PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Proverbios          9, 1-6

La Sabiduría edificó su casa, talló sus siete columnas, inmoló sus víctimas, mezcló su vino, y también preparó su mesa. Ella envió a sus servidoras a proclamar sobre los sitios más altos de la ciudad: «El que sea incauto, que venga aquí.»

Y al falto de entendimiento, le dice: «Vengan, coman de mi pan, y beban del vino que yo mezclé. Abandonen la ingenuidad, y vivirán, y sigan derecho por el camino de la inteligencia.»

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 33, 2-3. 10-11. 12-13. 14-15 (R.: 9a)

R. ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!

Bendeciré al Señor en todo tiempo,

su alabanza estará siempre en mis labios.

Mi alma se gloría en el Señor:

que lo oigan los humildes y se alegren.  R.

Teman al Señor, todos sus santos,

porque nada faltará a los que lo temen.

Los ricos se empobrecen y sufren hambre,

pero los que buscan al Señor no carecen de nada.  R.

Vengan, hijos, escuchen:

voy a enseñarles el temor del Señor.

¿Quién es el hombre que ama la vida

y desea gozar de días felices?  R.

Guarda tu lengua del mal,

y tus labios de palabras mentirosas.

Apártate del mal y practica el bien,

busca la paz y sigue tras ella.  R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Efeso    5, 15-20

Hermanos, cuiden mucho su conducta y no procedan como necios, sino como personas sensatas que saben aprovechar bien el momento presente, porque estos tiempos son malos. No sean irresponsables, sino traten de saber cuál es la voluntad del Señor. No abusen del vino que lleva al libertinaje; más bien, llénense del Espíritu Santo. Cuando se reúnan, reciten salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y celebrando al Señor de todo corazón. Siempre y por cualquier motivo, den gracias a Dios, nuestro Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan     6, 51-59

Jesús dijo a los judíos:

«Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo.»

Los judíos discutían entre sí, diciendo: « ¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?» Jesús les respondió: «Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.

Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.

Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí.

Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente.»

Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaúm.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • El libro de los Proverbios presenta la revelación del designio de Dios con imágenes muy humanas. El banquete, especialmente en el mundo oriental antiguo era signo de generosidad y de gratuidad. En el banquete es donde mejor se manifiesta la comunicación y la receptividad del que hospeda y de los comensales. Quien participaba en él se identificaba con el que lo ofrecía, entraba en la misma atmósfera y compartía no sólo la mesa, sino también la conversación, el pensamiento, la alegría.
  • El autor nos muestra la sabiduría, como ama de casa, ofreciendo un gran banquete; también la insensatez o necedad ofreciendo el suyo. Ambas invitan y quieren comunicar lo que son y lo que tienen. La sabiduría ofrece su banquete en una casa grande y rica, donde caben todos e invita a los más necesitados, recomendando que sigan el camino recto, donde se encuentran la instrucción y el aliento vital. Cuando se trata del banquete de la necedad aparece el vacío y la falsedad del banquete a través de aguas robadas, pan a escondidas, nada que sea auténtico, sano o sincero; todo conduce a valles tenebrosos que no tienen esperanza ni alegría.

***

  • Continúa San Pablo instruyendo acerca del tema de la vida nueva. Hoy considera la vida tironeada en el espacio que media entre el bautismo que nos ha renovado y el momento de la llegada a la gloria. Y desea que saquemos partido al tiempo presente. Este tiempo intermedio tiene sus peligros, porque nuestros tiempos son malos. Toda la carta a los Efesios ha hecho una síntesis de la vida cristiana a partir del principio de que en Cristo todo ha adquirido un nuevo y definitivo sentido: el querer salvador de Dios ha llegado a la plenitud en él. Esto lleva al creyente a celebrar la fe en comunidad, y a vivir un nuevo estilo de vida.
  • El triunfo de Jesús en nuestra vida exige una toma de posiciones claras, la fe cristiana no es un conjunto de cosas extrañas sino la vida vivida desde dentro con la fuerza del que cree en ella y con el cariño del que la ama de verdad. La vida cristiana se celebra porque cuando la fe llega a tocar los puntos vitales de la vida, rápidamente se pasa a la alabanza.

***

  • Jesús hasta ahora había hablado del pan de vida que baja del cielo, del pan que regala el Padre a los hombres enviándoles a su propio Hijo. Tenemos aquí un duplicado del discurso del pan de vida que pretende lanzar aún más lejos la reflexión de Jesús como revelación y como eucaristía dentro del simbolismo del pan. Este es el pan de vida y es también la luz del mundo que da vida a los que creen en él. Jesús ahora habla del pan que él mismo les dará y se refiere expresamente a su carne y sangre, los dones eucarísticos.
  • El autor quiere terminar la discusión sobre la contraposición del maná con Cristo. El maná no era más que una profecía y los judíos siguen aferrados a la perspectiva del alimento material. Esto lleva a posturas de aceptación y de no aceptación.
  • Juan establece una relación muy estrecha entre la carne y el pan, y entre el pan y la Palabra. «…Y el Verbo se hizo carne». El verbo, palabra viviente de Dios, asume la carne y la condición humana, no sólo para plantar su carpa entre nosotros, sino para convertirse en alimento de los hombres. Juan insiste sobre todo en el valor salvífico de la encarnación Ahí está la paradoja más desconcertante de la encarnación: la vida de Dios ofrecida como alimento. No hay posibilidad de fe más que a partir de amar a este Jesús que posibilita el acceso a Dios.
  • El escándalo para los judíos nace porque Jesús habla del todo de su persona, mientras que ellos entienden estas palabras literalmente, como verdadera comida de la carne de Jesús, lo que les parece un disparate y una locura. Al escándalo que han producido sus palabras añade que es también preciso beber su sangre, lo cual les resultaba especialmente escandaloso dado que les estaba prohibido el alimentarse de sangre.
  • Pero lo más importante que Juan quiere poner de manifiesto es que los judíos no están dispuestos a aceptar a Jesús como revelador del Padre y por eso se aferran a estas ideas.
  • «Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo.»
  • Jesús «es el pan que baja del cielo», es la constante comunicación de la vida de Dios a los hombres a través del Espíritu. De la misma manera que el alimento natural se une orgánicamente al hombre, así también el que come la carne y bebe la sangre de Cristo entra en una unión de vida con él. Esta unión es comparada a la que Jesús tiene con el Padre que le ha enviado al mundo. Así como el Hijo tiene vida por el Padre, así también el que coma la carne de Cristo tendrá vida por el Hijo, participará en aquella misma vida que el Hijo recibe del Padre. La fe es comunión con el Hijo y desde entonces con el Padre en un intercambio hecho de conocimiento y de amor.
  • Por la fe somos atraídos por el Padre hacia Jesús, somos «instruidos» en nuestro interior para que descubramos que en aquel «hijo de José», hombre normal, se da la plenitud humana, que es realización divina que sólo puede dar Dios. Jesús, aceptado en la fe, es el alimento que nos asegura la vida íntegra, imperecedera, sin ocaso: la vida de Dios.
  • «Yo soy el pan… Con estas palabras Jesús nos está indicando que creer en él implica necesariamente «comer el pan». «El pan de vida» es una persona, el Hijo de Dios. Lo que constituye nuestra vida de discípulos es encontrar a Jesús de Nazaret, seguirlo y que él sea el pan que alimenta nuestro camino de vida. Comer su pan, es asimilar su vida y que su vida nos vaya asimilando en la medida en que vamos siguiendo sus pasos.
  • «Y el pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo». A través de Jesús, Dios busca el encuentro con el hombre. Es en el hombre y en los acontecimientos cotidianos donde podemos encontrar a Dios, donde podemos verlo, reconocerlo, aceptarlo o  rechazarlo. No en el «más allá»: sino en el “más acá de la vida de Jesús” donde se ha hecho presente.
  • Esto es lo que celebramos los creyentes cada domingo: la vida de Jesús y, por la fe, nuestra  vida como lugar único del encuentro con Dios. La celebración de la Eucaristía reclama haber descubierto y aceptado el misterio de Jesús de Nazaret sellado con el bautismo y la confirmación y celebrado en la eucaristía. La eucaristía sin fe no tiene sentido.
  • El pan que compartimos, el pan de vida que es Jesús asumido como estilo de vida es el que engendra la vida eterna. El verdadero discípulo de Jesús es el que, siguiendo sus huellas, se da a sí mismo hasta la muerte por el bien del hombre porque es consciente de poseer una vida que supera toda muerte. Sólo siguiendo a Jesús por el camino del amor, marcado por las bienaventuranzas y el lavatorio de los pies signo del mandamiento nuevo, nos podemos realizar en plenitud.
  • Porque la vida se recibe en la medida en que se da, se posee en la medida en que se entrega. Hacer que la propia vida sirva de «alimento» para los demás, como la de Jesús, tiene que ser la ley de la Iglesia como nueva comunidad humana por él fundada. Comunidad que no se realizará por una intervención milagrosa de Dios, sino por el esfuerzo y la dedicación de los discípulos de Jesús.
  • «El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él». Estas palabras nos muestran la profunda comunión que se establece, por la eucaristía, entre Jesús y sus discípulos. La fe en Jesús no puede quedar en lo externo, sino que nos debe llevar a una comunión íntima, a una comunión de vida. Jesús no ha venido a darnos «cosas», sino a darse él mismo para enseñarnos a vivir. El pan que da contiene su propia entrega y ésta es la llamada a sus discípulos: dar y darnos. Viviendo como él, nos vamos redimiendo, liberando, salvando. «Ven conmigo, a donde yo estoy, en ti mismo, y te daré la clave de la existencia. Donde yo estoy, está eternamente el secreto de tu origen. ¿Dónde están tus manos, que no estén las mías? ¿Y tus pies, que no estén clavados en la misma cruz? ¡Yo he muerto y he resucitado una vez para siempre! Estamos muy cerca el uno del otro (…). ¿Cómo puedes separarte de mí sin arrancarme el corazón?» (Paul Claudel).
  • Jesús es alimento verdadero de su Iglesia cuando hace brotar en ella la entrega del amor: el don recibido lleva el don de sí; al amor recibido respondemos con nuestro amor. Su vida hecha pan es el alimento que nos da la fuerza para realizar las cosas que nos parecen imposibles; que nos anima a sobrepasar nuestros límites habituales para encontrar la verdadera estatura de nuestra vida y a buscar nuestro auténtico lugar en la historia.
  • En cada eucaristía comulgamos con la vida de Jesús; una vida que es carne y sangre, lucha y entrega, gozo y fracaso, fatiga y alegría, realidad y esperanza; una vida que se da hasta la muerte. Por la encarnación la carne de Jesús es carne de nuestra carne, y si al darla comunicó vida al mundo, también la nuestra podrá dar vida y sentido al mundo. Su carne estaba llena del Espíritu de Dios; pero también la nuestra puede llenarse de ese Espíritu y convertirse, con su fuerza, en pan que entregado cada día, se reparte para la vida del mundo. Así celebramos la eucaristía y la hacemos Vida.

