mi Padre.
Carlos de Foucauld
Hemos pasado de la muerte a la vida
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 19-5, 4
Hijos míos:
Nosotros amamos porque Dios nos amó primero. El que dice: «Amo a Dios», y no ama a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve? Este es el mandamiento que hemos recibido de él: el que ama a Dios debe amar también a su hermano.
El que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y el que ama al Padre ama también al que ha nacido de él. La señal de que amamos a los hijos de Dios es que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos.
El amor a Dios consiste en cumplir sus mandamientos, y sus mandamientos no son una carga, porque el que ha nacido de Dios, vence al mundo. Y la victoria que triunfa sobre el mundo es nuestra fe.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 71, 1-2. 14 y 15acd. 17 (R.: cf. 11)
R. Que se postren ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Concede, Señor, tu justicia al rey
y tu rectitud al descendiente de reyes,
para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pobres con rectitud. R.
Los rescatará de la opresión y la violencia,
y la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos.
Por eso, que viva largamente
que oren por él sin cesar
y lo bendigan todo el día. R.
Que perdure su nombre para siempre
y su linaje permanezca como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos
y todas las naciones lo proclamen feliz. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 14-22a
Jesús volvió a Galilea con el poder del Espíritu y su fama se extendió en toda la región. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan.
Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor.
Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. Entonces comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír.»
Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- Juan repite con matices nuevos los temas que ha ido desarrollando a lo largo de su carta, sobre el amor que Dios nos tiene y el amor que nosotros debemos tener a Dios y al hermano.
- El Señor ha triunfado sobre el autor del pecado y de la muerte. Es la victoria decisiva de Cristo sobre el mundo, por eso el cristiano ha vencido al mundo.
- El amor cristiano es fundamentalmente amor a los hermanos; no es una difusa simpatía por el bien de la humanidad, ni una simple filantropía o un programa político de construcción de una sociedad mejor.
- Nuestra posibilidad de amar no se fundamenta sobre nuestros propios méritos o capacidades. Todo descansa en el hecho de que «Dios nos amó primero», nos ama tal como somos, es decir, «pecadores».
- Así, quien ama a Dios debe amar a su prójimo estando dispuesto a dar la vida por él.
***
- Es una escena programática y llena de significado la que escuchamos hoy en el evangelio; otra epifanía: Cristo se manifiesta en Nazaret, el pueblo de su infancia y juventud.
- El “sabbat” se celebraba en cada casa con ritos y plegarias familiares. Pero los hombres estaban también invitados a celebrarlo en la sinagoga, con la lectura pública de la Ley o de los Profetas seguida de una homilía. Todo judío que ya había cumplido los treinta años, podía tomar allí la palabra, pero se acostumbraba confiar esa tarea a los estudiosos de las escrituras; y se trataba, no de la Ley, sino de los profetas.
- Jesús llegó a Nazaret, y según su costumbre de buen judío, entró el día sábado en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura; al terminar de leer, enrolló el libro y se lo devolvió al ayudante; y a continuación dijo la homilía. La fama de Jesús había crecido y esperaban su palabra con impaciencia.
- Cristo detiene su lectura en el momento en que la profecía de Isaías anunciaba «un año de gracia». Estas palabras de gracia provocan el asombro de la asamblea y son el origen de todos los incidentes. Cristo define su misión como una proclamación del amor gratuito de Dios a todo hombre, y no de condenación.
- El futuro Mesías estará lleno del Espíritu de Dios y es enviado a cumplir su misión para con los pobres, a dar libertad a los oprimidos y anunciar el año de gracia del Señor. Lo más importante es que con Jesús se cumple la Escritura que acaban de oír. Se presenta, a los de su pueblo, como el Mesías esperado. En un principio consigue la admiración y el aplauso de sus oyentes, que luego se convertirá en repudio.
- Jesús, centró el anuncio de su programa mesiánico, en la gracia, de allí el rechazo de los jefes de la sinagoga. Era inadmisible que un laico que no pertenecía al ambiente sacerdotal se atreviera a proclamar el año de gracia y perdón de Dios. Jesús define su tiempo como el tiempo permanente de justicia, libertad, perdón, restitución y humanidad.
- Este, es el programa que Él cumplió a lo largo de su vida, y el que se nos propone a sus discípulos, para que cada hombre alcance en su propia vida, la Vida.
PARA DISCERNIR
- ¿Experimentamos la presencia de Jesús como buena Noticia?
- ¿Reconocemos que su acción va destinada a los más desvalidos de este mundo?