PARA DISCERNIR

  • ¿Comunicamos vida?
  • Nuestra celebración Eucarística: ¿expresa el gozo del encuentro con el resucitado?
  • ¿Recibir la comunión, nos anima a darnos a los demás en el amor generoso y desinteresado?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

En el Señor se encuentra la misericordia y la redención en abundancia

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

 “Así como mi Padre viviente, dice, me envió y yo vivo por mi Padre, así también quien me come a mi vivirá por mí”. No dice: Así como yo como a mi Padre y vivo por mi Padre, así quien me come a mí vivirá por mí. Pues el Hijo no se hace mejor por la participación de su Padre, porque es igual a Él por nacimiento; mientras que nosotros sí que nos haremos mejores participando del Hijo por la unidad de su cuerpo y sangre, que es lo que significa aquella comida y bebida. Vivimos, pues, nosotros por Él mismo comiéndole a Él, es decir, recibiéndole a Él, que es la vida eterna, que no tenemos de nosotros mismos. Vive Él por el Padre, que le ha enviado; porque se anonadó a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte de cruz. Si tomamos estas palabras: “Vivo por el Padre”, en el mismo sentido que aquellas otras: “El Padre es mayor que yo”, podemos decir también que nosotros vivimos por El, porque Él es mayor que nosotros. Todo esto es así por el hecho mismo de ser enviado. Su misión es, ciertamente, el anonadamiento de sí mismo y su aceptación de forma de siervo; lo cual rectamente puede así decirse, aun conservando la identidad absoluta de naturaleza del Hijo con el Padre. El Padre es mayor que el Hijo-hombre; pero el Padre tiene un Hijo- Dios, que es igual a Él, ya que uno y el mismo es Dios y hombre, Hijo de Dios e Hijo del hombre, que es Cristo Jesús. Y en este sentido dijo (si se entienden bien estas palabras): “Así como el Padre viviente me envió y yo vivo por el Padre, así quien me come vivirá para mí”. Como si dijera: La razón de que yo viva por el Padre, es decir, de que yo refiera a Él como a mayor mi vida, es mi anonadamiento en el que me envió; más la razón de que cualquiera viva por mí es la participación de mí cuando me come. Así, yo, humillado, vivo por el Padre, y aquel, ensalzado, vive por mí. Si se dijo “Vivo por el Padre” en el sentido de que El viene del Padre y no el Padre de Él, esto se dijo sin detrimento alguno de la identidad entre ambos. Pero diciendo: “Quien me come a mí, vivirá por mí”, no significa identidad entre Él y nosotros, sino que muestra sencillamente la gracia de mediador.

San Agustín, Tratado sobre el Evangelio de San Juan.

PARA REZAR

Oración de San Ambrosio

Señor mío Jesucristo, me acerco a tu altar lleno de temor por mis pecados, pero también lleno de confianza porque estoy seguro de tu misericordia.
Tengo conciencia de que mis pecados son muchos y de que no he sabido dominar mi corazón y mi lengua. Por eso, Señor de bondad y de poder, con mis miserias y temores me acerco a Ti, fuente de misericordia y de perdón; vengo a refugiarme en Ti, que has dado la vida por salvarme, antes de que llegues como juez a pedirme cuentas.

Señor no me da vergüenza descubrirte a Ti mis llagas. Me dan miedo mis pecados, cuyo número y magnitud sólo Tú conoces; pero confío en tu infinita misericordia.
Señor mío Jesucristo, Rey eterno, Dios y hombre verdadero, mírame con amor, pues quisiste hacerte hombre para morir por nosotros. Escúchame, pues espero en Ti. Ten compasión de mis pecados y miserias, Tú que eres fuente inagotable de amor.

Te adoro, Señor, porque diste tu vida en la Cruz y te ofreciste en ella como Redentor por todos los hombres y especialmente por mí. Adoro Señor, la sangre preciosa que brotó de tus heridas y ha purificado al mundo de sus pecados.

Mira, Señor, a este pobre pecador, creado y redimido por Ti. Me arrepiento de mis pecados y propongo corregir sus consecuencias. Purifícame de todas mis maldades para que pueda recibir menos indignamente tu sagrada comunión. Que tu Cuerpo y tu Sangre me ayuden, Señor, a obtener de Ti el perdón de mis pecados y la satisfacción de mis culpas; me libren de mis malos pensamientos, renueven en mí los sentimientos santos, me impulsen a cumplir tu voluntad y me protejan en todo peligro de alma y cuerpo. Amén.

Lectura de la profecía de Ezequiel            24, 15-24

La palabra del Señor me llegó en estos términos: Hijo de hombre, yo voy a arrebatarte de golpe la delicia de tus ojos, pero tú no te lamentarás, ni llorarás, ni derramarás lágrimas. Suspira en silencio, no hagas ninguna clase de duelo, cíñete el turbante, cálzate con sandalias, no te cubras la barba ni comas pan de duelo.

Yo hablé al pueblo por la mañana, y por la tarde murió mi esposa; y a la mañana siguiente hice lo que se me había ordenado.

La gente me dijo: « ¿No vas a explicarnos qué significa lo que haces?»

Yo les dije: La palabra del Señor me llegó en estos términos: Di a la casa de Israel: Así habla el Señor: Yo voy a profanar mi Santuario, el orgullo de su fuerza, la delicia de sus ojos y la esperanza de sus vidas. Los hijos y las hijas que ustedes han dejado, caerán bajo la espada, y ustedes harán lo mismo que yo: no se cubrirán la barba, no comerán el pan de duelo, no se quitarán el turbante de la cabeza ni las sandalias de los pies, no se lamentarán, ni llorarán, sino que se consumirán a causa de sus culpas y gemirán unos con otros. Ezequiel habrá sido para ustedes un presagio: ustedes harán lo mismo que él hizo, y cuando esto suceda sabrán que yo soy el Señor.

Palabra de Dios.

SALMO          Deut 32, 18-19. 20. 21 (R.: cf. 18a)

R.        Despreciaste a la Roca que te engendró.

Así despreciaste a la Roca que te engendró,

olvidaste al Dios que te hizo nacer.

Al ver esto, el Señor se indignó

y desechó a sus hijos y a sus hijas.  R.

Entonces dijo: Les ocultaré mi rostro,

para ver en qué terminan.

Porque son una generación perversa,

hijos faltos de lealtad.  R.

Provocaron mis celos con algo que no es Dios,

me irritaron con sus ídolos vanos;

yo provocaré sus celos con algo que no es un pueblo,

los irritaré con una nación insensata.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   19, 16-22

Se le acercó un hombre y le preguntó: «Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?»

Jesús le dijo: « ¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos.»

« ¿Cuáles?», preguntó el hombre. Jesús le respondió: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo.»

El joven dijo: «Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?» «Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme.»

Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • El profeta se mete de lleno en la historia y un profeta es «señal para el pueblo». Algunas veces lo hará por medio de palabras y otras, con su propio modo de actuar.
  • Muchos de ellos, como Jeremías u Oseas han convertido en signos de la voluntad de Dios para con su pueblo, acontecimientos de su vida personal. Los profetas han aprovechado las experiencias humanas para decirnos algo respecto a Dios y la experiencia conyugal es una de las más utilizadas.
  • Ezequiel sufre la muerte de su mujer que era “para encanto de sus ojos” en tierras de Babilonia. Es una señal para todo el pueblo. Un gesto simbólico.
  • Muere el mismo día de la caída de Jerusalén; lo que es para él, ocasión de vivir, de algún modo, el drama de Dios.
  • Así como el profeta ha perdido a la mujer que amaba, el pueblo va a perder a Jerusalén y su Templo. Para  Dios, Jerusalén también era hermosa, una esposa a la que se había unido por amor, y que era «el encanto de sus ojos».
  • Dios le dice que no haga duelo por su esposa, que no llore ni se aflija, ni se quite el turbante, ni se descalce ni se cubra la cara. La grandeza  y el sentido del gesto que se le pide se comprende a la luz de las grandes manifestaciones de duelo, que se producen en Oriente cuando muere alguien.
  • Ezequiel tendrá que explicar a la gente que el día que caiga Jerusalén, los que allí vivan, no tendrán tiempo de llorar porque tendrán que subir rápidamente a los carros y los de Babilonia serán incapaces de llorar porque su sorpresa será muy grande.

***

  • Jesús va camino de Jerusalén y es en este caminar donde se dan las condiciones para cimentar las características del auténtico discípulo. Un joven se acerca a Jesús, quiere conseguir la vida eterna y por eso le pregunta qué debe hacer para lograrlo;
  • Jesús no ejerce violencia. La pedagogía que usa es sumamente respetuosa y su respuesta se ajusta a la ley, que seguramente este hombre conocía desde chico. Jesús no le exige que cumpla todos los preceptos religiosos, sino que, lo invita a cumplir sólo aquellos que permiten una sana convivencia, aquellos que tienen que ver con el cuidado del otro, la solidaridad y el amor al prójimo.
  • Pero, el joven desea más seguridades, e intuye que hay una conexión entre el bien y la plena realización del propio destino. El Maestro no se queda en las cosas. Señala un horizonte de vida, quiere un compromiso total para seguirlo. No basta con dar a los pobres; es la vida entera la que entra en el compromiso. Apunta más alto: “Sean perfectos como el Padre del cielo”.
  • Por eso Jesús le sugiere que dé su riqueza a los pobres y que lo siga. De este modo tendrá las manos libres para recibir los dones de Dios.
  • Él quería asegurar esta vida y la otra, y lo que le propone Jesús es una invitación a romper con toda seguridad manejable para abandonarse a la seguridad de Dios.
  • Al invitarlo a ser discípulo, Jesús le ofrece el pleno desarrollo, imposible bajo el régimen de la ley. El joven debe deshacerse de lo que tiene, sin esperanza de re­torno; dejando la seguridad de la riqueza en­contrará otra seguridad superior. Jesús le propone la opción entre dos señores, Dios y el dinero; lo llama a la nueva fidelidad, al amor a todo hombre, como el Padre del cielo.
  • El joven no responde a la invitación. Se va triste, incapaz de llegar a la madurez. Ha oído el mensaje, pero la seducción de las riquezas lo ha ahogado. A Jesús no se le puede seguir con demasiado equipaje. El joven se marchó triste: no logró vencer el apego al dinero.
  • La mentalidad actual se basa en las falsas seguridades. El ideal de vida sólo se refiere a un montón de posesiones que dan posición social. Así se somete a la persona a una continua ilusión que la conduce al fracaso afectivo, existencial y humano.
  • El discípulo debe descubrir su verdadero valor en absoluta libertad y en una actitud desprendida ante la vida.
  • Sólo en la capacidad de compartir los bienes, que es un modo de amar, el discípulo se acerca a Aquel, que porque es Amor pleno, lleva a plenitud su vida. Pero para eso se hace necesario pasar por la inseguridad humana de abandonarnos totalmente en Dios.
  • Frente a esta perspectiva los discípulos preguntarán “¿quién puede salvarse?”. El Reino es pura gracia y sólo es accesible para los que vayan sin demasiado equipaje, con el corazón vacío; todos los méritos, toda la ciencia, toda la piedad, no podrán abrir las puertas del Reino. A todos se hace la propuesta de seguir a Cristo dejándolo todo. Esto es ser discípulo.

PARA DISCERNIR

  • ¿Cuáles son las riquezas que me impiden seguir a Jesús?
  • ¿Confío en que su amor no defrauda?
  • ¿Experimento el llamado a una vida más plena?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

No acumulen tesoros en esta tierra, sino en el cielo

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Rupturas del cristiano y de la Iglesia

Las rupturas necesarias de la Iglesia y de un cristiano, rupturas necesarias con el mundo para salvar al mundo y rupturas necesarias para que la Iglesia esté en camino, deben estar bien ubicadas donde deben y son fundamentales. Es importante que tomemos conciencia de las rupturas, las rupturas cristianas, ya que sin ellas un cristiano no es cristiano. No podemos devenir carne y sangre de la Iglesia por el bautismo, ser la carne y la sangre de su cuerpo, del cuerpo de Cristo, sin que haya rupturas entre el mundo y nosotros. Por esas rupturas devenimos aptos para participar en la redención de Cristo.

“Al mismo tiempo que la Iglesia toma más fuertemente conciencia de ciertas exigencias interiores, es solicitada más fuertemente para las necesidades del mundo al que es destinada”, dice Pablo VI. Igualmente, porque estamos bautizados y hemos recibido al Espíritu Santo, es él que trabaja en nosotros y nos entrena en el camino que imprime a la Iglesia. Sin embargo, todo lo que se moviliza puede producir una ruptura. Podemos decir que la libertad elemental, esencial a los hijos de Dios, posee el riesgo de las rupturas. Pero, una ruptura sólo es cristiana si es motivada por la unión a Cristo y la participación a la obra de Cristo. No se produce una ruptura por la ruptura en sí. Sino que  el cuerpo entero, toda la Iglesia de Cristo necesita de esas rupturas fundamentales. (…)

Son rupturas que deben hacernos libres para pertenecer única y definitivamente a Jesucristo. Son rupturas que deben, con la gracia de Cristo, darnos la libertad de tratar de vivir una vida plena de caridad, según el Evangelio. Son rupturas que deben darnos la libertad de estar disponibles a su voluntad, en lo más íntimo de la Iglesia.

Venerable Madeleine Delbrêl (1904-1964) – laica, misionera en la ciudad.

Comunidades según el Evangelio. Comunidades evangélicas para nuestro tiempo

PARA REZAR

Tomad, Señor y recibid

Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad,

Mi memoria, mi entendimiento,

Y toda mi voluntad:

Todo mi haber y poseer.