- ¿Hacemos nuestro el anuncio de Jesús y su compromiso?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
El que no ama a su hermano al que ve, no puede amar a Dios a quien no ve
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…”Tú me has mandado a los hombres. Has cargado sobre mis espaldas el grave peso de tus poderes y la fuerza de tu gracia, y me has ordenado avanzar. Dura y casi ruda tu palabra que me envía lejos de ti, a tus criaturas que quieres salvar, a los hombres. He tratado con ellos desde siempre, antes incluso de que tu palabra me consagrase para esta misión. He procurado amar y ser amado, he tratado de ser buen amigo y de tener buenos amigos. Es hermoso estar así con los hombres, y fácil también. Porque se va sólo a los que uno elige y se queda entre ellos mientras se está a gusto. Pero ahora no: los hombres a los que soy enviado los has escogido tú, no yo, y no debo ser su amigo, sino su servidor. Y el hecho de que me fastidien no es ya la señal para irme, como antes, sino tu orden de quedarme.
¡Qué criaturas estas, Dios mío, a las que me has mandado, lejos de ti! Los más no reciben en modo alguno a tu enviado, no aprecian en absoluto tus dones, tu gracia, tu verdad, con que me envías a ellos. Y yo debo, sin embargo, volver una y otra vez, a sus puertas, importuno como un vendedor ambulante con su quincalla. Si, al menos, supiese con certeza que es a ti a quien rechazan cuando no me reciben, me consolaría. Pues quizás también yo cerraría la puerta de mi vida si uno como yo viniese a llamar diciéndose enviado por ti.
Y ¿qué decir de los que me admiten en su vida? oh Señor, éstos desean muy otra cosa que lo que yo les llevo de tu parte (…).
¿Qué quieren de mí? Si no es dinero lo que buscan, o una ayuda material, o el pequeño alivio de la compasión, me miran como a una especie de agente de seguros con el que van a concertar una póliza para la vida del más allá (…).
Señor, enséñame a orar y a amarte. Entonces olvidaré en ti mi miseria, porque tendré conmigo lo que me hará olvidarla: el amor paciente, que presta tu riqueza a la pobreza de mis hermanos. Y sólo entonces seré un hermano para los hombres, alguien que les ayuda a encontrar al único que necesitan, a ti, Dios de mis hermanos”…
K. Rahner, Palabras al silencio. Oraciones cristianas.
PARA REZAR
Oración por el cambio y la transformación
Señor, tú amas la justicia y estableces la paz en la tierra.
Traemos ante ti la desunión del mundo de hoy;
la violencia absurda, el militarismo, la explotación, y
la opresión que amenazan la vida en el planeta.
La codicia humana y la injusticia,
que alimentan el odio y las contiendas.
Por el cambio en nuestro mundo, oremos.
Señor, en tu gracia, transforma el mundo.
Señor, envía tu espíritu y renueva la faz de la tierra;
enséñanos a ser compasivos con toda la familia humana;
conduce a todas las naciones hacia el camino de la paz.
Por la paz que solo Tú puedes darnos, oremos.
Señor, en tu gracia, transforma el mundo.
Enséñanos cómo comerciar con justicia y amor.
Recuérdanos que evitemos la codicia y
permítenos a todos ensalzar a quienes viven en la pobreza.
Recuérdanos que todos nosotros y toda la creación
te pertenecemos y que sólo somos administradores.
Perdónanos por no obrar conforme a tu voluntad en tu Reino sobre la tierra.
Danos la fuerza y el coraje de trabajar por la justicia y la paz.
Consejo Mundial de Iglesias.
Al instante la lepra desapareció
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 5, 5-13
Hijos míos:
¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
Jesucristo vino por el agua y por la sangre; no solamente con el agua, sino con el agua y con la sangre. Y el Espíritu da testimonio porque el Espíritu es la verdad. Son tres los que dan testimonio: el Espíritu, el agua y la sangre; y los tres están de acuerdo.
Si damos fe al testimonio de los hombres, con mayor razón tenemos que aceptar el testimonio de Dios. Y Dios ha dado testimonio de su Hijo.
El que cree en el Hijo de Dios tiene en su corazón el testimonio de Dios. El que no cree a Dios lo hace pasar por mentiroso, porque no cree en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.
Y el testimonio es este: Dios nos dio la Vida eterna, y esa Vida está en su Hijo. El que está unido al Hijo, tiene la Vida; el que no lo está, no tiene la Vida.
Les he escrito estas cosas, a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen la Vida eterna.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20 (R.: 12a)
R. ¡Glorifica al Señor, Jerusalén!
¡Glorifica al Señor, Jerusalén,
alaba a tu Dios, Sión!
El reforzó los cerrojos de tus puertas
y bendijo a tus hijos dentro de ti. R.
El asegura la paz en tus fronteras
y te sacia con lo mejor del trigo.
Envía su mensaje a la tierra,
su palabra corre velozmente. R.
Revela su palabra a Jacob,
sus preceptos y mandatos a Israel:
a ningún otro pueblo trató así
ni le dio a conocer sus mandamientos. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 5, 12-16
Mientras Jesús estaba en una ciudad, se presentó un hombre cubierto de lepra. Al ver a Jesús, se postró ante él y le rogó: «Señor, si quieres, puedes purificarme.»
Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Lo quiero, queda purificado.» Y al instante la lepra desapareció.
El le ordenó que no se lo dijera a nadie, pero añadió: «Ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio.»
Su fama se extendía cada vez más y acudían grandes multitudes para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Pero él se retiraba a lugares desiertos para orar.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- En el vocabulario de san Juan el término «mundo» significa: «el hombre encerrado en sí mismo y tentado de salvarse por sus propias fuerzas». El verdadero cristiano es el que ha vencido esa tentación y que vive abierto a Dios y su testimonio en Cristo Jesús.
- La fe nos «abre a Dios» que hace que nuestra salvación y el éxito de nuestra vida los pongamos en la persona de Jesús, el Hijo de Dios.
- Por otro lado en Juan “el agua y la sangre” simbolizan la obediencia filial de Jesús hasta la muerte, por amor a todos los hombres. Juan vio esto al pie de la cruz y lo afirma. Jesús, por su corazón abierto, del que mana “el agua y la sangre lo ha dado todo”. La carta va a terminar con las mismas ideas con las que comenzó.
- Lo principal es lo que le sucede a los que creen en el Enviado de Dios: vencen al mundo y tienen la vida eterna.
***
- El evangelio hoy nos presenta otra de las manifestaciones iniciales de Jesús: la curación del leproso. Su fama crecía y su actuación misionera de predicación y curación de los que sufrían, entusiasmaba a los pobres por todas partes.
- Cristo desea la curación de los enfermos que encuentra a su paso y porque se siente movido a compasión por el sufrimiento que lo rodea, brota su carisma de taumaturgo.
- En tiempos de Jesús, en el caso de la lepra, se incluían diversas enfermedades de la piel de carácter más o menos grave. Todas ellas convertían en impuro al hombre que la padecía. El leproso se hallaba excluido del pueblo de Israel: era un manchado y no podía tomar parte en la liturgia de la oración, en la alegría de las fiestas. Se convertía en un hombre social y religiosamente marginado: sólo, sin derechos, lejos de los pueblos.
- El pedido del enfermo es una oración de súplica: «Señor, si quieres puedes limpiarme». La respuesta compasiva de Jesús es efectiva: «Quiero, queda limpio».
- El maestro extendió la mano hacia aquel a quien nadie podía tocar. Abandonado de todos y maldito, se encuentra ahora, de golpe con una mano tendida hacia él que lo integra a la sociedad, a la vida de los hombres.
- Jesús al decretar «queda limpio», penetra hasta la misma entraña de aquel hombre y lo proclama transformado y puro; todo el perdón de Dios se hace presente en esa frase. Sin embargo, Jesús teme que no se comprenda esta curación y el carisma que posee como signo del reino, por eso obliga al que ha sido objeto del milagro a guardar el secreto y le ordena someterse a los exámenes legales.
- Lo envía al sacerdote. Sus palabras tienen eficiencia externa; el leproso queda sano pero ahora al presentarse al sacerdote para que dé testimonio de su nueva situación; podrá formar parte del antiguo pueblo de la alianza y de sus promesas.
- Finalmente, rehuye la admiración de la muchedumbre que podrían interpretar mal sus milagros.
- La experiencia de ser curados, de ser redimidos es nuestro anuncio más gozoso y la fuerza para evitar todo tipo de exclusión y marginación.
- Jesús termina la escena curando a los enfermos que le traen y, a la vez, orando a Dios en soledad. La unión de la oración personal y servicio a los necesitados constituye un elemento primordial de toda auténtica existencia de discípulos.
PARA DISCERNIR
- ¿Tenemos la misma actitud de cercanía y apoyo de Jesús para con los que sufren?
- ¿Somos conscientes que lo que desfigura al hombre es, ante todo el «no-amor?
- ¿Somos conscientes que ser solidarios y extender la mano hacia el que sufre es ya un medio para curarlo?
PARA REZAR
La fe vence al mundo.
La fe en el Hijo tiene la fuerza en si misma
para vencer el temor a la muerte;
tiene luz para iluminar la oscuridad
de la vida y de la muerte;
tiene coraje para superar el miedo que nos paraliza;
curar las heridas de los fracasos
en la lucha por cambiar este mundo
y convertirlo en reino de Dios.
Nuestra fe vence al mundo.
No nos deja encerrarnos en lo finito e inmediato.
Nos mantiene despiertos, con capacidad de lucha
y de superación hacia el futuro.
La fe es confianza en el Dios
que hace posible lo que parece imposible;
que cumple sus promesas,
a veces por caminos desconocidos para nosotros.
Nuestra victoria es la fe:
seguir creyendo en Jesús,
seguir apostando por su Causa,
sin acobardarnos y dejando la vida en el empeño,
si fuera preciso, como Jesús…