Vos me lo disteis; a Vos, Señor,

Lo torno. Todo es vuestro,

Disponed de mí,

Según vuestra voluntad.

Dadme vuestro amor y gracia:

Que esto me baste.

San Ignacio de Loyola

Lectura de la profecía de Ezequiel            28, 1-10

La palabra del Señor me llegó en estos términos: Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así habla el Señor: Tu corazón se llenó de arrogancia y dijiste: «Yo soy un dios; estoy sentado en un trono divino, en el corazón de los mares». ¡Tú, que eres un hombre y no un dios, te has considerado igual a un dios!

Sí, eres más sabio que Daniel: ningún secreto te supera. Con tu sabiduría y tu inteligencia, te has hecho una fortuna, acumulaste oro y plata en tus tesoros. Por tu gran habilidad para el comercio fuiste acrecentando tu fortuna, y tu corazón se llenó de arrogancia a causa de tantas riquezas.

Por eso, así habla el Señor: Porque te has considerado igual a un dios, yo traigo contra ti gente extranjera, las más feroces de las naciones: ellos desenvainarán la espada contra tu bella sabiduría, y profanarán tu esplendor.

Te precipitarán en la Fosa y morirás de muerte violenta en el corazón de los mares.

¿Te atreverás a decir: «Yo soy un dios», delante de tus verdugos? Serás un hombre, no un dios, en manos de los que te traspasen. Tendrás la muerte de los incircuncisos, en manos de extranjeros, porque yo he hablado -oráculo del Señor.

Palabra de Dios.

SALMO          Deut 32, 26-27a. 27c-28. 30. 35c-36b (R.: 39c)

R.        Yo doy la muerte y la vida.

Yo me propuse reducirlos a polvo

y borrar su recuerdo de entre los hombres,

pero temí que sus enemigos se jactaran,

que cayeran en el error.  R.

Y dijeran: «Nuestra mano ha prevalecido,

no es el Señor el que hizo todo esto.»

Porque esa gente ha perdido el juicio

y carece de inteligencia.  R.

¿Cómo podría uno solo desbandar a mil

y dos, poner en fuga a diez mil,

si su Roca no los hubiera vendido

y el Señor no los hubiera entregado?  R.

Porque está cerca el día de su ruina

y ya se precipita el desenlace.

Sí, el Señor hará justicia con su pueblo

y tendrá compasión de sus servidores.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   19, 23-30

Jesús dijo entonces a sus discípulos: «Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos. Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos.»

Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?»

Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: «Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible.»

Pedro, tomando la palabra, dijo: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?»

Jesús les respondió: «Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna.

Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Tiro es una ciudad de la costa mediterránea, su posición estratégica «en medio del mar», le confería una situación de fuerza; por lo que pensaba que era invencible. Fue uno de los grandes puertos fenicios de donde éstos partieron para conquistar la cuenca del Mediterráneo. En el evangelio, Tiro es también el símbolo de la ciudad pagana.
  • El profeta hoy hace un oráculo  contra el rey de Tiro por considerar que tenía la culpa y, burlarse de la desgracia de Israel.
  • Tiro a pesar de haber servido de instrumento en manos de Dios para castigar pedagógicamente a su pueblo, se volvió arrogante y recibirá la paga de su orgullo.
  • El profeta se alza contra la pretensión orgullosa de esta ciudad, que en su presunción, llega al pecado capital de creerse dios.
  • Al dirigirse al «príncipe de Tiro» en nombre mismo de Dios, Ezequiel demuestra que, a pesar de todo, Dios cuida de su pueblo y afirma la universalidad de su mensaje; que no queda confinado en el interior de las fronteras de su propio pueblo.
  • La sentencia de castigo es grave: morirá y su reino será aniquilado.

***  

  • Una vez que el joven ha salido de la escena, sigue el diálogo entre Jesús y los discípulos. El fracaso que acaban de ver es un «hecho de vida», que invita a reflexionar y a juzgarlo a la luz del Reino de Dios. El comentario de Jesús sigue a la breve escena del joven que no se decidió a abandonar sus riquezas para seguir a Jesús.
  • Por eso Pedro le dice que ellos lo han abandonado «todo» y lo han seguido. Se ve en seguida que, ni por parte de Pedro ni de los demás, es muy gratuito este seguimiento, porque especulan que les va a tocar. Jesús los ubica en la perspectiva correcta. Jesús les promete un premio cien veces mayor que lo que han dejado.
  • La imagen de la aguja de coser utilizada por Jesús expresa y designa el sentido de una cosa absolutamente imposible. Jesús se refiere a los ricos de esta manera y a su imposibilidad de entrar en el Reino, no por ser ricos, sino porque quien posee bienes en afectuosa propiedad, tiene poseído por ellos el corazón, que según el Evangelio, tiene que estar disponible del todo sólo para Dios.
  • Lo que asusta a sus oyentes es que Jesús aplique este dicho a los ricos que quieren salvarse. Si uno está tan lleno de cosas que no necesita nada más, si se siente tan satisfecho de sí mismo, y no se puede desprender de su ansia de poseer y de la idolatría del dinero, le resultará difícil aceptar como programa de vida el Reino que Dios le propone.
  • Las riquezas son buenas en sí, a no ser que se hayan acumulado injustamente. Pero lo que no es bueno es ser esclavo del dinero y no utilizarlo para lo que Dios quiere.
  • Los discípulos se quedaron sorprendidos por las exigencias de Jesús. Ellos al fin y al cabo dejaban pocas posesiones y estaban acostumbrados a vivir pobres. Pero, lo que Jesús pedía a los ricos era una renuncia a la riqueza, que se consideraba una bendición de Dios. Los discípulos esperaban una seguridad futura en el Reino que ellos creían se inauguraría al llegar a Jerusalén. Jesús les recuerda que al optar por el Reino ya han abandonado las seguridades de este mundo y se confían plenamente a las manos de Dios.
  • Nosotros, probablemente, no somos ricos en dinero. Pero podemos tener alguna clase de «posesiones» que nos llenan, que nos pueden hacer autosuficientes y hasta endurecer nuestra sensibilidad, tanto para con los demás como para con Dios, porque, en vez de poseer nosotros esos bienes, son ellos los que nos poseen a nosotros.
  • El discípulo sigue a Jesús por amor, porque se siente llamado por El, a colaborar en la obra de la salvación del mundo. No por ventajas económicas ni humanas, ni siquiera espirituales, aunque con la seguridad de que Dios gana siempre en generosidad.
  • La necesidad de hacerse pequeño para hacer posible la recepción de la gracia del Reino, es algo imposible de lograr, por medio del esfuerzo humano. Es necesaria la gracia de Dios, como lo señala Jesús: “humanamente eso es imposible pero para Dios todo es posible”. La gracia de Dios hace posible vivir en el desprendimiento total, a pesar de la imposibilidad humana de actuar de ese modo.
  • Este desprendimiento con que el hombre expresa su apertura a la gratuidad, lo capacita para aceptar el don del Reino, cuyo valor trasciende infinitamente lo que se ha abandonado.
  • Jesús, en el texto evangélico de Mateo, invita a trascender los criterios fijados en el ámbito de la sociedad comercial. Su llamada a todo hombre es, a dejarlo todo para recibirlo todo y, esta disponibilidad sólo puede ser creada en el corazón humano por la revelación del Padre. La comunidad cristiana debe continuamente volver a descubrir la gracia de Dios si quiere responder adecuadamente a esta llamada de Jesús.

PARA DISCERNIR

  • ¿Me animo a abandonarme en las manos providenciales de Dios?
  • ¿Espero recompensa por mi entrega?
  • ¿Calculo lo que realizo y espero devolución proporcional?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…”En alemán, el verbo «agradecer» deriva de «pensar». El ángel de la gratitud querría enseñarte a pensar de manera justa y consciente. Si empiezas a pensar, puedes reconocer con gratitud todo lo que se te ha dado en la vida. No te quedes fijado en lo que podría irritarte. No empieces la mañana experimentando rabia de inmediato por el mal tiempo. No te sientas frustrado enseguida porque se te derrama la leche. Hay personas, en efecto, que se hacen la vida difícil porque anotan sólo lo negativo. Cuanto más ven lo negativo, tanto más ven confirmada su experiencia. Su modo de ver pesimista no les permite absorber las pequeñas desventuras de la jornada.

Quien mira con ojos agradecidos su propia vida estará de acuerdo con lo que ha sucedido en él mismo. Entonces abre los ojos y puede darse cuenta de que un ángel de Dios le ha acompañado a lo largo de toda su vida, de que un ángel de la guarda le ha preservado de algunas desgracias, de que su ángel de la guarda ha transformado en un precioso tesoro hasta las desventuras. Entonces serás capaz de mirar con ojos agradecidos la nueva aurora, serás capaz de darte cuenta de que te has levantado sano y puedes ver salir el sol. Darás las gracias por la respiración que te anima. Darás las gracias por los dones buenos de la naturaleza que puedes gozar comiendo. Vivirás de modo más consciente. La gratitud ensancha el corazón y lo pone alegre”…

Anselm Grün, Cincuenta ángeles para comenzar el año, Sígueme, Salamanca 1999.

PARA REZAR

Señor Jesús,
enséñanos a ser generosos,
a servirte como Tú mereces,
a dar sin medida,
a combatir sin temor a las heridas,
a trabajar sin descanso,
sin esperar otra recompensa
que saber que hemos cumplido
tu santa voluntad.

San Ignacio de Loyola

Lectura de la profecía de Ezequiel            34, 1-11

La palabra del Señor me llegó en estos términos: ¡Profetiza, hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel! Tú dirás a esos pastores: Así habla el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿Acaso los pastores no deben apacentar el rebaño? Pero ustedes se alimentan con la leche, se visten con la lana, sacrifican a las ovejas más gordas, y no apacientan el rebaño. No han fortalecido a la oveja débil, no han curado a la enferma, no han vendado a la herida, no han hecho volver a la descarriada, ni han buscado a la que estaba perdida. Al contrario, las han dominado con rigor y crueldad. Ellas se han dispersado por falta de pastor, y se han convertido en presa de todas las bestias salvajes. Mis ovejas se han dispersado, y andan errantes por todas las montañas y por todas las colinas elevadas. ¡Mis ovejas están dispersas por toda la tierra, y nadie se ocupa de ellas ni trata de buscarlas!

Por eso, pastores, oigan la palabra del Señor. Lo juro por mi vida -oráculo del Señor-: Porque mis ovejas han sido expuestas a la depredación y se han convertido en presa de todas las fieras salvajes por falta de pastor; porque mis pastores no cuidan a mis ovejas; porque ellos se apacientan a sí mismos, y no a mis ovejas; por eso, pastores, escuchen la palabra del Señor: Así habla el Señor: Aquí estoy yo contra los pastores. Yo buscaré a mis ovejas para quitárselas de sus manos, y no les dejaré apacentar mi rebaño. Así los pastores no se apacentarán más a sí mismos. Arrancaré a las ovejas de su boca, y nunca más ellas serán su presa.

Porque así habla el Señor: ¡Aquí estoy yo! Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6 (R.: 1)

R.        El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.

El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.

El me hace descansar en verdes praderas,

me conduce a las aguas tranquilas

y repara mis fuerzas.  R.

Me guía por el recto sendero,

por amor de su Nombre.

Aunque cruce por oscuras quebradas,

no temeré ningún mal,

porque tú estás conmigo:

tu vara y tu bastón me infunden confianza.  R.

Tú preparas ante mí una mesa,

frente a mis enemigos;

unges con óleo mi cabeza

y mi copa rebosa.  R.

Tu bondad y tu gracia me acompañan

a lo largo de mi vida;

y habitaré en la Casa del Señor,

por muy largo tiempo.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   19,30-20, 16

Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:

«El Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envió a su viña.

Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, les dijo: «Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo.» Y ellos fueron.

Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: «¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?” Ellos les respondieron: «Nadie nos ha contratado.» Entonces les dijo: «Vayan también ustedes a mi viña.»

Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: «Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros.»

Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario. Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: «Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada.»

El propietario respondió a uno de ellos: «Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?»

Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • La voz del profeta se alza contra los pastores de Israel: sus dirigentes, tanto civiles como religiosos, que ejercieron el poder en provecho propio en lugar de ejercerlo como un servicio al bien común.
  • Denuncia que en vez de cuidar de las ovejas, curándolas, fortaleciendo a las débiles, recogiendo las descarriadas, defendiéndolas contra las fieras; son mercenarios que las maltratan, ante el peligro las abandonan y comen a costa de ellas.
  • El Señor tomará de nuevo en su mano a su pueblo. Dios mismo remediará la situación y promete en persona buscar a sus ovejas; pero al mismo tiempo, Él va a juzgar entre oveja y oveja. Dios es justo y ejerce esta justicia con amor. El profeta subraya, sin duda, el cuidado y el interés de Dios por sus ovejas.

***           

  • El amo da a todos los obreros el mismo salario. El denario que manda distribuir corresponde al salario mínimo necesario para vivir. El dueño de la viña no quiere privar a los últimos contratados, de lo que les es necesario para sobrevivir. La protesta de los de la primera hora sería legítima si la parábola tuviera una perspectiva social, pero aquí se trata del Reino de los cielos.
  • La “lógica” divina va mucho más allá de la lógica humana. Mientras que los hombres calculamos, Dios que es Padre entrañable que simplemente ama, quiere dar a sus hijos lo que necesitan.
  • Jesús quiere conducirnos, de los límites de la razón a los del corazón, de la fe religiosa a la fe evangélica. Jesucristo presenta un Dios que no obra previsiblemente. El Dios de la verdad y la justicia acoge a los publicanos y a los pecadores, abre su Iglesia a los paganos y extranjeros; ofrece la misma gracia y manifiesta la misma misericordia a los recién convertidos y a los que han sido fieles durante toda su vida.
  • La justicia de Dios, desbordada por su amor supera nuestros esquemas. No tendríamos ninguna esperanza de redención, porque en justicia estricta, no tenemos méritos. En nuestro camino del reino tenemos que reconocer que todo es gracia.
  • Los discípulos pensaban con la lógica habitual y esperaban que «sus sacrificios» les aseguraran un premio mayor, pero no contaron con que el Reino de Dios y su justicia, no actúan según los parámetros de la legalidad humana.
  • El Dios que Jesús nos revela no repara nunca en gastos y, tenemos que aceptar que la medida del Amor es no tener medida; que el Evangelio es desmesura y la fe una gracia para ser recibida y compartida.
  • «Amo porque amo, amo para amar» San Bernardo.

PARA DISCERNIR

  • ¿Pensamos que al desempeñar un ministerio o servicio en la comunidad  somos propietarios de ella?
  • ¿Excluimos a otros porque consideramos que no están preparados o porque creemos que han llegado tarde?
  • ¿Reconocemos la acción del Espíritu y permitimos que en la comunidad todos participen por igual?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Gracias Señor por tu llamado

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

El hombre de la hora undécima

…” Uno de los bandidos crucificados con Jesús, gritaba: « ¡Acuérdate de mí, Señor! Es hacia ti que ahora me giro… No te enumero mis obras pues ellas me hacen temblar. Todo hombre está bien disponible hacia su compañero de camino, heme ahora aquí, que soy tu compañero de camino hacia la muerte. Acuérdate de mí, tu compañero de viaje, pero no ahora, sino cuando llegues a tu Reino» (Lc 24,42).

¿Cuál es el poder que te ha iluminado, oh buen ladrón? ¿Quién te ha enseñado a adorar a aquel que es despreciado y crucificado contigo? ¡Oh luz eterna que iluminas a los que están en las tinieblas! (Lc 1,79) ¡Anímate!… En verdad, yo te lo digo, hoy estarás conmigo en el paraíso, porque «hoy tú has escuchado mi voz y no has endurecido tu corazón» (Sl 94,8). Porque Adán ha desobedecido, pronto ha sido expulsado del jardín del paraíso… Tú, que hoy obedeces a la fe, hoy serás salvado. Para Adán, el árbol ha sido ocasión de caída; para ti, el árbol te hará entrar en el paraíso…

¡Oh gracia inmensa e inexpresable: Abraham, el fiel por excelencia, no había entrado todavía, y el ladrón, entra. Pablo se conmueve por ello, y dice: «Allí donde abundó el pecado, la gracia ha sido sobreabundante!» (Rm 5,20).  Los que se habían esforzado todo el día aún no habían entrado en el Reino, y él, el hombre de la hora undécima, es admitido sin hacerle esperar. Que nadie murmure contra el amo: «Yo no hago daño a nadie; ¿es que no tengo el poder de hacer con lo mío lo que quiero?» El ladrón quiere ser justo…, yo me alegro de su fe… Yo, el pastor, he encontrado a la oveja perdida, la tomo sobre mis hombros (Lc 15,5) porque ella me ha dicho: «Me he equivocado, pero acuérdate de mí, Señor, cuando entres en tu Reino»…

San Cirilo de Jerusalén (313-350) Catequesis bautismal 13

PARA REZAR

Señor Jesús,
que has llamado a quien has querido,
llama a muchos de nosotros
a trabajar por tí, a trabajar contigo.
Tú que has iluminado con tu palabra
a los que has llamado,
ilumínanos con el don de la fe en Tí
Tú que los has sostenido en las
dificultades, ayúdanos a vencer nuestras
dificultades de hoy.
Y si llamas a alguno de nosotros,
para consagrarnos todo a Tí,
que tu amor aliente esta vocación
desde el comienzo y las haga crecer
y perseverar hasta el fin.

Así sea

Lectura de la profecía de Ezequiel            36, 23-28

Así habla el Señor:

«Yo santificaré mi gran Nombre, profanado entre las naciones, profanado por ustedes. Y las naciones sabrán que yo soy el Señor -oráculo del Señor- cuando manifieste mi santidad a la vista de ellas, por medio de ustedes.

Yo los tomaré de entre las naciones, los reuniré de entre todos los países y los llevaré a su propio suelo. Los rociaré con agua pura, y ustedes quedarán purificados. Los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus ídolos. Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en ustedes y haré que sigan mis preceptos, y que observen y practiquen mis leyes.

Ustedes habitarán en la tierra que yo he dado a sus padres. Ustedes serán mi Pueblo y yo seré su Dios.»

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 50, 12-13. 14-15. 18-19 (R.: Ez 36, 25)

R.        Los rociaré con agua pura, y ustedes quedarán purificados.

Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,

y renueva la firmeza de mi espíritu.

No me arrojes lejos de tu presencia

ni retires de mí tu santo espíritu.  R.

Devuélveme la alegría de tu salvación,

que tu espíritu generoso me sostenga:

yo enseñaré tu camino a los impíos

y los pecadores volverán a ti.  R.

Los sacrificios no te satisfacen;

si ofrezco un holocausto, no lo aceptas:

mi sacrificio es un espíritu contrito,

tú no desprecias el corazón contrito y humillado.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   22, 1-14

Jesús les habló otra vez en parábolas, diciendo: «El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo. Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir.

De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: «Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas.» Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio; y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron.

Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad. Luego dijo a sus servidores: «El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él. Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren.»

Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.

Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta. «Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?.» El otro permaneció en silencio. Entonces el rey dijo a los guardias: «Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.»

Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Estamos en los últimos capítulos de Ezequiel, donde abundan palabras de esperanza y consuelo. Esta Palabra se pronuncia en Babilonia, en medio de una civilización completamente entregada a los ídolos del mundo, los judíos fueron invitados por el profeta a dar a conocer, «por su vida», la santidad de Dios.
  • En pleno corazón del paganismo, Dios va a mostrar su santidad ante los pueblos: primero castigando a Israel para purificarlo de sus males; y, luego, dándole un corazón nuevo y un espíritu nuevo, para empezar una vida feliz en su tierra.
  • Un corazón y un espíritu nuevos para caminar según los mandatos de Dios.
  • Se renueva la Alianza. Dios los recogerá de entre las naciones, les infundirá su espíritu y los purificará de todas sus inmundicias, arrancará el corazón de piedra y les dará un corazón de carne.
  • Los que Dios promete no son cambios superficiales, sino profundos. La iniciativa divina es necesaria para la gran transformación del hombre con la que El sueña. Es una obra total de Dios y de su Espíritu, pero que necesita la colaboración del hombre.

***           

  • En Jerusalén Jesús se enfrenta a la intransigencia de los sacerdotes y los fariseos. Estos no aceptan las palabras proféticas del nazareno y se mantienen en su soberbia religiosa. Jesús siguiendo su particular modo de enseñanza, propone una parábola. El Reino de los cielos es comparable a un Rey que celebra el banquete de bodas de su Hijo. Como en la parábola anterior ocupa un lugar importante la figura de un “hijo”. Habiendo ya avisado previamente a los invitados, envía sirvientes a concretar la invitación. La negativa de acudir es total por parte de aquellos, a tal extremo, que uno se fue a su campo, otro a su negocio; y los demás agarraron a los siervos, los ultrajaron y los mataron. Sin embargo, el rechazo fundamenta otra decisión: la salida de los sirvientes “al extremo de las calles”.
  • Los invitados son pordioseros, prostitutas, desempleados, enfermos. Así, los marginados se convierten en los invitados al banquete del Reino, pero a este banquete no se puede entrar de cualquier manera, es necesario llevar vestido de fiesta.
  • La intención es clara: el pueblo de Israel ha sido el primer invitado, porque es el pueblo de la promesa y de la Alianza. Pero se resiste a reconocer en Jesús al Mesías, no sabe aprovechar la hora de la gracia. Y entonces Dios invita a otros al banquete que tiene preparado. Cuando Mateo escribe el evangelio, Jerusalén ya ha sido destruida y van entrando pueblos paganos en la Iglesia.
  • De esta forma, se afirma la invitación universal a la salvación del mensaje de Jesús, que supera los límites de todo particularismo. De nuevo se trata de la gratuidad de Dios a la hora de su invitación a la fiesta.
  • Pero no basta con entrar en la fiesta, hay que llevar el «traje de boda»; se requiere una actitud coherente con la invitación, para no ser echado a las tinieblas. La exclusión del hombre “sin traje de fiesta”, sirve como advertencia a cada miembro comunitario, sobre la coherencia de su actuación para permanecer en el banquete.
  • El sentido de la vida del hombre, alcanzar  la plenitud, está en su «relación” con Dios, en amar a un Dios que nos amó primero. Y cada uno está invitado a responder a ese amor. Todos los amores verdaderos de la tierra son imagen, preparación y signo de ese amor profundo y gratuito a la vez, portador de una mayor plenitud.
  • Dios quiere salvar a todos los hombres, Dios nos invita a todos. Llevar el «traje»: para entrar en el Reino, en el lenguaje de San Pablo es «revestirse de Cristo». La salvación no es automática: hay que ir correspondiendo al don de Dios.
  • Se requiere una conversión y una actitud de fe coherente con la invitación: Jesús pide a los suyos, no sólo palabras, sino obras, y una «justicia» mayor que la de los fariseos.
  • El vestido de fiesta es el cambio de mentalidad, la conversión necesaria para entrar en la dimensión novedosa y gozosa del Reino. La nueva mentalidad que se apoya en la gratuidad del amor de Dios, y por lo tanto en el amor sin límites a los hermanos. Es en lo que Jesús quiere formar a sus discípulos. Sin este cambio, es imposible participar del Reino.

PARA DISCERNIR

  • ¿Me siento invitado a la fiesta de Dios? ¿Acepto y me dejo “revestir” cada día?
  • ¿Qué cambio de mentalidad, qué incoherencias soy  invitado/a a convertir en este tiempo de mi vida?
  • ¿Escucha mi corazón el llamado a ir al “extremo de las calles” a buscar a otros?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…”En nuestros días lleva una vida dura el ángel del nuevo arranque. La atmósfera que se respira en nuestra época no es la del nuevo arranque, como sucedía, por ejemplo, cuando en los años sesenta, gracias sobre todo al Concilio Vaticano II, estaba difundida en la sociedad y en la Iglesia la sensación de un nuevo comienzo. Hoy, la atmósfera dominante es más bien la de la resignación, la de la autocompasión, la de la depresión, la del lloriqueo. Estamos inclinados a lamentarnos porque todo es difícil y no hay nada que hacer.

Por eso, precisamente hoy, tenemos necesidad del ángel del nuevo arranque. Necesitamos que nos dé esperanza para nuestro tiempo. Necesitamos que nos haga partir para nuevas orillas. Necesitamos, por último, que nos haga capaces de incitarnos en el viaje, a fin de que puedan florecer nuevas perspectivas asociativas, nuevas posibilidades de relación con la creación y una nueva fantasía tanto en la política como en la economía.

Por estas razones es preciso abandonar ciertas representaciones demasiado estructuradas e imágenes endurecidas. Hay que hacer saltar los bloqueos interiores, hay que suprimir una cierta discreción, es preciso abandonar las costumbres antiguas y las seguridades patrimoniales: todo eso abre la posibilidad de encaminarse hacia nuevos modos de vida hacia nuevas estaciones de la vida, más allá de nuestras dudas -porque no sabemos adónde nos conducirá este camino-. Tenemos, pues, como los israelitas, necesidad de un ángel que nos dé el coraje de ponernos en marcha, que levante su bastón sobre el mar Rojo de nuestra angustia, a fin de que podamos avanzar confiados y seguros a través de las olas de nuestra vida”…

Anselm Grün, Cincuenta ángeles para comenzar el año, Sígueme, Salamanca 1999.

PARA REZAR


Señor, Creador y Padre de todo el género humano,

te rogamos humildemente por los hombres de toda clase y condición:
dales a conocer tus caminos y tu fuerza salvadora a todas las naciones.

Muy especialmente te pedimos por tu Iglesia Universal:

que sea guiada y gobernada por tu buen Espíritu,

a fin de que todos los que profesan su fe en Cristo,

sean conducidos en el camino de la verdad

y mantengan la fe en la unidad del Espíritu,

en el vínculo de la paz y en una vida justa.

Finalmente, encomendamos a tu paternal bondad
a todos los que de diversas maneras,

se hallan afligidos o perturbados;

dales paciencia en sus sufrimientos

y esperanza para sus aflicciones.

Todo esto lo pedimos

por el amor de Jesucristo.

22 de Agosto – María Reina

Isaías       9, 1-6

Lucas      1, 26-38

Oremos

Reina del Cielo

Reina del Cielo alégrate, aleluya,
porque aquél a quien mereciste llevar, aleluya,
resucitó como lo dijo, aleluya, aleluya, aleluya.
Gózate y alégrate Virgen María, aleluya
porque el Señor verdaderamente resucitó,
aleluya, aleluya, aleluya.

Lectura de la profecía de Ezequiel            37, 1-14

La mano del Señor se posó sobre mí, y el Señor me sacó afuera por medio de su espíritu y me puso en el valle, que estaba lleno de huesos. Luego me hizo pasar a través de ellos en todas las direcciones, y vi que los huesos tendidos en el valle eran muy numerosos y estaban resecos.

El Señor me dijo: «Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos?»

Yo respondí: «Tú lo sabes, Señor.»

El me dijo: «Profetiza sobre estos huesos, diciéndoles: Huesos secos, escuchen la palabra del Señor. Así habla el Señor a estos huesos: Yo voy a hacer que un espíritu penetre en ustedes, y vivirán. Pondré nervios en ustedes, haré crecer carne sobre ustedes, los recubriré de piel, les infundiré un espíritu, y vivirán. Así sabrán que yo soy el Señor.»

Yo profeticé como se me había ordenado, y mientras profetizaba, se produjo un estruendo: hubo un temblor, y los huesos se juntaron unos con otros. Al mirar, vi que los huesos se cubrían de nervios, que brotaba la carne y se recubrían de piel, pero no había espíritu en ellos. Entonces el Señor me dijo: «Convoca proféticamente al espíritu, profetiza, hijo de hombre. Tú dirás al espíritu: Así habla el Señor: Ven, espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos para que revivan.»

Yo profeticé como él me lo había ordenado, y el espíritu penetró en ellos. Así revivieron y se incorporaron sobre sus pies. Era un ejército inmenso.

Luego el Señor me dijo: Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ellos dicen: «Se han secado nuestros huesos y se ha desvanecido nuestra esperanza. ¡Estamos perdidos!» Por eso, profetiza diciéndoles: Así habla el Señor: Yo voy a abrir las tumbas de ustedes, los haré salir de ellas, y los haré volver, pueblo mío, a la tierra de Israel. Y cuando abra sus tumbas y los haga salir de ellas, ustedes, mi pueblo, sabrán que yo soy el Señor. Yo pondré mi espíritu en ustedes, y vivirán; los estableceré de nuevo en su propio suelo, y así sabrán que yo, el Señor, lo he dicho y lo haré -oráculo del Señor- .

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 106, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 1)

R.        Den gracias al Señor, porque es eterno su amor.

Que lo digan los redimidos por el Señor,

los que él rescató del poder del enemigo

y congregó de todas las regiones:

del norte y del sur, del oriente y el occidente.  R.

Los que iban errantes por el desierto solitario,

sin hallar el camino hacia un lugar habitable.

Estaban hambrientos, tenían sed

y ya les faltaba el aliento.  R.

Pero en la angustia invocaron al Señor,

y él los libró de sus tribulaciones:

los llevó por el camino recto,

y así llegaron a un lugar habitable.  R.

Den gracias al Señor por su misericordia

y por sus maravillas en favor de los hombres,

porque él sació a los que sufrían sed

y colmó de bienes a los hambrientos.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   22, 34-40

Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en ese lugar, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?»

Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • En Babilonia se tiraban al osario los cadáveres de los deportados. Los buitres se encargaban de despedazar todo lo que era comestible; y el sol secaba los huesos restantes.
  • De ahí lo impresionante del espectáculo que relata el profeta: un valle lleno de huesos completamente secos. Esta imagen es el símbolo del pueblo de Israel en el destierro, con el Templo de Jerusalén también destruido después de la segunda deportación.
  • Dios ordena al profeta pronunciar sobre ellos una palabra. Y los huesos primero se recubren de tendones y de carne y, luego, reciben el espíritu y vuelven a la vida.
  • A pesar de que Israel parece que está totalmente muerto, Su Palabra es eficaz y la promesa que hacía ayer ahora se realiza.

***           

  • El estudio de la ley de Moisés había llevado a encontrar en ella 365 prohibiciones, tantas como los días del año, y 248 mandamientos, tantos como los componentes del cuerpo humano Todo ello tenía que regir la vida de un judío piadoso, y los rabinos se esforzaban en demostrar con toda minuciosidad la importancia de cada mandamiento y de cada prohibición.
  • El doctor de la ley plantea la debatida cuestión acerca del mandamiento principal de la ley. Para los juristas el mandamiento más importante era la observancia del sábado. Este era un día que debía ser dedicado al reposo para la escucha de la Escritura. El día que debía ser fiesta del Señor se había convertido en un día lleno de prescripciones que impedían a las personas movilizarse, cocinar e incluso ayudar al necesitado.
  • Al preguntar a Jesús el doctor de la ley por el mandamiento más importante, espera que Él cometa un error. El Señor se limita a responder con el hermoso texto que todo judío piadoso y sincero conoce de memoria; la hermosa oración del Shemá, de donde se ha sacado el primer mandamiento “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu ser”.
  • Para Jesús se trata de volver a lo esencial que es orden del corazón, y les hace ver que en la ley lo más importante, es el amor a Dios y el amor al prójimo. El amor es el Espíritu mismo de la ley divina. No se trata ya tanto de estar en regla cuanto de amar.
  • Al colocar estos dos mandamientos como el eje de toda la Escritura, Jesús pone en primer lugar la actitud filial con respecto a Dios, y la fraternidad entre los hombres, como los fundamentos de toda la vida religiosa.
  • Jesús nos libera de la obsesión por la observancia, porque la savia de toda moral no es el cumplimiento, sino el amor, que busca el bien en justicia y verdad.
  • Jesús nos propone como única guía, el Espíritu de amor, que nos permite vivir en paz con Dios y en justicia con nuestros hermanos. El amor es una pasión y una opción, no un deber. Amar al prójimo no es conformarse con tolerarlo, sino moverse con una infinita ternura hacia aquel a quien Dios mira como me mira a mí y tratarlo en consecuencia con una pasión que llega al extremo de dar la vida. El amor a Dios no nos hace evasivos de la realidad, sino que nos otorga una gran iniciativa y fidelidad a la hora de amar al prójimo.
  • El amor nos puede conducir a la cruz, pero también a la mañana de Pascua.

PARA DISCERNIR

  • ¿Cómo muestro la veracidad de mi amor a Dios?
  • ¿Cuáles son los obstáculos que me impiden amar de verdad a nuestros hermanos?
  • ¿Qué necesitamos cambiar en nuestra vida para estar a tono con el evangelio?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Amar a Dios, al prójimo y a sí mismo

… Ámate tal cual Aquel que te ha amado te ha hecho. Despréciate tal como tú te has hecho. Sométete a Aquel que está por encima de ti. Desprecia lo que está por debajo de ti. Ámate de la misma manera que te ha amado Aquel que se entregó por ti. Despréciate  por haber despreciado eso que Dios ha hecho y ha amado en ti…

¿Quieres tener siempre a Dios en tu espíritu? Mírate tal como Dios te ha hecho. No busques ser otro que tú mismo, no quieras ser otro que ese que Dios te ha hecho. De esta manera tendrás siempre a Dios en tu espíritu.

San Antonio de Padua – Sermones para el domingo y las fiestas

PARA REZAR

Dios mío: No sé si es posible a algunas personas

verte pobre y permanecer voluntariamente ricas.

Yo no puedo concebir el amor sin una necesidad imperiosa

de semejanza, de participación en todas las penas,

en todas las dificultades y en todas las durezas de la vida.

Ser rico, vivir a mis anchas, con holgura,

cuando tú has sido pobre, sin comodidades,

y viviendo penosamente de un trabajo duro…

yo no puedo, no puedo amar así, Dios mío.

Charles de Foucauld

Lectura del libro del Apocalipsis   21, 9b-14

El Ángel me dijo: «Ven que te mostraré a la novia, a la esposa del Cordero.»

Me llevó en espíritu a una montaña de enorme altura, y me mostró la Ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios. La gloria de Dios estaba en ella y resplandecía como la más preciosa de las perlas, como una piedra de jaspe cristalino.

Estaba rodeada por una muralla de gran altura que tenía doce puertas: sobre ellas había doce ángeles y estaban escritos los nombres de las doce tribus de Israel. Tres puertas miraban al este, otras tres al norte, tres al sur, y tres al oeste. La muralla de la Ciudad se asentaba sobre doce cimientos, y cada uno de ellos tenía el nombre de uno de los doce Apóstoles del Cordero.

Palabra de Dios.

SALMO          Sal 144, 10-11. 12-13b. 17-18 (R.: cf. 12)

R.        Que tus santos, Señor, manifiesten la gloria de tu reino.

Que todas tus obras te den gracias, Señor,

y tus fieles te bendigan;

que anuncien la gloria de tu reino

y proclamen tu poder.  R.

Así manifestarán a los hombres tu fuerza

y el glorioso esplendor de tu reino:

tu reino es un reino eterno,

y tu dominio permanece para siempre.  R.

El Señor es justo en todos sus caminos

y bondadoso en todas sus acciones;

está cerca de aquellos que lo invocan,

de aquellos que lo invocan de verdad.  R.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan     1, 45-51

Felipe encontró a Natanael y le dijo: «Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret.»

Natanael le preguntó: « ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?»

«Ven y verás», le dijo Felipe.

Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: «Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez.»

« ¿De dónde me conoces?», le preguntó Natanael.

Jesús le respondió: «Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera.»

Natanael le respondió: «Maestro, tú eres el hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»

Jesús continuó: «Porque te dije: «Te vi debajo de la higuera», crees. Verás cosas más grandes todavía.»

Y agregó: «Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • Jesús anuncia el reino, muchos lo siguen: hombres y mujeres, jóvenes y viejos, ricos arrepentidos y pobres de toda la vida, maestros de la ley y campesinos ignorantes, firmes convencidos y escépticos dubitativos. En esa variedad estaba la pluralidad necesaria para que la buena nueva prendiera en terreno fértil. A algunos los llama directamente, los invita personalmente a entrar en la intimidad del discipulado. Llama personalmente a sus seguidores, y conoce a los que llama. Por eso, cuando invita a Natanael a seguirlo reconoce en él un hombre justo.
  • Felipe y Natanael son dos nuevos discípulos de Jesús. El primero recibe directamente la llamada; el segundo la recibe a través de su amigo. Los dos siguen a Jesús. Este encuentro ha significado para ellos una experiencia de fe, un cambio en su comportamiento, una nueva dimensión en el modo de ver las cosas, que los abre a una nueva posibilidad.
  • Natanael, estaba debajo de la higuera, y no admitía que de un lugar tan insignificante como Nazaret,  Dios sacara algo bueno. Sin embargo, Jesús le da la gran sorpresa y le muestra como conoce su corazón. Natanael a partir de la propia experiencia de ser llamado sin merecerlo, puede llegar a la aceptación de que Jesús pueda ser el Mesías. En la nobleza de Natanael, Jesús se apoya para transformarlo en  un veraz anunciador de su Evangelio.
  • El salto de fe de Natanael consistió en aceptar que en Nazaret podía estar escondida la salvación.
  • Jesús nos llama a descubrir la semilla de vida nueva escondida  pero presente en lo sencillo y cotidiano. Necesitamos discernir en medio de las cosas que vivimos y de las personas con que estamos, el proyecto de vida que nos anuncia el Padre Misericordioso.
  • Solamente un corazón noble es capaz de percibir sin prejuicios, ni dobles intenciones, el llamado que Dios pone en la vida; e iluminarlo desde el Evangelio.

PARA DISCERNIR

  • ¿Dónde radica la fuerza de mi vida?
  • ¿De qué capacidades de mi corazón me enorgullezco?
  • ¿Valoro la bondad, la sencillez y la nobleza de los hombres y mujeres de mi comunidad y de mi entorno? ¿Descubro en ellos y con ellos el proyecto de Dios para nuestras vidas?

REPITAMOS  A LO LARGO DE ESTE DÍA

Dame un corazón noble Señor

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Después de Bartolomé – Natanael, los apóstoles de hoy

Después de la Ascensión del Señor, tal como nos dice el Evangelio, los apóstoles se volvieron a Jerusalén con gran alegría (Lc. 24,52). El Señor sabe cuán grande es el gozo que les ha dado, y su alma ha experimentado intensamente este gozo. Su primer gozo fue el de conocer al verdadero Señor, Jesucristo; el segundo, amarle; el tercero, conocer la vida eterna y celestial; y el cuarto, desear la salvación para el mundo entero con la misma intensidad que la suya. Y finalmente sentían un gran gozo porque conocían al Espíritu Santo y veían como actuaba en ellos.

Los apóstoles recorrieron la tierra y hablaban al pueblo del Señor y del Reino de los cielos, pero sus almas languidecían y aspiraban por ver al Señor. Por eso no temían la muerte, sino que con gozo iban a su encuentro; si deseaban seguir viviendo en la tierra era únicamente por amor a los hombres. Los apóstoles amaban al Señor, y por eso no temían ninguna tribulación. Amaban al Señor, pero amaban también a los hombres y este amor les hacía no temer nada. No temían ni las tribulaciones ni la muerte, y es por eso que el Señor les envió al mundo para iluminar a los hombres.

Todavía hoy hay personas de oración que experimentan este amor divino, y día y noche suspiran por él. Sirven al mundo con su oración y sus escritos. Ahora bien, esta tarea recae sobre todo, sobre los pastores de la Iglesia, los cuales tienen una gracia tan grande que si los hombres pudieran ver su esplendor, el mundo entero quedaría maravillado por ello. Pero el Señor la ha dejado escondida a fin de que sus servidores no se enorgullezcan sino que se salven viviendo en la humildad.

San Silvano

PARA REZAR

Señor, haz que tus dones
se hagan vida en nuestra Comunidad.
Necesitamos personas
que sepan escuchar.

Personas que crean en la paz.
Personas que construyan la unidad y la comunidad,
que equilibran y reconcilian,
que dan testimonio,
y que dicen la verdad, sin lastimar.

Necesitamos personas
en las que tu Espíritu resplandezca,
que irradien esperanza
y desinteresadamente se comprometan,
para Ti y tu Reino.

Señor, danos personas capaces
de conmover a otros con su actitud,
personas que rezan
y que también hacen realidad esa oración.

Señor, convierte nuestra Comunidad,
en una comunidad misionera,
digna de ser colaboradora tuya,
en el servicio de la salvación del mundo.

Amén.